Archivo de junio, 2022

Sí, hay una forma correcta de guardar tus juguetes sexuales

Y no es teniéndolos al batiburrillo en el cajón de la mesilla de noche, me faltaría añadir.

juguetes sexuales

PEXELS

Aunque es el sitio más práctico, es también en el que guardamos otras cosas.

Terminan por mezclarse los juguetes sexuales con los cables, el paquete de condones medio abierto, un gel de masajes pegajoso al que le falta la tapa y las velas, que ya llevan varios usos a sus espaldas.

La vagina y la vulva están preparadas para la exposición de agentes externos, pero al usar un juguete sucio, se introducen bacterias u otros patógenos.

Esto es algo que puede causar una irritación en la piel o derivar en una infección bacteriana o incluso del tracto urinario.

Además se acorta la vida útil de los juguetes, por lo que si quieres usarlos mucho tiempo (de manera segura), tienes que tener en cuenta tres factores.

Donde los coloques, deben estar protegidos del polvo -para que estén limpios cuando necesites volver a usarlos-, en un lugar donde no experimenten cambios de temperatura y con fácil acceso (porque si no quedan a mano, la pereza va a ser más fuerte que las ganas).

@meetingmara A lo mejor el de las bragas lo tienes hecho un desastre. Pero si ordenas así tus juguetes s3xuales, el visto bueno de Marie Kondo lo tienes 👍 #organizacion #organizar #sexualidad #pareja #sexualidadypareja #educacionsexual #tips #parati ♬ dance(256762) – TimTaj

Lo ideal sería que buscaras una caja del tamaño de tu colección. Una vez la tienes escogida, es el momento de dividir por categorías.

Los cables por un lado y, si puede ser en una bolsa de zip transparente, mucho mejor de cara a encontrar de un primer vistazo el que necesitas.

Todo lo que sea en textura líquida o gel debería ir también o en una bolsita o en una caja separada, para evitar esas fugas inesperadas que pueden manchar el resto de cosas.

A la hora de almacenar los juguetes, no tires de imaginación envolviéndolos en una bolsa de plástico o papel absorbente.

Lo mejor que puedes hacer es guardarlos en la bolsita de tela donde suelen venir (o hacerte con una a su medida).

Permiten que el juguete transpire y no proliferan las bacterias.

Una vez limpios y secos -algo que aprendiste a hacer en este artículo que te dejo debajo- lo ideal es que los guardes cargados para evitar que, la próxima vez que los vayas a usar, te lleves la sorpresa de que no tienen batería.

Te puede interesar leer: Juguetes sexuales: cómo, cuándo y dónde limpiarlos

En teoría, deberías ponerlos uno al lado de otro para que no se aplasten.

Pero como este sistema no tiene mucho sentido si tu colección es de mayor tamaño, yo los pongo unos sobre otros, dejando los más pesados abajo para que no aplasten a los más ligeros.

Respecto a otros artículos como esposas, fustas, cuerdas, pinzas o antifaces -o todo lo relacionado con el BDSM-, te resultará más fácil encontrarlos si los colocas también juntos.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Lo frustrante no es tener que tocarnos nosotras para llegar al orgasmo, sino…

Tuve un momento en el que decidí que no iba a perderme un solo orgasmo más teniendo sexo.

Pero no me di cuenta de que decidí también, de manera indirecta, ser yo quien se encargara de conseguirlos en pareja tocándome el clítoris.

O al menos la mayoría de ellos.

tocarse clítoris

PEXELS

La logística suele ser la misma, él concentrado en que esa acción que sucede en el piso de abajo, mantenga un ritmo constante y yo con la mano lista para poner el ‘modo turbulencias’ mientras tanto.

Es raro –y bastante complicado, dicho sea de paso- dar con alguien experto en el apaño de tocar a la vez.

Entre que las posiciones no son las más prácticas y el movimiento desvía la mano del clítoris, es muy difícil que eso llegue a buen puerto.

Por eso, la mayoría de las veces, preferimos ser nosotras mismas las que vamos al grano y nos llevamos la mano directamente a la entrepierna o pedimos cambio de postura con un «ponte así, que quiero tocarme».

Y la pregunta: ¿nos frustra de alguna manera que eso sea así casi siempre? Es decir, ¿tener que ser nosotras las que conseguimos nuestro orgasmo?

@meetingmara ¿Nos molesta a las mujeres ser siempre las encargadas de hacernos llegar al clímax? Toma nota de estos tips para sacarle el tema a tu pareja y que se involucre (de una vez) en tu placer 🔥 #placer #placerfemenino #pareja #relación #relaciondepareja #pasion #consejos #consejosdepareja #consejosdeamor ♬ She Share Story (for Vlog) – 山口夕依

En mi opinión, solo resulta frustrante si no veo en la otra parte la misma implicación. Lo desesperante es ver que comunicas cómo te gusta y no se involucran en tu placer.

Porque, como dice una amiga, si gestiona el multitasking de manejar un teclado para jugar a un videojuego, también puede ponerse a hacerme varias cosas a la vez.

Si el problema es la postura, es fácil modificarla. Y no solo eso, la variedad de prácticas nos permite recibir orgasmos en los que desconectamos por completo, como es el caso de la masturbación a cargo de otra persona o el sexo oral.

Te puede interesar: Este producto hace que el sexo oral sea alucinante (y lo puedes compartir con tu pareja)

El problema es cuando tu clítoris le da absolutamente igual.

Si las posturas son las adecuadas, pero la técnica no es la mejor, él puede participar igualmente proponiendo un juguete como alternativa (aunque la primera vez no sea la mejor).

Están diseñados para una sola cosa y la cumplen a la perfección. Si es tan sencillo, ¿por qué no aprovecharlo?

Quiero terminar diciendo que la responsabilidad de los orgasmos es compartida. Contar cómo nos gusta es lo primero, pasar a la acción lo segundo y buscar alternativas lo tercero.

Cada uno participa a su manera y claro que lo importante es disfrutar. Pero cuando hablo de participar, me refiero a hacerlo de verdad.

No a quedarse mirando cómo la otra persona lo hace todo (o casi) para llegar al orgasmo.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Estas películas de Disney te han enseñado una idea del amor equivocada

Soy la primera que responde «Disney» cuando le preguntan qué clase de cosas me han ido metiendo el machismo en la cabeza.

Y mira que me han encantado esas películas. Me sé los diálogos de memoria. De las canciones ya ni hablamos.

Hay dos tipos de personas, las que piden Camela en el karaoke y las que piden «Un mundo ideal». Yo soy del segundo grupo.

La bella y la bestia

DISNEY

Pero no quiero irme por las ramas. Esta vez voy a ir directa al grano con un análisis en el que me ha tocado remover algunos de los éxitos que han marcado mi infancia.

De hecho, la han condicionado hasta tal punto, que son las principales responsables de que a día de hoy me siga creyendo mitos del amor romántico.

Todo esto sin que yo me diera cuenta, por supuesto. He normalizado tanto los tipos de relaciones que veía en la pantalla, que repetía esos patrones, porque creía que era como debían suceder las cosas.

La tarea de deconstruirme de ellos tiene mucho que ver con empezar a identificarlos y encontrarles el fallo, de ahí que haya decidido haceros un pequeño resumen de las que más he visto (y por tanto más tocada me han dejado).

  • La bella y la bestia: el amor tiene el poder de cambiar a la persona amada. Incluso cuando te trata mal. Si resistes como Bella, merecerá la pena porque tendrás un príncipe azul con el que vivirás feliz por siempre jamás. O eso dicen. Lo más probable es que estés aguantando los malos tratos de una pareja insegura que no te sabe valorar y lo único rojo de vuestra relación no es la rosa, sino la red flag.
  • Blancanieves: por amor vale todo. Hasta que te bese sin tu consentimiento un tipo que no conoces prácticamente de nada. Él está enamorado, así que como eso es lo que predomina, tú a callar. En La Bella Durmiente es igual. Solo se habían visto una vez en el bosque, ¿quién le da derecho a plantarle un morreo? ¿Te imaginas el susto después de estar un tiempo dormida? Yo infartaría.
  • La Cenicienta: el príncipe azul es la solución a tus problemas. Pues no amiga, si Ceni se hubiera sacado un módulo de diseño, habría arrancado su propio taller de costura en el pueblo y sus vestidos habrían sido un exitazo. No necesita un novio rico, necesita un salario decente para no ser dependiente toda su vida. También en esta película aprendemos que las mujeres somos enemigas y nos despellejamos y solo puedes confiar en tu amor, que es el que te va a sacar de la situación de precariedad.
  • La Sirenita: otra que lo deja todo por amor, como Disney manda. La diferencia es que Ariel renuncia a toda su familia -que sí que la quiere- y amigos por irse con Eric, con el que no ha mantenido ni media conversación. ¿Cómo vas a casarte, para empezar con 16 años, con un señor del que no sabes qué clase de género musical le gusta? Eso va a condicionar toda vuestra relación, a lo mejor nunca podéis ir juntos de concierto. Y come pescado, ¿verle cenar a sus amigos en salsa verde no le parece una señal de alarma? Al menos, que sea vegetariano…
  • Aladín y La Dama y el Vagabundo fomentan también esta mágica idea de que, en el amor, los polos opuestos se atraen y completan, aunque no tengas nada en común. El amor es una especie de sustancia con poderes que sobrevuela el ambiente y te pilla desprevenida enganchándote por el resto de tu vida a tu contrario. Y vale que hay flechazos a primera vista, nadie lo pone en duda, pero el amor necesita algo más que una atracción de un ratito. Es conocer a la otra persona a fondo, descubrir sus defectos y, aún con ellos, quererla porque entiendes que es un pack de cosas buenas y menos buenas.
@meetingmara No mi siela, no eres tú. Es Walt Disney y su idea del amor romántico 💁🏻‍♀️❤️ #love #amor #disney #disneymovie #pareja #enamorarse #enamoramiento #lovegoals #couple #relationshipgoals #beautyandthebeast #sleepingbeauty #cenicienta #labellaylabestia #peliculasdisney #lasirenita #ariel #amorromantico #amortoxico #relacionestoxicas ♬ An Unusual Prince / Once Upon A Dream – Soundtrack – Mary Costa & Bill Shirley & Chorus – Sleeping Beauty

Para terminar, el culmen de todas las relaciones monógamas y heterosexuales (no existen otras en la franquicia) es el matrimonio, único fin que transmite la peligrosa idea de que solo pasando por el altar llegaremos a conseguir el ‘felices para siempre’.

Pero no todo una a ser malo. Por suerte, en las películas más recientes de Disney, cada vez son menos los desenlaces de este estilo.

Incluso Elsa de Frozen, Mérida de Brave o Mirabel de Encanto terminaban las películas sin necesidad de un compañero sentimental, siendo las únicas heroínas de una trama en la que la familia o la amistad eran más importantes.

Siempre y cuando los finales que nos ofrezcan sean esos, dejaremos de poner al amor romántico como único protagonista, pasando incluso por encima de nosotras mismas.

O al menos, ahora que nos hemos dado cuenta, es cuando deberíamos dejar de seguir replicando las historias.

Sí, por mucho que nos gustara verlas de pequeñas, porque solo son eso… Ficción.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Por qué deberías hacer tu currículum sexual (y lo que deberías poner en él)

Cuando quieres que una empresa te contrate, preparas un resumen de tu vida laboral. Qué has estudiado, cuál es tu experiencia, en qué competencias te manejas mejor y todo lo que demuestra que ese puesto debería ser para ti.

Pues cuando quieres acostarte con alguien, deberías hacer lo mismo y empezar presentándote con tu currículum sexual.

currículum sexual

UNSPLASH

La idea del currículum sexual es algo que me explica la sexóloga y terapeuta sexual Lorena S. Gimeno cuando hablamos de la importancia que tiene darnos a conocer en el ámbito íntimo, más allá de si nos gusta la tortilla con o sin cebolla.

Más que nada porque, cuando la cosa pasa a mayores, damos por hecho que, mágicamente, tiene que estar al tanto de nuestros gustos y particularidades.

Sí, sí, por ciencia infusa. Y de hecho si no lo sabe (que es lo más probable, porque las personas no suelen venir con telepatía incorporada) nos decepcionamos.

Pensar que por esas primeras experiencias quizás es que no funciona es una conclusión a la que seguro que has llegado varias veces en tu vida.

Por supuesto que no funciona. Si no te gusta nada algún tipo de práctica y a él o ella le apasiona.

¿Cómo va a saber que para ti que te chupe los pies es más un suplicio, porque tienes cosquillas, que algo placentero y encima no se lo dices?

Para la sexóloga, el ejercicio de rellenar un currículum es algo sobre lo que reflexionar a nivel personal, para luego comunicarlo (es decir, no tienes que entregarle el formulario nada más presentarte).

Porque, cuando entramos en este tipo de análisis más íntimo, lo que solemos contar es con cuántas personas hemos estado (el famoso bodycount) o la edad a la que empezamos a tener relaciones, que son datos que no nos sirven a nivel práctico.

@meetingmara No, tu crush no necesita saber cuándo fue tu primera vez 😅 El Cv s3xual que deberías contarle es este… #cita #citas #citaromántica #relaciones #ligar #pareja ♬ sonido original – meetingmara

De hecho, como ella misma dice, se basa en «la idea de que a las personas nos cuesta describir nuestros gustos cuando empieza una relación y no sabes qué le gusta a la otra persona«.

Para evitarlo, como Lorena aconseja: «Todo el mundo debería hacer un examen de currículum ficticio«.

Además, desarrolló una plantilla en la que podemos reflexionar sobre nuestra identidad sexual, necesidades en la cama, salud íntima o medidas de protección que utilizamos.

Te puede interesar leer: Comunicación en la cama: lecciones básicas del idioma que se aprende sin ropa

Su documento sirve para exteriorizar todo esto y además invita a que te autoexplores e investigues para luego explicarlo.

La sexualidad es como cada persona (no hay dos iguales) y también va cambiando con el tiempo. Por lo que no es lo mismo rellenar esto a día de hoy, que si nos lo preguntan cuando empezamos o incluso en un futuro.

«Tienes que hacer el currículum hoy pero también dentro de 5 años«, afirma Lorena.

Así que, ¿te apuntas a hacerlo y conocerte?

cv sexual

SEXUALIZADOS.COM

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Sexo con la regla sin manchar: la esponja menstrual que va a cambiarlo todo

¿Te imaginas que te baja la regla y no tienes que preocuparte de dejar las sábanas como el interior del bote de Ketchup? Esa sí que es mi fantasía sexual.

Pero lo más fuerte es que han inventado un sistema para que eso no suceda: meterte una esponja por la vagina. Literalmente, en eso consiste el ‘tampón’ Comfort 365.

Pareja cama sexo

Y yo, que en eso de meterme cosas aleatorias por ahí, tengo algo de experiencia, me lancé en picado ante la idea de no tener que frotar con agua fría toda la ropa de cama como cada vez que hay una fuga en esos casos.

Así que, valor y al chocho, que se podría decir cuando se trata de poner en práctica lo de la esponja de Be.

La teoría parece facilísima: una esponja con forma de gota que se introduce a modo de tampón con la parte curva hacia dentro y la puntiaguda hacia abajo.

Por experiencia, la copa a veces puede ser un poco juguetona en ese aspecto, sobre todo cuando insiste en abrirse a mitad de camino y te da la sensación de que tienes un tupper atravesado.

En cambio, este invento pasa rápido e indoloro. Como el donuts hinchable en el parque acuático. Eso sí, te tienes que asegurar de que queda colocado bien arriba.

¿Sabes cuando preguntas en cualquier bar que dónde está el baño y te dicen que al fondo? Pues esto igual. Hasta que no des con el tope, tú sigue empujando con el dedo.

Tranquila, que no se te va a perder, piensa que la vagina es como un vaso de tubo. No tiene a dónde escaparse lo que vayas a meterle. La vía de entrada y de salida es la misma.

Una vez tienes la esponja haciendo de Hodor -conteniendo tu chorreo-, es el momento de entrar en materia y, voy a decirlo, pasarlo bien.

Te puede interesar leer: Sí, el sexo con la regla puede ser (muy) placentero: apunta estos 6 consejos

Porque lo bueno de esto es que no te enteras de si está o no ahí contigo. Quizás con la excepción de algunas posiciones en las que, algo más profundas, sí notas que están pasando cosas en tus entrañas.

No me mal interpretes, no es una mala sensación para nada. De hecho, es casi igual a cuando te entra algo de aire y te siguen dando sin que te dé tiempo a expulsarlo (venga, amiga, sabes perfectamente a qué me refiero).

Y sí, puedes tener un orgasmo igual de maravillosamente bien con un extra de tranquilidad, no necesitas que tu cuerpo esté siempre dentro de las cuatro esquinas de la toalla o cerca de papel higiénico.

El único momento crítico fue al intentar sacarla. Como buena novata literalmente corrí al baño a hacer el pis de rigor (siempre pasad por boxes después del revolcón para evitaros infecciones de orina).

Y ahí empezó mi drama. Confiada en que la esponja saldría sola me puse en modo busca y captura y nada.

Lo único que conseguí fue liarme. Todo me parecía esponjoso y empecé a pellizcar aquí y allá. En serio, ¿alguna vez os habéis fijado en lo esponjosas que somos por dentro?

Superamos en esponjosidad al bizcocho de yogur casero. Total, que de ir tirando de sitios blanditos que no eran otra cosa más que mis paredes internas, no fui a ningún lado más que a hacerme daño.

Estaba tan confusa que me hería a mí misma.

Ya asumiendo que lo siguiente que tendría mi noche iba a ser una visita a urgencias (verás que risa cuando les cuente que llevo una esponja metida ‘ahí’, pensaba yo), me volví a releer el prospecto.

«Se recomienda después de mantener relaciones sexuales, esperar un tiempo antes de su retirada, para que la vagina vuelva a su estado natural«, decía el folleto.

Una hora después de terminar, volví a la carga. Y sí, cuando estaba en su ‘estado natural’ me mostró la luz al final del túnel, que no era otra cosa más que la esponja al final de mi vagina.

Sacarla no fue tan sencillo como el prospecto, que según afirma basta con enganchar el dedo y tirar hacia abajo.

Lo mío fue algo más parecido a cuando Mulán tiene que pescar resbaladizos peces del río a manos desnudas.

Primero tiro de este lado, ahora empujo hacia abajo, ahora lo engancho entre las uñas del índice y del dedo corazón…

No sé muy bien cómo, pero aquello salió. Mi parto esponjil terminó de la mejor manera y fui consciente del tamaño del asunto y de lo bien que lo había llevado.

Y sí, soy consciente de que uno de los puntos a favor de usar este tampón es para aquellas que prefieren no verse mucho la sangre.

Mi lectura es que es perfecto para los días en los que el flujo te monta un Aquapark en la entrepierna. Más que nada porque te soluciona el estropicio pero tienes la ventaja de que, al ser esponja y ser apretada entre embestida y embestida, no pierdes ese lubricante tan fantástico que es la sangre.

Solo que sin terminar como si hubieras cometido un asesinato, claro.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

‘Antes el Salón Erótico de Barcelona era para hombres’

Han sido cuatro años desde la última vez que vine al Salón Erótico de Barcelona. El evento ha cambiado, y yo también. Quizás por eso tenía tanta curiosidad sobre nuestro nuevo encuentro.

mujeres salón erótico barcelona

Producción propia

Hay cosas que siguen igual en el Pabellón del Vall d’Hebron durante los días que dura la cita más caliente de la ciudad condal (ola de calor aparte).

Como el hecho de que se ven más tetas que en una película española o que siempre encuentras a algún asistente masturbándose -más o menos discretamente- en la calle, por los alrededores del lugar.

Pero muchas otras son distintas. Como el público, que esta vez es más joven que nunca. Predominan las parejas de mi quinta y, en lo que menos se paran, es en la parte de los espectáculos eróticos.

Las charlas son el principal reclamo, que han conseguido igualar, por primera vez, la proporción entre asistentes hombres y mujeres.

Las largas colas antes de que den comienzo y que todas las sillas se llenen (e incluso nos tengamos que sentar en el suelo para asistir a muchas de ellas) son la prueba de su popularidad.

De esto es muy consciente Montse Iserte, la sexóloga y coordinadora de actividades del evento: «Antes el salón era para hombres. Y de unos hombres muy específicos».

«Lo está partiendo todo lo que tiene que ver con técnicas eróticas o trabajar el deseo, la gente es lo que está buscando. Cuando hay temática de estas, las aulas se nos llenan», afirma la sexóloga.

Un programa para el gusto de todos ha sido la clave: «Hemos intentado traer más variedad como defensa personal femenina, twerking, trabajar el feminismo y las masculinidades. Aunque también hay clásicos que se repiten año tras año como tuppersex, charlas de erotismo, sensualidad, dificultades sexuales…»

El tema de las nuevas masculinidades, dentro del feminismo, es el que quiere convertirse en el centro de la edición de este año. Las mismas que protagonizan el anuncio del Salón de este año que se convirtió en viral al poco rato de ser posteado.

«Queremos trabajar las masculinidades y darnos cuenta de que los hombres hetero-cis deberían formar parte de este movimiento en vez de tomárselo como un ataque. Es para ayudarles a ellos también a deconstruirse de lo que la sociedad les ha impuesto, con todos los problemas que esto supone en el ámbito sexual y emocional, y reconstruirse para ser más felices y entendernos mejor», dice Montse.

Pero, y aquí entra una de las incongruencias del Salón, ¿es posible apoyar las nuevas masculinidades cuando el tema de la cosificación del cuerpo femenino, sigue siendo el gran protagonista de los shows de la zona porno?

Y lo pregunto porque son casi todo actrices las que dan el espectáculo, al estilo de cualquier película porno, ante un público mayoritariamente masculino.

Te puede interesar leer: ¿Es ético el porno con el que te masturbas?

«El Salón Erótico de Barcelona no deja de ser o había sido siempre una opción de ocio, entretenimiento, espectáculo. Es lo que encuentras cuando se practica sexo en vivo y merece la pena verlo, es algo que no ves en ninguno otro sitio», afirma la coordinadora de actividades.

«Este año en el escenario principal se ven espectáculos super bonitos, trabajados estéticamente y deconstruidos: muchos tipos de pareja y grupos, personas sin erección, etc. Además, una cosa son los espectáculos y otra las charlas. Hay 12 horas seguidas de charlas, estamos yendo mucho más allá de lo que se ve en el escenario y creo que es la forma de llegar a estas personas», declara Montse.

Y, como otros años, siempre te queda la opción de darte una vuelta por la parte superior del pabellón y conocer desde ilustradores a artesanos del cuero, que realizan artículos de BDSM, pasando por propuestas tan curiosas como es la de hacer tu propio book de fotos erótico o llevarte una réplica en bronce o escayola de tus genitales.

Así que sí, tres años de pausa después, el Salón Erótico se ha adaptado. Como me dijo Montse, estamos ante un evento más feminista e inclusivo.

Y aunque queda todavía mucho por recorrer, personalmente, confío en que siga la línea que ha tomado este 2022. Es el camino.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

¿Qué edad es la mejor de nuestra vida sexual?

Acabo de cumplir 30 años y nunca, nunca, nunca, nunca había estado tan contenta como ahora con lo que me pasa en la intimidad. Nunca.

pareja cama amor

PEXELS

(No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Al llegar a la tercera década, me he quitado muchos prejuicios de encima, me he aclarado sobre lo que me gustaba y lo que no y, sobre todo, he dejado de sacarle pegas a mi cuerpo.

Se podría decir que he subido de nivel y, desde mi punto de vista, me cuesta creer que haya algo mejor que esto. Que todavía la cosa pueda mejorar.

Aunque, parece ser que sí que lo hay. No es la treintena la etapa dorada de la sexualidad, esa le corresponde a los 40.

Lo curioso de esos estudios -que parecen señalar la cuarentena como el mejor momento para la intimidad-, es que poco o nada tiene que ver con el aprendizaje de nuevas técnicas (no, no nos convertimos en unas máquinas del placer) y más con la evolución personal.

Me explico, lo que hace que los 40 se lleven la palma es que parecen ser cuando por fin la confianza plena nos alcanza, la auténtica.

Y es la de saber qué es lo que quieres. Quizás hasta ese momento estabas muy ocupada dedicando que energía primero a estudiar, luego a desarrollarte profesionalmente, a los hijos, etc.

En teoría a los 40 estás algo más liberada y te planteas hacer las cosas de manera más independiente, incluso egoísta, si te pones.

Respecto al físico, sí, la presión social por encajar no desaparece, pero la seguridad de sentirte bien en tu propia piel sustituye todo lo demás. Y que todo te la resbala, eso también.

Esa confianza es la que empapa el sexo y te pone la autoestima por las nubes, haciendo que salga tu lado animal.

Así que mi propuesta es que no esperemos más para llegar a ese punto de reconciliación y autodescubrimiento (pero sobre todo de ganas de ponerlo en práctica) de la cuarentena.

Que empecemos ya, aquí y ahora.

Que nos plantemos en el espejo, nos toquemos, nos gustamos, que dejemos la luz encendida y que nos escuchemos.

Te puede interesar: De perderle el miedo al sexo con la luz encendida

Que si queremos algo lo pidamos, que lo consigamos, que nuestro placer sea prioritario.

Y así, a lo mejor, nuestros 20 y 30 son igual de buenos que los 40.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Rompamos con la (mala) costumbre de las citas a la hora de cenar

Hace poco hablaba con un amigo de lo mucho que nos viene mal que la cita romántica por excelencia sea la de cenar con la coletilla del “y lo que surja”.

Pareja cama sexo

PEXELS

Pero parece que no nos queda otra… La mayoría tenemos un horario de mañana, nos quedamos libres a media tarde y es el momento de ir al gimnasio, ponernos al día con una amiga o hacer esos recados inamovibles (la nevera no se llena sola) aprovechando que las tiendas siguen abiertas.

De ahí que la cena, a última hora del día, se posicione como el plan perfecto. Solo hay un problema, ¿a quién le apetece tener algo después de comer?

Cuando sales a cenar en una cita, lo último que te apetece es pedirte algo ligero por si pasa algo después.

Si comes fuera, quieres comer bien (la ensalada para cenar en casa si eso) y eso suele significar compartir algún entrante, plato principal para cada persona y, en mi caso, que no falte el postre.

Después de eso, la tripa pesa lo suficiente como para que te dé pereza toda actividad física que no sea subir las escaleras que te llevan del portal al ascensor.

Y ya no hablamos de quitarse la ropa. El estómago se hincha durante la digestión -hay quienes parecemos tener un embarazo por un rato-, así que es el momento menos apetecible. En mi caso entra comida, sale confianza.

Te puede interesar: Por qué la ‘siexta’ es mi momento favorito para tener sexo

A eso hay que sumarle las horas: va a ser tan tarde que, solo de pensar que al día siguiente te espera el madrugón de turno, lo que realmente quieres es ponerte el pijama, darle a tu acompañante las buenas noches y dormir.

Entonces mi propuesta es la siguiente: pongámonos de acuerdo para cambiar esto. No, lo digo en serio.

Se acabó lo de dejarte la camiseta porque no quieres que se note que la fabada te ha dado gases.

Pongámosle fin a esos bostezos de puro sueño cuando te está contando cómo quiere ponerte mirando para cierta ciudad manchega. Empecemos a negarnos cuando el plan se fija a partir de las 21h de la noche.

Mi propuesta para evitar todos esos polvos, que se han perdido en el limbo de la pereza y el sueño, es que quedemos antes (ya te encargarás mañana de devolver el pedido de ropa a Correos), que vayamos a tomar un smoothie, dar un paseo, una bebida con teína, algo que espabile pero con el bastante margen de digerirlo y que por la noche cojamos la almohada con ganas.

Lo que sea para evitar caer en ese estado de pereza del que, por muchas ganas que le tuviéramos, no podemos escapar.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Sumisión química o por qué nosotras no nos atrevemos a dejar el vaso solo

Hace unos días quedé con un hombre. Un plan de tarde a las 18h en una cafetería cualquiera de Madrid.

La conversación fue agradable, el rato tranquilo y mi vejiga, insistente. Cada dos por tres las señales de alarma de que necesitaba vaciarse estaban ahí, avisando.

Pero aguanté por una simple y llana razón: no me iba a levantar hasta terminar el vaso con mi bebida.

bar cita pareja

PEXELS

Y lo cierto es que cuando llegué a casa después de que no pasara nada, me sentí hasta un poco tonta por tomarme todo tan a la tremenda.

Por ver el peligro en todas partes.

Me encantaría decir que peco de exagerada, que no hay nada de qué preocuparse, pero no es así.

Y para llegar a esa conclusión no necesito dar con esa amiga -que todas tenemos- que o bien sabe a ciencia cierta que le ha pasado o bien sospecha de aquella noche que recuerda borrosa (cuando no bebió prácticamente nada).

Basta con irme a los datos de sumisión química que publicó hace unos meses el Ministerio de Justicia sobre el estudio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF).

En casi un 24% de las agresiones sexuales a mujeres, la víctima dio positivo en sustancias como drogas o alcohol.

Si, como yo, eres de ir con la copa tapada con la mano en la discoteca o de apurar hasta la última gota antes de perder de vista tu consumición, no es solo con desconocidos con quien deberías tener cuidado.

Y es que precisamente en muchos casos es la relación previa, la amistad o el compañerismo que pueden hacer que bajemos la guardia.

Pero, ¿es este el enfoque que se le debe dar al problema? ¿Estar en constante alerta para no ser las siguientes? ¿No fiarnos de nadie?

Hemos reivindicado en cada 8 de marzo que «solas y borrachas queremos llegar a casa», defendiendo que podamos salir de fiesta, sin miedo a que nos pase algo por si nos tomamos una copa con las amigas.

Y se han hecho oídos sordos, porque cuando buscas este tipo de agresiones, lo primero que te enseñan es una lista de prevenciones entre las que se incluyen «No abuses de las bebidas alcohólicas», «No consumas drogas», «No pierdas de vista lo que bebes o comes», «En un bar, pub o discoteca nunca dejes sin supervisión tu copa» y «Procura mantenerte junto a tus amigos cuando sales por la noche».

Porque una vez más es la víctima la que tiene la culpa de haberse despistado y que la agredan.

Una lógica que sigue la línea de “si no quieres que te violen, no salgas con minifalda, ponte pantalones”, “evita calles oscuras y solitarias”o “vuelve de día”,

Lo de enseñarles a ellos a no ponernos nada en la bebida y aprovecharse de nosotras en un estado de inconsciencia, brilla por su ausencia.

Así que nada, sigue aguantando el pis, amiga.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Ni desnudos ni actividad sexual, pero las redes sociales te censuran igual

Hoy es mi segundo día con la cuenta de Instagram bloqueada. Así que no tiene mucho sentido que os ponga el enlace a mi perfil.

Por primera vez, Instagram ha decidido desactivármela por, lo que puedo leer de las denuncias que he recibido, «ofrecer actividad sexual».

mujer teléfono móvil

PEXELS

Quienes me conocéis y habéis seguido en la red social estos meses, sabéis de sobra que, el tipo de contenido que publico, son memes sobre los temas de los artículos.

Con la única excepción del último de ellos, en el que reflexionaba sobre la violencia de género en relación con el caso de Johnny Depp y Amber Heard.

Lo siguiente que supe tras recibir una ristra de comentarios -bastante machistas en los que se me invitaba a cerrar la boca, dicho sea de paso-, era que mi cuenta había sido eliminada.

Así que me tocó despedirme de la plataforma que más utilizo para compartir mi trabajo en 20 Minutos.

Cuando eso sucedió, se sumó al veto que lleva mi cuenta de Facebook desde el 17 de mayo por subir una imagen de una chica en ropa interior sosteniendo un juguete sexual (puedes ver la imagen aquí, si te pica la curiosidad).

La imagen, que había salido en el diario acompañando la noticia, fue automáticamente eliminada y acompañada de una sanción de un mes sin poder publicar en mi perfil.

Y eso con la correspondiente coletilla de que, una vez recupere el acceso, mis publicaciones no van a salir a todos mis seguidores y mis comentarios, desde ese momento, aparecerán en los últimos puestos.

Por lo que, con el extra de Instagram que no me permitió recuperar mi cuenta pese a la apelación, admito que exploté.

Exploté porque me di cuenta de lo mucho que se defiende la libertad de expresión, siempre y cuando no se meta con el heteropatriarcado.

De la hipocresía de defender también la libertad de cada uno de hacer con el cuerpo lo que se precie, pero una foto de las redes de una marca de juguetes se ve como una amenaza, pese a no ser explícita.

Supongo que, 6 años después de empezar a escribir este espacio, ayer fui consciente -por primera vez-, de lo complicado que es tratar ciertos temas en alto.

Y de poder moverlos en plataformas sociales para que lleguen a tu comunidad.

La frustración por esta censura tan inquisitorial me pudo y busqué consuelo en mi madre, como hago siempre que me cuesta encontrarle sentido a las cosas.

¿De qué me habían valido las horas de esfuerzo, la dedicación a currarme memes divertidos que animaran a la lectura de los artículos o emplear cada día un rato a compartir mi trabajo en todas partes si recibía este trato, si hacían desaparecer todo de un plumazo?

Ella, mi fuelle feminista, lo resumió conciso y rápido antes de colgar: «la lucha sigue».

«La lucha sigue», me repito hoy por la mañana mientras escribo estas líneas. La lucha sigue porque no continuarla sería darle la espalda a las que no pueden volver a decir nada.

A las que han dicho suficiente y aún así han sido encarceladas.

A las que aún no han empezado a decir porque no saben cómo empezar a hacerlo y necesitan quien abra el melón primero.

«La lucha sigue» y no es fácil. Pero eso ya lo sabíamos en el momento que la empezamos y nunca nos frenó para continuarla.

Y esta vez no será la excepción.

La apelación en el caso de Instagram está hecha (queda todavía por ver si me devuelven la cuenta), en el caso de Facebook, solo puedo esperar a que pasen los días.

Mientras tanto, puedes puedes seguirme en Twitter. Sigo vetada de todo lo demás.