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Los hombres no hablan de estas cosas

Cómo cambia todo con el tiempo. En el colegio eras los chicos quienes tenían carta blanca para hablar de sexo. Las pajas, los dedos, si esa o aquella era una guarra

Todas esas cosas parecían reservadas a ellos. A nosotras ni se nos ocurría mencionarlo, ¿qué iban a pensar nuestras compañeras?

hombres hablando

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De adultas, el giro ha sido de 180 grados. Raro es que en una conversación con tus amigas no salga el tema del sexo, que qué tal os va a nivel erótico, si habéis tenido algún incidente, la salud íntima…

Además de conectarnos entre nosotras, hablando de situaciones algo vulnerables, lo que siempre fortalece cualquier vínculo, también es la manera de tranquilizarnos: lo que sea que nos pasa no es tan raro.

Preguntar a otras mujeres nos puede dar la solución, ya que pueden haber pasado por lo mismo, o, si no, siempre conocen a una prima de una amiga que puede servirnos de referencia.

En caso de que la primera línea de apoyo no pueda ayudarnos, no dudamos en buscar un libro que pueda darnos la respuesta o incluso investigar a golpe de buscador un retiro o curso que nos permita reconectar o, simplemente, conocernos mejor.

Considerando ese bagaje de autoformación, siento que nosotras hemos llegado al punto de educarnos que podría ser considerado de posgrado si hubiera una equivalencia oficial.

Pero los hombres con los que nos emparejamos no.

La asimetría en las relaciones heterosexuales es más que evidente y solo crece pese a la facilidad de encontrar información al alcance de un click.

Nosotras nos formamos, aprendemos, nos preocupamos por saber, practicamos lo leído, apostamos por alternativas si lo anterior no funciona, buscamos soluciones…

En cambio, lo habitual es terminar con una pareja que no solo no ha tenido el mismo camino de autoconocimiento, sino que parece resistirse al más mínimo cuestionamiento.

La principal dificultad está en que ellos si hablan de sexo, debe ser -según la masculinidad hegemónica-, en un tono de conquista, presumiendo de hazañas y números como si fuera un debate político donde gana el que lleve las barras más altas.

Se da por hecho que los hombres deben ser sexualmente seguros, con experiencia y además dominantes en sus relaciones, lo que ejerce mucha presión para que oculten cualquier falta de conocimiento o inseguridades en torno a la educación afectivo sexual.

Todo lo que no sea una autoestima sexual digna de espartano se puede percibir como una amenaza a su masculinidad.

Otro ejemplo es que si se interesan por descubrir su cuerpo, no son lo bastante hombres por el estereotipo de que tienes que venir de serie con la virilidad por las nubes y un pene funcional 24/7 como único órgano importante de la anatomía.

Sí, muchos temen ser percibidos como «poco masculinos» si demuestran interés en aprender sobre el placer y las relaciones sexuales de una manera abierta y respetuosa.

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Pero si parten con la premisa de que como hombre ya lo saben todo de lo que has visto en el porno y la extensa práctica de estos años, ¿cómo vas a necesitar ir a un taller, leer un libro o hablar con una experta que les enseñe a nada?

A eso hay que añadirle que, en muchas sociedades, el tema de la educación afectivo sexual sigue siendo tabú. La incomodidad y desinformación está a la orden del día y hay quien todavía se atraganta con la aceituna del aperitivo si le preguntas qué opina de una buena comida de culo.

Esa carencia de no haber tenido la oportunidad de recibir una educación adecuada sobre las relaciones afectivas y sexuales en su juventud, puede llevar a una falta de interés o conocimiento en la adultez. Y somos nosotras quienes sufrimos las consecuencias (y a este vídeo me remito).

 

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Por último, la masculinidad hegemónica también promueve esta idea tan casposa de que los hombres no deben expresar emociones o mostrar su vulnerabilidad.

Ya que la educación afectivo sexual a menudo implica discutir emociones, intimidad y comunicación en las relaciones, nuestros compañeros lo encuentran desafiante debido a estas presiones sociales.

Sin embargo, hoy vengo a recordar que no esperamos dar con parejas que hayan nacido sabiendo todo, y que mucho menos vamos a juzgar quienes tengan interés en mejorar su esfera íntima. Al contrario.

Aprender sobre relaciones afectivas y sexuales es un acto de responsabilidad, respeto y cuidado tanto para uno mismo como para las parejas.

Y dar con un novio que se interesa por ello es una suerte.

Mara Mariño

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¿Por qué nos cuesta tanto estar pendientes de nuestra salud sexual?

Hoy se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, algo que, si no tenemos controlado (o no vamos revisando de manera periódica) debería entrar en nuestros planes, aunque sea aprovechando este artículo como recordatorio.

Y es que según el XI Barómetro los Españoles y el Sexo de Control más de la mitad de los hombres (52,4%) nunca ha acudido al especialista y un 20% de las mujeres tampoco. Pero, ¿por qué ocurre esto?

salud sexual

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Estar pendientes de nuestra salud sexual nos cuesta por varios motivos.

El primero de todo es la falta de educación sexual. Solo el 5% de los colegios en Madrid reciben este tipo de formación, por poner un ejemplo.

Además, las charlas que recibimos (apenas dos o tres horas en toda nuestra etapa escolar) no son suficientes. Tampoco hay campañas de concienciación que, de adultos, nos sensibilicen de la importancia que tiene mantener un seguimiento de nuestra salud íntima.

Juega en contra de la salud sexual el estigma que, a día de hoy, todavía rodea este ámbito de nuestra vida. En el propio tráfico de este blog puedo comprobar cómo los artículos relativos a la salud interesan mucho menos que los que escribo de cualquier otro tema.

Y sin embargo, poner esto sobre la mesa, es decir, normalizar las conversaciones en las que podamos hablar -en caso de que nos hayamos contagiado-, sin miedo de recibir juicios o comentarios de nuestro entorno, es muy necesario.

Aunque una de las razones por las que no le prestamos suficiente atención a nuestra salud íntima es porque tendemos a confiar en que la otra persona está ‘limpia’ (cuando según el barómetro, 4 de cada 10 no conoce el estado de salud de la persona con la que se acuesta).

Esto nos lleva a relajarnos y realizar prácticas de riesgo, como el caso de utilizar el preservativo para la penetración -sigue siendo el método de barrera por excelencia-, pero no para hacer sexo oral, por ejemplo, cuando es otra vía de contagio.

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También creo que el hecho de que revisar la salud sexual dependa de cada persona, y no sea una cita periódica que te ‘salta’ como cuando en tu infancia te avisan de la renovación de las vacunas, es otra traba.

Hace que te distancies, que lo dejes en el último puesto de prioridades y termines por no buscarle un hueco en tu ajetreada rutina.

En mi experiencia, si además intentas estar más encima de tu salud íntima, no siempre te toman en serio. Si no tienes síntomas, no te suelen mandar pruebas ni mucho menos una cita con especialista.

Tienes que decir que has tenido una práctica de riesgo para que te tomen en serio. No te hacen un chequeo así porque sí y las citologías, la prueba que detecta el cáncer de cuello de útero, cada vez se distancian más años.

Pero que la Sanidad esté bajo mínimos es algo que nos está costando la salud y no debería ser así.

Además, aunque no se vea ningún cambio externo en los genitales, no significa que todo esté bien. Hay enfermedades que tardan años en dar la cara, por eso hay que ir teniendo esta cita como algo recurrente.

Diría que también nos invade una falsa sensación de seguridad en lo que a ITS se refiere. Que haya fármacos que permiten hacer vida normal incluso cuando hay una enfermedad de transmisión sexual, y no peligre la vida, hace que nos las tomemos menos en serio.

Sin embargo, aun con todas estas razones, si ya somos mayores para tener sexo, para planear un encuentro con alguien, hay que serlo para pedir cita al centro de salud e ir revisándose «los bajos», como diría mi madre.

Mara Mariño

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El peligro de quienes usan OnlyFans como educación sexual

El otro día me tropezaba con la noticia de que un estudio había descubierto que OnlyFans ‘mejoraría’ la vida sexual de las personas que consumen su contenido.

Algo así como decir que quien ve vídeos de buceo en Youtube, es capaz de hacer submarinismo.

Chicas móvil

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Y, para basarse en esas conclusiones se quedaban con cifras como que el 41% de los participantes (hombres y mujeres heterosexuales en su mayoría) intentaron probar algo de lo que vieron en los vídeos.

Pero ¿en qué momento OnlyFans se convirtió en referente de la sexualidad?

Si analizamos quiénes crean y quiénes consumen lo que hay en la plataforma, las cifras son del 97,4% de mujeres creadoras, mientras que el 76,1% de los usuarios registrados son hombres.

O, a modo resumido, ellas venden y ellos compran.

El material que se intercambia es sobre todo sexual, que no hay que olvidar que por mucho que se dijo que la plataforma venía a ser un punto de encuentro entre mecenas de talentos creativos, lo cierto es que lo que se lleva es comprar y vender contenidos sexuales.

Aunque también entra la posibilidad de hacer peticiones a las creadoras, por lo que viene siendo una compra-venta de pornografía online ‘a la carta’, algo que no sorprende teniendo en cuenta que su fundador Timothy Stokley ya tiene experiencia en desarrollar otras webs para lo mismo.

Así que metiendo todos estos factores en la ecuación, queda claro que lo que predominaría en OnlyFans, de cara a definir la sexualidad, sería la ‘mirada masculina’.

No solo por parte de esos usuarios que buscarían un contenido muy específico (prácticas, roles, etc), sino unas creadoras dispuestas a dárselo.

Por eso cabría preguntarse de qué manera el contenido es expuesto ante los ojos de quienes puedan ver su sexualidad afectada.

Porque en lo relativo a contenido sexual, ya recibimos suficientes mensajes acerca de que nuestra sexualidad debería estar al servicio de ese espectador masculino y su satisfacción.

El mismo que tiene una idea clara de cómo sentir esa excitación, lo que lleva a repetir ciertos patrones una y otra vez como que las mujeres adoptemos una postura sumisa o seamos quienes recibimos un sexo violento no deseado.

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Por mucho que los encuestados afirmaran “haber aprendido de sexo” usando la aplicación, esto es algo que nos debe preocupar.

No solo por el tipo de enseñanza que pueden haber sacado, también porque uno de cada 3 usuarios -ya estén creando o comprando contenido- es menor de edad.

Así que ¿cómo va a ser OnlyFans escuela de nada si ni aún a esa edad has descubierto tu sexualidad del todo, sino que está en plena construcción, y encima eres muy influenciable por esos primeros contactos eróticos?

Tomar la plataforma como ejemplo de las prácticas sexuales es un error gigante, porque o bien ni se sabe por qué se hace lo que se hace o no se tiene todavía claro si eso nos gusta o no.

Recordemos que es más tanto fruto de las peticiones de quienes pagan por el contenido, o la reproducción de imágenes o videos que se creen que pueden tener éxito, basándose en la idea de otras imágenes que se hayan visto con anterioridad.

Y el único sitio de donde se pueden sacar esas ideas, de lo que puede gustar a su público, es de la pornografía.

Mi conclusión es que considerar que ayuda a mejorar la vida sexual, es como decir que el porno nos enseña a relacionarnos en la cama.

Nada que no sea una educación sexual impartida por profesionales va a conseguir que sepamos de nuestra propia sexualidad y menos de estar con alguien.

Porque mal vamos si ahora el sexo es una reproducción de OnlyFans.

Porque eso que debería ser fruto del deseo único y personal de dos personas, se vuelve algo que se mecaniza y repite experiencias que no hemos elegido, que aparecen impuestas y pensamos que, como son las que hemos visto, es lo que se espera que hagamos.

O que nos dejemos hacer.

Hasta que no entendamos que la sexualidad no puede ser algo que aprendemos de fuera en películas eróticas o vídeos de OnlyFans, no empezaremos a tener una relación sana con ella.

Como algo que trabajamos, exploramos y descubrimos en la intimidad, entendiéndonos por dentro cómo nos gusta, para luego expresarlo a una pareja cuando llega el momento. Pero algo solo nuestro.

Mara Mariño

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La erección femenina, un misterio del que apenas se habla

Siempre que hablamos de erección, el pene se nos viene automáticamente a la cabeza. Son dos términos tan relacionados que es como decir «churros» y no pensar en chocolate.

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Y es que, para que se dé la penetración, la erección es fundamental, motivo por el cual es una conexión de términos tan normalizada. Pero ¿y si te digo que nosotras también tenemos de eso?

Aunque los genitales no pueden parecer más distintos, comparten el tejido que forma el pene y el clítoris.

Algo que explica la sexóloga Melanie Quintana Molero: «el clítoris es la reproducción del pene. Cuando nos desarrollamos en el útero materno se forma hacia fuera o hacia dentro».

Compuestos del mismo tejido esponjoso, cuando los vasos sanguíneos se llenan de sangre, el clítoris aumenta de tamaño por la excitación, lo que es clave a la hora de sentir placer.

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En nuestro caso, ese crecimiento es algo más discreto, ya que sucede a nivel interno.

Pero sí que se puede apreciar en la zona del glande del clítoris, que no solo aumenta de tamaño -puede ganar hasta 2 cms-, sino que también se ‘levanta’.

Los cuerpos cavernosos y bulbos vestibulares, que son las ramificaciones internas del órgano del placer que rodean la vagina, también se llenan de sangre.

 

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Esto produce que, por un lado, el tamaño de los labios exteriores se vean más grandes (y resulten más duros al tacto) pero también que aumente sensación de placer, ya que oprimen la vagina por su mayor tamaño.

Otra curiosidad de las erecciones clitorianas, es que, como las del pene, pueden ser nocturnas y darse mientras dormimos, ya que el flujo sanguíneo aumenta en la fase REM del sueño.

Por tanto es habitual que por la mañana tengamos una erección de clítoris, que, a la vez, es el momento perfecto para empezar el día activándolo ya sea sola o acompañada.

Una vez relajadas, vuelve a su tamaño normal -tanto la parte que queda a la vista como la que no-, ya que, como la sexóloga recuerda, en caso de excitación no solo aumentan algunas partes, sino que «se hincha todo el clítoris».

Mara Mariño

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Cómo hablar de sexo con los hijos: así debería ser ‘la conversación’ según una sexóloga

En la educación sexual que recibí en casa por parte de mi madre, la palabra «consentimiento» no estaba en la conversación.

Pero tampoco hizo falta, porque se me grabó que, como ella decía, cada vez que tuviera sexo debía ser con quien yo quisiera y deseara.

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De esa manera tan sencilla aprendí no solo que tenía libertad absoluta, sino que tenía que quererlo.

Y aunque el sistema de mi madre no tiene por qué ser el que te convenza, Rosa Navarro, psicóloga y sexóloga que colabora con Diversual.com da algunos consejos a la hora de abordar el tema en casa con los más pequeños.

¿Cómo acompañar a un hijo/a si no quiere tener relaciones sexuales, pero su pareja sí?
Para empezar, deberíamos dejarle claro que mantener relaciones sexuales no es lo mismo que tener penetración y que las experiencias sexuales pueden incluir o no coito. En el caso de que detectemos que nuestro hijo o hija se encuentra en una situación en la que su pareja desea tener relaciones sexuales y él o ella no, hay que generar un espacio de escucha. No quitarle importancia a la situación y tampoco limitarnos a frases hechas. No es aconsejable optar por un enfoque en el que pongamos el foco en criminalizar a su pareja, ya que podemos generar lo contrario a lo que estamos buscando.

Podemos hacer algunas preguntas, pero dejando que se exprese y que explique lo que realmente le apetece o lo que quiere hacer. Hay que escuchar con calma, intentando animarle a contar cómo se siente, reforzando de forma positiva el hecho de que esté confiando en nosotros. Para esto podemos usar pequeños mensajes y frases intercalándolos en la conversación: “Gracias por compartir esto conmigo”, “Entiendo lo que me cuentas y valoro mucho que nos lo estés contando”. Pero, sobre todo, recordarle que haga lo que haga, siempre va a poder acudir a nosotros para resolver dudas o simplemente hablar.

¿Cómo podemos explicarle la importancia de que quiera ese encuentro?
Hemos de hablar sobre deseo y consentimiento. También ver cuáles son sus expectativas acerca de lo que se espera de una relación de pareja, dejándole claro que tener una relación sexual es algo opcional, y que no debe convertirse en una obligación. Si hemos hecho un trabajo previo en cuanto a educación sexual en casa, ya tendremos una base sobre la importancia de los límites y del respeto de las decisiones dentro de una relación. Hay que recordarle sus derechos y que sepa que puede decidir con quién y cómo estar tanto en el plano sentimental como sexual. Y que decidir no tener relaciones sexuales y decir a una pareja lo que se quiere de forma asertiva no significa que no se quiera a esa pareja.

También podemos darle ejemplos de formas de gestionar momentos en los que no se cumpla lo pactado o en los que no se sienta cómodo con la situación. Explicarle que la comunicación y, ante todo, la comunicación asertiva es la mejor vía para conseguir relaciones afectivo-sexuales plenas y satisfactorias. Y como a hacer se aprende practicando y también observando a los demás; incluso podemos aventurarnos a hacer un pequeño role playing en el que pueda practicar o ver como nosotros mismos rechazamos propuestas con las que no nos sentimos cómodos.

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¿Cómo sé si está preparado para tener relaciones sexuales? ¿Puedo ayudarle de alguna manera?
Si está o no preparado para las primeras relaciones sexuales es algo que debe averiguar él mismo. Está claro que vamos a intentar protegerlo al máximo y evitarles cualquier mal trago o daño. Y para esto, nuestra mayor herramienta es la educación y que aprenda a tomar decisiones de forma responsable y con la mejor y mayor información.

Si creemos que se está adelantando y que no está preparado está en nuestra mano hacerle reflexionar sobre lo que implican las relaciones sexuales, lo que le hace sentir ese momento y sus expectativas. Atender también a sus necesidades de información y aunque no estemos de acuerdo, acompañarle proporcionándole acceso a métodos de protección. Existen muchísimos recursos a los que podemos redirigirlos, y algo muy efectivo es acercarnos a ellos a través de su mismo lenguaje: usando cuentas de
Instagram, podcasts, series conocidas e incluso TikTok. Hay muchas plataformas que se dedican a mostrar otras realidades sexuales de diversidad sexual, incluso existen marcas como Diversual que cuenta con una Academia Erótica con gran variedad de información sexual.

¿Cómo influye en la sexualidad la presión de grupo?
En la adolescencia, la presión de grupo puede influir de forma que se sientan obligados a realizar conductas sexuales para las que no se pueden sentir preparados o con las que no se sienten cómodos. La seguridad de muchos adolescentes se basa en la aceptación de su círculo de iguales. La opinión y lo que digan de ellos les suele afectar mucho y puede forzarles a tener comportamientos con la única intención de reafirmarse ante los demás. Esas ganas de ser aceptados por el grupo pueden propiciar que los adolescentes reproduzcan modelos sexuales inadecuados.

¿Cómo hablarlo con tu hijo/a?
De forma natural, haciéndole ver que es normal que sienta esa necesidad de parecerse a sus amigos. Pero también recordándole la importancia de ser sincero o sincera con lo que siente y de cuidarse a uno mismo y de desear y consentir de verdad lo que se hace, sea en el plano sexual o en cualquier otro. De nuevo, es fundamental validar sus emociones y acompañarle sin reproches, pero sí reforzando aquellas habilidades sociales que le sirvan para empoderarse. Como es complicado que nos vea a nosotros como referentes, podemos darle buenos ejemplos de jóvenes más cercanos a su edad que le hagan cuestionar las situaciones a las que va a enfrentarse.

¿Cuál es el papel como padres respecto a la primera vez de un hijo/a?
Lo principal es no mirar a otro lado. Aunque nos cueste un poco, hemos de asumir que nuestros hijos e hijas son personas que en algún momento van a iniciarse sexualmente y van a practicar sexo con otras personas. Nuestro papel pasa por influir de forma positiva sobre su educación sexual y para ello hay que hablar con ellos de todos los temas, dejando de lado nuestra vergüenza. Dar ejemplo es también parte de educar en sexualidad, y si perciben que evitamos tener conversaciones con ellos sobre temas de sexualidad que les preocupan, al final estamos alimentando la idea de que la sexualidad es algo que debe mantenerse en secreto o por la que hay que sentir culpa o miedo. A veces, presuponemos lo que nuestros hijos e hijas tienen ‘x’ información y no sabemos realmente qué necesidades reales en cuanto a educación tienen. Preguntar sobre qué saben sobre un tema concreto nos puede ayudar a saber de qué punto partir.

Más allá de métodos anticonceptivos, hemos de tratar temas como la autoestima, la importancia de las caricias y besos, el respeto, el consentimiento y las relaciones sanas. Toda esta información, siempre ajustada a su edad y a su nivel de comprensión.

Mara Mariño

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Algunas de las cosas que nunca nos han enseñado sobre sexo

Recuerdo cuando me crucé al chico con el que tuve mi primera experiencia sexual con penetración (lo que comúnmente se llama «perder la virginidad»), años después del momento.

Nos cruzamos en el gimnasio, soltamos un «Ey» y cada uno siguió a lo suyo.

Habían pasado más de 10 años desde aquel momento, pero no podía afectarnos menos haber vuelto a coincidir.

mujer masturbación

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Cada uno tenía su vida y nos habíamos perdido la pista. Nada nos unía más allá de aquella tarde donde cada uno descubrió la realidad detrás de un coito.

Como buena exalumna de colegio de monjas, la moral de esperar hasta tener un novio serio, alguien por quien hubieran aflorado sentimientos, fue lo que me animó a esperar.

Cualquiera habría pensado que, dándole tanta importancia a ese momento, la persona quedaría grabada de una manera especial y siempre la recordaría con cariño.

Pero no, nos vimos y nos quedamos igual. Fue una casualidad sin más.

Pensando en ese momento, me ha dado por repasar qué otras cosas no nos enseñan sobre el sexo además de que, la persona con quien tuviste tu primer o primeros encuentros, no va a ser nada para ti, más que seguramente.

Por ejemplo, el hecho de que el sexo es algo que surge, irrefrenable y salvaje, que nunca lo tienes que buscar y que, si tienes que hacerlo, es mala señal.

Cuando la realidad es que al igual que hay veces que tienes que currarte las ganas de ir a entrenar o de cocinarte un risotto, con esto pasa igual.

No siempre pasa y punto, a veces tienes que buscar el deseo y hacerlo crecer hasta que llega el momento en que rueda solo y te explota en la mano o en la lengua.

Nadie nos cuenta que no hay una media estándar, ni de duración ni de frecuencia. Que eso de la cantidad ideal de polvos a la semana o los minutos que debe durar un intercambio satisfactorio (5,4 minutos según el estudio de Journal of Sexual Magazine) es muy relativo.

Es más, no nos podemos ni imaginar que casi vamos a pasar más tiempo hablando de sexo que teniéndolo. Estableciendo qué sí, que no vale.

Y entender que, a diferencia de lo que enseñan las películas, no siempre tienes un orgasmo. Y que si no lo tienes no pasa nada.

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Lo que seguramente sí tengas sea dolor de rodillas. Da igual qué postura estés haciendo.

Al cabo de un rato es incómodo de la misma manera que corta un poco el rollo cambiar de posición mientras comentas como si construyeras un Lego, que a ver cómo os acopláis ahora.

Aunque quizás lo que menos nos enseñan y más nos sorprende es lo mucho que puede ser el clítoris de delicado.

Sí, es posible que la mayoría seamos conscientes de la sensibilidad de la zona, pero no hasta qué punto.

Puedes llegar a tener agujetas de estimularlo, hay juguetes cuya vibración produce incomodidad y, si tienes las uñas un milímetro de más larga y lo mueves sin cuidar el ángulo del dedo, estarás un par de días con la zona escociéndote sin poder usarla.

Mara Mariño

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Sin educación sexual seguiremos pensando que todo es coito y miembros descomunales

Hace unos meses cogí a una de mis mejores amigas y nos plantamos delante del Elías Ahúja a reivindicar que el trato hacia las mujeres debía ser respetuoso.

Que las nuevas generaciones vinieran con la violencia machista debajo del brazo y disfrazada de bromita o pulla entre colegios mayores, me ponía la piel de gallina.

pareja sexo

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Apenas unas semanas después, los universitarios vuelven a las andadas. Solo que esta vez son los de Derecho de la Complutense que juegan en el equipo de rugby.

¿Su machistada? Ensalzar sus penes por encima de los de los miembros (el sinónimo perfecto) de otras facultades.

Que si en Medicina la tienen fina, en Arquitectura no se les pone dura… ¿Pero a los de Derecho? A los de Derecho les llega «hasta el pecho», gritaban con una especie de júbilo animal al terminar el partido.

Dios mío la generación de jueces y abogados que viene de camino.

Habrá quien diga que no pasa nada, que son cosas de chavales, como los gritos de «zorras» y «conejas» o como cuando en el colegio los chicos nos levantaban la falda y los profesores decían que era un juego inocente.

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Pero el lenguaje tiene el poder de cincelar nuestro pensamiento.

Por eso escuchar una especie de himno a la hombría -que más que a las características propias del hombre, es al pene en solitario-, realmente promueve esta idea de que en la cama, solo penetración equivale a sexo.

Y no con cualquier miembro, sino con penes descomunales, bien gordos y duros como un desagüe industrial o la máquina tuneladora que abre paso al Metro.

Esto es lo que pasa cuando dedicas más tiempo jugando al rugby que recibiendo una educación sexual, que de verdad piensas que lo que vales en la cama se reduce a tu tamaño, forma y funcionamiento.

Porque solo metiéndola cuenta como follar.

Ojalá un canto deportivo que exaltara las virtudes del sexo con ternura, protección y respeto por los límites, donde todas las prácticas tienen cabida.

También ojalá un canto deportivo donde no se diera por sentada la sexualidad de los miembros del equipo (todos heterosexuales, por supuesto).

Pero sobre todo, ojalá encuentren un antídoto a esa machistada de cántico que les recuerde que no son solo un apéndice colgante, que su valía como personas y sus capacidades como amantes, van más allá.

Porque sin educación sexual, esto va a pasarles factura en algún momento de su vida íntima: ya sea en cuanto a inseguridad con sus medidas, preocupación por no dar la talla -con erecciones que se prolongan más en el tiempo que una inspección de Hacienda-, o incluso por el miedo de sentirse atraídos hacia otros hombres.

Y sin educación sexual, dentro de unos años, no serán capaces de entender que no solo coito es follar y que una agresión sexual va más allá de meterla o no.

Sin educación sexual, la Justicia seguirá siendo como su himno: machista.

Mara Mariño

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Esta artista convierte tus genitales en esculturas para que te mires (y aceptes) como eres

Conocí a Ona Ortiz en el Salón Erótico de Barcelona sin saberlo. De repente me encontraba en un rincón del evento observando esculturas de vulvas que eran obra suya.

Fue más tarde, en un networking, cuando nos pusimos cara y pude saber quién se encontraba detrás de aquellas piezas que me habían dejado intrigada.

modelo vulva 3d

GENCOSMIC

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Su trabajo está tan ligado a su historia personal, que arte y artista van de la mano.

Y es que a una edad muy temprana sufrió las consecuencias de las limitaciones en cuanto a aceptar el cuerpo humano que aún nos rodean.

«A los 11 años viví la mutilación genital por una falta de conocimiento y referencias del cuerpo humano y sus posibles variantes. Al tomar consciencia de lo que había vivido, y como estaba repercutiendo en mis relaciones, sentí que debía hacer algo para aportar a la sociedad y cambiar sus expectativas», empieza contándome.

Así fue cómo llegó a la idea de Gencosmic, moldeando genitales de clientas y clientes y haciendo la escultura en tres dimensiones, convirtiéndolos en auténticas obras de arte.

Un trabajo que además de permitir que las personas se vean ‘cara a cara’ con sus genitales y puedan ‘tenerse’ entre las manos, busca hacer del mundo un lugar con la mirada más inclusiva normalizando las diferencias entre los individuos.

Hay violencia en las noticias, en las películas, en los videojuegos, pero no somos capaces de coger un espejo y observar nuestra vulva. ¿Qué opinas de esta incongruencia?
Vivimos y crecemos en una sociedad heteropatriarcal. Nadie nos ha enseñado a través del amor y el juego a descubrir nuestro cuerpo. Más bien al contrario. Los adultos, cuando escuchan hablar a les chiquis decir que han jugado a «médicos» se horrorizan al instante. Palabras como: caca, mal, sucio, no tocar… afloran de sus bocas. Eso crea un cierre emocional de la criatura, que en un principio, quería compartir esa experiencia, con una persona adulta de confianza. Viven el rechazo desde una edad muy temprana en una etapa de puro descubrimiento. El día que seamos capaces de aprender de les pequeñes, podremos liberarnos del peso cultural que cargan nuestros genitales.

¿Por qué crees que es importante que, como defiendes a través de Gencosmic, seamos capaces de mirar ‘cara a cara’ nuestros genitales?
Son una parte muy escondida de nosotres mismes. Únicamente expuestos/compartidos en caso de medicalización o sexualidad. Posicionarte delante de tus propios genitales, observarlos sin más, poder apreciar tus detalles, pliegues y relieves, nos hace transportarnos a un momento de descubrimiento del propio cuerpo. Volvemos a ser niñes explorándonos, la simple observación libre de juicios. Retomamos ese momento que muches no tuvimos. Restablecemos un vínculo con nuestro propio cuerpo y tomamos consciencia.

¿Hay alguna clienta cuya reacción te haya emocionado de alguna manera tras recibir la obra?
Desde el momento del encuentro para hacer la toma de impresión, cosas mágicas suceden. Es aquí donde entiendo la conexión entre los genitales, el corazón y las emociones. En el momento que la persona «abre sus piernas», abre también su corazón. Aquí confluyen emociones que se manifiestan, memorias escondidas, traumas, tabús… Sostengo y canalizo ese momento de escucha, apreciando la vulnerabilidad y dándole la bienvenida. Ninguna sesión me deja indiferente. Me acerco a los genitales desde un punto de vista transparente, ni sexual ni médica, convirtiéndose en una terapia de cuidados.

Haces también packs educativos para escuelas, ¿es porque te habría gustado ver algo así en tu centro escolar cuando eras pequeña?
En mi época en la escuela, la educación sexual era inexistente. Limitada a la educación reproductiva que habla del pene y del útero. Pero, ¿la vulva dónde estaba? ¿Y qué pasa con eso de ser mujer u hombre? ¿Y la intersexualidad? Tenía tantas preguntas por hacer y tanto miedo… Mi lectura de ese día de clase fue: sexo = pene + (preservativo, sí o no) + introducir en vagina. Hoy entiendo que no fue un día de educación sexual, sino un día de explicación reproductiva. Lo veo completamente fuera de lugar si no hay un acompañamiento antes, durante y después de una charla como esa, también. Creo que fue tarde, ya había abortado en aquel entonces, otro super melón del que hablar.

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Si desde una edad temprana hubiera visto genitales diferentes, con la misma naturalidad que alguien ve una mano, quizás no hubiera integrado que mi cuerpo era deforme y necesitaba ser operado.

Utilizo el cofre pedagógico con niñes de hasta 6 años, es allí donde elles juegan con estos elementos de silicona, de distintas formas y colores. Me gusta sentarme y estirarme en el suelo, ponerme a la misma altura y responder a todas las preguntas que me hacen, siempre utilizando su vocabulario. Aquí entienden que es la puerta por la que llegaron al mundo, y, que de igual modo que no existen dos caras iguales, tampoco existen dos genitales iguales. Aprovecho estos momentos, para hablar del consentimiento, del conocimiento del propio cuerpo, preparar y aceptar el cambio del cuerpo que vivirán en la adolescencia.

¿A quién le recomendarías hacerse un retrato o escultura de sus genitales?
Le recomiendo vivir esta experiencia a toda persona con ganas de mirarse hacia dentro. Analizar el pasado, observar el presente y reformular su futuro. Especialmente a aquelles que han vivido situaciones traumáticas, ligadas o no a sus genitales, hipersexualizades, para restablecer una conexión de autoayuda y compasión con el cuerpo y sus experiencias. Abrirse al mundo de las emociones, reinventarse.

¿Crees que podremos llegar al punto de normalizar el hecho de ir a visitar a amigos o familiares y que tengan a modo decorativo estas obras en 3D por casa como quien tiene hoy en día un jarrón bonito o unas velas?
¡Qué buena pregunta! Este proyecto forma parte de mi sanación. Yo no me tengo expuesta en un lugar de acogida en mi casa, sino en mi altar, este espacio íntimo, mío, al que me dirijo con la intención de darme tiempo y escucha. Quizás el día donde ese acto sea normalizado será el indicador de que seremos liberades de toda esa información genética que se repite y repite desde nuestes ancestres. Hoy, visto el punto emocional en el que nos encontramos, yo podría malinterpretarlo tal y como malinterpreto los cuadros con cabezas de ciervos y jabalíes en los comedores de los cazadores (no les entiendo, pero les respeto). Pero, linda paradoja, ellos exponen sus triunfos. ¿Seremos nosotres capaces de exponer los nuestros?

 ¿Qué te gustaría conseguir con tu proyecto?
Un año más tarde, después de mucho trabajo y esfuerzo no remunerado, puedo decir que estoy en un buen camino en cuanto al proyecto conlleva. Gencosmic (gente, género y genética unidos por el cosmos) va tomando la forma que había deseado y sus ramificaciones van creciendo. Conformando una parte individual de autoayuda (los productos, retratos y esculturas) y de impacto social (exposición, talleres grupales, charlas y el cofre pedagógico) que van retroalimentándose unas acciones con las otras. Así llego a tener un alcance a todo público. Querría conseguir un mundo con una mirada inclusiva, donde pudiéramos compartir nuestras vulnerabilidades, creando redes de apoyo les unes a les otres. Un mundo donde habrá lugar de acogida para las emociones, donde danzaremos con el miedo, acompañades para así plantarle cara y poder superar nuestros factores limitantes.

Mara Mariño

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5 podcast de sexo para este verano (o cuando quieras)

Ahí va un dato que no sabías de mí: lo paso fatal en los aviones. Es entrar a la cabina y agobiarme. Del momento del despegue ya ni hablamos. Entre el zarandeo, la velocidad, el miedo a volar y el ruido, solo pienso en escapar.

chica placer

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Así que una amiga me recomendó para el miedo a volar ponerme música durante el vuelo. Hice el cambio por los podcast y las cosas entre los aviones y yo van mucho mejor, tengo que admitirlo.

No sé si es el hecho de escuchar voces conocidas o que siempre tiro por temas que me interesan, pero consigo alejarme de todo.

¿Y por qué tipo de podcast tiro? Pues, como imaginarás, los de sexo están entre mis favoritos.

Así que tengas o no miedo a volar, o simplemente estés en busca y captura de podcast que te acompañen a todo, he querido compartir algunos de mis últimos descubrimientos.

Estos son cinco de los que he escuchado recientemente y, cada uno por unas cosas y otras, merecen que les des una oportunidad este verano:

  1. Macho Alfalfa: ¿quieres zambullirte en lo que es ser un hombre español heterosexual? Este podcast es para las que no sabíamos que nuestros compañeros del colegio se masturbaban juntos de pequeños, pero poniendo los cojines en el sofá a modo de biombos. Esta puerta a la mente masculina que abren Raúl (@masculinidadsbersiva) y Guillermo (@damepistachos) es un poco escatológica, pero si disfrutas de ese tipo de humor -como es mi caso-, te va a encantar.
  2. Los relatos de Bantia: una noche con sorpresa en un hotel es a donde te llevarán los audiorelatos eróticos de Bantia. Si tienes entre 20 minutos y media hora, cierra los ojos y piérdete en las historias de los clientes que pasan por el establecimiento de una protagonista que se encarga de que la experiencia de sus visitantes sea más que satisfactoria. El único spoiler que te voy a hacer es que te costará mantener las manos alejadas de tu cuerpo mientras lo escuchas.
  3. Spank U, next: el lugar donde descubrirás todo (pero todo) sobre el BDSM. Es perfecto si quieres entrar en el mundillo -y no sabes ni por dónde empezar- o convertirte en la persona más experta. Tienes historias, entrevistas y un sinfín de información que harán que Anna y Gregor se conviertan en tus maestros del fetiche. Además te va a venir de maravilla para repasar el inglés y mantenerlo en forma durante el verano (nunca sabes cuándo vas a necesitar decirle a alguien «Get on your knees»).
  4. X preguntas: quien ha salido de fiesta con Daniela Requena (@danielasirena3), sabe que tiene anécdotas picantes para rato. Pero, a falta de poder quedar con ella en vivo y en directo, su podcast hace el apaño. Es una de las novedades de Spotify y precisamente busca lo que su propio título indica, darle visibilidad a esas historias algo más peculiares (o incluso incómodas) que nos han podido pasar estando en compañía. ¿Lo mejor? La naturalidad con la que nos anima a enfrentarnos a la vergüenza que pueda aparecer en momentos íntimos.
  5. La revolución del placer: el punto más formativo sobre sexualidad femenina corre a cargo de Irasema y Fabiola. Hablan del romanticismo, la masturbación, el aborto, la maternidad o el gaslighting desde una perspectiva feminista. Especialmente recomendable si todavía estás un poco verde en cuanto a conocerte a ti misma, quieres empezar a ver las cosas con las gafas de color violeta o, sencillamente, empoderarte (más).

Mara Mariño

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‘Antes el Salón Erótico de Barcelona era para hombres’

Han sido cuatro años desde la última vez que vine al Salón Erótico de Barcelona. El evento ha cambiado, y yo también. Quizás por eso tenía tanta curiosidad sobre nuestro nuevo encuentro.

mujeres salón erótico barcelona

Producción propia

Hay cosas que siguen igual en el Pabellón del Vall d’Hebron durante los días que dura la cita más caliente de la ciudad condal (ola de calor aparte).

Como el hecho de que se ven más tetas que en una película española o que siempre encuentras a algún asistente masturbándose -más o menos discretamente- en la calle, por los alrededores del lugar.

Pero muchas otras son distintas. Como el público, que esta vez es más joven que nunca. Predominan las parejas de mi quinta y, en lo que menos se paran, es en la parte de los espectáculos eróticos.

Las charlas son el principal reclamo, que han conseguido igualar, por primera vez, la proporción entre asistentes hombres y mujeres.

Las largas colas antes de que den comienzo y que todas las sillas se llenen (e incluso nos tengamos que sentar en el suelo para asistir a muchas de ellas) son la prueba de su popularidad.

De esto es muy consciente Montse Iserte, la sexóloga y coordinadora de actividades del evento: «Antes el salón era para hombres. Y de unos hombres muy específicos».

«Lo está partiendo todo lo que tiene que ver con técnicas eróticas o trabajar el deseo, la gente es lo que está buscando. Cuando hay temática de estas, las aulas se nos llenan», afirma la sexóloga.

Un programa para el gusto de todos ha sido la clave: «Hemos intentado traer más variedad como defensa personal femenina, twerking, trabajar el feminismo y las masculinidades. Aunque también hay clásicos que se repiten año tras año como tuppersex, charlas de erotismo, sensualidad, dificultades sexuales…»

El tema de las nuevas masculinidades, dentro del feminismo, es el que quiere convertirse en el centro de la edición de este año. Las mismas que protagonizan el anuncio del Salón de este año que se convirtió en viral al poco rato de ser posteado.

«Queremos trabajar las masculinidades y darnos cuenta de que los hombres hetero-cis deberían formar parte de este movimiento en vez de tomárselo como un ataque. Es para ayudarles a ellos también a deconstruirse de lo que la sociedad les ha impuesto, con todos los problemas que esto supone en el ámbito sexual y emocional, y reconstruirse para ser más felices y entendernos mejor», dice Montse.

Pero, y aquí entra una de las incongruencias del Salón, ¿es posible apoyar las nuevas masculinidades cuando el tema de la cosificación del cuerpo femenino, sigue siendo el gran protagonista de los shows de la zona porno?

Y lo pregunto porque son casi todo actrices las que dan el espectáculo, al estilo de cualquier película porno, ante un público mayoritariamente masculino.

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«El Salón Erótico de Barcelona no deja de ser o había sido siempre una opción de ocio, entretenimiento, espectáculo. Es lo que encuentras cuando se practica sexo en vivo y merece la pena verlo, es algo que no ves en ninguno otro sitio», afirma la coordinadora de actividades.

«Este año en el escenario principal se ven espectáculos super bonitos, trabajados estéticamente y deconstruidos: muchos tipos de pareja y grupos, personas sin erección, etc. Además, una cosa son los espectáculos y otra las charlas. Hay 12 horas seguidas de charlas, estamos yendo mucho más allá de lo que se ve en el escenario y creo que es la forma de llegar a estas personas», declara Montse.

Y, como otros años, siempre te queda la opción de darte una vuelta por la parte superior del pabellón y conocer desde ilustradores a artesanos del cuero, que realizan artículos de BDSM, pasando por propuestas tan curiosas como es la de hacer tu propio book de fotos erótico o llevarte una réplica en bronce o escayola de tus genitales.

Así que sí, tres años de pausa después, el Salón Erótico se ha adaptado. Como me dijo Montse, estamos ante un evento más feminista e inclusivo.

Y aunque queda todavía mucho por recorrer, personalmente, confío en que siga la línea que ha tomado este 2022. Es el camino.

Mara Mariño

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