Archivo de mayo, 2023

¿Y si lo deseable en una pareja es que tenga ‘beige flags’?

Hace poco me decía una amiga que le gustaba quedar conmigo porque no hacíamos cosas ‘locas’ como con el resto de sus amigos, sino que hacía cosas de ‘adulta’. No me llamó aburrida, pero por la descripción sonaba justo a eso.

Yo soy lo que en el panorama de citas actual se consideraría una beige flag andante.

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Permite que te introduzca este nuevo concepto, porque la diferencia entre red flag y green flag ya te la sabes, ¿no?

Mientras que las green flags son cualidades positivas que apreciamos en alguien, las red flags son todo lo contrario, señales de alarma o indicativos de que mejor salir de ahí cuanto antes.

La beige flag es la neutralidad y, por lo que se ve en el caso de quienes cuentan las beige flags que se han encontrado en otras personas, cosas como que conduzcas muy despacio, que prefieras una agenda en papel antes que la del móvil, que te lleves una silla y una sombrilla a la playa o que te encanten los Crocs.

En definitiva, es algo que no molesta, pero que está ahí. Y tampoco es lo más emocionante del mundo.

Y yo, como buena defensora de este tipo de banderas, he de decir que las considero las nuevas green flags porque son la prueba de que estamos ante una persona normal.

Me explico. Socialmente relacionamos el enamoramiento con idas y venidas, subidas y bajadas por el chute hormonal.

Además, según las series y películas, relacionamos amor con aventura y expectación, con una persona que nos tiene la cabeza descolocada y no sabemos por dónde va a salir hoy: si vendrá a casa con un ramo de flores o ignorará los mensajes mientras sufrimos por esa frialdad.

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Pero eso al final es una muestra de que se está teniendo un amor sin ningún tipo de estabilidad ni evolución, que nos mantiene en un estado ansioso e inseguro.

En cambio una persona estable, rutinaria, se mueve en la tranquilidad y es eso lo que busca y transmite en su vida, por lo que la relación no va a ser una montaña rusa, sino un apacible paseo.

Es más, cuando vivimos con alguien de serenidad tendemos a pensar que se ha apagado la llama o que la relación no da más, cuando es en esa calma que se puede construir la confianza en quien sabemos que no nos va a fallar y por tanto el vínculo se fortalece.

Mi conclusión es que mientras sigamos viendo que las personas normales son las que se deben evitar, caeremos de cabeza en quienes llevan las red flags, que son el auténtico peligro.

Y encima nos creeremos que eso es amor de verdad.

Mara Mariño

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8 formas de conocer a gente cuando no quieres usar aplicaciones de ligar

Hay una historia de amor que me encanta. Una amiga salió de una relación larga y se bajó Tinder, aunque no le sirvió de mucho porque no le interesaba nadie o le daban plantón, directamente.

Un día se apuntó a un partido de vóley-playa y terminó siendo pareja de uno de los miembros de su equipo (y desinstalándose la app).

La amiga soy yo.

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Mi caso de azar fortuito offline fue casi como una señal del cielo. Deja de buscar conectar con gente a través de una pantalla y hazlo en vivo y en directo.

Y no soy la única que parece haberse dado cuenta de las ventajas del estilo que solo conocían nuestros abuelos: el analógico.

Hace poco una seguidora me confesaba que estaba harta de las clásicas aplicaciones de ligar, que quería conocer a gente en persona, pero que estando en un pueblecito no tenía las cosas fáciles.

Si ya añadimos los gustos a la ecuación, parece que se complica, ¿no?

Y aunque es verdad que cada vez hay aplicaciones más especializadas que te permite dar con personas con quien compartes aficiones (ahora tienes el Tinder para frikis, para veganos, para amantes del fitness…), la conclusión a la que llego tras mi experiencia y la historia de mi seguidora es que es como si después del Covid quisiéramos volver a estar de cuerpo presente.

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Sin la frialdad que supone tener una pantalla de por medio ni la opción de que te hagan ghosting, dicho sea de paso.

Pero, sin el factor digital, ¿sigue habiendo opciones fuera del teléfono móvil? ¿Dónde se puede conocer a gente? Y, sobre todo, ¿qué hacer si se vive en una ciudad pequeña o un pueblo?

Aquí va mi lista de ideas (y eres libre de ampliarla en comentarios).

8 ideas para conocer gente fuera de las apps de ligar

  1. Eventos de citas: desde encuentros en grupo, fiestas temáticas para solteros, speed dating… 
  2. Viajes organizados, compartir momentos emocionantes y descubrir lugares nuevos ayuda al enamoramiento (que se lo digan a los participantes de La Isla de las Tentaciones).
  3. Actividades deportivas: mi partido de vóley con desenlace sorpresa te garantiza que sí, puedes encontrar el amor en un evento de este estilo. Además de poner en práctica tu compañerismo, es siempre algo divertido.
  4. Clases y talleres de algo que siempre habías querido hacer… ¡O algo nuevo! Aprender juntos sobre lo mismo te da la excusa perfecta para entablar conversación.
  5. Clubes o grupos de interés de lo que sea, así sabes que la casilla de gustos similares queda marcada.
  6. Eventos sociales y comunitarios: sin moverte mucho de casa, puedes ir a festivales, ferias mercados, conciertos, exposiciones o cualquier actividad que te interese.
  7. Voluntariado: haz el bien (y mira con quién). La opción perfecta para dar con gente que comparte tus valores. Tanto en pueblos como barrios tienes asociaciones de ayuda que atraen a los vecinos de la zona.
  8. Eventos de amigos y familiares: aunque nunca lo he comprobado, si «de una boda sale otra boda» es un refrán, será por algo, ¿no?

Y pase lo que pase, si apuestas por alguna de estas opciones, recuerda que lo importante es disfrutar del proceso de conocer gente y dejar que las conexiones se desarrollen de manera natural.

Mara Mariño

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Y la práctica íntima que la mayoría de la gente quiere probar antes de morir es…

De todos los estudios de los que he hablado en este blog, uno de los últimos que he encontrado me ha parecido digno de mencionar, ya que se centró en averiguar las prácticas que se querían probar antes de morir entre sus participantes.

O, para ponerme menos dramática, experiencias que les gustaría tener al menos una vez en su vida.

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Cualquiera podría decir que tríos o tener una experiencia íntima con una persona del mismo sexo serían los que iban a disputarse el primer puesto de la lista, ya que suelen colarse en este tipo de clasificaciones.

Sin embargo han sido adelantados por la derecha por otra práctica que conocemos menos: el pegging.

Que nosotras seamos quienes se la ‘metemos’ a ellos, se ha convertido en la ganadora según lo que ha revelado el estudio publicado por The Stranger.

Una investigación para la que han entrevistado a casi 4.000 personas de entre 26 y 35 años, de diferentes géneros y orientaciones sexuales.

El pegging, que explicado de manera más técnica, consiste en penetrar a la pareja hombre con un juguete, fue la respuesta más repetida por los encuestados, quienes querían tanto probarlo en carne propia como dar con alguien a quien hacérselo.

Lo que tiene todo el sentido si recordamos que la zona más erógena masculina se encuentra a unos 5 cms del ano.

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Así que la conclusión parece clara: si hay tanta gente interesada, ¿por qué no lo popularizamos de una vez?

Los enemigos del pegging

Que en el estudio haya resultado la práctica más deseada no es solo por el placer que produce sino porque para muchos es todavía un tabú.

Por un lado se debe a que disfrutar el pegging no encaja en los estereotipos de la masculinidad heteronormativa.

Solo tiene cabida el cliché masculino de que el hombre debe ser el empotrador, a lo que se suma, en muchos casos, la homofobia interiorizada (con falsos razonamientos del tipo de «Si por detrás te gusta, eres gay»).

La segunda que en una sociedad coitocentrista se da por hecho que la relación sexual tiene que darse en torno a la penetración, cuando en realidad hay muchas prácticas denostadas, como es esta.

En caso de que haya quien se deconstruya de todo esto, tiene todavía pendiente la odisea de dar con quien probarlo.

Por una cuestión de confianza cualquier intercambio sexual tiene mucha vulnerabilidad, pero el ano más todavía por su implicación social y porque es una zona muy susceptible de herirse con facilidad.

Y por último, mi teoría es que el pegging no es tan frecuente como el sexo oral, por ejemplo, por la necesidad del material.

Mientras que un dedo es algo que tenemos muy a mano y siempre disponible, para hacer pegging de una manera más placentera están los arneses con dildos, específicamente diseñados para que los participantes vivan cada momento con comodidad.

No es algo que se tiene en casa, por lo que requiere de cierta planificación a la hora de comprarlo.

Además, hay quien puede sentir vergüenza de ir a un sex shop a pedir algo del estilo o hasta de recibirlo en casa (aunque las tiendas eróticas online mandan todo de manera muy discreta).

Así que mi conclusión es que los impedimentos a la hora de darle una oportunidad al pegging, son más mentales que físicos.

Mara Mariño

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Sí, el autoplacer puede ser parte de tu rutina (y así te beneficia)

Hay momentos del año que van ligados a proponerte adquirir nuevas rutinas. Por ejemplo, en cuanto empieza el año te propones comer más sano y siempre después de la limpieza bucal te autoconvences de que esta vez sí cumplirás lo de pasarte el hilo dental.

Comer más sano, dejar de fumar, andar más pasos al día, leer al menos un libro al mes… Pero ninguno de esos hábitos está relacionado con el placer.

mujer placer

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Es más, casi que nos dan escalofríos si oímos las palabras ‘sexo’ y ‘rutina’ en la misma frase. Y, sin embargo, mantener cierta frecuencia a la hora de disfrutarse por cuenta propia tiene un montón de ventajas.

Fíjate si es importante dedicarle su tiempo que mayo es conocido como el mes de la masturbación femenina (y es algo de lo que hablo mucho en mi nuevo podcast, sí, ¡ahora tengo un podcast!).

Primero porque si lo integras en tu día a día tienes la excusa para dedicarte ese tiempo a explorarte -algo que quizás antes no te sentías tan cómoda de hacer porque quizá antes vivías tu sexualidad como un tabú-.

También porque es una manera de mantener tu deseo sexual activo, lo que te hace tener una actitud sana y positiva hacia ti misma.

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Según la marca Womanizer es hasta una muestra de amor propio porque prioriza las necesidades individuales que nos empodera y permite expresarnos sexualmente, lo que nos da confianza en cualquier experiencia y mejora nuestro bienestar emocional y mental.

Y, al igual que cualquier otro hábito, dedicarse a trabajarlo es tan sencillo como buscar ese rato para una misma.

Cómo construir el hábito

Aunque la marca ha desarrollado una guía llena de sugerencias para dar comienzo a esa nueva rutina y convertirla en parte de la jornada.

En su lista de sugerencias se encuentra desde programar el momento a crear el espacio, pero también el uso de lubricante, exploración de distintas zonas erógenas, juguetes sexuales, escribir las fantasías para saber qué nos gusta, leer literatura erótica

No faltan tampoco sugerencias más ligadas a la concepción de la sexualidad que a la masturbación per se:afirmaciones positivas que fomenten el auto-amor y la confianza, practicar la atención plena o la meditación para conectar con el cuerpo y la respiración, centrarse en el placer sin la expectativa del orgasmo, perdonarse ante cualquier sentimiento o pensamiento negativo
que pueda surgir o celebrar y honrar el cuerpo y el placer, sin vergüenza ni culpa.

Así que, ahora que tienes todas las claves para hacer de esto una costumbre, ¿a qué esperas?

Mara Mariño

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Orgasmos fingidos, ¿es mejor contarlo o no decir nada a la otra persona?

No seré yo quien juzgue a ninguna amiga que me cuente que ha hecho pensar a su pareja que ha llegado al orgasmo, porque yo he estado ahí. De hecho, es algo que he puesto en práctica durante años, hasta que me di cuenta de que fingir no me llevaba a ningún sitio.

Y más importante, no me reportaba ningún placer.

Así que empezaré el artículo abriendo un melón: todas o casi todas hemos fingido orgasmos alguna vez.

pareja orgasmo sexo

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En mi caso, si se trataba de algo esporádico, y sin la posibilidad de volver a ver a la otra persona en mi vida, no me planteaba decir nada. Era un secreto que me llevaría conmigo.

(Aunque no tendría por qué ser así, también deberíamos poder sacar este tema si queremos, aunque sea una cosa puntual).

La cosa cambiaba un poco si en mis planes estaba repetir con esa persona y quería disfrutar. Disfrutar de verdad, no como creían que había disfrutado.

Además, me quedaba el malestar de no haber sido del todo sincera y que, con quien me comparta, se merece esa honestidad por mi parte.

Si me desnudo, que sea en todos los aspectos, ¿no?

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Desde mi punto de vista, si esto te resulta familiar, tienes varias opciones, empezando porque puedes pasar del tema y dejarlo correr y centrarte en los encuentros venideros.

Más que nada porque va a ser una experiencia de muchas y si tampoco ves que aporte nada decirlo, se puede quedar como algo anecdótico para ti y punto.

Sobre todo porque hay ocasiones en las que esa incapacidad de alcanzar el clímax puede deberse a que no tienes el día, estás posreglosa, el trabajo ha sido estresante, tu salud está regular…

No es ya solo que cada cuerpo es distinto, cada momento nos afecta de manera diferente, ¡si incluso puedes tener un orgasmo y no sentir placer!

Pero si se trata de un orgasmo fingido para no pararte a explicar tus gustos, porque vuestro intercambio puede ser mejor y punto, dedicar tu energía a comunicarte en la próxima ocasión, ilustrarle o dirigirle para que aprenda cómo te gusta, son buenas opciones.

Aunque es muy válido que quieras ser sincera y además reivindiques que la otra persona esté ahí para escucharte porque necesitas compartir tu experiencia íntima.

Sinceridad con asertividad

Lo único que te puedo aconsejar es que la manera de ponerlo sobre la mesa sea lo más asertiva posible, que de la sinceridad al sincericidio hay una gran diferencia.

Concretamente la que va del «quiero disfrutarlo más» al «no has hecho que me corriera contigo».

Una manifiesta un deseo y voluntad de mejora, la otra puede recibirse como un ataque y desencadenar una respuesta defensiva (así como tocarle la autoestima).

Hablar claro de esto es recordar que nadie nace sabiendo, que estáis familiarizándoos con los respectivos cuerpos y que en ese momento saliste por interpretar un orgasmo porque no te sentías cómoda interrumpiendo, con la suficiente confianza todavía o porque querías mantener esta conversación en otro contexto.

Del otro lado deben entender que los orgasmos dependen de muchos factores y sobre todo aceptar que no está relacionado con su propia performance.

Si no lo comunicas y sigues sin decir nada, pero mantienes tus interpretaciones orgásmicas, tu insatisfacción terminará por cruzarse en el camino y ser el elefante de la habitación.

Además de que, a la larga, terminarás perdiendo interés por esos momentos de intimidad y en caso de que cambies de idea, luego será más duro de encajar por la otra persona.

Normaliza que habrá ocasiones en las que no llegues al orgasmo sin que sea ‘responsabilidad’ de nadie, crea un espacio donde puedas decir «hoy no llego» y, de manera natural, podáis cambiar de actividad.

Mara Mariño

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6 maneras de proteger tu salud mental cuando usas aplicaciones de citas

De tener citas y conocer a diferentes personas nos encanta la misma parte: la de la ilusión, la expectación por quedar, la felicidad después de que haya terminado y quedéis con ganas de más…

Pero poco (o nada) se habla de la cara B, de las decepciones, las abuelas que te dicen que bajes el listón o de la saturación que es que, con una rutina tan complicada, solo puedes encontrarte con gente a través de la pantalla.

parejas citas salud mental

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Sí, estar en el momento de experimentar e ir teniendo conversaciones también es un estrés que nos afecta a la salud mental.

En mi caso, tuve el clásico pronto de desinstalar la aplicación en cuanto vi que tenía varios frentes abiertos con personas que ni siquiera me interesaban realmente.

Lo mío no era un interés real, fue una distracción que me terminó agobiando por la cantidad de tiempo que me absorbía y por no terminar de ver claro que quisiera materializar esas charlas en un encuentro fuera del chat.

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La suerte es que, cada vez más concienciados con el bienestar emocional, no es una excepción ponerlo en práctica a la hora de usar estas apps.

De hecho, hay seis consejos de la Dra. Caroline West, experta en psicología de Bumble, que podemos aplicarnos para que no nos abrume un proceso que debería producirnos más mariposas de emoción que de ansiedad:

  1. Limita el tiempo de uso: que tu vida no transcurra en torno a buscar huecos para desbloquear la app y ver si te han contestado. Reserva un momento del día y céntrate en quienes llamen tu atención porque si sigues saltando de perfil en perfil por la emoción del match corres el riesgo de caer en la ‘paradoja de la elección’. Esto es sentir que tus opciones son infinitas, lo que hace que nunca tomes la decisión de quedar porque te parece que puede salir alguien más compatible con tu forma de ser.
  2. Ten claro lo que quieres: nada de poner algo pasivo-agresivo en tu perfil, como «Haz swipe left si buscas algo esporádico».  Si ya sabes que estás buscando una conexión más allá de un encuentro puntual, dilo o céntrate en quien veas potencial como para que pueda convertirse en eso que quieres en tu vida.
  3. Sal del chat cuando no tengas mucha inspiración, porque no todos tenemos facilidad al teclado (y a veces es difícil mantener una conversación por ahí si no conocemos demasiado a nuestro interlocutor). Puedes probar a mandar notas de voz o a hacer una llamada, ambas opciones son una interesante manera de ver si salta la chispa. Además, estamos todo el día viendo pantallas, es normal que queramos alejarnos de ellas y no seguir tecleando en nuestro tiempo libre.
  4. Marca tus límites: sí, incluso si no tenéis nada más que un chat en una aplicación móvil. Pueden ser explicando tu situación actual («Voy a tener lío y hoy no me voy a conectar») o acerca de tu vida personal («Prefiero no hablar de momento de mis relaciones pasadas»). La clave es proteger tu bienestar emocional y tratar las cosas cuando sientas que es la ocasión de hacerlo porque te nace.
  5. Descansa: el síndrome de burnout también afecta a quienes usamos las aplicaciones de ligar. Como el caso que he comentado al principio del artículo, a veces necesitamos salir y estar un tiempo en el mundo real antes de volver. Tómate tu tiempo. Lo mismo pasa si con quien estábamos hablando se ha tomado un ‘descanso’. No conocemos sus circunstancias, pero podemos empatizar con su necesidad de alejarse y retomar el trato una vez que ha regresado.
  6. Tu círculo es clave, porque son quienes te van a escuchar y acompañar en este momento. No solo puedes descargarte acerca de tu proceso de conocer a personas, sino que te dan una perspectiva que te puede resultar muy útil. Al no tener sus emociones involucradas, tienen una visión más objetiva de nuestros vaivenes sentimentales.

Si encontrarás pareja o no, es algo que no puedo decirte, pero sí asegurarte que de esta manera tu bienestar psicológico será tu prioridad.

Lo que significa que podrás disfrutar del proceso de conocer a alguien -e ir a más si surge-, sintiéndote siempre a gusto porque estás respetando tus emociones en todo momento.

Mara Mariño

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Así afecta a tu satisfacción sexual hacerlo por ‘obligación’ o por deseo

Para mí, la principal diferencia entre no ponerle nombre a algo y empezar a llamarlo ‘relación de pareja’, radica en el compromiso.

El compromiso de trabajar en los diferentes pilares de la relación como son la comunicación, la confianza, la afinidad, el cuidado y respeto y la afectividad, muy relacionada con la vida sexual.

pareja satisfacción sexual

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Mostrar la libido y compartir el placer también nutren la relación. Nos hacen sentir que la otra persona nos desea y nos atiende.

Pero siendo una de las esferas de toda pareja hay quien puede vivirla como un deber, especialmente cuando se trata de relaciones largas en las que puede haberse instaurado la monotonía o, directamente la motivación por tener sexo ha caído en picado.

Dentro de que son muchas las causas que entran en juego si se dan estas circunstancias (que antes había mayor tiempo para experimentar e introducir novedades, pero ahora la rutina impide mantener el mismo espacio, por poner un ejemplo), nadie debería hacer nada porque lo siente su deber.

Primero porque el sexo es algo que debería vivirse desde el deseo y segundo porque tiene unas consecuencias desastrosas.

Que es algo que ha revelado un nuevo estudio de la publicación Journal of Sex Research.

Los resultados mostraron que aquellas personas que tenían cualquier tipo de sentimiento de obligación hacia las relaciones sexuales, experimentaban menor satisfacción que aquellas que lo veían como hacer algo bonito por la pareja.

Este grupo tenía la misma satisfacción sexual que las parejas que afirmaron tener sexo por deseo.

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La conclusión a la que llegaron fue que la satisfacción es un factor que está ligado a la percepción que tengas de ese encuentro.

Una deducción que va en la misma línea de otros estudios previos que descubrieron que quienes tenían sexo por la motivación del placer físico, tenían emociones positivas, mayor deseo sexual y satisfacción en la relación.

Mientras que quienes lo hacían por evitar conflictos (tener que dar explicaciones del rechazo, por ejemplo), experimentaban emociones negativas, terminaban teniendo conflictos igualmente y un menor deseo sexual.

A toda esta información es interesante añadir el dato del género de los votantes, ya que la mayoría de las personas que en el estudio eligieron la opción de sentirse obligadas fueron las mujeres, un dato que se ha repetido en una encuesta rápida que he replicado en mi Instagram.

La visión coitocentrista

Y es algo que encaja si tenemos en cuenta dos factores: el primero que cuando hablamos de ‘tener sexo’ pensamos automáticamente en el coito, porque es la práctica que nos han dicho que es perfecta para parejas.

Pero lo cierto es que las mujeres que llegan al orgasmo a través de este método no alcanzan ni el 30%, por lo que si seguimos pensando en la penetración como práctica por excelencia, es normal que la motivación por el placer físico sea menor.

En segundo lugar que somos nosotras quienes a día de hoy seguimos recibiendo mensajes de que si no le ‘damos’ a nuestra pareja lo que quiere, corremos el riesgo de que corra a buscarlo en otro lado.

Si dejamos de pensar en el sexo como una sucesión de polvos en distintas posiciones y más como un universo de exploración, donde todas las prácticas tienen cabida, quizá nosotras también tendríamos el mismo interés.

Y también recordar que si la única motivación que tiene una persona para seguir en una relación es metérnosla, es el momento de buscar nosotras a alguien mejor.

Porque satisfacción sexual es también construir una intimidad al lado de quien te hace sentir valorada al completo.

Mara Mariño

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¿Hablar mal de tu ex te ayuda a pasar página?

Me he ido de compras, he jugado a videojuegos, he estado en la cama con la persiana bajada llorando mientras escuchaba en bucle Lana del Rey y me he ido a echar un billar con un chico que me gustaba.

Cuatro situaciones que tienen en común el mismo motivo: estaba en pleno proceso sentimental de pasar página.

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Si cada relación es un mundo, con cada ruptura (o manera de superarla) pasa lo mismo. Sí, hasta cuando no ha llevado la etiqueta de ‘noviazgo’.

Porque todo se resume en qué hacer con esos sentimientos que tenía hacia alguien que ya no está en mi vida.

Ahora que hemos normalizado ir a terapia o buscar soluciones asertivas por nuestra cuenta, sabemos la teoría de sobra.

Estar con amigas, arroparse en la familia, pasear, moverse, mantener actividad, distraerse…

Pero, ¿y si un hábito cuestionable nos fuera de maravilla para cerrar el capítulo emocional?

Hablo de echar pestes, poner verde, de hablar mal.

Quiero reivindicar que puedas estar con alguien que te escucha, con quien puedes decir en alto todo lo que no te gustaba.

Las dificultades de la relación, los momentos complicados, lo que te hizo sentir mal, lo mucho que te dolió todo…

Los beneficios de ‘rajar’ de tu ex

Lo considero algo sano que muchas veces nos negamos por considerarlo incorrecto. «¿Qué clase de persona soy hablando mal de otra?», pensamos.

Pues una normal a la que le viene de maravilla ese ejercicio para procesar sus emociones actuales. No necesitas ser un modelo de comportamiento si el cuerpo te pide soltarlo todo en alto.

Ya llegará el momento de ser una expareja ejemplar.

Pero también te ayuda a ser consciente de las cosas viendo lo que, quizás en plena melancolía de haber terminado el vínculo con esa persona, no eras capaz de identificar.

Y, por supuesto, de relajar la tensión de la carga emocional negativa que llevabas a tus espaldas.

¿Hay alguna sensación comparable a lo bien que te sientes después de desahogarte de todo lo que te molestaba? Ni ir a un spa, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

Antes de que te plantees si es sano hacer algo de este estilo, déjame decirte que la forma sana es la forma que te sirva para seguir adelante dejando eso archivado.

Y no se me ocurre un mejor ejemplo de quien últimamente ha hecho esto que Shakira, cuando decir las cosas en alto te ayudan a dejarlas atrás, es una razón más que convincente para probarlo, ¿no?

Aunque hay una fina línea entre hacerlo como parte de un momento de transición en el que estás digiriendo las cosas y quedarte en esa fase de manera indefinida.

Puedes identificar que se ha convertido en un problema si no hablas de otra cosa más que de la ruptura o lo mal que te hizo sentir o es lo único en que piensas.

Una buena razón para salir de ese bucle, creas o no en manifestar o en leyes de atracción, lo que tienes por seguro es que tu energía está puesta en alguien que no eres tú.

Y deberías dedicártela a ti.

Mara Mariño

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Hay una app de ligar solo para frikis (y ya la he probado)

«Debes de ser SpiderMan porque estoy cayendo en tus redes» es una frase que en Tinder, Bumble, Happn, Meetic u otras aplicaciones para ligar sirve para dos cosas: poder sacarle una sonrisa a tu match con la ocurrencia y dejarle ver que eres algo friki.

Y si bien en esas apps pueden aparecer de vez en cuando, en Freakit! tener un manejo de este tipo de referencias es fundamental y necesario.

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Pero, ¿qué es Freakit!? Alba y Amanda se dieron cuenta de dos cosas, para empezar, las dificultades que podían tener los otakus (aficionados al anime y manga) a la hora de encontrar personas de gustos similares, y la segunda que existe mucho prejuicio alrededor por sus gustos haciendo que en ocasiones no les resulte fácil ligar.

Aunque si algo queda claro es que los frikis, también de cómics, series de ciencia ficción o la Tierra Media, todo entra en Freakit!, cada vez cogen más fuerza en España.

Es algo que queda claro con el apabullante éxito de eventos dedicados a estos fenómenos culturales y el boom que ha pegado la aplicación.

Una de las principales diferencias que identifico al descargarla es que al poco de crear tu perfil, sale la opción de «¿Qué buscas?».

Y las opciones van desde «Lo que sea» a «Relación poliamorosa» o «Amistad».

«Queríamos que el usuario pudiese mostrar a los otros usuarios cuál era su situación y disponibilidad sentimental sin tapujos ni rodeos, por eso decidimos poner todas o gran parte de los tipos de relaciones que existen», explican las fundadoras.

Una vez completo el perfil, me sale un personaje que no identifico (¿quizá no soy lo bastante friki?) con un texto que me define como «extremadamente lógica y sistemática. Alto sentido de la moralidad por lo que siempre actúa conforme a sus valores».

Cinco minutos en la aplicación y ya me ha calado mejor que muchas personas de mi entorno, he de decir.

El ‘avatar’ que me ha tocado es lo primero que se ve de mí junto a mi nombre y mi edad. Otra de las principales diferencias respecto a las aplicaciones más populares que siempre priorizan la foto.

«Estábamos cansadas de que en las apps de ligar o conocer gente que habíamos usado anteriormente lo primero y a lo que más valor se diese fuese al físico, por eso pensamos que a través de los personajes la gente podría relacionar de manera súper fácil y visual la personalidad del otro usuario y que esto fuese lo primero que conociesen el uno del otro», comentan Alba y Amanda.

Cómo triunfar en Freakit! según las fundadoras

Aunque no la utilizo más que para curiosear la interfaz (y no hago un UwU con nadie, que sería el equivalente al match), me gusta que, además de los personajes, quienes tienen el perfil tiran de creatividad en la descripción así como en explicar qué tipo de frikismo es el suyo.

En los perfiles hay desde quien hace cosplay de manera profesional (crea trajes inspirados en personajes de la ficción), animación 3D, pero también peluquería, ingeniería o arquitectura. A quien le gusta Marvel, One Piece, Star Wars, Evangelion o Naruto entre muchas otras.

Que la edad media de los usuarios de Freakit! sea de 25 años demuestra que es algo que viene aún con más fuerza entre la Generación Z.

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Las fundadoras me confirman que «ya hay parejas que se han conocido a través de Freakit! Y nos parece lo más lindo del mundo, ¡nos hace muchísima ilusión!».

Así que solo queda preguntarse qué hay que hacer para tener un perfil interesante.

«Un consejo sería poner fotos tuyas reales, en nuestro caso si vemos a alguien que ha puesto una foto con su mascota suma puntos y tener un perfil completo, un perfil que no está casi editado o con apenas información puede dar sensación de perfil falso».

En su opinión, romper el hielo en esta app es sencillo: «El usuario puede poner etiquetas con sus gustos solamente tienes que mirar cuáles son y hacer alguna pregunta sobre un tema en concreto de esas etiquetas de gustos».

«Hace un tiempo hicimos un sorteo en Instagram buscando la frase Otaku para ligar más guay, y la que ganó fue: No necesitas de poderosas armas ni de llamativos vestidos para ser una auténtica magical girl en la vida real (en anime, una mágica girl tiene como protagonista a una chica con algún poder especial)».

Y, como curiosidad para ir terminando la entrevista, una de las razones por las que surgió la idea es que Alba estando soltera quería encontrar a alguien con quien compartiera sus gustos frikis.

De momento no se ha dado el caso porque ambas han dejado sus trabajos para dedicarse enteramente a la app, pero ¿no sería digno de comedia romántica que encontrara a su Otaku en Freakit!, la app que ha cofundado?

Mara Mariño

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El viaje de Paula, después de una agresión sexual

Llama la atención que con la cantidad de libros, películas y series en las que las agresiones sexuales forman parte de la trama -ya no entro en si es de manera relevante o no- apenas existan productos fuera de la ficción que ayuden a las víctimas en la vida real.

Que es una de las razones que animó a Laura Roqueta, activista y divulgadora en @culturaconsentimiento, a escribir El viaje de Paula (Editorial Descontrol, 2023).

amigas cogidas de la mano

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«Quería escribir un libro que hablara y sensibilizara sobre algo que no estamos muy acostumbrados a escuchar. Que es qué puede pasar después de una agresión sexual», explica la autora.

Para ello, ha optado por una novela muy clara y fácil de leer todos esos retos tanto personales como sociales a los que puede tocar enfrentarse después de sufrir una agresión sexual.

«Al mismo tiempo era importante que proporcionara recursos esenciales, como por ejemplo: qué hacer y qué evitar hacer cuando alguien te cuenta que ha sufrido una agresión sexual, cómo podemos intervenir de forma segura cuando presenciamos una situación peligrosa o potencialmente peligrosa, qué hacer si sufrimos una agresión sexual, teléfonos de atención para jóvenes, consentimiento y mucho más».

El viaje de Paula es una historia desde un ángulo que no estamos acostumbrados a conocer, pero también un manual con información práctica que deberíamos conocer sobre este tema.

Mientras que el libro de Laura habla por primera vez de este tipo de agresiones con la idea de apoyar a las víctimas, ¿hasta qué punto necesitamos más implicación por parte de todos (familias, instituciones, Gobierno…) a la hora de frenar las cifras que escuchamos casi a diario?

¿Dirías que la educación sexual es un factor que puede prevenir las agresiones sexuales?
La educación sexual es un factor fundamental para prevenir las agresiones sexuales y para que las víctimas puedan identificarlas y pedir ayuda. La Educación Sexual Integral (ESI) no solo proporciona conocimiento sobre el cuerpo y cómo cuidarlo, sino que también presenta la sexualidad de manera positiva y enfatiza valores como el respeto, la inclusión, la no discriminación, la igualdad, la empatía, la responsabilidad y la reciprocidad.

Otro aspecto fundamental dentro de la educación sexual es la perspectiva de género, ya que para conseguir relaciones sexuales basadas en la igualdad tenemos que tener en cuenta la cultura en la que vivimos. Eso significa combatir los estereotipos de género y mensajes sexistas que, de forma sutil, nos van impactando desde la televisión, canciones y medios de comunicación entre otros, en nuestro día a día y que perpetúan estos estereotipos tan dañinos.

Actualmente, la educación sexual se está dejando prácticamente en manos de la pornografía gratuita, que es altamente violenta contra las mujeres, machista (y racista, clasista y LGTBI-fóbica), sin comunicación, donde el consentimiento parece que no importa y donde no se utilizan métodos de protección contra infecciones de transmisión sexual. ¿Suena como una receta para el desastre, verdad? Es por eso que la educación sexual integral es crucial en la prevención de agresiones sexuales y en la creación de relaciones sexuales saludables, respetuosas y placenteras.

¿Qué otros factores son clave en tu opinión?
Considero que es fundamental que se creen campañas de sensibilización sobre la violencia sexual, políticas de apoyo a las supervivientes y ofrecer una educación feminista que tenga en cuenta las diferencias de poder entre personas por motivos de género, raza, clase, diversidad funcional y orientación sexual. Otro factor que podemos hacer es practicar el consentimiento en todas nuestras relaciones, no solo sexuales.

Es decir, que pongamos el respeto de la autonomía corporal de las personas en el centro y aprendamos a comunicar nuestros deseos y límites, respetar los de los demás y gestionar las emociones que estos nos evocan. Y por supuesto creer y apoyar a las supervivientes. No nos olvidemos de que la mayoría de agresiones no se denuncian y que algunos de los principales motivos son el miedo de las víctimas a no ser creídas, a ser culpadas de la violencia vivida y la falta de confianza en que se cumpla la ley. Tenemos que romper con la culpabilización a las víctimas que solo hace que perpetuar el silencio de las víctimas y la impunidad de los agresores.

¿Se le está dedicando la atención que merece a la violencia de género socialmente?
Creo que socialmente cada vez se le está dando más atención y que se está avanzando en el tema. Prueba de ello es que solo hace unos meses se aprobó la Ley de garantía integral de la libertad sexual, que a pesar de la reforma aprobada hace unas semanas que quita uno de los grandes avances de esta ley, la utilización del consentimiento, y no la violencia, como baremo para definir qué constituye una agresión sexual, se han implementado varias de las medidas a las que España se comprometió al adherirse al Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres, y eso es muy bueno.

Medidas que van más allá de las punitivas, de sensibilización y educación a la población y apoyo a las víctimas. No obstante, no se le está dando los recursos y la prioridad que debería tener en la agenda pública. Estamos hablando de que llevamos 1.198 víctimas mortales por Violencia de Género desde el 1 de enero de 2003. De que 1 de cada 20 mujeres en Europa ha sido violada, 1 de cada 10 ha sufrido violencia sexual por parte de su pareja o expareja y que uno de cada cinco criaturas sufrirá algún tipo de agresión sexual hasta los 17 años. Y a pesar de que la gran mayoría de víctimas de la violencia sexual son mujeres y niñas, no tenemos prácticamente ninguna información sobre la violencia sexual que sufren los hombres o personas no binarias o de género fluido.

Si realmente estuviéramos concienciados sobre qué son las agresiones sexuales y el impacto que pueden tener en la vida de las víctimas y en la de sus familiares, esto es como para poner el estado de alarma.

En el libro hablas de series o películas donde aparecen escenas de este tipo, ¿qué opinas de que sea tan común encontrar violaciones en una gran cantidad de obras de ficción?
Vivimos en una sociedad llena de violencia sexual, solo hace falta ver las estadísticas mundiales, así que esta se plasme en los argumentos de películas y series no me sorprende, hasta cierto punto tiene sentido. Para mí la cuestión está en cómo se presenta
esta violencia sexual y qué sentido tiene en el argumento. Vemos que algunas series y películas muestran las violaciones como lo que son, actos terribles que causan un tremendo impacto en la vida de las víctimas. Por ejemplo, en Outlander, la violación de Jamie abrió el tema sobre la violación masculina, donde posteriormente se tratan los efectos de la agresión en el personaje, el trauma y cómo seguir adelante.

No obstante, demasiadas veces las series de televisión o las películas que vemos utilizan las violaciones como efecto dramático, sin ningún tipo de lógica con el argumento y sin mostrar las consecuencias de la agresión en los personajes que las sufren. A veces incluso las escenas se muestran de forma morbosa o erotizada. Cuando el entretenimiento, las series de televisión o las películas que vemos, utilizan irresponsablemente las agresiones sexuales estamos normalizándolas y lanzando una serie de mensajes que siguen perpetuando la violencia sexual en nuestra realidad.

¿Cómo podemos apoyar a una persona de nuestro entorno que ha sido víctima de una agresión sexual?
Como la violencia sexual es un tema tabú y no nos preparan para afrontar estas situaciones, puede que nos sintamos abrumados, que no sepamos qué hacer o que incluso con nuestras mejores intenciones digamos o hagamos algo que dañe a la persona que nos lo ha contado.

En el libro se mencionan una serie de cosas que podemos decir y hacer y cosas que deberíamos evitar. Agradecer la confianza por contarnos algo que puede ser tan difícil de explicar es una buena forma de empezar la conversación. Es importante escuchar sin juzgar y sin preguntar por detalles o por qué hicieron o no hicieron “x”. Hay que poner atención en no tomar el control de la situación y respetar cómo la superviviente quiere llevar su recuperación, por ejemplo, si quiere tomar acciones legales o no.

No tenemos que tener respuestas para todo, podemos ofrecernos a ayudar a la persona, a buscar recursos de apoyo como algún profesional, organizaciones que ofrecen apoyo a supervivientes o acompañar a la persona al hospital o a la policía. Tenemos que pensar que nuestro papel es el de ser una buena amistad; estar a su lado y ofrecerle nuestro apoyo.

¿Podrías hablar de la presión que existe sobre ser ‘la buena víctima’?
La presión por ser una «buena víctima» se refiere a la expectativa social de que las víctimas de violencia sexual deben comportarse de ciertas maneras para que su relato sea creíble y puedan recibir apoyo y justicia. Esta presión puede ser muy perjudicial para las
víctimas, ya que demasiado a menudo se les juzga y culpa por no actuar de la manera «correcta», lo que puede aumentar su trauma.

Para ser una “buena víctima”, se supone que después de sufrir el incidente tienes que hablar inmediatamente y denunciar a la policía. Tienes que comportarte como tal y llorar, estar visiblemente destrozada y recordar todos los detalles del incidente, fechas, horas y lugares específicos. Haber actuado de manera defensiva, cuantas marcas de violencia visibles mejor, y no haber consumido ningún tipo de sustancia, haber estado de fiesta, o que tengas una vida sexual activa.

No solo la gran mayoría de víctimas no encajan en este perfil, sino que estos “requisitos” no son realistas. Para empezar, ¿cómo se supone que las personas pueden identificar que han vivido violencia sexual si no se nos educa sobre ello? ¿Cómo poder recordar los detalles de una agresión si sabemos que el trauma puede fragmentar nuestros recuerdos? Además, sabemos que una gran parte de las personas que sufren violencia sexual hablan meses o años después de la agresión y muchas agresiones sexuales no dejan marcas visibles. Es importante entender que la única responsabilidad en un acto de violencia sexual recae en el agresor y que no hay una “buena” o “mala” manera de ser una víctima ni una forma específica de comportamiento después de una agresión. Todas merecen ser creídas y apoyadas.

Y a esas personas que han sufrido una agresión, ¿qué es lo primero que recomendarías si no saben bien qué hacer, pero sienten que es algo que no les deja avanzar?
Que busquen apoyo. Es esencial buscar apoyo para ponerse manos a la obra con la recuperación, independientemente de si quieres denunciar o no la agresión e independientemente de cuándo sucedió. Nunca es demasiado tarde para ponerse a trabajar en una agresión sexual.

Además, añadiría que no hace falta que algo cumpla con la definición de “agresión” (recordemos que lo que se define como violación o abuso puede variar con el tiempo o simplemente de país a país). Si hay alguna experiencia sexual que se les ha quedado atravesada, que les genera malestar, hay que poner atención a ello y esto es algo que se tiene que hacer en manos de profesionales. El libro cuenta con un apartado de organizaciones sin ánimo de lucro en el ámbito español que ofrecen recursos de apoyo a supervivientes y teléfonos de atención gratuitos y anónimos como es el 016, el teléfono de atención a todas las formas de violencia contra las mujeres.

Para terminar, ¿crees que harían falta más acciones que enseñen a los niños que no deben violar?
Completamente. Tenemos que tener en cuenta que desde la infancia recibimos mensajes sobre cómo se supone que tenemos que actuar y relacionarnos según nuestra identidad. No es ninguna sorpresa que en una sociedad machista y patriarcal la mayoría de agresiones sean cometidas por hombres y la mayoría de víctimas sean mujeres y niñas. Así que ya hemos visto que esto de poner el foco sobre las mujeres y dedicarnos a decirles que pueden hacer y que deben dejar de hacer para evitar el mal comportamiento masculino es muy poco efectivo. De nada sirve si los hombres y chicos no dejan de agredir. Es muy injusto asumir que las mujeres tenemos que coartar nuestra libertad de expresión y de movimiento, que ya hemos visto que no sirve de mucho, en vez de mover el foco hacia la raíz del problema, que es el machismo.

Así que es esencial que se creen campañas, libros, cursos… y se haga sensibilización especialmente dedicada a promover masculinidades que respeten y traten con igualdad a mujeres y personas no binarias. También es esencial que se haga educación sexual desde la escuela, para sensibilizar sobre los estereotipos tóxicos de género en la sexualidad y trabajar con chicos y hombres para que respeten los límites de las mujeres y gestionar las emociones que supone el rechazo.

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Mara Mariño

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