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Sí, hay una forma correcta de guardar tus juguetes sexuales

Y no es teniéndolos al batiburrillo en el cajón de la mesilla de noche, me faltaría añadir.

juguetes sexuales

PEXELS

Aunque es el sitio más práctico, es también en el que guardamos otras cosas.

Terminan por mezclarse los juguetes sexuales con los cables, el paquete de condones medio abierto, un gel de masajes pegajoso al que le falta la tapa y las velas, que ya llevan varios usos a sus espaldas.

La vagina y la vulva están preparadas para la exposición de agentes externos, pero al usar un juguete sucio, se introducen bacterias u otros patógenos.

Esto es algo que puede causar una irritación en la piel o derivar en una infección bacteriana o incluso del tracto urinario.

Además se acorta la vida útil de los juguetes, por lo que si quieres usarlos mucho tiempo (de manera segura), tienes que tener en cuenta tres factores.

Donde los coloques, deben estar protegidos del polvo -para que estén limpios cuando necesites volver a usarlos-, en un lugar donde no experimenten cambios de temperatura y con fácil acceso (porque si no quedan a mano, la pereza va a ser más fuerte que las ganas).

@meetingmara A lo mejor el de las bragas lo tienes hecho un desastre. Pero si ordenas así tus juguetes s3xuales, el visto bueno de Marie Kondo lo tienes 👍 #organizacion #organizar #sexualidad #pareja #sexualidadypareja #educacionsexual #tips #parati ♬ dance(256762) – TimTaj

Lo ideal sería que buscaras una caja del tamaño de tu colección. Una vez la tienes escogida, es el momento de dividir por categorías.

Los cables por un lado y, si puede ser en una bolsa de zip transparente, mucho mejor de cara a encontrar de un primer vistazo el que necesitas.

Todo lo que sea en textura líquida o gel debería ir también o en una bolsita o en una caja separada, para evitar esas fugas inesperadas que pueden manchar el resto de cosas.

A la hora de almacenar los juguetes, no tires de imaginación envolviéndolos en una bolsa de plástico o papel absorbente.

Lo mejor que puedes hacer es guardarlos en la bolsita de tela donde suelen venir (o hacerte con una a su medida).

Permiten que el juguete transpire y no proliferan las bacterias.

Una vez limpios y secos -algo que aprendiste a hacer en este artículo que te dejo debajo- lo ideal es que los guardes cargados para evitar que, la próxima vez que los vayas a usar, te lleves la sorpresa de que no tienen batería.

Te puede interesar leer: Juguetes sexuales: cómo, cuándo y dónde limpiarlos

En teoría, deberías ponerlos uno al lado de otro para que no se aplasten.

Pero como este sistema no tiene mucho sentido si tu colección es de mayor tamaño, yo los pongo unos sobre otros, dejando los más pesados abajo para que no aplasten a los más ligeros.

Respecto a otros artículos como esposas, fustas, cuerdas, pinzas o antifaces -o todo lo relacionado con el BDSM-, te resultará más fácil encontrarlos si los colocas también juntos.

Mara Mariño

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¿Por qué nos da cosa usar la colección de juguetes sexuales de otras personas?

Si a mis años de bloguera de sexo sumas que soy una gran consumidora de tiendas eróticas, mi colección de juguetes ha ido creciendo hasta el punto de que la tengo dividida entre dos ciudades.

Y claro, en ese tiempo mi vida sentimental ha ido y venido, como la canción de Chenoa.

LELO

Algunos los compré por mi cuenta, otros me los regaló una expareja para disfrutar juntos y está la categoría de los que escogí para sorprender a una persona concreta.

A excepción de un juguete que se me perdió en una mudanza, todos los demás los he mantenido. Pero, ¿los he utilizado con parejas nuevas?

Si me pongo práctica, mi postura es que, bien limpios, no hay problema ninguno en usarlos.

Hay modelos que solo necesitan agua y jabón y otros que necesitan una desinfección a fondo, pero quedan como nuevos.

Por ejemplo, el cristal o la silicona, fáciles de esterilizar, son materiales que puedes seguir utilizando durante muchos años.

Esto es algo bastante tranquilizador si tenemos en cuenta que hay juguetes cuyo precio llega a las tres cifras.

No es como que puedes comprar un estimulador de próstata anal con mando a distancia cada dos días.

Eso sí, si es un material poroso o barato, mejor reciclarlo y hacerse con otro. Esto es algo que pasa, por ejemplo, con los huevos desechables.

Al estar hechos de un plástico que no se puede limpiar con mucha facilidad, es mejor limitarlos siempre a la misma persona.

Más allá de los vibradores o dildos, artículos como pinzas para los pezones, fustas, dados, aceites o lubricantes son perfectamente reutilizables.

Quizás para mí el límite está en la lencería. Aquellas prendas que me he comprado yo me veo usándolas con cualquier pareja (ya que me hice con ellas por sentirme bien luciéndolas y es algo que dispara mi autoestima en la cama).

Hay otras que me han regalado que tengo demasiado ligadas a las experiencias conjuntas. Esas prefiero dejarlas fuera de la ecuación por los recuerdos que me traen a la cabeza.

Entonces, si todo es tan higiénico, ¿por qué puede producirnos algo de incomodidad pensar en introducirnos objetos que han pasado por otras personas?

Por mucho que seamos conscientes de que la persona que tenemos enfrente tiene una vida sexual pasada, no es algo que queramos saber.

Tener el juguete delante es la prueba física de esa puerta que no queremos abrir a sus vivencias íntimas del pasado.

Por un lado, tenemos que recordar que, si somos como somos entre las sábanas, es gracias a las tablas que hemos hecho durante el camino.

Si es por una cuestión de repelús o de no querer compartir juguetes que no son de primera mano, tampoco es muy justo pedirle a la otra persona que cambie toda su colección.

No es como si cada vez que empezamos una historia con alguien nuevo cambiáramos de genitales, manos o boca. De una manera o de otra, nosotros tampoco nos presentamos con el precinto puesto.

Pero si ni con esas te he convencido, mi consejo es que a partir de ahora compres solo juguetes para tu disfrute propio.

Así da igual compartirlos con alguien, ya que son para ser usados en tu cuerpo.

Duquesa Doslabios.
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Cómo quitar esas manchas que te da vergüenza preguntarle a tu madre

¿Qué es lo peor que puede pasar después de un polvazo espectacular? No, no es que te hagan ghosting -que te quiten lo bailao- o que te quedes con agujetas hasta en las pestañas.

Lo peor es que hagas la cama, recoloques los cojines del sofá o recojas tu ropa y descubras una mancha sospechosa de esas que sabes en qué momento han tenido lugar pero no de dónde viene exactamente.

UNSPLASH

Sí, hablo de esas manchas que no te atreves a preguntarle a tu madre qué tienes que hacer para sacarlas (te arriesgas a que te pida foto, o peor, a que se ofrezca a quitártela ella) y solo te atreves a buscar en Google, donde encuentras 150 remedios caseros para los que muchos necesitas productos químicos que parecen salidos de un capítulo de Breaking Bad.

Pues ya no te va a hacer falta. Me he pasado por la tintorería de mi barrio, la tintorería Ninot a preguntarles cómo podemos actuar sobre esas manchas (y evitar tener que tirar las sábanas) y me han resuelto todas las dudas de si podrás seguir usando la prenda o es momento de que le digas adiós y te hagas con una nueva.

Lo primero que me dicen es que, en el caso de que sea un tejido delicado -como seda, por ejemplo- va a ser casi imposible sacar la mancha sin estropear la ropa.

Así que si tienes sábanas de satén o por un casual sales con un vestido de fiesta estilo lencero, intenta guardarlo en algún sitio donde no le caiga nada encima.

Si se tratan de manchas de sangre, como puede ser por la regla o porque hemos abierto alguna heridita, lo más efectivo, según me confirman en la tintorería Ninot, es aplicar agua fría rápidamente.

Si queremos blanquear, podemos probar con agua oxigenada también. Una vez hayan desaparecido las burbujas, se frota bien debajo del chorro de agua y luego se aplica jabón.

Cuidado porque la lejía solo es recomendable si hablamos de ropa blanca.

Las secreciones como el flujo son también relativamente sencillas de sacar. Aunque también es verdad que por mucho que la limpiemos, es habitual que quede un pequeño resto amarillento (de ahí que aproveches a renovar el cajón de ropa interior cuando acabes con tu ex).

Como con la sangre, puedes aplicar un poco de lejía si la prenda es blanca.

En cuando al semen, me comentan que es la oveja negra de la lista de las manchas, ya que es el más difícil de quitar y suele dejar la ropa para tirar. Si la mancha es reciente, podemos probar con agua y jabón.

Por último, para manchas de heces, los expertos recomiendan usar guantes si no son las propias y limpiarlo antes de meterlo en la lavadora.

Habría que aplicar agua tibia con jabón y frotar si se ha secado hasta que salgan los restos. Después a la lavadora.

Y por mucho que seamos aficionados al suavizante (¿a quién no le encanta la textura suave que le deja a la ropa?), no recomiendan usarlo nunca en estos casos, ya que tiene componentes oleosos que lo único que hacen es fijar aún más las manchas. Además es un producto muy contaminante.

Duquesa Doslabios.

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Hábitos higiénicos para una vida sexual sana (con o sin pandemia)

Soy de esas personas que, antes de la llegada del coronavirus a nuestras vidas, ya iba con un gel desinfectante siempre en el bolso.

Que ahora se haya puesto tan de moda limpiarse las manos después de abrir la puerta del vagón de Metro (¿por qué en la línea 1 siguen sin automatizar el sistema?), para mí era el día a día.

Sí, gracias a la Covid-19 nos hemos vuelto más precavidos que nunca en cuanto a desinfección. Así que quiero aprovechar para repasar los hábitos que -virus suelto o no- deberíamos cumplir siempre.

LELO

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La higiene personal es el primer punto de partida. Algo que va desde cambiarse la ropa interior a diario al mínimo de limpieza, que es siempre de agradecer (con la única excepción quizás de esos calentones que entran después de hacer ejercicio estando en compañía).

Vale que hay gente que no encuentra impedimentos en el aliento matutino, pero para los demás, empezar el día con un lavado de dientes es fundamental.

Lo mismo pasa con los genitales. Ya se vaya a practicar sexo oral o no, es una zona de roce que no solo suda sino que también puede tener algún residuo que es mejor quitar con agua y jabón.

Aunque me parece bastante obvio, tampoco se nos puede olvidar lavarnos bien las manos antes de tocar nada.

Antes no estábamos tan mentalizados con lo de ir al baño nada más llegar a casa y más de una hemos tenido que recibir algún dedo curioso con una mezcla entre placer y -no nos vamos a engañar- un poco de asco por el tiempo que podría llevar sin pasar por el agua.

Que las uñas pueden acumular mucha roña y nadie quiere terminar con una infección por algún arañazo infortunado.

Es algo también aplicable a los juguetes, por supuesto. Y es que no basta con meterlos debajo del chorro del grifo cada vez que terminemos de usarlos. El limpiador es ahora imprescindible si tenemos en cuenta que hay virus sueltos.

De hecho, según la sex shop EroticFeel son estos productos los que más triunfan en ventas (sí, más que el succionador de clítoris).

Su precio ronda entre los 9,90 y los 12 euros, así que no tenemos excusa para no añadirlo al repertorio.

Además la forma de usarlo es tan sencillo como aplicarlo y dejarlo actuar unos minutos.

Mientras que algunos requieren aclarado con agua y jabón, otros se pueden guardar directamente después de usar el limpiador.

Si te da mucha pereza el proceso (o en ese momento no tienes con qué desinfectarlos) usar un condón hace el apaño. Eso sí, nada de reciclarlo después para otras cosas.

Para terminar, como higiene posterior, un aclarado con agua debería bastar para prevenir infecciones urinarias y, en nuestro caso, amigas, no os olvidéis de que es fundamental vaciar la vejiga.

Duquesa Doslabios.

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¿Qué hay de la higiene ‘after sex’?

Soy de las que considera que el agua y el jabón son los dos elementos imprescindibles antes de hacer nada entre las sábanas. Sin ellos, no solo me sentiría incómoda conmigo misma a la hora de movilizarme sino que, además, haría cualquier intercambio menos placentero (el sudor, el pis o las horas que nos alejan de la última ducha son algunos de los factores que hacen que el olor aumente).

PIXABAY

Pero no solo en la parte previa se quedan los cuidados del cuerpo, es algo que no podemos dejar de lado una vez hemos terminado por mucho que estemos exhaustos sobre la cama.

La acción más relevante, y, a la vez, la más sencilla, es hacer pis en el caso de las mujeres. Ese apretón en la vejiga bien merece un viaje de descarga rápido al baño.

Y es que durante la penetración, las bacterias llegan a la uretra, algo que puede derivar en una infección urinaria si no llevamos a cabo esa meada after sex.

¿Pero, no sería mejor ducharse directamente y terminar con el riesgo de coger una cistitis?

A diferencia de la higiene previa al sexo, la limpieza posterior desaconseja las duchas en el caso de las mujeres, por mucho que exista el mito extendido de que solo así podemos evitar contagiarnos de enfermedades.

Un lavado a fondo se cargaría la población natural de lactobacillus, las mismas bacterias que crean el ácido vaginal, cuya función es evitar el crecimiento de gérmenes antinaturales.

Lo único que se conseguiría en esa supuesta limpieza del cuerpo sería exponerlo todavía más a contraer una infección. ¿La solución si, todavía, queremos refrescar la zona? Agua por fuera y nada de frotar.

Si queremos un sexo seguro e higiénico, la recomendación de la ginecóloga va a ser siempre la misma: lo que es realmente imprescindible es el condón.

Duquesa Doslabios.

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Juguetes sexuales: cómo, cuándo y dónde limpiarlos

El cajón de los juguetes sexuales es un territorio, virgen no, eso desde luego, pero digno de explorar con toda precaución.

Y es que no siempre les dedicamos la atención que deberíamos. Las prisas del momento o la pereza que nos entra al terminar pueden contribuir a que terminemos dejando los juguetes al retortero y eso puede provocar, no solo que el aparato se pueda estropear, sino que nos arriesguemos a coger una infección.

WIKIMEDIA

Laura, portavoz de Placeres Secretos Love Store, resuelve algunas de dudas que nos puedan surgir al respecto al conocer de primera mano los productos y su cuidado.

Para empezar, la pregunta del millón: ¿cada cuánto debemos limpiar nuestros juguetes? «Los juguetes sexuales siempre deben limpiarse tanto antes como después de su uso. La limpieza posterior es la que nos garantiza que el juguete se mantenga el mayor tiempo posible como cuando lo compramos, y por tanto, alargaremos su vida útil» dice Laura.

La limpieza previa «garantiza nuestra propia salud y nos ayuda a cualquier tipo de bacteria que se haya depositado durante el tiempo que no le hemos usado no llegue a entrar en contacto con nuestro cuerpo», afirma la portavoz.

A la hora de encontrarles un sitio, Laura hace hincapié en que «es importante guardarlos en lugares lo más secos y limpios posibles. No recomendamos guardar los juguetes, por ejemplo, en el baño porque es el lugar de la casa que más humedad puede contener, además de las bacterias propias que se pueden expandir al realizar nuestras necesidades fisiológicas».

«Todo lo que queramos añadir para guardar el juguete vendrá bien, si disponemos de la caja original esta puede ser un buen lugar. Hoy en día ya hay muchos juguetes que incluyen una bolsita de tela donde poder guardarlo para evitar que coja polvo o suciedad. Además este tipo de bolsa también nos sirve para añadir un toque de discreción y evitar que nadie sepa lo que guardamos dentro. Resulta muy cómodo para cuando viajamos y decidimos que nuestro mejor amante nos acompañe», resalta la portavoz.

Para limpiarlos no necesitamos un producto específico, ya que como recomienda Laura «la forma más económica de limpiar nuestros juguetes es usar agua tibia (no necesitamos hervirla) y cualquier jabón neutro que tengamos por casa, nada de usar productos muy abrasivos o con pH muy alto».

Respecto al lavavajillas y el uso que le dan en las películas para limpiar juguetes, la portavoz de la tienda desmiente el mito: «No recomendamos lavarlos en el lavavajillas por las altas temperaturas que este puede alcanzar y por la acción de secado posterior que realiza, ya que estropearía nuestros juguetes. Existen productos específicos, varias marcas tienen su propio limpiador, pero tampoco es imprescindible usar el limpiador de cada marca«.

Los juguetes con pilas también requieren cuidados específicos ya que «siempre hay que retirarlas antes de proceder a lavarlos, y antes de volver a poner las pilas, asegurarnos de que el juguete ha quedado completamente seco. Si no vamos a usar el juguete en mucho tiempo, mejor tener las pilas quitadas, evitamos que se puedan consumir o estropear el juguete. La única excepción a esto son aquellos juguetes que incluyen baterías recargables que no pueden extraerse, ya que en estos casos suelen ser juguetes 100% sumergibles», afirma Laura.

Sí que es cierto que tendremos que tratar de manera algo distinta los de silicona, que son la mayoría de los juguetes, ya que como recuerda la portavoz, son con los que más cuidado debemos tener: «No usar agua demasiado caliente ni jabones muy agresivos ni que contengan aceites. Como ejemplo, aunque no tiene que ver con la limpieza, los juguetes de este material no se pueden usar con lubricantes de silicona o productos aceitosos ya que estos se adhieren al juguete y estropean la superficie».

Para terminar, Laura hace una reflexión que resume a la perfección el trato que tenemos que darle a los juguetes: «Debemos pensar que son una extensión más de nuestro cuerpo y tener con ellos la misma higiene que tenemos con nosotros».

Duquesa Doslabios.

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¿Cada cuánto hay que cambiar las sábanas cuando tienes sexo?

Ponte en situación: domingo por la noche. Te acuestas en la cama de alguien y, animándole a que se una, tratando de ser juguetona a la vez que coqueta, deslizas la mano por encima de la sábana indicándole que quieres que se tumbe junto a ti. Pero esa mano, en el camino a lo largo del tejido, se topa con algo que identificas como MIGAS.

Uno de los posibles orígenes de las migas en la cama. PIXABAY

Tu escena mental, que parecía salida de cualquier momento romántico de película ‘hollywoodiense’, se corta de golpe cuando, buscando esas migas, encuentras manchas indefinidas que sospechas que ni siquiera son tuyas ya que hace un mes que no has pasado por la cama (o peor, son tuyas de hace un mes porque no se han lavado las sábanas en todo ese tiempo).

El caso de las sábanas guarras es una situación que afecta a un sinfín de jóvenes en la sociedad de hoy en día y de lo que nadie se pronuncia al respecto, pero se acabó mantenernos en silencio.

Es el fin de tu intento de reconducir disimuladamente «la acción» al sofá. Unámonos contra la ropa de cama sucia y pongamos solución al respecto.

Cada hora el ser humano desprende entre 30.000 y 40.000 células. Haz los cálculos de las que echas en la cama y multiplícalo por dos (o por el número de personas que te pases entre las sábanas, que eso es cosa tuya).

En resumen, tienes un cóctel de sudor, células muertas, ácaros y fluidos que, si ya de por sí deberían asquearte por ti mismo, ni te cuento si te planteas meter a alguien ahí dentro.

Tus sábanas, si solo pasas tú por ellas, puedes lavarlas entre 4 y 11 días dependiendo de tus escrúpulos (o de si son noches especialmente calurosas, si te ha bajado la regla y has manchado, etc) pero si en tu cama ha quedado cualquier resto, lo suyo es que las laves al día siguiente, especialmente si planteas volver a ocuparlas con otra persona pronto.

Únete al movimiento. #StopSábanasSucias.

Duquesa Doslabios