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¿Cómo puedo aprender de sexualidad en la edad adulta?

Puede que tu educación sexual se limitara a una clase de dos horas en toda tu vida escolar o que no recibieras formación en absoluto.

Da igual, inexistente o insuficiente, en la edad adulta las lagunas en el terreno de la sexualidad, son imposibles de ignorar.

educación sexual

PEXELS

Las identificas enseguida, cuando no sabes cómo reaccionar -si algo no va como crees que debería-, o con cosas tan necesarias como aprender a identificar los síntomas de tu cuerpo si te has contagiado de una ITS.

Es curioso, ¿no? En la era de internet podría parecer que educarnos es más fácil que nunca.

Tenemos miles y miles de páginas de contenido gratuito donde llegar a ese aprendizaje que no hemos recibido.

Casi parecería de esperar que hubiéramos hecho la labor educativa por nuestra cuenta y viviéramos una vida íntima consciente y saludable. Sin embargo, la realidad es que seguimos sin hacer ‘los deberes’.

Así que el artículo de hoy es un pequeño recopilatorio de algunas herramientas para aprender de sexualidad en la edad adulta, aunque siéntete libre de contactarme en la sección de comentarios o a través de mis redes sociales para añadir más contenidos a la lista.

Empezaré con mi último descubrimiento: como resistencia a la (mala) educación de la pornografía está el Sex Education Film Festival.

Es, como imaginarás, un festival de cine que, aunque se celebra anualmente en Terrassa, bien merece la pena buscar los cortometrajes cuyo objetivo es el de terminar con esos mitos del cine X -mención especial al de No me dejes así-.

Siguiendo la línea cinematográfica, aunque en el extremo más humorístico está Peepoodo, una serie que se encuentra gratuita en internet y que vendría a ser Los Simpson de la educación sexual.

Ya te anticipo que no es lo que parece, empiezas viendo el episodio de las verduras y terminas aprendiendo cómo estimular la próstata.

Libros y podcast para disfrutar(se)

Aunque los episodios, películas o cortos nos transmiten la información de una manera más visual, soy partidaria de tenerla más a mano en los libros.

Los índices te permiten dar, en apenas unos segundos, con la duda que te está asaltando. En esa línea, son una buena fuente de información (y una reciente incorporación a mi biblioteca) la colección Saber es Placer publicada por la Editorial Cinco Tintas junto a Platanomelón.

Sus cuatro títulos –Clímax, Deseo, Clítoris y Diversidades-, recogen desde los conocimientos de sexólogas expertas en materia, a los últimos estudios científicos publicados para abordar la sexualidad desde la rigurosidad absoluta.

Pero también están escritos con un toque cercano que sea comprensible a cualquier edad y en cualquier momento de la vida.

Si se busca algo más gráfico todavía, los cómics Sex-¡oh!, de Lyona o El fruto prohibido de Liv Strömquist son ideales para quienes quieren informarse, pero prefieren hacerlo sin perderse en demasiado texto.

Y, otra de mis últimas lecturas, Yo menstrúo: Un manifiesto, de Erika Irusta es justo lo que necesitaba para entender mejor lo que me sucede una vez al mes y poder hablar de ello por aquí o en mi Instagram.

Sí, las divulgadoras que compartimos conocimientos a través de nuestras redes sociales estamos en constante formación. Por eso nuestras cuentas son también una manera de aprender mientras haces scroll con el móvil en el baño.

 

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Algunas incluso hemos ido un paso más allá haciendo programas de podcast, como es el caso de Zorras y Lagartas, un formato que copresento con la sexóloga Sara Izquierdo (con el apoyo de la plataforma JOYClub) y donde, cada 15 días, hablamos de sexualidad sin cortarnos un pelo.

En ese sentido, Spotify es una gran fuente de información con otros programas como Nepe, de Álvaro Cobarro, El podcast de la sexualidad femenina, de Miriam Gómez Galocha o Nos tienen Contentas de Roenlared y Paula Álvarez.

Aunque seguro que hay muchísimos más que no conozco.

Por último, ya que hablamos de sexólogas, las hay que organizan talleres sobre educación sexual para adultos. Es el caso de Autocoñocimiento de Pitu Aparicio, uno de los más entretenidos que he hecho últimamente.

Pero si no te coincide por fechas o ciudades, recuerda que gracias a que muchas hacemos las sesiones online, siempre te queda la opción de coger una cita de asesoría.

Puedes pedirla a modo de clase intensiva sobre algún tema sobre el que quieras aprender o para resolver todas tus dudas al respecto de la mano de una experta.

Mara Mariño

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‘No sé moverme en la cama’

«No sé moverme en la cama. Me digo a mí misma estrella de mar y lo paso fatal» me escribía hace unos días una seguidora.

La entiendo porque me ha pasado.

pareja cama

PEXELS

Nuestra escasa educación sexual, a la que hay que reconocerle que nos enseñó a colocar un preservativo, no incluía esta parte, la de averiguar qué nos daría placer.

Así que, ¿cómo no íbamos a tener inseguridad al respecto si lo más cercano a formación en ese sentido eran los artículos de revistas donde se nos instaba, en la sección de posturas del mes, a hacer la ‘cowgirl’?

Como si la mayoría de nosotras fuera una experta en equitación o se hubiera criado en un rancho…

Aunque también tenemos una versión patria, que sería la famosa ‘bicicleta’ de Estela Reynolds en La que se avecina.

Bicis o caballos, comparten que nuestra misión es tener recursos para saber manejarnos y no quedarnos paralizadas en pleno coito.

O, al menos si nos sentimos perdidas y no sabemos qué hacer, que la otra persona no lo note. Y es que aquel comentario me resonó porque todas hemos oído hablar de la ‘estrella de mar’.

Todas conocemos a esa chica que se ha acostado con un amigo y que no se movía en la cama, que parecía que estaba ahí, pero sin estar.

No es ninguna mujer en concreto, pero si una leyenda urbana lo bastante poderosa como para saber que no queremos parecernos a ella y por eso nos angustia la idea de no pasar el estándar del movimiento.

De ahí la ansiedad que he compartido con mi seguidora de pasar por situaciones en las que he intentado menearme en la cama, como pensaba que se esperaba, para que no me cayera el apelativo.

Sin embargo, no debería ser así. Lo suyo sería que si te apetece moverte te muevas, y si no te apetece, no lo hagas, no que la condición del sexo sea forzar un despliegue corporal, algo impostado.

Juzgar nuestro rendimiento

Que este sea no solo un miedo real que tenemos, sino algo que puede producirnos agobio antes del encuentro, es la enésima prueba de que muchas vivimos el sexo a través del otro y no de nosotras mismas.

Que ponemos por delante la performance en vez del propio placer.

A esa seguidora solo puedo darle un consejo y es que se olvide de cowgirls, bicicletas y demás

Lo que realmente ayuda en la cama es estar relajada, es disfrutar de una estimulación que te haga sentir un notable aumento de temperatura y tener ganas de seguir probando qué cosas te dan placer.

Podría entrar en que es de ayuda que la otra persona suba las caderas (que puedes ayudarse de un cojín o almohada) o que es mejor tener algo de movilidad para que puedas probar diferentes movimientos, mientras tu acompañante tiene acceso a otras partes de tu cuerpo.

Pero te mentiría. Eso es lo que me funciona a mí, pero no tiene por qué ser lo que nos va a servir a todas. Por eso necesitamos buscar lo que nos gusta a cada una en una jornada de autoexploración y exploración compartida.

Y seguramente no sea hacerlo de arriba a abajo, porque el clítoris es más de movimientos circulares similares a amasar con las caderas, para que las terminaciones internas de este también reciban estimulación.

Lo importante es divertirse dando con tu vía del placer. Pero también hacerlo con alguien que tenga empatía por tu disfrute y no vea el sexo como una demostración que tienes que hacerle.

Mara Mariño

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No solo placer, el ‘squirt’ puede provocar sentimientos encontrados

El sexo es un misterio. Hay veces que después del orgasmo más espectacular tienes ganas de llorar.

Otras que, tras compartir un momento íntimo con tu amor platónico de toda la vida te quedas como si nada o que una mirada en el transporte público te provoca una cascada de feromonas.

pareja ducha

PEXELS

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El lado mecánico de la sexualidad, ese que está ligado a la biología y funciona según estímulos, sustancias y sensaciones que el cerebro interpreta, se nos escapa.

Solo podemos conocerlo en función de la práctica, e incluso con ella, se ve afectado por nuestro sistema de creencias.

Sí, el sexo es más mental de lo que puede parecer cuando solo piensas en desnudar y desnudarte.

Esas emociones incontrolables son las que ponen la guinda al pastel de la vivencia que acabamos de tener.

¿Son de euforia, bienestar y calma? Ha sido estupendo. Pero ¿y si dejan un regusto de incomodidad, vergüenza o desconcierto?

Es algo que pasa especialmente con el squirt, el líquido que se expulsa por la uretra en momentos de gran estimulación.

Aunque podría parecer por esa idea tan instaurada por parte de la pornografía, que el squirt es algo que experimentamos todas las mujeres, no es un fenómeno universal.

Es más, para escribir este artículo me he dado cuenta de que no hay muchos datos al respecto, ya que he tenido que ir a un estudio de 1984 donde comentaban que solo un tercio de las participantes lo experimentaban.

Lo más curioso es que aunque hay quienes lo disfrutan por completo, las hay que lo viven como algo menos placentero llegando a sentir pudor o malestar al respecto.

Un reflejo físico estigmatizado

El squirt se enfrenta a tres grandes barreras. La primera es que estamos acostumbradas a controlar nuestro esfínter.

Ello implica que, incluso si en un momento de mucha estimulación sentimos esta respuesta sexual, la frenamos, por lo que sería interesante otro estudio que actualizara la información en caso de dejar que nuestros fluidos salgan libremente.

La segunda es que, ante la falta de educación sexual, hay quienes creen que están haciéndose pis -cuando técnicamente el líquido que se expulsa por la uretra contiene elementos similares a la orina, pero no es orina-.

Y por último, que la idea de bañar a su acompañante o empapar la ropa de cama, les produzca cierta tensión si no hay confianza suficiente.

A eso hay que añadir que todavía arrastramos cierta culpabilidad si ponemos nuestro placer en primer lugar.

Educadas en anteponer no solo el disfrute de la otra persona, sino en hacer una performance que creemos que es la que se espera de nosotras, tenemos que dejar de plantearnos la cama como el escenario donde mostrar lo que la mirada masculina espera.

El squirt, además de una experiencia personal, que puede ocurrir independientemente del orgasmo (hay orgasmo sin squirt y squirt sin orgasmo), es tan mecánico como puede serlo oler una pizza en el horno y empezar a salivar.

Así que, ante tanto pudor -cuyo origen no es otro que lo que puedan pensar si lo experimentamos-, dejarse llevar por la oleada de sensaciones y tirarse a la piscina.

Porque ya sabes lo que dice el refrán: «Agua que no has de beber, déjala correr».

Mara Mariño

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Hablamos con una experta en juguetes sexuales de cómo ya no son ‘ni ruidosos ni turbios’

El mundo de los juguetes sexuales me fascina.

No solo porque detrás haya un equipo de mentes pensantes, dedicadas mañana y noche a conocer a la perfección cómo funcionan los genitales, el sistema nervioso o el mismo cerebro.

También porque se plantean cómo nos aproximamos al disfrute. Hablando en plata, cómo follamos de cara a desarrollar productos diseñados única y exclusivamente para dar placer.

pareja juguete sexual

WeVibe

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Por eso el artículo de hoy cuenta con la participación de Elisabeth Neumann, cuya labor como User Research Manager en We-Vibe y Lovehoney Group me ha resuelto las dudas de lo que sucede tras esos objetos de colorines que vemos en los estantes.

Como adelantaba, la industria juguetera para adultos no va solo a la fisiología ni a la anatomía. Los usos y costumbres que ponemos en práctica en la intimidad van marcando el camino de lo que podemos necesitar.

Así es como los succionadores de clítoris han irrumpido en el mercado, dándole protagonismo a la zona femenina más erógena (y más olvidada).

Reflejo de esta manera de desarrollar los productos, es uno de sus superventas para parejas. El coitocentrismo se ha convertido en fuente de inspiración para el Sync O, uno de sus juguetes que consigue estimular la parte externa del clítoris a modo de pinza, quedando firmemente en el sitio gracias a la estructura flexible que va dentro de la vagina.

Y sí, es ese furor por el coito en las relaciones entre hombres y mujeres lo que hizo que se pusieran manos a la obra para potenciar el disfrute de una práctica que, a las mujeres, no nos entusiasma tanto.

Me refiero, puede gustarnos por otras razones -sensación de intimidad, conexión emocional, cercanía-, pero llegar al clímax no es una de ellas para la mayoría.

«Solo el 18% de las mujeres pueden llegar al orgasmo solo con la penetración. Sin embargo, la penetración forma parte de casi todos los encuentros sexuales en las relaciones heterosexuales», explica Elisabeth.

Esto explica por qué han apostado por un artículo que, según sus investigaciones «ambos miembros de la pareja obtienen mucho placer y excitación al utilizarlo».

Sí, veníamos necesitando algo que hiciera de la penetración una práctica más estimulante, no vamos a engañarnos.

Más allá de su último lanzamiento, con la opinión de la experta es fácil llegar a la conclusión de que el cambio que debe darse entre las sábanas pasaría no solo porque los juguetes no se vean solo como una forma de innovar en la cama, sino replantearse la manera en la que nos relacionamos íntimamente.

En el sector de la moda, las prendas llegan al armario tan solo unos meses después de aparecer en pasarela, ¿cómo funciona en el sector de los juguetes?
Los plazos pueden variar mucho de un juguete a otro, pero normalmente pasan varios años desde la idea inicial hasta el producto final. Todo el desarrollo de productos va acompañado de las opiniones de los usuarios, para asegurarnos de que creamos productos que la gente necesita y adora. Construimos prototipos, los compartimos con nuestros probadores y recogemos sus comentarios en entrevistas para mejorar el juguete. Solo cuando creemos que el producto es muy bueno, empezamos la siguiente fase de producción. Por eso siempre es una aventura empezar un nuevo proyecto de juguete, y nunca sabemos cuánto tiempo nos llevará, hasta que vemos la versión final de una idea.

Ya que no hay dos vulvas o dos penes iguales, ¿cómo superar el reto de crear productos que tienen que tener la misma utilidad para genitales diferentes?
Adaptarse a todo tipo de cuerpos y de placeres es uno de los principales retos. No solo no hay dos vulvas iguales, sino que además pueden necesitar una estimulación muy diferente para sentir placer. Trabajamos con muestras de gran tamaño para incluir una variedad de opiniones y necesidades en los comentarios y, especialmente en las entrevistas, trabajamos con personas que hablan mucho de su sexualidad. Es importante que la persona con la que hablamos conozca sus preferencias y necesidades individuales, para que nos explique y contextualice sus opiniones. Y luego es nuestro trabajo trasladar estas percepciones a un panorama más amplio. También nos basamos mucho en la investigación que hemos realizado en los últimos años, así como en la investigación académica, para contextualizar las respuestas.

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Mucho se bromea en redes sobre lo soñado que sería dedicarse a probar juguetes, ¿pero en qué consiste este trabajo realmente?
En el caso de Sync O, los prototipos se probaron en más de 500 relaciones sexuales de parejas reales durante los ciclos de prueba. Más de 80 personas lo probaron. En la fase inicial de desarrollo del producto, repartimos diferentes formas a un grupo más reducido de parejas y nos reunimos con ellas en entrevistas para recoger sus comentarios. En esta fase, no es tan importante cuántos prefieren una forma determinada, sino el porqué que hay detrás. Solo cuando entendemos el porqué, comprendemos las necesidades reales del usuario y continuamos el desarrollo a partir de ahí. En fases posteriores, tenemos grupos de prueba más grandes, con los que queremos verificar que nuestras hipótesis son ciertas y que el producto realmente satisface las necesidades.

¿Cómo se sigue innovando en el sector cuando parece que ya está todo inventado o es difícil superar productos como los estimuladores de clítoris?
No creo que todo esté inventado, al contrario. La gran mayoría de los juguetes eróticos que existen siguen muy influenciados por formas y tecnologías básicas. Durante muchos años, los fabricantes no hablaban en absoluto con los usuarios de sus productos y, por lo general, solo reproducían la penetración con sus productos. Eran demasiado grandes, demasiado ruidosos, demasiado turbios. Vemos muchos grandes cambios en los diseños de los juguetes, pero creo que en lo que respecta a la estimulación, aún queda mucho por descubrir. Para llegar ahí tenemos que pensar fuera de los guiones sexuales convencionales e intentar explorar.

Cada vez se ven menos juguetes rosas y más variedad de colores, ¿qué hay detrás de la elección de los tonos?
La elección de los colores para nuestro nuevo modelo de juguete erótico para parejas, en el que destacan el morado y el verde terciopelo, es el resultado de una cuidadosa reflexión e investigación. El morado se asocia a menudo con la sensualidad y el erotismo. Es un color que destila misterio y lujo, lo que encaja perfectamente con la naturaleza de este producto. El verde se asocia a menudo con sentimientos de armonía, relajación y equilibrio. En el contexto de un juguete erótico para parejas, este color puede ayudar a crear un entorno cómodo y libre de tensiones, lo que resulta esencial para potenciar la intimidad y la conexión. Se eligieron tras realizar una exhaustiva investigación entre los usuarios y recoger sus opiniones. Descubrimos que estos colores no solo tienen fuertes asociaciones emocionales y psicológicas con la sensualidad, la pasión y la relajación, sino que también se alinean con los valores premium e inclusivos de nuestra marca.

¿Diría que el hecho de que se sigan desarrollando juguetes para experimentar nuevas sensaciones en la penetración es una prueba de que las parejas son conscientes de la importancia de variar en la cama?
Creo que hoy en día las parejas son mucho más conscientes de la importancia de la estimulación del clítoris. Sabemos por las investigaciones que solo el 18% de las mujeres pueden llegar al orgasmo únicamente con la penetración. Sin embargo, la penetración forma parte de casi todos los encuentros sexuales en las relaciones heterosexuales. Un juguete como el Sync O permite a una pareja seguir su rutina favorita y disfrutar de la cercanía especial de la penetración, al tiempo que pone el placer de ambos en el centro. También observamos que las parejas son más conscientes de que es difícil mantener relaciones sexuales duraderas, y quieren cuidar su relación sexual de forma proactiva, por ejemplo, variando y explorando cosas nuevas juntos.

Mara Mariño

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El fenómeno de los ‘dormitorios muertos’ o cómo se relacionan deseo y vida laboral

La rutina es esa especie de chivo expiatorio al que siempre podemos recurrir cuando, al hacer memoria, recordamos lejana la última vez que tuvimos sexo con nuestra pareja.

Es casi liberador pensar que no es nuestra culpa, sino el ritmo frenético del día a día del siglo XXI que nos hace ir a toda prisa, sin casi darnos la opción de dejarnos un minuto libre para el disfrute del tipo que sea.

gente placer sexual orgasmo

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Lo llamamos «rutina» porque resulta menos acusador que llamarlo de la otra manera que se aproximaría más a lo que es: jornada laboral.

En el momento en el que terminamos de trabajar, el poco tiempo disponible es para algunas cosas básicas, como son poner una lavadora, llenar la nevera o esa cita médica con el especialista que llevas meses esperando, y otras igual de necesarias como es ponerte al día con tu amiga.

Pero vamos, que después de pegarte el madrugón y estar 8 horas con la concentración al máximo, dedicarle atención a tu deseo se encuentra en los últimos puestos de la lista de prioridades.

Y, sin embargo, es la pescadilla que se muerde la cola, esa insatisfacción de no llegar, de no tener tiempo para la intimidad, se traslada también a la oficina, haciendo que aparezca (o aumente) el estrés.

Esto es algo que explica Kate Moyle, una de las expertas de LELO, la marca de bienestar sexual: «al abordar el sexo desde un enfoque mente-cuerpo, sabemos que nuestra vida sexual puede verse influida por lo que nos ocurre como individuos en nuestros contextos vitales y relaciones, ya que puede intervenir en cómo nos vemos y nos sentimos con respecto a nosotros mismos».

«Todos estos factores afectan a nuestras experiencias, perspectivas, preocupaciones y creencias, por lo que la mejora del bienestar sexual influye directamente en cómo pensamos, sentimos y nos comportamos en otros contextos» explica.

En otras palabras, una manera de dejar de sentir que nos arrolla la semana es precisamente priorizar la calidad de la vida íntima.

Según un estudio de la empresa, el 91% de los españoles encuestados se siente relajado y menos estresado tras tener un orgasmo y un 20% de estos sigue disfrutando de los beneficios del orgasmo hasta 24 horas después.

Un 4% de afortunados lo disfruta incluso hasta dos días más tarde.

Y esto es algo que no mira de compañía, es decir, que sea o no en pareja es lo menos relevante. Otros datos de la investigación afirman que más de la mitad de los españoles se siente más relajado tras un orgasmo con su pareja, uno de cada ocho se siente más relajado cuando lo hace a solas y casi una tercera parte de ambas formas.

El estrés, el mayor enemigo

Cuando se habla de los «dormitorios muertos», lo que se conoce como la inexistencia de una vida íntima en pareja, se señala al estrés como principal culpable.

Y es que las consecuencias de esta respuesta pasan más factura a la sexualidad de lo que podemos imaginar.

Cuando sentimos estrés, el cuerpo libera cortisol, una sustancia que rompe el equilibrio de otras hormonas del cuerpo, lo que puede llevar a que los niveles de testosterona disminuyan, que es crucial en el papel del deseo sexual en hombres y mujeres.

Si además nos fijamos en los datos de la investigación realizada por ADP Research Institute en 2022, averiguaron que el 66% de los trabajadores españoles experimenta estrés en algún momento de la semana.

Combatir el estrés no es tan sencillo como esa persona que te dice «Ay, pues no te estreses tanto». No es algo voluntario que podamos controlar.

De hecho, algunas técnicas que pueden ser de ayuda son encontrar estrategias para manejarlo como pueden ser el ejercicio, la comunicación en pareja, la alimentación, el descanso o pasar tiempo al aire libre por poner unos ejemplos.

Lo que merece la pena recordar es que si estamos en la época de reconocer la importancia de la salud mental, la satisfacción sexual es parte de ese bienestar humano.

Mara Mariño

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5 tendencias de TikTok para reinventarte en la cama

Sí, era tan solo cuestión de tiempo que TikTok se convirtiera en una fuente de inspiración para el sexo.

Es curioso, porque los contenidos eróticos son muy perseguidos en esta red social para evitar la promoción de servicios sexuales.

Eso nos lleva, a quienes hacemos divulgación de sexualidad, a tener que escribir los términos en un lenguaje casi encriptado («s3x0», «nepe», «cl1t0ris»…).

pareja cama sexo

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Una vez conoces el código, TikTok es perfecto para encontrar anécdotas, trucos o consejos sobre la vida íntima, que además siempre se comparten con un tono muy inclusivo y sex positive.

Además, con el poder de difusión que tiene esta aplicación, es mucho más probable que se viralicen en comparación con Instagram o Facebook, que es precisamente lo que les ha sucedido a algunas de las tendencias picantes que han salido de la red social.

Es el caso de That knee thing o, como podríamos traducirlo, «lo de la rodilla», un movimiento que consiste en estimular el clítoris de la otra persona con esa zona del cuerpo.

Aunque una nueva actualización de esta tendencia es hacer lo mismo con la cadera, para lo que la otra persona tiene que estar abierta de piernas y preferiblemente de pie o tumbada (dependiendo de gustos y alturas).

Sí, el clítoris es uno de los grandes protagonistas en lo que a vídeos virales se refiere. Otro que también resulta de utilidad es el método de la yema de huevo, que trata de enseñar cómo acariciar la zona de la vulva usando una yema como ejemplo.

Lo que se ve en este tipo de vídeos es que se comienza con movimientos circulares y luego se añade un poco de presión hasta que la yema se rompe poco a poco.

Esto nos sirve de recordatorio de que es una zona delicada y que, aunque se puede aumentar la fuerza, tiene que ser muy controlado y suave.

Y aunque se ha vuelto muy popular en TikTok, lo cierto es que la técnica de la almohada no era desconocida para muchos de los usuarios que se han encontrado con este tipo de vídeos en su feed.

Con el objetivo de alzar unos centímetros la pelvis, se coloca un cojín o almohada debajo del culo (o debajo de la tripa si es en una postura bocabajo).

Al cambiar el ángulo de las caderas, la penetración -del tipo que sea- se siente distinta y es una nueva experiencia.

También va de sensaciones diferentes el Stomach trick o «truco del estómago». Y es que hay usuarias que han compartido su experiencia acerca de cómo presionar la parte baja del abdomen durante la penetración puede ser una manera más de estimular el cuerpo interno del clítoris y tener un orgasmo más intenso.

Virales sí, pero no infalibles

Por supuesto, que estos consejos hayan alcanzado miles de ‘me gusta’ no garantizan su eficacia.

Cada cuerpo es un mundo y es algo que demuestra la tendencia de Ankles as earrings o «tobillos de pendientes».

Una recomendación que aparece en diversos vídeos de la app que habla de las maravillas de alzar las piernas de la persona que está siendo penetrada, hasta que le alcancen las orejas, para tener aún más placer.

Como digo, que cualquiera de estas tendencias no nos resulte tan placentera como cuentan en los vídeos, no es nada raro.

Hay quien disfruta más de sensaciones fuertes, mientras que habrá quien prefiera un roce más suaves, quien goza de movimientos sutiles y superficiales o quien lo hace de más profundos, cada cuerpo es un mundo.

Ante la duda, se puede ir comprobando qué opina nuestro acompañante preguntándole directamente (¿Te gusta esto? ¿Prefieres más rápido?…)

Para lo que sí creo que son de gran utilidad es o bien para probar cosas nuevas que quizás no habíamos puesto en práctica, o para darle un toque diferente al repertorio íntimo.

De cualquier manera, que la red social se haya convertido en toda una cantera de ideas es la prueba de que la sexualidad es cada vez algo menos tabú que podemos compartir, sin miedo a recibir juicios.

Mara Mariño

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¿Por qué se celebra hoy el día del orgasmo femenino?

Una respuesta podría ser la de que si existe el día internacional de hablar como un pirata o el día de los calcetines, el orgasmo femenino también se merecía un hueco en el calendario (el del 8 de agosto, más en concreto).

Pero lo cierto es que contemos con una fecha a día de hoy en la que sea el protagonista, es una reivindicación necesaria.

pareja orgasmo femenino

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El placer femenino ha sido no solo un misterio durante gran parte de la historia de la humanidad, sino algo que durante siglos se ha reprimido o incluso mirado con recelo.

A modo de resumen, el orgasmo de las mujeres ha pasado de ser una necesidad a la altura de dormir o comer, como pasaba en el Antiguo Egipto a ser considerado una forma de brujería durante la Edad Media.

En tratados médicos del siglo XIX se decía que las mujeres no disfrutábamos tanto como los hombres y que, además, el orgasmo femenino era innecesario para la reproducción.

Y si a eso le sumamos la gran presión que ejercía la Iglesia hasta hace nada en España acerca de sus deberes conyugales como ‘buenas esposas’ (sí, gran parte de nuestras abuelas tenían sexo cuando nuestros abuelos querían, no cuando ellas querían), puedes entender que, por el pasado que arrastra, haga falta un día para reflexionar y reivindicarlo.

Sobre todo porque, aún a día de hoy, el bagaje histórico nos pesa en la manera de buscarlo, experimentarlo o representarlo.

 

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Las cifras tras la brecha orgásmica

Que todavía exista una amplia diferencia de orgasmos entre hombres y mujeres, que es lo que se conoce como brecha orgásmica, es una de las asignaturas pendientes de la sexualidad femenina.

La base de esta desigualdad se debe a la manera en la que concebimos la vida sexual, una idea que construimos generalmente por series, películas o incluso la pornografía.

Sin ir más lejos, lo que vivimos en carne propia cuando tenemos un orgasmo y lo que vemos representado en la pequeña o la gran pantalla, es bastante diferente.

En la ficción el clímax se suele alcanzar a la vez y, siempre, en una práctica sexual que implique la penetración.

Añadiéndole una falta de educación sexual, la cama se convierte en un lugar de desequilibrio (pero se puede cambiar).

El mejor ejemplo de a qué tipo de disparidades nos enfrentamos son los resultados del XI Barómetro los Españoles y el Sexo que realiza Control, la marca especialista en bienestar sexual.

Según la encuesta 7 de cada 10 mujeres tiene dificultades para llegar al orgasmo y 1 de cada 4 no llega nunca o casi nunca, mientras que 7 de cada 10 hombres que afirman no tener nunca dificultades.

La explicación es que vivimos el placer desde la mirada masculina y nuestra referencia de práctica sexual completa es el coito, que es una postura en la que es difícil llegar porque muchas podemos necesitar una estimulación del clítoris más directa.

Esta predilección por la penetración o coitocentrismo explica también por qué nosotras tardamos más según el estudio (la mitad de las encuestadas afirmaron tardar entre 10 y 30 minutos en llegar al orgasmo).

Si a esto le sumamos que ponemos nuestro placer en segundo plano, se entiende por qué muchas llegamos a fingir los orgasmos (6 de cada 10 lo hemos hecho alguna vez).

El 42% de las mujeres encuestadas afirma que fingen para no hacer sentir mal a la otra persona o herir sus sentimientos; otro 42% aseguran hacerlo para intentar terminar la relación sexual cuanto antes.

En el momento que preferimos hacer creer que hemos alcanzado el clímax, en vez de tener una conversación, igual es como para plantearse cuál es el objetivo de la intimidad.

Más y mejores orgasmos

No hay mejor manera de combatir la brecha orgásmica que combatirla a base de orgasmos, que es algo que suena muy bien en la teoría, pero puede generar dudas a la hora de ponerlo en práctica.

Mi primer consejo es empezar a solas, sin prisas, buscar un momento del día tranquilo y un sitio en el que no se corra el riesgo de interrupciones.

La autoexploración hace maravillas cuando no nos planteamos el disfrute como una carrera con cronómetro de a ver cuánto tardamos en llegar al clímax.

Probar qué zonas del cuerpo nos aceleran más, qué ritmos o movimientos -incluso optar por algún aliado como un juguete– es el primer paso. También se puede fantasear o evocar un recuerdo.

Y, una vez identificado qué es lo que más nos estimula, comunicarlo en caso de estar acompañada y concentrarse en las sensaciones del cuerpo, no en lo que esté pasando por la cabeza.

Puede que no te corras a la primera, a la segunda o a la tercera, pero disfrutarás del trayecto mucho más que fingiendo.

Mara Mariño

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‘Un cuento perfecto’, lo nuevo de Netflix que rompe con las típicas escenas de sexo

Mis expectativas sobre la miniserie Un cuento perfecto no eran altas, eran las de cualquier otra romcom: algo que me entretuviera, pero sin mucho trasfondo que me dejara reflexionando al respecto.

Por eso ha sido tan refrescante que la apuesta de Netflix, basada en la novela de Elísabet Benavent, me sorprendiera en la representación de las escenas de sexo.

un cuento perfecto Margot y David

NETFLIX

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Sin hacer spoiler –porque ya te adelanto que te la recomiendo-, en varias ocasiones donde la pasión se dispara, se mencionan o enseñan los preservativos.

Puede que pienses que no tiene nada de especial, que son habituales en tu vida y no sales de casa sin mirar que lleves uno en la cartera, pero, si lo piensas, es un elemento que suele brillar por su ausencia en la mayoría de ficciones.

Recuerdo a un escritor novel de novela erótica diciendo que no era su responsabilidad dar educación sexual a sus lectores incluyendo métodos de barrera en sus tramas.

Pero la serie es el ejemplo perfecto de que no necesitas salirte de la historia para visibilizar algo que es clave en lo que a cuidar la salud sexual se refiere.

Otro de los momentos que no esperaba es una escena en la que a protagonista le baja la regla en pleno momento de acción, cuando ciclo menstrual y sexo salvaje no son dos cosas que en las series y películas suelan coexistir.

Por un lado es como si las mujeres en la ficción nunca tuvieran la regla y solo se hablara de ella en caso de que falte, lo que sabemos que significa que está embarazada.

Y por otro, el sexo menstrual ni está ni se le espera. Vale que en la miniserie tampoco, otra pequeña barrera a superar (aunque sus motivos hay detrás), pero la respuesta del acompañante es oro.

«A mí no me importa», reitera él dejando claro que quiere seguir. Ni caras de susto ni rechazo, es la tranquilidad que necesitamos independientemente de que según nos encontremos nos apetezca más o menos.

Personalmente, ese fue el momento en el que me ganó la serie.

Porque si bien que te baje la regla antes o en pleno momento de acción es algo con lo que todas nos podemos sentir identificadas, quizás si vemos que en uno de los hits de Netflix el actor dice que le da igual, nos creamos por fin que nuestra pareja también lo dice de verdad.

A eso le sumo que Un cuento perfecto se aleja del coitocentrismo y hay escenas de otras prácticas, en concreto de sexo oral.

En las que además ella quien lo recibe, por lo que la labor de darle protagonismo al placer femenino está conseguida.

Contar con una protagonista que vive su sexualidad de manera plena, pudiendo expresar libremente un «Estoy mojada» como un «Me gusta hablar en la cama» es otra característica muy rompedora de la historia.

Viéndonos reflejadas en heroínas de ficción, que no tienen pudor ni son inexpertas como Babi de Tres metros sobre el cielo o, más recientemente, Noah de Culpa mía, conseguimos alejarnos del estigma que rodea la sexualidad femenina y se refuerza de manera positiva que eso nos parezca normal.

 

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Las series y películas son un factor que alimenta el imaginario colectivo, así que la importancia de mostrar mujeres que conocen su cuerpo, su disfrute y lo expresan en las escenas es la manera de apoyar el cambio social que libera y empodera sexualmente.

Cambio en los roles de género

No voy a pararme mucho en la historia de amor, que puede ser más o menos parecida a otras que hemos visto antes.

Pero sí me parece interesante destacar otras peculiaridades que me han parecido un avance en la pequeña pantalla.

Como por ejemplo que los roles de género estén intercambiados y veamos a un chico dedicándose a una profesión que siempre relacionamos con las mujeres: el cuidado de niños.

Mientras que su sueño es tener una floristería, el de ella es modernizar la imagen de la compañía multinacional de su familia. La clásica historia donde el exitoso hombre de negocios impresionaba a base de su éxito laboral y su fortuna -y esa desigualdad de poder era utilizada-, ha terminado.

Nosotras queremos ser la CEO.

Y, sobre todo, que no vemos a una chica conquistada por un chico malo, más mayor y experimentado, que le da un trato paternalista, controlador y hasta despectivo en ocasiones.

Vemos a una chica conquistada por un tío divertido, algo más joven que ella, que le hace reír, que no es el ejemplo de tener la vida resuelta, pero da igual porque es con quien mejor se lo pasa.

La protagonista no necesita un hombre que le resuelva la vida, se la resuelve sola y, por el camino, tiene a su lado a una persona que le hace disfrutarla todavía más.

Y es que necesitamos que nos recuerden que no necesitamos ser salvadas, que la pretensión del amor debería ser solo encontrar con quien ser feliz y punto.

Mara Mariño

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La razón por la que el orgasmo es el punto y final de tus encuentros íntimos se llama…

No te conozco, pero voy a lanzar una hipótesis sobre tu vida íntima: en el momento en el que llegas al orgasmo, todo termina.

Te levantas, tiras el preservativo, haces el pis de rigor y a seguir viendo la serie, a coger el móvil para responder los mensajes o a dormir.

pareja mujeres

PEXELS

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No es que nadie te haya dicho que se hace así, que ese es el orden a seguir, pero solemos repetir siempre lo mismo aun con diferentes personas en distintos momentos de nuestra vida.

Llegar al clímax es como cruzar la línea de meta, fin.

Ahora que estás pensando en que es verdad, que más que seguramente haya acertado (hasta con lo de coger el móvil), tampoco sabes muy bien por qué lo haces, pero lo haces.

Y de hecho, es una de las razones por las que se pueden llegar a fingir los orgasmos. Tenemos tan asimilado que supone el fin de la relación sexual, que si no sabemos cómo expresar que no nos apetece continuar, optamos por replicarlo.

Te puede interesar leer: Orgasmos fingidos, ¿es mejor contarlo o no decir nada a la otra persona?

Pero, ¿tiene sentido que esta sea nuestra concepción del sexo? Si te paras a pensarlo, le estamos dando la máxima importancia a algo que son tan solo unos segundos de tiempo.

La explicación de esta relevancia que damos al orgasmo se debe a que, por un lado, consideramos que el orgasmo es imprescindible para disfrutar del sexo, algo que se conoce como imperativo del orgasmo.

Según esta creencia, para que una relación sea satisfactoria, tiene que contar con el orgasmo.

Esta idea nos llevaría a buscar una relación sexual con el fin de alcanzar el clímax, que es la definición del orgasmocentrismo.

Y aunque no te voy a negar que las sensaciones del pico de placer son incomparables, ¿tiene sentido que vivas toda tu sexualidad -en solitario o en compañía- a la espera de tan solo unos segundos?

Si trasladamos esa mentalidad al resto de momentos de nuestra vida es como si fueras a un parque de atracciones, te subieras a tu montaña rusa preferida y volvieras a tu casa. O como si tiraras toda la tarta de queso a la basura porque lo que más te gusta es la base de galleta.

¿A que no tiene sentido?

Así te afecta (negativamente) el orgasmocentrismo

De hecho, esa mentalidad orgasmocéntrica consigue que nos agobiemos tanto por llegar, que no prestamos atención a otras situaciones o momentos que pasan desapercibidos (caricias, miradas, olores, sabores…). Perdemos información erótica.

Esa preocupación que nos hace perdernos en nuestros pensamientos intrusivos («¿Se estará cansando?», «Seguro que le parece que estoy tardando un montón», «¿Qué me pasa hoy, que no llego?») y hace más difícil poder alcanzar esa ansiada cima, ya que para el clímax tenemos que estar en un estado de relajación y conexión con las sensaciones.

Además, también podemos culpar al orgasmocentrismo de haberse convertido en la vara de medir sexual.

Si la otra persona no alcanza el orgasmo, sentimos que no somos buenos amantes, toda nuestra autoestima sexual pende de que la otra persona llegue o no al clímax cuando escapa de nuestro (y su) control.

Y, es también la razón por la que terminamos en cuanto aparece el orgasmo a modo de punto y final. Una vez llegado a ese objetivo último, ¿para qué continuar?

Pues porque más allá del orgasmo, puede que el deseo que tengamos sea el de tener otro tipo de intercambio erótico o simplemente afectivo.

Por suerte, aunque vivas todavía bajo el paraguas del orgasmocentrismo, puedes ‘salir’ de él.  El sexo son muchas cosas, y no se debe limitar únicamente a un pequeño rato de placer.

La motivación principal es disfrutar, sí, pero también está la de expresarnos, conectar, demostrar el afecto que sentimos hacia la otra persona…

Y, sobre todo, recordarte que no hay una narrativa ni un esquema a seguir.

Podemos tomarnos la libertad de inventarnos el orden, de tener un orgasmo al principio y luego caricias por el cuerpo, besos o, por qué no, otra práctica sexual, las posibilidades son infinitas.

Mara Mariño

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¿Por qué me agobio cuando me van a hacer sexo oral en vez de disfrutarlo?

Cuando una de mis mejores amigas me confesó que no le gustaba que su pareja le hiciera sexo oral, mi primera pregunta fue: «¿Qué es lo que no te gusta exactamente?».

Podían ser muchas cosas, desde que no le gustara la sensación, que tuviera alguna molestia… Pero lo que realmente le desagradaba era el agobio que sentía ante de idea de que su novio tuviera la cabeza cerca de sus bragas.

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PEXELS

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«Es que mi flujo huele muy fuerte, así que prefiero que hagamos otras cosas sin que él baje», me llegó a decir.

Y, teniendo en cuenta que forma parte de mis amigas que solo ha estado con hombres, nunca había podido comparar olores con los de otras mujeres.

Entonces, ¿por qué tanta preocupación por su vulva?

Lo que le pasa a mi amiga es un sofoco silencioso que muchas arrastramos cuando se trata de quitarnos la ropa interior.

Puede que jamás hayamos visto, probado u olido ningunos genitales femeninos, y a lo mejor, justo por eso, nos parecen tan raros los nuestros propios hasta el punto de considerarlos «demasiado».

Demasiado olorosos, demasiado grandes, demasiado oscuros…

Más que nada porque la única comparación que tenemos viene impuesta por la autocrítica que nos hacemos en función de los estándares de belleza.

Para empezar, está el momento en que vamos al supermercado y todo producto para la higiene femenina lleva perfume para que te sientas «fresca» o cuando las compresas te aseguran eliminar todos los olores.

Si a eso le sumamos que las vulvas que muchas han visto son las del porno -que son seleccionadas para crear un contenido dirigido una audiencia mainstream masculina-, normalizamos un pubis rasurado, unos labios diminutos o esta idea, desde que se han puesto de moda las labioplastias, de que deben ser simétricos.

Preocupaciones que, como buenos pensamientos intrusivos, afectan a la capacidad de relajarse y, como a mi amiga, te impiden disfrutar de la experiencia.

Otros factores que ‘cortan el rollo’

Aunque muchas sentimos que por fin hemos alcanzado la ansiada libertad sexual, no todas viven su intimidad de una manera libre y plena.

En nuestra sociedad, se han establecido ciertos estereotipos de género en relación con la sexualidad, como la idea de que el placer sexual de las mujeres se subordina al de los hombres o es secundario.

Esto puede generar inseguridades y expectativas poco realistas, por lo que es importante recordar que todas las formas de placer son igualmente válidas (y que tú también te mereces gozar de que bajen al pilón).

Y relacionado con esto, aparece la falta de conocimiento sobre el propio cuerpo y las preferencias sexuales, otro factor que puede contribuir a ese agobio.

Si no estás segura de lo que te gusta o cómo comunicarlo a la pareja, todo lo que implique que se acerquen a la zona supone una angustia.

Cómo disfrutar(te)

Para mí, el primer punto es el de la aceptación corporal.

Es la hora de normalizar que, a no ser que tengas un problema de salud, tus genitales huelen a lo que tienen que oler y tienen el aspecto que tienen que tener.

Verte, familiarizarte contigo misma, con una parte de tu cuerpo que está ahí no solo para que le metas tampones o copas, sino para darte un montón de placer, es también clave.

¿Has probado a mirarte alguna vez ahí abajo con un espejo? Es para flipar: tienes vello suave, capas varias, texturas que parecen un coral…

¡Si es precioso! Deberías venerarlo más que a tu pelo y no te sientes ni la mitad de orgullosa de tu vulva que de tu melena.

Una vez te reencuentres contigo, permítete disfrutar tanto sola como en compañía.

Dedícate tiempo a saber qué es lo que te va y, cuando estés con alguien, no tengas miedo a decir lo que te gusta ni a pedir cómo quieres que se haga.

Empoderamiento hasta el coño, amiga.

Mara Mariño

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