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Los orgasmos son distintos, crean adicción… Los mitos sobre los ‘succionadores’ desmentidos por una sexóloga

Desde que el Satisfyer llegó a nuestras vidas, ha pasado de legión de fans a hordas de detractoras, que si podías volverte adicta, que si te quitaba sensibilidad, que podía afectar negativamente a cuando estuvieras en pareja…

Sin embargo no he oído a nadie criticar la paja-turbo (esa que son capaces de hacer en tan solo unos minutos de manera mecánica) ni advertir sobre sus posibles efectos negativos.

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SATISFYER

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Que la sexualidad femenina sigue siendo analizada desde el punto de vista del estigma es más que evidente con este ejemplo.

Pero es el momento de desmentir los bulos que circulan al respecto.

Para ello, nadie mejor que Megwyn White, sexóloga clínica certificada y Directora de Educación de Satisfyer, que es más que consciente de lo mucho que todavía nos queda por recorrer a las mujeres en materia de autodisfrute.

¿Por qué crees que hay tantas personas en contra de usar juguetes que nos permiten llegar en unos minutos?
El sexo sigue siendo un tema que puede hacer que las personas se sientan incómodas o avergonzadas, y aún persiste el mito de que la única forma de tener una experiencia sexual sana y satisfactoria es con una pareja. Pero lo cierto es que todo el mundo merece experimentar placer y satisfacción, independientemente de su situación sentimental. Es posible que algunas personas se sientan reacias a utilizar juguetes sexuales para alcanzar el orgasmo rápidamente, por diversas razones. Por ejemplo, creencias culturales o religiosas que desalientan o estigmatizan la exploración sexual, falta de información precisa sobre los juguetes sexuales y sus ventajas, o preferencias personales que favorecen formas más tradicionales de expresión sexual.

Pero, a pesar de estas preocupaciones, es importante reconocer que los juguetes sexuales pueden ofrecer una amplia gama de beneficios. Al amplificar el flujo sanguíneo y proporcionar una estimulación precisa a las zonas erógenas, los juguetes sexuales pueden ayudar a mejorar las experiencias sexuales y acelerar la velocidad del orgasmo. Los juguetes sexuales pueden ser una forma estupenda de mantener el juego y la excitación en las relaciones duraderas. Probando nuevos juguetes y experimentando con diferentes formas de placer, las parejas pueden mantener su conexión sexual fresca y excitante, profundizando su vínculo y fortaleciendo su intimidad.

¿Los orgasmos que se consiguen gracias a un juguete sexual son distintos de alguna forma a los que podemos lograr sin juguetes?
El orgasmo es un proceso fisiológico y psicológico complejo que puede alcanzarse por diversos medios, incluido el uso de juguetes eróticos. Aunque la experiencia de alcanzar el orgasmo a través de un juguete sexual puede resultar diferente a la de los métodos manuales, esto no significa que sea menos placentera. De hecho, muchas personas descubren que el uso de juguetes sexuales mejora sus experiencias sexuales y les permite explorar diferentes sensaciones y zonas erógenas. Los juguetes sexuales también pueden proporcionar un nivel de estimulación que puede ser difícil de conseguir solo con la estimulación manual, y pueden ser especialmente útiles para las personas que tienen dificultades para alcanzar el orgasmo con otros métodos. Las experiencias de cada persona con el sexo y el orgasmo son únicas y que no hay una forma correcta o incorrecta de alcanzar el placer sexual.

¿Cuáles son los beneficios de utilizar un juguete para alcanzar el orgasmo -solas o acompañadas-?
Utilizar juguetes eróticos para explorar juntos nuevas experiencias y sensaciones sexuales puede ser como embarcarse en un viaje de exploración sexual en pareja. Al igual que un viajero puede utilizar un mapa para descubrir nuevos destinos y planificar su ruta, las parejas pueden utilizar los juguetes eróticos como guía para navegar por nuevas zonas erógenas y experimentar con distintas formas de placer.

Los juguetes también pueden ayudar a aumentar la conciencia de las vías del placer dentro del cuerpo, lo que lleva a una comprensión y apreciación más profundas de los propios deseos y preferencias sexuales. Además, favorecen la circulación sanguínea y activan el sistema nervioso, lo que puede tener efectos positivos en la salud y el bienestar generales. De hecho, acceder al placer es crucial para mantener el equilibrio físico y emocional. Los estudios han demostrado que el orgasmo regular y la actividad sexual pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo e incluso reforzar el sistema inmunitario.

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¿Por qué la masturbación masculina -también rápida y mecánica en ocasiones- no recibe ningún tipo de crítica, pero cuando se trata de un juguete que logra que las mujeres consigan alcanzar el clímax en unos minutos, enseguida salen quienes recomiendan no usar estos artículos?
Esta es una excelente pregunta que pone de manifiesto el desafortunado doble rasero que existe cuando se trata de la sexualidad masculina y femenina. La verdad es que durante siglos se ha permitido a los hombres expresar su sexualidad abiertamente y sin estigmas, mientras que a las mujeres se las ha avergonzado y estigmatizado por hacer lo mismo. La masturbación se ha considerado una parte natural y saludable de la sexualidad masculina, mientras que la masturbación femenina ha sido objeto de vergüenza y juicio.

En lo que respecta a los juguetes sexuales, existe un claro sesgo de género. A los hombres se les anima a usar juguetes para mejorar sus experiencias sexuales y su rendimiento, mientras que a las mujeres se les suele disuadir de hacerlo. Esto se debe a la creencia profundamente arraigada en la sociedad de que la sexualidad femenina es algo que debe controlarse y contenerse, en lugar de celebrarse y explorarse. Es importante prestar atención a la obsesión por el orgasmo masculino y la brecha de género que
existe en el caso de las mujeres heterosexuales. Por ejemplo, los estudios han demostrado que las mujeres homosexuales declaran tasas más altas de orgasmo durante la actividad sexual que las mujeres heterosexuales. Esto no se debe a ninguna diferencia inherente en el deseo o la capacidad sexual, sino más bien al hecho de que el sexo homosexual a menudo implica un enfoque más igualitario y atento en el placer de ambos miembros de la pareja.

El Satisfyer (el modelo Pro 2 Generation 2, más en concreto) fue un punto de inflexión en el mercado y en la vida íntima de las mujeres, ¿cómo va a revolucionarnos el Satisfyer Pro 2 Generation 3?
Nuestra última innovación en Satisfyer, el Satisfyer Pro 2 Generation 3, cuenta con una revolucionaria tecnología ‘liquid air’ que imita las sensaciones de un chorro de agua, especialmente cuando se combina con tu lubricante favorito. Esto es posible gracias a la fina membrana de silicona adicional incluida. La fina membrana adapta su forma a las ondas de presión del aire, proporcionando un contacto sensual directo con el clítoris y otras zonas erógenas. Uno de los aspectos únicos de esta nueva tecnología es que te permite explorar los tejidos sensibles del clítoris tanto directa como indirectamente. Por ejemplo, puedes experimentar explorando a lo largo del eje del clítoris con caricias descendentes y en la abertura de la vagina, o el introito, puedes activar la plataforma orgásmica y estimular el clítoris interno para vivir una experiencia realmente alucinante.

Para llevar el placer todavía más lejos, puedes utilizar la suave membrana de silicona para estimular los pezones. La suave sensación (similar a un beso) puede intensificarse con la función de pulsación y vibración, añadiendo una nueva dimensión de placer a tu juego. Este producto ahora también estará disponible con la incorporación de la aplicación Satisfyer Connect, que ayudará a mejorar las funciones con una serie de opciones personalizadas, como el juego remoto a distancia y los ajustes personalizados del programa.

¿De dónde salió la idea de unir cuentos eróticos con vibraciones simultáneas a través de la app?
Con los últimos avances en productos de bienestar sexual y el aumento del uso de juguetes sexuales por parte de las mujeres, había una mayor demanda de innovaciones que no solo estimularan física, sino también mental y emocionalmente. Por ello, Satisfyer se asoció con Berlinable, líder en el desarrollo de contenidos eróticos. Queríamos hacer algo diferente e implicar a nuestros usuarios, así que les invitamos a colaborar con nosotros en las historias y les pedimos que escribieran contenido erótico inspirado en nuestros productos. Remotyca ha sido una labor de amor que va más allá de lo físico y se adentra en los recovecos más profundos de la mente y el alma. Con este proyecto, Satisfyer lleva la innovación erótica al siguiente nivel, ofreciendo una experiencia verdaderamente holística que les diferencia de la competencia. El resultado es un viaje sensorial sin igual que, no solo excita, sino que también inspira la imaginación, un viaje que solo puede describirse como puro éxtasis.

Mara Mariño

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La erección femenina, un misterio del que apenas se habla

Siempre que hablamos de erección, el pene se nos viene automáticamente a la cabeza. Son dos términos tan relacionados que es como decir «churros» y no pensar en chocolate.

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PEXELS

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Y es que, para que se dé la penetración, la erección es fundamental, motivo por el cual es una conexión de términos tan normalizada. Pero ¿y si te digo que nosotras también tenemos de eso?

Aunque los genitales no pueden parecer más distintos, comparten el tejido que forma el pene y el clítoris.

Algo que explica la sexóloga Melanie Quintana Molero: «el clítoris es la reproducción del pene. Cuando nos desarrollamos en el útero materno se forma hacia fuera o hacia dentro».

Compuestos del mismo tejido esponjoso, cuando los vasos sanguíneos se llenan de sangre, el clítoris aumenta de tamaño por la excitación, lo que es clave a la hora de sentir placer.

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En nuestro caso, ese crecimiento es algo más discreto, ya que sucede a nivel interno.

Pero sí que se puede apreciar en la zona del glande del clítoris, que no solo aumenta de tamaño -puede ganar hasta 2 cms-, sino que también se ‘levanta’.

Los cuerpos cavernosos y bulbos vestibulares, que son las ramificaciones internas del órgano del placer que rodean la vagina, también se llenan de sangre.

 

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Esto produce que, por un lado, el tamaño de los labios exteriores se vean más grandes (y resulten más duros al tacto) pero también que aumente sensación de placer, ya que oprimen la vagina por su mayor tamaño.

Otra curiosidad de las erecciones clitorianas, es que, como las del pene, pueden ser nocturnas y darse mientras dormimos, ya que el flujo sanguíneo aumenta en la fase REM del sueño.

Por tanto es habitual que por la mañana tengamos una erección de clítoris, que, a la vez, es el momento perfecto para empezar el día activándolo ya sea sola o acompañada.

Una vez relajadas, vuelve a su tamaño normal -tanto la parte que queda a la vista como la que no-, ya que, como la sexóloga recuerda, en caso de excitación no solo aumentan algunas partes, sino que «se hincha todo el clítoris».

Mara Mariño

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Adiós ‘succionador’ de clítoris, hola ‘succionador’ de vagina

Aunque la traemos ‘de serie’, la vagina es esa gran conocida y desconocida al mismo tiempo.

Por un lado, sabemos que tenemos que revisarla cada cierto tiempo, pasar su ITV particular en el ginecólogo.

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WOMANIZER

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Por otro, nuestra relación con ella se limita a tratarla como esta especie de bolsillo mágico donde salen y entran cosas como tampones, dedos, coágulos de sangre y, por supuesto, penes.

Sin embargo, desde que nos descubrimos el clítoris es casi como si nos ‘sobrara’.

¿Para qué vamos a dedicarle atención si lo que realmente nos gusta está fuera?

Ya lo dice Ana Lombardía, sexóloga y escritora en el evento de presentación de Womanizer: «Para el gatillo del orgasmo tiene que haber estimulación del clítoris».

Y no hay mejor ejemplo que si damos un paseo por tiendas de juguetes sexuales (o le preguntamos a nuestras amigas qué es lo que no falta en su casa -a lo que contestarán «un succionado de clítoris»).

Volviendo a la vagina -basta que diga que es la gran olvidada para que se me olvide mencionarla durante el resto del artículo- no es precisamente famosa por su sensibilidad.

Estamos hablando de que por ese tubo elástico tiene que salir un ser humano hecho y derecho con su cráneo, sus codos y rodillas.

Más vale que ni sienta ni padezca mucho, porque de otra manera parir se habría convertido en algo muy poco popular condenándonos a la extinción.

Aun así, ¿hacemos bien en dejarla relegada al olvido?

Claro que la penetración puede ser placentera por la conexión que se da con la otra persona y todo lo que rodea ese encuentro físico.

Pero lo cierto es que «no tenemos erotizada la parte interna de la vagina, solo con la penetración», explica Ana.

Y tiene toda la razón del mundo. Aunque recuerdo haber explicado cómo me gusta que me toquen el clítoris, lo de acariciarme por dentro es algo que nunca me he parado ni a investigar ni a disfrutar más allá de un movimiento ‘mete-saca’.

Curiosamente, si inspeccionáramos qué hay justo detrás de las paredes vaginales, de nuestros ‘tabiques’ encontraríamos que a unos pocos centímetros de la entrada, está la parte trasera del clítoris -eso que se conoce como ‘Punto G’-.

(Recordatorio amistoso de que lo que queda a la vista de nuestro órgano de placer es apenas el glande que está tapado por un capuchón)

Estimular esta zona, hasta lo que yo había probado hasta ahora, pasaba por introducir uno o dos dedos y hacer un movimiento ascendente, como si hicieras el gesto de «ven aquí» con el índice.

Y es justo lo que busca estimular el nuevo juguete de la marca, Womanizer OG con ondas y sensación de pulsión.

Vamos, la tecnología que tanto ha funcionado con el estimulador de clítoris de manera externa, pero para probar internamente.

Es más, sabes que tienes el juguete colocado donde debe estar cuando notas como si algo te estuviera tocando por fuera cuando en realidad solo recibes la vibración desde dentro.

Más familiarizada con todo lo que es sensaciones por fuera, probarlo por dentro ha sido darle la razón a la sexóloga.

No solo hay muchas zonas que aún quedan por descubrir del cuerpo a nivel sexual, sino que pueden formar parte del particular mapa erógeno y hacer del sexo algo aún más placentero (si cabe) y variado.

Porque, dicho sea de paso, ahora tengo curiosidad de saber cómo funcionará el juguete con la doble penetración.

Mara Mariño

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No, no existen diferentes tipos de orgasmos, existen infinitas formas de llegar a él

«Solo hay un tipo de orgasmo», dice la sexóloga y escritora Valérie Tasso. «Es como el dolor. Lo que hay son infinitas maneras de sentir un orgasmo».

De esta manera, en el último evento de Lelo en Madrid, la experta desmiente lo que, a día de hoy, muchas creíamos sobre el clímax (y sí, me incluyo).

Me refiero al mito de que somos binarias a la hora de corrernos: o team clítoris o team vagina.

pareja placer

LELO

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Esta división entre nosotras recuerda un poco, como la sexóloga explica, a la manera que tenía Freud de ver la sexualidad femenina.

Si eras ‘inmadura’, el placer te llegaría a través del clítoris. Pero solo las mujeres ‘maduras’ lograrían un orgasmo sin necesidad de estimularlo.

Bastaría con introducirles algo en la vagina (y con «algo» me refiero a un pene, por supuesto). Una excusa genial para justificar que el coito fuera imprescindible, ¿no crees?

Todo esto viene por el nuevo lanzamiento de la marca sueca, que viene a ser como el Apple de los juguetes sexuales.

Sus productos no son solo herramientas de placer, sino un indicador de hacia dónde identifican que, socialmente, nuestra sexualidad va virando.

Y, el caso de su última creación, Lelo Dot, es una especie de varita que termina en una punta fina que vibra en elipsis. Un explorador de puntos erógenos más allá de los que solemos visitar con mayor frecuencia.

El mensaje detrás está claro, acercarnos más que nunca ya seamos un ella, un él o un elle.

Los nuevos juguetes se centran en lo que nos une, no en lo que nos diferencia, que son los genitales -pese a que estén hechos del mismo tejido eréctil, como también recuerda Valérie-.

Y si algo compartimos son los puntos erógenos. Esos que nos espabilan, nos erizan la piel sin que sepamos por qué y se reparten de manera aleatoria por cada cuerpo, salpicándonos de inesperadas vetas de placer.

Que también «lo que para uno es erógeno, para otro puede ser erróneo», afirma la sexóloga.

Como ejemplo, la parte interior de los codos o las rodillas son sitios tan inesperados como disfrutables, pero pierden protagonismo cuando todo lo que vemos en las estanterías de cualquier sex shop, está pensado para los genitales.

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El resultado es que no nos esforzamos en descubrirlos. Nos quedamos en los que están más ‘a mano’, literalmente hablando.

Somos un poco como el hámster que sabe que, pulsando la palanca, siempre va a recibir un premio. Si el clítoris o el pene son sinónimos de orgasmo, ¿para qué buscar otros?

Hasta hace poco, los juguetes se dividían en dos categorías: para meter o para meterla.

Sin embargo, parece que por fin nos alejamos de la penetración cuando se nos anima a jugar, a descubrir, a conocernos como quizás nunca habíamos tenido oportunidad de hacerlo.

Los nuevos juguetes dicen que tu sexualidad es única y es tan importante descubrirla como convertirla en protagonista absoluta (y no considerarla un calentamiento o mal llamado «preliminar»).

Hay un solo tipo de orgasmo, pero casi dos metros cuadrados de piel, llena de terminaciones nerviosas, repartidos por la piel del cuerpo.

Y si la mueva generación de juguetes sexuales nos invita a dar con ellas quizás es el momento de hacerles caso.

Mara Mariño

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Conocer a tu vulva como a tu mejor amiga, el objetivo de esta plataforma ‘online’

Soy de las primeras que, cuando una amiga le viene con alguna de sexo, aboga por el «tienes que explorarte, ¡experimenta contigo misma!».

Como si eso fuera fácil o algo…

vulva masturbación placer femenino

PEXELS

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Nuestros comienzos en el mundo del placer son bastante inocentes y torpes. Que si un peluche por aquí, el cabezal de la ducha por allá…

Terminas encontrando formas en las que disfrutarte, pero parece que nunca llegas a descubrirte del todo.

Por ser un tema del que no se habla en las charlas de quienes sí hemos recibido educación sexual en el colegio (no daba tiempo más que para lo fundamental de cómo poner un condón o el ciclo menstrual), llegamos a la edad adulta sin tener ni la más remota idea de cómo funciona nuestro cuerpo en el sexo.

Así que descubrir Climax.how ha sido toda una sorpresa.

Para que nos entendamos, es como hacerte un máster online intensivo en tu vulva (pero también en tu erotismo personal).

Aunque, explicado de forma más técnica, la plataforma centrada en el placer femenino cuenta con una serie de vídeos que están basados en estudios científicos.

Puedes encontrar desde ‘clases’ de cómo tocarte, con métodos que nunca habías probado, hasta descubrir quiénes son tus aliados (quién iba a imaginar que tu respiración, una silla o la propia costura de tus vaqueros iban a echarte una mano).

Es más, aun llevando cinco años escribiendo este blog (y alguno más de vida sexual), algunos de los vídeos me han hecho aprender cosas que no sabía, como que mediante respiraciones o movimientos se puede aumentar el flujo sanguíneo para ayudar a la excitación.

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O cómo podemos ejercitar los músculos internos para que el orgasmo o dure más o venga seguido de varios.

Otra de las cosas que me gustaría destacar es que las técnicas que aparecen en los vídeos -además de forma muy explícita, por lo que no vas a tener ni una duda ni media- se pueden poner en práctica por nuestra cuenta.

Y, para la alegría de tu pareja, también explican la forma de integrarlas en la actividad sexual estando acompañada.

Por último, y aunque no tiene nada que ver con lo que se aprende en los vídeos, las modelos que aparecen en ellos son la mejor prueba de que las vulvas son todas diferentes -de color, forma, textura y hasta pelo- y perfectas. 

Así que no solo vas a terminar la serie sabiendo mucho más sobre tu cuerpo y con muchas ideas para poner en práctica con tu pareja, sino que si tenías algún tipo de complejo, se te va a pasar descubriendo la variedad que hay de genitales gracias a unas intérpretes con las que vas a sentirte muy identificada.

Mara Mariño

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‘Clitorectomías’, la ‘marca del diablo’… De cuando el clítoris era el enemigo

Sabía que el descubrimiento del clítoris era algo reciente. No reciente de cuando surgió el satisfyer, pero sí algo que solo se lleva sabiendo los dos últimos siglos.

Lo que desconocía por completo era la cantidad de barbaridades que se le hacían a las mujeres por desconocimiento de qué era ese bulto en el cuerpo.

clitoris

PEXELS

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¿Que por qué me pongo tan tremendista? Le voy a echar la culpa a un libro, que no puede protestar ni venir a escribirme un comentario de lo mal que escribo.

Y es que he aprovechado las infinitas horas de luz natural para terminarme Una curiosa historia del sexo de Kate Lister.

Lo que ahora sabemos que es el órgano del placer era analizado y examinado entre con miedo e ignorancia hasta el punto de que, como cuenta la autora, en muchos casos se cortaba directamente y se cosía la herida para evitar que las mujeres tuvieran demasiado apetito sexual.

Esto es algo que empezó a pasar en la Antigua Grecia y hasta casi el siglo XX.

Aunque en el caso del siglo XVI también servía como excusa de ejecutar a una mujer por bruja alegando que el clítoris era una marca del diablo.

La cosa era cargarse a las tías que no encajaran en el estereotipo que se esperaba de mujer dócil y recatada. La excusa, como veis, lo de menos.

De hecho, en el siglo XIX era habitual practicar ‘clitorectomías’ para remediar que una mujer no quisiera tener relaciones con su marido.

No solo tenías que aguantar que el señor que te sacaba 30 años (y con el que te habían casado a la fuerza seguramente), te violara, sino que encima te sometían al trauma de una operación dolorosa que se trataba con compresas de pelusa.

Por supuesto no falta tampoco el recordatorio de que Freud fue uno de los responsables de instalar en la mentalidad colectiva que, sin un pene, el orgasmo era imposible.

Éramos inmaduras sexualmente o unas frígidas.

¡Nadie dejaba que disfrutáramos de nuestros clítoris en paz!

Te puede interesar leer: Lo frustrante no es tener que tocarnos nosotras para llegar al orgasmo, sino…

Y si esto del clítoris te parece bestia, la lista de atrocidades a las que nos hemos visto sometidas las mujeres a lo largo de la historia, es lo que me ha dejado más tocada después de leer el libro.

Desde quedar repudiadas a cabañas para pasar la menstruación a llevar dolorosos aparatos que la ocultaran.

También las inventadas pruebas -con ningún tipo de rigor- para comprobar la virginidad como hacerte llevar un pastel a una serpiente o ser rociada con carbón.

 

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Pero sin irnos tan lejos, también está la tortura de las duchas vaginales con productos limpiasuelos para ‘tener los genitales como nuevos’.

Que es algo que te suena como muy lejano pero pasaba en los años 60.

Es más, puede que a tu abuela se le hayan removido cosas al ver que Lysol que tanto se anunciaba para limpiar superficies durante la pandemia, eliminando el Covid-19, fuera lo mismo que se ponía de recién casada o incluso embarazada de tu madre.

La lista es larga, las mujeres que o fallecían o sufrían durante toda su vida siendo castigadas o mutiladas, también.

Es un repaso tan crudo que más que Una curiosa historia del sexo podría haber sido llamado La serie de sádicos atropellos que sufrieron las mujeres desde hace más de mil años hasta hoy.

Quedaba más largo, supongo.

De cualquier manera, bien es recomendable echarle un vistazo para saber, no solo lo mucho que hemos avanzado, sino lo que todavía nos queda por recorrer hasta conseguir la igualdad que aún tenemos pendiente.

Y de paso reivindicar a diario que somos dueñas de nuestro placer.

Que dejen de condenarnos por vivirlo y disfrutarlo de la nueva manera en que se han actualizado las sentencias de antaño, mediante slut shaming, revenge porn y todas esas maneras que solo buscan seguir teniéndonos controladas a la disposición de ellos.

Mara Mariño

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Lo frustrante no es tener que tocarnos nosotras para llegar al orgasmo, sino…

Tuve un momento en el que decidí que no iba a perderme un solo orgasmo más teniendo sexo.

Pero no me di cuenta de que decidí también, de manera indirecta, ser yo quien se encargara de conseguirlos en pareja tocándome el clítoris.

O al menos la mayoría de ellos.

tocarse clítoris

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La logística suele ser la misma, él concentrado en que esa acción que sucede en el piso de abajo, mantenga un ritmo constante y yo con la mano lista para poner el ‘modo turbulencias’ mientras tanto.

Es raro –y bastante complicado, dicho sea de paso- dar con alguien experto en el apaño de tocar a la vez.

Entre que las posiciones no son las más prácticas y el movimiento desvía la mano del clítoris, es muy difícil que eso llegue a buen puerto.

Por eso, la mayoría de las veces, preferimos ser nosotras mismas las que vamos al grano y nos llevamos la mano directamente a la entrepierna o pedimos cambio de postura con un «ponte así, que quiero tocarme».

Y la pregunta: ¿nos frustra de alguna manera que eso sea así casi siempre? Es decir, ¿tener que ser nosotras las que conseguimos nuestro orgasmo?

@meetingmara ¿Nos molesta a las mujeres ser siempre las encargadas de hacernos llegar al clímax? Toma nota de estos tips para sacarle el tema a tu pareja y que se involucre (de una vez) en tu placer 🔥 #placer #placerfemenino #pareja #relación #relaciondepareja #pasion #consejos #consejosdepareja #consejosdeamor ♬ She Share Story (for Vlog) – 山口夕依

En mi opinión, solo resulta frustrante si no veo en la otra parte la misma implicación. Lo desesperante es ver que comunicas cómo te gusta y no se involucran en tu placer.

Porque, como dice una amiga, si gestiona el multitasking de manejar un teclado para jugar a un videojuego, también puede ponerse a hacerme varias cosas a la vez.

Si el problema es la postura, es fácil modificarla. Y no solo eso, la variedad de prácticas nos permite recibir orgasmos en los que desconectamos por completo, como es el caso de la masturbación a cargo de otra persona o el sexo oral.

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El problema es cuando tu clítoris le da absolutamente igual.

Si las posturas son las adecuadas, pero la técnica no es la mejor, él puede participar igualmente proponiendo un juguete como alternativa (aunque la primera vez no sea la mejor).

Están diseñados para una sola cosa y la cumplen a la perfección. Si es tan sencillo, ¿por qué no aprovecharlo?

Quiero terminar diciendo que la responsabilidad de los orgasmos es compartida. Contar cómo nos gusta es lo primero, pasar a la acción lo segundo y buscar alternativas lo tercero.

Cada uno participa a su manera y claro que lo importante es disfrutar. Pero cuando hablo de participar, me refiero a hacerlo de verdad.

No a quedarse mirando cómo la otra persona lo hace todo (o casi) para llegar al orgasmo.

Mara Mariño

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Adiós al mito de que las mujeres tardamos más: es que nos planteamos el sexo mal

«Estoy tardando demasiado» y «Ya debería haber llegado» son los dos pensamientos más frecuentes que tengo cuando llego tarde para ver a una amiga, y me pilla tráfico, y cuando estoy con otra persona en la cama y no consigo alcanzar el orgasmo.

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LELO

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Lo peor es que llego a agobiarme hasta tal punto de lo estar a la altura de ciertas expectativas de velocidad que lo que hago es pedirle que pare.

En esas ocasiones, siempre contesto lo mismo. Algo tipo «No tengo el día» o «Pueden ser las hormonas» son las primeras excusas que se me vienen a la cabeza, mi mayor boicoteado de orgasmos.

Y lo que hago es dar la razón de algo que no es del todo cierto: que nosotras tardamos más que ellos en corrernos.

Esta creencia está tan extendida que ha llegado a relacionarse la virilidad con el tema de la duración en la cama.

Ya no es el tamaño, sino que pueda aguantar 17 horas y 45 minutos penetrándote como un taladro. Lo que haga falta con tal de que llegues al orgasmo.

Pero llega un estudio realizado por la tienda erótica Diversual, con motivo del Día Mundial de la Masturbación, y resulta que descubro que estaba equivocada todo este tiempo.

La diferencia entre la media de tiempo que mujeres y hombres dedicamos a la masturbación, es más pequeña de lo que esperaba.

Ellos le dedican unos 4’54 minutos de media, nosotras 5’38.

Y más de la mitad de participantes, en ambos casos, afirmaron llegar siempre al orgasmo mediante esta vía.

Así que esto significa que el problema no es que biológicamente las mujeres necesitemos auténticas maratones sexuales, sino replantearnos qué estamos haciendo en la cama.

Pero claro, es difícil que no se llegue a la conclusión de que nuestros genitales son casi como un Escape Room, imposible de superar, si seguimos considerando la penetración la práctica estrella del dormitorio.

Ahí no es que vayamos a necesitar algo más de esos cinco minutos y medio, es que no va a haber forma de que cruces el umbral de «vale, me está gustando, pero necesitaría algo más».

Ese ‘algo más que nos falta’ es el clítoris. El mismo que nos tocamos siempre que nos masturbamos bajo el abrigo de la sábana -no vaya a ser que entre alguien en la habitación- y que queda fuera de la trama entre el pene y la vagina por mucho que nos esmeremos en hacer el misionero, el perrito o el pretzel.

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Así pasa, que más del 60% de las mujeres recurrimos a los juguetes de forma regular (solo el 6% de ellos) para masturbarnos habitualmente.

Con todos los productos que han puesto ahora el clítoris bajo el foco, no nos faltan vibradores, succionadores y demás en la colección.

Que el 80% llegamos más fácilmente al orgasmo es el tercer resultado de la encuesta que demuestra que el problema no es que nos tomemos nuestro rato o que, como en mi caso, sea una razón para agobiarnos.

Lo que queda claro es que mientras sigamos centrándonos en la penetración, en vez de dar placer mediante otras prácticas como el sexo oral o la propia masturbación, el mito de que somos las tardonas del dormitorio va a seguir en nuestra cabeza.

No es que necesitemos más tiempo, necesitamos tocarnos el clítoris.

Mara Mariño

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‘La idea de que los juguetes eróticos eran consoladores para mujeres solitarias se está perdiendo’

Más potentes, más bonitos y más discretos. Así se puede resumir el cambio que ha experimentado la industria de los juguetes eróticos en los últimos años.

Esos cachivaches aparatosos que podían aparecer en series de los 90 como Sexo en Nueva York están tan lejos de nuestras vidas como tú de volver con tu ex.

El ‘culpable’ de este fenómeno ha sido, sin ninguna duda, el succionador de clítoris.

Pero su efecto no se ha quedado solo en poner el órgano del placer femenino bajo el foco mediático.

Ha conseguido abrirle la puerta al resto de juguetes sexuales, desestigmatizarlos, convertirlos en un objeto de deseo y un básico más del hogar como podía ser el papel de cocina o el sofá.

Sara Martínez es experta en comunicación en EroticFeel y reflexiona sobre el tsunami sexual que ha desencadenado este producto.

¿Cuál es el juguete que más se ha comprado en 2021?
Los succionadores de clítoris siguen siendo la estrella del catálogo, la revolución que trajo consigo su aparición no se puede comparar con nada de lo sucedido en el mercado erótico con anterioridad. Y no solamente en ventas. El succionador puso sobre la mesa la masturbación femenina, el placer de las mujeres y el papel que jugaba el clítoris en él comenzó a tratarse públicamente, en grupos de Whatsapp, en conversaciones familiares y hasta en el telediario.

Las mujeres querían probarlos y los hombres querían comprárselos. Por primera vez no se trataba de un juguete con forma fálica para la penetración, de esos que tradicionalmente han provocado cierto rechazo en los hombres (sin ningún motivo, por cierto).

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¿Qué otros artículos están cogiendo fuerza?
Muchas de las personas que compraron por primera vez un succionador de clítoris se han convertido en clientes recurrentes y prueban distintos accesorios. Las marcas también se esfuerzan por diseñar juguetes que sigan siendo efectivos para la estimulación del clítoris pero que también sirvan para masajear otras zonas erógenas. En cuanto a los juguetes masculinos más vendidos, los huevos masturbadores están en el número uno de todas las listas.

Están teniendo muy buena acogida los juguetes que estimulan simultáneamente el interior de la vagina y el clítoris y los plugs anales. También se percibe el incremento del interés por la cosmética erótica, con los lubricantes a la cabeza. La gente busca cosas nuevas y estimulantes en los productos más básicos.

¿Ha cambiado en los últimos años el sector en este sentido?
El sector ha cambiado muchísimo, en ventas y en imagen. La sordidez y esa especie de vergüenza que muchos sentían al entrar en un sex shop está desapareciendo. Los juguetes también son más discretos, con diseños menos explícitos, y para todos los gustos. Esa idea absurda de que los juguetes eróticos eran ‘consoladores’ para mujeres solitarias o cuyas parejas no sabían hacerlas disfrutar se está perdiendo.

El público comienza a apreciarlos como lo que son, accesorios que complementan la vida sexual, la enriquecen y no sustituyen a nadie. El tabú que rodea todo lo concerniente a la estimulación anal también se está desdibujando, aunque más lentamente. Todavía es necesaria mucha educación al respecto.

¿Cuándo se ha dado este giro de mentalidad?
El cambio no se ha producido de un día para otro, muchos factores han contribuido, pero 2019 fue un año crucial. El efecto Satisfyer tuvo mucho que ver y también la proliferación de espacios, tanto físicos como online, que promovían otra manera de vender productos eróticos, mimando todo el proceso.

Duquesa Doslabios.
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No es otra ‘review’ de un succionador de clítoris

Tengo cuatro succionadores de clítoris. Cuatro. No son iguales, pero es un producto que, sea de la firma que sea, suele garantizarte el orgasmo (la velocidad a la que llegues ya es otra historia).

Y no te puedes imaginar lo feliz que me hace que siga siendo uno de los productos con más éxito de ventas o que sea raro encontrar a una mujer que no tenga uno en su casa.

Duquesa Doslabios

Para quienes, como yo, hemos pasado gran parte de nuestra vida sexual pensando que algo no funcionaba bien entre las piernas (por no disfrutar tanto de la penetración cuando eran las películas las que estaban pintando un sexo de ficción), el succionador es un puñetazo en la mesa.

La declaración de intenciones de que tú y yo estamos bien hechas. Solo que estábamos mirando hacia otro lado sin tener en cuenta que hacían falta menos juguetes para meter por la vagina y más productos pensados en estimular las 8.000 terminaciones nerviosas del clítoris.

Y, una vez pruebas el juguete en casa, te corres noventa veces y te preguntas para qué gastarías tanto dinero en hacerte las pestañas cuando era un buen orgasmo lo que realmente te iba a iluminar la mirada, llegas a la conclusión de que no puede haber ningún artículo comparable a tu sex toy estrella del cajón.

O, al menos, eso pensaba yo muy convencida después de probar los diferentes modelos.

Pero hace unos días llegó un paquete a mi casa de Lelo, quienes se han encargado no solo de amenizarme 2020 sino de rescatarme cuando volvía a estrenar soltería (y por tanto de hacerme más amena la estancia conmigo misma) y me mandaron Enigma.

¿Otro succionador de clítoris? Fue lo primero que pensé. Ya he probado el normal, el que va más lento, el de boquilla amplia… ¿De verdad hay más maneras de excitar esa zona que sean más efectivas que las que había probado hasta ahora?

Pues como puedes adivinar viendo la imagen, no era otro succionador. O no uno como los que había probado hasta ese momento.

Con esa boquilla diminuta tampoco me parecía 100% estilo conejito, los que llevan un dildo pegado a una protuberancia que te estimula el clítoris.

Era algo distinto. Un mix entre los dos. Como si hubieran tenido una noche loca en La Isla de las Tentaciones y les hubiera salido una hija de la Generación Z que hace Tik Toks y lleva el pelo degradado.

Y como hemos venido a este mundo a probarlo todo, ahí estaba yo, entendiendo qué tenía de diferente ese juguete con forma de interrogación respecto a los demás.

La primera conclusión es la más evidente, mi nuevo amigo no es para la superficie, hay que meterlo (o al menos parte de él).

Y a no ser que ya estés excitada solo con la idea, recomiendo usar lubricante o algo de saliva en su defecto. Respiras hondo, relajas los músculos de la zona y aquello va entrando solo (por la parte del apéndice curvado, claro, no cometas la burrada de meterlo por donde los botones, que eso es el mango).

Si que es verdad que de primeras te puede parecer un poco raro esto de que la parte que queda fuera de la vagina te parezca que está invertida, pero en cuanto ya notes que tienes la boquilla del succionador a la altura de tu clítoris, estás lista para la acción.

Y es que esa es una de las cosas que más me gusta, que como la unión con forma de ‘U’ es flexible, puedes regularlo a tu altura, no está diseñado para una vulva específicamente porque se adapta a todas.

El funcionamiento es como el de sus antecesores con una diferencia. La zona de dentro vibra también tocando esas paredes que coinciden con la parte interna del clítoris (y debidamente estimuladas, terminan por hacer que te arda la cara).

Además del modo clásico de vibración o los que son intermitentes, hay un par de opciones que alternan la vibración interior con el succionador. Aquello es la fantasía.

Por dos razones, la primera porque no te lleva al orgasmo de inmediato, sino que te hace conectar primero con el interior de tu vagina y segundos después con el clítoris, con un breve (y glorioso) periodo en el que ambas coinciden.

Como digo, no es un orgasmo inmediato, pero la sensación de ‘pasar’ de una a otra parte es tan placentera que, el orgasmo que puedes vislumbrar al final del camino, se vaticina espectacular (y termina siéndolo).

¿Que si compensa para usarlo en pareja? En mi caso, me ha tocado probarlo sola, pero ¿por qué no usarlo como aprendizaje? Quizás si alguien lo ve en marcha entiende qué zonas debe estimular con los dedos o con la lengua.

En cualquier caso, para sexo anal (o un buen beso griego) me parece una opción muy interesante, ya que otros vibradores pueden entorpecer las posturas. Con la forma de interrogación nos aseguramos que quede por delante «el grueso» del juguete y no moleste nada.

Duquesa Doslabios.

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