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El viaje de Paula, después de una agresión sexual

Llama la atención que con la cantidad de libros, películas y series en las que las agresiones sexuales forman parte de la trama -ya no entro en si es de manera relevante o no- apenas existan productos fuera de la ficción que ayuden a las víctimas en la vida real.

Que es una de las razones que animó a Laura Roqueta, activista y divulgadora en @culturaconsentimiento, a escribir El viaje de Paula (Editorial Descontrol, 2023).

amigas cogidas de la mano

PEXELS

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«Quería escribir un libro que hablara y sensibilizara sobre algo que no estamos muy acostumbrados a escuchar. Que es qué puede pasar después de una agresión sexual», explica la autora.

Para ello, ha optado por una novela muy clara y fácil de leer todos esos retos tanto personales como sociales a los que puede tocar enfrentarse después de sufrir una agresión sexual.

«Al mismo tiempo era importante que proporcionara recursos esenciales, como por ejemplo: qué hacer y qué evitar hacer cuando alguien te cuenta que ha sufrido una agresión sexual, cómo podemos intervenir de forma segura cuando presenciamos una situación peligrosa o potencialmente peligrosa, qué hacer si sufrimos una agresión sexual, teléfonos de atención para jóvenes, consentimiento y mucho más».

El viaje de Paula es una historia desde un ángulo que no estamos acostumbrados a conocer, pero también un manual con información práctica que deberíamos conocer sobre este tema.

Mientras que el libro de Laura habla por primera vez de este tipo de agresiones con la idea de apoyar a las víctimas, ¿hasta qué punto necesitamos más implicación por parte de todos (familias, instituciones, Gobierno…) a la hora de frenar las cifras que escuchamos casi a diario?

¿Dirías que la educación sexual es un factor que puede prevenir las agresiones sexuales?
La educación sexual es un factor fundamental para prevenir las agresiones sexuales y para que las víctimas puedan identificarlas y pedir ayuda. La Educación Sexual Integral (ESI) no solo proporciona conocimiento sobre el cuerpo y cómo cuidarlo, sino que también presenta la sexualidad de manera positiva y enfatiza valores como el respeto, la inclusión, la no discriminación, la igualdad, la empatía, la responsabilidad y la reciprocidad.

Otro aspecto fundamental dentro de la educación sexual es la perspectiva de género, ya que para conseguir relaciones sexuales basadas en la igualdad tenemos que tener en cuenta la cultura en la que vivimos. Eso significa combatir los estereotipos de género y mensajes sexistas que, de forma sutil, nos van impactando desde la televisión, canciones y medios de comunicación entre otros, en nuestro día a día y que perpetúan estos estereotipos tan dañinos.

Actualmente, la educación sexual se está dejando prácticamente en manos de la pornografía gratuita, que es altamente violenta contra las mujeres, machista (y racista, clasista y LGTBI-fóbica), sin comunicación, donde el consentimiento parece que no importa y donde no se utilizan métodos de protección contra infecciones de transmisión sexual. ¿Suena como una receta para el desastre, verdad? Es por eso que la educación sexual integral es crucial en la prevención de agresiones sexuales y en la creación de relaciones sexuales saludables, respetuosas y placenteras.

¿Qué otros factores son clave en tu opinión?
Considero que es fundamental que se creen campañas de sensibilización sobre la violencia sexual, políticas de apoyo a las supervivientes y ofrecer una educación feminista que tenga en cuenta las diferencias de poder entre personas por motivos de género, raza, clase, diversidad funcional y orientación sexual. Otro factor que podemos hacer es practicar el consentimiento en todas nuestras relaciones, no solo sexuales.

Es decir, que pongamos el respeto de la autonomía corporal de las personas en el centro y aprendamos a comunicar nuestros deseos y límites, respetar los de los demás y gestionar las emociones que estos nos evocan. Y por supuesto creer y apoyar a las supervivientes. No nos olvidemos de que la mayoría de agresiones no se denuncian y que algunos de los principales motivos son el miedo de las víctimas a no ser creídas, a ser culpadas de la violencia vivida y la falta de confianza en que se cumpla la ley. Tenemos que romper con la culpabilización a las víctimas que solo hace que perpetuar el silencio de las víctimas y la impunidad de los agresores.

¿Se le está dedicando la atención que merece a la violencia de género socialmente?
Creo que socialmente cada vez se le está dando más atención y que se está avanzando en el tema. Prueba de ello es que solo hace unos meses se aprobó la Ley de garantía integral de la libertad sexual, que a pesar de la reforma aprobada hace unas semanas que quita uno de los grandes avances de esta ley, la utilización del consentimiento, y no la violencia, como baremo para definir qué constituye una agresión sexual, se han implementado varias de las medidas a las que España se comprometió al adherirse al Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres, y eso es muy bueno.

Medidas que van más allá de las punitivas, de sensibilización y educación a la población y apoyo a las víctimas. No obstante, no se le está dando los recursos y la prioridad que debería tener en la agenda pública. Estamos hablando de que llevamos 1.198 víctimas mortales por Violencia de Género desde el 1 de enero de 2003. De que 1 de cada 20 mujeres en Europa ha sido violada, 1 de cada 10 ha sufrido violencia sexual por parte de su pareja o expareja y que uno de cada cinco criaturas sufrirá algún tipo de agresión sexual hasta los 17 años. Y a pesar de que la gran mayoría de víctimas de la violencia sexual son mujeres y niñas, no tenemos prácticamente ninguna información sobre la violencia sexual que sufren los hombres o personas no binarias o de género fluido.

Si realmente estuviéramos concienciados sobre qué son las agresiones sexuales y el impacto que pueden tener en la vida de las víctimas y en la de sus familiares, esto es como para poner el estado de alarma.

En el libro hablas de series o películas donde aparecen escenas de este tipo, ¿qué opinas de que sea tan común encontrar violaciones en una gran cantidad de obras de ficción?
Vivimos en una sociedad llena de violencia sexual, solo hace falta ver las estadísticas mundiales, así que esta se plasme en los argumentos de películas y series no me sorprende, hasta cierto punto tiene sentido. Para mí la cuestión está en cómo se presenta
esta violencia sexual y qué sentido tiene en el argumento. Vemos que algunas series y películas muestran las violaciones como lo que son, actos terribles que causan un tremendo impacto en la vida de las víctimas. Por ejemplo, en Outlander, la violación de Jamie abrió el tema sobre la violación masculina, donde posteriormente se tratan los efectos de la agresión en el personaje, el trauma y cómo seguir adelante.

No obstante, demasiadas veces las series de televisión o las películas que vemos utilizan las violaciones como efecto dramático, sin ningún tipo de lógica con el argumento y sin mostrar las consecuencias de la agresión en los personajes que las sufren. A veces incluso las escenas se muestran de forma morbosa o erotizada. Cuando el entretenimiento, las series de televisión o las películas que vemos, utilizan irresponsablemente las agresiones sexuales estamos normalizándolas y lanzando una serie de mensajes que siguen perpetuando la violencia sexual en nuestra realidad.

¿Cómo podemos apoyar a una persona de nuestro entorno que ha sido víctima de una agresión sexual?
Como la violencia sexual es un tema tabú y no nos preparan para afrontar estas situaciones, puede que nos sintamos abrumados, que no sepamos qué hacer o que incluso con nuestras mejores intenciones digamos o hagamos algo que dañe a la persona que nos lo ha contado.

En el libro se mencionan una serie de cosas que podemos decir y hacer y cosas que deberíamos evitar. Agradecer la confianza por contarnos algo que puede ser tan difícil de explicar es una buena forma de empezar la conversación. Es importante escuchar sin juzgar y sin preguntar por detalles o por qué hicieron o no hicieron “x”. Hay que poner atención en no tomar el control de la situación y respetar cómo la superviviente quiere llevar su recuperación, por ejemplo, si quiere tomar acciones legales o no.

No tenemos que tener respuestas para todo, podemos ofrecernos a ayudar a la persona, a buscar recursos de apoyo como algún profesional, organizaciones que ofrecen apoyo a supervivientes o acompañar a la persona al hospital o a la policía. Tenemos que pensar que nuestro papel es el de ser una buena amistad; estar a su lado y ofrecerle nuestro apoyo.

¿Podrías hablar de la presión que existe sobre ser ‘la buena víctima’?
La presión por ser una «buena víctima» se refiere a la expectativa social de que las víctimas de violencia sexual deben comportarse de ciertas maneras para que su relato sea creíble y puedan recibir apoyo y justicia. Esta presión puede ser muy perjudicial para las
víctimas, ya que demasiado a menudo se les juzga y culpa por no actuar de la manera «correcta», lo que puede aumentar su trauma.

Para ser una “buena víctima”, se supone que después de sufrir el incidente tienes que hablar inmediatamente y denunciar a la policía. Tienes que comportarte como tal y llorar, estar visiblemente destrozada y recordar todos los detalles del incidente, fechas, horas y lugares específicos. Haber actuado de manera defensiva, cuantas marcas de violencia visibles mejor, y no haber consumido ningún tipo de sustancia, haber estado de fiesta, o que tengas una vida sexual activa.

No solo la gran mayoría de víctimas no encajan en este perfil, sino que estos “requisitos” no son realistas. Para empezar, ¿cómo se supone que las personas pueden identificar que han vivido violencia sexual si no se nos educa sobre ello? ¿Cómo poder recordar los detalles de una agresión si sabemos que el trauma puede fragmentar nuestros recuerdos? Además, sabemos que una gran parte de las personas que sufren violencia sexual hablan meses o años después de la agresión y muchas agresiones sexuales no dejan marcas visibles. Es importante entender que la única responsabilidad en un acto de violencia sexual recae en el agresor y que no hay una “buena” o “mala” manera de ser una víctima ni una forma específica de comportamiento después de una agresión. Todas merecen ser creídas y apoyadas.

Y a esas personas que han sufrido una agresión, ¿qué es lo primero que recomendarías si no saben bien qué hacer, pero sienten que es algo que no les deja avanzar?
Que busquen apoyo. Es esencial buscar apoyo para ponerse manos a la obra con la recuperación, independientemente de si quieres denunciar o no la agresión e independientemente de cuándo sucedió. Nunca es demasiado tarde para ponerse a trabajar en una agresión sexual.

Además, añadiría que no hace falta que algo cumpla con la definición de “agresión” (recordemos que lo que se define como violación o abuso puede variar con el tiempo o simplemente de país a país). Si hay alguna experiencia sexual que se les ha quedado atravesada, que les genera malestar, hay que poner atención a ello y esto es algo que se tiene que hacer en manos de profesionales. El libro cuenta con un apartado de organizaciones sin ánimo de lucro en el ámbito español que ofrecen recursos de apoyo a supervivientes y teléfonos de atención gratuitos y anónimos como es el 016, el teléfono de atención a todas las formas de violencia contra las mujeres.

Para terminar, ¿crees que harían falta más acciones que enseñen a los niños que no deben violar?
Completamente. Tenemos que tener en cuenta que desde la infancia recibimos mensajes sobre cómo se supone que tenemos que actuar y relacionarnos según nuestra identidad. No es ninguna sorpresa que en una sociedad machista y patriarcal la mayoría de agresiones sean cometidas por hombres y la mayoría de víctimas sean mujeres y niñas. Así que ya hemos visto que esto de poner el foco sobre las mujeres y dedicarnos a decirles que pueden hacer y que deben dejar de hacer para evitar el mal comportamiento masculino es muy poco efectivo. De nada sirve si los hombres y chicos no dejan de agredir. Es muy injusto asumir que las mujeres tenemos que coartar nuestra libertad de expresión y de movimiento, que ya hemos visto que no sirve de mucho, en vez de mover el foco hacia la raíz del problema, que es el machismo.

Así que es esencial que se creen campañas, libros, cursos… y se haga sensibilización especialmente dedicada a promover masculinidades que respeten y traten con igualdad a mujeres y personas no binarias. También es esencial que se haga educación sexual desde la escuela, para sensibilizar sobre los estereotipos tóxicos de género en la sexualidad y trabajar con chicos y hombres para que respeten los límites de las mujeres y gestionar las emociones que supone el rechazo.

El viaje de Paula está a la venta en librerías y por internet con un precio de 14€.

Mara Mariño

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¿Lo más importante es la penetración? Según un estudio, los preliminares no están de acuerdo

En la cama cometo varios errores, de eso estoy segura. Pero uno de los que más he tardado en darme cuenta ha sido del error de los preliminares.

GTRES

No porque se me resista la técnica, sino porque, hasta hace relativamente poco, formaba parte de ese grupo que consideraba que no eran más que una práctica de segunda categoría.

Una manera de preparar el terreno de juego, y nada más lejos. Mi experiencia sexual me ha ido poniendo en mi sitio, y si algo he sacado en claro es que era precisamente en ese momento, cuando mis posibilidades de tener un orgasmo se multiplicaban.

Me toca entonar el mea culpa, pero al mismo tiempo señalar que, cómo no iba a tener esa idea del sexo, y, sobre todo, esa manía de considerarlos parte del calentamiento, si nadie me había enseñado lo contrario.

En las series o películas con escenas subidas de tono, lo realmente importante y urgente era la penetración. Todo lo demás o salía en una menor medida o ni hacía acto de presencia.

Lo que construye, poco a poco, la presión social de que, pase lo que pase, hagas lo que hagas, si no entra, no cuenta.

No fui solo yo quien hizo este descubrimiento, era algo que entre amigas no era un secreto, ya sabíamos cuál era nuestra parte favorita.

Ni somos rara avis ni somos las únicas.

Un último estudio al respecto, realizado este año por Bijoux Indiscrets, tienda erótica, ha averiguado que somos un 66,8% los que preferimos la masturbación o el sexo oral, frente al 6,59% que prefiere la penetración.

El 26,54% restante elige los besos y las caricias.

¿La conclusión que podemos sacar entonces de esa idea de los preliminares? Pues como afirma Elsa Viegas cofundadora de la marca encargada del estudio: «Excluye la sexualidad de muchas personas. Tanto hombres como mujeres consideran que estas prácticas están llenas de placer y por lo tanto forman parte del sexo».

Al darles ese nombre, ya estamos condicionando que se tratan de un paso anterior a lo realmente importante, cuando la realidad es que son igual de válidas y de protagonistas.

Es una tara social que nos toca asumir como parte de la falocracia, mediante la cual el hombre es más importante en todos los ámbitos, lo que se traduce en el sexo a que todo gira alrededor de la penetración.

El estudio no hace más que probar que es un pensamiento que ha quedado antiguado. Llega el momento de desaprenderlo y aprender a tener sexo de nuevo.

Un cambio que tiene que empezar por nuestra manera de pensar para que se vea después en el comportamiento en la cama.

Duquesa Doslabios.

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¿El mejor sexo del año? En Navidad

Por mucho que la primavera altere la sangre, las estadísticas no mienten. En Navidad tenemos más sexo. ¿Y la prueba? Septiembre es el mes que registra más nacimientos, seguido de octubre, según el INE. Echa cuentas.

DIM FACEBOOK

A la hora de tener sexo durante las navidades hay dos tipos de personas, quienes lo hacen como consecuencia del bienestar de la atmósfera festiva y quienes recurren al roce por todo lo contrario, para desfogarse.

Los días de fiesta, los planes de ocio, romper con la rutina, el hecho de no tener que ir a clase o a estudiar hace que disminuya el estrés y las preocupaciones, algo que también se da en verano con la diferencia de que en esta época hay que sumar el factor emocional.

Más que en ningún otro momento del año, los sentimientos a flor de piel. En resumen, estamos más cariñosos.

Los encuentros, el clima de generosidad, el ánimo positivo, que, en resumen, equivalen a una mayor sensación de felicidad equivale a mejor sexo por una cuestión de seguridad personal.

Las tradiciones como llevar la ropa interior roja por ejemplo, reflejan que hay una mayor predisposición.

Y no nos olvidemos de la comida. Entre los alimentos estimulantes que aumentan la libido o un consumo moderado del alcohol se logra un cóctel de desinhibición y excitación al que es difícil resistirse.

Si a eso se le añade que solemos mejorar la imagen personal a la hora de acudir a este tipo de celebraciones, las personas se ven más atractivas y verlas también hace que aumente el deseo sexual.

Sumándole que puede que Papá Noel traiga regalos sexuales y, por tanto, haya intención de estrenarlos, lo difícil es no encontrar una excusa para volver a la cama en cualquier momento.

Aunque el otro lado de la Navidad también pasa factura en la vida íntima, de ahí que según una encuesta de Plátanomelón.com la mayoría de los encuestados encontraran en el sexo una buena manera de liberar tensiones en las fiestas.

Pero ¿de dónde viene la tensión? Los regalos, los gastos, conflictos familiares por la cantidad de tiempo que se pasa en compañía…

Según María Hernando, una de las sexólogas de la marca de juguetes eróticos, «el consumismo nos facilita el consumo del sexo porque nos vuelve más compulsivos con todo: redes sociales, comida, regalos…».

Así que ya lo hagas para desahogarte como para aprovechar la atmósfera navideña, disfruta con pasión, y siempre con seguridad, de las fiestas.

Duquesa Doslabios.

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«Llevo vendiendo mi ropa interior desde hace 2 años»

Ninette Shibara (@ninette_shibara en Instagram) es el alias escogido por una joven de 27 años que se dedica, además de al modelaje, a la venta de ropa interior usada.

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«Llevo vendiendo mi ropa interior desde hace 2 años», me dice la embajadora de Panty.com en el Salón Erótico de Barcelona.

La curiosidad es demasiado grande como para no preguntarle qué fue lo que le hizo decidir empezar a hacerlo. ¿Cuestión de gusto? ¿Necesidad? ¿O es que tenía demasiada lencería gastada y ponerla en venta podría ser una manera de renovar el armario?

Me dice que empezó de manera casual vendiendo productos normales, en concreto una falda. Fue cuando un usuario le preguntó si le vendería algo más íntimo. De ahí pasó a convertirse en una de las vendedoras de ropa interior usada más activas.

La burusera, el fetichismo por las prendas íntimas usadas, no le resultaba totalmente ajeno a Ninette.

«Ya había experimentado con el fetiche con alguna expareja», comenta. Y si bien había utilizado la web de segunda mano para vender algunas de sus pertenencias, su cuenta terminó siendo censurada hasta encontrar a Panty.com, una plataforma específica para la venta de este tipo de mercancía.

Por lo general define la experiencia como buena. Se trata de una faceta que no se desarrolla a expensas de su pareja, algo que entiende al formar parte de su vida.

«Él acepta esta parte de mi sexualidad. Siempre lo ha visto con respeto», afirma Ninette.

No solo de bragas vive el fetichista de ropa interior. Las medias o calcetines usados son otros productos cuyo éxito está garantizado. «Pero calcetines súper sudados», llega a decir la vendedora.

¿Su venta más beneficiosa en estos años? Un body que compraron por 100 euros.

«Las personas cada vez son más abiertas de mente, ya no tienen miedo«, dice la modelo, aunque admite que todavía falta un poco para que se vea con buenos ojos a quienes les gusta masturbarse oliendo bragas usadas.

Duquesa Doslabios.

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Ni la violes ni la mates

Son las siete y media de la tarde. A estas horas, normalmente, cojo las zapatillas, el abrigo más grueso que tengo y salgo a correr. Hoy no, hoy no hay ganas, ni fuerzas ni nada. Hoy hay, además de una pena que me llega al tuétano, miedo.

PIXABAY

No es que haya empezado hoy a sentirlo, siempre ha estado ahí, siempre lo he vivido. Pero hoy pesa más que de costumbre.

Tengo miedo de salir por mi barrio, mi parque con sus columpios donde he pasado tantas tardes de mi vida, mi zona de siempre, y no volver.

Porque quizás un día, o tú que me lees, o yo, que te escribo, no volvamos a casa. Y no dependerá de ti ni de mí. No es que, motu proprio, hayas decidido irte sin mirar atrás, es que han decidido por ti que ese era el final de tu camino.

Como tantas mujeres que se han cruzado a lo largo de mi vida en la universidad o en el trabajo, aviso siempre a alguien cuando salgo de casa a hacer ejercicio y mi madre o mi padre me piden encarecidamente que «me cuide», que tenga «sentidiño».

Pero que «me cuide» no es suficiente, porque por mucho que vaya por el camino que no tiene pendiente, por la zona iluminada para evitar tropiezos y que pueda caerme al suelo, mi seguridad desde que salgo de casa, por mucho que tanto a mí como a ellos nos pese, deja de estar bajo mi control.

Pienso en mis amigos, en mi hermano, en cómo no tienen que preocuparse de estas cosas, en como salen a correr, a andar, de fiesta, de viaje, a estudiar, en como vuelven a la hora que quieran solos o con las compañías que deciden sin ese miedo a no regresar.

Y entonces solo cabe preguntarse, ¿esto es vivir en libertad? ¿Es libertad vivir con miedo de salir de casa? ¿Con miedo de ir por la calle independientemente de la hora, de la gente que circule, de la zona, de mi ropa, de mi edad?

¿Cuándo van a dejar de pedir que nos cuidemos? ¿Por qué el planteamiento es que, siendo mujer, te protejas en vez de que, si eres hombre, no agredas?

Igual si empezáramos a enseñar de manera diferente, a decir que si ves a una chica sola por la calle a las tres de la mañana, que si te cruzas con una que va borracha, que si coincides en el parking, que si es una vecina que te encuentras en el rellano, que si tu pareja quiere romper la relación, que si va viajando sola, que si es tu compañera de trabajo y ha ido al baño, ni la violes ni la mates.

Duquesa Doslabios.

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Papá Noel, seré breve: tráeme un vibrador

A punto de caramelo de la Navidad, quiero hacerte una propuesta indecente. Olvídate del jersey de cuello cisne, los auriculares inalámbricos o la colonia de turno.

FACEBOOK LELO

Este año pide un vibrador. Es un regalo que solo te va a traer satisfacciones y vas a usar, si no toda tu vida, depende de cómo lo cuides, mucho tiempo, por lo que es un gasto que vas a amortizar.

Además, es una buena idea si estás sin ideas y quieres tener un detalle con alguien, ya que no necesitas saber la talla y siempre va a encajar con el gusto de la persona (¿a qué mujer no le gusta tener orgasmos?).

Nuestros hábitos de compra de este tipo de juguetes son bastante convencionales, ya que, según un estudio realizado en Barcelona por Bigban para Plátanomelón.com, entre usuarias de juguetes sexuales, se llegó a la conclusión de que es el diseño del producto el principal aliciente a la hora de hacerse con uno.

La apariencia general, el color o la textura se llevan cuanto más ‘convencionales’ mejor, ya que el estudio afirma que por mucho que el porno experimente con productos más parecidos a armas espaciales que a juguetes, tendemos a huir de los modelos «más intimidantes».

En su lugar, las mujeres nos quedamos con aquellos que aumentan las expectativas de placer y de juego y, sobre todo, que son discretos.

Si tu perra encuentra el juguete en el armario y aparece en plena cena de Nochebuena, sacudiéndolo de lado a lado, siempre puedes decir que es un mordedor último modelo (excusa que no cuela si el juguete en cuestión tiene una forma anatómica realista con venas incluidas).

Mirar el bolsillo es algo que, independientemente de a quién vayamos a regalar, solemos tener en cuenta, por lo que es otro de los factores claves según desveló el estudio.

Las comparaciones en este caso sí que son buenas, nos quedamos con los que tienen un precio intermedio. Los caros se rechazan «por desconocimiento del rendimiento y los atributos diferenciales del producto» mientras que los baratos generan desconfianza en los materiales, afirma el estudio.

Así que, ante la duda, y para ir sobre seguro, un modelo estándar en todos sus aspectos conseguirá romper el hielo sobre los juguetes. Que si luego se quiere seguir experimentando, siempre se puede comprar el año que viene el vibrador con luces de colores, partes giratorias, chorros de aire a presión y que te pide una pizza cuando ya has alcanzado el orgasmo.

Duquesa Doslabios.

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¿Hablan los hombres de sentimientos entre ellos?

Este fin de semana lo he pasado en una casa rural con amigos, un grupo en el que estamos entre los 23 y los 30 años.

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Aunque la mayor parte del tiempo lo hemos pasado todos juntos, también hemos tenido los clásicos momentos en los que hablábamos las chicas por un lado y los chicos por otro.

Mientras que nuestras conversaciones iban desde el trabajo, a los estudios, pasando por la menstruación, nuestras familias, nuestras parejas o las emociones encontradas que nos producían peinarnos juntas en el baño, como cuando teníamos 13 años, las de ellos giraban en torno a los coches o el gimnasio.

En más de una ocasión le he preguntado a mi pareja sobre qué hablaban los chicos cuando quedaban y solía repetirme aquellos dos temas o, si eso, añadiendo como tercera conversación la fiesta, si la ocasión para la que se habían juntado era salir juntos.

Entonces, ¿no hablan entre ellos de cómo se sienten? ¿No se desahogan cuando han discutido con la novia? ¿Cuando el perro está malo? ¿Cuando a su padre le da un coma diabético? ¿Cuando no aprueban unas oposiciones?

La mayoría de los que conozco que rondan esas edades o no lo hablan o, si acaso, lo hablan con su pareja o familiares, pero nada de sacar el tema entre ellos.

Aquello me hizo echar la vista atrás y recordar desde cuándo llevo compartiendo mi mundo interior con las amigas.

En el patio del colegio es habitual encontrarnos en grupitos hablando mientras que ellos, centrados en el deporte, ocupan el patio principal haciendo uso de los campos de fútbol y la cancha de baloncesto. No todos, por supuesto, pero sí una gran mayoría.

Ya desde pequeños existe una gran diferenciación que, nos demos o no cuenta, nos acompaña el resto de nuestra vida, por lo que el hecho de que lleguen a los 30 años y no sean capaces de hablar entre ellos, de escucharse, puede deberse, en parte, a que ya desde pequeños, no está bien visto que hablen de sus emociones.

Está aceptado que corran, que hagan deporte juntos, que sean un equipo, pero ¿qué clase de equipo hay si no conoces a los miembros que lo forman?

No me imagino mi vida sin poder compartir mis miedos, mis inseguridades, mis frustraciones o mis enfados con mis amigas, que son como una zona segura, una mezcla entre psicólogas y curanderas que reducen todos los problemas por arte de magia y te hacen sentir de nuevo, tranquila y lista para enfrentarte al mundo.

Son ellas las que consiguen hacernos ver lo que nos sucede desde otro punto de vista, ayudarnos reflexionar sobre cómo gestionamos una situación y por tanto, plantearnos cómo podemos mejorar.

Y si bien uno de los puntos en el que coincidíamos todas era que, en ocasiones, nos falta mayor empatía por parte de nuestras parejas, ¿no sería esta una manera de desarrollarla?

Ojalá ellos descubrieran que abrirse es de gran utilidad, además del placer que produce poder compartirte con otras personas a las que quieres.

Podemos pensar que somos muy progresistas, que ya no tenemos prejuicios, pero todavía está presente el miedo de ser «menos macho» delante de los colegas o de que te llamen «mariconazo» por hablar del corazón. Algo que sigue, por desgracia, alimentando los estereotipos de género, pese a que las únicas consecuencias que tiene compartir los sentimientos con las personas de confianza, son positivas.

Duquesa Doslabios.

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Lo que hemos aprendido de Tinder este 2018

Aunque en artículos anteriores de Tinder has aprendido cómo hacerte un perfil con éxito, con la cercanía del fin del año, la aplicación también ha hecho balance consiguiendo que podamos tomar nota acerca de nuestros usos y costumbres en el arte del ligoteo online.

FACEBOOK TINDER

La pizza es el lenguaje universal cuando propones un plan de cena en tu grupo de WhatsApp de amigas, pero también en la app, ya que junto a las croquetas y la tortilla española, ha sido una de las comidas más mencionadas en las biografías.

Y es que ante la duda, no hay hielo incapaz de romperse ante una buena conversación de comida.

Si la cosa no funciona, puedes lanzarte a la piscina y probar con alguna frase de Los Simpsons, ya que es la serie de referencia de los usuarios que circulan por la aplicación.

Resulta difícil resistirse a que si alguien te escribe “Energía nuclear” no lo leas con la voz de Monty Burns, por mucho que sea en una conversación a través de la pantalla del móvil.

La vida sana ha hecho especial hincapié a la hora de ganarse el match, por  lo que el emoji de ‘No fumadores’ se encuentra entre los más destacados, como el de la cerveza, por irónico que parezca.

Pero si lo que buscas es la franja horaria perfecta para que aumenten las posibilidades de conocer a alguien, desbloquea el móvil los lunes a partir de las 10 de la noche para hacer swipe, fruto de la melancolía del fin de semana que ha terminado pero también con toda la energía de empezar con buen pie la semana.

Y para terminar, algunas palabras clave para añadir en tu biografía, los términos “viajar”, “cine” o “música” son algunas de las palabras que tendrás que incluir. Aunque si te parece demasiado tradicional, “postureo”, “selfie” o “spoiler” también encabezan la lista.

Duquesa Doslabios.

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BDSM artesanal en España, así es el negocio del sadomasoquismo

Cuando pensamos en qué es lo que más se vende de accesorios BDSM creo que todos podemos coincidir en que las esposas, fustas o bocados pueden ser algunos de los complementos más populares ya que pueden encontrarse en prácticamente cualquier lado.

BDSM ACADEMY OF DISCIPLINE/FESTIVAL BDSM COLOMBIA

O al menos, eso pensaba yo hasta que conocí en el Salón Erótico de Barcelona a Miriam y Ricardo, la pareja que se encuentra detrás de Artesanía BDSM.

Recuerdo que al hacerle la pregunta, por manida que pudiera parecerme, Ricardo me contestó, para mi asombro, que el producto que realmente era el éxito de ventas en su página web era una especie de váter especial para practicantes de la cropofilia.

«Un cajón donde la persona dominatrix va arriba y el sumiso recibe los excrementos por abajo, que cuesta entre 150 y 180 euros» me dijo el carpintero.

Tanto él como su esposa llevan 10 años en un sector al que empezaron de a pocos haciendo cosas ligeras. «Es como un hobby para nosotros» me dice mientras me diseña un arnés de BDSM a medida.

Ambos coinciden en que es un mercado que ha crecido mucho últimamente. “Cincuenta sombras de Grey le ha quitado miedo al mundillo, ha hecho bien al negocio. La gente tiene la mente más abierta, no se ve con rechazo”.

Incluso llegan a afirmar que se ha puesto de moda gracias a series como CSI o Castle y, por supuesto, en parte debido a las películas porno.

Ahora que han desaparecido los prejuicios y muchos se atreven a hacer la sexualidad más divertida y variada, con este tipo de productos son los collares, cuerdas, látigos o fustas los accesorios que más vuelan del stand, ya que en palabras del artesano «son para un público más general».

Cuando le pregunto cómo suelen ser sus clientes a la hora de elegir me revela que lo más difícil es que aquellos clientes que vienen en pareja se pongan de acuerdo. «Las mujeres suelen ser más lanzadas» dice Ricardo.

Si bien su competencia es feroz, el mercado chino sobre todo debido a los bajos precios, la pareja cree firmemente en la calidad del producto que venden, ya que se trata de cuero auténtico.

Además, para aquellos bolsillos más apretados, no es necesario hacerse con todo el set para decorar la mazmorra, ya que también alquilan el material para fiestas privadas.

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¿Cuánto drama aportas en tu relación?

Lo admito. Me encanta el drama. Soy de esas personas que disfruta viendo Titanic.

PIXABAY

Y como buena drama queen, en mi relación tampoco falta la tragedia. Aunque es una tragedia sana, de esas de discusiones absurdas, de temas que no son ni relevantes. De las que ni sirven para hacer un ingenioso hilo y volverme el nuevo fenómeno viral.

No es que discutir sea algo habitual en mi personalidad. Pero es que a veces, «hay que buscar drama» (estoy hablando en una relación sana con momentos puntuales de discusión, no de una pareja tóxica en la que una persona sistemáticamente hunde a otra).

Y ahí es donde entra la regulación emocional. Cómo dejamos que nos afecten las cosas y cómo reaccionamos ante ellas, algo que podemos aplicar a por qué te molesta tanto que tu pareja haya vuelto a dejar (por quinta vez) los calcetines en el suelo.

Tenemos que partir de que los sentimientos no se equivocan y que si por algo nos enfadamos y nos sentimos mal, estamos en lo cierto, lo que sí cabe buscar es el origen de ello.

Hay tres aspectos que debemos tener en cuenta: el subconsciente, el consciente y el consciente social.

El subconsciente es la versión más salvaje de nosotros mismos, sin filtros. La que no aguanta al novio de tu amiga.

El consciente es el que sabe que, aunque te caiga mal, quieres a tu amiga y lo importante es que ella sea feliz. Y por último el consciente social es el que sabe que no puedes decirle lo que piensas porque sería bombardear vuestra relación y lo que te importa realmente es lo que tienes con ella.

Estando con nuestra pareja ocurre una cosa, y es que podemos llegar a perder los filtros y decir directamente lo que pensamos desde el subconsciente. Y claro que decir lo que pensamos está bien, pero no siempre es correcta la manera en la que lo hacemos.

Volviendo al calcetín que lleva todo el rato ahí tirado en lo que escribo esto. Si vas y le dices a tu novio que es «un cerdo», en tu línea, directa y sin rodeos, estás dejando salir tu pensamiento inconsciente, pero no es la mejor forma de abordar la situación ya que seguramente tu pareja se lo va a tomar mal.

En cambio si aplicas el consciente, sabes que no es un cerdo porque se ducha todos los días y es bastante ordenado. Y si después añades el consciente social, para cuidar el trato entre ambos, le dirás que si no le importa recogerlo cuando tenga un momento.

Para quienes, como yo, parezcamos unidas ineludiblemente al drama, ser consciente de esto es un punto clave, no solo a la hora de comportarnos sino a la hora de encajar los comentarios del estilo.

La clave, como todo, está en el balance, en saber dónde está nuestro filtro. ¿Es extremadamente social por lo que no buscamos nunca el confrontamiento? La base de las relaciones es la comunicación sincera por lo que deberíamos poder discutir con madurez cuestiones en las que surgen desacuerdos.

En el otro extremo, la discusión. ¿Buscamos continuamente la pelea? Si es así, es el momento de hacer introspección y plantearnos si todo esta bien o hay algo por ahí en lo que tengamos que trabajar a nivel personal.

Lo mejor es que el dial se encuentre bien situado entre los dos puntos. De hecho lo suyo es que la mayor parte del tiempo la relación esté bien y también haya un pequeño porcentaje para una sana discusión y diálogo siempre con respeto y tratando las cuestiones de manera correcta.

A cambio, además de disminuir ese drama, nos hace madurar en la relación y mejorar la conexión con nuestra pareja.

Así que, ¿qué tal si de deberes te haces autoexamen y te preguntas si no estarás pasándote de calamidad?

Duquesa Doslabios.

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