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Hay ‘youtubers’ que enseñan a tu hijo cómo montar su agencia de modelos de OnlyFans

Muchas nos hemos encontrado en Instagram con reels en los que una supuesta desconocida era entrevistada en medio de la calle y confirmaba que su cuenta bancaria tenía más de 5 cifras.

«¿Y a qué te dedicas?». «Hago OnlyFans», afirmaba.

Curiosamente, ningún chico de mi entorno se había tropezado con estos vídeos en sus redes sociales.

chico móvil adolescente

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Pero hace poco, un seguidor me comentó que, al igual que les llegan un montón de contenidos relacionados con inversiones, de supuestos gurús de las finanzas, un nuevo vídeo empezaba a repetirse en su feed de Instagram: el de los cursos para hacer una agencia de modelos de OnlyFans.

«Te salen de anuncio en Instagram, como quien anuncia un curso de cerámica», escribió.

A mí el algoritmo no me enseña ese tipo de vídeos, no soy el target, claro, pero solo tengo que teclear «OnlyFans management» en YouTube para aterrizar en ese mundo.

Un universo en el que youtubers imberbes -sin meterme con la falta de barba, solo para recalcar su juventud- imparten lecciones o cursos enteros sobre cómo empezar en este negocio desde cero y llegar a ganar «hasta 10.000 euros mensuales con solo una modelo».

En cuanto empiezo a verlos, me llama la atención la forma en la que se expresan estos «expertos».

«Contrata a tu primera modelo en persona, puede ser alguna amiga o conocida que se dedique a esto o chicas por Tinder que veas con potencial de crear un Only Fans, simplemente ves lo guarra que es», afirma uno de estos youtubers.

«Si en Tinder o Instagram está publicando fotos guarras, le da igual enseñar su cuerpo. Quedas con esa chica y en vez de follártela, le cuentas tu modelo de negocio. Le puedes decorar un poco las cosas y decirle que tienes a varias modelos trabajando, aunque no tengas».

Así que a la lista de preocupaciones que las mujeres podemos tener al quedar con un desconocido con quien hemos hecho match en una app -que eche algo en la bebida, que no respete un «no», que te suelte una bofetada-, hay que añadir que te capte para OnlyFans y se lucre a tu costa.

Otra opción, menos asequible para estos maestros que prometen grandes fortunas sin desembolsar ni un euro, son las «páginas web de prostitución, le pagas a una puta lo que cuesta y en vez de follártela le explicas el modelo de negocio. O pagas una modelo, hay personas que venden modelos por internet», explica.

Aprovecharse de «los pajeros»

Una vez se tiene a la modelo o la ‘cartera’ de modelos, el siguiente paso es el de atraer a los hombres a la plataforma para convertirse en subscriptores (e idealmente sacar de cada subscriptor unos 100 euros).

Para ello, recomiendan tácticas como abrir perfiles usando las fotos de las modelos en redes sociales o en apps de ligar y, una vez se haya hecho match lo borren para que, el que se ha interesado, las busque en redes, donde está oculto en un Linktree el enlace a su OnlyFans.

«En las páginas de citas registras a tu modelo y vas trayendo pajeros directo a tu OnlyFans, cuando ve que no le escribes te va a escribir él, es un pajero», dice uno de los ‘gurús’.

Otro truco infalible que recomienda otro: «Si tu modelo se pone una camiseta de fútbol del Barça, del Madrid, del PSG, justo cuando van a jugar, el vídeo va a pillar visitas. Es lo que le gusta a un hombre, el fútbol y las chicas, es muy sencillo, somos unos monos, unga unga, y es de lo que nos vamos a aprovechar, del dinero de ellos».

Y bien que se aprovechan, ya que pese a que en las agencias de talentos el porcentaje que reciben representantes que llevan a influencers es del 20% o 30%, el que manejan los managers de OnlyFans es del 50% de los beneficios, cuando no están exponiéndose de la misma manera que las creadoras de contenido.

De lo que sí se encargan es de convencer a chicas mediante engaños de que son expertos en escalar sus beneficios, algo que también recomiendan decir, y de mentir a los usuarios que se suscriben, ya que son los managers los que en muchas ocasiones están detrás de los perfiles de OnlyFans alimentando las fantasías del sexting o automatizando la parte de chat para conseguir mayores desembolsos.

En definitiva, estamos ante un nuevo (pero viejo) modelo de negocio que abandera el machismo por su visión explotar a las mujeres y de considerar a los hombres como criaturas que no tienen ningún tipo de raciocinio y se mueven solo por el deseo sexual.

Esto les resulta muy rentable, por supuesto, ya que estas ideas de que «no hace falta que sigas estudiando algo que no te gusta porque puedes hacer mucho dinero en muy poco tiempo», es el «mejor negocio para empezar siendo principiante» o puedes convertirte en un «adolescente millonario», que son algunos de los títulos en los que aparecen estas clases y les llevan a su vez a conseguir otra fuente de ingresos.

Porque aunque afirman que sus cursos son gratuitos, estos youtubers también venden recursos, cobrando por información o por los guiones de conversación sexual que tienen que mandar a los subscriptores.

«Tengo 15 años y sueño ser como tu a los 18, me he visto todos los videos y me parece genial! ya tengo mi agencia y mi primera modelo, gracias por el contenido», comenta uno de sus seguidores.

¿Nos podemos empezar a preocupar ya de que haya una escuela en abierto de proxenetas para menores de edad?

Mara Mariño

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El sexo como necesidad y otras incongruencias de la asistencia sexual

Los días que el cuerpo puede aguantar sin agua, si se deja de beber, son tres.

Entra en una espiral en la que baja la presión arterial, el corazón se contrae menos, envía menos sangre, se da un shock circulatorio y se produce la muerte.

Sin embargo, ninguna falta de sexo lleva al organismo a un punto crítico.

sexo personas discapacidad

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Con este ejemplo, quizás un poco macabro para empezar la mañana, quería reflexionar acerca de algo que se está mencionando mucho estos días.

El debate de si se debería permitir que las personas con discapacidad reciban asistencia sexual.

Y es que uno de los principales argumentos que se utilizan es el de que el sexo es también una necesidad que necesita ser cubierta.

Sin embargo, como comentaba, necesidad es algo imprescindible, como el agua, la comida, el oxígeno que se necesita para respirar…

El sexo, por mucho que se una a esa palabra, no entra en la lista.

Permitir que se convierta en un motivo para aprobar la figura de esos ‘asistentes’ sexuales es abrirle la puerta a una prostitución disfrazada de algo que no es.

¿Cómo no ampliarlo a más sectores de la población si empezamos a levantar la mano? Si damos luz verde, porque consideramos el sexo un derecho básico, puede reclamarlo también una persona célibe involuntariamente.

Se nos cuela la explotación sexual, sobre todo si echamos un vistazo a quiénes reclaman este ‘servicio’: hombres, en su mayoría.

Pero independientemente de la demanda, nadie debería convertirse en un medio para el placer sexual.

Más si la razón por la que presta esa asistencia es el dinero y no el deseo (no me sirve la excusa de que se hace por voluntad propia si de poder dedicarse a cualquier otra cosa, lo haría).

Se tira de esa lástima que puede producir la situación de incapacidad de llevar una vida sexual como la del resto. Pero el hecho de que no sea como la del resto, no significa que no se pueda tener una vida sexual.

Además de que es el equivalente a negar que las personas con discapacidades no puedan considerarse parejas sexuales.

En mi opinión, la solución no está en regular esta asistencia.

Sí en dar con alternativas que permitan a las personas con discapacidad salir más, conocerse y tener espacios habilitados donde poder vivir sus relaciones sexuales (si contamos con un baño para personas con discapacidad, ¿por qué no una habitación de hotel?).

Desarrollar juguetes o herramientas que les faciliten disfrutar de su sexualidad y, por supuesto, dar una formación específica para que sus parejas -y ellas mismas- puedan familiarizarse con su manera de entender el sexo.

Eso es lo que realmente solucionaría su deseo de mantener una vida sexual activa (ojo, deseo, que no necesidad).

De otra manera, lo que estamos haciendo es ponerles un pez sobre la mesa en vez de enseñarles a pescar.

Mara Mariño

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OnlyFans: el truco de la prostitución para captar a las nuevas generaciones

2020 se suponía que iba a ser el año del cambio. El cambio de década, la excusa perfecta para dejar salir nuestra mejor versión.

Para avanzar como sociedad, para reciclar, para comer más vegano, para votar por mejorar. Y OnlyFans ha conseguido que volvamos a retroceder 70 años el tiempo.

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Si ya conoces de qué va (y eres hombre) lo que voy a escribir no te va a gustar. Si no te suena, te diré que es la prostitución que se ha puesto de moda este año.

¿Cómo? ¿Prostitución? Pero si según Google es algo más parecido a una red social que al típico prostíbulo del polígono industrial.

Ahí está su primer triunfo: maquillarlo hasta el punto de que parezca que forma parte de la misma categoría que Instagram o Facebook.

OnlyFans es una plataforma de contenido bajo subscripción. Lo que podría equivaler a una privatización de Instagram para aquellos creadores de contenido que quieran cobrar por su trabajo.

Entonces, ¿cómo ha terminado derivando en un caldo de cultivo para la explotación sexual?

Porque por muy buena que fuera la teoría, esa de ensalzar la obra de pequeños artistas -los creadores-, para el consumo de sus fans, lo cierto es que termina usándose para vender fotos eróticas, ya que el contenido no tiene ningún tipo de censura y son las que más fidelización consiguen.

No solo se queda en las imágenes o vídeos que están a la venta por la cuota mensual que implica la suscripción, conversaciones privadas desembocan en peticiones a cambio de más dinero.

Una investigación de la BBC para el documental Nudes4Sale descubrió que hay incluso menores de edad que venden contenido. Y que los mayores consumidores en OnlyFans son hombres.

Si sumamos ambos descubrimientos, es fácil adivinar qué es lo que más triunfa.

¿De qué me quejo? De que haya un encubrimiento con esto. De que se blanquee lo que viene siendo la versión social de la pornografía, que puede llegar a prostitución con la utópica idea de que es una alternativa real a formarse para conseguir dinero de manera ‘fácil’.

Solo se une en la misma frase empoderamiento y sexo cuando se refiere a la satisfacción sexual de los hombres, el único público que parece ser tenido en cuenta.

Pero, ¿es realmente una libre elección de lo que se hace con el cuerpo cuando solo se toma esa salida para recibir una remuneración económica? Algo que, de poseerla por otros medios, ¿ni se plantearían hacer?

La plataforma quería dar visibilidad a jóvenes talentos, sí, pero a la hora de la verdad, la materia prima más solicitada son los cuerpos, el auténtico objeto de consumo y no una novela, ilustración o canción de la creadora.

Lo que se venden no son proyectos, ideas o ilusiones, son personas y se consumen personas.

Y por mucho que OnlyFans se jacte de su seguridad, ya hay contenidos que se han colgado en otras webs, lo que significa que las memorias de internet se encargarán de que no puedan desaparecer fácilmente.

¿Qué va a pasar con las menores de edad -o incluso chicas de más de 18 que todavía son jóvenes-, que vean cómo una serie de imágenes o vídeos sexuales les frenan a la hora de conseguir un trabajo porque basta poner su nombre en un buscador para que aparezca su foto desnuda?

Te lo digo yo, que serán estigmatizadas y rechazadas para puestos que les interesen, pero recibirán atractivas ofertas de la industria pornográfica o la prostitución. Están reclutando a las nuevas generaciones delante de nuestras narices.

Duquesa Doslabios.

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¿Y si no volvieran a abrir los prostíbulos que ha cerrado el coronavirus?

Mi última semana de vacaciones termina con un regusto agridulce.

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No tanto por la melancolía tan propia del fin del verano, esa que sigo teniendo la suerte de desconocer por la ilusión que me provoca el nuevo curso.

La sensación era producida por aquellas puertas metálicas cerradas, rodeadas de palmeras, que estaban a pocos metros de la entrada principal del hotel.

Recuerdo que, la primera vez que llegamos, pensé que se trataba de un bar de copas.

El nombre -con letras gigantes plateadas o el toldo oscuro que tanto se usa a la entrada de los pubs-, parecían que aquello o era una discoteca o un local para tomar algo, el clásico sitio donde la música no va a ser estridente y el alcohol no (tan) malo.

Ante la perspectiva de poder hacer ese plan durante la estancia, quise comprobar vía Google si debíamos conocer medidas concretas por la Covid o si, simplemente, lo que íbamos a encontrar dentro era un antro de garrafón y suelo pegajoso.

Las reseñas lo aclararon todo. Aquello era un puticlub.

Y, en los comentarios, los puteros valoraban su experiencia como quien escribe una reseña en Tripadvisor tras probar el menú de un restaurante.

«Chicas muy guapas y cariñosas», «Muy lagartas para lo que pagas», «Mujeres muy hermosas para pasar una noche de una gran compañía. Lo recomiendo»…

Uno tras otro, usando nombres de las propias mujeres del local, o hablando de ellas por su nacionalidad, comparaban, comentaban, recomendaban o desaconsejaban.

Incluso hubo quien afirmaba que mejor ir a esos locales, en vez de a bares, por el físico de las mujeres que, a diferencia de las camareras, según el putero, no eran comparables.

«Chicas con un cuerpo estupendo. Mejor gastar el dinero en un club que en bares donde las camareras te sacan el dinero y no tienen cuerpo», decía.

Lo común en todas las valoraciones es que hablaban de las mujeres con la distancia de quien menciona la decoración del restaurante, reduciendo a seres humanos a meros objetos más del lugar. Solo comparables, por las recesiones, a los platos que se critican en internet.

Personas al nivel de la carne.

Otro, el último en escribir, se quejaba del precio tras gastarse 800 € «en chicas» y no poder pagar casi su alquiler. Anteponiendo un deseo como es el sexual, a la verdadera necesidad de tener un espacio donde vivir.

Durante los días que pasé frente al local, pensaba en ellas. Si tendrían comida suficiente, si podrían descansar, si les estarían tratando bien, si estarían sanas, si se habrían contagiado del virus o de algo peor

Y mi conclusión siempre era la misma. Aquel lugar en el que las mujeres eran una mercancía más, donde no eran tratadas como personas sino como cosas que puntuar, donde no tenían ninguna protección, alternativa o libertad, no debería estar cerrado únicamente por el coronavirus (si es que realmente lo estaba).

Debería cerrarse, tanto ese como el resto de clubs, para siempre.

Duquesa Doslabios.

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Videollamadas y pobreza, así ha afectado el coronavirus a la prostitución

Cuando digo que el estado de alarma ha afectado al sexo, no puedo obviar el de pago.

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Si pensaba que las medidas en contra de los desplazamientos, como las amonestaciones, podrían frenar el que es uno de los negocios más populares en España, estaba muy equivocada.

Ha sido algo que me ha confirmado una de las propias mujeres que se dedica a ejercer la prostitución. Es ella quien me cuenta que, por mucho que en los meses de marzo y abril disminuyera el número de clientes, alguno seguía acudiendo infringiendo las normas.

Ante eso, las videollamadas fueron las que suplieron las demandas de quienes buscaban sexo sin tener que salir de casa, esos que no querían jugársela.

¿El precio? Entre 20 y 30 euros que muchas iban juntando para el alquiler. Ya que, como ella misma me confirma: «Nunca dejaron de cobrarnos el alquiler por semana, por habitación…».

«Iba al supermercado con 10 o 20 euros a comprar comida para un par de días», me cuenta recordando que, aunque haya quienes consideren esto una profesión, quienes la ejercen (mujeres en su mayoría) no tienen ningún tipo de protección.

Ni bajas por salud en el caso de que se contagiaran, ni un ERTE que les permitiera un ingreso mínimo.

El miedo a las multas estaba ahí, aunque no a todos les preocupaba por igual. Como ella misma me confirma: “Siempre buscan sexo. Para un putero es muy importante, como una necesidad, por eso pagan”.

Ni la pandemia mundial que ha dejado miles de víctimas era un freno a la hora de conseguir satisfacer sus deseos.

«Me llamaban y decían que no tenían miedo, que les parecía una exageración lo este virus, que en todo caso el miedo era al VIH».

Los cambios de fase han conseguido que vuelva a subir la demanda: «Este mes de mayo ha repuntado. Ya casi no hay videollamadas y vienen en persona«, afirma ella.

Pero, por mucho que pueda continuar ejerciendo bajo el paraguas de la ‘Nueva normalidad’, seguirá formando parte de un sector de la población vulnerable, expuesto a esta pandemia y a cualquier otra circunstancia, sin más alternativa que dedicarse a esto hasta que aguante el cuerpo.

¿En qué fase de la desescalada toca ayudarles con sus problemas y defender sus derechos?

Duquesa Doslabios.

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La prostitución, esa ‘gran salida laboral’ según la Universidad de La Coruña

Desde muy pequeñas aprendemos, cada una a nuestra manera, qué es la prostitución.

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Y, aunque nunca llegues a ponerla en práctica, con los años te das cuenta de que, para muchos hombres, tu cuerpo no es más que una mercancía.

Afortunadamente, con la madurez, y, sobre todo, en la era en la que estamos actualmente con tantas voces de mujeres rebelándose a ser relegadas a meros objetos de usar y tirar, cada vez reivindicas más tu cuerpo. El tuyo y el de tus compañeras.

Porque entiendes que, cuanto más rememos todas en la misma dirección, más libres, independientes y seguras viviremos.

Avanzamos a pasos agigantados, pero siempre habrá quienes quieran devolvernos al patriarcado, a ocupar el eterno segundo plano. Esa jaula con barrotes de oro que dice que, si te metes en ella -desnuda, eso sí-, puedes recibir lo que quieras a cambio.

Y el último ejemplo de ello viene del ámbito universitario.

Bajo el nombre Jornadas sobre el Trabajo Sexual, la Universidad de La Coruña quiere llevar el debate de la prostitución a la enseñanza superior, pero ¿realmente está bien planteado?

Solo hay que echar un vistazo al programa para descubrir que, el hilo argumental de las ponencias, busca legitimar y fomentar una actividad que, en España, no es legal (empezando ya por camuflarla poniéndole un nombre menos denostado).

El hecho de que sea una universidad pública quien ofrezca esto se traduce en dos cosas, la primera, que ha sido financiado con dinero de todos y, la segunda, que pretenden hacer de un acto, basado en la explotación de mujeres, una salida laboral a la misma altura que socióloga, profesora, matemática o periodista.

Pero, ¿que una actividad que no es legal se quiera pintar como una opción seria de futuro tiene sentido?

El último estudio realizado en España sobre la prostitución dejó unas cifras muy esclarecedoras al respecto.

Las mujeres son el 90% de las personas que se dedican a ella. Y, de uno de los programas de comando Actualidad sobre esta práctica, saco otra cantidad impactante, el 96% de ellas lo hacen obligadas, ya sea por proxenetas o porque no encuentran otra manera de sobrevivir.

Es decir, de 100 prostitutas, menos de 14 lo hacen por voluntad propia, por decisión personal, porque quieren o porque les gusta. Todo lo demás es coacción o desesperación por salir adelante.

Por tanto es como si se crean unas jornadas para hablar del enriquecimiento mediante las casas de apuestas obviando conscientemente que, la gran mayoría de personas que lo hacen, terminan con problemas de adicción y arruinadas.

A excepción de ese porcentaje tan ínfimo, el resto de mujeres se enfrentan a una actividad en la que están totalmente expuestas física y emocionalmente, donde son abusadas por hombres que en muchas ocasiones las fuerzan, las hieren y les terminan contagiando enfermedades en el mejor de los casos. Eso si tienen la ‘suerte’ de no ser asesinadas.

Así que por mucho que las jornadas universitarias quieran dar un lavado de cara a la prostitución, lo cierto es que es una ‘profesión’ incompatible con la igualdad.

El programa parece buscar todo lo contrario, darle fuerza a una actividad que somete y esclaviza a las mujeres, aprovechándose de la situación económica de aquellas que están más indefensas.

Quienes han llegado a España para salir adelante o bien han sido traídas como parte de la red de trata de personas.

La prostitución no empodera a la mujer, que no puede poner en su currículum esa experiencia, la paraliza. No le permite desarrollarse profesionalmente o ver proyectada su carrera como en otro trabajo, porque no es un trabajo.

Pienso en mí y en las mujeres trabajadoras de mi entorno. En que hemos sido contratadas en nuestro puesto por nuestra formación. Para la prostitución, en cambio, solo es necesario el cuerpo, que, más que mano de obra, no es otra cosa más que un bien de consumo (del que se abusa hasta el extremo).

Y yo me pregunto que cómo vamos a avanzar en la liberación de la explotación sexual, cómo vamos a erradicar la violencia machista, cuando una universidad quiere normalizar la explotación de mujeres y realmente ofrecerla como una opción de futuro para que sus alumnas (repito, las mujeres somos el 90% del mercado y 96% lo hacen forzadas) vean con buenos ojos la práctica.

Solo hace falta escuchar los testimonios de algunas mujeres que se dedican a ella para entender que no es un trabajo, sino la única opción de sobrevivir. Una vía que es una forma de violencia.

En el momento en el que la dignidad de un trabajador no se respeta, hemos dado con algo que contradice los Derechos Humanos, un motivo más por el que no puede ser considerada, catalogada y mucho menos explicada en una universidad pública como una actividad profesional regulada.

¿Esa es la nueva lección maestra de la universidad pública, que las mujeres dejemos de estudiar, de formarnos, de crecer, de reivindicar igualdad en salarios y que nos metamos a prostitutas para llegar a lo alto?

Duquesa Doslabios.

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¿Eres un putero? Eres ‘una caca’

Quiero darle las gracias a Twitter por hacer que me encontrara con un vídeo en el que aparecían dos boñigas hablando sobre tener sexo con prostitutas.

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«Le follé la cara con tanta fuerza que casi vomita un par de veces, se le saltaban las lágrimas», dice uno de los protagonistas en un diálogo que concentra las frases que se pueden leer en cualquier foro de hombres que frecuentan estos servicios, poco antes de ser pisados por un pie.

La obra de animación de Lula Gómez dejaba muy claro el mensaje: si pagas por sexo, eres una caca.

Es una ingeniosa manera de resumir en 40 segundos por qué la sociedad funcionaría mucho mejor sin puteros. Y si el vídeo no os toca de alguna manera, espero que con mi opinión sirva, por lo menos, para que reflexionéis un poco al respecto.

Para empezar, ser putero es sinónimo de ser egoísta, de considerar que tus deseos valen más que la voluntad de una persona (porque si no pagaras por ello, si pudiera elegir libremente, no podrían tener sexo con esas mujeres).

Porque sí, la base de la prostitución son las mujeres, un 90% frente a un 7% que son transexuales y tan solo un 3% que se dividen entre hombres y niños.

Además de egoísta, también se puede relacionar con sentirse superior. Los deseos sexuales del putero están por encima de todo. De la hora, del estado emocional de esa persona, de su vida diaria, de lo que sea. El putero se acostumbra a la disponibilidad y pide una buena disposición.

Sentirse por encima tiene un riesgo, y es que el putero considera que sus deseos se tienen que cumplir. Independientemente de cuales sean, ya sean bizarros como lamer los genitales de un cachorro o emocionales como recibir besos en la boca y abrazos. Y si no se cumplen, suelen estar dispuestos a que las prostitutas paguen las consecuencias.

Es de sobra conocido que hay una gran cantidad de puteros (las mujeres que se dedican a esto han llegado a comentarlo en este espacio) que ejercen violencia de todo tipo. Física y verbal, llegando incluso a amenazar con el asesinato.

Para el putero la prostituta no es otra cosa que una persona de segunda, algo desechable que escoge, usa y tira como si fuera un producto del supermercado. Nada más que un trozo de carne, un recipiente que utiliza y cambia a su gusto, ya que a la semana, usa otro.

No entra en la mentalidad del putero preocuparse por la situación de las mujeres que se encuentran ejerciendo, una realidad de la que son muy conscientes (la gran mayoría saben que es la pobreza lo que les lleva a dedicarse a la prostitución e incluso que lo hacen coaccionadas) pero pagan igualmente.

De hecho, no buscan ayudar, sino mantener esa esclavitud sexual, que les beneficia, con argumentos como que es la libertad de la mujer la de dedicarse a lo que quiera, que hay muchas que prefieren esto a fregar escaleras o porque consideran que, si no hubiera prostitutas los índices de violaciones se dispararían.

Así que, después de leer todo esto, diría que queda bastante claro por qué ser putero es, como dice Lula, ser una caca. Y diré más, a todos nos gusta encontrar la calle limpia, sin excrementos por el suelo.

Duquesa Doslabios.

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Sobre la prostitución: «La imagen de felicidad que se proyecta no es así, te sientes sucia y vacía»

Dentro de la prostitución: conversaciones con Ojitos Hechiceros
Tras leer la experiencia de Chica X, se puso en contacto conmigo Ojitos Hechiceros, un pseudónimo con el que protege su identidad y que, como exprostituta, sabe cómo funcionan las cosas en la otra cara de la luna, esa más oscura y desconocida por la gran mayoría de nosotros. Tiene 24 años pero llegó a España mucho antes. Una nueva vida en un país diferente en el que empezó como estudiante de secundaria, después un curso de grado medio y, luego, la prostitución.

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¿Cómo empezaste en esto? ¿Fuiste tú quien decidió empezar a ejercerla o te viste coaccionada a hacerlo?
Empecé por necesidad y problemas económicos familiares. Me veía en la necesidad de hacerlo. Se pusieron en contacto conmigo por internet a través de una página para ligar y me empezaron a comentar si estaría interesada en trabajar en la prostitución diciéndome que ganaría mucho dinero en poco tiempo. A mí me sonaba que era una cosa que no estaba bien pero no le hice mucho caso al asunto hasta después de 4 0 5 años.

Tenía 24 años cuando empecé en una casa. No fue nada fácil para mí cuando me tocó el primer hombre. Era joven pero su manera de comportarse fue muy desagradable, chula y asquerosa. Me trató de forma muy violenta pasándose de lo que se había acordado.

¿Consideras que es algo que hacer libremente o más bien una vía de escape que te permita sobrevivir? 
Pues por la experiencia que yo viví es una manera de sobrevivir, de todo lo que me habían contado nada tuvo que ver con realidad. De lo bonito y fácil que me habían dicho que sería, nada fue verdad. Llegué con poco y con poco me fui.

¿Te gustaría dedicarte a otra cosa? ¿A qué?
Pues de momento a estar detrás de un mostrador como dependienta, como hace poco, que estuve reponiendo y arreglando cosas atendiendo al público.

Cuéntame un poco cómo era tu día a día. ¿Cuántos hombre solían visitarte?
Pues muy triste, la verdad, sin sentido y vacía. Solía tener una máxima de dos o tres al día, aunque había días o semanas que no se hacía nada.

¿Consideras la prostitución una forma de violación ya que, si no fuera por el dinero, no accederías a tener sexo con esas personas?
Considero que es una violación en toda regla porque estás dando tu consentimiento porque te pagan para que abusen de ti y te hagan de todo, desde humillaciones hasta que te roben y más cosas.  Yo no estaría con esos tíos ni para mirarlos de los guarros, enfermos y misóginos qué son.

 ¿Crees que es realista la imagen que se busca dar de mujeres felices que lo ejercen libremente ganando sueldos de miles de euros al mes?
Para nada es así, esa imagen que proyectan de la prostitución de felicidad no es así. Esa vida no es nada bonita, te sientes sucia y vacía y de lo peor. Lo de cobrar miles de euros lo dudo, no te vas a hacer rica en esto, no es así.

¿Cómo es el tipo de cliente que te visita? ¿Qué perfiles dirías que hay?
Chavales de 18 años, tíos de 35 y hasta hombres mayores de 56. Casados y, en su gran mayoría, misóginos. De esos venían montones

¿Alguna vez han reaccionado de manera violenta o realizando algo que te haya hecho sentir especialmente incómoda?
Muchas veces. Recuerdo uno que vino a agredirme de todas las maneras posibles verbalmente y sexualmente. Intentaba hacerlo sin preservativo porque se ve que venía con intención de hacer daño. Recuerdo decirle al putero que tuviera cuidado con el preservativo, que yo veía venir lo que quería hacer: quitar el preservativo y meterla sin nada. Yo pensaba cómo de enfermas tienen las cabezas estos tíos para ir por ahí sin tomar precauciones.

Solo con verle la cara cuando llegó tenía que haberle dejado plantado ni atenderlo porque estaba loco. Me agredió físicamente yendo con el coche en marcha muy rápido y sin cinturón y dándome contra la parte del asiento de detrás del coche en la cabeza y en el pecho para robarme el móvil.

En varias ocasiones varios se quitaron el preservativo sin mi consentimiento, otro me dejó tirada en medio de la calle porque se le fue la olla y yo sin dinero para volver, otro se puso violento pidiéndome que le devolviera el dinero por las guarradas que pedía. Van sin conocimiento y su salud les da igual. Si tienen parejas las compadezco, porque no saben lo que tienen en casa una persona sin escrúpulos cogiendo enfermedades por todos los lados.

Muchos pedían que la chupara sin goma o meterla sin condón por el culo, correrse en la boca, en medio de los labios de la vagina o que les chupara el culo o los pies. Una serie de cosas asquerosas que me daban repugnancia.

¿Te sentías segura realizando ese trabajo?
No, muchas veces me daba miedo con lo que iba a salir el próximo tío que vendría. Muchas supongo que tienen chulos. Yo tenía un chulo que se llevaba la mitad de todo. Si era una miseria también y encima ni te protegen.

¿Crees que en España la justicia está de parte del putero o de las personas que ejercen la prostitución?
Sin duda alguna del putero. La peor fama se la lleva la mujer.

¿Qué preferirías, que la prostitución se regulara o que se aboliera?
Que se aboliera claramente.

¿Dirías que es una profesión que pasa más factura física o emocional?
De las dos, tanto física como emocionalmente. Es jodido estar en esa vida porque ya no te sientes mujer.
Ya no te sientes nada. Yo aún estoy superando ese estilo de vida.

Que cada cual saque sus propias conclusiones, pero la mía está clara. Hay que poner fin a este negocio basado en la explotación, en el engaño, en el sufrimiento, en el maltrato, en el sometimiento de mujeres aprovechándose de una necesidad económica.

Son hombres que no vienen a buscar cariño y amor como piensa la mayoría. Los hay que empiezan a ligar y que hacen como que se interesan por ti, pero te das cuenta de que solo quieren follar gratis. Yo he llegado a sentir afecto por alguno, pero si un hombre paga por compañía es por sexo o porque tiene un problema. Quien viene aquí viene a maltratarte, a humillarte, a vejarte, a tratarte como una mierda, a intentar follar de gratis, a engañarte o a robarte.

Me ha pasado de no poder superarlo incluso estando estudiando o no poder acabar un curso por las heridas que me había dejado. Esto es muy duro, me sentía hundida y tenía que dejar a medias los estudios. Te pierdes mucho y a la hora de querer conocer a alguien, desconfías.

 

Y a todos aquellos defensores de la práctica, que ni leyendo estos testimonios tan duros sois capaces de empatizar con mis entrevistadas viendo lo necesario que es abolirla, contestadme a una pregunta: si tan a favor estáis de la prostitución, ¿os gustaría que vuestra hija se dedicara a ello?

Duquesa Doslabios.

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«Un hombre que paga por sexo no está bien de la cabeza»

Dentro de la prostitución: conversaciones con la chica X

Hace poco conocí a la chica X. Sabes de quién hablo. Tú también la conoces.  La que vive en un piso de Madrid, de Valencia, de un pueblo de Toledo con cinco mil habitantes o cerca de la playa. Es esa que te cruzas en el supermercado, en el gimnasio, la que podría tener la edad de tu hija, de tu hermana mayor o de tu novia, cualquiera de las mujeres que te rodean. Aunque esta, en concreto, tiene 26 años, y esto es lo que me contó de su oficio, la prostitución.

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¿Qué clase de protección tienes ante clientes que se niegan a pagar, recurren a la violencia o no quieren marcharse de tu piso?
Yo cobro al principio, si no paga, se va. Varias veces han venido sin dinero o con menos del acordado.
Al último que me hizo eso me dio tanta bronca… Llega y me intenta besar ya en la puerta. Un asco, muy baboso. Le aparto y le llevo a la habitación, le pido el dinero y empieza a tocarse el pene y a intentar manosearme.

Le aparto de nuevo y le pido el dinero nuevamente. Me dice que no tiene. Le grité a mi amiga y entre las dos le echamos. Era un tipo bastante grande físicamente. Le echamos a empujones y una vez en la puerta le golpeamos en la cara.

¿Qué pretendía? ¿Tener sexo sin pagar con una prostituta? Hace poco a mi compañera de piso, un putero le cogió el dinero que le había pagado y se fue corriendo. Le tuvo que amenazar para que volviera a devolver el dinero. Y eso que lo había tratado bien. Yo no me dejo ni tocar, pero ella hace de todo.

Encontramos el lugar donde trabajaba, y se asustó. Cuando regresó le grabamos con el móvil. El hombre parecía un gato asustado corriendo por todos lados. Ella le partió un palo de la escoba en la cabeza. Se lo merecía. Se fue llorando. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué robarle a una prostituta a la que acabas de follar?

¿Ha cambiado tu percepción de los hombres?
Sí, de ver tantas fotos de parejitas o con hijos. Me dan asco. Cada vez que veo a la típica pareja con hijos pequeños en la calle me lo imagino a él de putero. ¿Cómo puedes hacerle eso a tu pareja? Premeditadamente, pagando, buscando. No tienen respeto ni por ellos ni por las personas que tienen al lado. ¿Cómo puedes formar una familia así, bajo la mentira?

¿Cómo vas a educar a tu hijo si eres un mentiroso de serie? ¿Acostarte mirando a los ojos a tu pareja después de haber estado con otra persona? Muchos de ellos son bisexuales, contratan prostitutos incluso.
Aparte no hay más que ver sus móviles y las búsquedas que hacen en internet.

Estoy bloqueada a nivel sexual, no siento deseo, me cuesta hasta con un chico que me gusta. Imagina con los puteros. Nulo. Se excitan hasta con animales. A mi compañera de piso le han preguntado si su cachorro participaba. ¿Cómo se puede estar tan enfermo?

¿Has vuelto a coincidir con tus clientes en otros contextos?
Yo olvido sus caras enseguida, no los recordaría, pero ellos si se acuerdan de mí. Están en todas partes, médicos, políticos, policías, guardias civiles, tipos en el paro, etc. Si he coincidido con ellos no me habré enterado. Creo que si veo alguno con la novia me reiría y le haría sentir mal si ha sido maleducado conmigo.

¿Cómo te ves dentro de diez años?
La idea del suicidio ronda a veces mi cabeza, con más o menos fuerza. Si sigo metida en esto terminaré haciéndolo. No sé, no me veo dentro de diez años. A veces me gustaría poder ver el futuro y saber si estaré viva o no. Todo lo que he tenido que aguantar… No sé. Intento reprimirlo pero ahí está.

¿Tus ingresos te permiten ahorrar/vivir con comodidad o es un oficio que solo te permite vivir al día?
En mi caso no obtengo mucho, pago el alquiler, las facturas y poco más. Pero mi compañera, la yonki, en dos días hace 800 euros y se los gasta en fiesta o de compras, en tonterías. Hay personas que tienen un imán para los puteros y otras que no. Si yo ganara lo que gana ella, podría cumplir mis metas enseguida.
Como dice el dicho «Dios le da pan a quien no tiene dientes».

¿Ves relación entre la prostitución y el machismo?
Más que machismo creo que es una enfermedad mental, hay hombres machistas que no pagan por sexo.
Un hombre que paga por sexo no está bien de la cabeza. Hay chicos de 18 años que ya están pagando por sexo, ¿qué les espera para los 50? Todo el mercado sexual está dirigido a hombres. Estuve en alguna agencia donde había chicos y el 99% de los clientes eran hombres, casados o con novia.

¿Cómo pueden pedirle sexo a una prostituta sin condón o besos con lengua? Están totalmente locos. Tienen una noción distorsionada de la realidad. Incluso te piden abrazos. Las carencias afectivas no se solucionan pagando. Si no puedes generar emociones en personas libres, no esperes que pagando alguien vaya a sentir algo por ti.

Es un encuentro entre personas con problemas mentales, ellos y nosotras. Aunque entre nosotras hay de todo, las que estamos por necesidad porque no tenemos otra fuente de ingresos, las que lo hacen por drogas, las que lo hacen por lujos (las pocas las vip) y a otras les da igual, se excitan con todo pero son las menos.

Buscamos cosas diferentes. Nosotras dinero, ellos sexo/compañía. Entre ellos hay puteros ‘normales’, que buscan sexo y nada más, luego están los que cruzan la línea y pretenden encuentros pasionales, como si fueras su amante. Eso es muy agotador mentalmente, y los que se drogan o piden toda clase de porquerías, son los más enfermos.

También puedes leer aquí la primera y la segunda parte de la entrevista:

“Me acuerdo del primer putero que atendí, un pederasta”

“Muchos puteros se niegan a usar condón y muchas prostitutas lo aceptan” 

Duquesa Doslabios.

(Y acuérdate de seguirme en Twitter y Facebook).

«Muchos puteros se niegan a usar condón y muchas prostitutas lo aceptan»

Dentro de la prostitución: conversaciones con la chica X

Hace poco conocí a la chica X. Sabes de quién hablo. Tú también la conoces.  La que vive en un piso de Madrid, de Valencia, de un pueblo de Toledo con cinco mil habitantes o cerca de la playa. Es esa que te cruzas en el supermercado, en el gimnasio, la que podría tener la edad de tu hija, de tu hermana mayor o de tu novia, cualquiera de las mujeres que te rodean. Aunque esta, en concreto, tiene 26 años, y esto es lo que me contó de su oficio, la prostitución.

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¿Cuál es el perfil de tus clientes?
No hay un perfil, hay tanto hombres de 18 como de 60. Incluso de 70. Una vez un viejo me dijo «te veo fría». ¿Y qué esperaba? Prefiero gente joven porque dan menos asco visualmente. Pero con los viejos no tengo sexo, les pongo excusas. Les hago terminar de otras formas. En la ciudad donde estoy ahora hay más hombres mayores de 40 o 50. Pero a la vez a mi compañera de piso le vienen más de 18 a 40. Cada una tiene su público supongo.

¿Has sufrido violencia o maltrato?
Sí, lo conté anteriormente. También puedo agregar los insultos que me llegan a veces, por mensaje, claro. A la cara nadie te dice nada. O incluso amenazas de muerte. Son muy resentidos los puteros. Muchas veces se obsesionan contigo aunque no te conozcan ni hayan estado contigo.

Como es todo clandestino ni siquiera ellos te respetan. «Eres una puta de mierda» te dicen. Pero soy una «puta de mierda» porque tú me pagas. O sea eres parte del problema, ¿no? Y me sorprende que ellos tan adictos a pagar por sexo insulten. Son personas muy infelices.

¿Te han obligado a hacer algo que tú no quisieras?
Hasta hace poco dejaba que me hicieran cosas que me daban asco, como tener sexo con ellos. Sí, suena raro, pero no quiero y si puedo evitarlo lo hago el 99% de las veces.

Llevo más de un mes sin tener penetración con un putero. Les hago terminar de otras formas y si se enfadan me da igual. No puedo más. Mi cabeza no soporta más.

Ahora por 50 euros te exigen de todo. Y muchas hasta por 20 euros lo hacen. Hay que mentir y decir que sí, que te hago de todo, porque si les dices la verdad no vienen y las facturas hay que pagarlas igualmente.

¿Crees que legalizar la prostitución cambiaría algo?
No lo sé, está muy degenerado todo esto. El uso del preservativo, por ejemplo. Muchos puteros se niegan a usarlo y muchas prostitutas lo aceptan. Eso del francés natural que suelen pedir me parece una asquerosidad. Hasta piden eyacular en tu boca o besos negros. Qué locura, ¡lamer culos de puteros!
Incluso piden la penetración sin condón.

Los hombres se educan mirando porno, y creo que todo el porno debería ser de pago. El fin de semana en un fast food vi a unos niños de 10 años con móviles y ahí me di cuenta. Tienen acceso a tanta información, a porno y a cosas sexuales, que así terminan, trastornados como sus padres.

Todas las peticiones asquerosas de los puteros vienen del porno que consumen. Sobre todo desde que salieron los teléfonos con Internet, que pueden ver a escondidas toda clase de contenido que antes no veían en sus ordenadores por miedo.

No sé en qué cambiaría la legalización todo esto, la falta de cuidado, las tarifas bajas o la droga. Corre muchísima droga. ¿Cómo se legisla esto? El putero va a querer seguir drogándose y pidiendo sexo sin condón.

En Twitter hablas de tu compañera de piso que también se dedica a la prostitución, pero está enganchada a las drogas, ¿es algo habitual entre prostitutas?
Muchas consumen. Hay anuncios que ofrecen «fiestas blancas», porque con un solo putero pueden hacer bastante dinero. De 80 a 100 euros la hora y el putero drogadicto se queda varias horas. A veces incluso días.

Prefieren eso a estar follando con varios tipos al día. Mi compañera se droga porque es una tonta, no puedo decir otra cosa, ellos le ofrecen pero no la obligan. A mí también me han ofrecido y me niego.

¿Te gustaría dedicarte a otra cosa?
Sí, totalmente, estoy en eso. Me parece degradante la prostitución, no se puede defender esto. Creo que solamente la vería válida si una pudiera escoger al hombre con el que se va a acostar, como un ligue pero de pago.

A ninguna mujer le gusta estar con viejos asquerosos, gordos, feos o tipos agresivos. Se me pone la piel de gallina al recordar cuando me penetraban algunos de estos. Me sentía tan mal por dentro…

¿Te han contagiado de alguna enfermedad? ¿Te preocupa que suceda?
A mí por suerte no. Y creo que los puteros a pesar de lo suicidas que son, no se infectan de nada tampoco.
Muchos tienen novia o están casados y piden prácticas de riesgo. O hay una epidemia oculta de VIH o es más difícil contagiarse de una venérea.

Yo pongo condón siempre para todo. Ni los beso ni nada, aunque ellos sí. Te pasan la lengua por el cuerpo y hasta por el culo. No saben separar, una cosa es tu pareja y otra una prostituta.

Aunque me habría gustado escribirlo en un solo post, la conversación con chica X continúa, por lo que dejaré para la próxima semana la continuación de su historia. También puedes leer aquí la primera parte por si te la perdiste.

Duquesa Doslabios.

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