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Carta de una feminista y sumisa

Con el boum del feminismo, difícil es encontrar un ámbito en el que la igualdad no se cuestiona. La cama es uno de esos lugares que también deben replantearse muchos aspectos. Es el caso del juego entre rol dominante y sumiso, ¿un cambio de papeles que puede coexistir?

Esto es lo que tiene que decir una sumisa anónima de 35 años, la firma invitada de hoy:

Ya sé lo que piensas, que menuda estupidez de titular. Que habría sido como decir que soy animalista y declararme una gran aficionada a los toros. Pues a ti, que no me crees, déjame decirte algo: te equivocas.

GTRES

Ser sumisa y feminista no son cosas incompatibles, como tampoco lo es ser feminista y maquillarse o ser feminista y llevar tacones. En realidad, lo único con lo que resulta imposible conciliar el feminismo es considerando que la mujer es inferior al hombre.

Sí, es cierto que la sumisión consiste en someterse a la voluntad de otras personas, a dejar de lado lo que tú quieres hacer, pero es que esa es en realidad tu voluntad, ese es el camino que has decidido libremente, y lo que quieres es ser sumisa.

Lo que hagamos o dejemos de hacer en la cama no nos define, solo define cómo disfrutamos nuestra intimidad. Siempre y cuando lo decidamos motu proprio, no hacemos daño a nadie y exploramos los terrenos que más nos gustan.

Ya que lo hacemos libremente, yo, en pleno uso de mi libertad, elijo la sumisión. Y si me da la vena, otro día, puedo decidir participar en un juego de rol en el que interpreto a una agente de la ley sin que eso me convierta en policía en la vida real.

Una cosa no quita la otra, y mis principios son igual de fuertes. Mis ideas siguen claras y mi voz sigue reivindicando por mucho que en el momento no tenga libertad de hablar o decir una palabra.

Porque eso es precisamente el feminismo, libertad para hacer lo que se quiera. ¿Y qué si quiero ser sumisa? ¿Y qué si me dejo mandar? ¿Si me dejo atar? ¿Si me dejo pegar? ¿Si debo meterme siempre su miembro en la boca antes de que salgamos de la cama? ¿Si me pide que esté horas sin hablar? ¿Si lo más excitante para mí es la idea de estar al servicio de alguien? Entra todo en el mismo saco, forma parte del juego.

De hecho, es un simple cambio que permite desarrollar otros aspectos de la personalidad aunque no nos representen fuera de la cama. Sigo siendo la mujer ambiciosa, luchadora, que no deja que la avasallen y que pone toda la carne en el asador. La misma persona fuerte e independiente. Y, de vez en cuando, no pasa nada por salirse de los propios zapatos y dar una vuelta a cuatro patas si es lo que te han pedido.

Es hasta relajante, terapéutico me atrevería a decir. Por un rato al día, me libera no ser quien lleva el control sabiendo que es por decisión mía. Es un ‘show’, una ilusión, una ‘performance’, pero es un instante me hace sentir ligera y me recarga las pilas para volver, al poco, tan guerrera y activista como siempre.

Duquesa Doslabios.

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En defensa de la venta de bragas usadas tras la polémica de Ana Rosa Quintana

Es difícil pensar en un momento de la historia en el que la sexualidad de la mujer no causara controversia, incluso actualmente continúa dando pie a debate con temas como el consentimiento o la maternidad.

PANTY.COM

¿El último a añadir a la lista? La venta de ropa interior usada.

Después de la polémica que se generó a raíz del programa de Ana Rosa Quintana sobre este tema, la portavoz de Panty.com, una plataforma que se dedica precisamente a poner en contacto a las vendedoras de bragas (que son al mismo tiempo quienes ‘crean’ el producto) con los clientes, responde como firma invitada:

¿Y si la sexualidad de las mujeres fuera como la de los hombres?

Es un día entre semana cualquiera y cualquier ama de casa, estudiante universitaria o mujer joven desempleada, puede estar viendo la televisión tranquilamente en su hogar.

De pronto, el programa de Ana Rosa, uno de los programas matinales con más ‘share’, decide crear un vídeo en el que habla de la prostitución entre estudiantes para pagar sus estudios. Además, indaga más en el sector y relaciona la venta de ropa interior usada con la prostitución.

¿Cuál es la crítica en este reportaje?¿ A la prostitución en general, a que las estudiantes realicen esta práctica, a la falta de ayudas para el pago de los estudios? Difícil de comprender, pero tema fácil para crear controversia.

El ejemplo de la venta de ropa interior usada se expone como una práctica a la que las estudiantes se ven forzadas, incluso cuando la única chica que aparece como testimonio comenta todo lo contrario, afirmando que lo hace de manera libre.

En cualquiera de los casos, el redactor va señalando, con comentarios muy negativos, lo que esta joven hace.

Sin adentrarnos en los detalles, la ‘Burusera’, es decir, la venta de ropa interior usada, se inició en Japón.

¿De qué trata? Fácil y simple. En un fetichismo. Si se mira la definición de fetichismo encontramos que es una idolatría, una veneración y, en este caso concreto, a la ropa interior usada. Una práctica no solo común en Japón, también en gran parte del mundo occidental.

PANTY.COM

Una ‘web’ como Panty.com, con mercado en español, registra más de 80.000 miembros a nivel mundial. Un número bastante alto para ser un mero fetiche. Parece algo más común de lo que se piensa.

Mujeres, adultas, que deciden llevar a la práctica un fetichismo para generar una satisfacción, no solo en los compradores de sus prendas, sino en ellas mismas.

Excitación, morbo o masturbación, son las prácticas más comunes entre las mujeres que ofrecen sus bragas. Las hay que lo hacen por el aporte económico exclusivamente, pero como cualquier otro trabajo, nadie lo desarrolla si no está a gusto en el mismo.

El vídeo que este programa matinal decidió mostrar, no solo pretendía crear una atmósfera negativa alrededor de todas las temáticas y juzgar a las mujeres que aparecían en el vídeo. También, ponía en entredicho la capacidad de decisión de una mujer a hacer lo que le venga en gana en el plano sexual.

¿Cuándo se empezará a ver la sexualidad de la mujer como un mundo libre y abierto? ¿Por qué no se puede admitir que una chica quiera vender sus bragas y además esto “le ponga”? ¿Por qué de puertas para afuera queremos aparentar, y sin embargo en casa damos rienda suelta a nuestra imaginación?

El día que a la mujer se le trate como una persona adulta con una sexualidad completa, se podrá vivir en una sociedad libre de prejuicios, en la que este tipo de noticias en programas matinales, ya no lo sean.

«Por no habernos querido a tiempo»

Puede que las heridas del corazón necesiten cuidados intensivos, pero hay quienes hemos encontrado en la escritura una terapia. Hoy os traigo una pluma invitada que, por mucho que se preocupa más por la tinta impresa en los guiones, sabe también cómo usarla para cicatrizar(se).

PIXABAY

Almas.

Hemos viajado por un tiempo y un espacio que ha visto fuego y luz en todos lados. Sobrevivido a universos y vidas que desconoce cualquier humano.

Eones que siempre terminan con nuestros besos y cogidos de la mano. 

En este tiempo, en estos cuerpos, nuestros almas no se han encontrado. Nunca se han perdido, pero en esta historia, nos hemos varado.

Asumir que nos tendríamos, fue el principio del comienzo de este inicio.

De un inicio que terminaría con un final extremo. Donde la meta no sería, sino el epílogo de nuestro libro.

Uno de hojas en blanco sin historias para contar una vida que cuente. Un libro lleno de vacío. Un libro que solo tiene la marca de nuestros nombres en la solapa.

Con un lomo tan grueso y distante que como el destino, en esta edición, impide que ambas partes se unan.

En este libro vivimos.

En este cuerpo, donde no somos más que una marca. Almas que olvidaron lo que aprendieron en mil vidas. Perdidas en cuerpos que se deshacen con los años.

Llenos de sueños, llenos de llantos. Por no habernos querido a tiempo. Por no habernos valorado. Por todo: nunca nos amamos.

Señor Origásmico.