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WikiFeet y el problema tras la biblioteca de los pies de las famosas

«Quisiera ver las plantas de tus pies y luego olerlas», me escribió hace unas semanas un esperanzado seguidor.

Aún no se había dado cuenta de que las únicas plantas que se pueden ver en mis redes sociales, son las que decoran las estanterías de mi piso.

Y eso por no contestarle que por mucho que quisiera olfatearlos, poco aroma iba a poder apreciar. Mi olor corporal brilla por su ausencia en esa zona, se concentró todo en las axilas.

pies famosas wikifeet

Henar de Pedro

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Pese a que no son algo que me guste de mi cuerpo, en compañía de amigas he podido bromear de que seguro habría quien los encontraría atractivos.

Por lo pronto -y sin contar al de mi seguidor- solo me han tocado comentarios de que los dedos son muy pequeños, demasiado gorditos y hasta un breve rollete me llegó a decir que a ver si me pintaba las uñas.

Sí, la presión estética llega hasta los pies. En forma de estas valoraciones es difícil no llegar a la conclusión de que toda parte de tu cuerpo tiene que ser agraciada (incluyendo a los pies).

Hasta el punto de que, si no lo escuchas sobre los tuyos, puedes verlos sobre otras mujeres. En su primer embarazo, hubo pocos medios que no recogieron en forma de crítica lo mucho que se le habían hinchado los pies a Kim Kardashian y cómo era posible que siguiera enseñándolos.

Chiara Ferragni es otra que también sufrió ese bullying ‘podal’. Antes de que su tablón de comentarios se llenara de recriminaciones por su acción publicitaria con Balocco, se enfrentaba día a día a una ristra de comentarios que rozaban acoso.

«Qué pies tan feos», «Menuda pesadilla de pies», «Deberían marcar tu foto como contenido sensible, qué asco», «Antes era fetichista, pero viendo esto me he curado» son solo algunas de las opiniones que ha recibido la influencer a lo largo de los años.

Del hate a la ‘wikipedia’ de los pies

Irónicamente, esos pies tan ‘feos’ coleccionan más de 4.000 imágenes dentro de wikiFeet, el sitio de encuentro por excelencia para los fetichistas que tienen fijación con esa zona de las celebridades.

En 2018 fue cuando arrancó esta web que, teóricamente, está basada en la admiración de los pies de las estrellas.

Recopila más de tres millones de visitas al mes (la cuarta parte de lo que recibe de media un diario online, para que nos hagamos a la idea) e incluso hay una sección para votar los pies del año, que en 2023 han sido los de Ana de Armas.

El éxito que cosecha esta web es que además de fotos de bancos de imágenes, donde las famosas aparecen captadas por paparazzis o en alfombras rojas, también las hay sacadas de sus redes sociales -te lo pensarás dos veces antes de volver a subir una foto en la playa-.

En teoría, según ‘la ética de wikiFeet’ aparece como premisa que se le debe pedir permiso a la celebridad antes de que se abra una sección a su nombre en el sitio web.

Pero hay un mundo entre que se puedan colgar una foto o dos y que cada vez que subes un contenido a tu perfil social, este sea descargado y resubido a la biblioteca digital de los pies.

WifiFeet crece cada día, pese a que es imposible que haya un consentimiento expreso -que como sabemos, es revocable y no una barra libre de disposición de la imagen de las famosas-, por mucho que en su momento aceptaran aparecer en una categoría de la web.

Normalizando la cosificación

No soy una gran fan de los pies, pero lo soy aún menos de la idea detrás de wikiFeet.

Porque no se trata de un espacio que fomente de ninguna manera el trabajo de estas cantantes, actrices, emprendedoras y hasta políticas. Es un nido de pajeros.

Con la diferencia de que si antes solo podían llegar a esas fotos recortándolas de las revistas, ahora están más al alcance que nunca.

Soy una gran defensora de la libertad sexual, pero no todo vale por el fetichismo.

No todo vale cuando se fomentan y normalizan comportamientos que pueden ser considerados invasivos y cosificadores hacia las mujeres.

No vemos personas completas, sino únicamente miembros: extremidades de consumo para el placer de otros.

Porque, ¿qué revelan sino la existencia de plataformas de este estilo? Una cultura que no respeta la autonomía y la integridad de las mujeres.

Las feministas venimos alertando sobre esto desde hace tiempo. La tecnología no es machista, el uso que se da de ella, bien para crear falsos desnudos por inteligencia artificial o para sexualizar a las mujeres, sí.

Y wikiFeet es otro ejemplo claro de cómo estos avances técnicos puede ser utilizados para promover lo que debería evitarse a toda costa: la objetificación de las mujeres y el refuerzo del estereotipo de género de nuestro valor, desde la cabeza a los pies, reside en la belleza.

Mara Mariño

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El mundo de los pies para fetichistas novatos (o que no saben si lo son)

«Sería bastante interesante leer un artículo sobre fetichismo», me comentaba hace unos días un seguidor que, como Tarantino, comparte el amor por los pies.

Como mi experiencia con la filia es más bien breve, se convirtió en mi mejor fuente de información para averiguar si es algo en lo que puedes introducirte o un gusto adquirido con el tiempo.

BIJOUX INDISCRETS

Y es que fetichismos aparte, los pies y las manos son dos importantes puntos de placer por las terminaciones nerviosas (en nuestras plantas habría unas 7.000).

Una razón más que suficiente como para darles la oportunidad de que, la próxima vez que tengamos ocasión, adquieran mayor protagonismo.

Mi seguidor me confirma que, a nivel sexual, los pies producen morbo por su forma y su tacto. Pero la excitación va mucho más allá cuando entra en la ecuación la variedad de prácticas.

Dentro del fetichismo hay todo un mundo. Un abanico de placer que puede ir desde verlos a tocarlos, una paja con los pies (que recibe el nombre de footjob) o combinándolo con la sumisión, el trampling (disciplina que consiste en caminar sobre una persona).

Pero antes de que te atrevas a andar sobre la espalda de tu pareja, mi consejo es que empieces por un nivel más ligero y compruebes (comprobéis) si os va gustando o preferís probar otro fetichismo porque no es el vuestro.

El punto de partida que de uno mismo depende es llevar los pies a punto.

La higiene es fundamental (a no ser que encontremos justamente a alguien que le gustan con olor) y un mínimo de pedicura -no hace falta que lleves cristales en las uñas, conque estén bien cortadas ya tienes todo hecho-, siempre es bienvenido para seducir con esta zona.

En cuanto a los zapatos, ¿es mejor llevar algún modelo que deje el pie a la vista o prescindir del calzado?

Depende de cada persona, lo que nos invita a experimentar con unos tacones o unas sandalias. Por lo general, es el pie desnudo el que excita, así que por mucho que busquemos el modelo perfecto, terminará en el suelo tarde o temprano (si se quitan de una manera sugerente, mejor).

Y se puede aplicar el mismo razonamiento a medias y calcetines.

A la hora de jugar con ellos, acariciarlos con las manos puede ser un buen punto de partida (si aguantas las cosquillas esto te resultará muy fácil). Sube de nivel recorriéndolos, o dejando que te los recorran, con los labios o la lengua.

Para poner el broche de oro, nada como incluir en la rutina posturas en las que se pueda hacer eso al mismo tiempo que se estimulan los genitales.

Es el caso del misionero, que se pueden colocar cerca de la cara o si estando nosotras encima dejamos las piernas hacia delante. Pero también con un cunnilingus o incluso el célebre 69.

Duquesa Doslabios.

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