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Placer con la regla si lo haces con tu pareja: lo que sí y lo que no

Cada mujer es un mundo y quería empezar recordando que eso de que con la regla estamos que nos subimos por las paredes más calientes que el asfalto de Madrid en agosto, no siempre es del todo cierto.

Hay días que te apetece un buen meneo y otros que tienes todo tan inflamado que lo más cerca que quieres un pene es a cinco metros. Nuestra libido es una montaña rusa esos días del mes.

pareja besándose

PEXELS

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Y por esa razón, saber qué puede ayudarnos durante esos días para que el placer entre en la ecuación es fundamental.

Los orgasmos son analgésicos naturales que disminuyen el dolor por la liberación de hormonas y neurotransmisores, así que más vale que les des una oportunidad.

Como creo que sola te las apañas (no tengo ninguna duda de ello), he decidido centrarme en cómo puedes hacer si estás en pareja.

Porque no siempre funciona, o bien porque la otra persona no tiene ni idea de cómo nos sentimos en ese momento concreto, o por desconocimiento de qué puede poner de su parte.

Y aunque, como dije al principio, cada una de nosotras es diferente, prueba con prestarle atención a esto para empezar.

Lo que sí:

Comunica en qué momento estás, si te duele o no o de qué manera te puede resultar más cómodo. Y esto va de que exteriorices que por tu bajón hormonal te apetece un polvo de esos cariñosos a que digas que te dé cinco minutos para ponerte la copa y así pueda practicarte sexo oral.

Busca tu comodidad: no es el momento de ponerte a hacer contorsionismo o liarte con juegos extremadamente complicados. Tumbada boca arriba se cortará el flujo de sangre y estarás más a gusto. Las almohadas son las grandes aliadas. Ponlas debajo de la cadera o encima de tu tripa si necesitas una fuente de calor extra.

Esponja menstrual: ya os hablé hace unos días de que es muy socorrida para que solo te preocupes por disfrutar, en vez de si tienes que poner la lavadora nada más acabar el polvo. Y, si por lo que sea te da cosa que la otra persona pueda estar en contacto con tu sangre (que no debería, aun así), también te permite olvidar ese agobio.

Lubricante: si el flujo es abundante, vas a disfrutar de un polvo fantástico donde todo fluye como la seda. Pero ¿y si es de esos días en los que manchas de manera intermitente? Si bien la penetración es opcional (será que no hay opciones a la hora de tener sexo), en caso de que quieras ponerla en práctica, un lubricante te ahorrará la sensación de tirantez.

Posturas period-friendly como el misionero, la vaquera o la cucharita son algunas que recomiendan desde Lelo e Intimina, que han analizado en qué posiciones nos encontramos más cómodas (y podemos alcanzarnos mejor el clítoris para que el orgasmo esté asegurado). Si tienes dudas de cómo ejecutarlas, ficha las fotos.

posturas sexuales regla

LELO/INTIMINA

Lo que no:

Estar bocabajo: poner el peso de tu cuerpo sobre tu tripa no es la mejor de las ideas, ya que puede empeorar el dolor. Colócate siempre prestándole atención a tus sensaciones y cambia de posición en cuanto notes la más mínima punzada (porque suele ir a más si aguantas sin moverte).

Penetración profunda: eso que es tan placentero cuando todavía no has ovulado y el cuello de tu útero está alto, se convierte en un auténtico infierno. El repiqueteo en el cérvix hace que disfrutar sea casi imposible, así que mejor apuesta por posturas en las que el ángulo no te resulte molesto.

Quedarte fría: parece impensable teniendo en cuenta las temperaturas del verano, pero los aires pueden ser muy traicioneros si estás sudando y de repente te enfrías. Una camiseta a mano o simplemente taparte la tripa con la sábana pueden salvarte la vida, créeme.

Olvidarte de la protección: vale que el riesgo de embarazo es menor, pero el que sigue siendo el mismo es el de contraer una infección de transmisión sexual. Es más, al haber sangre de por medio, el riesgo de transmitir el VIH es todavía mayor, así que sé responsable y no os la juguéis.

Mara Mariño

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Sexo con la regla sin manchar: la esponja menstrual que va a cambiarlo todo

¿Te imaginas que te baja la regla y no tienes que preocuparte de dejar las sábanas como el interior del bote de Ketchup? Esa sí que es mi fantasía sexual.

Pero lo más fuerte es que han inventado un sistema para que eso no suceda: meterte una esponja por la vagina. Literalmente, en eso consiste el ‘tampón’ Comfort 365.

Pareja cama sexo

Y yo, que en eso de meterme cosas aleatorias por ahí, tengo algo de experiencia, me lancé en picado ante la idea de no tener que frotar con agua fría toda la ropa de cama como cada vez que hay una fuga en esos casos.

Así que, valor y al chocho, que se podría decir cuando se trata de poner en práctica lo de la esponja de Be.

La teoría parece facilísima: una esponja con forma de gota que se introduce a modo de tampón con la parte curva hacia dentro y la puntiaguda hacia abajo.

Por experiencia, la copa a veces puede ser un poco juguetona en ese aspecto, sobre todo cuando insiste en abrirse a mitad de camino y te da la sensación de que tienes un tupper atravesado.

En cambio, este invento pasa rápido e indoloro. Como el donuts hinchable en el parque acuático. Eso sí, te tienes que asegurar de que queda colocado bien arriba.

¿Sabes cuando preguntas en cualquier bar que dónde está el baño y te dicen que al fondo? Pues esto igual. Hasta que no des con el tope, tú sigue empujando con el dedo.

Tranquila, que no se te va a perder, piensa que la vagina es como un vaso de tubo. No tiene a dónde escaparse lo que vayas a meterle. La vía de entrada y de salida es la misma.

Una vez tienes la esponja haciendo de Hodor -conteniendo tu chorreo-, es el momento de entrar en materia y, voy a decirlo, pasarlo bien.

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Porque lo bueno de esto es que no te enteras de si está o no ahí contigo. Quizás con la excepción de algunas posiciones en las que, algo más profundas, sí notas que están pasando cosas en tus entrañas.

No me mal interpretes, no es una mala sensación para nada. De hecho, es casi igual a cuando te entra algo de aire y te siguen dando sin que te dé tiempo a expulsarlo (venga, amiga, sabes perfectamente a qué me refiero).

Y sí, puedes tener un orgasmo igual de maravillosamente bien con un extra de tranquilidad, no necesitas que tu cuerpo esté siempre dentro de las cuatro esquinas de la toalla o cerca de papel higiénico.

El único momento crítico fue al intentar sacarla. Como buena novata literalmente corrí al baño a hacer el pis de rigor (siempre pasad por boxes después del revolcón para evitaros infecciones de orina).

Y ahí empezó mi drama. Confiada en que la esponja saldría sola me puse en modo busca y captura y nada.

Lo único que conseguí fue liarme. Todo me parecía esponjoso y empecé a pellizcar aquí y allá. En serio, ¿alguna vez os habéis fijado en lo esponjosas que somos por dentro?

Superamos en esponjosidad al bizcocho de yogur casero. Total, que de ir tirando de sitios blanditos que no eran otra cosa más que mis paredes internas, no fui a ningún lado más que a hacerme daño.

Estaba tan confusa que me hería a mí misma.

Ya asumiendo que lo siguiente que tendría mi noche iba a ser una visita a urgencias (verás que risa cuando les cuente que llevo una esponja metida ‘ahí’, pensaba yo), me volví a releer el prospecto.

«Se recomienda después de mantener relaciones sexuales, esperar un tiempo antes de su retirada, para que la vagina vuelva a su estado natural«, decía el folleto.

Una hora después de terminar, volví a la carga. Y sí, cuando estaba en su ‘estado natural’ me mostró la luz al final del túnel, que no era otra cosa más que la esponja al final de mi vagina.

Sacarla no fue tan sencillo como el prospecto, que según afirma basta con enganchar el dedo y tirar hacia abajo.

Lo mío fue algo más parecido a cuando Mulán tiene que pescar resbaladizos peces del río a manos desnudas.

Primero tiro de este lado, ahora empujo hacia abajo, ahora lo engancho entre las uñas del índice y del dedo corazón…

No sé muy bien cómo, pero aquello salió. Mi parto esponjil terminó de la mejor manera y fui consciente del tamaño del asunto y de lo bien que lo había llevado.

Y sí, soy consciente de que uno de los puntos a favor de usar este tampón es para aquellas que prefieren no verse mucho la sangre.

Mi lectura es que es perfecto para los días en los que el flujo te monta un Aquapark en la entrepierna. Más que nada porque te soluciona el estropicio pero tienes la ventaja de que, al ser esponja y ser apretada entre embestida y embestida, no pierdes ese lubricante tan fantástico que es la sangre.

Solo que sin terminar como si hubieras cometido un asesinato, claro.

Mara Mariño

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Dime en qué fase menstrual estás y te diré cómo es tu vida sexual

Me encantaría que todos los días del mes me sintiera predispuesta a tener sexo. De verdad, sería una gozada que bastara con tomar la decisión y no dependiera de las fases que pasa mi cuerpo.

Pero lo cierto es ahí pincho y corto entre poco y nada. Son mis cambios hormonales ligados a la menstruación los que hacen que me vea afectada, desde mi estado anímico a lo que me pasa entre las piernas.

I LOVE CYCLO

De hecho es una de las cosas que más echaba de menos cuando utilizaba la píldora anticonceptiva, que no solo la lubricación natural brillaba por su ausencia sino que perdía totalmente la libido -que sube naturalmente en algunas fases-.

Vamos, que no tenía sentido utilizar un método anticonceptivo para tener sexo si yo misma no quería tener sexo.

Aunque aparentemente soy una persona muy estable, mi cuerpo cambia cada semana del mes.

El primer día del ciclo, que es cuando baja la regla, suele ser una semana fatídica para las que, como yo, tenemos dismenorrea. Es el periodo más molesto por culpa del dolor, pero también la ocasión perfecta para combatirlo a golpe de orgasmo.

Que aunque los niveles de estrógeno y progesterona están por los suelos, la lubricación de la sangre hace que sea un momento tan bueno como cualquier otro (en otras palabras, sí tienes el chichi para farolillos). Y como decía, nada como un orgasmo haciéndole la competencia a cualquier analgésico a la hora de combatir el dolor menstrual.

A continuación, una semana después, empieza la fase folicular. Que recibe ese nombre por los folículos de los ovarios, los que empiezan a crecer por obra del estrógeno, mi hormona favorita.

Es la que hace que nos sintamos más activas y con ganas de experimentar (sí, prueba de una vez ese juguete, mándale un mensaje tan calentito como el interior de una mascarilla o desfila para ti en lencería, se acepta todo lo que te excite).

La tercera fase, la de la ovulación, tiene lugar unas dos semanas después de la menstruación. En el momento cumbre en el que se libera el óvulo, el estrógeno se dispara, lo que afecta directamente al deseo sexual. En otras palabras, en teoría es cuando vas a estar más salida. En mi caso, en la práctica, pues también.

Si a eso le sumamos que es el momento del mes en el que más fluido producimos (cuando estamos más lubricadas y el sexo resulta más placentero sin necesidad de lubricantes añadidos) es la ocasión perfecta de inaugurar la barra libre sexual.

A partir de ahí, de llegar a la cumbre del bienestar vaginal, toca agarrarse que vienen curvas (hormonales). Despídete de los estrógenos porque en la fase lútea es la progesterona la protagonista.

¿Sabes cuando te sientes hinchada como un globo, irritable y cansadísima? Ella es la responsable de todo.

Y claro, con semejantes síntomas no es ya solo que tengamos menos ganas de sexo, es que no nos sentimos ni cómodas con el propio cuerpo.

Al sentirnos así, el nivel de deseo cae en picado. ¿Que podemos aprovechar para practicar sexo a modo de descarga de endorfina? Por supuesto, aunque con la premisa de que es un momento en el que hay que escuchar a nuestros cuerpos.

Cada una de nosotras y cada menstruación es un mundo. Puede que los bailes entre la progesterona y los estrógenos no te afecten (qué suerte).

Y por mucho que esta explicación te ayude a entender por qué hay veces que estás tan excitada y otras que no te enciendes ni con los Vengadores sin camiseta, lo resumo en que si te apetece adelante y, si no quieres tener sexo y prefieres acurrucarte con una manta viendo una serie, es tan sencillo como decirlo.

Recuerda que la otra persona no es una aplicación de trackeo de tu ciclo.

Duquesa Doslabios.

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Ya hay una copa menstrual que te permite tener sexo (y sin manchar nada)

Hace cinco años empecé a usar la copa menstrual y, desde entonces, hablo maravillas de ella. Es fácil, práctica, perfecta para disfrutar de un día de playa o de spa sin miedo y, sobre todo, respetuosa con el medio ambiente.

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En este tiempo han ido evolucionando. Ahora las encuentras con una especie de pitorro para poder vaciarlas sin tener que sacarlas de dentro, con aplicador y hasta con sistema antiderrames.

Aunque el modelo más sorprendente que he descubierto es aquel que te permite tener relaciones sexuales ¡con ella puesta!

Pero, en un mundo en el que el uso de la copa menstrual está cada vez más extendido, ¿por qué utilizar este modelo? Pilar Ruiz, responsable de Comunicación de Intimina, la marca responsable del Ziggy Cup, la copa pro sexo, nos lo cuenta.

Y es que por mucho que hayamos naturalizado tener relaciones sexuales durante esos días, y como la propia Pilar me confirma según datos del estudio que realizó la marca en 2019, ·todavía parece ser que no son compatibles: «Cerca del 70% de las mujeres considera que no es algo que le guste hacer especialmente durante esos días. De hecho, para los hombres la respuesta es muy similar.»

Que una copa menstrual se pueda llevar mientras se tienen relaciones, ¿es la forma de revertir esta situación?
Hemos lanzado al mercado esta copa menstrual para todas aquellas mujeres que quieren olvidarse de la regla en cualquier momento. De esta forma, las ayudamos a que se sientan más seguras, ofrece total libertad. Es extraplana y diseñada para proporcionar total comodidad, sin importar la actividad que se realice. Es muy suave y fina, y cuenta con un borde doble a prueba de fugas.

¿Por qué crear una copa en concreto que se puede dejar puesta con lo sencillo que es quitarla si se quieren tener relaciones?
Esta copa menstrual no bloquea el canal vaginal, ya que está apoyada contra el cuello uterino, muy similar a como lo hace un diafragma anticonceptivo. De todas formas, puede usarse también como una copa menstrual normal, no solo para mantener relaciones sexuales con la regla. De hecho, recoge el fluido protegiendo hasta 12 horas seguidas gracias a su gran capacidad, independiente de la cantidad de flujo. También está especialmente dirigida a mujeres que tienen el cérvix más alto para una total comodidad.

¿Puede llegar a proporcionar más placer a la mujer en el orgasmo?
Está diseñada para ofrecer un máximo confort sin tener fugas durante las relaciones sexuales. En este caso, no proporciona más placer, pero sí decimos que mantener relaciones sexuales con la regla es beneficioso. Al experimentar estimulación sexual, los niveles de oxitocina del cuerpo aumentan, haciendo que la glándula pituitaria bombee endorfinas que amortiguan cualquier dolor que puedas sentir por los cólicos. Mantener relaciones sexuales durante la menstruación puede aliviar en gran medida las molestias.

¿Es solo para utilizar durante el acto sexual o se puede llevar más horas puesta como es el caso de las copas convencionales?
Puede llevarse hasta 12 horas seguidas. Al igual que las copas menstruales convencionales, ofrece las mismas ventajas: se adapta al cuerpo y no se nota, es ultrasuave, hipoalergénica, se puede guardar en su funda higiénica y es reutilizable hasta dos años.

¿Dónde tenemos que colocarla para que no se note durante el sexo?
Se recomienda tener experiencia previa en el uso de otros modelos de copas menstruales. Si ya tienes práctica con ellas, estos son los pasos que recomendamos:

· Localiza la parte trasera de la copa (o más profunda) y asegúrate que esta parte queda apuntando hacia ti. Aprieta los bordes laterales hasta formar un 8.

· Siéntate cómodamente en el inodoro y relaja tus músculos vaginales. Inserta la parte trasera empujándola con el dedo hacia el coxis. Una vez el borde trasero haya pasado tu cérvix, empuja el borde delantero hacia arriba hasta colocarlo detrás de tu hueso púbico. La copa rodeará tu cérvix y recogerá tu flujo menstrual.

A la hora de introducirla, entiendo que se pliega como una copa cualquiera, pero ¿es sencillo sacarla?
Para extraerla, primero recomendamos lavarse las manos con agua y jabón. Tras ello, la usuaria debe sentarse cómodamente en el inodoro y relajar los músculos vaginales. Después, se tiene que insertar un dedo para enganchar la parte delantera. Posteriormente, hay que deslizar la copa suavemente y paralela al suelo para evitar derrames.

Duquesa Doslabios.

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