Archivo de junio, 2022

Trucos para que no te mueras de calor haciendo ‘eso’ este verano

Cuando llega el calor, no sé si los chicos se enamoran, como dicen Sonia y Selena. Lo que sí tengo claro es que todos lo pasamos mal con la subida de temperaturas.

Aunque todavía no ha llegado el 21 de junio, inauguración oficial del verano, ya ha dado comienzo esa época del año en la que, cada vez que entran las ganas, uno de los dos se separa y dice “espera, vamos a parar un poco, tengo muchísimo calor”.

pareja ducha calor

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Es ese instante en el que el sudor te chorrea por la cara y el cuerpo y notas que te falta el aire mientras vas moviéndote de arriba a abajo.

Así que, para ponernos las cosas un poco más fáciles, quiero contaros algunos de los trucos tanto propios como de mis seguidores (que por cierto, si no me sigues en Instagram, es tu momento) para luchar contra las temperaturas manteniendo tu vida sexual intacta.

Mi única premisa era darle a la imaginación y olvidarse del aire acondicionado o el ventilador -que la luz está muy cara-.

  • El método egipcio: aunque es un sistema para refrescar las sábanas que se usa para dormir, merece la pena que le des una oportunidad para todo lo demás que quieras hacer en la cama. Mete la sábana de arriba debajo de agua fría, escúrrela muy bien y métete dentro de la cama con la otra persona.
  • Cubitos de hielo: son ideales para bajarle la temperatura a tu bebida en el chiringuito, pero también los mejores juguetes sexuales caseros para los preliminares. Juega con ellos deslizándolos por el cuerpo de la otra persona hasta que se fundan y déjalos a mano en un plato para ir refrescándoos.
  • Ducha o bañera: tú y yo sabemos que no son las mejores opciones, ya que entran en conflicto con las lubricaciones naturales, pero puedes utilizarlas de manera complementaria. Opta por no mojarte del todo, con humedecer la cabeza o el pecho puedes ir tirando.
  • Buscar un sitio con brisa: las corrientes de aire son las grandes aliadas, incluso aunque tengas que abrir las ventanas de forma estratégica para que circule el aire. El extra de que te pillen los vecinos es ya cosa tuya.
  • Prácticas con distancia de por medio: no hay nada que caliente tanto un cuerpo como otro cuerpo. Pon espacio de por medio pasando de la penetración. Prácticas como la masturbación o el 69 lateral -no volverá a parecerte una postura sobrevalorada– son fantásticos para sobrellevar el calor.
  • Madrugar o acostarse tarde: las horas más frescas del día son justo antes del amanecer. Aunque las noches, lejos del sol y con el abrigo de la oscuridad son también un buen momento para desatarse. Descoloca un poco el sueño, pero para los días de vacaciones ¿a quién le preocupa dormir?
  • Geles efecto frío: si no eres muy fan de este tipo de productos, en verano hacen maravillas. Puedes aplicarlos por el cuerpo para dar un masaje y aprovecharte de la sensación de frescor. Además, tener que quitarlos luego con agua es la excusa perfecta para seguir con la acción en el baño.
  • Disfrutar del sudor: son muchas las personas que me han contestado que la forma más sencilla de refrescarse es aceptar el sudor e incluso erotizarlo. Lo que desconocía es que hay una parafilia que precisamente consiste en sentir excitación por este tipo de secreciones (salofilia). Y, si nuestro método personal de refrigeración no te lleva a ese punto de deseo, siempre puedes darte una buena ducha fresca después.

Mara Mariño

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No cumplimos nuestras fantasías, el obstáculo de la sexualidad femenina

Cuando estuve varios años en una relación de pareja, que él cumpliera sus fantasías era uno de mis objetivos.

Las que fueran, siempre y cuando yo me encontrara cómoda. Y conseguí poner en práctica la mayoría de ellas.

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En cambio, cumplir las mías propias, estaba en un segundo plano para mí y para él, por su parte no tenía la misma prioridad.

Por mucho que había insinuado qué era lo que me gustaría que él hiciera (o llevara, más bien), me quedé con las ganas.

Puedes pensar que soy una excepción, pero si repaso uno de los últimos estudios que se han hecho sobre la evolución de la sexualidad de la mujer española, mi caso es bastante habitual.

El análisis de Gleeden llega a la misma conclusión que mi vida íntima: las mujeres cumplimos en menor medida nuestras fantasías sexuales.

Y, además de que te toque una pareja poco abierta a cumplirlas, como me ha pasado a mí, hay otras razones por las que nunca le vas a ver vestido de bombero o haciéndote un baile erótico mientras se desnuda.

Por ejemplo, las veces que tenemos deseo sexual superan a las veces que tenemos relaciones sexuales al mes (chúpate esa, mito que dice que nuestra libido es más baja).

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Así que casi el 40% de las veces que tenemos ganas, no tenemos relaciones con nadie.

Aunque tanto cuando estamos en pareja, como cuando no, la masturbación es una gran aliada para esas situaciones (y los juguetes ni te cuento).

Afecta también la manera en la que concebimos el sexo. Seguimos el guión de que la penetración es la reina del dormitorio (o del coche, no entro en los sitios donde quieres dar rienda suelta a tu pasión).

La práctica alternativa más repetida después del coito es el sexo oral y después la masturbación en solitario.

Muchas otras prácticas apenas tienen peso o directamente no entran en nuestro radar. Cuando abrirse de miras sexuales es fundamental.

El estudio señala el swinging (intercambio de pareja) y el trío sexual como las fantasías que menos se ponen en práctica.

Pero vaya, que más allá de tener sexo con más gente, hay un sinfín de experiencias que no realizamos tampoco como hacerlo al aire libre, tener espectadores, el sexo anal, el bdsm

Así que para ponerle solución propongo por un lado hacer ese trabajo de investigación de qué es lo que realmente nos pone.

Definir nuestras fantasías es tenerlas claras y saber cómo ejecutarlas (ya me lo agradecerás si investigas antes de ponerte a hacer la lluvia dorada por primera vez).

En segundo lugar contarlo abiertamente, porque debemos comunicarlo para que la otra persona sepa qué nos gusta -y si quiere participar-.

Y, en tercer lugar, dar con alguien que se apunte a ponerlo en práctica.

Si no se dan las tres, seguiremos montándonos las películas eróticas en nuestra cabeza sin que salgan de allí y dando pie a que el próximo estudio revele lo mismo, que no se cumplen nuestros sueños húmedos.

Mara Mariño

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¿Te vienes a analizar mi perfil de Tinder?

¿Sabes ese refrán que dice que todos los caminos llevan a Tinder? Bueno, igual no es un refrán y me lo acabo de inventar.

Pero al final es difícil no caer en la app de la llamita. Y, cuando me lo abrí en mi caso, nueva en la ciudad y soltera, parecía la ocasión perfecta.

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Como redactora que soy, la parte más interesante me parecía la de redactar mi biografía. No me mal interpretes, las fotos están muy bien, pero es en el texto donde se cuece la marcha.

Es la diferencia entre que «Jon, 29, entrenador de gimnasio» pase de ser una historia de una noche, a un ligue potencial.

Por eso quise mimarla, quise mimarla tanto que como se me agotaron los caracteres, amplié el contenido en las fotos del perfil poniendo más texto sobre fondo blanco.

Todo eso lo he recopilado para analizarlo contigo y explicarte por qué lo hice así.

 

Para mí era fundamental que el perfil transmitiera naturalidad. Que se viera que soy tan casual como una tapa de aceitunas. Y que tengo sentido del humor.

Haciendo reír a mis citas desde 2008 podría poner también, que es cuando empecé a quedar más en serio.

Qué busco era otro de los palos que quería tocar, y, con el comentario de mis padres -medio chiste medio en serio- quería sacarme de en medio de los que tuvieran en el radar cosas esporádicas.

No busco un hijo en la segunda cita, pero entre broma y broma, la verdad se asoma.

Cosas de mi forma de ser: mi amor por la comida, mi sensibilidad, el que es mi estilo de vida era también importante que quedara reflejado desde el principio. Más vale prevenir que engañar.

Y por último, el tema de proponer citas era para evitarme el clásico “vamos a tomar algo” que no puede parecerme más aburrido. Quiero hacer cosas, no estar sentada como hago el 90% de mi tiempo en casa teletrabajando.

Con este perfil y algunas fotos, los matches llegaron. Lo que no llegaron fueron las citas, ya que en las dos ocasiones recibí plantones o largas, directamente (y es algo que sabía que podía pasar).

Después de la experiencia -y alguna otra que da para artículo aparte-, terminé borrándome la aplicación.

Así que me quedó claro que no todo era lo que yo contara, la suerte de coincidir con la persona en el momento de deslizar, tiene que acompañarte (por muy buena biografía que tengas).

Mara Mariño

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‘Yo es que no creo en las relaciones’

Hay dos red flags que puedes percibir al poco de conocer a una persona. La primera es que te diga que «No soy machista, pero…«. Porque da igual como termine la frase, es machista.

La segunda, que te salga con que no cree en las relaciones de pareja.

hombre emocionalmente inaccesible

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El 100% de nosotros estamos aquí por una relación, sexual, vale. Pero la inmensa mayoría también porque a esa relación sexual le acompañó una sentimental.

Las relaciones no son los Reyes Magos, no es cuestión de creer o no en ellas porque en el momento que has visto a tus padres seguir juntos, después de tropecientos años de casados, no puedes no ser creyente ni plantearte su existencia.

Entonces, ¿por qué se repite hasta la saciedad y hay quien incluso la suelta con orgullo (como tú alguna vez, por ejemplo)? El trasfondo no es que no se crean en las relaciones, sino que no crees que las relaciones sean para ti.

Y está genial haber llegado a esa conclusión. No tiene nada de malo querer estar a tu aire, sin nadie al lado, ni contemplar la idea de casarte.

Si estás feliz con tu vida así, es perfecto.

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El problema es que la frase produce un efecto curioso en quien la escucha. De reto, desafío, ganas por ser -sobre todo si eres mujer- quien le haga cambiar de idea y le demuestre las ventajas de estar en pareja.

Desde aquí le doy las gracias a los mitos románticos por meternos en la cabeza que tenemos que ser centros andantes de rehabilitación del corazón, las salvadoras del amor.

Soy la primera que afirma que sí, que es culpa nuestra cuando nos enganchamos a una persona que, al poco tiempo, ya ha salido con la frasecita.

Es evidente que no busca compromiso, sino una diversión sin fin. Y, por muy en todo su derecho que esté, nos toca el ego.

Como seres sociales, necesitamos sentir que gustamos y que nos quieren.

Así que, cuando eso pasa, es raro que no te venga el pensamiento de qué problema tienes para que te diga eso sin apenas conocerte.

Así que si te ha pasado como a mí, y te toca una persona así, pero sobre todo, tú sí crees en las relaciones, déjala que siga circulando.

Porque está claro que contigo no es.

Porque tú lo vales todo.

Si eres quien se considera ateo del amor, cerrarse en banda, mantenerte siempre emocionalmente inaccesible y no permitirte al menos sopesar conocer a una persona más allá de un ratito, seguirás en tu línea de quedar libre de todo compromiso.

Y seguirás solo también.

Mara Mariño

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