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Ni se contagia en el baño ni provoca siempre cáncer de útero: mitos y verdades del VPH

Me acuerdo de que mi madre me enseñó a hacer pis en cuclillas cada vez que quisiera usar un baño público para evitar contagiarme de enfermedades. ¿Qué cuales?

En ese momento ni lo sabía, pero yo por si acaso repetía la incómoda sentadilla.

mujer haciendo pis

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Y aunque sí las hay que se transmiten de esa forma (como por ejemplo el E. coli), la mayoría de ellas no. Y mucho menos el temido virus del papiloma humano o VPH.

Tal y como la doctora Leticia Maya explica, lo que produce este virus «es una infección. La importancia de su existencia es que se relaciona como factor causal del cáncer de cuello de útero o cérvix».

«Siendo el cáncer de cérvix el 4º más frecuente en la mujer a nivel mundial, podemos decir que si prevenimos la infección por el virus del papiloma humano estamos previniendo el cáncer», explica.

Además del mito de la taza del wáter y el riesgo de contagiarse, hay mucho que no sabemos de este virus, empezando por la manera de contraerlo, las variedades que hay o si existe cura.

La ginecóloga nos lo cuenta y nos da los tips para cuidar de nuestra salud sexual.

«Hay unos 150 variedades diferentes, de los cuales, aproximadamente 40 se transmiten por contacto sexual afectando a piel y mucosas anogenital pero también de cavidad oral y tracto respiratorio superior de mujeres y hombres. Se diferencian en función de su capacidad de generar un cáncer en bajo y alto riesgo, siendo los tipos 16 y 18 los responsables del 70% de los cánceres de cérvix a nivel mundial» explica.

Los tres tipos de vacunas: «Bivalente (protege frente a dos tipos), tetravalente (frente a 4) y nonavalente frente a 9» nos protegerían del 16-18%.

«La tetravalente y nonavalente añaden además el HPV 6 y 11 responsable de la mayoría de verrugas genitales o condilomas. La nonavalente incluye otros tipos de HPV de alto riesgo, protegiéndote del 90%», de ahí que sea fundamental vacunarse.

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Pero, ¿debemos hacerlo hombres y mujeres o solo nosotras? Y, ¿cuándo hacerlo?

«Lo ideal sería vacunarnos antes de exponernos al virus, es decir, antes de mantener relaciones sexuales, pues es un tratamiento preventivo. En España, la vacuna está incluida en el calendario vacunal para todos los adolescentes a los 12 años. De hecho, la vacunación a varones se deberá incorporar en todas las comunidades autónomas antes del 2024.»

Aunque también las mujeres mayores de 25 años «pueden beneficiarse de la vacunación frente a VPH, independientemente de si presentan infección por algún tipo de VPH», así que como la doctora recomienda, lo mejor es vacunarnos aunque hayamos mantenido relaciones sexuales.

¿Cómo se da el contagio?

Como la doctora Leticia Maya aclara, el miedo a que el virus esté agazapado en la taza de un urinario, es infundado.

«Se contagia por contacto sexual. Por tanto, haciendo únicamente pis en un baño no se contagia. Si en el baño hemos hecho más cosas que pis, quizás si», especifica.

Y, aún en el caso de contraer el virus, no significa que el cáncer de útero vaya a desarrollarse.

«La infección por el VPH es la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial afectando al 75% de mujeres y 80% de los hombres sexualmente activos. Aproximadamente el 90% son infecciones transitorias que se resuelven en el transcurso de unos 2 años, es decir, eliminamos el virus sin necesidad de tratamiento gracias a nuestra inmunidad», declara.

«Sin embargo, un 10% tendrán una infección que persista más de estos dos años y sean los que tienen mayor riesgo de cáncer de cérvix, por tanto, los que tendremos que vigilar de cerca».

Y, para ello, estar pendiente de los síntomas es algo fundamental. Un detalle más complicado cuando se puede ser portador asintomático.

«Tanto la mujer como el hombre pueden ser portadores asintomáticos y transmisores de la infección por contacto sexual», explica.

Aunque «verrugas genitales (aunque sea infección por VPH de bajo riesgo, suele estar asociado a los de alto riesgo, y por tanto se recomienda investigar), otras infecciones de transmisión sexual o si hace años que no nos hacemos una citología y presentamos sangrado con las relaciones sexuales» son buenas razones para que nos vean, ya que pueden ser, entre otros, algunos síntomas.

Mara Mariño

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¿Por qué sientes dolor en el útero después del orgasmo?

La fisiología femenina siempre ha sido un misterio.

El mejor ejemplo es la regla, de la que se decía que era capaz de cortar la mayonesa y, hace unos siglos, que volvía rabiosos a los perros o arruinaba los cultivos.

dolor uterino orgasmo

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De hecho, se ha sabido tan poco sobre nuestro cuerpo (y placer femenino, dicho sea de paso), que no fue hasta 2015 que se hizo por primera vez una reconstrucción en 3D del clítoris.

Para nosotras mismas pasa un poco lo mismo. No llegamos a entendernos del todo y la falta de educación sexual tiene mucho que ver en todo esto.

A veces manchamos de sangre cuando no toca, otras manchamos de flujo, a veces nos duele, a veces se hincha la zona… Y hoy vengo a hablar de uno de esos misterios que, creo, a la mayoría nos ha pasado.

En teoría, y por experiencia práctica, sabemos que el orgasmo es un momento de máximo placer donde se estimula el circuito de recompensa del cerebro.

Después del clímax, la sensación del cuerpo es de relajación máxima, además las hormonas reducen la ansiedad, depresión, el estrés… Es el pico de felicidad del día.

Pero para algunas es familiar que justo al terminar esos segundos, un dolor intenso se desencadene en la zona del vientre.

La sensación nos recuerda a las que tenemos dismenorrea -o reglas dolorosas- al malestar típico de cuando estamos en esos días del mes.

Si es la primera vez que notas esos calambres, decirte que no pasa nada dentro de que es habitual que se produzcan contracciones en el útero después de las relaciones sexuales (concretamente en el miometrio, que es una capa muscular).

Y aunque esa molestia pueden aparecer en cualquier momento, es habitual después del orgasmo porque este desencadena contracciones en la musculatura de los genitales.

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También estarían relacionadas con la secreción hormonal después del orgasmo que ‘prepara’ al cuerpo para una posible concepción.

Biológicamente, esas contracciones ayudarían a que los espermatozoides llegaran al óvulo, ya que son propulsados gracias a ellas.

La conclusión es que resulta normal que puedas experimentar estas sensaciones alguna vez.

Pero recuerda que cada mujer es un mundo y que si el denominador común de todas tus relaciones sexuales es el dolor, es el momento de que pidas cita con la ginecóloga, ya que conociendo el motivo puedes ponerle remedio y disfrutar de tu vida íntima al máximo.

Mara Mariño

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