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¿Te vienes a analizar mi perfil de Tinder?

¿Sabes ese refrán que dice que todos los caminos llevan a Tinder? Bueno, igual no es un refrán y me lo acabo de inventar.

Pero al final es difícil no caer en la app de la llamita. Y, cuando me lo abrí en mi caso, nueva en la ciudad y soltera, parecía la ocasión perfecta.

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PEXELS

(No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Como redactora que soy, la parte más interesante me parecía la de redactar mi biografía. No me mal interpretes, las fotos están muy bien, pero es en el texto donde se cuece la marcha.

Es la diferencia entre que «Jon, 29, entrenador de gimnasio» pase de ser una historia de una noche, a un ligue potencial.

Por eso quise mimarla, quise mimarla tanto que como se me agotaron los caracteres, amplié el contenido en las fotos del perfil poniendo más texto sobre fondo blanco.

Todo eso lo he recopilado para analizarlo contigo y explicarte por qué lo hice así.

 

Para mí era fundamental que el perfil transmitiera naturalidad. Que se viera que soy tan casual como una tapa de aceitunas. Y que tengo sentido del humor.

Haciendo reír a mis citas desde 2008 podría poner también, que es cuando empecé a quedar más en serio.

Qué busco era otro de los palos que quería tocar, y, con el comentario de mis padres -medio chiste medio en serio- quería sacarme de en medio de los que tuvieran en el radar cosas esporádicas.

No busco un hijo en la segunda cita, pero entre broma y broma, la verdad se asoma.

Cosas de mi forma de ser: mi amor por la comida, mi sensibilidad, el que es mi estilo de vida era también importante que quedara reflejado desde el principio. Más vale prevenir que engañar.

Y por último, el tema de proponer citas era para evitarme el clásico “vamos a tomar algo” que no puede parecerme más aburrido. Quiero hacer cosas, no estar sentada como hago el 90% de mi tiempo en casa teletrabajando.

Con este perfil y algunas fotos, los matches llegaron. Lo que no llegaron fueron las citas, ya que en las dos ocasiones recibí plantones o largas, directamente (y es algo que sabía que podía pasar).

Después de la experiencia -y alguna otra que da para artículo aparte-, terminé borrándome la aplicación.

Así que me quedó claro que no todo era lo que yo contara, la suerte de coincidir con la persona en el momento de deslizar, tiene que acompañarte (por muy buena biografía que tengas).

Mara Mariño

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Los perfiles que deberías buscar en Tinder si quieres algo más que ‘eso’

Mi última caída en Tinder fue tan breve como intensa. Sí, por un corto periodo de tiempo, me volví a descargar la aplicación.

Intenté confiar en todas las amigas que me habían asegurado que circulaba buen material y quise probar suerte.

UNSPLASH

«Hija, Tinder no, que hay mucha gente rara», dijo mi madre cuando se lo comenté. «Vaya que si la hay, voy a estar yo», le contesté en su momento.

Lo primero que comprobé es que, por mucho que llevara años sin usarla, no significaba que hubieran cambiado tanto las cosas. Es más, los chicos estaban igual.

Con más arrugas, claro (es lo que tiene poner el filtro entre 25 y 35 años), alguna que otra entrada e incluso hijos de anteriores relaciones, pero en esencia no habían cambiado nada.

Lo primero que hice fue ponerme una biografía molona. «Mis padres quieren nietos», escribí.

Ya con eso me aseguraba de que el 50% de hombres me vieran como un útero andante y no me siguieran el juego si su idea era una noche de pasión desenfrenada. Demasiado esfuerzo.

Del otro 50% solo hice match con un 10% de los cuales con 6 no llegué a tener química y la conversación se estancó en un ‘jajaja’ después del clásico «Qué tal y a qué te dedicas».

Dos de ellos confesarán que en verdad no buscan nada, que fluían y creían en las energías (la red flag de que aquello no va a pasar de una noche).

Uno parecía interesado pero me daría plantón y el que faltaba (¡bingo!) se convirtió en cita y terminaríamos pasándolo genial.

Y eso que mis filtros a la hora de hacer swipe right son bastante concisos. Antes que nada, una buena foto. Nada de plano movido, borroso u oscuro. Que se vea bien la cara.

Si además hay alguna haciendo ejercicio –fundamental que comparta el amor por el deporte– y me entra por el ojo, paso a la biografía.

Esos perfiles que solo tienen una cuenta de Instagram o una sucesión de emoticonos, no sé a dónde van, pero no me parece que poner «🌴🐶🍺🌎» pueda decirme sobre ti algo que no compartas con la mayoría de personas del planeta.

El interés en tomarse la aplicación como un pasatiempo o como una vía de conocer a alguien se traduce, para mí, en cosas algo elaboradas.

Amigo, no pongas solo tu altura o la frase de estado de Tuenti que llevabas a los 15 años. «Aporta o aparta», escribe bajo la imagen donde sale haciendo la peineta. Porque quiere ligar pero seguir siendo el más duro del barrio.

Si hay información curiosa es probable que de swipe a la derecha, más que nada porque puedo usarla para mantener la conversación (y ya si hace referencias a Los Simpsons, algún tipo de sarcasmo o habla de comida, me ha ganado).

Una vez hecho el match, me quedo a esperar a ver si se traduce en chat. Espero porque aunque por lo general prefiero llevar la iniciativa, en este caso sé que quienes me hablan se han visto mi perfil entero -al menos lo comprobé con la mayoría-, incluyendo la parte de darle nietos a mis padres.

Y, si no, en el momento que digo que mi idea es algo más que una noche esporádica vuelvo a hacer criba de usuarios.

Hablar es conectar. No hace falta que se chateen noventa veces al día, pero si algo tienen este tipo de interacciones rápidas es que enseguida percibes todo.

Te das cuenta de con quién no va a pasar del «¿y entonces qué has hecho hoy?» a diferencia de ese chico con el que te cuesta soltar el teléfono de lo mucho que estás disfrutando con la conversación.

Es ahí cuando el chat se queda corto y, más que pasar a WhatsApp o Instagram por un tiempo, ya me apetece quedar.

Lo de por qué me lo he vuelto a quitar ya es otra historia 😉

Duquesa Doslabios.

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Lo que hemos aprendido de Tinder este 2018

Aunque en artículos anteriores de Tinder has aprendido cómo hacerte un perfil con éxito, con la cercanía del fin del año, la aplicación también ha hecho balance consiguiendo que podamos tomar nota acerca de nuestros usos y costumbres en el arte del ligoteo online.

FACEBOOK TINDER

La pizza es el lenguaje universal cuando propones un plan de cena en tu grupo de WhatsApp de amigas, pero también en la app, ya que junto a las croquetas y la tortilla española, ha sido una de las comidas más mencionadas en las biografías.

Y es que ante la duda, no hay hielo incapaz de romperse ante una buena conversación de comida.

Si la cosa no funciona, puedes lanzarte a la piscina y probar con alguna frase de Los Simpsons, ya que es la serie de referencia de los usuarios que circulan por la aplicación.

Resulta difícil resistirse a que si alguien te escribe “Energía nuclear” no lo leas con la voz de Monty Burns, por mucho que sea en una conversación a través de la pantalla del móvil.

La vida sana ha hecho especial hincapié a la hora de ganarse el match, por  lo que el emoji de ‘No fumadores’ se encuentra entre los más destacados, como el de la cerveza, por irónico que parezca.

Pero si lo que buscas es la franja horaria perfecta para que aumenten las posibilidades de conocer a alguien, desbloquea el móvil los lunes a partir de las 10 de la noche para hacer swipe, fruto de la melancolía del fin de semana que ha terminado pero también con toda la energía de empezar con buen pie la semana.

Y para terminar, algunas palabras clave para añadir en tu biografía, los términos “viajar”, “cine” o “música” son algunas de las palabras que tendrás que incluir. Aunque si te parece demasiado tradicional, “postureo”, “selfie” o “spoiler” también encabezan la lista.

Duquesa Doslabios.

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