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Los errores que cometes (sin saberlo) cuando practicas sexo anal

De la serie Los errores que cometes (sin saberlo) cuando le haces una felación, y Los errores que cometes (sin saberlo) cuando le haces un cunnilingus, llega el tercer volumen para todos los que tienen curiosidad acerca del sexo por la puerta de atrás.

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«Las cosas no están bien por hechas, sino por bien hechas», una máxima que deberás aplicar a la hora de tener sexo anal ya que estos son los errores más comunes a la hora de ponerse manos a la obra:

  1. Estresarse: el acto de ser enculado empieza en la mente. Para comenzar hay que estar mentalizado de que es una práctica sexual como cualquier otra, que no tiene nada de malo y cuyo fin es el placer. Aquí hemos venido a pasarlo bien.
  2. No ir al baño antes. No digo inflarse a laxantes, una limpieza de colon o usar una pera para ducha íntima. Basta con que hayamos ido al baño un par de horas antes para que tengamos el camino despejado. Y por supuesto lavarnos la zona con agua y jabón.
  3. No excitar. El recto es un músculo, y aunque mentalmente no lo podemos controlar podemos conseguir que se relaje. ¿Cómo? Estando excitados, por lo que lo mejor es estar estimulando el clítoris de manera continua de principio a fin.
  4. No lubricar adecuadamente o directamente no lubricar. Si no hay una adecuada lubricación puede ser la primera y última vez que practiques sexo anal. Piensa que el recto está diseñado como vía de escape, no como zona de carga y por tanto no se humedece naturalmente.
  5. Usar lubricantes de base oleosa es mucho más incómodo que usar uno de base acuosa. El lubricante a base de agua no se convierte en algo pegajoso, y aunque hay que reponerlo más a menudo, es preferible a la hora de tener sexo anal.
  6. Meter el pene directamente. Al ser un músculo, hay que acostumbrarlo previamente. Se puede empezar metiendo un dedo delicadamente (prohibido llevar uñas largas) y una vez entre sin problema pasar al pene.
  7. No usar condón. Independientemente de que a través del ano no exista riesgo de embarazo, sigue siendo una vía de contagio de enfermedades de transmisión sexual, por lo que el condón, además de más higiénico, es obligatorio.
  8. Ser impaciente. Esto no es como el sexo vaginal, no se puede meter nada rápido. Hay que tomarse su tiempo por lo que escoge un momento en el que no tengas ningún tipo de prisa y puedas dedicarle la atención que se merece.
  9. Dar duro. Esto no es una película pornográfica en la que los actores puedan meterse una berenjena por el ano sin sentir ni padecer, por lo que es muy importante la gentileza y ser delicado. El sexo anal es una cuestión de confianza, ya que confías plenamente en que la otra persona va a parar si a uno le duele. Recuerda que el dolor es una señal de que algo está yendo mal. Es mejor parar y volver a empezar varias veces antes que arriesgarse a un desgarro.
  10. La posición inadecuada. Para creativos en la cama ya está el sexo vaginal. En el anal el receptor debe estar relajado, por lo que las posturas más cómodas son la del perrito o tumbados medio de lado. Esta última hace algo más tediosa la penetración pero es la que permite que el receptor pueda estimularse cómodamente mientras el otro trajina a sus espaldas.

Una vez está entro, solo queda disfrutar de los orgasmos estelares, ya que la sensación de placer es mucho más intensa que durante la penetración vaginal (recordad que el clítoris no debe abandonarse en ningún momento), y, también, aguantar las ganas de ir al baño, que son algo normal y simplemente fruto de lo que está pasando detrás.

Duquesa Doslabios.

Los errores que cometes (sin saberlo) cuando le haces una felación

¿Recuerdas lo que te costó de pequeña aprender a comer un helado sin mancharte? Tenías que evaluar rápidamente la forma, dimensiones y textura del dulce para saber cuándo y dónde dar el estratégico lametazo y evitar la traicionera mancha que tendía a acabar en tu camiseta.

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Con el tiempo descubres que si bien una felación no es exactamente lo mismo, es parecido. Tiene su aquel mucho más allá de lo que nos parece en un primer momento tan sencillo como llevarnos algo a la boca.

Yo, que soy curiosa por naturaleza hice de la pornografía la maestra sexual que no había tenido en cuando a técnica de sexo oral se refiere. Y ante la duda, ni corta ni perezosa, preguntaba si aquella era la forma correcta o podía mejorar de alguna manera.

Como de preguntona también tengo bastante, he querido reunir los que son, según ellos, los errores que cometemos cuando bajamos.

  1. No mostrar una buena predisposición: tiene que entrarnos en la cabeza que una felación no es solo un preliminar al que dedicarle unos segundos y ya está. Al igual que le dedicamos su rato a confeccionar un currículum en el sexo oral también tenemos que entregarnos totalmente. Hay que darlo todo desde el minuto uno y recordar que las cosas no están bien por hechas sino por bien hechas. De modo que si no estás convencida es mejor que no bajes a que lo hagas con…
  2. Cara de asco. Eso de estar haciéndolo y que se te note a disgusto es algo que no pasa desapercibido (por mucho que pienses que estás disimulando divinamente). Es mejor que digas en un primer momento que es algo con lo que no te sientes cómoda. De todas formas, recuerda que el sexo (sea como sea) no tiene nada de vergonzoso y que se trata de pasarlo bien.
  3. Ir a saco. Vale que a veces el momento te pide aquí te pillo aquí te absorbo el pepinillo. Tómate tu tiempo y prepara el terreno para la que se avecina.
  4. No cubrir los dientes. Imagínate restregando tu brazo contra una lija. Cuando notan tus dientes deslizándose tienen una sensación parecida. Puedes evitarlo fácilmente si los escondes con los labios. Dientes no, lengua sí.
  5. No usar las manos que son un aliado excelente. Además de que te resultará más fácil manejarte puedes hacer las combinaciones que se te ocurran: con ambas, con dos dedos, entre el índice y el dedo medio… Aunque tampoco te motives con el tronco porque uno de los grandes errores es…
  6. Olvidarse de la punta. Y es que esa zona de carne rosada es la zona más sensible y a la que tendrás que dedicarte especialmente con mimo y paciencia. Recuerda que su sensibilidad puede hacer que moleste si…
  7. Frotas sin lubricar previamente. Puedes hacerlo elegantemente mientras chupas, de manera más atrevida si te chupas un par de dedos y luego bajas o escupiendo directamente si lo que os va es el rollo duro.
  8. No controlar los mofletes es otro de los errores que no controlamos al principio. Las mejillas no puedes dejarlas flácidas como cuando te las pellizca tu abuela. No es necesario que sorbas como si estuvieras tratando de terminar el granizado de limón en un día caluroso, pero sí que crees dentro de tu boca sensación de vacío, que es la clave para que la succión resulte placentera. Eso sí, debes hacerlo con conocimiento de causa ya que…
  9. Succionar los testículos es doloroso. Nada de querer hacerle un chupetón en esa zona. Limítate a lamerlos, acariciarlos o metértelos en la boca.
  10. Responder borde si te agarra de la cabeza para que te la metas hasta el fondo. Vale que igual no es la sensación más placentera del mundo, pero es mejor si le quitas la mano sutilmente y la apartas que si en medio de la felación le sueltas un «¿Pero qué narices haces?». Si no capta la indirecta de que te suelte le dices, amablemente, que quieres encargarte tú.

Recuerda que en la dieta, en el sexo, en el armario y en la vida en general está en la variedad el gusto.

Duquesa Doslabios.