Entradas etiquetadas como ‘sumision química’

La agresión sexual de Waka Sabadell o por qué nos queda mucho por aprender

Desde este espacio reivindico la libertad sexual, el empoderamiento del placer, todo lo que implique coger tu deseo de frente y por los cuernos y darle rienda suelta.

Quiero que tengamos la tranquilidad de poseer nuestras ganas y ponerlas en práctica. Pero para esa libertad, tiene que haber un respeto por parte de los demás, que solo se consigue a través de la educación en la empatía.

discoteca Waka sabadell

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

El respeto de mantener algo que forma parte de la esfera privada en la intimidad, por mucho que lo estemos presenciando en vivo y en directo.

Porque somos conscientes de que es algo que no nos pertenece airear (independientemente de donde lo veamos).

No hay mejor ejemplo de lo mucho que nos queda de ser conscientes de esto -de aprender, en definitiva- que lo que ha sucedido en la discoteca Waka de Sabadell.

Las imágenes de una chica menor de edad practicando sexo oral han sido el último contenido viral ‘gracias’ a las múltiples cuentas que usaban Twitter como patio de vecinos volviendo a subir una y otra vez la escena.

Si es una discoteca que permite el acceso a quienes tienen menos de 18 años en su versión light, y que por tanto no sirve alcohol, nos hace levantar las sospechas de por qué ella ni era consciente en el momento ni se acuerda de nada.

Que después de pedir una consumición sin alcohol se encontrara mal y, al día siguiente no recordara lo sucedido hasta que sus amigas le pusieron al día, es el clásico patrón de quien ha sido víctima de sumisión química.

Si a eso le sumamos que esta discoteca colecciona 50 denuncias, entre los que se encuentran 3 casos de violación, la matemática es muy sencilla: es un sitio que da vía libre a los agresores y explica por qué nadie fue a ayudarla ni se puso en marcha ningún protocolo de actuación.

O, como alguien ha preguntado irónicamente en su perfil de Instagram debajo del flyer de una de sus fiestas «¿La entrada incluye mamada

Olvídate de los pinchazos, el truco de la copa con calmantes y sedantes -que producen automatismo y amnesia- es al que deberíamos seguir poniendo el foco.

Sobre todo cuando pasa en un lugar que supuestamente debería hacerse responsable de una clientela que es menor de edad y por tanto se encuentra más expuesta.

Y más todavía si se difunden las imágenes grabadas en su local que muestran una agresión sexual (porque hermana, yo sí te creo).

Salir de fiesta con la tranquilidad de que estamos seguras es solo posible si las discotecas se comprometen con lo que sucede entre sus paredes, pero también por encontrar apoyo en su staff si pasa algo.

Una noche con las amigas no debería venir acompañada de los mensajes de cuidado antes de salir por la puerta hacia nosotras, sino de la concienciación hacia ellos de que no se debe usar sustancias psicotrópicas para alterar la voluntad de nadie.

Pero también el mensaje de que no grabemos y colguemos en internet algo de lo que no hemos recibido el consentimiento de las personas que aparecen.

Porque si puede dañar tu imagen que hables de Cristiano Ronaldo, imagínate que aparezcas teniendo sexo en público.

Que veas un acto sexual (del tipo que sea, está mal hacerlo si es forzado, pero también si es un acto consentido) y solo pienses en grabarlo y compartirlo, te convierte en parte del problema.

Quizás se debe a que, para los chicos millennials y de la Generación Z, el porno es el pan de cada día.

Lo que significa que están acostumbrados a ver a las mujeres practicando sexo en cualquier lugar y, con la distancia de la pantalla y su sensación de seguridad por ser un dispositivo electrónico, se permiten colgarlo, retuitearlo y compartirlo hasta el infinito.

Sin plantearse realmente que es algo que no está bien porque, a fin de cuentas, está acostumbrado a ver ese tipo de vídeos que también parecen robados.

Con la diferencia de que subir este sí puede tener represalias.

Y, para terminar, nos queda evolucionar en la opinión pública. Esa que ha tildado -para variar- de culpable a la menor de 16 años con «si no se hubiera puesto a mamársela, no habría ningún vídeo» o «no entiendo por qué tanta gente defendiendo a una guarra».

Hablando única y exclusivamente de ella, que además, repito es menor, mientras que de la otra mitad involucrada, un chico mayor de edad, no se comenta nada.

Quizás es porque se sigue viendo con buenos ojos que practicar sexo en público es para él una demostración de virilidad y para ella algo de lo que sentirse culpable.

Y nada más lejos.

Quiero recordar que sexo es sexo. Que el deseo es algo con lo que contamos todos, pero lo realmente vergonzoso es que aún pasando una noche con una sumisión química de por medio, un contacto sexual no deseado y una filtración de imágenes no consentida, se nos tache de golfas.

Porque eso es, nada más y nada menos, la enésima prueba del machismo que aún arrastramos como sociedad.

La cara de vergüenza se le debería caer a los dueños de la discoteca, a quien echara lo que fuera en la copa de una desconocida, a quien grabó el vídeo, a todos y cada uno de los que lo han compartido y a quienes hacen esos comentarios.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

No es a tu amiga a quien tienes que prevenir de los pinchazos de droga

El sábado salí a bailar. Pedimos agua y la vaciamos del tirón.

Así que el miedo de que nos echen algo en la copa parece casi de los 80, cuando mi madre me decía que tapaba su vaso con una servilleta.

«Tía, ¿te has enterado de lo de los pinchazos?», me pregunta mi amiga.

mujer discoteca

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Y procede a explicarme cómo una tendencia de drogar vía intravenosa -mediante una inyección-, para luego violar a la víctima, se ha empezado a propagar en España.

«Ha pasado en los San Fermines», me dice hablando de este nuevo sistema mucho más rápido -entra de inmediato al torrente sanguíneo- y anula por completo la voluntad.

Protegerse ante eso ya no es tan fácil como ponerle un trozo de papel por encima a una copa, hablamos de empezar a salir de casa con una armadura para evitar el aguijonazo.

O no salir, directamente, si no tenemos a mano la opción estilística medieval.

No le doy más vueltas. Río y bailo con ella. Nos lo pasamos como adolescentes y volvemos a casa sana y salvas. La noche ha sido nuestra.

Al día siguiente una famosa cuenta de Instagram habla de que la noche anterior, en un local de Barcelona, dos chicas han sido pinchadas.

Cuentan su experiencia, los síntomas a los que se debe prestar atención. Tuvieron la suerte de actuar rápido y nadie se aprovechó de su situación.

La misma historia me la pasa una amiga de Barcelona por Whatsapp, nos pide ir con cuidado.

El fin de semana que viene tengo una despedida de soltera en esa ciudad y pienso en lo mucho que me fastidia tener que ir como un perro guardián.

Vigilando que mi rebaño de amigas se mantenga junto en todo momento, atenta a cualquier señal de que algo raro está pasando.

Pienso en lo que va a ser tener que alertarlas de todo esto.

Ponerles en antecedentes de que, si notan un pinchazo, avisen inmediatamente al resto.

Envidio el privilegio masculino de pasarlo bien de fiesta y ya.

Te puede interesar leer: Sumisión química o por qué nosotras no nos atrevemos a dejar el vaso solo

En tan solo dos días tengo la sensación de que esta nueva manera de drogar, ha sido el monotema.

Y siento un deja vu de cuando hablablan de las drogas que se inspiraban o de la burundanga. Todas usadas para lo mismo.

Ya empieza a convertirse en costumbre que el hit del verano venga acompañado de la sustancia de turno para conseguir forzarnos.

Lo peor es que el mensaje es el mismo, hacia nosotras.

Pidiéndonos que sepamos como actuar, recomendándonos ir a un centro de salud por si es una aguja reutilizada (ahora además de ser drogada, de regalo te puedes llevar el VIH).

Los mensajes concienciadores hacia los agresores ni están ni se les espera.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Mara Mariño (@meetingmara)

No he visto una sola historia ni sé de ningún amigo que haya recibido el mensaje de «No pinches a nadie para forzarla. No está bien. No lo hagas».

Y me encantaría que no solo se viralizaran las reflexiones de que somos las víctimas las que tenemos que andar con mil ojos.

Ojalá el mismo volumen de mensajes previsores para nosotras lo fueran de mensajes disuasorios para ellos.

Así que ahora te hablo a ti, lector, que tienes una posición de privilegio. Que te escuchan y te toman en serio, que no van a llamarte «dramática» ni «exagerada».

No quiero entrar en la reflexión de que, una de esas mujeres pinchadas, puede ser tu prima, tu novia, tu hermana…

Porque aunque no haya parentesco o lazo de ningún tipo, no necesitan formar parte de tu entorno para que merezcan ser tratadas como el resto de personas.

Te propongo que pruebes a cambiar el enfoque ahora que ves todo esto que está pasando.

Y que en vez de alertar a tus amigas, hables con los hombres de tus círculos.

Diles que den la voz de alarma a su vez o avisa de que condenas esto, ponlo de vuelta y media, critícalo con todas tus fuerzas.

Usa tu voz y tu espacio para condenarlo, que esta sea tu manera de luchar para que no nos lo sigan haciendo.

Porque puede que no conozcas de nada a la próxima chica que vaya a ser pinchada, pero recuerda que la mayoría de tus amigos son hombres heterosexuales, que es lo que tienen en común con los agresores que buscan anular la voluntad al suministrar esta droga.

Con un poco de suerte, hacer las cosas distintas -por una vez- puede llevarnos a un resultado diferente y no al de siempre.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Sumisión química o por qué nosotras no nos atrevemos a dejar el vaso solo

Hace unos días quedé con un hombre. Un plan de tarde a las 18h en una cafetería cualquiera de Madrid.

La conversación fue agradable, el rato tranquilo y mi vejiga, insistente. Cada dos por tres las señales de alarma de que necesitaba vaciarse estaban ahí, avisando.

Pero aguanté por una simple y llana razón: no me iba a levantar hasta terminar el vaso con mi bebida.

bar cita pareja

PEXELS

Y lo cierto es que cuando llegué a casa después de que no pasara nada, me sentí hasta un poco tonta por tomarme todo tan a la tremenda.

Por ver el peligro en todas partes.

Me encantaría decir que peco de exagerada, que no hay nada de qué preocuparse, pero no es así.

Y para llegar a esa conclusión no necesito dar con esa amiga -que todas tenemos- que o bien sabe a ciencia cierta que le ha pasado o bien sospecha de aquella noche que recuerda borrosa (cuando no bebió prácticamente nada).

Basta con irme a los datos de sumisión química que publicó hace unos meses el Ministerio de Justicia sobre el estudio del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF).

En casi un 24% de las agresiones sexuales a mujeres, la víctima dio positivo en sustancias como drogas o alcohol.

Si, como yo, eres de ir con la copa tapada con la mano en la discoteca o de apurar hasta la última gota antes de perder de vista tu consumición, no es solo con desconocidos con quien deberías tener cuidado.

Y es que precisamente en muchos casos es la relación previa, la amistad o el compañerismo que pueden hacer que bajemos la guardia.

Pero, ¿es este el enfoque que se le debe dar al problema? ¿Estar en constante alerta para no ser las siguientes? ¿No fiarnos de nadie?

Hemos reivindicado en cada 8 de marzo que «solas y borrachas queremos llegar a casa», defendiendo que podamos salir de fiesta, sin miedo a que nos pase algo por si nos tomamos una copa con las amigas.

Y se han hecho oídos sordos, porque cuando buscas este tipo de agresiones, lo primero que te enseñan es una lista de prevenciones entre las que se incluyen «No abuses de las bebidas alcohólicas», «No consumas drogas», «No pierdas de vista lo que bebes o comes», «En un bar, pub o discoteca nunca dejes sin supervisión tu copa» y «Procura mantenerte junto a tus amigos cuando sales por la noche».

Porque una vez más es la víctima la que tiene la culpa de haberse despistado y que la agredan.

Una lógica que sigue la línea de “si no quieres que te violen, no salgas con minifalda, ponte pantalones”, “evita calles oscuras y solitarias”o “vuelve de día”,

Lo de enseñarles a ellos a no ponernos nada en la bebida y aprovecharse de nosotras en un estado de inconsciencia, brilla por su ausencia.

Así que nada, sigue aguantando el pis, amiga.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Burundanga, la droga sexual de los presuntos violadores de San Fermín

Querid@s,

Repasemos los últimos acontecimientos. El abuso de los cinco sevillanos detenidos por la violación múltiple en San Fermín no era el primero cometido por esta panda de degenerados que comentaban orgullosos el ultraje como si de una hazaña se tratase:

-Buenos días

-Follándonos a una entre los 5

-Jajaja

-Todo lo que cuente es poco

-Puta pasada de viaje

-Hay vídeo

La policía sospechaba que estos bárbaros habían actuado de forma similar en otras ocasiones, y así se ha confirmado. Cuatro de los cinco acusados abusaron sexualmente el pasado mes mayo de otra joven de 21 años en la provincia de Córdoba.  Por si fuera poco la barbarie, grabaron los tocamientos con el móvil de uno de ellos, un guardia civil destinado en la zona, y compartieron el vídeo en el chat de WhatsApp llamado Peligro en el que figuraban, además del cafre de Prenda y sus colegas, otros 16 ¿cómplices?

Los cinco presuntos violadores de San Fermín

Los cinco presuntos violadores de San Fermín

La víctima se despertó completamente desnuda en el coche con el mono y las medias rotas, y sin acordarse de nada. Se vistió y se sentó en el asiento del copiloto, cuando uno de ellos le dijo que se la chupara. Con un par. Según el juez, ella dijo que no y la golpearon una vez en el brazo y dos veces en la cara para después empujarla fuera del coche e insultarla. Seguro que encima la llamarían puta, los muy… Fue abandonada a golpes en un descampado como si fuera una muñeca de trapo. La víctima acudió a la policía municipal tras los hechos, pero no la creyeron. No sé por qué me sigue sorprendiendo. Seguro que se pensarían que era una fresca que estaría resentida por algo. Además de violarla,  un detrás de otro, los cuatro se mofaron de ella y uno de ellos hasta celebró que le diesen «burundanga».

¿Qué es la Burundanga?

El término popular “burundanga” tiene origen afrocubano y significa brebaje, sustancia usada para controlar a una persona y transformarla en víctima con el fin de someterla y cometer ilícitos. El nombre burundanga se usa frecuentemente para designar a la escopolamina, un alcaloide tropánico que se encuentra como metabolito secundario de plantas en la familia de las solanáceas.

Esta droga sexual es una sustancia de sumisión química que se emplea de forma singular en agresiones sexuales, ya que anula la voluntad de la víctima y provoca en ella confusión y amnesia posterior. Los restos de esta droga desaparecen muy rápido de la sangre, por lo que su uso es muy complicado de demostrar en un juicio. Además, a muchas víctimas les aterra denunciar para evitar la segunda victimización, esa  angustiosa situación que supone revivir la agresión o los abusos sexuales. ¿Qué sabremos los que no hemos pasado por tal tortura?

Peligro y Manada

Estos «presuntos» violadores, no quiero líos, ¿en qué momento se creen que las mujeres somos un agujero, un trozo de carne que ni siente ni padece, y al que se puede drogar para después manosear, magrear y hacerle cuanto se les antojeEl chat de WhatsApp llamado ‘Peligro’ en el que figuraban, además del cafre de Prenda y sus colegas, otros 16 cómplices, puede herir sensibilidades. Prenda y sus cuatro secuaces no deben de tener muchas luces ya que whatsappearon tras -incluso durante- el abuso sexual de Pozoblanco, convirtiendo toda la conversación en una concatenación de frases vergonzosas y contenido muy alarmantes. Entre otras lindeces dicen: «Madre mía que le echasteis a la chavala burundanga. K bueno (sic)».

La conversación comienza cerca de las 8 de la mañana del 1 de mayo con vídeo incluido por parte del cabecilla de la manada, José Ángel Prenda Martínez. Y a falta de uno, dos chats; el segundo, Manada, donde la joya del Prenda se atreve con esta frase que a mí me produce terror y unas incontrolables ganas de llorar: «Es otro caso marta del castillo niño jajaja«. Vean.

Extracto de los mensajes publicado por Diario de Noticias.

Mensajes publicado por Diario de Noticias.

Artículo 181 del Código Penal

Estos que parecen niños de bien son de la peor calaña. De nuevo estamos ante un caso de abuso sexual perpetrado no por uno sino por cinco machitos cabríos, la mayoría de ellos miembros de alguna de nuestras Fuerzas de Seguridad del Estado, esos cuerpos que supuestamente se erigen en ángeles custodios de nuestra defensa. Pero igual a estos innombrables se les ha olvidado lo que reza el Código Penal sobre drogar a alguien en contra de su voluntad y violarle sin vergüenza ni piedad, y en este caso por cuadruplicado.

Según el artículo 181 del Código Penal, «el que, sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento, realizare actos que atenten contra la libertad o indemnidad sexual de otra persona, será castigado, como responsable de abuso sexual, con la pena de prisión de uno a tres años o multa de dieciocho a veinticuatro meses. Se consideran abusos sexuales no consentidos los que se ejecuten sobre personas que se hallen privadas de sentido o se anule su voluntad mediante el uso de drogas.» Seguro que ya tendrán tiempo para estudiárselo de cabo a rabo mientras pasan agradables veladas en la cárcel, donde me da a mí que no se reirán tanto como en Peligro.

¿Este tampoco es un caso de violencia machista? Para mí lo es de todas todas, además de una barbarie cometida por almas tenebrosas que aprovecharon su superioridad numérica y física para abusar de chicas jóvenes. A las jóvenes víctimas nada les va a devolver lo que esos réprobos les han arrebatado, pero al menos verles entre rejas podrá calmar algo su rabia. Y la nuestra. No dejo de pensar en lo mucho que se reían todos ellos en un chat y otro. Aviso querid@s, el que ríe el último ríe mejor.

Que follen mucho y mejor.