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¿Qué protección deberíais usar si invitáis a una tercera persona a la cama?

Fruto de muchas conversaciones en el sofá, la idea de abrir la pareja para acoger por una vez (o las que sean) a alguien ajeno a la relación, es algo cada vez más habitual.

Pero llevados por la emoción del momento o la novedad, se nos puede olvidar que debe hacerse el check a una serie de medidas de protección sexual.

trío

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La que es «una de las fantasías más comunes entre la población», como me comenta Erea Devesa, sexóloga colaboradora de Durex, nos lleva a tener tan presente como el placer, el bienestar.

Empezando por no perder de vista que, a quien hayamos invitado, es una persona -y no un objeto con el que hacer lo que nos dé la gana-, pasando porque cada participante con el que compartamos intimidad merece los mismos cuidados independientemente de los vínculos afectivos.

Y cuidar no es solo ofrecer una infusión o algo de picoteo cuando entra por la puerta o al terminar, que después de una buena sesión de sexo siempre se agradece, también preocuparse por su salud mental y física.

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La experta recomienda empezar por hablar: «lo principal en estos casos es dejar las cosas claras desde el principio, cuáles son los límites y las condiciones. Está claro que, si uno quiere y el otro no, o se llega a un punto medio de acuerdo que satisfaga a las dos partes o sino esa relación no tiene demasiado sentido».

«Lo fundamental en cualquier tipo de relación es la confianza, el respeto y la sinceridad», resume. Sí, eso incluye el trío que quieres hacer, aunque vaya a ser una única ocasión en tu vida, da igual.

Más allá del aspecto emocional, proteger la salud íntima pasa por los métodos de protección. «Siempre usar preservativo, ya que es el método de protección ante ITS y embarazos no deseados más seguro», explica la sexóloga en cuanto a penetración y sexo oral se refiere.

«Las barreras de látex, que también se pueden fabricar a partir de un preservativo, nos protegen si vamos a realizar sexo oral a una persona con vulva».

Cuando hablamos de prácticas de riesgo no cuenta solo el contacto entre mucosas sin nada de por medio, también del uso de juguetes en caso de que vayan a aparecer en algún momento.

«Si vamos a compartir juguetes también se deben proteger, ya que son vías potenciales de contagio«, comenta Erea. Es decir, que si el material no te permite esterilizarlos por completo, puedes tirar de preservativos y listo.

Hago tanto hincapié con esto porque, según datos del Barómetro Juvenil de 2021 y del Ministerio de Sanidad, solo 1 de cada 4 representantes de la Generación Z utiliza preservativo, lo que ha llevado a un repunte de infecciones de transmisión sexual.

Aftercare en forma de conversación

El sondeo durante el encuentro es de gran ayuda, tanto para comprobar que todo está bien colocado, como para tomarle el pulso a los participantes y asegurarse de que todo el mundo está disfrutando y sintiéndose a sus anchas.

No está de más, aunque esto ya es cosa mía, tener una charlita posterior para comprobar cómo se ha vivido la experiencia, ya que, por desgracia, «la sociedad nos ha educado de una manera y a veces se sobreentiende que solamente se puede pensar en la pareja».

Esta reflexión de la sexóloga refleja a la perfección que, después de esta experiencia nueva, hay quien puede sentir las emociones a flor de piel.

Pero, como ella recuerda, «fantasear con otras personas es algo perfectamente normal y no es indicativo de crisis ni de que nos esté dejando de gustar nuestra pareja. Es habitual fijarse en otras personas y a veces también nos puede ayudar a encender la pasión con nuestra pareja. Pero como siempre todo depende del caso».

Lo importante es apuntarse a la vivencia con pleno consentimiento y deseo, cuidando a los participantes y teniendo claro que, si se cambia de idea, siempre está la opción de parar en cualquier momento.

Mara Mariño

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Casi la mitad de nosotras nos hemos sentido presionadas para no usar condón

No hay nada, repito, nada que te haga sentir peor que estar en plena faena, cuando ya solo quieres dejar de hablar y pasar a la acción sacando «tu estilo de tigresa de Bengala», como diría Alberto Gambino, que no quiera ponerse el condón.

Además, la lista de excusas es siempre directamente proporcional a las ganas que tenga de hacerlo sin protección.

mujer presionada pareja

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La más clásica es la de «Es que me aprieta y se me baja la erección», pero también tenemos «Tranquila, si estoy limpio» o «Me acostumbré haciéndolo así con mi ex».

Aunque no faltan tampoco «Solo un rato y acabo fuera», «Quiero sentirte»  o que es «alérgico al látex» (los venden sin látex, ¿eh?).

Pero cuando las escuchas, es porque ya ha salido de ti el pedir, o comentar, que igual era el momento de, antes de seguir con el curso natural de las cosas, hacer la parada de rigor en boxes para activar el método de protección.

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Por lo que recibir cualquiera de esas respuestas, que no son otra cosa que la búsqueda de hacer cambiar de idea a quien ha lanzado la pregunta, te incomoda y te hace sentir presionada a cambiar tu parecer, a hacer la vista gorda, a dejarlo pasar esta vez.

Y no es algo excepcional o raro que te pueda pasar. Según el estudio de la tienda erótica Diversual.com sobre Hábitos Sexuales, casi la mitad de las mujeres (el 46% en concreto) nos hemos sentido presionadas a no usarlo.

Ellos también, sí, pero apenas llega a un 14%.

«¿Es que no te fías de mí?»

Así que no quiero escribir sobre cómo reaccionar si en algún momento te encuentras en una situación del estilo.

Pero sí del viaje que solemos hacer ese 46% de las que tenemos enfrente a un acompañante que se resiste a una petición que nos parece lógica y prudente.

Se nos entremezcla todo, un deseo que tenemos que apagar para pensar con lucidez -y no dejarnos llevar por la impulsividad de la pasión del momento-, que viene seguido de la culpabilidad que arrastramos como mujeres.

Esa que salta a la primera de cambio porque nuestra educación ha sido la de ser amables, empáticas, la de no hacer daño o que el otro no se sienta mal.

Lo que quiero es recordar que nosotras no tenemos que gestionar nada, poner un límite a una práctica es algo que siempre se debe respetar.

Porque, de no hacerlo, es como forzar a hacer algo que no se desea.

Mires el sexo como lo mires, románticamente o no, es una forma de intimidad, de sentirse cerca de la otra persona.

Es un acto de placer, pero también de confianza porque te desnudas literalmente. Y es un acto compartido en el que la salud es siempre va a ir por delante un ego herido.

El placer no es más importante que respetar los límites marcados.

Mara Mariño

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‘El 80% de los hombres no sabe cuál es su talla de preservativo’

La educación sexual de hace 15 años, respecto a la que tenemos ahora, no ha cambiado mucho, nos explican profesionales del sector en la mesa redonda Talk’n’Sex organizada por Durex este jueves.

Un encuentro en el que revelan que en todo ese tiempo, la pregunta que más reciben sobre los preservativos es la misma: «¿Cómo saber cuál es mi talla?».

pareja hombres

DÚREX

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Y esta es una información vital, ya que, como recuerdan, las primeras experiencias van a condicionar nuestra vida sexual de una manera que no imaginamos.

Si la relación que hay con los métodos de barrera es de frustración, agobio o desconocimiento a la hora de usarlo, ¿cómo esperar que el uso del preservativo no disminuya como está sucediendo en la franja de edad de entre 18 y 24 años?

Como Andreína Quiñones, Senior Brand Manager de Durex, comenta: «El 80% de los hombres no sabe cuál es su talla o que existen diferentes tallas de preservativos».

Sería ideal que, como nosotras al llegar a la adolescencia, escoger talla de sujetador fuera tan fácil como medirse el contorno, buscar esas medidas en la etiqueta y probar encima de la ropa diferentes copas, para ver si somos A, B o C.

Por el tipo de producto que son los preservativos, de esta manera no puede hacerse (sería raro llegar a la farmacia y empezar a probarlos a ver cuál es el que más cómodo resulta).

Pero quizás un primer paso sería popularizar medir la circunferencia del pene -una vez está en erección- para dar con la talla, en vez de hablar de diferentes tamaños como ‘regular’ o ‘grande’ en abstracto.

Para José Alberto Medina, sexólogo que he entrevistado en otras ocasiones aquí y otro de los invitados a la mesa redonda -ya que es uno de los divulgadores en el perfil de TikTok de la marca de preservativos-, esta solución sería una manera más de naturalizar la sexualidad.

«Medirse la copa no ha tenido el matiz sexual que sí tiene medir el pene», comenta en lo relativo a los mitos o bromas que rodean la longitud, dato que aún hay quienes relacionan erróneamente con el placer.

La solución, según el experto, podría pasar por normalizar «la diversidad en cuanto a los diferentes tamaños de los genitales, que medirlo no sea visto como potencial erótico, sino la medida a tener en cuenta a la hora de escoger tamaño».

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Para Francisca Molinero, presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), «el preservativo se debería utilizar en las primeras experiencias en solitario para coger confianza».

La profesional explica que es clave «perderle el miedo para que no resulte un problema a la hora de utilizarlo con otra persona».

Facilitar las cosas y ponerle fin a todas esas dudas sería de lo que se ha encargado Durex con el lanzamiento de su Fitlab: una caja de tres tamaños de preservativos -con indicaciones de cómo deben usarse-, para averiguar la talla correcta y dar con el producto ideal.

El original sistema, que ya estaría a la venta, sería el primer ‘probador íntimo’ masculino.

La conclusión final de los tres expertos es que, lo que resulta indiscutible, es el uso de métodos de barrera, porque, como apunta José Alberto Medina al final del encuentro: «las ITS no entienden de colectivos, sino de prácticas de riesgo».

Mara Mariño

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No es que el preservativo te apriete, sino que te genera ansiedad

No sé cuántas veces he oído la frase de «Es que el preservativo me aprieta». En serio, no lo sé porque rara han sido las ocasiones en que no la he escuchado.

Y voy a ser muy sincera. Los chicos que me lo decían no tenían una tercera pierna, sino más bien tirando a la media.

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Sin embargo, ahí estaba la excusa, lista para ser esgrimida en cuanto preguntaba «¿Tienes condones?».

Aunque también está el otro gran motivo: «Me quita sensibilidad». La conclusión es que, sea por la razón que sea, lo que no quiere es ponérselo.

El riesgo de pillar una ETS o exponerse a un embarazo no deseado no parecen razones con bastante peso como para aguantar lo que pueda resultar una molestia.

Pero, ¿es tan terrible el preservativo o igual es que hay otra razón por la que resistirse a llevarlo?

Porque, si algo suele ir ligado a utilizarlo, es que muchas veces, la erección se resiente.

Antes de que las palabras «disfunción eréctil» empiecen a iluminarse en tu cabeza, como si fueran un letrero luminoso, te diré que no van por ahí los tiros.

Lo que puede suceder es una perdida de erección transitoria y esporádica. Y sí, puede tener relación con la ansiedad que genera la idea de ponérselo.

Mientras que la erección es la respuesta fisiológica que tiene el cuerpo ante el deseo sexual, pensar en las expectativas puede dar lugar a que los pensamientos intrusivos se lleven la erección por delante.

Por un lado, el nivel de exigencia y, por otro, el miedo a ‘no dar la talla’. Esa actitud negativa hacia el preservativo, que se disfraza de «me aprieta» o «me quita sensibilidad» sale de ahí.

Durante la interrupción se anticipa que puede haber una dificultad y se cree que se bajará.

Siendo el cerebro el mayor órgano sexual, si se piensa eso, es probable que termine pasando. De ahí que el miedo al condón no sea tanto que apriete o que cambie la percepción, sino lo que implica.

Esto es algo que también explica José Alberto Medina Martín, psicólogo y sexólogo (@sex_steem en Instagram).

«Creo que también es por el tema de tengo una erección y hay que aprovecharla, que nunca se sabe cuándo la voy a volver a tener. Entonces el paso de ponerse el preservativo es como tiempo perdido que les hace tomar consciencia de la preocupación que tienen», explica.

«Si no tienen que ponerse preservativo, es mucho más rápido, no hay un paso previo, es lineal. Pero cuando hay pasos previos por protección, tomas más consciencia de esa creencia o el estrés que tienes y es incompatible con la respuesta sexual», afirma el psicólogo.

«Sentir que el condón aprieta o quita sensibilidad, es mentalización, una creencia errónea. No es tanto la sensibilidad física, sino la que pueda propiciar el propio cerebro en cuanto al erotismo que se tenga».

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Para contrarrestarlo, las alternativas van al gusto de cada uno. Se puede comentar que eso sucede de manera sincera a la otra persona con un «oye, esto me tensa e igual se me baja un poco».

No hay que callárselo, si se dice a la pareja, seguramente se ponga, literalmente, manos a la obra para recuperar la erección si eso pasa.

También se puede erotizar el momento de ponerlo, la ocasión perfecta para dedicarle un rato a las caricias. Es algo que también recomienda José Alberto: «No es la erótica del látex, pero sí un voy a disfrutarlo, me gusta, recordar que es una barrera fina…».

Pero, sobre todo, de recordarte que la penetración no lo es todo ni el fin del mundo. Es más, hay muchas prácticas muy placenteras con las que se puede disfrutar tanto o más.

Mara Mariño

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Estos condones sin látex son como no llevar nada (y lo he comprobado de primera mano)

Al considerarme bastante contraria a los métodos anticonceptivos hormonales, durante toda mi vida sexual he ido acompañada de los fieles condones.

Más de una década teniendo sexo y nunca me han decepcionado.

Sin embargo admito que no todo son ventajas. Lo de tener que comprobar que esté bien puesto, el miedo de que no se rompa o el momento de «deja deja, ya voy yo a buscarlo», son las pocas pegas que les pondría.

UNSPLASH

No fue hasta que me llegó la recomendación de una amiga que descubrí que había otras opciones dentro del mundo de los condones (y no me refiero a los de sabores).

«Tienes que probar los que no llevan látex, son una pasada. Como no llevar nada«.

Así que los probé y tanto mi pareja como yo decidimos que eran mucho mejores que los que estábamos usando, de marcas convencionales.

No solo resultaban más cómodos, sino que al tacto eran más similares a la piel que al plástico, que es a lo que suelen recordar los preservativos más populares.

Pero, ¿por qué mis relaciones se sentían tan distintas si al final eran solo condones? ¿Tanto puede cambiar la experiencia el material del que están hechos?

Giorgia Moscatelli, representante de SKYN, la firma de condones sin látex, me confirma que lo revolucionario de sus condones «es el poliisopreno, que hace que sean más suaves y den una sensación más natural».

Como es mi caso, no es imprescindible tener alergia al látex para disfrutarlos: «Como mejoran las sensaciones, son perfectos para quienes quieran sentir todo«, afirma la portavoz.

«Su resistencia ante cualquier roto hacen que sean más estirables y resistentes«, así que olvídate de lo de comprobar cada poco tiempo que está bien puesto e intacto.

Otro punto a favor es que no huelen ni saben como los convencionales, el olor es diferente, pero en cualquier caso «más discreto», dice Giorgia Moscatelli.

Yendo a algo que no podemos pasar por alto cuando se trata de comprar, es el precio. ¿Son más caros los que no llevan látex de los convencionales?

En el caso de los que produce SKYN sí hay una pequeña diferencia a la hora de hacerse con ellos.

Pero también es cierto que no es nada descabellado y, como reciente usuaria, sí que creo que merece la pena tanto por la seguridad de que no van a romperse, como por la textura.

Y ya que están empezando a llegar al mercado español, se pueden encontrar en Carrefour, comprar por Glovo o incluso por Amazon.

«Nuestro objetivo no es solo llegar a las personas que usan condones, también a quienes optan por otros métodos anticonceptivos que descartan los condones por la falta de sensibilidad. Los de SKYN son el equilibrio perfecto entre seguridad y sensaciones«, dice Giorgia.

A la hora de utilizarlos, debemos tener las mismas precauciones que ya conocemos. Según la representante de la firma: «extraer el condón del paquete sin arañarlo. Apretar la punta del preservativo para sacar el aire antes de colocarlo y no usar lubricantes de base oleosa ya que pueden dañar el material».

Aquellos que sean de base acuosa o silicona, en cambio, funcionarán a las mil maravillas. Y para conservarlos, nada como guardarlos lejos de la luz del sol sin que pasen por temperaturas más extremas.

Bien cuidados, pueden aguantar entre tres y cinco años (pero van a gustarte tanto que seguro que los acabas usando antes).

Duquesa Doslabios.

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Condones de sabores: ¿sirven solo para practicar sexo oral?

Una de mis amigas no deja que su novio le practique sexo oral por considerar que el olor de su flujo era demasiado fuerte (según ella).

Y aunque yo le dejé claro que estaba segura de que su entrepierna olía a lo que tenía que oler, es algo que no ha conseguido superar.

Personalmente, soy partidaria de que aceptemos y disfrutemos del cuerpo tal cual. Pero bien para casos como el de mi amiga o por añadirle variedad a nuestra vida íntima, existen alternativas.

UNSPLASH

El lubricante de sabores -si lo pruebas con base de agua no solo resulta menos pegajoso, sino que encima lo puedes utilizar para tener sexo anal- es uno de los más populares.

Otra opción son los condones de sabores, que van desde las frutas a la menta o incluso algunos pasando por el chocolate.

Con el objetivo de hacer de una relación una experiencia a medio camino entre el placer físico y el gastronómico, solo queda una duda por resolver.

¿Después de chuparlo y rechuparlo, se puede usar para algo más o es solo para el sexo oral?

Depende de cada marca. Mientras que hay algunas cuyos condones de sabores se pueden utilizar para todo tipo de prácticas, otras recomiendan cambiarlo por uno nuevo.

La excepción a la norma serían aquellos preservativos que incluyen sustancias que retrasan la eyaculación y pueden llegar a adormecer la boca.

También en la lista negra de condones que es mejor no pasar por la boca son aquellos con efecto calor, ya que el lubricante termogénico puede llegar a ser molesto en una zona tan sensible.

Los demás lubricantes con sabor son seguros tanto si se ingieren como si entran en contacto con la mucosa de la vagina o del ano siempre y cuando no contengan azúcares, que es lo que puede provocar infecciones.

Y por último, nada de pegarle un bocado al preservativo ya que están hechos a base de látex o de caucho natural.

Ante la duda, tómate un minuto para leer con atención la caja. Mejor eso que estar unos días más tarde con hongos por no haberle echado un vistazo a las recomendaciones.

Duquesa Doslabios.

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