Entradas etiquetadas como ‘ruptura’

La razón por la que rompen más parejas después de las fiestas

No es casualidad que el día más triste del año coincida con una de las épocas en las que más relaciones de pareja ponen fin a su historia de amor.

Sí, pasado el ajetreo de las fiestas navideñas, hay quienes empiezan el año reestrenando soltería.

pareja ruptura

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Que poco antes de que dé comienzo el verano, las rupturas florezcan como los festivales, no nos sorprende.

Es la época del año de hacer un sinfín de planes, de apuntarse a viajes, de conocer a gente nueva

En definitiva, de disfrutar sin querer que nada o nadie te empañe esos meses que parecemos querer exprimir hasta el último minuto.

Pero, ¿qué explica que se dé una crisis relacional a estas alturas, en plena temporada de quedarse en casa acurrucándose bajo una manta?

Con el final de año, plantearse si realmente se es feliz con la persona que se tiene al lado, es una reflexión que se nos pasa por la cabeza, de la misma manera que nos cuestionamos el trabajo o si hemos ido, o no, lo suficientemente al gimnasio.

Te puede interesar leer: Por estas razones deberías llamar a tu ex por su nombre

En plena fiebre de propósitos, caer en que se puede estar mejor en soltería (que no en soledad) no es tan raro.

La explicación de que suceda justo cuando las fiestas han terminado responde, sobre todo en España, a que es un periodo en el que lo frecuente es reunirse con toda la familia cada pocos días.

Y, cualquier familia media española, aprovecha estas ocasiones para sacar la batería de preguntas del tipo «¿Os vais a casar?» o «¿Para cuándo los hijos?».

De ahí que se pueda preferir esperar a que la temporada de celebraciones llegue a su fin bien para evitar tener que dar explicaciones o indagar en los motivos de la ruptura, empañando la alegría de esos días.

Pero también porque, si es una relación larga, puede que entre esos compromisos familiares esté pasar tiempo con los parientes de la otra persona y no se quiera fallar a la palabra.

Aunque lo ideal no es poner tu vida en pausa por algo ajeno a ti, como las navidades, en este caso; creo que también es señal de asertividad esperar a una ocasión más propicia para poner el tema sobre la mesa cuando se tiene claro.

Esperar a que tu pareja termine los exámenes, haya acabado con ese proyecto del trabajo o incluso su familiar haya sido de alta por un ingreso inesperado significa que te preocupas porque esté en un estado emocional más tranquilo.

Lo que hay que evitar es ir con argumentos poco concisos («Es que no sé si alguna vez me he enamorado de ti») y comunicar tus sentimientos una vez estén confirmados, y hayas tomado la decisión de que lo que realmente quieres es ponerle fin.

No marear ni confundir es también responsabilidad afectiva.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Rosalía, Ariana Grande, Sofía Vergara… ¿Por qué nos entra miedo cuando rompen las famosas?

Ni el tema de los extraterrestres ha conseguido competir contra las rupturas sentimentales del mes de julio.

«Ya no sé si creer en el amor», «No lo acepto» o «Engañaron a Rosalía, qué nos espera a las simples mortales» son algunos de los tuits que se pueden leer sobre la cantante, pero también de los divorcios de Ariana Grande y Sofía Vergara.

mujer triste

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

No las conocemos personalmente, pero el fin de sus historias de amor nos afectan como si nos hubieran pasado a nosotras. Pero, ¿por qué?

Hace unos años, esta cercanía con las estrellas a las que admiramos, era impensable.

Ahora, gracias a las redes sociales, conocemos toda su vida: a dónde van de vacaciones, qué se compran, su comida favorita…

Las vemos enamorarse, dedicarse mensajes de amor a través de comentarios o fotos e incluso prometerse y casarse.

Cuando se rompen sus relaciones, pasan dos cosas que nos revolucionan a nivel emocional: por un lado la sensación de peligro de que nuestra pareja puede ser la siguiente en terminar.

Te puede interesar leer: Así cambia la relación con tu autoestima después de una ruptura

No hay nada más humano que sufrir por amor, así que cuando ves que tu ídola está pasando por una ruptura, el famoso refrán de «cuando a tu vecino veas las barbas cortar, pon las tuyas a remojar» resuena en el fondo de tu mente.

Hacen las separaciones tan cercanas, convirtiéndose en el tema de esos días en redes o en los círculos de amigas, que sientes que puede pasarle incluso a quienes veías más enamorados. Incluso a ti.

Por otro lado, aunque nuestra vida y la vida de la celebridad nuevamente soltera estén a años luz, mantenemos la manía de comparar.

«Si a ella, que es guapa, exitosa, le pasa esto, ¿cómo no va a pasarme a mí?»

En el caso de Shakira lo vimos muy claro, la cantidad de comentarios y tuits diciendo que si esto le ocurría a la colombiana, ninguna mujer estaba a salvo, promovía un ambiente de competitividad muy insano.

Sobre todo si tenemos en cuenta que mirar a esas mujeres a las que adoramos por su trabajo solo nos va a devolver el sentimiento de inferioridad, ya que no tenemos su estatus, trayectoria laboral, dinero o aspecto físico.

Y es algo de lo que deberíamos desprendernos, porque cada una es única y segundo, ninguna de esas cosas son la clave para que una relación funcione muchos años, de eso se encargan el amor, el respeto y las ganas de seguir trabajando en equipo.

Soltera no equivale a desgraciada

Los mitos del amor romántico nos empujan a creer que solo formando parte de una relación de pareja alcanzaremos la felicidad plena.

Y nos empeñamos a buscar esa infelicidad en la mirada de ellas ya estén de viaje, con familia o arrancando nuevos proyectos. «Se la veía más feliz con él», «Tiene los ojos tristes»

Estar en pareja o soltera puede ser igual de satisfactorio y es algo que tenemos que empezar a ver también en ellas.

Que no funcione una relación no significa que la vida de esa persona termine («Se acaba Edmundo, pero no se acaba el mundo», que dijo María Teresa Campos en un alarde de sabiduría).

Quizás el problema está en que desplegamos tanta empatía que sentimos que dejar de creer en el amor.

Una parte de nosotras se desencanta porque idealizamos lo que vemos en las redes de las celebridades, el derroche constante de sus demostraciones de amor, una intensidad de romanticismo sin fin.

Pero nos toca recordar que el amor no es solo que te suba a un escenario a cantarte una canción, está en pequeñas cosas como un café y un beso por la mañana, en que te prepare la comida porque vas hasta arriba o en que te mande un vídeo de gatitos porque os ve reflejados.

Y sobre todo recordar que si el amor entre dos personas se acaba, el que tienes por ti nunca va a terminar.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Hablar mal de tu ex te ayuda a pasar página?

Me he ido de compras, he jugado a videojuegos, he estado en la cama con la persiana bajada llorando mientras escuchaba en bucle Lana del Rey y me he ido a echar un billar con un chico que me gustaba.

Cuatro situaciones que tienen en común el mismo motivo: estaba en pleno proceso sentimental de pasar página.

mujer triste relación pareja

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Si cada relación es un mundo, con cada ruptura (o manera de superarla) pasa lo mismo. Sí, hasta cuando no ha llevado la etiqueta de ‘noviazgo’.

Porque todo se resume en qué hacer con esos sentimientos que tenía hacia alguien que ya no está en mi vida.

Ahora que hemos normalizado ir a terapia o buscar soluciones asertivas por nuestra cuenta, sabemos la teoría de sobra.

Estar con amigas, arroparse en la familia, pasear, moverse, mantener actividad, distraerse…

Pero, ¿y si un hábito cuestionable nos fuera de maravilla para cerrar el capítulo emocional?

Hablo de echar pestes, poner verde, de hablar mal.

Quiero reivindicar que puedas estar con alguien que te escucha, con quien puedes decir en alto todo lo que no te gustaba.

Las dificultades de la relación, los momentos complicados, lo que te hizo sentir mal, lo mucho que te dolió todo…

Los beneficios de ‘rajar’ de tu ex

Lo considero algo sano que muchas veces nos negamos por considerarlo incorrecto. «¿Qué clase de persona soy hablando mal de otra?», pensamos.

Pues una normal a la que le viene de maravilla ese ejercicio para procesar sus emociones actuales. No necesitas ser un modelo de comportamiento si el cuerpo te pide soltarlo todo en alto.

Ya llegará el momento de ser una expareja ejemplar.

Pero también te ayuda a ser consciente de las cosas viendo lo que, quizás en plena melancolía de haber terminado el vínculo con esa persona, no eras capaz de identificar.

Y, por supuesto, de relajar la tensión de la carga emocional negativa que llevabas a tus espaldas.

¿Hay alguna sensación comparable a lo bien que te sientes después de desahogarte de todo lo que te molestaba? Ni ir a un spa, no tengo pruebas pero tampoco dudas.

Antes de que te plantees si es sano hacer algo de este estilo, déjame decirte que la forma sana es la forma que te sirva para seguir adelante dejando eso archivado.

Y no se me ocurre un mejor ejemplo de quien últimamente ha hecho esto que Shakira, cuando decir las cosas en alto te ayudan a dejarlas atrás, es una razón más que convincente para probarlo, ¿no?

Aunque hay una fina línea entre hacerlo como parte de un momento de transición en el que estás digiriendo las cosas y quedarte en esa fase de manera indefinida.

Puedes identificar que se ha convertido en un problema si no hablas de otra cosa más que de la ruptura o lo mal que te hizo sentir o es lo único en que piensas.

Una buena razón para salir de ese bucle, creas o no en manifestar o en leyes de atracción, lo que tienes por seguro es que tu energía está puesta en alguien que no eres tú.

Y deberías dedicártela a ti.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Acostarte con el ex de tu amiga: ¿de verdad es una falta de respeto?

Hace una semana, una seguidora me preguntaba por Instagram (que si no me sigues aún, deberías hacerlo) que si había escrito algo sobre tener sexo con el ex de una amiga.

Supongo que no tenía muy claro hasta qué punto era correcto hacerlo y pregunté al resto de seguidores cómo veían la situación.

La gran mayoría se oponía por completo diciendo que era una falta de respeto hacia los amigos.

pareja sexo

PEXELS

«Uf, mucho lío», «Mi amiga vale más que un polvo», «No sería capaz», «Es raro», «Hay algo que se rompe», «Está feo»…

Pero, ¿en serio es tan tremendo?

En mi opinión -y desde ahora hasta que acabe el artículo, te animo a que me lleves la contraria- las personas no somos posesiones.

Es decir, tener una relación de pareja no nos convierte en una propiedad ni significa que ‘adquiramos’ a alguien.

Lo que sí podemos es compartir una serie de afectos e intimidad durante una etapa de nuestra vida, sentimientos que se deben trabajar también cuando esa historia llega a su fin pasando a otro plano.

Concebir a las personas que están pasando o han pasado por nuestra vida como ‘nuestras’ es una ilusión porque somos libres.

El sexo es un acto compartido más de disfrute que no tiene por qué ir acompañado de todo ese despliegue sentimental a la hora de tener un encuentro físico.

Que puede ser un polvo y ya está.

Te puede interesar leer: 6 consejos para que seas mejor ex

Lo que sí me parece imprescindible es saber en qué punto está la persona con la que mantenemos amistad.

¿Ha pasado página del todo o todavía siente algo? Si es algo que le va a generar dolor, se debe sopesar si es el mejor momento de hacerlo o se puede esperar.

Para llegar a toda esta información, nada como sentarse a hablar con esa persona y conocer si para ella su ex es un límite.

Y la razón del límite, en el caso de que sea afirmativa la respuesta.

Entiendo que aquí pueden entrar los celos o inseguridades, pero sigue siendo un trabajo que debe hacer la amiga o el amigo.

Porque si el malestar que le puede causar se debe a que considera que su ex pareja es intocable, no estaría de más hacerle entender que somos independientes y podemos tomar las decisiones que queramos.

Le he dado muchas vueltas al tema desde que me lanzó la pregunta.

Pensando en mi última pareja (con quien estuve casi 6 años), es guapo, simpático y cariñoso, podría entender que le resultara atractivo a una amiga y saltara la chispa entre ellos.

Si conmigo la cosa no funcionó, y ya hemos rehecho nuestras vidas, él puede hacer lo que quiera. Al igual que mi amiga.

Serían dos adultos sintiendo deseo el uno por el otro. Y yo no sería nadie para inmiscuirme entre ellos en el nombre de un amor que ya se apagó.

Me gustaría saberlo de la misma manera que me gusta saber otras aventuras de mi amiga. Pero en ningún caso sentiría que debo darle ‘permiso’ para hacerlo.

Creo firmemente que se pueden compartir momentos muy placenteros con quien menos lo esperas.

Y cerrarle la puerta porque tiene el título de ‘ex de’ es una pena.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Es el momento de terminar la relación? Aprende a identificar las señales de tu cuerpo

Cuando pensaba que 2020 iba a ser el año de más rupturas de parejas, llega 2022 y se carga todas las estadísticas.

Tengo sensaciones encontradas, en mi círculo de amigos las bodas van unas detrás de otras, pero entre los famosos y conocidos, no pinta bien la cosa.

terminar relación pareja ruptura

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Sin llegar a meterme en los motivos particulares de cada caso, creo que es muy normal, estando en una relación, que alguna vez pase por tu cabeza el «¿Es esta persona para mí?«.

De la misma manera que te planteas si hiciste bien en optar por tu carrera universitaria o si no deberías haber cambiado de trabajo cuando apareció aquel mail con una oferta de entrevista.

Por experiencia, la respuesta a esa pregunta no es algo de ese momento (a no ser que lo tengas muy claro).

Pero, ante la duda, y poniéndome un poco mística, hay que escuchar al cuerpo.

Cuando ni yo misma sabía que esa persona me estaba afectando negativamente, mi organismo me estaba lanzando señales de alarma de lo que estaba sucediendo.

Te puede interesar leer: Las señales de que tu nuevo ‘crush’ es tóxico que deberías aprender a identificar

En mi caso llevaba unos días rara, acostándome con el pulso acelerado, agobiada. No sabía la razón, pero me costaba dormir y me despertaba sobresaltada. Como si me persiguiera un tren.

La idea de vernos ya no era emocionante, me daba pereza saber que seguramente volvería a haber una discusión o que tendría que disculparme por enésima vez.

Pensar en quedar con él me hacía sentir estresada, mal.

El revoloteo constante en la boca de mi estómago no era amor ni mariposas, a eso se le llama ansiedad.

Y si se le suma que lloraba frecuentemente, no todo el rato, pero bastante más a menudo de lo normal.

En resumen, ya no estaba tan contenta como antes. Los síntomas parecían claros.

El virus era mi relación con una persona que me estaba infectando de malestar.

La prueba definitiva de que aquello no iba bien fue cuando puse fin a la historia. La tristeza estaba ahí, pero ante todo me sentía tranquila por primera vez en mucho tiempo, aliviada.

Era como si me hubieran quitado un peso enorme que me atenazaba el pecho y podía volver a respirar.

Mi consejo, si es tu caso, es que además de seguir el consejo de tu amiga, la que siempre te da los mejores consejos, también le prestes atención a tus sensaciones.

Piensa que expresan todo de lo que no eres consciente. Ellas nunca se equivocan.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Un clavo saca a otro clavo?

Me han roto el corazón. En trocitos pequeños, de los que se clavan como agujas en el pecho.

Y, llegado el momento, me planteaba si esa sensación podía desaparecer con la llegada de alguien más. Si un clavo sacaría a otro clavo.

pareja amor

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Me he dicho «Vamos a probar» y he salido al ruedo.

Me he quitado la ropa aún pensando en otra persona y he sido capaz de perderme en unos brazos que no eran los mismos que echaba de menos.

Y lo he disfrutado.

Ha sido un cambio de aires, una novedad, un placer esperado, pero luego, pasado el buen rato, ahí estaba de nuevo el recuerdo de mi clavo.

No se había ido a ningún sitio, solo estaba distraída y no pensaba en que lo llevaba conmigo.

El clavo te acompaña por mucho que pruebes otros sabores, a otras personas, aunque cambies de etapa y empieces de cero en un sitio.

Te puede interesar: Por estas razones deberías llamar a tu ex por su nombre

Un clavo es compatible con otro clavo, pero no existe ninguna ley matemática según la cual se sustituyan.

Lo que sí he podido comprobar es que llega un día que el clavo no está.

Se ha caído por el camino.

Ha sido fruto de seguir con tu vida. De llenarte de experiencias, recuerdos nuevos, risas que saben a primeras veces.

Y ahí, justo ahí, ves el hueco del clavo. Tampoco recuerdas en qué momento exactamente lo has perdido.

Lo único que queda de su paso es algún que otro recuerdo y, quizás con un poco de mala suerte, el daño de haberlo arrastrado tanto tiempo.

Pero lo bueno de las heridas es que sanan sin que tengas que hacer nada. Porque el cuerpo es muy sabio y el corazón igual. Se reconstruye solo.

Y de repente el pulso no engaña y se acelera. Alerta, puede que estés ante un potencial clavo.

O quizás no. Puede que este no venga para clavarse y hacer daño, sino para compartir tu felicidad.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Por estas razones deberías llamar a tu ex por su nombre

¿Sabes esa amiga que siempre habla de las historias de su pasado al estilo de «Mi ex hizo esto» o «cuando estaba con mi ex»…? Esa amiga soy yo.

Mujeres enfadadas

PEXELS

(¿No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Mientras que, estando en pareja no me gusta decir «mi novio» o «mi pareja» sino hablar de la persona por su nombre, cuando se termina la historia, él desaparece.

Dejo de tener el detalle de mencionar su nombre y le adjunto el monosílabo. Pasa a formar parte de ese batiburrillo en el que se engloban todos los que pasaron por mi vida.

Y es algo sobre lo que me hizo reflexionar una amiga hace poco, cuando le estaba contando la enésima batallita y me contestó con un «Tu ex, ¿quién?».

Sí, el nombre de él había estado siempre fuera de las historias y ella reivindicaba que no les ocultáramos, que les llamáramos con normalidad absoluta.

Te puede interesar: 6 consejos para que seas mejor ex

Admito que recurro a la falsa facilidad de distanciarme emocionalmente (y digo falsa porque, aunque no le nombre, su imagen sí que se dibuja en mi cabeza).

Para mí decir «ex» es borrarle de alguna manera, pasar por alto los momentos, la persona. Es ponerle una etiqueta y reducirlo a eso, a una etapa de mi vida que quedó en el pasado pero que bien podría ser cualquiera.

Porque a veces, después de tantos años ligando su nombre a aspectos positivos de la vida -porque si hemos estado juntos, es porque ha habido felicidad de por medio-, tener que mencionarle en estas circunstancias, puede despertar de nuevo emociones de tristeza o enfado que no quiero sentir en ese momento.

Mi amiga me hizo cambiar de idea. Podemos (debemos) decir el nombre.

Porque marcaron cuando llegaron y también durante el tiempo que estuvieron. Porque gracias a esa experiencia nos hemos construido también como personas, aprendiendo qué queremos, o qué no, en nuestra vida.

Es el momento de perderle el miedo a los sentimientos, intentando taparlos con apelativos que nos ayudan a jugar al despiste.

Si nos duele, que duela. Poco a poco irá pasando, forma parte del proceso.

Además, llamándole no le vas a invocar, no es Voldemort, no va a personificarse en medio de la cafetería donde estás con tus amigas.

Las ex parejas no deberían ser escondidas, prefiero ir viviendo cada vez en la que salga en la conversación hasta que decir su nombre no me suponga nada más que referirme a él.

Sin más razón que contar una anécdota relativa a cuando formábamos aquel ‘nosotros’. Sin dolor.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Si la relación se termina, ¿cómo repartimos los juguetes?

Hace un año tuve una ruptura importante nivel: repartir todas las cosas que había por la casa. Como la mayoría eran pares, la división era fácil: un cojín, un mantel, un táper o un juego de sábanas para cada uno.

Los juguetes sexuales ya eran otra historia.

 

PEXELS

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Ahí era más difícil hacer un reparto justo y equitativo. Así que mi estrategia fue llevarme los que eran míos de antes o había comprado yo (que eran la mayoría).

Era lo que me parecía más sensato, al final, no son artículos que se puedan reemplazar así como así. Mi cajón de juguetes es una inversión en mi placer que no estaba dispuesta a perder.

Como digo, mi caso era sencillo si tengo en cuenta que la mayoría eran míos.

La dificultad viene en aquellos que se han comprado para la pareja. Pero Sara Martínez, experta en comunicación en EroticFeel, ayuda a quienes se encuentren en este dilema.

Si el juguete está diseñado específicamente para los genitales de uno de los miembros de la pareja, no tiene ninguna duda: «En una pareja heterosexual, lo más lógico es que él se quede con el estimulador de próstata a control remoto y ella con el estimulador de clítoris para braguitas».

«¿Tienes que tirar a la basura tu succionador de clítoris aunque lo hayas utilizado con otra persona? Hombre, diría que no, que si un orgasmo nunca viene mal, en plena ruptura puede devolverte a la vida», afirma. 

«Pero en cambio, ¿qué hacer con el Double Joy que te regaló para utilizar no solo juntos, también al mismo tiempo? Los más prácticos lo desinfectarán y lo guardarán en un cajón y otros pensarán que utilizarlo con otra persona sea una traición al nivel de hacerlo con su lista preferida de Spotify de fondo», dice la experta.

Por otro lado, en palabras de Sara: «Si ha sido un regalo de uno de los miembros de la pareja al otro, nada más que añadir, los regalos son intransferibles«. 

Es aquí donde entra en juego el código de cada persona. ¿Deberíamos usarlo con alguien más?

«Lo que para unos es absolutamente normal para otros puede ser morboso o impensable. Son preguntas más relacionadas con la ética y la moralidad individual«, afirma Sara.

Decidamos lo que decidamos, es imprescindible desinfectarlos correctamente para que -a diferencia de la expareja- sigan en nuestra vida.

«Siempre se deben higienizar los juguetes correctamente, tanto si los usamos a solas como si los compartimos con diferentes parejas. Con agua tibia, jabón neutro y un desinfectante específico para juguetes sexuales eliminaremos cualquier riesgo de contagio de ETS», recuerda la experta.

¿Y si la solución fuera evitarnos esta división comprando los juguetes por separado en vez de en pareja? Sara lo tiene claro: «Un juguete erótico no es la hipoteca de un piso, así que no hay que tomárselo tan en serio. Tener juguetes propios, solo para ti, es fantástico, pero la vida sexual en pareja también se vuelve más original y excitante cuando incorporamos nuevos elementos».

Te puede interesar: ¿Quieres comprarle un juguete sexual a tu novia? No cometas estos errores

Aunque también es verdad, que no todos los juguetes se pueden limpiar por igual.

«La silicona médica es el material más seguro e higiénico y se desinfecta muy fácilmente. Sin embargo, los juguetes elaborados en elastómero termoplástico, material común en la mayoría de los masturbadores masculinos, no se pueden higienizar completamente debido a su alta porosidad, por lo que es recomendable tirarlos a la basura si cambias de pareja«, recuerda Sara.

«Algo parecido pasa con el látex, la gelatina, o el vinilo. Resumiendo, si los juguetes son de silicona, metal o vidrio se podrán desinfectar completamente y no hará falta tirarlos por razones de higiene. En el caso de los materiales porosos, mejor al contenedor», termina la experta.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

6 consejos para que seas mejor ex

«Es igual de importante cómo terminamos una relación que cómo nos hemos portado durante el tiempo que hemos formado parte de ella» fue una frase que me dijo un amigo.

Una teoría que, según él, se puede aplicar a todo. Desde el fin de una etapa en el trabajo hasta una historia de amor.

Nos define cómo actuamos cuando estamos enamorados, esa etapa en que todo es ilusión, notas escondidas en el abrigo o una porción de su postre favorito en la nevera.

Pero es también quiénes somos la persona que dice (o a la que dicen) adiós.

UNPLASH

Si le damos la máxima importancia a lo primero es porque confiamos en que ese presente sea una inversión para el futuro. Nos permitimos que lo que ya ha sucedido, el pasado, deje de ser relevante y descuidar el trato.

Es ahí donde entran algunos comportamientos que, como la historia no va a seguir adelante, nos preocupan menos. Y dice mucho de nosotros cómo echamos el cierre y pasamos página.

La madurez emocional, el tipo de relación que se ha tenido (si ha sido algo esporádico o ha llegado a haber convivencia), si se han compartido mascotas, hijos… Son factores que pueden afectar a la hora de que terminemos mejor o peor.

Y aunque también entran ahí las razones que ha habido detrás de la ruptura, es nuestra responsabilidad afectiva quedarnos con lo que está en nuestra mano.

En definitiva, nuestra propia actitud ante la persona que ya forma parte de nuestro pasado pero ha marcado un periodo de tiempo de la vida.

Aprender a ser una buena expareja es algo que se puede hacer. Y es tan fácil como…

  1. No hablar mal de esa persona, no hay necesidad. Quédate con lo bueno y dilo en el caso de que salga él o ella en la conversación. Si no tienes nada bueno que aportar, mejor no digas nada.
  2. Mantener el contacto adecuado, ese que os haga sentir cómodos, que puede ser poco, mucho o ninguno. Pero uno con el que estéis de acuerdo.
  3. Desear que le vaya bien. No de boquilla, deséaselo de verdad. Deséalo incluso cuando empiece con alguien por mucho que te hubiera gustado estar en el lugar de la otra persona. Ya no estás ahí, sigue adelante y que sea feliz.
  4. Dar el trato que te gustaría recibir. Si quieres respeto, empatía y educación deberías empezar dispensándolo tú.
  5. No amargar su existencia: por muy mal que te sientas, le guardes rencor o tengas rabia, no vas a conseguir nada poniéndole la vida más complicada.
  6. Claridad ante todo: si ya no estáis juntos, que quede claro que se ha llegado al final sin retorno. No te acerques en momentos que le eches de menos si tu intención no es arreglar las cosas porque solo confundes y haces más daño.
  7. Tómarse/dejar que se tome tiempo y respeta que cada uno necesitamos un periodo concreto para dejar pasar las cosas. Puede ser un mes, varios o años. Si tenéis que ser amigos, vendrá solo.
  8. Y si queréis mantener una amistad, marcar los límites de esta.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Cuando el amor no era suficiente

Era quererle o nada. Quererle con cada fibra muscular, célula epitelial o de cualquier tipo. Quererle de todas las maneras. No concebía otra cosa más que quererle cada día.

Y queriéndole tanto, no me entraba en la cabeza que aquello pudiera llegar a terminar. Sabía de parejas que -sin amor quizás de haberlo gastado-, no encontraban más razones para continuar.

Pero no era nuestro caso. El amor sobraba.

DEREK ROSE

Salía del grifo de la cocina, de los mensajes de ‘Buenos días’ si se iba de casa antes de que me despertara, de organizarnos para limpiar, de esas cosas tan cotidianas como ir de la mano a hacer la compra al supermercado.

Siempre con amor. Amor incluso en las discusiones, recordando que por muy dolidos que estuviéramos en aquel momento, nos queríamos.

Imagina cuando he descubierto que eso no basta. Que querer con todo tu ser a alguien ya no es suficiente.

Esto no era parte del plan. El trato era quererse hasta el final. Así que siento si fallo a los Beatles por proclamar que no, que no me creo el All you need is love.

Renegante de la misma melodía que tarareaba desde pequeña, me siento ingenua de pensar que con amor solucionaríamos todos los problemas.

Por las malas es que lo he aprendido. Que el amor es una de las patas, pero que debe venir acompañada. Y, si no trabajas todos los pilares por igual, el desastre va a llegar.

He tomado los apuntes de la lección tarde, debería haber llegado a esta conclusión antes -y reaccionado ante las señales, cogiendo la salida cuando empezaron las primeras alarmas-, pero en el nombre del amor seguí sin mirar.

(Es más fácil hacer la vista gorda cuando vives cegada por unos sentimientos que crees que pueden superar todos los escollos.)

Te haré el spoiler que no he podido evitar: no solo no lo superarán, te harán seguir enganchada -por muchas cosas que veas, que sufras o mierda que te toque tragar-, hasta que llegues a tu propio límite, al devastador detonante, tu particular bomba nuclear.

El ‘hasta aquí’ que te hace llenar tus maletas de amor, ropa y menaje que comprasteis juntos en Ikea y marcharte.

Solo cuando puse mis pertenencias sobre el suelo, la vida sentimental en perspectiva y el corazón a diseccionar por el ojo crítico -ya que había recuperado la cordura- llegué a un pacto conmigo misma.

Que para la próxima vez (o el próximo que venga) quiero y querré amor, lo habrá y a raudales. Pero debe venir en las mismas cantidades que el resto de ingredientes.

Vivimos demasiado obsesionados con los sentimientos y se nos olvida aprender a expresarnos, a abrirnos por completo. Tampoco aprendemos a decir de forma clara cómo nos sentimos o qué necesitamos en cada momento.

No aprendemos a admitir ante el otro los errores, a pedirle ayuda, a decir ‘lo siento’ del de verdad, no del de quedarnos tranquilos y dormir bien esa noche.

No aprendemos a tolerar nuestro fracaso ni ante nosotros ni ante sus ojos. No aprendemos a pensar en equipo en una sociedad en la que solo el individuo importa, no aprendemos a remar en la misma dirección.

Y si no aprendemos esas cosas, ni todo el amor del mundo va a salvarnos.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).