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La clave para que tu cita sea un éxito, está en vestirte así (o eso dice TikTok)

Mi proceso de preparación para una cita con una persona que me gusta suele durar entre una hora, hora y media.

El 25% del tiempo es para ducharme, el otro 25% para secarme el pelo y el 50% restante para enfrentarme a la crisis existencial de que no me gusta nada de lo que tengo en el armario y, por tanto, cambiarme varias veces de ropa.

Da igual dónde o con quién vaya a ser el plan: no termino de estar convencida con lo que ponerme.

cita romántica

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El problema, como habrás imaginado, es mío, nace de las ganas de gustar, de dar en el clavo y asegurarme una posible segunda cita.

Y como eso algo que depende de mucho factores, toda la presión recae en lo único que puedo controlar, lo que llevo puesto.

Por eso la elección del conjunto suele incluir alguna prenda que me da seguridad (lo que se traduce en algo que siento que me hace lucir bien), pero también intentando impactar, dejar algún tipo de huella…

Al pensar sobre ello, me doy cuenta de que es algo generacional.

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Las películas románticas de los años 90 y 2000 siempre incluían una escena de la protagonista preparándose para su cita y entrando a cámara lenta al sitio de encuentro.

Sí, Bridget Jones, Alguien como tú o Cómo perder a un chico en 10 días son grandes ejemplos del efecto transformador del armario.

Citas cómodas literalmente

Ahora, es al contrario. En los últimos vídeos virales de TikTok varias chicas hablan del ‘efecto chándal’ o cómo triunfan mucho más en un bar yendo vestidas con ropa deportiva.

Por lo visto, según los comentarios, tiene una explicación sencilla: esos conjuntos cómodos e informales dan sensación de normalidad, al contrario que los looks elaborados que se considerarían ‘inalcanzables’.

Aunque para mí la clave está también en que un estilismo cómodo se aproxima más a lo que llevamos con frecuencia.

Bien para estar en casa, teletrabajando, haciendo un plan tranquilo familiar o dando una vuelta con amigas, la ropa que solemos escoger no es fruto de una preparación de horas, sino algo más informal.

Así que puede que la red social no ande desencaminada y, además de apostar por la comodidad -que eso siempre es más cómodo que un vestido ceñido-, nos brinde la excusa perfecta para dejar de agobiarnos tanto por la ropa que elegimos.

Porque si le gustamos a alguien a gustar, que gustemos independientemente de lo que llevemos puesto.

Mara Mariño

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Tinder Australia incluye anuncios sobre consentimiento (y España debería tomar nota)

Cuando te descargas Tinder y seleccionas qué preferencia tienes, la aplicación procede a enseñarte un sinfín de perfiles para que empieces con el mítico swipe left o swipe right. Menos si estás en Australia.

Una iniciativa del CRCC (Centro de Crisis por Violación de Canberra) ha conseguido que, entre match y match, aparezcan anuncios sobre el consentimiento.

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Desde que dio comienzo la campaña, a los australianos les aparecen frases como «¿Sabes cuál es mi palabra de seguridad? ‘No’ es la única palabra que deberías necesitar», «Si el sí no se comunica verbal o físicamente, es un NO» o «Si cada acto sexual tiene mutuo consentimiento, es un SÍ».

El objetivo además de resolver las dudas que aún puedan existir sobre el consentimiento es, por supuesto, el de cambiar las actitudes de los usuarios que usan la app.

Además, al animar a hacer comprobaciones durante el encuentro, para asegurarse de que se está a gusto con lo que está sucediendo, se promueve la idea de que el consentimiento es una conversación constante.

Algo que es una de las asignaturas pendientes, porque además de los famosos contratos que algunos popularizaron en redes creyendo que serían la ‘solución’ -antes que ir cerciorándose del bienestar de su acompañante-, ha habido intentos de webs o aplicaciones que ofrecen la opción de ponerlo por escrito.

El consentimiento algo que se puede revocar, lo que aparece reflejado en el cambio de la Ley de Enmienda de Delitos de 2022 que cambió el principio de presunción del consentimiento.

Es decir, que además de que debe haber una conversación continua y mutua entre los participantes, la ley también establece que las personas tienen derecho a elegir no participar en actividades sexuales

En España, si vamos al artículo 178, la teoría también la tenemos  al día: «Solo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona».

Porque, por desgracia, muchas de las interacciones de citas de hoy en día comienzan en línea, no son consensuadas y por tanto inseguras.

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A nivel nacional, tenemos datos que prueban esto, este año gracias al informe ‘Apps sin violencia’ de la Federación de Mujeres Jóvenes.

Basado en casi mil encuestas, los resultados revelaron que el 22% de las mujeres que tuvieron una cita a través de una aplicación sufrieron una violación.

Por otro lado, según el mismo informe, se calculó que el 57,9% de las entrevistadas se han sentido presionadas para tener sexo con los hombres con los que quedaron.

consentimiento campaña Tinder Australia

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Aunque todavía es pronto para saber cómo ha funcionado en Australia esta medida, sí podemos sacar en claro que son recursos que superan a Tinder España (y otras aplicaciones de conocer gente).

En la aplicación de nuestro país solo aparece la definición de consentimiento en la guía de términos y condiciones, algo que acompañan de una lista de recomendaciones.

Pero si con el «Curso intensivo» de consentimiento, que es como lo llaman, ha habido un 20% de violaciones, igual es que no es suficiente.

Soy consciente de que las aplicaciones para ligar no tienen la culpa de lo que la gente haga después de hacer match. Idealmente, una educación en el respeto del consentimiento, recibida desde la infancia, sería clave.

Pero mientras no suceda, mientras sigamos luchando por conseguir que se respete un «no» o se pare inmediatamente ante una falta de entusiasmo, la opción de Australia se presenta como un refuerzo de cara a recordar de qué manera deberían ser los encuentros.

Así podrá evitarse que se sigan perpetuando agresiones sexuales con violencia o sin esta, pero sin ser deseadas.

Mara Mariño

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Quedar en la pausa del café o para hacer la compra, el ‘stack dating’ es la nueva forma de tener citas

Me gustaría que alguien me hubiera contado lo complicado que iba a ser reconciliar la vida sentimental en algunos momentos de mi vida. Sobre todo a partir de terminar la universidad.

El punto álgido fue cuando había quedado con mi amiga en una famosa emisora de radio de Madrid para ver la retransmisión de un evento deportivo, pero tenía pendiente una cita.

Entre que estaba en plenos exámenes de la carrera, trabajando y estudiando un idioma, no me daba la vida para nada. Así que opté por la solución más práctica: llevarme al chico al plan (previa luz verde de mi amiga).

cita pausa café

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Aquel «dos por uno», el combo de pasar tiempo con mi amiga a la vez que tenía una cita, fue la excepción, pero sentó un precedente.

Si iba mal de tiempo para salir, siempre tenía la opción de incluir las citas en mi día a día, en la medida que la disponibilidad de la otra persona lo permitiera.

En mi caso, mi género favorito ha sido el datexercise (sí, me lo he inventado uniendo date y excercise), una cita en el gimnasio cuando estaba conociendo a chicos a los que también les gustaba hacer ejercicio.

Esas combinaciones que permiten unir dos planes que se quieren hacer se conocen oficialmente como stack dating.

El stack dating consiste en que, tengas planeado lo que tengas, ya sea con más gente, ir a hacer la compra al supermercado, una clase de yoga o un evento de trabajo, metas a tu cita en el plan.

Y si esta manera de relacionarnos ha escalado puestos en la escala de popularidad, se debe a distintos factores que merece la pena analizar.

En primer lugar, estamos hasta el cuello, somos una generación tan conectada que nos cuesta dejar de hacer cosas porque nos entra el fomo -fear of missing out-, el miedo de perdernos algo.

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Es tal el nivel de negarnos a renunciar a nada que hay quienes incluso se ponen estas citas en la pausa del trabajo, concretamente el 32% de la generación Z la ha utilizado para este fin.

Por otro lado, tiene la ventaja de que es la manera de conocer partes de la vida cotidiana de la otra persona (o de la tuya). La formalidad es mucho menor y, por tanto, también la presión.

Es lo más parecido a lo que va a ser salir contigo en un futuro si la cosa progresa, ya que será una actividad o plan que formará parte de tu rutina.

Además, te permite tener varias más a menudo que si las dejas para el fin de semana y en forma de cena y copas. Si tu plan estrella es ese café con cruasán en el bar de abajo de tu oficina entre reunión y reunión, puedes ir a cita por día.

Y siempre con la tranquilidad de que no pierdes el tiempo porque estás haciendo otras cosas que ibas a realizar igualmente, a la vez que nutres esa esfera de tu vida.

Las desventajas del stack dating

Aunque también es verdad que esta descripción de los encuentros románticos suena, más que al inicio de una historia de amor, a un estudio de mercado.

Es imposible no leer las características de esta manera de relacionarse y no encontrar similitudes con el capitalismo.

Que el stack dating sea común significa que se ha puesto de moda una manera de consumir el amor a toda prisa y sustituir una cita con otra, siempre con el foco puesto en la productividad (ya sea la laboral o la personal).

Así que uno de los inconvenientes que le veo es que parece que no podemos permitirnos ni el tiempo de conocer a alguien, que los vínculos emocionales tienen que acoplarse a una agenda y, en caso de no hacerlo, quedan descartados.

Además, no puedo evitar pensar en el refrán de «quien mucho abarca, poco aprieta». El tiempo que dejamos para tareas rutinarias o para estar en soledad, debería ser intransferible.

Si lo dedicas a otras personas, no estás empleándote al 100% en ninguna actividad.

Pero igual es que soy una romántica empedernida o que creo que si no voy a tener tiempo para dedicar a otra persona, es irresponsable por mi parte embutirlo en mi jornada, solo por quedarme tranquila de que estoy haciendo algo por encontrar el amor.

A mí personalmente me preocupa que se vea buscar pareja como hacerse ropa a medida en vez de un proceso mutuo de adaptación, dedicación y atención plena entre dos personas.

Mara Mariño

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¿Quieres una segunda cita? Estos son los factores que debes cuidar (y no son ni el sitio ni tu ropa)

Quienes hemos usado aplicaciones para conocer gente, sabemos que el momento de la primera cita es crucial.

Según lo que pase en ese rato, tomaremos la decisión, más o menos consciente, de si volver a quedar o no dedicar más tiempo a explorar ese vínculo.

cita romántica

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Por eso es normal que, cuando el momento se aproxima, las preguntas como qué hacer, a dónde ir o incluso qué ropa escoger, monopolicen gran parte de nuestros pensamientos.

Quieres que el encuentro sea lo más perfecto posible dentro de que hay muchos factores que escapan de tu control (y justo ese día puede parecer que nada va a salir bien).

Y es que por mucho que nos esforcemos en cuidar los detalles que rodean esa desvirtualización, no es a lo que deberíamos prestar atención.

Logan Ury, que es directora de Ciencia de las Relaciones en Hinge, conoce cuáles son esas casillas a tachar que conducen a una segunda cita.

Al seguir el recorrido de los usuarios en sus encuentros, según su experiencia, «hay tres aspectos clave que pueden conducir a una primera cita estupenda y ayudar a las personas a conseguir una segunda: la vulnerabilidad emocional, la risa y la escucha».

Por eso la experta recomienda que esa primera toma de contacto no se use para proyectar una imagen inmaculada, sino todo lo contrario.

«La gente suele pensar que presentar una versión perfecta de sí misma es la clave para conseguir una segunda cita. Pero es nuestra autenticidad y nuestros defectos los que nos hacen más atractivos», afirma.

Una investigación de Hinge en el Reino Unido reveló que más de la mitad (66%) de los usuarios confirmaron que es más probable que tengan una segunda cita con alguien que muestra vulnerabilidad emocional en la primera cita.

Pero, ¿qué es mostrarse vulnerable? Logan lo resume en sincerarse en cuatro áreas: «tus valores, sentimientos, esperanzas en la relación y miedos».

Nada de jugar la carta del misterio o de frenarse por si la otra persona considera que estamos subiendo el nivel de intensidad. A la hora de conectar, eso no funciona.

Los beneficios de hacer reír y saber escuchar

Pero sí funciona el sentido del humor. La experta de Hinge destaca los beneficios de la risa como otra de las claves que garantizan que puedan darse más encuentros en el futuro.

«No solo reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, permitiéndonos relajarnos, sino que también crea un golpe de dopamina, activando los centros de placer de nuestro cerebro», explica.

«Es genial para una primera cita: más unión, menos estrés y más posibilidades de una segunda cita».

¿Significa eso que quienes se dediquen a la comedia van a tener más facilidad a la hora de tener pareja? No necesariamente, ya que hay un tercer aspecto que, por muy amplio que sea el repertorio de chistes, es imprescindible: la escucha.

«Hablar menos y escuchar más» es, según la experta de Hinge, el consejo para una buena conversación en la primera cita.

«Practica la escucha activa estando presente y siendo curioso con tu cita», aconseja. «Mantén el contacto visual, elimina las distracciones retirando el teléfono de la mesa y utiliza un lenguaje corporal positivo, como asentir y sonreír».

Pero, ¿qué sucede si aún con todo, después de haber sido vulnerables, haber hecho reír y haber escuchado, no tenemos claro que haya habido química?

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«Siempre recomiendo a la gente que ignore ‘la chispa’ (o la falta de ella). No es un indicador fiable de conexión o compatibilidad y, a menudo, la atracción crece con el tiempo», afirma Logan.

«Demasiados rechazamos a la gente después de la primera cita porque olvidamos que lleva tiempo abrirse. Es muy posible que te estés perdiendo a muchas grandes parejas por decir ‘no’ a la segunda cita».

Mara Mariño

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¿Es buena idea volver a quedar con alguien que no sé si me gusta?

Las ocasiones en las que alguien me ha gustado desde el primer momento no han sido la norma, mas bien la excepción.

Según voy conociendo a la persona, es cuando voy notando que mi interés aumenta, en caso de que me guste lo que voy encontrando, o, por el contrario, disminuye hasta desaparecer.

Pero creo que la mayoría hemos pasado por ese momento de duda, cuando no se sabe muy bien qué hacer.

pareja cita

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Ya que en mi experiencia personal solo es con el tiempo con lo que me aclaro respecto a alguien, vengo a romper una lanza en favor de volver a quedar.

Sí, incluso si no te gusta lo suficiente como para tener muchas ganas de repetir, pero tampoco ha pasado nada que te haga pensar que mejor no volver a quedar.

Como digo, soy partidaria de pasar más tiempo en compañía, porque si todavía no has encontrado el ‘ick, para mí sigue habiendo potencial.

El ick, que en castellano se traduciría como puaj, serían esas cosas -negativas ante tus ojos- que hacen que de repente cambia tu percepción (como el hecho de que vote a cierto partido político o que no trate bien a las personas que le rodean).

Solo repitiendo podrás averiguar si ha podido ser tan solo una mala cita por las circunstancias o si la otra persona simplemente tenía un mal día.

Material para relación de pareja: las señales en las que fijarte

Quizá no tienes muy claro si seguir quedando o no, pero que los valores coincidan es un buen indicativo: hijos, compromiso, planes de futuro…

Cuando esas cosas, que suelen ser motivos de incompatibilidad lo bastante grandes como para ponerle fin a una relación, están alineadas hay muchas probabilidades de que la relación funcione.

«Escucha a tu corazón», decía Abuela Sauce en Pocahontas, pero yo te propongo que escuches su sentido del humor cuando os veáis.

Si la tónica son las risas, porque estar en su compañía es muy divertido, es otra buena señal.

Que en un primer momento se instaure un clima de amistad, no es una red flag: significa que has dado con una persona con la que te resulta fácil hablar y sientes que puedes ser tú.

Una buena ocasión de preguntarse si podrías tener algo más con esta persona. A veces haces clic y es cuando de repente empezáis a tener química.

Porque la atracción no es solo algo que llega como un relámpago (esta idea que siempre nos vendieron las películas). Puede ser un proceso de construcción lento que va apareciendo con el tiempo.

Dándole margen a las cosas, podrás responder de manera más clara a la pregunta de si te gusta o no y ya tendrás una serie de motivos y sentimientos certeros.

Pero que no quede en «No lo sé, porque no volvimos a vernos».

Mara Mariño

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8 formas de conocer a gente cuando no quieres usar aplicaciones de ligar

Hay una historia de amor que me encanta. Una amiga salió de una relación larga y se bajó Tinder, aunque no le sirvió de mucho porque no le interesaba nadie o le daban plantón, directamente.

Un día se apuntó a un partido de vóley-playa y terminó siendo pareja de uno de los miembros de su equipo (y desinstalándose la app).

La amiga soy yo.

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Mi caso de azar fortuito offline fue casi como una señal del cielo. Deja de buscar conectar con gente a través de una pantalla y hazlo en vivo y en directo.

Y no soy la única que parece haberse dado cuenta de las ventajas del estilo que solo conocían nuestros abuelos: el analógico.

Hace poco una seguidora me confesaba que estaba harta de las clásicas aplicaciones de ligar, que quería conocer a gente en persona, pero que estando en un pueblecito no tenía las cosas fáciles.

Si ya añadimos los gustos a la ecuación, parece que se complica, ¿no?

Y aunque es verdad que cada vez hay aplicaciones más especializadas que te permite dar con personas con quien compartes aficiones (ahora tienes el Tinder para frikis, para veganos, para amantes del fitness…), la conclusión a la que llego tras mi experiencia y la historia de mi seguidora es que es como si después del Covid quisiéramos volver a estar de cuerpo presente.

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Sin la frialdad que supone tener una pantalla de por medio ni la opción de que te hagan ghosting, dicho sea de paso.

Pero, sin el factor digital, ¿sigue habiendo opciones fuera del teléfono móvil? ¿Dónde se puede conocer a gente? Y, sobre todo, ¿qué hacer si se vive en una ciudad pequeña o un pueblo?

Aquí va mi lista de ideas (y eres libre de ampliarla en comentarios).

8 ideas para conocer gente fuera de las apps de ligar

  1. Eventos de citas: desde encuentros en grupo, fiestas temáticas para solteros, speed dating… 
  2. Viajes organizados, compartir momentos emocionantes y descubrir lugares nuevos ayuda al enamoramiento (que se lo digan a los participantes de La Isla de las Tentaciones).
  3. Actividades deportivas: mi partido de vóley con desenlace sorpresa te garantiza que sí, puedes encontrar el amor en un evento de este estilo. Además de poner en práctica tu compañerismo, es siempre algo divertido.
  4. Clases y talleres de algo que siempre habías querido hacer… ¡O algo nuevo! Aprender juntos sobre lo mismo te da la excusa perfecta para entablar conversación.
  5. Clubes o grupos de interés de lo que sea, así sabes que la casilla de gustos similares queda marcada.
  6. Eventos sociales y comunitarios: sin moverte mucho de casa, puedes ir a festivales, ferias mercados, conciertos, exposiciones o cualquier actividad que te interese.
  7. Voluntariado: haz el bien (y mira con quién). La opción perfecta para dar con gente que comparte tus valores. Tanto en pueblos como barrios tienes asociaciones de ayuda que atraen a los vecinos de la zona.
  8. Eventos de amigos y familiares: aunque nunca lo he comprobado, si «de una boda sale otra boda» es un refrán, será por algo, ¿no?

Y pase lo que pase, si apuestas por alguna de estas opciones, recuerda que lo importante es disfrutar del proceso de conocer gente y dejar que las conexiones se desarrollen de manera natural.

Mara Mariño

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El factor que garantiza que vaya a haber segunda cita es…

Recuerdo una vez que quedé a tomar algo con un chico, era increíblemente gracioso.

Sus ocurrencias conseguían conectar con mi glándula de la risa (si es que algo así existe) y además era mono.

pareja cita

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Pero no había manera de que yo metiera baza en la conversación, por mucho que sobre el papel pudiera ver compatibilidad, en persona aquello se me estaba escapando.

Ahí me pregunté que era lo que realmente valoraba en una cita, porque pensaba que sentido del humor era lo más importante, pero no.

Lo que yo quería no era solo un humorista en mi vida, sino un match dialéctico, alguien con quien poder enfrascarme en una conversación y poder tenerlas una y otra vez a lo largo de mi vida, pero buscar mi hueco en el monólogo se me antojaba tedioso.

Quizás si fuera menos parlanchina, habría funcionado a las mil maravillas.

Pero empecé a darle importancia al don de la conversación.

Porque despierta para echar un polvo a las 3 de la mañana te tiene cualquiera, pero despierta a las 3 de la mañana sin querer colgar el teléfono, casi nadie.

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Además, ahora puedo decirle esto a mis amigas con pruebas que lo avalan, gracias al estudio que publicó Hinge, la aplicación de citas, en 2023.

Salió como resultado que lo que diferenciaba una cita de una gran cita era precisamente la conversación.

El 88% de los participantes eligieron «buena conversación» como la mayor green flag a la hora de pensar en la cita, por delante de si hay química, si se ofreció a pagar la cuenta o de si han echado el polvo de sus vidas.

Y, dentro del diálogo, especialmente aquel que tratara sobre intenciones, ya que el 75% respondieron que estaban buscando un compañero o compañera de vida y no algo esporádico.

Porque nos puede encantar echarnos unas risas con alguien, pero si no somos capaces de ponernos en serio unos segundos -sobre lo que queremos en ese momento de nuestra vida-, es imposible que haya segunda cita.

La conexión se hace con el lenguaje porque es el que nos permite darle forma a nuestros pensamientos y ver si son compatibles y, si es como mi caso, mejor quedar como colegas y seguir buscando.

Mara Mariño

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Si te cansan las aplicaciones para conocer gente, puede que tengas ‘burnout’ de ligar online

La primera vez que me abrí Tinder pensaba que iba a ser la última. Que encontraría a alguien al poco tiempo y hasta ahí mi relación con la aplicación.

Llegó una segunda, unos años más tarde, y la tercera vez que la instalé. La definitiva.

hombre teléfono móvil apps ligar

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Y no me salí de allí por no dar con personas a quien me interesara conocer, sino por la cantidad de gente y la despersonalización, que me hacían sentir agobiada.

Yo no sé tú, pero mi trabajo es estar delante de una pantalla.

Lo último que me apetecía en esa ocasión era pasar más tiempo pendiente de crear una relación con un dispositivo de por medio.

Ahí fue cuando me di cuenta de que estaba hasta las narices, completamente quemada del sistema de conocer a gente online mediante una app.

Estaba experimentando el dating burnout.

Es una sensación que va desde el hartazgo de los eternos swipes, el aburrimiento de las conversaciones que no van a ningún lado hasta la mala educación que puedes recibir a través de la aplicación (que casi parece que se ha normalizado hablar mal).

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O incluso que termines sufriendo un ghosting después de algunas citas porque, quien te guarda en la agenda como «Elena Tinder» es como que te pone en una categoría de segunda, la de alguien que no merece responsabilidad afectiva por ningún lado.

En fin, que las razones por las que terminas hasta el gorro son muchas y muy variadas.

Que fue también mi caso, por cierto. A la tercera fue la vencida de verdad.

No la cerré porque recuperara la esperanza en dar con personas afines a mí en el mundo offline, sino por no aguantar más.

Es curioso que, al poco, conocí a alguien en vivo en directo y dio comienzo una bonita historia.

Casi podría parecer que el karma que había ido acumulando de malas experiencias me guardaba una sorpresa positiva.

Del mundo online a conocerse de forma orgánica

Fue algo que comentaba también hace poco con una chica que conocí haciendo senderismo. Estaba harta de conversaciones que nunca terminaban en cita, pero se encontraba tan liada que no veía otra forma de conocer gente.

«¿Y haciendo esto?» le contesté. A fin de cuentas, yo había conocido a la persona con la que estaba quedando en un evento social/deportivo del estilo.

Así que al final, la solución es tan sencilla como buscar cosas que te gustan fuera de la pantalla.

Porque es donde tienes más posibilidades de encontrar a quien le gusten también esas aficiones y ya sea un punto de partida.

Menos en mi caso, que fui una patata jugando al voleibol, pero cuando me vio cayéndome por todas partes y riéndome de mí misma, descubrió que tenía el sentido del humor como el suyo.

Otra de las formas ‘orgánicas’ que cada vez es más frecuente es empezar a hablar con un amigo de amigo o conocido que encuentras a través de una red social.

Un encuentro que está a medio camino entre una app de ligar y conocer de manera natural, porque recuerda a cuando te presentaban a alguien (con la diferencia de que lo tienes al alcance de un follow cuando ves que tu amiga sube una foto a su historia con esa persona que te interesa).

De cualquier forma, apuntarte a un evento de speed dating o cosas que no tienen que ver con tu vida sentimental -como un deporte, asociación, clases de baile, planes con desconocidos, networkings, viajes para personas solas, etc-, son muy buenas alternativas si has llegado a tu límite con las aplicaciones y quieres seguir relacionándote.

Y, si no está ahí la persona de tu vida, las amistades que vas a hacer por el camino, son también un amor que bien merece la pena encontrar.

Mara Mariño

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‘Intentional dating’: cuando quieres conocer a alguien (de verdad)

Puede que empieces 2023 disfrutando de tu soltería, pero con las cosas claras: te apetece volverte a enamorar, conocer a alguien en serio, más allá de encuentros nocturnos fugaces, y ver qué es lo que puede pasar.

Lo que quieres es pasarte al Intentional dating o, como dirían mis abuelas, menos amigas de anglicismos, «sentar la cabeza».

pareja feliz

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El término se inició en una app de ligar francesa que solo permitía un match al día.

Esto, que puede parecer un sinsentido si tenemos en cuenta que una de las señales de que tienes Tinder es que sientes quemado el pulgar de hacer swipe left y swipe right, resultó clave a la hora de cambiar la interacción de los usuarios.

Y es que esa única oportunidad, contar con una bala en el ‘cargador’ y nada más, era la manera de que, por fin, quienes utilizaban la aplicación le dedicaran más atención a sus posibles matches.

El intentional dating se empezó a relacionar con bucear más a fondo en el perfil que te salta en la pantalla y sopesar, sin la prisa de que si ese se ‘pierde’ hay infinitas posibilidades más, si realmente quieres entablar una vía de contacto con esa persona.

Y, sinceramente, este cambio es masivo, ya que consigue disminuir el acelerado ritmo de este sistema, plantándole cara a una cultura del fast dating donde vamos saltando de una cita a otra y consumiendo a las personas a la velocidad de una serie de Netflix.

No significa que con la persona a la que lances tu ‘me gusta’ vaya a convertirse en tu compañera de vida desde ese momento (esa app todavía no ha llegado al mercado).

Pero sí que puedes tener una conversación solo con ella, no teniendo veinte más abiertas hasta que confundes un nombre con otro, terminas llamando «Juan» a «Jorge» y le haces una broma que en realidad fue con otro.

¿Cómo saber si estás en ese momento?

Como decía antes, para las abuelas esta sería la señal de que estamos no solo listas, sino con ganas de que la cosa vaya a mayores.

Con la certeza de que es un momento de nuestra vida en el que podemos dedicarnos a crear un vínculo emocional más allá del físico.

Porque lanzarte al mundo de las citas con la intención de construir y no de consumir implica reflexionar sobre cómo y con quién pasamos nuestro tiempo.

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Nos hace seleccionar con mayor cuidado y sobre todo hacer que los encuentros vayan en la dirección de continuar, más a fondo, esa primera incursión en el perfil virtual ajeno (cambiándolo por el vivo y el directo).

Para hacerlo es necesario saber qué se quiere, por lo pronto, ya que no me vale como motivo escapar de la soledad, ya que estar con una o uno mismo es un grado que nos debemos sacar en la vida adulta.

Mi recomendación es tirar de seguridad y dejar salir nuestra forma de ser con todo, sin ocultar lo que nos genera inseguridad porque un antiguo ligue consideró «demasiado intenso», «demasiado sensible», «demasiado complejo», «demasiado», así en general.

Pero tener citas de manera intencional es también saber, si no fluye o funciona, cuándo ponerle fin a quedar.

Mara Mariño

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Cuidado con el ‘coach’ del amor que dice que es mala señal no tener sexo en la primera cita

Hace unos días, me topé con el vídeo viral de un coach del amor para hombres.

En él comentaba que recomendaba a sus clientes que, si una chica se negaba a tener sexo en la primera cita, lo consideraran una mala señal.

primera cita sexo

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«Si te hace esperar para tener sexo, puede ser una red flag», empezaba contando. «Hay chicas que dicen no duermo con tíos en la primera cita, lo cual es una mentira de mierda porque sí que lo han hecho alguna vez».

«Quieren probar que no son ‘ese tipo de chica’. Pero si haces esperar a un chico y descubre que te has acostado con otros a la primera, se va a comparar no se va a sentir lo bastante bueno», reflexionaba.

Con miles de visitas y más de cientos de miles de seguidores -entiendo que la mayoría hombres, por eso de ser coach masculino- Mathew Hyman demuestra por qué es tan complicado esto de que nos entendamos cuando nos conocemos (y por qué nunca deberíamos fiarnos de alguien que dice ser coach del amor, ya de paso).

Porque, por lo pronto, el ritmo que lleva una persona cuando decide acostarse o no con alguien, no le define en absoluto. Es una decisión que no engloba lo que somos.

Algo que sí hace lo que nos gusta, lo que hacemos, cómo nos comportamos, cómo tratamos a quiénes nos rodean… En definitiva, la serie de cosas que deberíamos averiguar en una cita más allá de si va a pasar algo físico o no.

Porque por lo que comenta, parece que el único objetivo de tener una primera cita es saber si va a acostarse o no con nosotros, ya que, en caso de que no lo haga, todo mal.

Todo mal porque, según el coach, eso puede llevar a que te compares con otros.

A tener una actitud de «Ah, es que no se quiere acostar la primera vez que nos vemos, pero sí con otros, ¿cómo se atreve? A mí me hace esperar y me hace seguir teniendo citas cuando ya se ha acostado con otros. Menuda zorra, está jugando conmigo».

Además pone una presión y unas expectativas en la cita que no son justas para nadie. De ellos depende su autoestima, de nosotras ser tomadas en serio o de que le estamos «vacilando» si no nos nace.

Pero ¿quién eres tú para juzgar los tiempos de nadie?

Puede que haya tenido una cita estupenda con alguien, con mucha química o que estuviera con las hormonas por las nubes o que pasaran mil cosas. Puede que otro día se sintiera con menos ganas y punto.

Pero eso no significa que deba tener una repercusión directa en tu autoestima porque no tiene por qué ser solo una cuestión de atracción.

Hay que ver más allá, si no nos arriesgamos a -como anima este coach-, pensar que la persona con la que hemos quedado no es otra cosa más que un objeto sexual y el sexo es el único objetivo y motivación, que además se usa como doble vara de medir para juzgarla.

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Si seguimos este camino, será imposible tener relaciones sanas sin salir de la superficialidad del físico. Cuando, lo que deberíamos buscar en una cita, es averiguar si podemos crear un vínculo emocional saludable.

Conocer a una posible pareja significa buscar a una amiga, alguien con quien formar un equipo fuerte que te apoye en los momentos más difíciles de la vida, porque a su lado son más fáciles. Con quien reír.

Pero nunca vas a encontrar ese tipo de amor si solo ves en la persona que está al otro lado de la mesa, un objeto sexual que debe complacerte.

Tener sexo o no en una primera cita depende de un sinfín de factores. No depende ni del carácter ni de la forma de ser.

Habría que normalizar que los ritmos van y vienen.  Que puedes sentirlo o no. Pero que no significa nada más allá de cómo se dan las cosas. Simplemente que tenemos diferentes experiencias con diferentes personas.

Mara Mariño

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