La idea de que la insatisfacción sexual es sinónimo de falta de orgasmos en pareja (sea casual o estable) está tan extendida hasta el punto de que se ha convertido en un cliché.
Y de ahí aparecen otros cuantos tópicos que se suman a los estereotipos de género: si ella te da una respuesta borde, es una «malfollada» y si él no es un empotrador, no vas a disfrutar tanto en la cama.

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Lo primero que hay que desaprender es esa idea de que el bienestar sexual se mide en orgasmos, porque «no hace falta tener pareja para experimentar insatisfacción sexual», aclara el psicólogo y sexólogo José Alberto Medina Martín (@sex_esteem en Instagram).
Es más, según el experto, «no hay una definición global como tal, ya que cada persona la vida e identifica de forma diferente».
De ahí que el mito de que una dosis recurrente de orgasmos sea la solución a todos los problemas. Entre las causas de insatisfacción sexual se encuentran el miedo, la culpa o la vergüenza, por ejemplo.
«Aprendemos en un sistema muy rígido en términos de sexualidad», afirma José Alberto. «La insatisfacción sexual la podemos vivir como no ser suficientemente atractivos, no ser hábiles en el sexo y resumir todo esto a un enorme y bien sentido ‘soy un inútil’ o ‘quién me va a querer'».
La socialización que vivimos hombres y mujeres juega un papel fundamental en estas dudas que solo aumentan la dificultad de dar con puntos de encuentro.
«Mientras unas buscan a un macho empotrador, ellos buscan a una mujer tierna y empática que les quite parte del peso que conlleva ser hombre», explica.
«Puede resultar la base para muchas violencias y desigualdades. En consulta, las mujeres tienen pánico a no ser deseadas por sus novios, parejas o esposos. Suelen presentar mucha necesidad de validación y de que le den la razón sus terapeutas cuando van a terapia de pareja. También presentan dificultades a la hora de solicitar qué les gusta porque nunca se las ha permitido explorarse o que tengan iniciativa/directividad en el sexo».
«Los hombres por otro lado conciben el sexo como algo íntimo que no comparten. Incluso se enfadan con sus parejas si ellas lo comunican con otras amigas. Como viven el sexo como una demostración, temen el juicio ajeno. El no ser el amante sexual perfecto.»
Su recomendación es la de practicar el sex positive, es decir, vivir la sexualidad como una dimensión que «nos permite descubrir, sentir placer, relajarnos, vincularnos y dar vida. Como una forma de descubrir y explorar, de saber qué te gusta, qué te puede gustar y qué no desde la seguridad, el consenso y una postura erótica».
Los grandes enemigos a los que nos enfrentamos actualmente son las expectativas, que dependen de las características que nos atraviesen, «como el género, el nivel sociocultural o el económico», afirma el sexólogo.
«Habrá expectativas hacia nosotros, que también alimentarán las propias expectativas que tenemos sobre nosotros mismos. Es como un bucle, en constante retroalimentación que se mantiene por las experiencias y las prácticas que tenemos».
Es de ahí de donde proceden los estereotipos como que «los hombres tenemos que estar con el pene erecto en 0.2 segundos, las mujeres tienen que tener el pecho bien elevado y de una forma determinada, los hombres negros deben tener un pene enorme, las mujeres asiáticas no pueden tener vello…» enumera José Alberto.
Cómo trabajar tu satisfacción sexual
Como especialista en sexología, comenta el fin último de la terapia sexual es «que la persona tenga autonomía y no la necesite».
«Con respecto a la insatisfacción sexual, una buena o buen terapeuta sexual debe hacer una recogida individual de información, ver cuáles son las demandas y cuáles son otras causas que un consultante no contempla y que pueden estar manteniendo el problema», explica.
En su experiencia como experto, sus consejos para mejorar la satisfacción en la relación de pareja pasan por abrirse con la otra persona aunque suponga bajar las defensas emocionales que podamos tener.
«Ser observadores y que se expongan a la inseguridad y el miedo en un entorno amable con ellos. Primero identifico, luego acepto, después tanteo y luego hago. Es muy fácil en la teoría, pero no es lineal ni sencillo de lograr. Requiere un estado de vulnerabilidad que muy pocos están dispuestos a vivir».
En cuanto a la otra persona, es importante que la postura sea de completa aceptación: «Hay que ir con mucho mimo y con respeto. Nadie aprende únicamente a base de rapapolvos y recriminaciones. Una autocrítica amable y un trabajo en equipo son variables que nos acercan al éxito».
La sexualidad, como esfera de nuestra vida, también va cambiando a lo largo del tiempo, de ahí que mantener una vida sexual saludable y satisfactoria deba estar abierta a la actualización constante.
«Deseo, adaptación, consenso y comunicación» son las claves que destaca el profesional.
«En términos de erótica, recomiendo mucho innovar. No te hace falta un diván erótico ni un columpio de BDSM. Sorprende a tu pareja, monitoriza sus sensaciones sin olvidarte de las tuyas. Pregúntale, pregúntate cómo te sientes tú. ¿Es esto lo que deseas? ¿Podría ser mejor? Siempre con la postura de disfrutar del proceso de conocimiento, ya que sexo es todo lo que tus ojos interpreten como tal».
Como resume José Alberto: «satisfacción sexual es mucho más que una práctica exitosa. La mayor satisfacción sexual sucede cuando abrazas tu sexualidad, con sus luces y sus sombras, y la vives con dignidad».
Mara Mariño
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