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Que no te engañen, en un ‘pubis perfecto’ también puede haber vello íntimo

Hace un tiempo llegué a la conclusión de que el porno no iba a decidir cómo me relacionaba con ninguna parte de mi cuerpo. Aunque me refiero, más específicamente, al pelo del pubis.

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La imagen de mujeres con la entrepierna completamente rasurada me da un poco de grima. Solo sé que cuando he imitado ese hairstyle, mirar hacia abajo me hacía retroceder en el tiempo.

Concretamente a cuando tenía 6 años y mi monte de Venus era aquel paisaje imberbe de forma natural.

(¿A quién puede excitarle que debajo de unas bragas lo que encuentres sea más similar a la anatomía de una niña pequeña que a la de una mujer? Pues me sorprende la respuesta. ¿Dónde queda el «donde hay pelo hay alegría»?)

No hubo ningún desencadenante, simplemente dejé de estar cómoda viendo aquello tan lampiño. No lo sentía mío, como si no fuera yo realmente la dueña de lo que pasaba allí abajo.

No estuve cuando Newton recibió el manzanazo en la cabeza, pero a mí me pasó algo parecido cuando me vino la iluminación: era yo quien decidía cómo llevarlo.

Y a quien no le gustara, pues mala suerte. Lo que no me permito es no ser la dueña de mí misma (aunque ese «dueña de mí misma» se refiera a mi vello corporal).

Te preguntarás, claro, que a qué viene esta reivindicación así de repente. En una encuesta que ha lanzado JOYclub, comunidad basada en la sexualidad liberal, a sus miembros aparece el vello púbico como una de las cosas que menos les gusta a los hombres españoles en la cama.

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Sí, para los integrantes masculinos, un pubis peludo es tan poco excitante como otras prácticas como el fisting o el trío hombre-mujer-hombre.

Lo cierto es que poner al mismo nivel que te introduzcan la mano o parte del brazo, por el ano o la vagina, con unos pelos en la entrepierna me parece un poco exagerado, pero el resultado está ahí.

Para mí, qué pueda encontrar o no excitante la otra persona en mi cuerpo ya ha pasado a un segundo plano.

Claro que quiero gustar, pero no veo el asunto lo bastante grave como para que sea un impedimento (aunque me arriesgue a que pierda la erección).

La excusa que alguno ha esgrimido argumentando que no es higiénico, también es fácil de desmontar. El vello no es sinónimo de suciedad, es algo natural que protege la zona. No lavárselo bien sí que es una guarrada, pero si se lleva limpio es una zona tan pulcra como cualquier otra.

También os digo que creo que hay puntos medios entre llevar un arbusto entre las piernas y un felpudo bien recortadito -e incluso digno de certamen de jardinería-.

Independientemente de la forma o el largo, me renta más verme bien y sentirme cómoda que estar adaptándome a unos cánones que no he podido elegir.

Duquesa Doslabios.

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Los inconvenientes de rasurarse el pubis o 5 motivos para practicar el ‘Januhairy’

El vello púbico se ha convertido en un elemento tan prohibido y morboso que solo aparece cuando la etiqueta hairy girl o hairy pussy lo permite.

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Vivir en la era en la que el canon de belleza dicta que la piel debe ser totalmente lisa, supone algunos problemas, especialmente cuando hablamos del pelo de ciertas zonas.

Es quizás una de las prácticas más comunes pasar la cuchilla. Pero rasurarse el pubis puede dar lugar a muchos inconvenientes.

Al ser una zona con recovecos y de acceso difícil, creo que todos coincidiréis conmigo, los cortes están casi asegurados.

Las prisas o el desconocimiento se han llevado alguna vez parte de mi labio por delante. Y no es ya solo lo que escuece sino cómo sangra.

Cuando te quieres dar cuenta parece que has tenido una visita repentina de la menstruación mientras empleas medio rollo de papel higiénico en cortar la pequeña hemorragia.

Una herida en cualquier lado puede dar pie a una infección si no se cuida de manera apropiada, y, en la zona íntima también se puede dar el caso.

Si conseguimos evitar que aquello desemboque en una visita al médico, no faltan en ocasiones las reacciones alérgicas que nos dejan la piel como un semáforo.

Y si tienes la suerte de haber escapado de todo esto hasta hoy, hay algo que, me la juego, te ha tocado: los pelos enquistados.

Por tanto, y aprovechando que estamos en pleno enero, propongo que nos unamos al Januhairy. Es un movimiento que busca normalizar el vello corporal dejándolo crecer durante el primer mes del año.

Además de que es la alternativa perfecta si necesitas darte un tiempo con la depilación, es ideal, también, para que seamos conscientes de cómo es el cuerpo en su estado natural.

Lógicamente, aunque todos estamos invitados a unirnos, el movimiento pretende hacer especial hincapié entre las mujeres, ya que somos quienes tenemos que soportar más carga en este aspecto (y a la cantidad de anuncios me remito).

Empoderar el cuerpo femenino, aceptarlo tal cual es, sentirnos cómodas con él y encima, quererlo, una serie de objetivos que nos obligan a desaprender mensajes de belleza que llevamos recibiendo como si fueran dardos desde nuestra infancia.

La campaña pretende que se pierda la vergüenza a tener pelo, que no se sienta la necesidad de disculparse por decidir dejarlo crecer, abrazar la feminidad de la manera que se quiera pero sin la presión estética externa de que hay que depilarse.

¿Te apuntas a dejártelo crecer este enero? Tú eliges la zona, yo ya tengo clara la mía.

Duquesa Doslabios.

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No, el vello púbico no es antihigiénico

Estoy ya un poco hasta las narices de escuchar que tenemos que quitar el pelo de ahí abajo porque es antihigiénico.

CALVIN KLEIN. VICTORIA’S SECRET.

Y no os creáis que se lo he oído a gente recién salida del cascarón, sino también a personas con canas.

Así que es el momento de dedicarle unas palabras a esto.

El vello tiene una función en nuestro cuerpo muy concreta y es la de proteger. El de la cabeza defiende del frío y del sol así como el de las piernas sirve de abrigo. El de las pestañas hace como barrera para que no entren sustancias externas al globo ocular como polvo y el de los pies…

Bueno, el de los pies no sé para qué sirve exactamente pero para algo estará.

En el caso del pelo que cubre los genitales es igual, una barrera de protección más o menos frondosa que sirve como muralla ante los patógenos y agresiones externas.

Nos protegen de infecciones y además mantienen la zona a una temperatura agradable y apropiada (si lo sabrás tú cuando a veces te peinas con los dedos el matojo…).

Pero además tiene una importante función en el acto sexual ya que retiene el aroma de las feromonas.

Y eso sin contar que evita que se nos roce la piel cuando mantenemos relaciones. Porque seamos realistas, con un poco de pelo todo está más suave.

El vello corporal es solo antihigiénico si lo tienes sucio, pero no es problema del pelo, es más bien tuyo y tiene una fácil solución: jabón. Pero para que te hagas una idea sería como sostener que el cabello no es higiénico por el hecho de tener las raíces grasas.

La idea de que dejar crecer o no el pelo y que tiene relación con la higiene corporal, no podría estar más equivocada. Por tanto, como quieras llevar el vello de tu cuerpo, se trata de una elección que deberías hacer con conocimiento de causa.

Si te lo quieres quitar por razones estéticas, es cosa tuya, pero que no sea porque creas que tenerlo es de ser una persona sucia.

Duquesa Doslabios.

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