Archivo de octubre, 2017

A ti, gracias

A veces se me olvida darte las gracias.

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Gracias por aguantar mis enfados. Los de verdad, los estúpidos que no tienen ni pies ni cabeza, los que amenazo con reducir el mundo a cenizas y tú solo esperas a que pase la tormenta para seguir queriéndome de esa forma tuya, tan cruda y tan genuina.

Gracias por cada segundo que me has echado de menos en la distancia. Prometo compensarlos todos cuando llegue el momento de estar juntos.

Gracias por mirarme como si en el mundo no hubiera, no ya más mujeres, sino más personas. Gracias por batir para mí esas pestañas tan largas.

Gracias por todas las veces que has aguantado mis pies helados que te buscaban en la cama, mis manos frías por debajo de tu camiseta, mis duchas a cuarenta grados de temperatura que podrían servir para hervir cualquier alimento.

Gracias por todas las veces en las que me has visto enfrentarme a problemas, porque siempre me dejas hacer, y solo cuando realmente necesito tu ayuda es cuando das un paso al frente.

Y no hay una sola ocasión que te haya necesitado que no lo hayas dado.

Gracias por sacar aire de donde no lo había, por buscarlo hasta de debajo de las piedras, cuando empezaba a desplegar las alas. Por animarme a volar, aunque fuera muy lejos de ti. Por regalarme esas cerillas para mantener encendida la llama cuando amenazara con apagarse.

Gracias por hacerme sentir siempre preciosa, ya esté sudada, con mocos, granos, afonía o hinchada como un globo por la regla. Por enseñarme que la belleza no es algo que yo tenga sino algo a través de lo que me miran tus ojos.

Gracias por demostrarme día a día que mereces todas las alegrías que me depare la vida porque has merecido las penas.

Duquesa Doslabios.

En la cama más besar y menos hablar

Mira que soy pesada. De esas a las que le gusta tanto hablar que, como diría mi madre, no se calla ni debajo del agua. Hablo de lo que sea, donde sea y con quien sea. Hablo tanto que incluso he dado conversación a los de Telefónica cuando no tenía nada que hacer.

Y aún con todo lo que hablo (y con todo lo que me gusta hacerlo), no soporto cuando por un casual encuentro un hombre que habla en la cama.

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Los hombres que hablan en la cama son un porcentaje pequeño pero que puede llegar a resultar irritante. Echar un polvo con un charlatán sexual es como cuando ves una película online que han grabado con subtítulos en otro idioma. Son totalmente innecesarios y te distraen cada vez que aparecen en la pantalla.

Hay varias clases de dirty talk que puedes encontrar en la cama. Por un lado está el que se dirige hacia ti pero en realidad se dirige hacia sí mismo con expresiones del tipo «Mira lo que tengo» o «Todo esto es para ti» en una especie de intento de reafirmación. Sí, está oscuro pero veo lo que tienes. Y sí, ya sé que es para mí, no veo a nadie más en la habitación.

También está el que va narrando cada acción como si se tratara de los comentarios del director: «Ahora quiero que te pongas encima», «Muévete más rápido»… Una cosa es que en un momento concreto nos digan cómo podemos hacer algo mejor y otra que nos vayan dirigiendo continuamente.

Los hay parlanchines inseguros que a cada instante te preguntan «¿Te gusta?» a lo que tú, mentalmente, pones los ojos en blanco. Si no te has dado cuenta por mi lenguaje no verbal de que me está gustando es que no lo está haciendo.

Y ya no hablemos si además esperan que tú les respondas. Conozco mujeres que se ponen más tensas recitando un diálogo sexual forzado que en la consulta del ginecólogo.

No digo que prescindamos de las palabras, de expresiones u onomatopeyas. Una voz en el momento preciso anima a cualquiera. Pero respetemos la libertad que nos da la cama de, por unos instantes no hablar, de sustituir la conversación verbal por gestos, sonidos o movimientos que solo asoman cuando dejamos salir nuestro lado crudo y animal, ese lado que goza del placer puro sin pensar.

Porque es cuando dejamos de hacerlo que disfrutamos de verdad.

Duquesa Doslabios.

Sexoróscopo de la semana: Piscis, el carnicero te preguntará si quieres rabo y no se refiere al del toro

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♈Aries: según los astros esta es la semana más propicia para que hagas cambios en tu vida, incluso uno radical como es pasar de tu arbusto púbico setentero a la depilación integral. Y sí, los huevos también hay que afeitarlos, que los lleves como kiwis no termina de convencer a los planetas.

♉Tauro: lo de que esta semana es un buen momento para apostar te lo vas a tomar demasiado al pie de la letra. Cogerás todo tu sueldo del mes y vas a correr al casino más cercano. Pero ojo, por mucho tiempo que pases perdiendo al blackjack solo porque te encanta la crupier, no vas a conseguir nada. Mejor vete a la barra e invita a una copa a alguna de las turistas chinas de la zona de las tragaperras.

♊Géminis: estás en ese momento en el que sabrás apreciar las pequeñas cosas, algo que te viene como anillo al dedo porque este fin de semana te vas a llevar a casa a un hombre con micropene.

♋Cáncer: vas a vivir un momento emocional muy intenso, porque lo de participar en un trío con tu amigo y su novia te asusta, pero más te asusta no participar y pasar toda tu vida preguntándote cómo sería eso de bajar al pilón de una mujer.

♌Leo: esta semana marcarás claramente tus límites y no vas a permitir que nadie te pisotee, por lo que es mejor que no experimentes con el trampling. Dile a tu novia que lo de andar con botas de tacón sobre tu cuerpo desnudo ya si eso lo dejáis para cuando estés bajo la influencia de Marte.

♍Virgo: es el momento de que dejes atrás tus prejuicios. Vale que el chico es bajito, pero ¿y qué? Los astros pronostican que en lo último que vas a pensar, si le metes en tu cama, es en la altura.

♎Libra: debido a la cercanía de Venus esta semana te sentirás más seductor que nunca. El grupito de octogenarias que siempre están en el banco del parque donde bajas a pasear al perro también va a darse cuenta. Prepárate a escuchar los «Qué buen mozo» y «Quién tuviera sesenta años menos».

♏Escorpio: con esto de que va a ser tu cumpleaños estás llena de energía, tanto que te vas a atrever con todo lo que se te estaba resistiendo. Como lo único que se te está resistiendo es la carretilla, aprovecha esa energía para hacer fuertes tus antebrazos.

♐Sagitario: por muchas ganas que tengas de mirar atrás, los astros no te lo recomiendan, ya que en esa postura puedes hacerte daño en las cervicales. Para la próxima sé un poco más previsora y poneos a hacerlo delante de un espejo.

♑Capricornio: es un momento de inseguridades desde que Google te ha dicho que el granito que te ha salido en el pene puede ser un tumor. No vivas angustiado, ni te lo tomes como nada personal, que para Google todo lo que nos pasa desemboca en muerte segura, y pide opinión profesional para quedarte tranquilo.

Acuario: aprenderás por las malas que un problema se puede convertir en oportunidad. Lo de que tu chica y tú os habéis quedado encerrados en la bodega durante la experiencia de turismo enológica podría tener un final feliz si no hubieras bebido tanto vino.

♓Piscis: la influencia de Marte hará que tu poder de seducción sea imparable. Te darás cuenta sobre todo cuando vayas a hacer la compra y el carnicero te pregunte si quieres rabo. No, no se refiere al de toro.

Descubriendo en carne propia los orgasmos secuenciales

Las mujeres multiorgásmicas son para mí como los billetes de 500 euros. Nunca he visto (ni conozco personalmente) ninguna, pero existir, existen.

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Hasta hace un tiempo incluso pensaba que yo podía formar parte de un club tan selecto ya que descubrí que podía experimentar varios orgasmos en una noche.

Pero empecemos por el principio de los tiempos, que las mujeres, en cuanto a orgasmos se refiere, somos un poquito más complejas.

Como todos sabréis, ya que doy por hecho que no es un secreto para nadie, solemos tardar más en alcanzar el orgasmo.

Si lo representáramos gráficamente, el hombre es como una línea recta ascendente que una vez llega al clímax cae de golpe (algo que te sonará familiar ya que suele caer rendido).

Mientras tanto, la mujer sube progresivamente y cuando llega al orgasmo, la línea cae pero solo un poco, ya que puede tener, al tiempo, otro orgasmo.

Esto es lo que se conoce como orgasmo secuencial y hace precisamente referencia a esos instantes que se dan entre orgasmo y orgasmo, de apenas segundos, hasta que podemos tener otro.

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Para simplificarlo, y que todos (y todas) entendamos la diferencia entre el multiorgasmo y el orgasmo secuencial, imaginad una montaña rusa. Una mujer multiorgásmica puede hacerse varios viajes sin bajarse de la vagoneta, mientras que las secueciales, debemos bajarnos y esperar la cola otra vez para volver a montar.

Ser de un tipo o de otro no implica nada más que cómo experimentas el placer, pero en ambos casos, los orgasmos son igual de buenos para unas que para otras.

En mi caso, el descubrimiento tuvo lugar hace tiempo, en una de esas noches de verano en las que ni aún con la ventana abierta corre una brizna de aire.

Un mosquito (o más bien mosquita por el sonido que hacía) insistía en acercarse a mi cara para poder picarme, y yo, cada vez que notaba el zumbido, encendía la luz para darle caza.

La mosquita, que era una futura mosquita muerta, pero no tonta, en cuanto veía el resplandor desaparecía de la vista y yo tenía que volver a esperar a que se aproximara.

Y claro, ¿qué hace una chica sola en la cama una noche de verano a las dos de la mañana que no puede conciliar el sueño? Masturbarse.

Como después del primer orgasmo me quedé con la curiosidad de si podía tener otro después, descubrí con inmenso placer que no solo podía tener un segundo, sino un tercero (y un cuarto y quinto si me pongo, pero llegar a tres ya me parecía fantástico).

La curiosidad no mató a la gata, pero le descubrió un mundo lleno de muchos orgasmos.

Con el paso del tiempo y más noches en las que me costaba conciliar el sueño, averigüé mis secuencias: veinte segundo de ‘descanso’ para alanzar el segundo y ocho para el tercero.

¿Te animas a descubrir tu secuencia o la de tu pareja?

Duquesa Doslabios.

Carta de la idiota que tuviste en el banquillo

Recuerdo que la primera vez que te vi supe que serías una persona por la que acabaría llorando. Lo supe como supe que la vida tal y como la conocía, la vida A. T., Antes de Ti, había terminado.

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Recuerdo cómo pasamos de cero a cien, sin frenos y cuesta abajo, directos a una pendiente. Era una historia que terminaba en hostia segura. Y lo sabía, vaya si lo sabía, pero si era contigo, no me importaba pegármela, de hecho la habría recibido cuantas veces hiciera falta y siempre de buena gana.

Y cuando sonó la canción de Imagine Dragons en el coche y tuve la urgencia apremiante de abrazarte supe que cada vez que escuchara esa canción durante el resto de mi vida, pensaría en ti.

Me creí todo lo que salía por tu boca, te creí cuando me dijiste que yo era diferente, que hacía mucho tiempo que no llevabas a una chica a tu casa y mucho menos que se quedara a dormir en tu cama.

Te creí cada vez que me llevabas a un sitio especial o me sorprendías con una cena a dos mil metros de altura. Juro que creí que era la única con quien lo hacías.

Creí de verdad, o más bien, me quise creer, que acabaríamos teniendo lugar en algún momento, que habría un “nosotros” más allá de ese presente paralelo de pura felicidad que creamos al conocernos.

Y sin explicaciones, poco a poco, y, al mismo tiempo, de golpe, empezaste a desvanecerte y a desdecirte, como si todo hubiera tenido lugar en mi cerebro.

Sin motivo aparente perdiste el interés en mis mensajes, en mis llamadas, en verme… Y no sabes la cantidad de tiempo que me llevó entender que no es que en tu vida nunca le dieras pie al momento o al lugar, era que en tu vida no querías darme pie a mí.

Tan sencillo como eso y tan desgarrador y doloroso al mismo tiempo.

Y de repente, al tiempo, y sin que yo lo pidiera, volvías, como vuelven las personas que se van por voluntad propia.

Volvías y tirabas todo lo que me había llevado tanto tiempo construir. Volvías y me volvías creyente de nuevo, renovando mi fe en ti. Eras mi puñetero milagro mensual cada vez que desbloqueaba el teléfono y veía tu nombre.

Era una época en la que bebía los me gustas y otras pequeñas tazas de casito como si fueran el único vestigio de agua en un desierto infinito. Apuraba hasta la última gota.

Participé como espectadora pasiva en tu juego de entrar y salir de mi vida. Y ya por fin, no sé si fue a la sexta o a la séptima, pero esa vez que por fin fue la vencida, me di cuenta de lo que estabas haciendo, de que yo solo era una suplente a la que mantenías entretenida con unas pocas migas de atención para que estuviera lista cuando necesitaras que saltara al campo.

Porque no es hasta que te llaman a jugar que te das cuenta de que llevabas todo ese tiempo en el banquillo.

Y fue ahí, por respeto hacia mí misma, que decidí que para eso prefería ser titular en otro equipo.

Duquesa Doslabios.

Invitar o no invitar a desayunar después de una noche de sexo, esa es la cuestión

Dicen que lo cortés no quita lo valiente, pero por lo visto se quedaron un poco cortos a la hora de explicar cómo afectaría esto a la mañana siguiente después de una noche de sexo casual.

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Generalmente tendemos a pensar en el desayuno como en una especie de declaración de intenciones. Tengo una amiga que si ya se resiste a que pasen el tiempo más que necesario entre sus sábanas, no quiere ni oír hablar de comer algo juntos por la mañana. Es de esas mujeres que no quiere complicarse y en seguida te hace saber que está muy cansada y que será mejor que, ahora que habéis terminado, te vayas.

Por experiencia he encontrado de todo: desde hombres que me han aplicado la estrategia de mi amiga u otros que no hacía falta que me dijeran nada porque yo misma cogía mis cosas, agarraba la puerta y me iba. Para mí, dormir es otro nivel de intimidad que va más allá del sexo (algo de lo que algún día escribiré al respecto).

Los ha habido incluso que, además de desayuno, se han ofrecido a llevarme a casa. Y si la mayoría de las veces he sido de volver por mis medios, era algo que se agradecía cuando la casa del susodicho pillaba lejos.

Pero por lo general, siempre que he ejercido de anfitriona he invitado con placer a lo que pudiera necesitar la otra persona: desde una ducha calentita (si veníamos del frío de la calle) hasta una cena/desayuno en condiciones  si era después de una noche de fiesta y consideraba que había que coger fuerzas para rendir apropiadamente.

Y aunque no siempre me han aceptado el desayuno (allá cada uno) siempre lo he ofrecido.

Supongo que estas (malas) formas de despedir en ayunas tendrá que ver con el hecho de que a la mañana siguiente no estamos bajo el abrigo de las copas, la noche (esa que nos confunde) o la urgencia del momento. A la mañana siguiente todo se ha extinguido y en ocasiones solo queda eso: dos personas que no se conocen de nada, e igual no quieren ni hacerlo, que solo han compartido un buen momento.

¿Cómo es imposible que nos pueda más el sentirnos incómodos por la intimidad de un café que los modales que nos han enseñado? ¿En qué momento venció el sexo a la buena educación?

Duquesa Doslabios.

Sexoróscopo de la semana: Libra, no hagáis mucho ruido que las paredes del hotel son muy finas

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♈Aries: las personas no cambian excepto tu novia, que de repente has descubierto que puede eyacular como un aspersor. Los astros prevén que esta semana pondrás muchas lavadoras.

♉Tauro: este fin de semana se te presenta con mucha pasión en el cuerpo por la influencia de Marte. Vamos, que estás más salida que el pico de una mesa. Los astros indican que vas a  fusionar tu esencia con ciertas entes, que traducido en castellano significa que este finde follas por narices.

♊Géminis: libérate de cargas innecesarias. Según la filosofía cósmica tienes que dejar salir para que pueda entrar lo demás. Si lo de beber agua templada no funciona prueba con un enema. Le acabarás cogiendo el gusto a la ducha anal.

♋Cáncer: puedes con cualquier cosa tú solo, especialmente desde que Internet ofrece porno gratis. ¿Quién dijo que necesitas a nadie? Como la mano que te echas tú no te la echa nadie. Eso sí, deja pañuelos de papel cerca por aquello de no ir con la mano pringosa hasta el baño. Corres el riesgo de cruzarte con tu madre por el pasillo.

♌Leo: quieres que las cosas se asienten, quien dice «cosas» dice «culo y vulva». Y que se asienten sobre tu cara concretamente.

♍Virgo: tus ganas de apuntarte a cualquier cosa y frecuentar nuevos círculos terminarán contigo en un local de intercambio de parejas. Ojo con el jacuzzi. Los astros presagian que la cálida temperatura no se debe al programa de hidromasaje. Ah, ¿que te gusta practicar sexo en orines ajenos? Pues es tu noche de suerte.

♎Libra: con el cambio de luna te sentirás renovado. Huirás de la rutina y buscarás nuevas experiencias. Es el momento de coger a tu pareja y hacer una escapada romántica. Quien dice romántica dice sexual, pero ya me entiendes. No hagáis mucho ruido que ya han llamado dos veces a recepción quejándose por vosotros. Si es que las paredes del hotel son de papel.

♏Escorpio: esta semana vas a reinventarte literalmente ya que se te va a ocurrir un juego de rol para desarrollar entre las sábanas. Como tu nivel intelectual está tan favorecido por las estrellas se te olvidará que lo que querías era sexo y acabarás discutiendo con tu pareja acerca de las complejas vidas de vuestros personajes ficticios.

♐Sagitario: estás sometida a mucha presión. Lo más seguro es que sea porque la saca del todo justo antes de meterla cada vez y te está entrando tanto aire a la vagina que te sientes como una gaita gallega. Verás qué risa cuando te incorpores y salgan los aires en forma de pedo vaginal.

♑Capricornio: hay cosas que se escapan de tu lógica, como lo de alcanzar el punto G de tu chica mientras estimulas su clítoris. Los astros indican que tus expectativas se van a cumplir y ella finalmente llegará al orgasmo. Te dejo el vídeo que le sirvió a Aries para aprender a hacerlo bien.

Acuario: tienes que dejar que los acontecimientos sigan su rumbo. Escribirle comentarios en cada foto, mencionarle en tu stories, mandarle canciones por WhatsApp, seguirle por la calle, vigilar su portal desde el coche o entrar por las noches a su habitación a ver cómo duerme puede resultarle un poco agobiante.

♓Piscis: necesitas viajar para sentir la energía y vibraciones de otros lugares y personas. Pero como este mes no tienes dinero te vas a comprar un consolador para, por lo menos, recibir alguna vibración.

El otoño: la mejor estación del año para tu vida sexual

Algo tiene el otoño que siempre resulta la estación más romántica del año, no sé si es la cubierta multicolor de hojas que se forma en las calles o el olor de las primeras lluvias tras el verano, que se esperan con ansia después de los periodos de sequía.

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Alejados de las altas temperaturas, el otoño pide calor y cercanía, pide tardes en casa tirados en el sofá con una película. Al reanudarse la rutina perdemos el ‘estrés veraniego’ de aprovechar cada día y cada rayo de sol. Puede que con el mal tiempo no nos apetezca pasar tanto tiempo en la calle, pero, por otro lado, volverse «casero» significa que aumenta la cantidad de encuentros.

El otoño es la prueba de fuego para tu flechazo veraniego. Si a diferencia de tu bronceado supera los primeros días de septiembre, es cuando sabes que es real. Y, por lo general, preferimos practicar sexo cuando ya conocemos a la otra persona que estar metiendo cada dos por tres gente aleatoria en la cama (especialmente para evitar repetir las cantinelas de siempre: «el clítoris está aquí», «me haces daño con los dientes»…).

No hay nada como el sexo otoñal, ese que ya no sabe siempre a sudor y a agua de mar, ese que te permite experimentar en cualquier tipo de postura el tiempo que haga falta sin tener que parar porque hace demasiado calor, el mismo sexo que incluso pide una sábana de vez en cuando y que te permite quedarte, después de terminar, acurrucado, piel con piel, sin romper el contacto.

El sexo otoñal significa vida más allá del trío estival formado por ti, el ventilador y tu pareja.

Pero además la cercanía del comienzo de la etapa de hibernación, también conocida como aquella en la que todo el mundo parece querer tener pareja para tener con quien pasar las tardes frías, es también una época fantástica para disfrutar de la soltería.

Entre el comienzo del nuevo curso, la vuelta al trabajo, al gimnasio, a las clases de idiomas, a salir con las amigas de nuevo, a Halloween… sobran las ocasiones de conocer gente, independientemente de que quieras, o no, que se queden a desayunar al día siguiente.

Ya lo dice el refrán: En otoño, pan de ayer, vino de antaño y sexo a diario. 

Duquesa Doslabios.

¿Has sufrido Tindstagramming?

Todos hemos usado Internet para ligar, todos. Y quien esté libre de pecado que niegue haber dado nunca un like con segundas intenciones.

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Hace diez años, el ligoteo se daba a través del Messenger, con esas conversaciones tan llenas de emoticonos que hacían las palabras innecesarias, con los zumbidos urgentes que seguían los apremiantes «cnt» o «ctxt» y con abreviaturas que harían las delicias de cualquier desencriptador.

Después pasamos a las redes sociales, a Tuenti, Facebook, Instagram y esos «Me gusta» que en realidad significan «Me da absolutamente igual lo que publiques porque quien me gusta eres tú«.

Es algo tan natural y a lo que estamos tan acostumbrados que ya nadie se sorprende cuando te dicen que dos personas se han conocido en la red, especialmente desde el desarrollo de aplicaciones como Loovoo, Tinder, Happn, Meetic… o un sinfín más de juegos de palabras en inglés convertidas en los nuevos puntos de encuentro en la era 2.0.

Algunas, como es el caso de Tinder, te permiten enlazar tu cuenta de Instagram con el perfil del programa, lo que significa que se da acceso a las imágenes de la red social y permite a los que ven tu perfil conocerte más allá de la información que se escriba en la aplicación.

Sin embargo, hay ciertos usuarios que, no contentos con el unmatched (cuando el otro usuario decide que no está interesado y elimina a esa persona de la lista de usuarios que pueden verla o mantener conversación con él o ella) deciden salir de la aplicación e iniciar conversaciones en Instagram, llegando incluso al punto de, en algunos casos, insultar a la persona por no haberle dado la oportunidad de conocerse.

Esto, además de demostrar la incapacidad de más de uno (o de una) de no aceptar un «no» por respuesta, es una falta de respeto hacia la voluntad de la otra persona y algo que demuestra que no se tiene mucho amor propio a la hora de forzar una conversación, que por uno de los lados no es deseada, de esa manera.

No olvidemos que una cosa puede ser insistir y otra muy diferente acosar. Y me temo que los hay que tienen los conceptos mezclados.

 

«En el colegio se debería estudiar la sexualidad con la misma atención que la Pirámide de los Alimentos»

Aprovecho el sábado noche para hacerle un pequeño examen a mis amigos. La foto del dibujo de una vulva (de estos de libro de biología) me sirve para averiguar cuántos saben identificar las distintas partes.

Si bien la mayoría pasan la prueba, es un tema que me sorprende como alguno (y alguna) trata con vergüenza e incluso se siente incómodo por la imagen.

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A la hora de preguntarles por sus conocimientos sobre la materia, escucho respuestas de todo tipo: mientras que en los colegios de algunas provincias imparten alguna clase de educación sexual, en otras ninguna en absoluto. Y además sin ningún tipo de relación con la orientación religiosa del centro.

Entre las diferencias de los centros y la cantidad de parejas y amigos desinformados que me he llegado a encontrar, decido contactar con María, pseudónimo de una enfermera que lleva 14 años dando las charlas de educación afectivo-sexual en un colegio de la capital.

Lo más preocupante es que según el último informe de la Federación Española de Sociedades de Sexología, el contagio de enfermedades de transmisión sexual ha aumentado en los últimos años, sobre todo en la franja entre 15 y 24 años. ¿Puede estar relacionado con una falta de educación sexual? Mi entrevistada lo tiene claro: «Creo que sí. Se confunde la cantidad de información que hay con los conocimientos que manejan los jóvenes. Y la informacion que manejan o no es la adecuada o se minimiza respecto a que te puedas contagiar algo».

Colegios que dan clases, otros que no, ¿estamos hablando de una educación que es responsabilidad de los centros o debería ser cosa de los padres? «Los padres tienen que educar a sus hijos para la vida. Somos seres sexuados y por tanto lo afectivo-sexual forma parte de nosotros. Tiene que ser algo de lo que se pueda hablar en casa con naturalidad, como se habla de cualquier otro tema» afirma María. «En la escuela también se tiene que abordar con la misma atención que se emplea al hablar de la Pirámide de los Alimentos, por poner un ejemplo».

A la hora de la educación sexual en el país sí que es cierto que «se llevan a cabo programas, pero no es algo extendido a todos los colegios. En muchos centros educativos funcionan bien. En algunas comunidades autónomas hay programas que abarcan varios cursos, en otras apenas se hace algo. Sigue siendo una asignatura pendiente«.

Si tenemos la suerte de que en nuestro centro impartan clases no suele ser más de una o dos horas en toda nuestra vida estudiantil, ¿es suficiente? «No. Unas charlas puntuales sirven para crear un espacio en el que se puede hablar del tema: dar una informacion precisa y adecuada de cómo son nuestros aparatos reproductores y cómo funcionan» dice la enfermera.

«Pero no es suficiente hablar de reproducción sino de cómo podemos sentir placer con otra persona sin poner en riesgo nuestra salud, y eso es tan importante como aprender a  poder hablar con nuestra pareja sea esporádica o estable. El aprendizaje necesita tiempo y no nos podemos conformar con la suerte de poder programar algunas charlas en las apretadas agendas escolares. La educación  se tiene que abordar desde distintos ámbitos y continuada en el tiempo«.

En la opinión de María, una correcta educación sexual en los centros debería empezar «en 4° o 5° de Primaria. Se puede ir adaptando el contenido en función de los temas relacionados. Debería comenzar sobre los 9 años o incluso antes porque los cambios hormonales van a empezar a producirse y si comprenden que es algo natural, lo van a afrontar mejor».

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«No es sólo dar información, es enseñarles a manejarla y a no discriminar, ni sentirse discriminados en razón del sexo ni tampoco por su orientación sexual».

Un programa ‘ideal’ «debería  contar con un número adecuado de horas para que el aprendizaje sea efectivo. Yo creo que dos horas al mes podría estar bien y así valorar la efectividad al trimestre. En cada nuevo curso se deberían ampliar los contenidos, según las edades» afirma la enfermera.

Y por último, tengo curiosidad por saber si dar este tipo de charlas ha ayudado a María a abordar el tema con sus propios hijos: «Me considero afortunada, porque les ha facilitado esa comunicación. Nosotros como padres hemos tenido una educación limitada. De niña he podido saber por mi madre todo acerca de la regla, pero con respecto a la pregunta de «de dónde venían los niños», «eso ya nos lo explicarían en el colegio» o una amiga más enterada, como fue mi caso. Tengo amigas de mi edad que sus madres no se atrevieron ni a tocar el tema de la regla. Aunque han pasado muchos años, actualmente en muchas casas se viven situaciones parecidas«.

Duquesa Doslabios y María.