Archivo de octubre, 2017

Sexoróscopo de la semana: Géminis, o baja él también al pilón o no hay felación

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♈Aries: sientes la irrefrenable necesidad de vivir aventuras arriesgadas, así que por fin te vas a decidir a probar el sexo con velas. En lo que no habías caído es que las velas de cera de abeja que tienes por casa van a dejar a tu novio más quemado que Anakin Skywalker después de la batalla de Mustafar. Para la próxima cómpralas de parafina.

♉Tauro: sé de alguien que te quiere cerca, pero muy muy cerca. Y no me refiero a la rubia que se sienta en la mesa de enfrente con la que cruzas miraditas, mejor mira hacia tu derecha. Sí, es Antonio, no te sorprendas tanto. Ahora ya sabes por qué se puso tan raro en la última cena de empresa.

♊Géminis: eso de dar el 100% y recibir solo el 50% no es suficiente. O él también baja al pilón o aquí no hay felación. No le des más vueltas.

♋Cáncer: eres tú quien tiene la última palabra para hacer lo que de verdad quieres, y lo que de verdad quieres es hacer el puente. Tu marido no lo ve tan claro, que todavía le duele la espalda del giro que hizo el otro día en la partida de futbito con los amigos.

♌Leo: no vas a poder escapar del pasado, de hecho volverá a por ti. Tú decides si le contestas o no el WhatsApp, pero es mejor que le plantes cara. No dejes que te enrede con la misma historia de siempre de que se ha dado cuenta de que no puede estar sin ti. Solo quiere mojar el churro, como las últimas quince veces.

♍Virgo: esta semana te vas a dar cuenta de que si fuerzas las cosas no encajan. Pero vamos, que es culpa tuya por haber tirado las instrucciones del set de cadenas y grilletes. El tornillo Edgål no va con el arnés Strönj. Déjalo a un lado, que te las vas a acabar cargando, y ponte la próxima vez que estés en el trabajo un tutorial de cómo enganchar los anclajes a tu cama en condiciones.

♎Libra: estás preparado para superar cualquier cosa, algo que te va a venir muy bien cuando te de un gatillazo. Menos mal que tienes iniciativa y no cometerás el error de dejar a la chica a medias. Recuerda que tú tienes el control de tu vida, quizás no de tu pene, pero tienes dos manos y una lengua para compensar.

♏Escorpio: a veces hay que ponerse en el lugar del otro así que cambia de postura de vez en cuando, que estás tú muy cómoda en el misionero y una vez te tumbas no hay quien te mueva.

♐Sagitario: es un momento perfecto para que se crucen personas velozmente en tu vida, así que deberías probar las citas rápidas, que últimamente estás muy de capa caída. La gente no se te acerca ni cuando vas en el metro en hora punta.

♑Capricornio: si dejas que lo negativo llegue a ti lo atraerás cada vez más, así que deja ya de darle bola a ese tío de tu grupo que no te conviene para nada. Abre los ojos. También le está tirando la caña a tu amiga Ana. Si no me crees pregúntale este viernes cuando salgáis de fiesta (a Ana, que él lo va a negar completamente).

Acuario: antes de saltar debes tomar decisiones. ¿De verdad crees que no vas a darte en la cabeza contra la mesilla haciendo el salto del tigre? Porque yo la veo muy cerca… Bueno, bueno, tu verás, luego no digas que los astros no te avisaron.

♓Piscis: todo tiene un límite y tú lo vas a romper esta semana. Dile a tu novia que no se preocupe que es un desgarro pequeñito. Hombre, si me dices que lleva ya varios días sangrándole igual deberíais ir a urgencias. Verás la cara de la enfermera cuando digas que le estabas dando por culo.

La regla de la nariz y su relación con el tamaño del pene

Cada vez que me reúno con mi grupo de amigas hay ciertos temas de conversación que siempre salen por ser los favoritos: últimos viajes, reconocimientos en el trabajo… Pero la clave para averiguar cuál es el tamaño del pene de un hombre, antes de verlo en directo, es el más entretenido.

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No es algo que tenga un trasfondo profundo y decisivo en nuestras vidas, pero una conversación picante entre amigas es de las cosas más divertidas que te puede brindar la vida. Acumulamos más sex talks que cualquier conferencia TED.

Si el tema nos mantiene tan intrigadas es porque, a diferencia de los hombres con el pecho, que es algo que se puede intuir a primera vista (y que por mucho que lleves un push up el tamaño siempre será aproximado), no hay manera de que podamos saber qué nos espera entre vuestras piernas.

En ese momento se suceden diversas teorías, como si en vez de estar haciendo la cola para que nos den mesa en ese local nuevo que acaban de abrir, nos encontráramos en plena aula magna de la Facultad de Matemáticas de Cambridge.

Una afirma que está directamente ligado a las manos y a los pies, mientras que otra sostiene que es una tontería, ya que ella recuerda perfectamente la noche que pasó con aquel francés de manos pequeñas que luego tenía una buena baguette (por aquello de la nacionalidad).

Otra interrumpe afirmando que la relación se da entre la distancia del pulgar hasta la del dedo corazón mientras que otra le replica que no es factible empezar a medirle la mano en plena cita. Una añade que es inversamente proporcional a la altura, por lo que cuanto más bajito mejor calza y que cuanto más alto, de menor tamaño la tendrá.

Durante la conversación se ponen sobre la mesa todos aquellos novios, ex novios o líos de una noche que nos sirvan de ejemplo para las conjeturas o bien para refutar las hipótesis.

Y justo después de esa mezcla de especulaciones, sale la teoría de la nariz, la cual, según el criterio femenino, sostiene que es la que nos puede dar una idea aproximada de lo que nos espera.

Cada vez que saco el supuesto nasal es como si se hiciera la luz. De repente todo tiene sentido (o al menos en la mayoría de los casos).

Si bien hacemos memoria y nos ponemos a pensar en las narices (y lo que no son las narices) que hemos disfrutado que confirmen la teoría, al final todas coincidimos en lo mismo: mayor o menor tamaño lo que realmente nos importa, a la hora de tener sexo con alguien, es la química.

Y no existe la manera de medirla.

 

Duquesa Doslabios.

Cómo hacerte el amor cuando ya te lo he hecho más de quinientas veces

Te sé de memoria. Te sé por delante, por detrás, de perfil izquierdo, perfil derecho, perfil de Facebook y perfil de Instagram.

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Hemos llegado a ese punto en el que conozco tu cuerpo como el mío y lo navego con la seguridad de quien sabe a dónde va y en qué momento ir.

Reconozco tus rincones, tus secretos. Sé qué te gusta, qué no. He desarrollado, de escucharte, tan buen oído que puedo solfear todos tus sonidos.

Cada vez que te hago mío me cautivas más. Si ya me encantabas al principio, ahora, más que gusto, eres un placer adquirido, por lo que has vuelto sibaritas mis sentidos.

Y pese a que según pasan los años a tu lado te tengo en la cama aprendido, quiero seguir creciendo, explorando caminos.

No te confundas, que no te cambio por nada. Ya sabes que de todo lo bueno repito, y de ti quiero barra libre toda mi vida, como que eres mi sabor favorito.

Hoy unas velas, mañana la lista de baladas de Spotify, pasado bragas nuevas, el mes que viene en el asiento de atrás de tu coche, perdidos en algún camino de tierra detrás de un polígono industrial.

Después en un hotel de tres estrellas, que contigo parecen cinco y un cometa. Luego jugamos o nos vemos una porno y te pido que me tires del pelo. Para más tarde, lo hacemos en esas duchas que siempre se nos quedarán pequeñas.

Que si no puedo esperar, te mando las tetas por WhatsApp, a no ser que la impaciencia me pille contigo y nos quedemos en el suelo de la entrada, convirtiendo la ropa en la alfombra improvisada de tu piso.

Y comerte otro día a escondidas en el cine y que me bebas en la terraza. Que si por debajo pasa gente y nos ven, pues tampoco pasa nada (y si pasa, se saluda).

Porque pueda que ya te haya hecho el amor más de quinientas veces, pero créeme que mi idea es volverte exponencial, hacértelo otras quinientas por quinientas veces más.

Duquesa Doslabios.

La primera vez que me acosaron sexualmente

Tendría ocho o nueve años. Estaba en el metro con mi familia camino a un mercadillo y cuando iba a bajarme del vagón noté que me tocaban el culo.

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Al girarme, un hombre, ni muy joven ni muy mayor, retiraba el brazo y volvía a acomodarse en su asiento. «¿Qué pasa?» me preguntaron, y al contar lo que había sucedido mi padre y mi tío se giraron corriendo, pero el vagón había cerrado sus puertas.

El hombre nos miraba desde el interior del vagón, seguro, tranquilo, con una media sonrisa congelada en su cara. Esa estúpida media sonrisa que sé que, de haber sido de otra manera, mi padre le habría reventado.

Tenía ocho o nueve años y recuerdo pasarme el resto del día sintiéndome sucia y deprimida. También me sentí así los días siguientes y me siento así años más tarde recordándolo.

Me llevó mucho tiempo entender que desgraciadamente, hay una serie de hombres (porque nunca en mi vida me ha acosado sexualmente una mujer ni conozco a nadie que le haya sucedido) que consideran que tu cuerpo está a su libre disposición, ya sea para verlo, juzgarlo o incluso, en casos extremos, tocarlo.

A los diecisiete, yendo al colegio, un coche seguía mi camino. Recuerdo que se paró a mi lado varias veces y el hombre que lo conducía me miraba señalando el asiento del copiloto vacío.

Apuré el paso y en un semáforo un poco por delante de mí, se paró, se bajó del vehículo y abrió la puerta. Eché a correr en dirección contraria y cuando llegué al lugar donde esperaban mis amigas me eché a llorar sin poder contenerme. Fue de las veces que más miedo he pasado en mi vida.

Con el paso de los años he ido coleccionando muchos más momentos de acoso, como quien colecciona sellos, en una caja y a buen recaudo dentro de mi cerebro, donde nadie lo pueda ver y sea yo la única que pueda acceder a ello para procesarlo.

Tengo de todo: silbidos, piropos no deseados de desconocidos, miradas a mis piernas por parte de los que han sido vecinos por veinte años, tocamientos disimulados y tocamientos exagerados casi hasta dañinos que más que una caricia eran un agarre con rabia, siseos, seguimientos por la calle y gestos lascivos.

Me ha pasado de día, de noche, a las tres de la tarde, yendo sola, con amigas, con novio, en España, en otros países, saliendo de casa, en el pueblo de mi amiga, en una calle desolada, en un local lleno… Los he recibido de hombres jóvenes, adultos de todos los tipos, ancianos, de todas las etnias, con todos los acentos posibles y en cada situación he pensado y sentido lo mismo.

He pensado que no es justo que por ser mujer no se respete mi cuerpo, que es mío y sobre el que yo decido. No es justo que se me considere de una categoría inferior, como que estoy a disposición de lo que quiera decir o hacer el hombre de turno. No es justo porque soy mujer, sí, pero como mujer que soy, también soy persona y merezco el mismo trato respetuoso que yo les dispenso a ellos.

Duquesa Doslabios.

Sexoróscopo semanal: Virgo, se te ha olvidado comprar condones y este fin de semana te vas a arrepentir

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♈Aries: como necesitarás que respeten tu espacio esta semana no es recomendable que pruebes juegos de sumisión, a no ser que quieras ser tú quien lleva las riendas (o la fusta). Es una semana en la que las colaboraciones de otras personas te serán muy útiles. Igual es el momento de pedirle a tu amiga que te acompañe a comprar lencería, que ella tiene muy buen gusto para estas cosas.

♉Tauro: te estás cuestionando temas que pensabas que estaban claros para ti, por lo que empiezas a mirar el sexo anal con otros ojos. Los astros recomiendan que te muestres receptivo (y que por si acaso compres lubricante a base de agua).

♊Géminis: es un buen momento para tirar de agenda y llamar a esa persona con la que tienes un asunto pendiente. Quien dice «asunto» dice «polvo», así que llámala, que dicen por ahí que ahora no tiene pareja.

♋Cáncer: inexplicablemente se te están resistiendo más de lo que creías. Los astros te recomiendan ser detallista, como por ejemplo con una cena romántica, velitas… Junto al plenilunio allanarán tu camino (hacia la cama o hacia su corazón, dependiendo de lo que busques).

♌Leo: deja ya de preocuparte con que estás embarazada, que te va a venir la regla. Acuérdate de ponerte una compresa antes de salir de casa, luego no digas que no te avisé.

♍Virgo: se te ha olvidado comprar condones y este fin de semana te vas a arrepentir. No hagas el tonto que puede que no tengas tanta suerte como Leo.

♎Libra: estás en esa fase en la que lo ves todo color de rosa. Te contesta los whatsapps, te menciona en los stories… hasta se ha cambiado la foto de perfil de Facebook por ti. Parece que este por fin es el bueno.

♏Escorpio: eso que te ha propuesto tu pareja si ya suena bien, imagínate llevarlo a cabo. Sí, es una posición complicada y sí, necesita mucha flexibilidad, pero para algo estás yendo a yoga, ¿no?

♐Sagitario: es el momento de decidir si te depilas el arbusto o solo lo recortas. Ten cuidado con lo que vayas a hacerte, si te lo dejas bonito recuperarás la chispa pero si te haces un destrozo pasará mucho tiempo hasta que vuelvas a sacarlo a paseo.

♑Capricornio: nadie dijo que hacer el antílope fuera fácil. Déjate de dramas, aguanta el dolor de brazos y le acabarás cogiendo el gustillo.

Acuario: vas a vivir situaciones emocionantes. Te van a llevar al cine pero no a ver una peli, sino a tener sexo en el parking del centro comercial. Lo emocionante es que en ese lugar también hacen botellón los chavales del barrio. No te quites el sujetador por si las moscas a no ser que quieras protagonizar el próximo vídeo viral de las redes.

♓Piscis: las vibraciones de la luna llena te transmitirán energía como para pasar un fin de semana de sexo sin fin. Olvida las experiencias negativas pasadas, en especial ese chico que te escupió en la boca en pleno polvo, y limítate a disfrutar.

¿Han muerto las primeras citas?

Pido un minuto de silencio. Pero uno de esos de verdad que se hacen ínfimos de lo que te concentras en el motivo por el cual lo guardas.

Pido un minuto de silencio por todas las primeras citas que ya no se organizan. Algo que ha pasado de ser tan habitual, que ni reparábamos en ello, a ser calificado como especie en extinción.

50 PRIMERAS CITAS – INSTAGRAM

Y yo, que no soy de mirar hacia otro lado, que me gusta señalar pecado y pecador, lo achaco, en primer lugar, a la pereza que nos entra por esforzarnos en conocer a una persona, de invertir nuestro tiempo en ella. De escuchar con atención. Porque nos hemos vuelto vagos en el amor y en las relaciones en general. Queremos todo masticado y fácil, para que no se nos atragante. Lo queremos más que rápido, inmediato, si puede ser para ayer, que si tenemos que esperar puede que nos deje de interesar.

Es por eso que le echo la culpa también al pragmatismo del que hacemos gala y que se ha convertido, si bien en una ventaja en el ámbito laboral, en un lastre para el emocional. Porque si ya es difícil competir para hacernos un hueco como profesionales, ¿cómo podemos combatir contra un teléfono que en cuanto sea desbloqueado mostrará solicitudes de amistad, likes, mensajes privados y gente, en general, como nunca antes a nuestro alcance?

Conocemos a tantas personas que fácilmente hemos duplicado o triplicado la cantidad de primeras citas que pudieron tener nuestros padres. Conocemos a más personas pero las conocemos menos, lo que hace que no nos queramos esmerar tanto para una primera cita ya que se sucede varias veces al mes. Ahora tiramos de la que es ya la habitual, común y ordinaria pregunta: «¿Te apetece que nos tomemos unas cervecitas?», o incluso para los más directos «¿En tu casa o en la mía?»

Pero quiero reivindicar, en mi nombre y en el de aquellos que nos preocupa que ocurra esta extinción masiva, esas primeras citas especiales más allá de un encuentro en el bar de la esquina. Esas para las que, para empezar, analizabas meticulosamente cada detalle de una conversación para sacar, quizás mencionado entre líneas, las aficiones de una persona que podían ser una pista para organizar un encuentro único y característico.

Aquellas para las que te preparabas a conciencia, como si solo tuvieras esa oportunidad para dar una buena impresión. Esas en las que, si era sorpresa, no sabías ni dónde empezarías ni dónde terminarías la velada. Reivindico una primera cita con un significado detrás, porque él o ella quieren compartir, en concreto contigo, ese momento y ese lugar.

Que vuelvan las primeras citas, lo románticos las estamos esperando con ganas.

Duquesa Doslabios.

Soy las dos veces que me han roto el corazón

Soy todas las veces de mi vida en las que he amado hasta las trancas, haciendo caso omiso a la cabeza y dejándome llevar por el corazón.

Soy también, las dos ocasiones en las que se me ha llegado a romper. La primera culpa mía. La segunda fue de él.

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Soy todas y cada una de las ocasiones en las que me he quedado sin aire solo por estar cerca de esa persona. Soy de quien me ha robado un beso, las bragas, la energía y hasta los miedos. Soy de quien me ha hecho valiente.

Soy de quien pienso cada vez que escucho una canción romántica, de quien me acuerdo ya sea estando a su lado o pensándole a kilómetros.

Soy, en parte, de todos aquellos que me han puesto la piel de gallina. Soy todas las personas que han pasado por mi cama, sofá, mesa, ventana, baño y cocina. Soy la que todavía espera que griten su nombre en medio de un orgasmo.

Soy las veces que me han hecho temblar, estremecer, vibrar, estallar, arder, detonar, volar, correr, planear… De los que me han subido a lugares desconocidos a través de unas manos o una lengua, ya fuera sobre mi cuerpo o mediante palabras.

Soy las rupturas que he vivido, esas que me han convertido en quien soy. Soy las lágrimas que nunca pensé que lloraría por nadie, soy la rabia y la impotencia, soy la soledad. Soy la nada absoluta en la que quedas convertida cuando desaparece ese todo que es la persona que para ti representaba tu vida.

Soy el resurgir de después. Soy ese corazón tambaleante que volvía a dar sus primeros pasos después de recomponerse. Soy las ciento cuarenta y nueve veces que me he enamorado a primera vista en el transporte público.

Soy todos aquellos a quien me he entregado de manera física, pero soy más a quienes me he dado de manera emocional. Soy de quien me ha visto desnuda y de quien me ha desnudado el alma hasta verme, de transparente, cristalina. Soy un conjunto de todo, y con todo, sigo siendo yo misma. De todos ellos, sí, pero antes que de nadie, mía.

Duquesa Doslabios.