Archivo de diciembre, 2020

Una ginecóloga nos resuelve las dudas más comunes sobre el VPH

Fue a los 16 años cuando mi madre me habló por primera vez del Virus del Papiloma Humano, y lo hizo por una razón muy concreta: era el momento de que me vacunara.

En aquel momento, no tenía mucha idea de qué era aquello de lo que necesitaba protegerme. Y es que algo tienen las enfermedades de transmisión sexual que preferimos hacer -tengamos la edad que tengamos-, como si no estuvieran ahí fuera, como si no existieran.

Pero lo cierto es que, por mucho que nos dé reparo hablar de ellas (o incluso asumirlas si se da el caso de contagiarnos), hay que ponerlas sobre la mesa, informarnos todo lo que podamos y procurar prevenirlas manteniendo una vida sexual segura.

Y es precisamente de lo que se ha encargado la Dra. Virginia Benito Reyes, especialista en obstetricia y ginecología de Vithas Las Palmas, al responder algunas de las dudas más frecuentes que tenemos sobre este virus.

SAVAGEXFENTY

¿En qué consiste el Virus del Papiloma Humano?
El Virus del Papiloma Humano es un grupo de virus que puede infectar la piel y las mucosas. Se han identificado más de 200 tipos diferentes y, entre todos, unos 40 son capaces de infectar la mucosa genital y anal de ambos sexos. Estos 40 virus se diferencian en dos grupos: los virus de bajo riesgo, que se asocian a las verrugas genitales, y los virus de alto riesgo, que son capaces de producir lesiones en el tracto genital y cáncer de cuello de útero, entre otros.

¿Cómo podemos contagiarnos y de qué manera podemos protegernos?
La infección por el Virus del Papiloma Humano (VPH) es la infección de transmisión sexual más frecuente a nivel mundial. Es un virus que se transmite mediante contacto sexual, por penetración vaginal y/o anal, por el contacto piel con piel de la zona genital y también mediante la práctica de sexo oral. La forma más eficaz de protección es mediante la vacunación. Todas las vacunas comercializadas contra el VPH ofrecen una alta protección frente a los cánceres de cuello de útero y otros cánceres del tracto genital, así como ano y orofaringe. El preservativo protege frente a la infección y se recomienda su uso. No obstante, no cubre toda la zona genital y, por tanto, no confiere una protección completa.

¿Afecta de forma diferente a los hombres que a las mujeres?
Las mujeres anatómicamente poseen una zona en el cuello del útero denominada «zona de transformación», que tiene las características adecuadas para permitir la replicación viral y la integración del virus en las células con la aparición de lesiones premalignas, así como el cáncer de cuello de útero. Aunque el VPH es la infección de transmisión sexual más común, los cánceres relacionados con el VPH no son frecuentes en los hombres. Los hombres más afectados son aquellos que tienen un sistema inmunológico debilitado, como aquellos con el VIH, u hombres que tienen relaciones sexuales anales receptivas.

¿Cómo ha evolucionado el virus en estos últimos años? ¿Los contagios han crecido o disminuido?
La infección por el VPH afecta al 10,4% de la población femenina en todo el mundo. La incidencia varía en función del área geográfica y de la edad de la población. En España, la prevalencia de la infección es del 14,3% y en las mujeres más jóvenes, entre 18-25 años, del 28,8%. Estas cifras presumiblemente irán disminuyendo conforme la población adquiera la inmunidad que confiere la vacuna que, en la actualidad, está incluida en calendario vacunal para las niñas preadolescentes.

¿Diría que somos conscientes de la gravedad del virus?
En Vithas Las Palmas hemos realizado recientemente una encuesta sobre el grado de conocimiento de la infección VPH en la población femenina de Gran Canaria. De este estudio se desprende que el 7,5% de las pacientes no habían escuchado nunca hablar sobre el VPH y el 22,1% no conocía de la existencia de las vacunas frente al VPH. Son cifras que, por las implicaciones del VPH en la salud de las mujeres, debemos aún mejorar.

Una vez se contrae, ¿cuáles son los pasos a seguir?
Lo más probable es que la mujer desconozca que ha adquirido la infección por el VPH y en pocos meses las defensas del organismo consigan eliminarlo. Frecuentemente son infecciones transitorias que no suponen riesgo alguno para la mujer. Sin embargo, en un pequeño porcentaje de personas, la infección por VPH persiste a lo largo del tiempo porque sus defensas no consiguen eliminarla. Esta persistencia en el tiempo, más que la infección en sí misma, es el factor de riesgo principal para el desarrollo de lesiones.

¿Qué síntomas deberían alertarnos?
El cáncer de cuello de útero no causa síntomas hasta fases avanzadas de la enfermedad y ahí radica la importancia de que las mujeres se realicen revisiones ginecológicas periódicas con toma de citología cervical. La aparición de verrugas genitales habitualmente no se acompaña de otras lesiones de mayor importancia. No obstante, se recomienda que la mujer consulte a su ginecólogo en caso de aparición de estas lesiones.

¿Cuáles son las pruebas que deberíamos solicitar si creemos que podemos habernos contagiado?
Prácticamente todas las personas que han mantenido algún contacto sexual a lo largo de su vida se habrán infectado por algún tipo de VPH, frecuentemente en los primeros años de inicio de la actividad sexual. El sistema inmunológico elimina la infección y en la mayoría de los casos no conoceremos que ha existido esta infección. Existe un pequeño porcentaje de mujeres donde la infección persistirá a lo largo de los años y será capaz de producir lesiones premalignas o cáncer genital, para ello se recomienda practicar citologías cervicales periódicas, con el fin de detectar la enfermedad en fase precancerosa.

¿Es un virus que se pueda tratar mediante fármacos?
No existen fármacos antirretrovirales específicos frente al VPH, no obstante, recientemente se ha comercializado un gel vaginal a base de Coriolus versicolor que parece mejorar las alteraciones de epitelización del cuello cervical y el estado de la microbiota vaginal. Además, existen complejos alimenticios que ayudan a mejorar la función normal del sistema inmune, mucosas y piel.

Y la mayor duda, ¿va a derivar en un cáncer?
El cáncer de cuello de útero es una complicación grave de la infección VPH, pero es muy poco frecuente. La mayoría de las mujeres resolverán la infección viral y no presentarán ninguna complicación. En resumen, la infección por el VPH es un fenómeno muy común, pero su más grave complicación, el cáncer de cuello de útero, es muy poco frecuente.

Duquesa Doslabios.

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Las señales confusas más típicas que mandamos (y por qué lo hacemos)

¿Te ha pasado alguna vez que cuando te sientes a gusto conociendo a alguien -y crees que es recíproco-, esa persona comienza a comportarse de una manera algo extraña y aquello (que no tenía ni nombre todavía) termina por enfriarse?

Es cuando entran en acción una serie de señales que, por su dualidad, te hacen dudar de que estés yendo hacia delante o hacia atrás.

Una de mis asignaturas pendientes es aprender a identificarlas -cuando las recibo y cuando puedo estar emitiéndolas-, porque o yo soy muy poco avispada o de verdad que las nuevas formas de relacionarse se me escapan.

CALVIN KLEIN

El objetivo de recurrir a ellas, consciente o inconscientemente, no es otro que tomar un poco de distancia, que puede ser porque no se tiene todavía claro si hay interés en que pase algo más, por un posible miedo al compromiso, por la incertidumbre de que las dos personas estén en el mismo punto o bien para ralentizar un poco el avance, porque se está en un momento cómodo.

Y todo eso sin necesidad de hablar del tema. Lo que somos capaces de hacer con tal de evitar poner las cartas sobre la mesa

Haciendo autocrítica, hay una en la que caigo de cabeza: la de poner mi vida sentimental en un segundo plano.

Si ya de por sí mi rutina es ajetreada, de un tiempo a esta parte, tiendo a dejar a alguien que pueda estar conociendo relegado a un puesto por detrás de cosas como el trabajo, la familia, quedadas con amigos, estudios e incluso el gimnasio.

Quiero pensar que, si se diera el caso de que aquello empezara a rodar con más fuerza, iría recolocando las prioridades. Pero en un punto en el que todo está tan en el aire, suelo encontrarme bastante ocupada como para hacer planes con regularidad.

Peco también de convertir los mensajes en un diálogo infinito en el que pasan horas entre bocadillo y bocadillo. Y sí, claro que es normal sentir bajón si es imposible seguir una conversación fluida con alguien a quien quieres conocer más en profundidad, sobre todo si el régimen de respuesta es de cuatro o cinco veces al día.

Aunque, por otro lado, bien que nuestro nombre aparece de los primeros de su lista de visualizaciones cuando la otra persona sube una historia. Es de esas pequeñas incoherencias que caracterizan el clásico Hot N Cold -que cantaría Katy Perry-, estamos lejos pero con la suficiente cercanía como para enterarnos de todo y responder con el emoji de turno, cuando igual todavía hay un mensaje sin contestar en la bandeja de DM.

Debo romper una lanza en defensa de que no siempre resulta fácil abrirse. E, incluso cuando lo queremos hacer, expresarse a través de un teclado y no mirándose a los ojos tampoco es la mejor alternativa.

Al final, todo lo que no sea que lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace vaya en la misma dirección, puede dar pie a confusión. Y eso es algo que va desde tener interés (si realmente lo hay), mostrar cariño y hacer partícipe a la otra persona en nuestra vida.

No hace falta tener la conversación de si se es pareja o no (que igual ya somos un poco mayores para eso), pero sí se puede sacar el tema de si se está a gusto y se está en el mismo punto. Sea el que sea.

Duquesa Doslabios.

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¿Y si volvemos a currarnos las primeras citas?

Hoy he vuelto a despertarme romántica. Exactamente igual que en los últimos 28 años, hay cosas que nunca cambian.

En mi mañana de melancolía quiero confesar que echo de menos las primeras citas. Pero las primeras citas auténticas.

PULL & BEAR

No me refiero a esos encuentros a medio camino entre casa de uno o de otro a tomar algo en cualquier bar que fuera cómodo y estuviera bien comunicado, sino a las primeras citas como las que organizaba durante mi adolescencia.

En aquella etapa -tan intensa para la mayoría de cosas-, quedar con alguien por primera vez era todo un acontecimiento.

Y no me avergüenzo de decir que, ya en esa época, pensaba en cada minúsculo detalle: desde el sitio, la ropa, si llevaba el mp3 con una selección musical que escuchar mientras se pusiera el sol y que pudiera servir como canción de los dos, un cuaderno para inventarme un juego de escritura en medio de Debod…

Pero es que realmente vivía aquellos instantes con la emoción de que podría ser la historia que más repitiera a lo largo de mi vida. Incluso aunque me saliera el tiro por la culata, el intento de beso en una cobra o solo durara aquello una semana.

El desenlace era lo de menos.

Para mí, lo importante era darme al 100% desde el primer momento, poniendo toda la carne en el fuego. Y repito que lo de que saliera bien o mal pasaba a un segundo plano, lo importante era ayudar a las chispas (si se daban, por supuesto) con todo lo que estuviera en mi mano.

Entiendo que hoy en día, con la cantidad de gente que conocemos (o que podemos conocer si nos ponemos a ello gracias a ciertas apps), este ritmo de vida tan frenético y nuestros dos, tres o cuatro trabajos, dedicar una hora a organizar algo distinto, a buscar, a llamar por si abren el local a media tarde, a buscar un plan B por si no funciona el plan A, es todo un desgaste.

De la misma manera voy descubriendo que, por mucho que en el fondo anhelemos eso, no nos sale dedicarle tanto esfuerzo e incluso hay quien puede asustarse de encontrarse con una persona que lo planifique demasiado (¡Alerta, no vaya a ser que le gustemos o algo!).

Preferimos quedarnos en la comodidad del tomar algo, de los sitios de siempre, de la zona segura y los planes que, con muy poco, ya suelen salir medio bien. Pero ya no creamos historias.

Me gustaría que fuéramos más conscientes de lo valioso (y atípico) que es estar en una de esas citas sabiendo que le has dedicado ese esmero a alguien sin conocerle -prácticamente- de nada.

Y me quedo también con la visión desde el otro lado: la de que, de buenas a primeras, han pensado algo especial y tan alejado de tu rutina para ti.

Sin más expectativa que la de vivir un rato diferente contigo independientemente de cómo salga. Sin presión, de verdad. No van por ahí los tiros.

No recuperaría muchas cosas de mi adolescencia, pero sí esa valentía que teníamos a la hora de tirarnos a la piscina. Claro que, ya en el aire, pensabas que ojalá que hubiera agua, pero no cambio por nada la sensación de saltar con todas las ganas del mundo.

La vida es muy corta como para que pese más el miedo al porrazo que la adrenalina, la ilusión y todas esas emociones que terminan por movernos, que las que tienden a paralizarnos y quedarnos en las alternativas mainstream.

Las mismas a las que recurrimos, por costumbre, en todas las citas. Al bar y la cerveza de toda la vida.

Duquesa Doslabios.

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Papá Noel, quiero juguetes eróticos que pueda usar en pareja (sí, aunque esté soltera)

Siempre me ha llamado la atención que, más allá del escondrijo de condones, era raro dar con un hombre que tuviera una colección de juguetes sexuales.

Quitando alguna rara excepción porque fuera especialmente amante del BDSM (y contara con una reserva que haría palidecer a Christian Grey), por lo general nosotras solemos ser quienes nos hacemos con algún artículo.

LELO

Esto fue algo que también me confirmó mi visita al Salón Erótico de Barcelona. Hablando con uno de los vendedores, llegamos a la conclusión de que era habitual que, dentro de las parejas, fueran ellas quienes más se atrevían a experimentar, tirando un poco de la otra persona.

Y aunque tener o no algún objeto más especial en la habitación es una decisión personal, soy de las que defiende a capa y espada no solo el autoconocimiento (qué te gusta, cómo, cuándo, dónde y con qué intensidad), sino también que somos responsables de trabajar por cuenta propia en nuestra variedad sexual con o sin pareja.

Aunque, si no se sabe bien por dónde empezar, un buen punto de partida me parecen los juguetes mixtos, que sirvan para utilizar en compañía (siempre limpiándolos muy bien, como conté aquí).

«El uso de juguetes eróticos en pareja puede ser realmente positivo para dar ese toque de novedad a las relaciones sexuales y aprender a conocer y disfrutar más nuestro cuerpo, pero también el de la otra persona. Incluso, puede ayudar a mejorar la comunicación en lo que a intimidad se refiere», afirma Adriana Di Ippolito, responsable de comunicación de LELO en España.

Aunque hay otro estímulo que también me convence, como es el de que surjan situaciones de tensión sexual.

Un sinfín de firmas pueden ofrecernos artículos para darle un giro de 180 grados a una cita y, en el caso de LELO, es el TIANI 3 -un masajeador con dos extremos que estimula tanto al hombre como a la mujer- el que promete ser la mejor alternativa tanto para la intimidad como (¿por qué no?) usar en plena cena en un restaurante.

Pero cuidado, la zona de confort es un terreno resbaladizo si la otra persona se muestra reticente. Sí, por mucho que pueda parecer la mejor idea para que salga de ahí.

Me lo decía mi exterapeuta de pareja y me lo reconfirma Adriana: la clave está en el punto medio. «Si nuestra pareja no quiere experimentar, no debemos forzar nada. La comunicación es fundamental en todas las relaciones, por lo que debemos sentarnos a hablar con tranquilidad, ver hasta qué punto está dispuesta a llegar la otra persona o descubrir qué juguetes le llaman más la atención».

«Quizás la otra persona no tenga problema en que tú uses un juguete, pero él o ella prefiera no hacerlo. O, por el contrario, puede que tu pareja se sienta más cómoda y más parte del ‘juego’ si también tiene un juguete erótico», recuerda la responsable de comunicación de LELO.

Puede que haya mencionado como mejor ejemplo un masajeador, pero hay vida mucho más allá de él.

El famoso succionador de clítoris es toda una sorpresa en otras zonas del cuerpo como el cuello o los pezones. Un anillo vibrador o un dildo para la penetración anal (recuerda que debe tener tope) son otros casos de juguetes que se pueden compartir.

Y, si la idea es hacerse con algo más básico, un buen gel de masajes siempre será un gran punto de partida, de la misma manera que las míticas esposas o una cuerda larga para atar (igual 2021 es un buen año para probar el Shibari), literatura erótica -imprescindible leer pasajes en alto-, una varilla con plumas (látigo, pala de azote o fusta para quienes se atrevan a ir un paso más allá), un arnés de pecho unisex…

Duquesa Doslabios.

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2021 no será un año para románticos

Definitivamente lo de volver a ligar, después de tantos años ‘fuera del mercado’, no es como montar en bicicleta.

Claro que puede que esté un poco oxidada y los nervios me la jueguen en algún momento -sobre todo cuando me viene la incontinencia verbal y me encuentro lanzando preguntas sin ton ni son-, pero me planteo hasta qué punto soy yo y cuánta dificultad tiene conocer a alguien en estos tiempos.

SPRINGFIELD

Porque al final, volviendo a la bicicleta, tanto el medio de transporte como el código de circulación son iguales por mucho tiempo que pase.

Yo me siento como si alguien hubiera decidido (¡por su cuenta!) cambiar las normas, los códigos, lo que es válido y lo que no, el orden o incluso las palabras que antes te permitían desbloquear las capas de una persona.

Y así voy, no sé si del derecho o del revés, buscando el sentido en el fondo de un plato de pasta preguntándome en qué momento cantidad superó a calidad y el romance pasó a ser solo una categoría de Netflix.

En la generación de smartphone no puedes dar un paso en falso. Y si lo das, eres consciente de que el número de sustitutas nunca será un problema, algo que funciona en las dos direcciones.

Sí, también he aprendido que en esta era del fast dating no necesitas participar en un evento de citas rápidas para tener nuevos matches constantemente.

Pero incluso si no tienes una aplicación de ligar, me preocupa que sea el estímulo de gustar -la adicción por el like instantáneo-, el que le haya ganado la carrera al estímulo de despedirse y girarse para ver a la otra persona marcharse, sabiendo que una pequeñita parte de ti querría acompañar sus pasos.

Quizás me toca subirme al carro de la comunicación 2.0, la que se basa en mandar memes y fotos y hablar hasta las tantas de la madrugada a través de una pantalla.

Pero -y llámame clásica-, me gustaba más cuando eso lo hacía en el parque de debajo de casa, por mucho que fuera invierno y terminara con las manos como témpanos de hielo (ya se me ocurriría alguna forma de hacerlas entrar en calor).

Lo que más me duele es que, por primera vez en la historia, mostrar interés es sinónimo de debilidad. Da igual que diga Delafé «cuando hace ‘bum bum’ es que no hay queja» si la única desconexión que nos permitimos es precisamente la sentimental.

¿En qué lugar nos deja a los soñadores todo esto? Porque lo de ir con pies de plomo, cuando el corazón me pide andar ligero, no lo controlo demasiado.

2021 tampoco será un año para románticos. Pero seguiremos ahí, esperando el momento en el que podamos decir sin miedo a un ghosting ese «Me gustas», el mismo que viene acompañado con un «Pero me gustas de verdad».

Esperando el momento de enamorarnos de nuevo.

Duquesa Doslabios.

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¿De qué hablar para romper el hielo? Fernando Simón y otros temas que han triunfado en 2020

Cuando se trata de hablar al empezar a conocer a alguien, he descubierto que hay una serie de normas no escritas. La primera: no se da el número de teléfono, la aplicación que estés utilizando basta y sobra para mantener la conversación viva.

La segunda: un «jaja» a tiempo es una victoria. Da igual lo que vaya delante, si es una pulla, una indirecta o una declaración de intenciones. El «jaja» equivale a la norma matemática del «más por menos es igual a menos», así que consigue matizar lo que sea que digas previamente.

TINDER

La tercera, tener un buen tema, un as bajo la manga que enganche a la otra persona y mantenga el interés en hablar. Dar con la vía de entrada para una buena conversación puede pasar por el clásico stalkeo de las fotos colgadas en la red social (si tiene mascotas, los temas de animales no fallan) o, en el caso de las aplicaciones, recurrir a la información de la biografía.

En ese segundo caso, Tinder ha recopilado los temas que más se han repetido este año en las biografías de los usuarios. Y las tendencias de 2020 son un claro reflejo de lo que ha sido este año.

De todas las conversaciones que podríamos imaginarnos para ligar, poco se nos pasaría por la cabeza que el tema más repetido sería un médico epidemiólogo.

Pero lo cierto es que la persona que más se ha ‘pasado’ por los perfiles ha sido Fernando Simón. Aunque, ahora que la vacuna está en boca de todos, puede ser que cambiemos al icono pop de 2020 por el fármaco.

Poeque sí, el coronavirus ha condicionado la forma de ligar e incluso de presentarnos a nuestro crush (ya hiciera swipe left o swipe right). Houseparty, Zoom o #quédate en casa son los términos que más dieron de qué hablar en los primeros meses de la crisis sanitaria.

No significa que solo nos hayamos quedado en la pandemia. El exitazo de TikTok también llegó a Tinder, así como las ganas de viajar. La aplicación permitió a los usuarios «moverse por el mundo» y se enviaron un 76% más de mensajes.

Además de Fernando Simón, otras celebridades como Bad Bunny o Ibai se convirtieron en los más repetidos en las biografías. Sin embargo no ha sido solo el año de personajes, también el gaming ha vivido su época dorada al servir de excusa para tener citas (virtuales, por supuesto) y dar con el match al que le gustan también los videojuegos.

Qué nos deparará 2021 a la hora de empezar una conversación, más allá de la vacuna, es un poco un misterio. De lo que no tengo dudas es que, como en 2020 (y al menos durante los primeros meses del año), la mascarilla seguirá siendo fundamental en las citas.

Como buena romántica, quiero pensar que lo que vendrá en el nuevo año es la ansiada antigua normalidad (que no la nueva) y podremos volver a hablar o presentarnos sin que el coronavirus se lleve el protagonismo.

Duquesa Doslabios.

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Unos días, un mes… ¿cuánto ‘luto’ se debe guardar tras terminar una relación?

Si preguntas cuánto hay que esperar después de una ruptura antes de volver a probar suerte con otra persona, es posible que encuentres varias opiniones al respecto.

Habrá quien te diga unos días, un mes, varios o incluso alguien que se descuelgue con una regla matemática según la cual, el periodo correcto, es una semana por cada año que haya durado la anterior relación.

Pero si tengo que contestar yo, mi respuesta es aún más clara: ninguno.

BERSHKA

O quizás, más que no guardar ningún ‘barbecho’, afirmar que no debería existir un tiempo de recuperación más allá del que cada uno sienta.

Habrá quien necesite decirle al cuerpo que aquello se ha acabado encontrando compañías como ciertas estrellas, fugaces.

Habrá quien prefiera un periodo largo en solitario y quien, sin comerlo ni beberlo, dé con alguien inesperado que logra que de pronto se plantee volver a intentarlo.

Lo que tienen en común los tres comportamientos es que son igual de válidos.

Si decimos que el corazón atiende a razones que la razón no entiende -una frase que nos hace quedar de neorrománticos en nuestra red social de turno-, no podemos pretender juzgarlas si no se ajustan a nuestra opinión.

Por mucha experiencia que tengamos en la materia, no sabemos qué piensa o siente quien tenemos enfrente. Cómo ha salido de la relación. Lidiar con una ruptura ya es bastante complejo como para andar cronometrando o haciendo juicios de valor.

En vez de eso, mostremos nuestro apoyo y comprensión entendiendo que cada persona afronta el duelo a su manera. Aceptando que, a nivel emocional y sexual, la recuperación es tan distinta e intransferible que solo nos queda aceptarla tal cual.

Y, en el caso de que tú -quien me lee-, seas quien está en el otro lado, decirte que desde el minuto en el que se pone fin a la relación puedes rehacer tu vida de la forma y en el periodo que consideres.

Duquesa Doslabios.

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Inés, la diseñadora de vestidos de novia que te ayuda a ligar (y quizás casarte) en tiempos de Covid

Sabía que las cosas estaban mal para aquellos sin pareja. Que si tener citas es casi como un juego de azar -que podía salir medio bien, regular o fatal-, el Covid lo ha convertido en un deporte de riesgo.

Algunas preguntas parecen de obligado cumplimiento, como si se ha pasado el virus, si por un casual todavía se tienen anticuerpos o fijarse disimuladamente en si la otra persona tiene las precauciones suficientes manteniendo círculos más o menos cerrados y procurando desinfectarse a menudo.

Lo mismo que sucede con el miedo a una cobra -ese que podía ser paralizador-, elevado a la máxima potencia de complejidad en el momento en el que entra la mascarilla de por medio.

INÉS MARTÍN ALCALDE

Aun así, hay románticos que no han perdido la esperanza e incluso se han animado a participar en ‘Ligar en tiempos de Covid’, una iniciativa ideada por Inés Martín Alcalde, diseñadora de vestidos de novia.

Con un año en el que la mayoría de las bodas se han pospuesto y un panorama futuro tanto o más desolador con la ausencia de interacción social, la diseñadora llegó a la conclusión de que, si quería revertir la situación en 2021, no podía sentarse a esperar la vacuna.

«Queríamos hacer algo distinto que hiciese feliz a la gente, que volviese a sonreír y, por otro lado, generar nuevas bodas«, declara Inés.

¿Su estrategia? Animar a través de sus redes a que las personas solteras mandaran su número de teléfono con breves descripciones y poder crear chats uniendo –al estilo de una celestina moderna– a los más compatibles según la ciudad, edad y aficiones.

El único requisito, no tener pareja, ha hecho que más de 3.000 personas se inscribieran, lo que llevó a crear una lista de espera.

La intervención de un grupo de restauración en Madrid fue clave a la hora de organizar los encuentros en la capital. «Fue para facilitarles quedar en un sitio. Ellos se ponen de acuerdo y, si quieren, las de grupo Lalala les reservan el día. Fuera de Madrid hacemos los chats y la gente queda donde quiera», contesta Inés.

«En el chat se ponen de acuerdo para quedar un día y previamente se van conociendo por ahí«, declara la diseñadora.

Aunque su papel como hada madrina moderna (por aquello de que además de diseñar el vestido sin necesidad de varita mágica, también ayuda a encontrar el match perfecto) no ha quedado solo en formar chats.

«Tenemos que estar muy pendientes de los grupos por si hay que reubicar personas. Hay gente que tiene menos disponibilidad o está fuera», responde Inés respecto a los retos de su iniciativa.

Para aquellas personas que no llegaran a tiempo a la primera ronda, la diseñadora no descarta repetir la experiencia (eso sí, animando a participar a más solteros, ya que la cantidad de hombres es mucho menor).

«Nos gustaría hacer futuras convocatorias, aunque no tenemos nada cerrado todavía«, afirma.

Pero, al menos de los primeros encuentros, parece que comienza a verse la luz al final del túnel para sus creaciones nupciales. Inés confía en que alguna boda saldrá del experimento: «Ya ha surgido alguna pareja».

Duquesa Doslabios.

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¿Engordan? ¿Afectan a la fertilidad? Una ginecóloga desmiente los mitos sobre anticonceptivos orales

Por muy extendido que esté el uso de los anticonceptivos hormonales, no suelen estar los primeros de la lista cuando nos planteamos usar métodos de protección.

Esto se debe a dos razones. La primera, que son fármacos, es decir, que por lo general nos resulta más sencillo recurrir a unos preservativos.

La segunda, la gran cantidad de mitos que circulan alrededor de ellos. La mayoría tenemos a esa amiga que jura y perjura que son las hormonas las responsables de su aumento de peso.

Sin embargo, la doctora Tamara Kreutzer, especialista en obstetricia y ginecología de Vithas Las Palmas, se ha encargado de aclarar que no todo lo que circula sobre estos métodos es cierto.

Una falsa fama que, lo único que consigue en sus palabras es generar «desconfianza y temores al protegerse a la hora de mantener relaciones sexuales».

PIXABAY

Quizás lo primero que se nos viene a la cabeza cuando hablamos del uso de anticonceptivos -y como comentaba un poco antes- es el célebre y temido aumento de peso. Por suerte, los avances de los fármacos han conseguido que sea algo de lo que ya no debamos preocuparnos.

«Es posible que antiguamente los anticonceptivos disponibles tuvieran ese efecto sobre las pacientes, pero en la actualidad no es así. En ocasiones, el uso de este tipo de contraceptivos puede generar que algunas mujeres retengan líquidos, pero esto no suele superar un incremento de uno o dos kilos de su peso habitual»

En cuanto a si es necesario hacer descansos, la doctora confirma que es otro mito que debemos desterrar. «Es más, son contraproducentes porque incrementan el riesgo de efectos secundarios sin tener ningún beneficio», afirma.

No significa que no debamos centrarnos en la búsqueda del que mejor se adapte a cada una. «Cuando utilizas por primera vez algún método anticonceptivo hormonal se incrementa el riesgo de efectos adversos, por ejemplo, la trombosis venosa. Aun así, si es posible cambiar el método y emplear anticonceptivos orales, parches o también el anillo vaginal», dice la doctora.

Que la edad puede que ser un impedimento es otro mito muy extendido. Como Kreutzer recuerda: «si una adolescente tiene problemas menstruales, como dolores agudos o alteraciones en los ciclos, el uso de anticonceptivos hormonales puede regularlos«.

«Además, si ha iniciado las relaciones sexuales, es aconsejable el uso del doble método para evitar tanto los embarazos no deseados, como las infecciones de transmisión sexual», declara la doctora.

Y, ¿qué pasa con esos casos en los que la regla parece desaparecer mágicamente? ¿Es la señal de que están alterando demasiado el organismo?

Lejos de ser algo extraño, «es una consecuencia normal de alguno de estos fármacos, que producen ese efecto a nivel del endometrio. La regla no se retiene o se queda dentro, pero la capa que da el sangrado menstrual queda muy fina y no hay sangrado«, afirma la ginecóloga. De forma que, en el caso de dejar el tratamiento, vuelve a su tamaño normal.

Para terminar, no podía faltar otra popular creencia: la de que el uso de anticonceptivos orales disminuye la fertilidad a largo plazo, lo que tampoco es cierto.

«Una vez la paciente interrumpe el tratamiento con anticonceptivos orales se reinicia la ovulación de inmediato. Excepcionalmente, algunas mujeres pueden tardar unos meses y suelen ser aquellas mujeres que presentaban un periodo irregular antes del consumo de anticonceptivos», declara Kreutzer.

El miedo de que pueda provocar algún tipo de cáncer también deberíamos perderlo de una vez. En palabras de la doctora: «No hay ningún estudio que tenga evidencia concluyente al respecto. En cambio, sí que sabemos que el reposo ovárico que producen disminuye el cáncer de ovario«.

Duquesa Doslabios.

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10 cosas que necesito para estrenar la soltería según mis amigos

Por si el tono deprimente de mis anteriores artículos ha sido demasiado sutil, lo confirmo por aquí. Comunicado oficial: vuelvo a estar soltera después de varios años fuera del mercado y cada vez más cerca de los temidos 30.

Y, como novata en el mundillo, una de las primeras cosas que hice fue preguntar qué venía a continuación.

SAVAGE X FENTY

No es que no afronte que me toca escalar, una a una, las etapas del duelo hasta llegar a la esperada cima de la superación (prometo que estoy trabajando en ello y hago, día a día, mis progresos).

Es que estoy tan oxidada en esto de volver a planear sola que no sabía ni por dónde empezar. Así que, parafraseando al Cholo y su «Partido a partido», me planté en la casilla de salida a la espera de que me contaran qué artículos imprescindibles necesitaría en mi nueva vida.

Os comparto sus respuestas.

  1. Ropa interior nueva: me quedo con la duda de si se referían a lencería normal -de esa que usamos para el día a día- o a algún diseño fantasioso en vista de un horizonte futuro en el que pueden surgir nuevos encuentros sexuales. Desde la experiencia, y por lo pronto, me he centrado en las primeras aprovechando para hacer una buena limpieza. Sobre todo de los modelos que ya estaban machacados, esos que, ya con la confianza, no me daba vergüenza poner en nuestro extendedero.
  2. Condones: la protección es fundamental ya sea estando con una única pareja que manteniendo relaciones con varias, pero sí que es cierto que, en el caso de vivir una soltería en la que los encuentros se den con frecuencia, no pueden faltar los preservativos tan a mano como las mascarillas. No basta con dejarlos en el cajón de la mesilla. La persona soltera debe estar alerta, nunca sabe cuándo puede llegar la siguiente oportunidad.
  3. Plataformas de streaming/libros/videojuegos: la cosa es mantener la cabeza ocupada y, en el caso de tener cuentas conjuntas, negociar quién se la queda y quién tiene que darse de alta (o al menos si se quiere seguir disfrutando del plan Netflix & chill). Si bien me confieso incapaz de quedarme sola en casa viendo series, admito que está siendo un buen momento para recrearme en mi relación con los libros, que, además de distraer, ayudan a contraer el sueño por la noche (pantallas 0 – papel impreso 1).
  4. Apuntarse al gimnasio/cualquier disciplina deportiva: dice una página de Facebook que me apasiona que de las mayores rupturas amorosas nacen los auténticos culturistas. Y sí, el desengaño amoroso es fácil de combatir con una buena dosis de endorfinas. Además, haciendo actividades grupales aumentamos las probabilidades de conectar con nuevas personas (¡con las que encima compartimos gustos!).
  5. Algún capricho: este punto todavía me lo estoy pensando, pero me parece el más necesario. En mi caso, lo más seguro es que sea una limpieza facial profunda.
  6. Colonia nueva: según una amiga, se debe acompañar la vida nueva de un olor nuevo. Y aunque entiendo por dónde va la teoría, es el único punto al que me resisto. Soy de esas personas que se mantienen fieles a los aromas cuando dan con el que les encaja. Me gusta demasiado mi perfume del día a día como para cambiarlo, pero no descarto hacerme con uno más potente para las ocasiones especiales venideras.
  7. Satisfyer/succionador de clítoris: escribiendo un blog de sexo, este punto estaba más que cubierto. Pero es probable que, ahora que mi vida sexual es cero, comience una etapa de redescubrimiento de mí misma. Nunca es tarde para probar cosas nuevas o atreverme a pedir ese set de cuerdas que siempre me ha llamado la atención.
  8. Un viaje: cualquier destino es bien recibido en estos tiempos, pero en mi caso tengo claro que el primer desplazamiento fuera de Madrid va a ser para ver a una amiga. De forma que no solo disfruto de cambiar de ciudad, sino que me llevo de paso la mejor de las terapias, pasar tiempo juntas arreglando el mundo.
  9. Cambiar el corte de pelo: escribía en enero de 2019 (sin saberlo), sobre la relación entre una ruptura amorosa y un cambio de look. Estrenar peinado se puede traducir universalmente por el «Aquí estoy y sigo adelante», ya que nos sirve para mostrarnos a nosotras mismas -al menos de manera externa-, que damos comienzo a una nueva etapa de nuestra vida.
  10. Algo que tu ex odiara: voy a partir de la base de que no soy una persona vengativa, así que no me parece muy sano (para mí) comprarme algo a modo de revancha. Que, además, en mi caso, tendría que ser un kilo de azúcar para tomármelo a cucharadas. Pero puedo entender que haya quien encuentre sentido a esta última sugerencia. Quizás haciéndose por fin con ese cuadro que siempre le había gustado, pero que su ex no le dejaba colgar en la pared del piso.

Duquesa Doslabios.

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