Entradas etiquetadas como ‘señales confusas’

Las señales confusas más típicas que mandamos (y por qué lo hacemos)

¿Te ha pasado alguna vez que cuando te sientes a gusto conociendo a alguien -y crees que es recíproco-, esa persona comienza a comportarse de una manera algo extraña y aquello (que no tenía ni nombre todavía) termina por enfriarse?

Es cuando entran en acción una serie de señales que, por su dualidad, te hacen dudar de que estés yendo hacia delante o hacia atrás.

Una de mis asignaturas pendientes es aprender a identificarlas -cuando las recibo y cuando puedo estar emitiéndolas-, porque o yo soy muy poco avispada o de verdad que las nuevas formas de relacionarse se me escapan.

CALVIN KLEIN

El objetivo de recurrir a ellas, consciente o inconscientemente, no es otro que tomar un poco de distancia, que puede ser porque no se tiene todavía claro si hay interés en que pase algo más, por un posible miedo al compromiso, por la incertidumbre de que las dos personas estén en el mismo punto o bien para ralentizar un poco el avance, porque se está en un momento cómodo.

Y todo eso sin necesidad de hablar del tema. Lo que somos capaces de hacer con tal de evitar poner las cartas sobre la mesa

Haciendo autocrítica, hay una en la que caigo de cabeza: la de poner mi vida sentimental en un segundo plano.

Si ya de por sí mi rutina es ajetreada, de un tiempo a esta parte, tiendo a dejar a alguien que pueda estar conociendo relegado a un puesto por detrás de cosas como el trabajo, la familia, quedadas con amigos, estudios e incluso el gimnasio.

Quiero pensar que, si se diera el caso de que aquello empezara a rodar con más fuerza, iría recolocando las prioridades. Pero en un punto en el que todo está tan en el aire, suelo encontrarme bastante ocupada como para hacer planes con regularidad.

Peco también de convertir los mensajes en un diálogo infinito en el que pasan horas entre bocadillo y bocadillo. Y sí, claro que es normal sentir bajón si es imposible seguir una conversación fluida con alguien a quien quieres conocer más en profundidad, sobre todo si el régimen de respuesta es de cuatro o cinco veces al día.

Aunque, por otro lado, bien que nuestro nombre aparece de los primeros de su lista de visualizaciones cuando la otra persona sube una historia. Es de esas pequeñas incoherencias que caracterizan el clásico Hot N Cold -que cantaría Katy Perry-, estamos lejos pero con la suficiente cercanía como para enterarnos de todo y responder con el emoji de turno, cuando igual todavía hay un mensaje sin contestar en la bandeja de DM.

Debo romper una lanza en defensa de que no siempre resulta fácil abrirse. E, incluso cuando lo queremos hacer, expresarse a través de un teclado y no mirándose a los ojos tampoco es la mejor alternativa.

Al final, todo lo que no sea que lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace vaya en la misma dirección, puede dar pie a confusión. Y eso es algo que va desde tener interés (si realmente lo hay), mostrar cariño y hacer partícipe a la otra persona en nuestra vida.

No hace falta tener la conversación de si se es pareja o no (que igual ya somos un poco mayores para eso), pero sí se puede sacar el tema de si se está a gusto y se está en el mismo punto. Sea el que sea.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).