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Ellos no contemplan ‘la idea de que un juguete erótico reemplace la mano’

Las mujeres hemos sido las primeras beneficiadas en el boom de los juguetes sexuales centrados en la estimulación del clítoris.

Pero esa fiebre por el placer más allá de la penetración no solo nos ha venido bien a nosotras, ya que ha derribado muchos tabúes de la sexualidad, incluyendo la masculina.

hombre juguete sexual

LELO

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Y sino, solo hay que ver como ahora la mayoría de hombres que rondan la treintena cuentan con un juguete sexual para su uso y disfrute o tienen interés por contar con uno que puedan compartir con su pareja.

«Cada vez más hombres se abren a experimentar», me confirma Adriana Di Ippolito, Marketing & Communications Manager de LELO.

Especialmente si hablamos del Punto P gracias al fin de muchos prejuicios.

«La normalización y visibilización de la conversación sobre el bienestar sexual es clave para que la sociedad comience a informarse y a saber más sobre su propia anatomía y puntos de placer», dice la portavoz de la marca sueca.

Ahora parece una cuestión de tiempo que aparezca el equivalente al famoso ‘succionador’ de clítoris para ellos. Aunque, por el momento, otros juguetes son los que convencen a un -cada vez más interesado- público masculino.

«Los juguetes eróticos para hombres más deseados de LELO son el masturbador masculino y el anillo para el pene», comenta Adriana.

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En otras palabras, todos aquellos que se centran más en la estimulación del pene, que, a diferencia de los que están más enfocados en el punto P, los que simulan la penetración o que estimulan el pene, son los que se buscan en mayor medida.

Pero, ¿significa eso que hay que ir al punto erógeno por excelencia de la anatomía masculina?

Adriana difiere a la hora de recomendar a un hombre qué juguete autorregalarse: «Le aconsejaría comenzar a escuchar a su propio cuerpo sin juzgarse y sin ningún tipo de prejuicio».

«Antes que nada, hay que pensar cuáles son nuestras preferencias o qué sensaciones nos apetece experimentar y así sabremos de qué manera podemos elevar los momentos íntimos con un juguete erótico», explica.

A aquellos más reticentes «Les recomendaría comenzar a informarse más sobre la sexualidad del hombre y los puntos de placer masculinos, porque es un mundo muy amplio y estimulante».

«E incluso que echen un vistazo a las increíbles reseñas de aquellos que ya utilizan juguetes sexuales, seguro que de esta forma se animan a dar el paso», comenta.

El estigma asociado a la masculinidad

La percepción que hay sobre quienes puedan usar este tipo de artículos es algo que le hace flaco favor a la libertad de disfrutar del cuerpo.

Porque por mucho que el placer a nivel personal está bastante aceptado, no pasa lo mismo con los juguetes cuando hablamos de hombres heterosexuales.

Algo que se debe al «factor estigma asociado», como explica Adriana.

«Los hombres son vistos, tanto por hombres como por mujeres, como siempre dispuestos a masturbarse rápidamente y de forma manual, por lo que la idea de que un juguete erótico reemplace la mano o mejore la experiencia es algo que generalmente no se contempla en la mente de los hombres heterosexuales».

«La masculinidad tóxica hará que los hombres piensen ‘¿Y si mis amigos se enteran?‘ o ‘la gente pensará que soy raro’, afirma.

«Curiosamente, y a pesar de los mitos y confusión que aún quedan por desmentir en torno a los juguetes eróticos, hemos observado que existe una tendencia creciente en las búsquedas de información sobre masajeadores prostáticos o masturbadores para pene».

Y es que una de las mayores excusas a la hora de probarlo es que parece que, con el uso de la mano, ya no es necesario utilizar un juguete porque ‘no hay competencia posible’.

Aunque, como explica Adriana: «No hay por qué elegir entre una cosa u otra. Son sensaciones distintas y en el terreno sexual, cada persona tiene sus propias preferencias».

«Utilizar juguetes sexuales no elimina de la ecuación la masturbación manual, son prácticas que funcionan muy bien juntas. Pueden combinarse y complementarse perfectamente e incluso utilizar juguetes sexuales en compañía. Las posibilidades para experimentar el placer son prácticamente infinitas».

Mara Mariño

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Los juguetes sexuales han cambiado de color por estos motivos (y ya no se lleva el rosa)

Aunque puede parecer que el boom de los juguetes sexuales ha venido con el succionador de clítoris, fue en los años 90 la primera vez que reventaron el mercado (y vaya si lo reventaron).

En concreto gracias a Sexo en Nueva York -¿quién no ha visto la serie a estas alturas?-, cuando Samantha les descubrió a sus amigas su vibrador conejito.

juguetes sexuales

WOMANIZER

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Aquel producto en color rosa semitranslúcido abrió la puerta a un sinfín de vibradores que vendrían detrás y se convirtió en el juguete más buscado.

El placer femenino salía a la luz por la puerta grande con un artilugio que penetraba la vagina y estimulaba el clítoris al mismo tiempo.

Y todas las variantes compartían que, además de buscar dar placer -en la intimidad o acompañadas, eso ya era decisión de cada una- venían en fucsia, rosa chicle, rosa pastel o rosa Barbie.

Si hubieran protagonizado una película habría sido 50 sombras de rosa.

Casi parecía que los empresarios se habían reunido alrededor de una mesa y habían dicho: «Bueno, es un juguete para mujeres, estamos todos pensando en el mismo color, ¿no?».

En los 90 y 2000 daba igual el tipo de producto, su función o por dónde querías introducirlo, solo parecían existir dos categorías, la rosa, la femenina y la negra, la masculina.

Los succionadores, encabezados por el Satisfyer, se hicieron aún más populares que sus predecesores precisamente por poner sobre la mesa lo que nosotras ya sabíamos: que la penetración no es imprescindible para llegar al orgasmo si hay estimulación del clítoris.

Y no solo eso, sino que además se alejaron -por fin- del rosa. Ya no es el color que parece exclusivo de lo femenino.

Los hay de diferentes colores (morados, verdes, lilas, azules, rojos, burdeos…) y con todo tipo de formas, desde los más aerodinámicos, que parecen una escultura moderna, al que tiene forma de rosa o de patito de goma.

Esta nueva generación de juguetes cada vez se parecen menos a las copias plásticas de pene por las que empezaron las empresas de juguetes y se adaptan más a la anatomía (y gustos) de las clientas a las que van destinados.

Entre tanto avance, el morado ha ido escalando posiciones hasta convertirse en el nuevo rosa.

Por un lado porque, al estar ligado con el feminismo, es sinónimo de empoderamiento femenino. También porque además representa riqueza, realeza, magia y espiritualidad.

Otra de las razones que ha hecho que las empresas de juguetes lo utilicen más frecuentemente se debe a que es el tono que resulta de la combinación entre rosa -más asociado a mujeres- y azul -asociado a hombres, por lo que sería un color de género neutro.

Sí, que todas, todos y todes nos sintamos representadas con lo que vemos en las estanterías, es una buena razón para teñir de nuevos colores lo que usamos en la intimidad.

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Aunque no me olvido de los patrones de consumo que hay detrás. Según un artículo de Gizmodo donde hablaban con compañías de juguetes en Norteamérica, verde y naranja tenían poco éxito.

Y el amarillo despertaba antipatía en cualquier producto -no solo juguetes-.

Los colores que escogemos vienen con distintas emociones que asociamos con ellos. Por eso, cuando se trata de diseñar un juguete sexual se buscan tonos relacionados con la diversión y un poco de excitación.

Si para animarte las estilistas recomiendan ponerte colores brillantes, lo mismo pasaría cuando se trata de ‘ponerte’ un juguete.

Mara Mariño

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No, no existen diferentes tipos de orgasmos, existen infinitas formas de llegar a él

«Solo hay un tipo de orgasmo», dice la sexóloga y escritora Valérie Tasso. «Es como el dolor. Lo que hay son infinitas maneras de sentir un orgasmo».

De esta manera, en el último evento de Lelo en Madrid, la experta desmiente lo que, a día de hoy, muchas creíamos sobre el clímax (y sí, me incluyo).

Me refiero al mito de que somos binarias a la hora de corrernos: o team clítoris o team vagina.

pareja placer

LELO

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Esta división entre nosotras recuerda un poco, como la sexóloga explica, a la manera que tenía Freud de ver la sexualidad femenina.

Si eras ‘inmadura’, el placer te llegaría a través del clítoris. Pero solo las mujeres ‘maduras’ lograrían un orgasmo sin necesidad de estimularlo.

Bastaría con introducirles algo en la vagina (y con «algo» me refiero a un pene, por supuesto). Una excusa genial para justificar que el coito fuera imprescindible, ¿no crees?

Todo esto viene por el nuevo lanzamiento de la marca sueca, que viene a ser como el Apple de los juguetes sexuales.

Sus productos no son solo herramientas de placer, sino un indicador de hacia dónde identifican que, socialmente, nuestra sexualidad va virando.

Y, el caso de su última creación, Lelo Dot, es una especie de varita que termina en una punta fina que vibra en elipsis. Un explorador de puntos erógenos más allá de los que solemos visitar con mayor frecuencia.

El mensaje detrás está claro, acercarnos más que nunca ya seamos un ella, un él o un elle.

Los nuevos juguetes se centran en lo que nos une, no en lo que nos diferencia, que son los genitales -pese a que estén hechos del mismo tejido eréctil, como también recuerda Valérie-.

Y si algo compartimos son los puntos erógenos. Esos que nos espabilan, nos erizan la piel sin que sepamos por qué y se reparten de manera aleatoria por cada cuerpo, salpicándonos de inesperadas vetas de placer.

Que también «lo que para uno es erógeno, para otro puede ser erróneo», afirma la sexóloga.

Como ejemplo, la parte interior de los codos o las rodillas son sitios tan inesperados como disfrutables, pero pierden protagonismo cuando todo lo que vemos en las estanterías de cualquier sex shop, está pensado para los genitales.

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El resultado es que no nos esforzamos en descubrirlos. Nos quedamos en los que están más ‘a mano’, literalmente hablando.

Somos un poco como el hámster que sabe que, pulsando la palanca, siempre va a recibir un premio. Si el clítoris o el pene son sinónimos de orgasmo, ¿para qué buscar otros?

Hasta hace poco, los juguetes se dividían en dos categorías: para meter o para meterla.

Sin embargo, parece que por fin nos alejamos de la penetración cuando se nos anima a jugar, a descubrir, a conocernos como quizás nunca habíamos tenido oportunidad de hacerlo.

Los nuevos juguetes dicen que tu sexualidad es única y es tan importante descubrirla como convertirla en protagonista absoluta (y no considerarla un calentamiento o mal llamado «preliminar»).

Hay un solo tipo de orgasmo, pero casi dos metros cuadrados de piel, llena de terminaciones nerviosas, repartidos por la piel del cuerpo.

Y si la mueva generación de juguetes sexuales nos invita a dar con ellas quizás es el momento de hacerles caso.

Mara Mariño

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‘El orgasmo producido por la estimulación directa de la próstata es mucho más placentero’

Son varias las ocasiones en las que he recibido mucha insistencia por practicar sexo anal (en mi ano, por supuesto).

Y, alguna que otra vez, le he propuesto al chico en cuestión probar también por el suyo y así experimentar juntos ese increíble placer que me vendía.

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PEXELS

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Sin embargo, su rechazo era tajante. Reaccionaba como si su ano fuera una especie de zona mística donde la entrada de cualquier artículo, o parte del cuerpo, fuera casi un sacrilegio hacia su persona.

Lo que era toda una sorpresa cuando, algo más tarde, aprendí que es precisamente por detrás por donde los hombres tienen un sinfín de terminaciones nerviosas que son vía directa al orgasmo (sin transbordo ni nada).

En el caso de las mujeres, el tema de los puntos es casi como un abecedario. Dime una letra y te diré con qué parte del cuerpo (supuestamente), vas a llegar al clímax.

Como dice Valérie Tasso, sexóloga y embajadora de Lelo.com, «aparecen puntos como champiñones. Que si el punto G, el U, el A, etc»

Hay tantos que, como ella misma sugiere, «cuando se acaben las letras, podemos hacer como las matrículas y poner números».

El de ellos, en cambio, es más sencillo, más directo y, aun con todo, menos conocido: el Punto P, que vendría a ser su equivalente.

Pero, ¿por qué esa zona en concreto con lo fácil que era llegar a los genitales? ¿Qué tiene el Punto P que da tanto placer, pero aun así cuesta tanto de disfrutar? La experta nos lo resuelve.

¿Qué se estimula exactamente?
La próstata, una glándula masculina ubicada en el interior de la zona pélvica bajo la vejiga y frente al recto y está entre unos 3 a 5 cm entrando por el ano. Su tamaño es similar al de una nuez y su forma anatómica recuerda a una castaña. Su función primordial es, como en las vías de los trenes, el ‘cambio de aguja’, decidir qué conducto de los que la atraviesan tiene preferencia de paso para la uretra; si el que permite al hombre orinar o el que permite expulsar el semen (prueben a que un hombre eyacule y haga pipí a la vez y verán a lo que me refiero…).

De ella depende también el que, con sus contracciones (que en este caso son orgásmicas), el semen se impulse hasta la uretra. Un buen suelo pélvico permite presionar a voluntad la próstata para mantener el control sobre la eyaculación. También cumple una función capital en la producción de líquido que contribuye, junto al esperma producido por los testículos (y que apenas es un 2% de lo eyaculado) y los otros fluidos seminales.

¿Por qué esa zona da placer?
Es el órgano que interviene primero en el orgasmo masculino. Y al estar recubierta de terminaciones nerviosas, la próstata proporciona sensaciones que van desde buenas a verdaderamente intensas cuando se la masajea o estimula. Cuando un hombre está a punto de tener un orgasmo, lo primero que ‘se pone en marcha’ es la próstata y, en cuestión de medio segundo, la eyección de semen. Es decir, los orgasmos de los hombres, aunque no lo sepan, se hacen en dos tiempos: 1) contracciones de la próstata y luego 2) eyaculación. La dificultad de notar estos dos tiempos es porque entre el momento 1 y el 2 existe muy poco tiempo. Y no son pocos los hombres que desconocen cómo funciona su proceso orgásmico.

¿Cómo estimularla?
La estimulación de la próstata se puede hacer de dos maneras posibles: o bien desde dentro entrando por el ano (con los dedos, o con un masajeador prostático o también directamente con sexo anal por parte de tu pareja) o bien presionando con los dedos o algún juguete erótico el periné (desde fuera) –el periné es aquella zona entre los testículos y el ano-.

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¿Cómo es el tipo de orgasmo que se puede alcanzar? ¿Es igual que el que se consigue mediante la estimulación del pene?
El orgasmo producido por la estimulación directa de la próstata es mucho más placentero e intenso que el que se consigue mediante la estimulación del pene. Y muchas veces, más rápida. Además, un hombre que sabe reconocer muy bien los dos tiempos que comentábamos más arriba puede bloquear la eyaculación (sin dejar de llegar al clímax. Es lo que solemos llamar ‘orgasmo seco’) con lo cual no necesita tiempo de recuperación porque no pierde ninguna energía (la famosa fase refractaria y de resolución), se recupera más fácilmente y es capaz de tener múltiples orgasmos.

Un hombre también puede tener un orgasmo estimulando la próstata y el pene al mismo tiempo o de manera sucesiva, ¡es la sensación más intensa de todas! Según estudios recientes, el 33% de los hombres afirman tener orgasmos más fuertes y prolongados cuando incorporan el masaje prostático.

¿A qué crees que se debe que muchos hombres heterosexuales se muestren reticentes a atreverse con las prácticas que implican su ano?
Por una serie de tópicos y creencias que, curiosamente, no existían en la Grecia clásica y la Roma Antigua (sí, hemos ido a peor…). Realmente todos estos tópicos se afianzan cuando se empieza, desde la Clínica, a acuñar una serie de prácticas sexuales ‘no reproductivas’ y a tratar a los sujetos sexuados bajo epígrafes de ‘desviados’, como fue el caso con las palabras ‘sodomita’, ‘homosexual’, etc. que no existían hasta que se hizo en el siglo XIX (Época victoriana) un decálogo de estas supuestas desviaciones.

Actualmente, todavía se asocia la estimulación de la próstata con el ser gay. O en el caso de hombres heterosexuales, se asocia con que han ‘cambiado’ de orientación. ¡Es absolutamente erróneo y ridículo! Otro cliché que existe es que si pruebas la estimulación prostática, ya no vas a querer practicar otras eróticas. ¡Estúpido! Además, todos y todas tenemos ano y recto. No tienen orientación sexual, entonces ¿por qué queremos atribuirles una?

¿Cómo conseguir que se familiaricen con esa zona y la vean como una fuente de placer?
La próstata, estimulada directamente o no, siempre interviene. Decir que algo no te gusta porque ‘dicen que…’ es tan estúpido como decir que un plato concreto no te gusta sin haberlo probado antes. Pueden empezar a experimentar poco a poco con probar el anilingus que es practicar sexo oral en el que entran en contacto el ano o el perineo de una persona y la boca o lengua de otra. Es muy placentero. E ir siguiendo con un dedo (de manera externa de momento).

En cuanto a la penetración, se debería practicar también con un dedo, de manera muy suave, con paciencia y solo cuando el hombre esté muy excitado. También está lo que llamamos el pegging. En parejas heteros, las mujeres se ponen un arnés y penetran a su pareja para estimularle la próstata de manera directa. Y no dejan de ser heteros… De todas formas, para que las cosas cambien de manera drástica, y siento mucho insistir nuevamente en ello, hace falta urgentemente una asignatura reglada de Educación Sexual.

¿Qué juguetes aconsejas para estimular esta zona?
Objetos de placer específicamente diseñados para esta zona, es decir que tengan un tope. No nos olvidemos que el ano y el recto suelen más bien expulsar y no al revés. Cuando se usa algún tipo de vibrador para esta parte, si no hay tope, automáticamente nuestro recto tendrá tendencia a “chupar” literalmente lo introducido. Así que este tope es imprescindible para evitar que el objeto introducido se quede dentro. Uno de los mejores masajeadores prostáticos de Lelo es HUGO, tanto para novatos como para hombres más experimentados porque estimula la próstata tanto por dentro como por fuera (a través del periné) gracias a su conformación y sus dos motores. LOKI Wave es otro best-seller de la marca. Lo recomendaría para hombres más experimentados, ya que la parte introductoria es más gruesa. Para los hombres que quieren algo más sencillo (pero no menos eficaz), Lelo acaba de desarrollar un masajeador prostático más fino llamado BILLY 2. Si bien todos ellos están recubiertos de una silicona biomédica, siempre recomiendo que se pongan a los juguetes un preservativo

Y si lo hacemos con los dedos, ¿recomiendas alguna técnica?
Para los novatos en penetración anal, recomiendo empezar por el dedo meñique. Es el más pequeño. Más que nada para no hacer daño y que el hombre se vaya acostumbrando a la introducción de los dedos. Lo ideal sería ir preparando poco a poco, posteriormente, esta zona de nuestra anatomía con algún plug-in muy pequeño (son dilatadores y hay de todos los tamaños). Pero solo si apetece. Y obviamente, usar un buen lubricante acuoso, como si no hubiera un mañana… Desde Lelo, tenemos uno de los mejores, nuestra llamada Hydratante Personal.

Mara Mariño

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Exígete menos en la cama para disfrutar(lo) más

Ya vale de tanto agobio. Vale de pensar que siempre tiene que apetecerte, que tienes que estar de humor.

Vale de exigirte que siempre tengas una erección infinita, la vagina siempre humedecida, los pezones en punta, la libido por las nubes, las ganas disparadas

PEXELS

No siempre va a ser así y no estar en tu momento más sexual, no significa que no puedas disfrutar lo demás.

Así que en vez de que te estreses porque ese día el orgasmo parece no llegar nunca, intenta olvidarte, perderlo de vista.

Se nos pide -o más bien exige- que perfeccionemos todo lo que esté en nuestra mano.

El trabajo, las relaciones de amistad, no olvidarte de ningún cumpleaños, ser la mejor pareja, hija y hermana, sacar tres veces al perro a la calle, tener lo bastante regadas tus plantas.

El nivel de demanda no debería afectar al terreno íntimo, no deberíamos plantearlo como otro campo más en el que lograr los objetivos.

Que si se consiguen, bienvenidos sean.

Pero tampoco hay ningún problema en que, por casualidad o no ser el día o cualquier otra razón que igual ni te viene a la cabeza, no seas capaz de dar el 100% de ti.

El sexo es mucho más que ver a la otra persona como un desafío, un puesto de feria: «Consigue que se corra en dos minutos y te llevas premio».

No funciona así.

El sexo es relajación, escape, pausa, conexión, comunicación, acuerdo y punto de encuentro.

Y si nos quedamos solo con su lado placentero, restándole la importancia a todo lo demás, seguiremos pensando que qué mal no haber logrado llegar y que la experiencia no ha merecido la pena.

Duquesa Doslabios.
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Vamos a normalizar que los hombres giman durante el sexo

Miércoles 5 de enero. 10 de la mañana. Pongo una película porno conectando los cascos al ordenador para inspirarme.

(Cada una empieza el día como quiere)

Una pareja está teniendo sexo en el sofá al estilo perrito. Ella gime a tal volumen que me asusto de que alguien de mi familia haya podido oír el sonido.

PEXELS

Me quito un auricular y compruebo que todo sigue en orden.

Cuando devuelvo la vista a la pantalla han cambiado de postura. Pero hay algo que sigue igual.

Ella continúa expresando el placer a voces mientras él solo suelta algún que otro resoplido. Nada más.

La escena es habitual -la de ellos callados mientras practican sexo- y es algo que se ha repetido durante años en mi vida sexual.

Raras han sido las veces que me he encontrado con alguien capaz de soltarse y gemir.

Cuando papá porno enseña que soltar esos sonidos agudos y con deje casi lastimero es algo femenino, ¿qué hombre se atrevería a replicarlos?

Sorprendentemente, estamos rodeadas de gemidos masculinos en nuestro día a día.

Son los que suelta Nadal cuando juega al tenis, dándole un raquetazo a la pelota con todas sus fuerzas.

Son también los que oyes a los musculosos del gimnasio cuando cogen las mancuernas y hacen press de pecho.

A más peso, más esfuerzo y más alto es el quejido. En ese contexto liberar el sonido no les avergüenza.

Está bien visto gemir si es para probar que estás llevando al límite tu cuerpo, con una demostración de fuerza digna de competición de culturismo.

Pero no para estimular o gozar más con tu pareja. Según la ciencia, ese grito irrefrenable facilita la ventilación pulmonar lo que ayuda a la relajación.

También la comunicación no verbal durante el sexo significa disfrutar más del momento y por tanto, una mayor satisfacción íntima.

Así que dejar salir los gemidos tienen tantísimas ventajas, que es demasiado bueno como para no hacerlo.

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Como una guía sonora, a nosotras nos sirven de indicativo. Sabemos que él lo está disfrutando y eso nos motiva a seguir adelante.

A chupar más hondo, morder más fuerte, lamer más seguido o movernos más rápido.

Como buenas voyeurs, nos gusta verle rendido a lo que está sintiendo. Y no hay nada como el chute de autoestima por ese placer que entregamos -y a la vez nos pertenece por generarlo-.

Que nos pone cachondas, vamos.

Duquesa Doslabios.
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Por qué sacarle partido a tu juguete sexual más básico: la almohada

Vengo a hablarte de un juguete sexual que tienes en casa pero que no sabías que estaba ahí.

O más bien que no sabías que le podías sacar partido más allá de dormir. Sí, te hablo de la almohada.

LELO

Con el boom de los juguetes sexuales, es normal que nos encante curiosear por las tiendas eróticas a ver qué nueva adquisición añadimos al carrito.

Pero que no se te olvide que, en tu propia casa, tienes una colección muy interesante.

Y aunque ya hablé de lo que podíamos usar para experimentar en la cama, sin tener que correr al sex shop del barrio, se me olvidó mencionar la almohada.

Colocada en según qué sitios y dependiendo de qué posiciones, podemos mejorar (y mucho) el sexo.

¿No me crees? Prueba a ponerla debajo de tu cadera en el misionero o apoya la tripa encima de ella cuando estés boca abajo.

Lo que consigue es subir unos centímetros la pelvis. Con esa nuevo ángulo, la penetración es muchísimo más profunda, lo que lleva a sensaciones muy intensas.

Y ahora vamos a alguna de las dudas más frecuentes que nos pueden surgir a la hora de ejecutar la idea.

¿Vale cualquier tipo de almohada o cojín? En principio sí, intenta evitar aquellas más planas -no notarás mucha diferencia si la altura es casi la misma-.

También puedes probar a experimentar con los respaldos del sofá si los puedes quitar.

Piensa que cada cojín de tu casa te dará, por su tamaño y relleno, una experiencia diferente.

Encontrarás aquellos que van perfectos para el misionero (como la almohada de dormir) y otros más rígidos con los que incluso el sexo oral resulta más cómodo para quien lo recibe y para el cuello de quien lo pone en práctica.

Sobre si hay que lavarla después, bastará conque metas la funda en la lavadora.

Pero es importante que mantengas una higiene básica como con el resto de tus juguetes.

Si por lo que sea se mancha de algo en pleno momento de pasión, no te olvides que estás a tiempo de recuperarla con estos trucos y no tener que cambiar todo el juego de sábanas.

Duquesa Doslabios.

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Manual de uso (y disfrute) de los testículos o cómo tocarle las pelotas y que le encante

¿Sabes cuando vas por las escaleras y salen por la puerta los vecinos del piso de abajo? Saludas, intercambias un par de frases en el rellano y continúas el ascenso. Esa era la relación que mantenía con los testículos.

Para mí, no tenían importancia. Les visitas de camino porque te pillan de paso, pero tampoco paras mucho porque vas al piso de arriba, el que tiene terraza y buenas vistas.

DIM

En resumen, que si hacía esto es porque soy una digna hija de la educación sexual de mi generación, esa en la que el pene es el único elemento que tiene importancia de todo el material que guardan los calzoncillos.

Meterlo, sacarlo, volver a meterlo, chuparlo, acariciarlo, masajearlo… Todo lo que fuera salir de allí, buscar otros caminos alternativos de placer, se me antojaba un terreno desconocido.

¿Qué necesidad había? ¡Si el falocentrismo funciona siempre!

Claro que era consciente de que los testículos estaban ahí, pero como pueden estar el hígado o la vesícula. Simplemente no me planteaba que pudieran participar. Es como que ellos estaban a sus cosas, creando esperma y demás, y yo a las mías.

Ahí estaba mi primer error, hay hombres que encuentran en esa zona una grandísima fuente de placer gracias a las terminaciones nerviosas.

Ojo, que también los hay que encuentran una gran fuente de risa porque les hace cosquillas. Y un tercer grupo lo formarían aquellos que no sienten nada más allá del estímulo visual que puede ser ver nuestra performance desde abajo.

Antes de nada, asegúrate de qué tipo de testículos tienes delante, si los placenteros, los risueños o los indiferentes. Queda prohibido pasar de largo hasta que no resuelvas eso.

Y, una vez confirmes que son del primer tipo -y puedes darle rienda suelta a tu imaginación, que no va a empezar a retorcerse de carcajadas-, empieza por la articulación central que llega a la base del pene. Esa línea puede ser un buen punto de partida.

No tendrás ningún problema en dar con ella, porque es una línea más oscura que recorre el pene y sigue bajando por el escroto. Ese ‘caminito’, que recibe el nombre de «rafe», es la cresta del tejido y un lugar que conviene que recuerdes.

A la hora de tocarlos, puedes empezar con caricias suaves, envolverlos con la mano (como si cogieras un racimo de uvas) y acariciarlos con el pulgar.

Sugerencia: recorre con la lengua la zona vertical que te he mencionado, la línea del tejido, subiendo y bajando y aplicando diferentes niveles de presión (sin espachurrar a no ser que te lo pida), así como dejando la lengua en punta o lamiendo al estilo vaca y soltando bastante saliva.

No te olvides de dedicarles atención por separado lamiendo un testículo y luego otro o incluso metiéndolos en la boca. Mejor si evitas la succión y te limitas a introducirlos y acariciarlos con la lengua por dentro (si te entran los dos, pues estupendo).

En el momento de llegar al orgasmo, también puedes hacer participar a los testículos o bien elevándolos un poco hacia la base del pene (que ya estarán ahí colocados) o bajándolos con suavidad, lo que hará que se prolonga la sensación de placer.

Y, ante la duda, pregúntale sin vergüenza. No venimos con manual de instrucciones y si quieres hacerle disfrutar, nadie mejor que él para que te diga qué le gusta más.

Duquesa Doslabios.

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¿Qué le falta al masturbador masculino?

Desde que los Reyes Magos le trajeron a mi novio un masturbador masculino, llevaba tiempo queriendo probarlo en pareja.

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Este tipo de juguetes -los que, hasta hace nada, se conocían por ser ‘vaginas en lata’- han ido evolucionando. Su diseño está mucho más cuidado y el interior se ha perfeccionado.

Ya no es tan importante que se asemeje a una vulva, muchas marcas de juguetes sexuales se han centrado en que el diseño sea funcional.

Es el caso del artículo que tenía por casa. Un juguete que, si no sabes lo que es, podría pasar por un bote de champú o un altavoz.

Entre que este fin de semana me encontraba muy acatarrada, y que estaba pasando unos dolores bastante fuertes de menstruación, casi parecía el día perfecto para probarlo.

Tenía las hormonas por las nubes de ver a mi pareja por casa sin camiseta, las ganas no faltaban. Así que el momento no podía ser más ideal.

Lo bueno de este tipo de productos es que son bastante sencillos, incluso para cuando quieres usarlos en pareja. Abrir meter y menear.

Además, venía con lubricante dentro, un punto a favor, ya que consigue que el movimiento sea mucho más fluido.

Aunque cualquier hombre lo puede usar solo, yo prefería que fuera algo que probáramos juntos, para que añadiera algo distinto a nuestra rutina sexual.

La textura del interior del juguete y sus medidas recordaban bastante a una vagina real, algo que también pude comprobar de primera mano metiendo el dedo.

No solo imita a la perfección la sensación de estrechamiento que tanto les gusta a ellos, sino que era muy fácil de usar con una o con dos manos.

El único problema que me señaló mi pareja fue la falta de estimulación visual. Esto es algo bastante comprensible, ya os he hablado en otras ocasiones que los hombres suelen ser más visuales que nosotras.

De la misma manera que consigue llegar al orgasmo mediante imágenes reales, cuando tenemos sexo, o de aquellas eróticas sacadas de… bueno, os podéis imaginar, la pega que le ponía al sistema era aquella.

Lo bueno es que la solución es tan fácil como acompañar el movimiento de un striptease o bien de que se use como complemento de una película subida de tono.

O eso, o empezar a usar la imaginación. La biblioteca de imágenes eróticas más completa que tenemos está en el cerebro.

Duquesa Doslabios.

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