Vamos a normalizar que los hombres giman durante el sexo

Miércoles 5 de enero. 10 de la mañana. Pongo una película porno conectando los cascos al ordenador para inspirarme.

(Cada una empieza el día como quiere)

Una pareja está teniendo sexo en el sofá al estilo perrito. Ella gime a tal volumen que me asusto de que alguien de mi familia haya podido oír el sonido.

PEXELS

Me quito un auricular y compruebo que todo sigue en orden.

Cuando devuelvo la vista a la pantalla han cambiado de postura. Pero hay algo que sigue igual.

Ella continúa expresando el placer a voces mientras él solo suelta algún que otro resoplido. Nada más.

La escena es habitual -la de ellos callados mientras practican sexo- y es algo que se ha repetido durante años en mi vida sexual.

Raras han sido las veces que me he encontrado con alguien capaz de soltarse y gemir.

Cuando papá porno enseña que soltar esos sonidos agudos y con deje casi lastimero es algo femenino, ¿qué hombre se atrevería a replicarlos?

Sorprendentemente, estamos rodeadas de gemidos masculinos en nuestro día a día.

Son los que suelta Nadal cuando juega al tenis, dándole un raquetazo a la pelota con todas sus fuerzas.

Son también los que oyes a los musculosos del gimnasio cuando cogen las mancuernas y hacen press de pecho.

A más peso, más esfuerzo y más alto es el quejido. En ese contexto liberar el sonido no les avergüenza.

Está bien visto gemir si es para probar que estás llevando al límite tu cuerpo, con una demostración de fuerza digna de competición de culturismo.

Pero no para estimular o gozar más con tu pareja. Según la ciencia, ese grito irrefrenable facilita la ventilación pulmonar lo que ayuda a la relajación.

También la comunicación no verbal durante el sexo significa disfrutar más del momento y por tanto, una mayor satisfacción íntima.

Así que dejar salir los gemidos tienen tantísimas ventajas, que es demasiado bueno como para no hacerlo.

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Como una guía sonora, a nosotras nos sirven de indicativo. Sabemos que él lo está disfrutando y eso nos motiva a seguir adelante.

A chupar más hondo, morder más fuerte, lamer más seguido o movernos más rápido.

Como buenas voyeurs, nos gusta verle rendido a lo que está sintiendo. Y no hay nada como el chute de autoestima por ese placer que entregamos -y a la vez nos pertenece por generarlo-.

Que nos pone cachondas, vamos.

Duquesa Doslabios.
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4 comentarios

  1. Creo que todos o casi todos los hombres estarian en deuda contigo si consiguieses que eso fuese una realidad y no un deseo que no irá mas allá de lo personal y del personal de tu ducado.

    05 enero 2022 | 13:10

  2. Dice ser por una sociedad más sana

    Deberíamos gemir más y gritar menos.
    Y más amor al desnudo humano que a las telas que demonizan al cuerpo.

    05 enero 2022 | 16:17

  3. Dice ser Ricardo

    Como siempre, una muy buena entrada sobre temas que hay que hablar y no lo hacemos. Mis felicitaciones Duquesa, que tengas excelente año!

    05 enero 2022 | 16:43

  4. Dice ser mariaisabel

    POR FAVOR!!!
    Que pereza da el mitico tio al que solo escuchas cuando se corre. O al que ni eso, eso ya me parece hasta denunciable.
    Yo me he llegado a sentir culpable pensando que la ausencia de gemidos era ausencia de placer, pero al comentarlo con colegas te das cuenta de que es algo super común en los tios. Y a mi personalemte me corta todo el rollo.
    De hecho, mientras tenia una pareja que era uno de estos, me aficione a ver porno gay, ya que ahi me aseguraba escuchar gemidos masculinos, pues en el porno hetero ellos o no gimen o sus gemidos quedan tapados tras los gritos exagerados e irreales de ellas.

    A dia de hoy es algo por lo que no paso. Si estoy dando placer y no tengo feedback auditivo, paro, pregunto, y si no le sale gemir, le pido que por lo menos me hable o no sigo. Si quiere que yo haga, que al menos me de algo a cambio. Creo que es un trato justo.

    05 enero 2022 | 22:33

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