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Por qué es bueno gemir (también cuando te masturbas)

Que gemir es un aliciente cuando estamos en pleno encuentro sexual no creo que te pille por sorpresa.

Escucharlo te activa, acelera, motiva, despierta… Te conecta con tu propio placer y, a la vez, es la manera que tienes de ‘leer’ a tu pareja.

hombre gemir masturbación

ARCWAVE

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Y aún con todo, es algo que para nosotras resulta más fácil poner en práctica.

No porque tengamos unas cuerdas vocales especialmente preparadas o porque no podamos contenernos, es más por una cuestión de género.

El estigma de que gemir es algo poco masculino, pesa sobre los hombres que encuentran en hacer ruido algo que les hace sentir incomodidad.

Pero las ventajas de hacerlo no son solo de cara a ‘hablar’ en la cama sin necesidad de pronunciar palabra, emitir estos sonidos intensifica el placer.

«En los hombres los gemidos en la masturbación son particularmente útiles para que quiten un poco el ‘piloto automático’ con el que a veces se masturban y lo conviertan en algo más erótico y consciente» explica la sexóloga Ana Lombardía (puedes leer aquí algunas de sus entrevistas).

Más allá del mindfulsex, «gemir ayuda a que se desinhiban y se dejen llevar, aumentando el placer y potenciando los orgasmos», afirma.

Pero, ¿hasta qué punto hay brecha silenciosa? Por el estudio que ha realizado Arcwave -marca de juguetería erótica masculina-, 4 de cada 10 optan por el silencio total.

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La empresa de juguetes reveló que solo un 60% de los hombres que participaron en el estudio afirmaron gemir durante la masturbación.

Sus respuestas iban desde «Porque disfruto», «Para que sean más intensos» a «Para sentirme más cerca de mí mismo».

Por otro lado, la mayoría de los que respondieron que no emitían sonidos dijeron que era por miedo a ser escuchados, algo que se puede entender si, por lo que sea, hay más gente cerca y no quieres que se enteren.

Yo soy la primera que ha optado por la discreción cuando había familia o compañeras de piso en casa.

Pero un 33% respondieron que no lo hacían porque lo encontraban embarazoso, y es esa cifra la que debe cambiar.

Para conseguirlo, tenemos que plantearnos de qué manera viven los hombres su erotismo, el placer.

Porque en el momento que se relaciona con la vergüenza, parece que expresar la masculinidad en la cama solo está permitido si es a través de un voto de silencio absoluto o ruidos guturales, casi dignos de una lucha entre gorilas.

Hay que salir de ahí, alejarse de esa idea de que los hombres no pueden manifestar su placer y conectar con las sensaciones -y lo que pide el cuerpo- en el momento.

Aprender a liberarse es relajarse, sentirse, expresarse de la manera que te salga. Por tener orgasmos más intensos merece la pena, ¿no?

Mara Mariño

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Vamos a normalizar que los hombres giman durante el sexo

Miércoles 5 de enero. 10 de la mañana. Pongo una película porno conectando los cascos al ordenador para inspirarme.

(Cada una empieza el día como quiere)

Una pareja está teniendo sexo en el sofá al estilo perrito. Ella gime a tal volumen que me asusto de que alguien de mi familia haya podido oír el sonido.

PEXELS

Me quito un auricular y compruebo que todo sigue en orden.

Cuando devuelvo la vista a la pantalla han cambiado de postura. Pero hay algo que sigue igual.

Ella continúa expresando el placer a voces mientras él solo suelta algún que otro resoplido. Nada más.

La escena es habitual -la de ellos callados mientras practican sexo- y es algo que se ha repetido durante años en mi vida sexual.

Raras han sido las veces que me he encontrado con alguien capaz de soltarse y gemir.

Cuando papá porno enseña que soltar esos sonidos agudos y con deje casi lastimero es algo femenino, ¿qué hombre se atrevería a replicarlos?

Sorprendentemente, estamos rodeadas de gemidos masculinos en nuestro día a día.

Son los que suelta Nadal cuando juega al tenis, dándole un raquetazo a la pelota con todas sus fuerzas.

Son también los que oyes a los musculosos del gimnasio cuando cogen las mancuernas y hacen press de pecho.

A más peso, más esfuerzo y más alto es el quejido. En ese contexto liberar el sonido no les avergüenza.

Está bien visto gemir si es para probar que estás llevando al límite tu cuerpo, con una demostración de fuerza digna de competición de culturismo.

Pero no para estimular o gozar más con tu pareja. Según la ciencia, ese grito irrefrenable facilita la ventilación pulmonar lo que ayuda a la relajación.

También la comunicación no verbal durante el sexo significa disfrutar más del momento y por tanto, una mayor satisfacción íntima.

Así que dejar salir los gemidos tienen tantísimas ventajas, que es demasiado bueno como para no hacerlo.

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Como una guía sonora, a nosotras nos sirven de indicativo. Sabemos que él lo está disfrutando y eso nos motiva a seguir adelante.

A chupar más hondo, morder más fuerte, lamer más seguido o movernos más rápido.

Como buenas voyeurs, nos gusta verle rendido a lo que está sintiendo. Y no hay nada como el chute de autoestima por ese placer que entregamos -y a la vez nos pertenece por generarlo-.

Que nos pone cachondas, vamos.

Duquesa Doslabios.
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