Entradas etiquetadas como ‘masturbación masculina’

Las mujeres nos masturbamos menos (y el mercado laboral tiene mucho que ver)

Cuando empecé a masturbarme, que lo hiciera con mayor o menor frecuencia solo dependía de una cosa: las ganas que pudiera tener. O si tenía ratos en los que estaba aburrida, no nos vamos a engañar.

Dejar la universidad y que la jornada laboral fuera lo que iba marcando los tiempos de mi vida adulta, cambió esto.

mujer masturbación femenina

WOMANIZER

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Hay momentos del año que tengo picos de trabajo tan intensos que de repente caigo en que a lo mejor llevo tres semanas sin tener un rato para mi propio placer -ni ganas de hacerlo-, y no me he dado ni cuenta.

¡Si no tengo tiempo ni para doblar esa pila de ropa interior que solo va creciendo según avanza la semana!

Sí, la rutina es mi mayor enemiga. Pero me consta que a amigos o parejas hombres les afecta en menor medida. Esto es lo que se puede definir como «brecha masturbatoria».

A diferencia de la brecha orgásmica, que se centra en esa desigualdad entre que nosotras llegamos menos veces al orgasmo, el caso de la brecha masturbatoria no se reduce tanto a la cuestión sobre la que no paramos de hacer bromas en redes sociales (de que es más fácil encontrar agua en otros planetas del Sistema Solar que el clítoris).

Por suerte, gracias a la tarea de divulgación que hacen profesionales del sector, esto ya no es un misterio. Las brechas ya no se deben tanto a dónde está o cómo estimular la zona. Nos distancian factores fuera del cuerpo.

Esa rutina a golpe de tareas que relataba al principio (trabaja, vete al gimnasio, haz algo de compra, llama a tus padres, riega las plantas…) es solo una de las culpables.

Porque aquí podríamos argumentar, con toda la razón del mundo, que ellos también van hasta el cuello y aún con todo, encuentran ratitos para disfrutarse. Así que es probable que nos encontremos ante un problema estructural de otro tipo.

¿Qué más hay detrás de la brecha masturbatoria?

Para responder a esta pregunta, es interesante acudir a la encuesta mundial sobre hábitos de masturbación que ha sacado Womanizer (womanizer.com/eu), la marca líder en la industria del bienestar sexual.

Más que nada porque el estudio realizado entre casi 15.000 personas de 11 países ha reconfirmado que nosotras nos damos placer con menor frecuencia que ellos.

Mientras que la tendencia de los países, incluso habiendo diferencias, ha sido la de ir aumentando en 2023, en España hemos caído en picado: las mujeres nos masturbamos menos que el año pasado.

Para la sexóloga Elisabeth Neumann, que además es directora de investigación de usuario de Womanizer, el factor clave está en la economía.

«La recesión económica puede tener un impacto significativo en el deseo de masturbarse de las mujeres», afirma la experta. «El estrés financiero y la incertidumbre pueden aumentar los niveles de ansiedad y fatiga, lo que a su vez puede afectar al deseo sexual y a la intimidad».

Ahora resulta que hasta la recesión económica nos va a robar los orgasmos.

«Cuando las personas están preocupadas por los problemas económicos, es menos probable que den prioridad al cuidado personal, incluida la autoexploración sexual. Esto puede conducir a un menor deseo de actividad sexual, incluida la masturbación», cuenta la sexóloga.

Con su testimonio, es difícil no pensar en el caso que nos encontramos en nuestro país según unos datos extraídos del INE: hay una diferencia del 3,4% en el desempleo entre hombres y mujeres. De las mujeres paradas, una de cada 3 lleva buscando trabajo más de dos años.

Y el sesgo según la actividad confirma que las mujeres hacemos más empleos que pertenecen a los que se identifican como sectores precarizados. Siendo la presencia femenina mucho mayor es algo que repercute también en la diferencia de salarios.

Si a eso añadimos la dificultad de conciliar la vida familiar y laboral, llegamos al dato de que 638.400 mujeres se han visto obligadas a renunciar a su empleo para asumir la mayor parte de los cuidados de mayores, menores y personas dependientes (frente a 55.000 hombres).

Con este panorama, ¿cómo tener ganas de tocarte el coño?

Además, la sexóloga añade que «la vuelta a los desplazamientos al trabajo también puede contribuir al estrés y la fatiga,
dificultando que las mujeres se sientan con energía e interesadas en la actividad sexual».

Personalmente, creo que el tema del empoderamiento sexual está genial para que la masturbación haya dejado de ser un tabú y podamos pedir abiertamente que nos gusta (así como reconocer el papel de los juguetes sexuales, que nos han ayudado a descubrirnos).

Pero para empoderarnos del todo, también tenemos que tener una situación económica segura, una estabilidad que combata el agobio que nos aleja del placer.

Necesitamos que el mercado laboral no secunde la brecha masturbatoria, sino que ayude a disminuirla.

Solo así podremos estar centradas en disfrutar y no pensando en si nos renovarán el contrato y podremos seguir pagando el piso desde el que nos masturbamos.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Ellos no contemplan ‘la idea de que un juguete erótico reemplace la mano’

Las mujeres hemos sido las primeras beneficiadas en el boom de los juguetes sexuales centrados en la estimulación del clítoris.

Pero esa fiebre por el placer más allá de la penetración no solo nos ha venido bien a nosotras, ya que ha derribado muchos tabúes de la sexualidad, incluyendo la masculina.

hombre juguete sexual

LELO

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Y sino, solo hay que ver como ahora la mayoría de hombres que rondan la treintena cuentan con un juguete sexual para su uso y disfrute o tienen interés por contar con uno que puedan compartir con su pareja.

«Cada vez más hombres se abren a experimentar», me confirma Adriana Di Ippolito, Marketing & Communications Manager de LELO.

Especialmente si hablamos del Punto P gracias al fin de muchos prejuicios.

«La normalización y visibilización de la conversación sobre el bienestar sexual es clave para que la sociedad comience a informarse y a saber más sobre su propia anatomía y puntos de placer», dice la portavoz de la marca sueca.

Ahora parece una cuestión de tiempo que aparezca el equivalente al famoso ‘succionador’ de clítoris para ellos. Aunque, por el momento, otros juguetes son los que convencen a un -cada vez más interesado- público masculino.

«Los juguetes eróticos para hombres más deseados de LELO son el masturbador masculino y el anillo para el pene», comenta Adriana.

Te puede interesar leer: ¿En qué pensamos mujeres y hombres cuando nos tocamos?

En otras palabras, todos aquellos que se centran más en la estimulación del pene, que, a diferencia de los que están más enfocados en el punto P, los que simulan la penetración o que estimulan el pene, son los que se buscan en mayor medida.

Pero, ¿significa eso que hay que ir al punto erógeno por excelencia de la anatomía masculina?

Adriana difiere a la hora de recomendar a un hombre qué juguete autorregalarse: «Le aconsejaría comenzar a escuchar a su propio cuerpo sin juzgarse y sin ningún tipo de prejuicio».

«Antes que nada, hay que pensar cuáles son nuestras preferencias o qué sensaciones nos apetece experimentar y así sabremos de qué manera podemos elevar los momentos íntimos con un juguete erótico», explica.

A aquellos más reticentes «Les recomendaría comenzar a informarse más sobre la sexualidad del hombre y los puntos de placer masculinos, porque es un mundo muy amplio y estimulante».

«E incluso que echen un vistazo a las increíbles reseñas de aquellos que ya utilizan juguetes sexuales, seguro que de esta forma se animan a dar el paso», comenta.

El estigma asociado a la masculinidad

La percepción que hay sobre quienes puedan usar este tipo de artículos es algo que le hace flaco favor a la libertad de disfrutar del cuerpo.

Porque por mucho que el placer a nivel personal está bastante aceptado, no pasa lo mismo con los juguetes cuando hablamos de hombres heterosexuales.

Algo que se debe al «factor estigma asociado», como explica Adriana.

«Los hombres son vistos, tanto por hombres como por mujeres, como siempre dispuestos a masturbarse rápidamente y de forma manual, por lo que la idea de que un juguete erótico reemplace la mano o mejore la experiencia es algo que generalmente no se contempla en la mente de los hombres heterosexuales».

«La masculinidad tóxica hará que los hombres piensen ‘¿Y si mis amigos se enteran?‘ o ‘la gente pensará que soy raro’, afirma.

«Curiosamente, y a pesar de los mitos y confusión que aún quedan por desmentir en torno a los juguetes eróticos, hemos observado que existe una tendencia creciente en las búsquedas de información sobre masajeadores prostáticos o masturbadores para pene».

Y es que una de las mayores excusas a la hora de probarlo es que parece que, con el uso de la mano, ya no es necesario utilizar un juguete porque ‘no hay competencia posible’.

Aunque, como explica Adriana: «No hay por qué elegir entre una cosa u otra. Son sensaciones distintas y en el terreno sexual, cada persona tiene sus propias preferencias».

«Utilizar juguetes sexuales no elimina de la ecuación la masturbación manual, son prácticas que funcionan muy bien juntas. Pueden combinarse y complementarse perfectamente e incluso utilizar juguetes sexuales en compañía. Las posibilidades para experimentar el placer son prácticamente infinitas».

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿En qué pensamos mujeres y hombres cuando nos tocamos?

Soy partidaria de que cada uno viva su sexualidad como le salga del genital. Que los gustos sean por colores y que, cada vez que compartimos la cama, sea como un copo de nieve, única.

Pero no puedo evitar analizar hasta qué punto nos creemos que es libre lo que despierta nuestro placer.

Y es algo que me he preguntado viendo el último estudio de Diversual sobre la masturbación.

mujer placer

PEXELS

(¿No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Porque una de las cosas que más me han llamado la atención es que la mayoría de los hombres recurren a la pornografía como recurso principal (81%) para estimularse durante la masturbación.

La mayoría de las mujeres (82,9% en cambio) a la imaginación.

Solo tengo que hablar con un par de amigas para dar con la explicación a esta diferencia, no nos sentimos identificadas con el porno.

Las escenas planeadas desde el punto de vista masculino, los cuerpos hipersexualizados, que solo salgan las actrices en pantalla o que el denominador común de la trama sea la sumisión y usar a la mujer como una vagina en lata, hace que muchas de nosotras no conectemos sexualmente con estas imágenes.

Al no utilizarlas para estimularnos desde pequeñas -algo que sí les pasa a ellos- nos toca buscar una fuente alternativa de placer: nuestra cabeza.

Es ahí donde se desarrollan las mayores fantasías. Que pase algo con el profesor de Pilates, una historia con el compañero de trabajo, sexo en un lugar imposible, esa amiga…

El cerebro es nuestro proyector y, las películas mentales que nos montamos, la pornografía.

Y si algo tiene de positivo es que es única y personalísima. Que se adapta a lo que nos pasa a diario y las cosas suceden tal y como nos gustaría.

Esta ventaja, respecto a las imposiciones de la pornografía, suponen que no estamos sujetas a comportarnos como vemos en una pantalla por lo que ha decidido un director.

Nosotras decidimos y dibujamos cómo queremos que sea.

Te puede interesar: Sí, las mujeres nos masturbamos menos que los hombres (pero eso está cambiando)

Y no digo que cortar con las películas eróticas y empezar a darle a la fantasía sea lo único aceptable desde ya.

Pero sí creo que puede hacernos un favor.

Masturbarse mejora el autoconocimiento que tenemos sobre nuestro propio cuerpo. A mejor autonocimiento, mejor resultado en la cama cuando estamos con alguien más.

Y, si ese conocimiento es impuesto, replicamos lo que vemos, pero no conectamos con lo que nos gusta verdaderamente.

Algo que sí se consigue a fuerza de hacer el trabajo de pensar qué es lo que nos estimula (y usarlo como material la próxima vez que nos toquemos en la intimidad).

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Los mitos de la masturbación masculina: ni te vuelve estéril ni hace que disfrutes menos del sexo

¿Quién no ha oído en la adolescencia que los granos eran culpa de la masturbación? Parecía la única responsable de que el acné nos revolucionara la cara en aquellos años.

DEREK ROSE

Y aunque cada uno se encargaba de desmentir este mito a su manera (ya fuera viendo que no salían granos, como fue mi caso, o que, años después, sin masturbarnos tanto, siguen saliendo), lo cierto es que hay mucha leyenda suelta.

Y sobre todo en cuanto a masturbación masculina se refiere. Que si causa adicción, que puede solucionar problemas de salud…

Ante tantos rumores, mejor preguntar a un especialista. Es lo que han hecho desde Myhixel -el método que ayuda a controlar la eyaculación- junto al Dr. Jesús Eugenio Rodríguez, director del Instituto Sexológico Murciano y jefe de investigación del producto, quien aclara si son ciertos o no algunos de los mitos más comunes y extendidos en la sociedad.

Te puede interesar: Entre videojuego y masturbador, el ‘entrenador’ que te ayuda a vencer la eyaculación precoz

Quizás el más preocupante de todos sea si pone en riesgo la fertilidad, lo que el experto se apresura en desmentir. «No hay evidencia científica que señale que masturbarse afecte negativamente a la fertilidad». Es más, sería incluso recomendable.

«La masturbación no la debemos abandonar y es óptimo que se haga cada dos o tres días para renovar esperma y aumentar las posibilidades de tener hijos, la calidad del semen se optimiza cuanto más se eyacula: aumenta el movimiento de los espermatozoides y disminuye la fragmentación del ADN espermático (roturas o lesiones en el material genético). El volumen y la calidad tardan unas 48 horas en recuperarse. Las relaciones todos los días no conceden al testículo el tiempo suficiente para que vuelva a producir tantos espermatozoides”, afirma el Dr. Rodríguez.

Aunque no es tan alarmante como el primer mito, también hay quienes temen que masturbarse signifique que tener sexo en pareja no vaya a ser igual de placentero.

Sin embargo, ya que es una forma de autoconocimiento, es la manera de saber qué clase de estímulos nos funcionan y, por tanto, poder aplicarlo una vez estemos acompañados en la intimidad.

Eso sí, ya lo avisa el Dr. Rodríguez, cuanto más se hace, más apetece hacerlo: «La masturbación es una actividad que debería mantenerse activa a lo largo de todo el ciclo vital, independientemente de que tengamos pareja o no«.

«La virtud está en el punto medio, ya que hacerlo compulsivamente puede ser tan problemático como no hacerlo», o en otras palabras, no hace falta tocarse a todas horas.

Y es que además de dar un rato de placer, es también un potente aliado para reducir el estrés: «La respuesta neuroquímica asociada a un orgasmo provoca efectos muy similares a un ansiolítico y un antidepresivo», afirma el Dr. Rodríguez.

«Nuestro cerebro libera sustancias neuroquímicas como la dopamina y la oxitocina, que están relacionadas con sentimientos de relajación y felicidad, en especial la dopamina, también conocido como el neurotransmisor del placer», un motivo más que bueno como para ponerlo en práctica (sobre todo en época de exámenes o de mucha presión en el trabajo).

Por último, que masturbarse pueda evitar desarrollar ciertas enfermedades, es otra de las leyendas que nunca parecen confirmarse del todo.

En lo que a las infecciones del tracto urinario respecta, más vale hacer pis dentro de los 30 minutos posteriores de haber eyaculado para reducir las probabilidades de que las bacterias colonicen la zona.

«Recientes revisiones científicas señalan que eyacular entre 2 y 4 veces a la semana está relacionado con un menor riesgo de sufrir cáncer de próstata», afirma el Dr. Rodríguez una buena noticia que significaría que el placer es, para los hombres, una forma de mantenerse saludables.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Instagram, Twitter y Facebook).