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«Un hombre que paga por sexo no está bien de la cabeza»

Dentro de la prostitución: conversaciones con la chica X

Hace poco conocí a la chica X. Sabes de quién hablo. Tú también la conoces.  La que vive en un piso de Madrid, de Valencia, de un pueblo de Toledo con cinco mil habitantes o cerca de la playa. Es esa que te cruzas en el supermercado, en el gimnasio, la que podría tener la edad de tu hija, de tu hermana mayor o de tu novia, cualquiera de las mujeres que te rodean. Aunque esta, en concreto, tiene 26 años, y esto es lo que me contó de su oficio, la prostitución.

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¿Qué clase de protección tienes ante clientes que se niegan a pagar, recurren a la violencia o no quieren marcharse de tu piso?
Yo cobro al principio, si no paga, se va. Varias veces han venido sin dinero o con menos del acordado.
Al último que me hizo eso me dio tanta bronca… Llega y me intenta besar ya en la puerta. Un asco, muy baboso. Le aparto y le llevo a la habitación, le pido el dinero y empieza a tocarse el pene y a intentar manosearme.

Le aparto de nuevo y le pido el dinero nuevamente. Me dice que no tiene. Le grité a mi amiga y entre las dos le echamos. Era un tipo bastante grande físicamente. Le echamos a empujones y una vez en la puerta le golpeamos en la cara.

¿Qué pretendía? ¿Tener sexo sin pagar con una prostituta? Hace poco a mi compañera de piso, un putero le cogió el dinero que le había pagado y se fue corriendo. Le tuvo que amenazar para que volviera a devolver el dinero. Y eso que lo había tratado bien. Yo no me dejo ni tocar, pero ella hace de todo.

Encontramos el lugar donde trabajaba, y se asustó. Cuando regresó le grabamos con el móvil. El hombre parecía un gato asustado corriendo por todos lados. Ella le partió un palo de la escoba en la cabeza. Se lo merecía. Se fue llorando. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué robarle a una prostituta a la que acabas de follar?

¿Ha cambiado tu percepción de los hombres?
Sí, de ver tantas fotos de parejitas o con hijos. Me dan asco. Cada vez que veo a la típica pareja con hijos pequeños en la calle me lo imagino a él de putero. ¿Cómo puedes hacerle eso a tu pareja? Premeditadamente, pagando, buscando. No tienen respeto ni por ellos ni por las personas que tienen al lado. ¿Cómo puedes formar una familia así, bajo la mentira?

¿Cómo vas a educar a tu hijo si eres un mentiroso de serie? ¿Acostarte mirando a los ojos a tu pareja después de haber estado con otra persona? Muchos de ellos son bisexuales, contratan prostitutos incluso.
Aparte no hay más que ver sus móviles y las búsquedas que hacen en internet.

Estoy bloqueada a nivel sexual, no siento deseo, me cuesta hasta con un chico que me gusta. Imagina con los puteros. Nulo. Se excitan hasta con animales. A mi compañera de piso le han preguntado si su cachorro participaba. ¿Cómo se puede estar tan enfermo?

¿Has vuelto a coincidir con tus clientes en otros contextos?
Yo olvido sus caras enseguida, no los recordaría, pero ellos si se acuerdan de mí. Están en todas partes, médicos, políticos, policías, guardias civiles, tipos en el paro, etc. Si he coincidido con ellos no me habré enterado. Creo que si veo alguno con la novia me reiría y le haría sentir mal si ha sido maleducado conmigo.

¿Cómo te ves dentro de diez años?
La idea del suicidio ronda a veces mi cabeza, con más o menos fuerza. Si sigo metida en esto terminaré haciéndolo. No sé, no me veo dentro de diez años. A veces me gustaría poder ver el futuro y saber si estaré viva o no. Todo lo que he tenido que aguantar… No sé. Intento reprimirlo pero ahí está.

¿Tus ingresos te permiten ahorrar/vivir con comodidad o es un oficio que solo te permite vivir al día?
En mi caso no obtengo mucho, pago el alquiler, las facturas y poco más. Pero mi compañera, la yonki, en dos días hace 800 euros y se los gasta en fiesta o de compras, en tonterías. Hay personas que tienen un imán para los puteros y otras que no. Si yo ganara lo que gana ella, podría cumplir mis metas enseguida.
Como dice el dicho «Dios le da pan a quien no tiene dientes».

¿Ves relación entre la prostitución y el machismo?
Más que machismo creo que es una enfermedad mental, hay hombres machistas que no pagan por sexo.
Un hombre que paga por sexo no está bien de la cabeza. Hay chicos de 18 años que ya están pagando por sexo, ¿qué les espera para los 50? Todo el mercado sexual está dirigido a hombres. Estuve en alguna agencia donde había chicos y el 99% de los clientes eran hombres, casados o con novia.

¿Cómo pueden pedirle sexo a una prostituta sin condón o besos con lengua? Están totalmente locos. Tienen una noción distorsionada de la realidad. Incluso te piden abrazos. Las carencias afectivas no se solucionan pagando. Si no puedes generar emociones en personas libres, no esperes que pagando alguien vaya a sentir algo por ti.

Es un encuentro entre personas con problemas mentales, ellos y nosotras. Aunque entre nosotras hay de todo, las que estamos por necesidad porque no tenemos otra fuente de ingresos, las que lo hacen por drogas, las que lo hacen por lujos (las pocas las vip) y a otras les da igual, se excitan con todo pero son las menos.

Buscamos cosas diferentes. Nosotras dinero, ellos sexo/compañía. Entre ellos hay puteros ‘normales’, que buscan sexo y nada más, luego están los que cruzan la línea y pretenden encuentros pasionales, como si fueras su amante. Eso es muy agotador mentalmente, y los que se drogan o piden toda clase de porquerías, son los más enfermos.

También puedes leer aquí la primera y la segunda parte de la entrevista:

“Me acuerdo del primer putero que atendí, un pederasta”

“Muchos puteros se niegan a usar condón y muchas prostitutas lo aceptan” 

Duquesa Doslabios.

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No son las putas, son los puteros

Desde que empecé a escribir este blog, sabría que llegaría el día en el que me tendría que mojar sobre la prostitución. Abrochaos los cinturones, ahí voy.

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España es el Disneyland de la prostitución en Europa. Ya lo he soltado. Os dije que os sujetarais. No solo somos el país con más demanda del continente, sino que el 39% de los españoles reconocen haber pagado por sexo según los estudios de la Asociación de Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP), editados por el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.

En nuestro país las leyes son bastante generosas ya que la práctica no se encuentra penada, simplemente regulada por los municipios cuando hablamos de ejercerla en las calles. Todo lo demás es campo. Un negocio de cuerpos basado en la explotación sexual de mujeres, demasiado atractivo y rentable como para hacer algo al respecto, ya que son varias las bases sólidas que lo sostienen.

La economía, por supuesto, es la primera. En el momento en el que de casi diez hombres, cuatro están dispuestos a pagar, o han pagado por ello, habrá una segunda persona moviendo cielo y tierra para llevarse ese dinero. Ilegalizarla sigue sin estar sobre la mesa cuando debería ser la primera carta que levantar de esta partida.

Pero claro, no interesa. A fin de cuentas, tampoco está tan mal visto. Ya se encarga la sociedad de que sigamos diciendo «O follamos todos o la puta al río» como cualquier otro refrán.

Para eso se sigue defendiendo refiriéndose a ella como «el oficio más viejo del mundo», una nomenclatura que solo busca arrojar luz sobre un provecho en el que todo son sombras.

¿Lo que refleja? El poder del machismo, el mayor responsable de que la prostitución continúe. Una serie de mentalidades y comportamientos que dejan claro por qué los puteros son la lacra de la sociedad. Y sino, aquí analizo su trasfondo.

    • Quienes defienden la prostitución afirman que los hombres tienen unas necesidades que deben ser satisfechas a cualquier precio sin importar la integridad, estima o respeto hacia la mujer. Para sus protectores, tener sexo es una necesidad vital. La realidad es que las relaciones sexuales no son una urgencia biológica como respirar, beber agua o comer.
    • El placer de la mujer no cuenta en ningún caso. Ya sea dentro del matrimonio o fuera de él, lo único que busca el putero es que se satisfagan sus deseos con quien, normalmente, no podría hacerlo.
    • Las mujeres no somos recipientes sexuales por mucho que la prostitución considere así a quienes lo ejerzan. Reducirnos a meros objetos de placer es rebajarnos colocándonos en un escalón inferior.
    • Los defensores de la prostitución sostienen que es una manera de empoderar a las mujeres cuando solo es una manera de someternos. El dinero no paga más que una violación, porque, recordemos, es una relación sexual que, en otra circunstancia, la mujer no realizaría. Dinero no equivale a consentimiento.
    • Es imposible que la prostitución se considere una manera real de empoderamiento cuando los casos de prostitutas que han conseguido salir del círculo han dejado claro que no es otra cosa más que una espiral en la que confluyen las amenazas, abusos o exposiciones a enfermedades, una indefensión total. Una rueda que termina con miles de mujeres destrozadas física y psicológicamente. Los puteros son capaces de hacer oídos sordos ante eso (la mayoría son conscientes de la situación de las mujeres que les prestan sus cuerpos) demostrando, una vez más, que siguen siendo ellos quienes están por encima con sus deseos.
    • No existe la puta feliz. Es un mito que esgrimen algunos partidarios para defender que la práctica continúe. Pero lo de que hay quienes se meten por decisión propia solo es una cortina que nos pinta de rosa una realidad cruda tras la que solo hay sufrimiento. Quienes ejercen la prostitución se han visto coaccionadas, empujadas por pobreza, por traumas, adicciones… Es una decisión a la que se ven más obligadas quienes pertenecen a minorías étnicas o carecen de oportunidades laborales. De pasados y presentes destrozados se ha erigido un negocio que sigue destrozando personas sacando provecho de ellas.

La prostitución, pagar por tener sexo, no es un derecho. Pero sí es un derecho no estar sometido a esclavitud, torturas, penas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, un artículo que forma parte de la Declaración Universal de los Derechos Humanos al que se le ha puesto precio cuando, es también un derecho humano trabajar en unas condiciones justas y favorables.

Duquesa Doslabios.

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