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Tinder Australia incluye anuncios sobre consentimiento (y España debería tomar nota)

Cuando te descargas Tinder y seleccionas qué preferencia tienes, la aplicación procede a enseñarte un sinfín de perfiles para que empieces con el mítico swipe left o swipe right. Menos si estás en Australia.

Una iniciativa del CRCC (Centro de Crisis por Violación de Canberra) ha conseguido que, entre match y match, aparezcan anuncios sobre el consentimiento.

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TINDER AUSTRALIA

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Desde que dio comienzo la campaña, a los australianos les aparecen frases como «¿Sabes cuál es mi palabra de seguridad? ‘No’ es la única palabra que deberías necesitar», «Si el sí no se comunica verbal o físicamente, es un NO» o «Si cada acto sexual tiene mutuo consentimiento, es un SÍ».

El objetivo además de resolver las dudas que aún puedan existir sobre el consentimiento es, por supuesto, el de cambiar las actitudes de los usuarios que usan la app.

Además, al animar a hacer comprobaciones durante el encuentro, para asegurarse de que se está a gusto con lo que está sucediendo, se promueve la idea de que el consentimiento es una conversación constante.

Algo que es una de las asignaturas pendientes, porque además de los famosos contratos que algunos popularizaron en redes creyendo que serían la ‘solución’ -antes que ir cerciorándose del bienestar de su acompañante-, ha habido intentos de webs o aplicaciones que ofrecen la opción de ponerlo por escrito.

El consentimiento algo que se puede revocar, lo que aparece reflejado en el cambio de la Ley de Enmienda de Delitos de 2022 que cambió el principio de presunción del consentimiento.

Es decir, que además de que debe haber una conversación continua y mutua entre los participantes, la ley también establece que las personas tienen derecho a elegir no participar en actividades sexuales

En España, si vamos al artículo 178, la teoría también la tenemos  al día: «Solo se entenderá que hay consentimiento cuando se haya manifestado libremente mediante actos que, en atención a las circunstancias del caso, expresen de manera clara la voluntad de la persona».

Porque, por desgracia, muchas de las interacciones de citas de hoy en día comienzan en línea, no son consensuadas y por tanto inseguras.

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A nivel nacional, tenemos datos que prueban esto, este año gracias al informe ‘Apps sin violencia’ de la Federación de Mujeres Jóvenes.

Basado en casi mil encuestas, los resultados revelaron que el 22% de las mujeres que tuvieron una cita a través de una aplicación sufrieron una violación.

Por otro lado, según el mismo informe, se calculó que el 57,9% de las entrevistadas se han sentido presionadas para tener sexo con los hombres con los que quedaron.

consentimiento campaña Tinder Australia

TINDER AUSTRALIA

Aunque todavía es pronto para saber cómo ha funcionado en Australia esta medida, sí podemos sacar en claro que son recursos que superan a Tinder España (y otras aplicaciones de conocer gente).

En la aplicación de nuestro país solo aparece la definición de consentimiento en la guía de términos y condiciones, algo que acompañan de una lista de recomendaciones.

Pero si con el «Curso intensivo» de consentimiento, que es como lo llaman, ha habido un 20% de violaciones, igual es que no es suficiente.

Soy consciente de que las aplicaciones para ligar no tienen la culpa de lo que la gente haga después de hacer match. Idealmente, una educación en el respeto del consentimiento, recibida desde la infancia, sería clave.

Pero mientras no suceda, mientras sigamos luchando por conseguir que se respete un «no» o se pare inmediatamente ante una falta de entusiasmo, la opción de Australia se presenta como un refuerzo de cara a recordar de qué manera deberían ser los encuentros.

Así podrá evitarse que se sigan perpetuando agresiones sexuales con violencia o sin esta, pero sin ser deseadas.

Mara Mariño

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La limerencia o ‘enfermedad del amor’ se ceba con las mujeres (y esta es mi teoría)

Existe un fenómeno que, creo, casi todas hemos experimentado. Comienza cuando en la aplicación de conocer gente de turno (o en Instagram) haces match con alguien que te parece puro potencial.

Empezáis a hablar un poco y, cuando te quieres dar cuenta, estás enganchada a su chat. Miras si está en línea, esperas a que te conteste y cada pequeña interacción es, para ti, la prueba de que estáis hechos el uno para el otro.

«Eso es amor», piensas.

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Pero por desgracia, como te das cuenta más tarde, ni eran los fuegos artificiales que esperabas ni unas tristes chispas. Por ser, no era nada.

Sin embargo a ti te lo parecía todo, ¿por qué?

Tengo varias teorías que cobran todo el sentido del mundo cuando recuerdo que la experiencia de la limerencia, lo que se conoce como ‘enfermedad del amor’ (aunque suena un poco extremo), afecta en su mayoría a mujeres.

Caemos como moscas en ese estado mental involuntario -que comienza con la atracción romántica-, por quien sentimos una necesidad inexplicable de ser correspondidas.

Y que, para rematar, como toda buena fijación, idealizamos a quien está al otro lado de la pantalla.

Ya podemos estar hablando con la persona más normal del mundo, que lo veremos como el ser humano más increíble que ha pisado el planeta tierra.

Creo que el hecho de que las mujeres seamos las eternas cuidadoras, hace que soñemos con alguien a nuestro lado que nos cuide y nos quiera (lo cual nos merecemos).

Así que, ante la posibilidad de que sea con quien estamos hablando, creamos esa persona que cubra nuestros deseos.

Mis casos de limerencia no han sido muchos, pero generalmente se han dado después de llevar un tiempo soltera, cuando sentía que estaba preparada para empezar una relación de pareja.

Puede que yo lo estuviera, pero quien hablaba conmigo no se encontraba en ese punto para nada. De hecho, ni en el punto de tener los modales de contestar mis mensajes.

Después de varios días sin entrar a la aplicación, que por fin me dijera algo, era como la prueba de que esa vez sí iba a arrancar la conversación e íbamos a terminar quedando.

La distorsión de la realidad ante cualquier pequeño gesto hacia mí, empezaba a surtir efecto.

Querer que nos quieran

Al igual que los pensamientos intrusivos de que quizás había dicho algo malo o no le parecía lo bastante interesante. Aquello iba acrecentando el miedo al rechazo. ¡Y sin habernos conocido!

Pero nada de eso se lo comunicaba, como las mujeres somos educadas en no ser intensas, en no molestar y guardarnos los sentimientos, yo iba alimentando todo eso a la vez que me formaba fantasías de cómo iba a ser la cita perfecta (que nunca tendríamos) o nuestro futuro (que nunca llevaría).

Otra de las razones por las que creo que somos más susceptibles a experimentar la limerencia es porque, en el cortejo, se nos asigna el rol de la pasividad.

Esperamos eternamente en vez de tomar la iniciativa o expresar lo que queremos y salir de dudas, aunque impliquen leer algo que no queremos.

Además, en ese momento puedes llegar a sentirte muy sola porque, cuando tus amigas te dicen que estás poniendo en un pedestal a quien no conoces de nada -a ellas no les afecta el hechizo de esa distorsión de realidad-, nos sentimos incomprendidas.

No me olvido del problema que supone que, desde pequeñas, nos meten por activa y por pasiva, que lo importante es la opinión masculina, porque la validez como mujeres solo la tenemos si nos aman, si mantenemos el interés de un hombre.

Hasta el punto de que no estar en pareja es un fracaso. Sí, aunque seas Dua Lipa y hayas ganado más de 120 premios, lo que los medios resaltarán es que has perdido a un «novio guapísimo».

Si a eso le añadimos los mitos del amor romántico, que nos enseñan que incluso la persona que nos trata peor merece amor (la verdadera lección que saqué de La Bella y la Bestia), ¿cómo no vamos a montarnos la película de confiar que estamos ante alguien que nos va a hacer felices por el resto de nuestra vida?

Limerentes o no, en nuestra mano está dejar de ensalzar lo más mínimo. Y, por mucho que suene ácido, pensar que nadie es especial hasta que demuestre lo contrario.

Pero, sobre todo, mucho amor propio por ti misma, que va desde saber lo que vales hasta ver con realismo afectivo las muestras de tiempo y cariño hacia tu persona.

Mara Mariño

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‘Green flags’ en las que deberías fijarte cuando uses apps de ligar

La ventaja de que las aplicaciones para ligar lleven existiendo desde hace más de 20 años es que, como la mayoría, sabría identificar al vuelo algunos de los detalles que dejan entrever que esa persona no es para mí.

Hablo de cosas como que en su biografía ponga que busca «fluir», que no quiere «una chica como las demás» o que «si estás aquí para conseguir seguidores en Instagram, swipe left».

Sí, la pasivoagresividad también es una red flag.

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PEXELS

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Pero de lo que no he hablado es de las señales positivas, las que desde mi punto de vista, significan que hay potencial en ese match.

Por lo pronto que la biografía esté elaborada. No necesito un desarrollo digno de ensayo periodístico, pero sí lo suficiente como para pensar que esa persona le ha dedicado su tiempo al ejercicio de pensar cómo se describe y no se ha conformado con la facilidad de cinco emojis o el «si quieres saber algo de mí, pregúntame».

Claro que voy a preguntar, pero el perfil es una oportunidad de presentarse y dar ideas de posibles temas de conversación, así que ¿por qué perder la ocasión de generar una buena primera impresión, hacer reír e intrigar? (Sí, todo eso puede conseguir una descripción).

En mi caso, que tenga buena ortografía, es un plus. Lo de «Ola bb» estaba bien para cuando los sms tenían límite de caracteres y no te quedaba otra que acortar.

Pensaba que era algo que, por mi pasión por la lectura y escritura, tenía sentido que me fijara en ello, pero lo cierto es que en cualquier parte encuentras a más personas alabando a quien sabe distinguir entre «hecho» y «echo».

En su día, hablé de la importante que era que una persona tuviera plantas. Es una señal de que estás ante quien puede ser una buena pareja, ya que tiene una responsabilidad de cuidado de seres vivos a los que dedica tiempo.

Aunque es extensivo a que aparezca con gatos, perros o cualquier otro animalito.

Es generalizar mucho, lo sé, pero quienes comparten su vida suelen ser personas que comparten su vida mirando más allá de sí mismos así como la paciencia de ver crecer a esos compañeros.

Aquí podría entrar en aficiones que busco cuando hago swipe como que le gusten los libros o disfrute de hacer deporte (el que sea), pero lo cierto es que podría resumirse en que es green flag que tenga aficiones compatibles a las tuyas o lo más parecidas posible.

Aún tenemos esa idea de que los opuestos se atraen, pero si vas a buscar a alguien con quien compartir tu día a día, la similitud es clave para el éxito.

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Otro mito que se ha desmentido con los estudios que han hecho en estos 20 años las empresas desarrolladoras de estas aplicaciones es que tienen más probabilidades de convertir el match en relación fuera de la pantalla las personas con sentido del humor.

Así que espero que esto anime a hacer bromas en la biografía, aparecer haciendo el tonto en una de las fotos del perfil o incluso poner un meme (mi lenguaje del amor).

Para ir terminando, y más allá de la carta de presentación que es el perfil, solo faltaría recordar la importancia de las primeras interacciones.

Ir contestando a los mensajes más allá de monosílabos, contar qué expectativas se tienen usando la app y, sobre todo, si apunta maneras, proponer pasarse al mundo real, son indicativos de que puede funcionar y hay un interés verdadero en avanzar.

Conoceros en persona siempre será mejor que en el plano virtual.

Mara Mariño

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6 maneras de proteger tu salud mental cuando usas aplicaciones de citas

De tener citas y conocer a diferentes personas nos encanta la misma parte: la de la ilusión, la expectación por quedar, la felicidad después de que haya terminado y quedéis con ganas de más…

Pero poco (o nada) se habla de la cara B, de las decepciones, las abuelas que te dicen que bajes el listón o de la saturación que es que, con una rutina tan complicada, solo puedes encontrarte con gente a través de la pantalla.

parejas citas salud mental

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Sí, estar en el momento de experimentar e ir teniendo conversaciones también es un estrés que nos afecta a la salud mental.

En mi caso, tuve el clásico pronto de desinstalar la aplicación en cuanto vi que tenía varios frentes abiertos con personas que ni siquiera me interesaban realmente.

Lo mío no era un interés real, fue una distracción que me terminó agobiando por la cantidad de tiempo que me absorbía y por no terminar de ver claro que quisiera materializar esas charlas en un encuentro fuera del chat.

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La suerte es que, cada vez más concienciados con el bienestar emocional, no es una excepción ponerlo en práctica a la hora de usar estas apps.

De hecho, hay seis consejos de la Dra. Caroline West, experta en psicología de Bumble, que podemos aplicarnos para que no nos abrume un proceso que debería producirnos más mariposas de emoción que de ansiedad:

  1. Limita el tiempo de uso: que tu vida no transcurra en torno a buscar huecos para desbloquear la app y ver si te han contestado. Reserva un momento del día y céntrate en quienes llamen tu atención porque si sigues saltando de perfil en perfil por la emoción del match corres el riesgo de caer en la ‘paradoja de la elección’. Esto es sentir que tus opciones son infinitas, lo que hace que nunca tomes la decisión de quedar porque te parece que puede salir alguien más compatible con tu forma de ser.
  2. Ten claro lo que quieres: nada de poner algo pasivo-agresivo en tu perfil, como «Haz swipe left si buscas algo esporádico».  Si ya sabes que estás buscando una conexión más allá de un encuentro puntual, dilo o céntrate en quien veas potencial como para que pueda convertirse en eso que quieres en tu vida.
  3. Sal del chat cuando no tengas mucha inspiración, porque no todos tenemos facilidad al teclado (y a veces es difícil mantener una conversación por ahí si no conocemos demasiado a nuestro interlocutor). Puedes probar a mandar notas de voz o a hacer una llamada, ambas opciones son una interesante manera de ver si salta la chispa. Además, estamos todo el día viendo pantallas, es normal que queramos alejarnos de ellas y no seguir tecleando en nuestro tiempo libre.
  4. Marca tus límites: sí, incluso si no tenéis nada más que un chat en una aplicación móvil. Pueden ser explicando tu situación actual («Voy a tener lío y hoy no me voy a conectar») o acerca de tu vida personal («Prefiero no hablar de momento de mis relaciones pasadas»). La clave es proteger tu bienestar emocional y tratar las cosas cuando sientas que es la ocasión de hacerlo porque te nace.
  5. Descansa: el síndrome de burnout también afecta a quienes usamos las aplicaciones de ligar. Como el caso que he comentado al principio del artículo, a veces necesitamos salir y estar un tiempo en el mundo real antes de volver. Tómate tu tiempo. Lo mismo pasa si con quien estábamos hablando se ha tomado un ‘descanso’. No conocemos sus circunstancias, pero podemos empatizar con su necesidad de alejarse y retomar el trato una vez que ha regresado.
  6. Tu círculo es clave, porque son quienes te van a escuchar y acompañar en este momento. No solo puedes descargarte acerca de tu proceso de conocer a personas, sino que te dan una perspectiva que te puede resultar muy útil. Al no tener sus emociones involucradas, tienen una visión más objetiva de nuestros vaivenes sentimentales.

Si encontrarás pareja o no, es algo que no puedo decirte, pero sí asegurarte que de esta manera tu bienestar psicológico será tu prioridad.

Lo que significa que podrás disfrutar del proceso de conocer a alguien -e ir a más si surge-, sintiéndote siempre a gusto porque estás respetando tus emociones en todo momento.

Mara Mariño

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Hay una app de ligar solo para frikis (y ya la he probado)

«Debes de ser SpiderMan porque estoy cayendo en tus redes» es una frase que en Tinder, Bumble, Happn, Meetic u otras aplicaciones para ligar sirve para dos cosas: poder sacarle una sonrisa a tu match con la ocurrencia y dejarle ver que eres algo friki.

Y si bien en esas apps pueden aparecer de vez en cuando, en Freakit! tener un manejo de este tipo de referencias es fundamental y necesario.

cosplay

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Pero, ¿qué es Freakit!? Alba y Amanda se dieron cuenta de dos cosas, para empezar, las dificultades que podían tener los otakus (aficionados al anime y manga) a la hora de encontrar personas de gustos similares, y la segunda que existe mucho prejuicio alrededor por sus gustos haciendo que en ocasiones no les resulte fácil ligar.

Aunque si algo queda claro es que los frikis, también de cómics, series de ciencia ficción o la Tierra Media, todo entra en Freakit!, cada vez cogen más fuerza en España.

Es algo que queda claro con el apabullante éxito de eventos dedicados a estos fenómenos culturales y el boom que ha pegado la aplicación.

Una de las principales diferencias que identifico al descargarla es que al poco de crear tu perfil, sale la opción de «¿Qué buscas?».

Y las opciones van desde «Lo que sea» a «Relación poliamorosa» o «Amistad».

«Queríamos que el usuario pudiese mostrar a los otros usuarios cuál era su situación y disponibilidad sentimental sin tapujos ni rodeos, por eso decidimos poner todas o gran parte de los tipos de relaciones que existen», explican las fundadoras.

Una vez completo el perfil, me sale un personaje que no identifico (¿quizá no soy lo bastante friki?) con un texto que me define como «extremadamente lógica y sistemática. Alto sentido de la moralidad por lo que siempre actúa conforme a sus valores».

Cinco minutos en la aplicación y ya me ha calado mejor que muchas personas de mi entorno, he de decir.

El ‘avatar’ que me ha tocado es lo primero que se ve de mí junto a mi nombre y mi edad. Otra de las principales diferencias respecto a las aplicaciones más populares que siempre priorizan la foto.

«Estábamos cansadas de que en las apps de ligar o conocer gente que habíamos usado anteriormente lo primero y a lo que más valor se diese fuese al físico, por eso pensamos que a través de los personajes la gente podría relacionar de manera súper fácil y visual la personalidad del otro usuario y que esto fuese lo primero que conociesen el uno del otro», comentan Alba y Amanda.

Cómo triunfar en Freakit! según las fundadoras

Aunque no la utilizo más que para curiosear la interfaz (y no hago un UwU con nadie, que sería el equivalente al match), me gusta que, además de los personajes, quienes tienen el perfil tiran de creatividad en la descripción así como en explicar qué tipo de frikismo es el suyo.

En los perfiles hay desde quien hace cosplay de manera profesional (crea trajes inspirados en personajes de la ficción), animación 3D, pero también peluquería, ingeniería o arquitectura. A quien le gusta Marvel, One Piece, Star Wars, Evangelion o Naruto entre muchas otras.

Que la edad media de los usuarios de Freakit! sea de 25 años demuestra que es algo que viene aún con más fuerza entre la Generación Z.

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Las fundadoras me confirman que «ya hay parejas que se han conocido a través de Freakit! Y nos parece lo más lindo del mundo, ¡nos hace muchísima ilusión!».

Así que solo queda preguntarse qué hay que hacer para tener un perfil interesante.

«Un consejo sería poner fotos tuyas reales, en nuestro caso si vemos a alguien que ha puesto una foto con su mascota suma puntos y tener un perfil completo, un perfil que no está casi editado o con apenas información puede dar sensación de perfil falso».

En su opinión, romper el hielo en esta app es sencillo: «El usuario puede poner etiquetas con sus gustos solamente tienes que mirar cuáles son y hacer alguna pregunta sobre un tema en concreto de esas etiquetas de gustos».

«Hace un tiempo hicimos un sorteo en Instagram buscando la frase Otaku para ligar más guay, y la que ganó fue: No necesitas de poderosas armas ni de llamativos vestidos para ser una auténtica magical girl en la vida real (en anime, una mágica girl tiene como protagonista a una chica con algún poder especial)».

Y, como curiosidad para ir terminando la entrevista, una de las razones por las que surgió la idea es que Alba estando soltera quería encontrar a alguien con quien compartiera sus gustos frikis.

De momento no se ha dado el caso porque ambas han dejado sus trabajos para dedicarse enteramente a la app, pero ¿no sería digno de comedia romántica que encontrara a su Otaku en Freakit!, la app que ha cofundado?

Mara Mariño

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Si te cansan las aplicaciones para conocer gente, puede que tengas ‘burnout’ de ligar online

La primera vez que me abrí Tinder pensaba que iba a ser la última. Que encontraría a alguien al poco tiempo y hasta ahí mi relación con la aplicación.

Llegó una segunda, unos años más tarde, y la tercera vez que la instalé. La definitiva.

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PEXELS

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Y no me salí de allí por no dar con personas a quien me interesara conocer, sino por la cantidad de gente y la despersonalización, que me hacían sentir agobiada.

Yo no sé tú, pero mi trabajo es estar delante de una pantalla.

Lo último que me apetecía en esa ocasión era pasar más tiempo pendiente de crear una relación con un dispositivo de por medio.

Ahí fue cuando me di cuenta de que estaba hasta las narices, completamente quemada del sistema de conocer a gente online mediante una app.

Estaba experimentando el dating burnout.

Es una sensación que va desde el hartazgo de los eternos swipes, el aburrimiento de las conversaciones que no van a ningún lado hasta la mala educación que puedes recibir a través de la aplicación (que casi parece que se ha normalizado hablar mal).

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O incluso que termines sufriendo un ghosting después de algunas citas porque, quien te guarda en la agenda como «Elena Tinder» es como que te pone en una categoría de segunda, la de alguien que no merece responsabilidad afectiva por ningún lado.

En fin, que las razones por las que terminas hasta el gorro son muchas y muy variadas.

Que fue también mi caso, por cierto. A la tercera fue la vencida de verdad.

No la cerré porque recuperara la esperanza en dar con personas afines a mí en el mundo offline, sino por no aguantar más.

Es curioso que, al poco, conocí a alguien en vivo en directo y dio comienzo una bonita historia.

Casi podría parecer que el karma que había ido acumulando de malas experiencias me guardaba una sorpresa positiva.

Del mundo online a conocerse de forma orgánica

Fue algo que comentaba también hace poco con una chica que conocí haciendo senderismo. Estaba harta de conversaciones que nunca terminaban en cita, pero se encontraba tan liada que no veía otra forma de conocer gente.

«¿Y haciendo esto?» le contesté. A fin de cuentas, yo había conocido a la persona con la que estaba quedando en un evento social/deportivo del estilo.

Así que al final, la solución es tan sencilla como buscar cosas que te gustan fuera de la pantalla.

Porque es donde tienes más posibilidades de encontrar a quien le gusten también esas aficiones y ya sea un punto de partida.

Menos en mi caso, que fui una patata jugando al voleibol, pero cuando me vio cayéndome por todas partes y riéndome de mí misma, descubrió que tenía el sentido del humor como el suyo.

Otra de las formas ‘orgánicas’ que cada vez es más frecuente es empezar a hablar con un amigo de amigo o conocido que encuentras a través de una red social.

Un encuentro que está a medio camino entre una app de ligar y conocer de manera natural, porque recuerda a cuando te presentaban a alguien (con la diferencia de que lo tienes al alcance de un follow cuando ves que tu amiga sube una foto a su historia con esa persona que te interesa).

De cualquier forma, apuntarte a un evento de speed dating o cosas que no tienen que ver con tu vida sentimental -como un deporte, asociación, clases de baile, planes con desconocidos, networkings, viajes para personas solas, etc-, son muy buenas alternativas si has llegado a tu límite con las aplicaciones y quieres seguir relacionándote.

Y, si no está ahí la persona de tu vida, las amistades que vas a hacer por el camino, son también un amor que bien merece la pena encontrar.

Mara Mariño

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¿Te cuesta decidir con qué ‘match’ quedar? Tiene una explicación

Entré en una aplicación de ligar pensando que, si conocía gente que le había servido para descubrir a su pareja, ¿por qué a mí no me iba a funcionar?

Incluso probé lo de promocionar mi perfil para que apareciera en la lista de personas ‘populares’ del día, las que estaban a la vista cada vez que se entraba a la app.

Mi objetivo era llegar al máximo número de usuarios.

cita tinder

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Empecé hablando con un chico, pongamos Enric, de Badalona. Luego Mark, de Australia. Al poco llegó Harry, oriundo de Atlanta que también hacía CrossFit.

Tenía unos 10 chats abiertos que tenían buena pinta. Pero más perfiles interesantes llegaron. Porque, aunque seguía hablando con los primeros, la lista iba in crescendo.

Fue cuando empecé a dejar de contestar con los que me parecía que tenía menos compatibilidad, tenía que aprovechar el tiempo en la app.

En los ratos muertos viendo una serie o andando por la calle, cuando solo tenía una mano y era incómodo contestar, seguía haciendo match deslizando a un lado y a otro.

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Los pretendientes –viejos y nuevos– ya iban camino de convertirse en un número mayor que mi edad.

Pero no sabía cuándo parar ni a quién aceptarle esa quedada para desvirtualizarnos. Solo seguía con el match y el unmatch.

No lo sabía, pero aquello tenía un nombre y una explicación: la paradoja de la elección.

Cuantas más opciones de chicos tenía, más complicado se me hacía decantarme por uno de ellos.

No conseguía decidirme sin pensar que podría estar quedando con otro mejor, con el que encajar más.

El desencanto llegó cuando me di cuenta de lo difícil que era materializar las citas una vez me había propuesto tenerlas (con el proceso de casting que había implicado).

Me dieron dos plantones y solo había tenido una cita porque, a ellos, les pasaba lo mismo que a mí.

Tenían a tantas chicas tan ‘cerca’ -o esa es la sensación que nos dan las aplicaciones- que ¿cómo elegir solo una?

Me terminé borrando la aplicación. Aquello no estaba funcionando.

Lo que debía simplificar las cosas, las hacía aún más enrevesadas. Y, casualidad o no, al poco tiempo conocí a alguien en persona.

Aunque esa es otra historia.

Mara Mariño

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¿Te vienes a analizar mi perfil de Tinder?

¿Sabes ese refrán que dice que todos los caminos llevan a Tinder? Bueno, igual no es un refrán y me lo acabo de inventar.

Pero al final es difícil no caer en la app de la llamita. Y, cuando me lo abrí en mi caso, nueva en la ciudad y soltera, parecía la ocasión perfecta.

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(No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Como redactora que soy, la parte más interesante me parecía la de redactar mi biografía. No me mal interpretes, las fotos están muy bien, pero es en el texto donde se cuece la marcha.

Es la diferencia entre que «Jon, 29, entrenador de gimnasio» pase de ser una historia de una noche, a un ligue potencial.

Por eso quise mimarla, quise mimarla tanto que como se me agotaron los caracteres, amplié el contenido en las fotos del perfil poniendo más texto sobre fondo blanco.

Todo eso lo he recopilado para analizarlo contigo y explicarte por qué lo hice así.

 

Para mí era fundamental que el perfil transmitiera naturalidad. Que se viera que soy tan casual como una tapa de aceitunas. Y que tengo sentido del humor.

Haciendo reír a mis citas desde 2008 podría poner también, que es cuando empecé a quedar más en serio.

Qué busco era otro de los palos que quería tocar, y, con el comentario de mis padres -medio chiste medio en serio- quería sacarme de en medio de los que tuvieran en el radar cosas esporádicas.

No busco un hijo en la segunda cita, pero entre broma y broma, la verdad se asoma.

Cosas de mi forma de ser: mi amor por la comida, mi sensibilidad, el que es mi estilo de vida era también importante que quedara reflejado desde el principio. Más vale prevenir que engañar.

Y por último, el tema de proponer citas era para evitarme el clásico “vamos a tomar algo” que no puede parecerme más aburrido. Quiero hacer cosas, no estar sentada como hago el 90% de mi tiempo en casa teletrabajando.

Con este perfil y algunas fotos, los matches llegaron. Lo que no llegaron fueron las citas, ya que en las dos ocasiones recibí plantones o largas, directamente (y es algo que sabía que podía pasar).

Después de la experiencia -y alguna otra que da para artículo aparte-, terminé borrándome la aplicación.

Así que me quedó claro que no todo era lo que yo contara, la suerte de coincidir con la persona en el momento de deslizar, tiene que acompañarte (por muy buena biografía que tengas).

Mara Mariño

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