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Ellos nos preguntan menos en las citas, ¿por qué?

Recuerdo que era médico, tenía dos hermanos pequeños, quería especializarse en neurocirugía y su destino veraniego favorito era Cádiz.

También recuerdo que no me hizo ni una sola pregunta en toda la cita. Y, al desahogarme con mi amiga de la mala suerte que había tenido, empezamos a unir los puntos.

Era raro dar con alguien que se interesara por nosotras de la forma en que nosotras lo hacíamos.

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PEXELS

Así que la duda parecía clara, ¿vivimos las citas como si fueran auténticas entrevistas de trabajo, queriendo conocer todo de su vida, o es que ellos no se esforzaban demasiado?

No puedo evitar ver la similitud de cuando recorres los perfiles de cualquier aplicación para conocer gente y en un perfil con apenas un par de fotos encuentras la vaga descripción de «No sé que poner, pregúntame lo que quieras».

¿Funcionaría esa misma estrategia en la solicitud de un puesto para empezar a trabajar en una nueva empresa?

Vale que no es lo mismo. Esto, a diferencia de un cambio laboral, puede que sí sea para el resto de tu vida.

Sin embargo, el denominador común en ambas situaciones es la sensación de falta de esfuerzo.

Cuando quedamos con otra persona, nos gusta sentir que nos escuchan y que se interesan, por lo que hacer preguntas es fundamental.

De hecho, se gasta una cantidad inmensa de tiempo y energía cuando solo eres tú quien tiene ese papel.

Además, hablar es una forma de conectar y también el factor que garantiza que quieran volver a quedar contigo más adelante, según un estudio reciente de Hinge.

Por lo que tiene que darse una buena conversación si se busca que se desarrolle un vínculo, algo que se puede aplicar no solo a la pareja, sino también a las amistades.

Planteando mi desidia en Instagram sobre la aparente falta de ganas, varios seguidores me contestaron que podía deberse a timidez o inseguridad, a no saber cómo lanzar una pregunta.

Y es algo que también puede tener su raíz en la manera en la que hombres y mujeres somos socializados.

Nosotras estamos más acostumbradas a compartirnos, pero también a escuchar y saber qué siente la persona de enfrente.

Mismo lenguaje, distinta manera de usarlo

Ellos, en cambio, usan el lenguaje como una manera más de reafirmarse ante el resto del grupo, pero no como un espacio de vulnerabilidad.

Según expertas como Deborah Tannen, sociolingüista o Amanda Montell, lingüista, otro campo de competición serían las conversaciones.

De ahí que haya eternos diálogos en los grupos de amigos de quién ha jugado mejor al fútbol o de cuánto peso levantan en el gimnasio

Esto también podría explicar como ellos tienen menos síndrome del impostor en el mundo laboral, mientras que a nosotras nos cuesta más participar en reuniones de trabajo donde sentimos la presión de la competencia.

Esto es una generalización, por supuesto, pero, por otro lado, nos permite abordar esta diferencia de preguntas en las citas sabiendo que igual no estamos viendo la conversación como lo que es.

Un momento del que podemos sacar mucha información y que nos permite colaborar: ya sea para una futura cita, un encuentro sexual u otra cosa de la que ambas personas se vean beneficiadas.

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A fin de cuentas, ni nosotras somos responsables de que él sea la estrella de la cita ni ellos de que estemos comiéndonos la cabeza porque no nos ha preguntado por la querida mascota de nuestra infancia.

Ante la duda, iniciativa, que bien puede ser tirarse a la piscina si alguien identifica que no ha lanzado ninguna cuestión y de paso, dejar abierta la puerta de la duda si no nos han dicho nada.

«Aprovechando que estamos hablando más de nosotros, ¿hay algo que te gustaría saber de mí?», puede ser una forma muy elegante de invitarle a plantear una consulta.

Y recordar que no tiene que hacerte tantas preguntas como las que te hace tu mejor amiga, cada quien tiene sus habilidades sociales básicas de comunicación, puede que no sea a propósito que no se exprese con tanta facilidad como tú.

Pero si ni con esas cambia el comportamiento, más vale una retirada a tiempo, a no ser que quieras estar con una persona-podcast, a quien solo vas a escuchar hablar por el resto de vuestros encuentros.

Mara Mariño

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