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Que el fin del mundo nos pille cachondos

Esa fue la frase que me soltó una de mis amigas, cuando discutíamos sobre el ambiente que se respiraba en Madrid y Barcelona, ante un posible nuevo confinamiento.

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«O bueno, más que cachondos, servidos», especificó.

Ninguna de las dos tenía ninguna duda de que la atmósfera estaba cargada de tensión sexual. Y solo teníamos que meternos en nuestras redes para confirmarlo.

Una encuesta rápida entre mis seguidores nos dio la razón por partida doble. Las temperaturas habrán bajado en las calles, pero estamos muy calientes.

Y sí, tanto con pareja como sin ella. Puede que para la gente soltera, esto sea todavía más evidente. Quien se ha cambiado de ciudad, de trabajo, de piso, círculo de amigos y está en proceso de conocer gente, la distancia física resulta especialmente dura a la hora de tener citas de manera convencional.

Como si nunca se hubieran sentido tan solos como ahora, en realidad.

Aunque también a las relaciones de pareja -sobre todo si no conviven juntas- les afecta el fenómeno. Las fotos sugerentes, vídeos eróticos o conversaciones subidas de tono han aumentado.

Pero, ¿qué es lo que nos pasa? ¿Por qué esta revolución sexual, que pensábamos que se iría apagando en cuanto pudimos salir de casa, está en su punto más álgido?

Las restricciones, la ristra de medidas que siguen sin permitirnos movernos ni relacionarnos como antes, en definitiva, estar separados, nos lleva a tratar de buscar vías alternativas que nos acerquen.

Físicamente no es recomendable, pero podemos ‘tocarnos’ de forma digital. Conocernos, conquistarnos o incluso tener actividad sexual se da ahora a través de una pantalla.

De ahí que, ya que son los ojos los primeros receptores, nos dejemos de miramientos y vayamos a saco con contenidos explícitos.

Es decir, se ha dado un cambio. Hemos avanzado un paso en lo que era aceptable en cuanto a niveles de excitación (y en expresarlo). Estamos salidos y no tenemos problemas en demostrarlo.

Además, la facilidad que nos da internet de poder llegar a ese punto con cualquier persona, desconectarnos si perdemos interés o incluso bloquear si nos resulta demasiado, es imposible de lograr en la vida analógica con quedadas cara a cara.

Estamos más lanzados que antes porque tenemos todo el tiempo del mundo para darle vueltas a lo que nos estimula.

Hasta hace poco, nuestra vida era ir al trabajo, al gimnasio, esa escapada con las amigas, noche de discoteca o comida familiar multitudinaria los domingos.

Nuestros deseos latían bajo todas esas cosas, sí, pero en un segundo plano por el peso de la vida social. Y, ahora que no tenemos nada de eso, son los únicos protagonistas. Junto a mantener altas las reservas de papel higiénico, por supuesto.

Duquesa Doslabios.

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La demanda de muñecas sexuales ha crecido, pero no es por lo que piensas

A cada juguete sexual podríamos asignarle un perfil concreto de clientela, con la única excepción del succionador de clítoris, que ha conquistado a mujeres de todas las edades.

SEX DOLL GENIE

Sin embargo, si hablo de los preservativos de sabores o las bolas chinas, es posible que pensemos en grupos de usuarios muy distintos.

Pensar en esa variedad de condones me recuerda a la adolescencia, mientras que las bolas las relaciono con mujeres de la edad de mi madre, que son quienes -por lo que se refiere a mi entorno-, las usan en mayor medida.

Quizás las muñecas sexuales eran otro ejemplo que rápidamente podíamos relacionar con un hombre soltero como cliente medio, especialmente desde que ya conocemos casos de que hay quienes han llegado a casarse con sus muñecas.

Como le ha sucedido al succionador, la venta de las muñecas ha repuntado en la cuarentena. Pero lo sorprendente es que no se ha debido solo a las demandas de la gente soltera. También habrían subido sus ventas gracias a nuevos compradores: parejas.

En el caso de los hombres, parece clara la relación que existe con el estado de alarma. Al ser como una persona, ayuda a pasar de forma más amena la soledad de las semanas del confinamiento.

Es más, una de las firmas que se dedican a este tipo de productos, Sex Doll Genie, lleva semanas anunciando sus muñecas como «La compañera de cuarentena perfecta», con la que tener sexo de una manera segura.

Respecto a las parejas, el motivo parece también claro, ya que experimentar en la relación ha sido también uno de los mejores entretenimientos para que resultara más llevadera la estancia en casa.

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Aunque hay quienes han llegado a hablar de hacer intercambios de pareja, la muñeca sexual habría podido ser un escalón intermedio para volver más excitante la dinámica sexual, saliendo de la rutina, sin llegar a contar con una tercera persona real.

Así que, poco a poco, el estereotipo está cambiando. Ya no es tanto la búsqueda de compañía por personas que quieren evitar la soledad, con discapacidades físicas o aquellas con problemas a la hora de relacionarse, que parecía el único nicho de mercado de este producto.

La curiosidad que está llevando a las parejas a probar las muñecas, por primera vez, quizás sea el paso definitivo para que sean consideradas como cualquier otro juguete, por mucha forma humana que tengan.

Duquesa Doslabios.

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Los ligues de la cuarentena no son reales

Es lo que intentaba explicarle a una amiga cuando el chico con el que había empezado a quedar, antes del estado de alarma, le acababa de decir que no veía claro lo de volver a verse una vez el aislamiento terminara.

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Para mí, la cuarentena ha tenido dos fases (tres si contamos la sensación de irrealidad de las primeras semanas).

Una de ellas, la que corresponde marzo y todo el mes de abril, de bajonazo emocional en el que no veíamos que esto llegara a su fin. Es en esa fase donde, quien nunca ha tenido pareja se ha planteado por primera vez dar el paso de meterse en una relación seria.

Es también el periodo en el que han llegado los mensajes de los exnovios o profundas conversaciones hasta bien entrada la madrugada que te han dejado pensando que realmente tenías conexión con esa persona.

Durante ese periodo, la preocupación por lo que pudiera pasar en un futuro llevaba a buscar seguridad. Y, ¿qué hay más seguro que empezar a crear un vínculo emocional, ya que las relaciones esporádicas solo podían darse bajo peligro de multa e irresponsabilidad social?

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En esa fase, mi amiga y su crush estaban de maravilla. Seguían conociéndose, haciendo videollamadas constantes para sentirse acompañados y con el carrete de fotos de Whatsapp lleno de imágenes del otro.

Pero cuando la segunda etapa ha hecho acto de presencia, (una parte que vendría a ser la segunda mitad de mayo con el cambio de fase en ciertos territorios) ese miedo por lo desconocido se ha visto sustituido por la ilusión de quien empieza a ver la luz al final del túnel.

Además no cualquier luz, ¡la luz del verano! La estación de las rupturas por excelencia.

Y es que por mucho que hayas hablado, prometido, esperado o confiado, hay una verdad universal que tenemos que aceptar: parte de nuestro comportamiento en la cuarentena ha sido fruto del aburrimiento, lo que puede incluir la forma de ligar.

Las expectativas futuras son buenas: cambios de fase, vacaciones a la vuelta de la esquina y encima ¡ya podemos pasear por la calle! El momento más esperado del día en el que las hormonas van a 200 km por hora.

Con ese panorama, no es de extrañar que haya quien haya cambiado de idea dándose cuenta de que, en realidad, no tiene tanto interés en estar en una relación seria.

Duquesa Doslabios.

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¿Y si la cuarentena es la oportunidad de tener sexo durante el teletrabajo?

Algo tiene el lugar de trabajo para que se haya convertido en uno de los sitios más frecuentes en la clasificación de fantasías sexuales.

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La mezcla entre que es un espacio ‘prohibido’ (a nadie le apetece jugarse el sueldo por un momento de pasión) y la cantidad de horas que pasamos en él, en las que es inevitable pasar algún momento de mayor excitación, le da ese punto de morbo.

Y aunque es difícil cumplir esa fantasía en la mayoría de profesiones (aunque todos conocemos de primera mano alguna excepción), lo cierto es que el teletrabajo se ha convertido en la mejor oportunidad para quienes la tenían pendiente.

Ya no hace falta imaginar qué haríamos si estuviéramos a solas con esa persona cerca de la impresora o en los baños de la oficina.

Desde que hacemos las tareas en nuestra propia casa, es más que posible encontrar el momento para tachar la fantasía de la lista.

Puede que el morbo de hacerlo en la oficina no sea igual, pero al final consiste en incluir el sexo en la jornada laboral. Lo que no quiere decir que dejemos el trabajo en un segundo plano.

En todo caso, quienes se animen a probarlo tendrán que planificarlo de manera que no afecte de forma negativa.

Aquellos con trabajo autónomo lo tendrán mucho más fácil a la hora de organizarse. Para los demás, recomiendo buscar alguna hora en la que la cantidad de trabajo sea menor para que, en ningún caso, el sexo disminuya el rendimiento, todo lo contrario.

También puede sustituir a las pausas del café como moneda de cambio. Ese momento de desfogue va a ser mucho más estimulante. Además, volverás a tu puesto con mejor humor y las energías al máximo.

Por último, recordar que es mejor dejarlo para otro día si tienes una reunión programada. Ya son demasiadas videollamadas de trabajo que han terminado convirtiéndose en virales porque a alguien se le olvidó la ropa o apagar la cámara cuando iba al baño.

Duquesa Doslabios.

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Mensajes de tu ex, el efecto secundario de la cuarentena

Al principio empezó como algo aislado, casi anecdótico. Un mensaje de una amiga que te dice “Mira quién me ha escrito” y, acto seguido, te manda el pantallazo de la entrega de Star Wars que nunca escribió George Lucas: Episodio VI, El retorno del exnovio.

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Luego fueron los memes y los tuits, dándome a entender que igual lo de mi amiga no era tan raro como podía parecer en un principio.

Y, finalmente, me llegó el turno a mí. Un regreso del pasado tan inesperado que incluso me hizo dudar si el fin del mundo se encontraba más cerca de lo que imaginaba. No, no se me ocurría otra razón posible para que me escribiera de nuevo más allá del apocalipsis.

Es curioso que, hace unas semanas, os aconsejaba extremar la precaución de contacto con las exparejas. La crisis mundial parecía la excusa perfecta para mandar el deseo de «Cuídate mucho» o un «¿Qué tal ese confinamiento?» para tantear el terreno.

Pero, ¿qué pasa si soy quien ha sabido guardar las distancias y he recibido el mensaje?

Lo primero es mantener la calma. Porque, sinceramente, una de las últimas cosas que esperas es que, después de años, los fantasmas del pasado vuelvan a hacer acto de presencia.

Pero es uno de los síntomas, más que del virus, del estado de alarma. La cantidad de horas que pasamos desocupados al día nos llevan a poner en perspectiva toda nuestra vida, incluso la parte que parecía archivada en los capítulos cerrados.

Como me decía otra amiga, la culpabilidad y la cuarentena no son buenas amigas. Y puede parecer que este es el mejor momento para pensar largo y tendido en lo que hemos vivido y, ¿por qué no?, mirar con perspectiva los errores cometidos y tratar de disculparse por ellos.

En una nueva rutina en la que solo recibimos impactos negativos, es normal refugiarse en el amor que sentimos hacia nuestros familiares y amigos, lo que puede llegar a despertar incluso partes del corazón en las que se encontraban archivados los sentimientos más antiguos.

Esto no significa que quienes vuelvan tengan la misma motivación de querer redimirse por lo que pasó o de intentar echar un poco de arena al fuego -por si se da el caso de que algún día os crucéis por la calle, ninguno tenga que cambiarse de acera-.

Una rápida encuesta vía Instagram me confirma que el aburrimiento hace mella, así como las ganas de tener sexo (esas que no perdemos ni en cuarentena) o la necesidad de rodearnos de personas, aunque sea virtualmente, que vuelven a hacernos sentir a salvo.

Y aunque no es igual recibir un mensaje de aquella persona con la que hubo una historia de amor, que una relación tóxica, decidir si lo que se quiere hacer es responder o dejar en leído, es tan personal como lo ha sido para tu ex poner el mensaje.

La cuarentena es demasiado larga y la vida demasiado corta como para escoger aferrarnos al rencor de los corazones rotos cuando tenemos el poder de repararlos. Aunque eso implique escribir a alguien del pasado para conseguir estar en paz.

Duquesa Doslabios.

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No, yo tampoco paro de discutir con mi pareja y sí, es algo normal

Ya lo comentaba hace unos días, para muchos esto es «o se acaba la cuarentena, o se acaba mi relación de pareja».

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Y es que, de cierta manera, es como si hubiéramos llegado al extremo. Si la convivencia ya es el perfecto caldo de cultivo para los roces diarios, sumándole la situación, es imposible salir del paso sin pasar por varias broncas.

Pero, ¿qué pasa? ¿Por qué si generalmente me llevo bien con mi pareja, ahora parece que no podemos pasar un día sin tener una discusión?

Por pasar, pasan muchas cosas. En primer lugar, está el agobio.

Podremos decirlo más o menos a lo largo de estos días, pero es imposible escapar del miedo ante la incertidumbre de lo que pasará en unas semanas (si volveremos a recaer, si se ampliará todavía más el estado de alarma, cómo nos afectarán las consecuencias de una crisis económica…).

La sensación de ansiedad implica que mi cabeza es, desde que esto empezó, una olla a presión y que basta cualquier mínima cosa para que estalle.

A la nueva angustia hay que sumarle que ya no se puede hacer vida fuera de casa. Ese rato de quedar con tu familia o desahogarte con tu amiga ha pasado a mejor vida.

Claro que puedes contar tus penas vía videollamada, pero a no ser que tengas una casa como la de Kim Kardashian con decenas de habitaciones, es difícil tener total intimidad.

A eso añado el teletrabajo. En el mejor de los casos, ambas personas pueden hacerlo, una situación que suele derivar en problemas de la gestión del hogar.

En el peor, los dos se encuentran sin ingresos y con el estrés añadido que eso supone. Así que sí, ¿cómo no íbamos a estar discutiendo?

Mi consejo es tratar de mantener la cabeza fría y, sobre todo, diferenciar. ¿Es una discusión ‘auténtica’ o es fruto de estos factores? Lo más probable es que la respuesta sea la segunda.

Ante eso, es mejor capear las peleas según van viniendo y de la mejor manera. Es decir, poniéndonos en la situación del otro de que estamos sometidos a mucha tensión.

Recuerda que la cuarentena es algo temporal. Pasará, tarde o temprano, y con ella la mayoría de enfados.

Duquesa Doslabios.

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Y el juguete sexual más vendido esta cuarentena es…

Me acuerdo de las primeras noticias que salieron cuando empezaron a sonar con fuerza los rumores de que podría llegar la cuarentena y la gente corrió en masa a agotar el papel higiénico. ¿Te suena?

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Tres semanas después, hemos pasado un poco del tema de los rollos para acabar con las existencias de otros bienes de, para muchos, primera necesidad, como el alcohol o el chocolate.

¿Y la última moda que no encontraras en ningún supermercado en 5 kilómetros a la redonda? La harina.

Mientras parece que muchos quieren dedicarse a esto del Masterchef versión botellón durante la cuarentena, para mí, el dato más interesante esta lejos de las estanterías o las líneas de caja.

Se está dando un interesante fenómeno en el panorama sexual. Poco antes de que empezaran las restricciones de movilidad, la compra de juguetes subió como la espuma.

Por un lado es comprensible, ya bastante dura resulta la idea de quedarse en casa como para hacerlo sin tener una sola gota de sexo.

Aunque no deja de sorprenderme cuál ha sido el producto estrella en las tiendas de juguetes: el succionador de clítoris.

A nivel nacional e internacional, el que ha sido la revolución del sexo también es uno de los protagonistas de la cuarentena según ha analizado la firma de juguetes Womanizer.

La conclusión que se puede sacar es muy clara, si ya nos interesaba el hecho de reconciliarnos con el clítoris, el aislamiento en casa parece la excusa perfecta para recluirse en el dormitorio a conocerse.

No tenemos prisa por ir corriendo al trabajo, compromisos de planes con amigas (más allá de las videollamadas) o reuniones familiares, así que ¿cómo no dedicarnos tiempo?

En Be Lover también han notado un incremento de ventas en huevos vibradores, masajeadores masculinos y… ¡limpiadores de juguetes! Un asunto que os expliqué largo y tendido en este artículo.

Lo que me tranquiliza es que cada vez estamos más concienciados de la importancia que tiene la sexualidad en nuestra vida. Y que incluso en una situación tan rara como en la que estamos, ya no queda en un segundo plano, lo que también es una pequeña victoria.

Duquesa Doslabios.

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Hablemos de la cuarentena asexual: ¿y si no me apetece hacerlo?

¿Soy la única que siente presión por la cuarentena? Directos constantes a todas horas con clases de cocina, manualidades para niños, conciertos en casa o rutinas de ejercicio. Casi que empieza a estar mal visto que te quedes en casa sin hacer nada productivo.

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Pero lo cierto es que no nos han entrado a todos esas ganas locas por aprender un idioma por nuestra cuenta usando vídeos de Youtube o pasarnos el día preparando los retos gimnásticos de los famosos.

De hecho, poco se habla de la sensación de bajón, de la ansiedad por lo que vaya a pasar en unas semanas, del miedo ante el futuro incierto… De una serie de cosas que hacen que, anímicamente, no siempre se pase por un buen momento.

El sexo no se escapa de esto. Y eso que he sido la primera en ver en la cuarentena una oportunidad para reconectar con una misma y con la pareja.

La excusa perfecta para descubrir las apetencias sexuales más desconocidas y la ocasión de probar aquellas posturas, juegos o juguetes que estaban a la espera de que apareciera algo de tiempo libre.

Hay expertos en sociología que llegan a aventurar un baby boom a finales de año, fruto de las largas jornadas de confinamiento.

Pero, ¿y si se da el extremo contrario? ¿Y si no me apetece tener sexo? Esto es algo nuevo para todos, por lo que cualquier reacción es válida.

Tanto la de quienes quieran dar rienda suelta a su pasión cada noche, como los que busquen un poco de acercamiento vía sexting así como aquellos que no quieran nada.

Se sabe que el sexo es una vía de liberar estrés, pero también puede generarlo el hecho de no tener ganas de intimidad. En cualquier caso, esa falta de ganas -ya sean hacia la pareja o con uno mismo-, sería también una reacción típica.

Al final, no hay una manera correcta universal de enfrentarse a momentos nuevos como este. Y como no contamos con un manual de instrucciones, para esos casos, lo mejor es seguir el impulso y hablarlo abiertamente.

Duquesa Doslabios.

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Que la cuarentena no te confunda: sigue sin ser buena idea escribir a tu ex

Da igual si este sábado cumples una semana de cuarentena o la empezaste antes. En lo que coincidirás conmigo es que da la sensación de que llevamos un mes dentro de casa.

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Y sí, por muy casera que me considero, también se me comen las paredes en algunos momentos, lo que me lleva a plantearme todo tipo de ideas para pasar el tiempo.

Me consta que conforme pasan los días, el nivel de locura va creciendo (tú también tienes a ese conocido que se ha quitado la barba cuando llevaba años dejándosela crecer).

Por el momento, con las peluquerías cerradas, la tentación de cortarme flequillo con tijeras es grande -lo que tiene el aburrimiento-, pero me consta que sería algo relativamente cuerdo en comparación con otras ideas que se me podrían pasar por la cabeza.

Esto no es un llamamiento a que no te afeites la barba o a que no pruebes ese tinte que lleva meses cogiendo polvo en casa. Es un recordatorio de que, pase lo que pase en la cuarentena, no deberías escribir a tu ex.

Vamos a hacer como que no se te ha pasado por la cabeza (cuando llevas ya unas cuantas veces pensándolo) mientras te explico por qué es la peor de las ocurrencias.

No sabemos qué va a pasar dentro de unas semanas. Todos los mensajes que nos llegan -quitando los memes- son bastante preocupantes. Y, además, no tenemos manera de despejarnos la mente con actividades que realizábamos normalmente.

Esos factores dan lugar a un cóctel mólotov de sentimientos que te producen ansiedad y miedo. El estado perfecto para que busques seguridad y control en las pequeñas cosas (¿entiendes ahora los ataques consumistas de comprar papel higiénico?).

En plena crisis emocional, puede parecer que tu ex es la mejor persona con la que desahogarse. Te conoce como nadie y te recuerda a la tranquilidad de cuando estabais juntos, un pasado que parece -ahora en perspectiva-, más sencillo que el presente.

Deja que te diga que te estás engañando. Ni hablar con él va a arreglar la situación ni te va a hacer sentir mejor.

Míralo de esta manera, ¿le escribirías si no te encontraras en esta situación? Que no te puedan el miedo o el aburrimiento. Tú y yo sabemos que, en cualquier otra circunstancia, no estarías planteándotelo.

Recuerda los motivos por los que se acabó y manda ese mensaje a tus amigos o a tu familia, quienes realmente quieren saber de ti y de tus preocupaciones, los que estarán ahí para ayudarte a gestionar el estrés (y sacarte una sonrisa con el vídeo del tiranosaurio rex por la calle).

Duquesa Doslabios.

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