Qué locura esto de que ahora la oficina esté en casa. Desde que hemos descubierto que basta poner un jersey por encima del pijama para dar el pego en las reuniones por videollamada, no hay quien nos vista.
¿Nos estamos desatando con esto de estar lejos de la supervisión del jefe o el resto de compañeros? Pues un poco sí. Al menos, tenemos todo de nuestra parte para añadir, a la pausa del café, la pausa para masturbarse.
Un rápido sondeo entre mis seguidores me confirma mis sospechas, la mayoría hemos aprovechado la seguridad de estar en casa, así como la ventaja de poder organizarnos la faena a nuestro ritmo, para dedicarnos un rato en la intimidad.
El deseo sexual en horario de trabajo es la razón más común, pero le sigue de cerca, según las respuestas, la necesidad de combatir el estrés.
¿Agobio por la cantidad de trabajo? ¿Una reunión pesada? ¿Se aproxima la fecha de entrega y sigues en pleno bloqueo? Hacer una pausa a solas para aliviarse parece la mejor manera de combatirlo (o al menos de conseguir esa descarga de endorfinas, dopamina y oxitocina inmediata).
Aunque también hay quienes contestan que es una forma de luchar contra el aburrimiento y que la jornada pase de manera más amena.
No podemos obviar que claro que resulta excitante por partida doble hacerlo mientras se supone que estamos trabajando. Tiene el añadido de que es algo prohibido, ya que deberías estar contestando ese mail y no con la mano entre las piernas.
Quizás una de las respuestas que más me llaman la atención es que, a la hora de ver las diferencias entre los hábitos de mujeres y hombres, las que recurren a juguetes y las que pasan de ellos, logran empatar en los resultados.
En cambio, en el caso de los masturbadores laborales masculinos, gana la mano por goleada. Puede que por la comodidad o porque, a diferencia de nosotras, no hay un equivalente al succionador capaz de hacerles la competencia.
También coincidimos en que usar estímulos externos -como pornografía, audios eróticos…- es de gran ayuda. Duplican la cantidad de quienes tiran de imaginación (mujeres en su mayoría).
Y, ¿qué pasa con retomar el trabajo después de masturbarse? ¿El rendimiento mejora, empeora o se mantiene igual?
Pues entre volver a conectarse con las mismas o más ganas, muy pocos consideraran que afecta de manera negativa a la actividad laboral (para la alegría de nuestros superiores).
Duquesa Doslabios.