Entradas etiquetadas como ‘ganas de sexo’

La disritmia sexual: cuando vuestras ganas no coinciden

Si hay ocasiones en las que es imposible ponerse de acuerdo para escoger el sitio donde ir a cenar, ¿cómo vamos a coincidir con nuestra pareja siempre que tengamos ganas de sexo?

No, eso de que se sincronicen las libidos, y además tengamos un momento libre y -me invento-, la casa disponible sin padres, hijos o compañeros de piso, no es lo habitual.

pareja cama deseo

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Aunque ya hace unos meses os contaba cómo hacer si lo que pasaba era que tenía menos ganas que tú o al revés, no es lo mismo si ambos queréis pero os pilla el deseo en ocasiones distintas.

El deseo depende de un montón de factores: entre ellos está el estrés, el cansancio, los problemas laborales, familiares o de pareja.

Así que cuando aparece, y los calendarios eróticos no se encuentran, es lo que se conoce como disritmia sexual.

Por experiencia propia, puedo decir que la convivencia es la primera que genera desajustes (sí, por raro que parezca).

Si se comparte el mismo espacio, ¿cómo no va a darse una coincidencia en algún momento de todas las horas del día?

Somos animales de costumbre y pasamos de la jornada de 8 horas en la oficina al gimnasio, después el plan con amigas y luego la serie de turno al terminar de cenar.

La otra persona tiene también la misma rutina. Y salir de ella, aunque sea para pasar un buen rato, nos da una pereza tremenda y nos descoloca.

Cuando esto sucede, la comunicación -como en todo- es la clave. Expresar que en ese momento no apetece o que no se está de humor por cualquier cosa.

Te puede interesar leer: ¿No lo hacéis nunca? Es el momento de probar el sexo de mantenimiento

Así que, si somos quien no quiere continuar, nuestra responsabilidad hacia la otra persona es decirle qué nos sucede y por qué no queremos seguir.

Por otro lado, si recibimos esa respuesta, lo suyo es que entendamos que se trata de un momento puntual, mostremos apoyo y comprensión (en ningún caso forzando a continuar el encuentro) y lo dejemos para otra.

No es el fin del mundo ni tiene mayor importancia.

Si que haya deseos a destiempo tiende a repetirse, mi consejo es que lo planifiquemos.

Más que nada porque a veces, tener sexo con tu pareja, es como quedar con esa amiga que llevamos siglos sin ver.

Podemos tener muchas ganas de ponernos al día que, si no hacemos un esfuerzo en hacernos hueco y acudir a la cita, seguiremos con el «tenemos que vernos» sin que nunca llegue a pasar.

Y, además de utilizar el calendario como aliado, tampoco está de más que nos planteemos qué buscamos en un encuentro sexual cuando tenemos ganas de disfrutar.

Pensamos que la penetración es lo único que cuenta como sexo, pero podemos hacer otras cosas.

Si solo tenemos 5 minutos, puede ir desde a acariciarse a besarse, pasando por tocarse brevemente o hacer cualquier cosa que no necesariamente termine en penetración. 

De esa manera ganamos en variedad y diversión y le abrimos la puerta a otras prácticas que quizás tenemos más olvidadas o en segundo plano.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Que el fin del mundo nos pille cachondos

Esa fue la frase que me soltó una de mis amigas, cuando discutíamos sobre el ambiente que se respiraba en Madrid y Barcelona, ante un posible nuevo confinamiento.

SAVAGEXFENTY

«O bueno, más que cachondos, servidos», especificó.

Ninguna de las dos tenía ninguna duda de que la atmósfera estaba cargada de tensión sexual. Y solo teníamos que meternos en nuestras redes para confirmarlo.

Una encuesta rápida entre mis seguidores nos dio la razón por partida doble. Las temperaturas habrán bajado en las calles, pero estamos muy calientes.

Y sí, tanto con pareja como sin ella. Puede que para la gente soltera, esto sea todavía más evidente. Quien se ha cambiado de ciudad, de trabajo, de piso, círculo de amigos y está en proceso de conocer gente, la distancia física resulta especialmente dura a la hora de tener citas de manera convencional.

Como si nunca se hubieran sentido tan solos como ahora, en realidad.

Aunque también a las relaciones de pareja -sobre todo si no conviven juntas- les afecta el fenómeno. Las fotos sugerentes, vídeos eróticos o conversaciones subidas de tono han aumentado.

Pero, ¿qué es lo que nos pasa? ¿Por qué esta revolución sexual, que pensábamos que se iría apagando en cuanto pudimos salir de casa, está en su punto más álgido?

Las restricciones, la ristra de medidas que siguen sin permitirnos movernos ni relacionarnos como antes, en definitiva, estar separados, nos lleva a tratar de buscar vías alternativas que nos acerquen.

Físicamente no es recomendable, pero podemos ‘tocarnos’ de forma digital. Conocernos, conquistarnos o incluso tener actividad sexual se da ahora a través de una pantalla.

De ahí que, ya que son los ojos los primeros receptores, nos dejemos de miramientos y vayamos a saco con contenidos explícitos.

Es decir, se ha dado un cambio. Hemos avanzado un paso en lo que era aceptable en cuanto a niveles de excitación (y en expresarlo). Estamos salidos y no tenemos problemas en demostrarlo.

Además, la facilidad que nos da internet de poder llegar a ese punto con cualquier persona, desconectarnos si perdemos interés o incluso bloquear si nos resulta demasiado, es imposible de lograr en la vida analógica con quedadas cara a cara.

Estamos más lanzados que antes porque tenemos todo el tiempo del mundo para darle vueltas a lo que nos estimula.

Hasta hace poco, nuestra vida era ir al trabajo, al gimnasio, esa escapada con las amigas, noche de discoteca o comida familiar multitudinaria los domingos.

Nuestros deseos latían bajo todas esas cosas, sí, pero en un segundo plano por el peso de la vida social. Y, ahora que no tenemos nada de eso, son los únicos protagonistas. Junto a mantener altas las reservas de papel higiénico, por supuesto.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).