Entradas etiquetadas como ‘métodos anticonceptivos’

Este método anticonceptivo sigue doliendo como hace 10 años

Hace unos días fui a la revisión con la ginecóloga y, le comenté que me planteaba la opción del DIU, por lo menos para un año.

Enseguida me quitó la idea de la cabeza alegando que no merecía la pena «tan poco tiempo por el dolor. Te sale a cuenta si vas a amortizar todos sus años de uso».

Así que pensar que un anticonceptivo que garantizaba 365 días de sexo, sin miedo a un embarazo sorpresa, no compensaban ese rato, me intrigó.

¿Cómo puede ser que estemos en 2024, que los coches conduzcan solos y se puedan escuchar agujeros negros, pero se siga sufriendo tanto con la inserción de este método sin ponerle remedio?

mujer dolor

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

El primer dispositivo intrauterino se inventó en el año 1959, y aunque ha ido evolucionando (ahora incluso tienes una alternativa con hormonas), lo que no ha cambiado es el suplicio que se padece al introducirlo.

Según un estudio realizado en la Universidad de Wisconsin, el 78% de las mujeres que optan por el DIU sufren un dolor intenso durante el procedimiento (el 29% moderado y el 36% intenso), pero también durante las 24 horas posteriores.

Aquí entra en escena A., que es una amiga mía que trabajaba en un centro de planificación familiar, quien me confirma lo recurrente que es esta dolencia.

Ella misma experimentó un intenso daño, hasta el punto de perder el conocimiento, cuando se lo pusieron. Pero estando al otro lado, siendo quien lo coloca, me impacta aún más la impresión que se ha llevado como profesional.

«La cantidad de veces que he puesto DIUs con mujeres gritando de dolor ni te la imaginas», me dice, así a bote pronto.

«Cuando empecé a ser auxiliar en ginecología casi me desmayo varias veces solo por verlas a ellas así».

Llama la atención que, pese a que ya hay avances que remiten un poco la dolencia, no se haya priorizado su utilización porque ni siquiera se encuentran disponibles en todos los lugares donde hacen la inserción.

En concreto, esto de lo que hablo se trata de un gel anestésico con el que incluso se hacen histeroscopias (la prueba con la que se examina el interior del útero) sin necesidad de una anestesia general y que, como ella misma confirma, «da muy buenos resultados».

Te puede interesar leer: ¿Es justo que no haya anticonceptivos orales para hombres?

Como A. me explica: «Hace poco le dije a una de las ginecólogas que me tenía que cambiar el DIU en un año y que cómo se llamaba el gel para decírselo a mi ginecóloga. Me dijo ‘A lo mejor lo tienen, ¿a dónde vas?’. Le dije que iba por la Seguridad Social y no tardó ni medio segundo en decirme ‘Olvídate, no lo tienen'».

¿Y lo más indignante? Que es un gel que cuesta unos 40 euros y evidentemente se puede utilizar para varias inserciones.

«No conozco vez que no se haya descubierto algo (técnica, anestesia, medicación o lo que sea) y no haya sido noticia y no se haya implantado en todos lados (empresas, consultas privadas y centros de la Seguridad Social)», sin embargo, como A. comenta, en el caso del DIU «no se ve como primera necesidad».

«Supongo que por la creencia de que las mujeres aguantamos más o mejor el dolor, simplemente nos han enseñado a no ser dramáticas», expone.

El golpe de realidad me llega tras hablar con ella, porque me recuerda demasiado a la falta de información que rodea los efectos psicológicos de la píldora del día después.

No es que no se hayan desarrollado sistemas para paliar el dolor, es que, por desgracia, la incomodidad de las mujeres, su sufrimiento, es el status quo.

De la misma manera que sucede con la polémica que ha venido con la baja menstrual (encabezada por quienes protestaban de que dejáramos de trabajar por mucho dolor que sintiéramos) o incluso las resistencias que hay cuando comentas que quieres dejar la lactancia por las molestia físicas y se te tilda de «mala madre».

Da igual que algo sea doloroso, se nos anima a tolerarlo bien a través de mensajes de nuestro entorno o por no ponernos al alcance métodos que nos harían la vida mucho más fácil.

Así que, amiga, si te planteas llevar el DIU en un futuro, igual es el momento de no tolerar más ningún dolor que podamos evitar (pero ni el de este dispositivo, ni ningún otro) y exigir la implementación de soluciones efectivas.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Qué protección deberíais usar si invitáis a una tercera persona a la cama?

Fruto de muchas conversaciones en el sofá, la idea de abrir la pareja para acoger por una vez (o las que sean) a alguien ajeno a la relación, es algo cada vez más habitual.

Pero llevados por la emoción del momento o la novedad, se nos puede olvidar que debe hacerse el check a una serie de medidas de protección sexual.

trío

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

La que es «una de las fantasías más comunes entre la población», como me comenta Erea Devesa, sexóloga colaboradora de Durex, nos lleva a tener tan presente como el placer, el bienestar.

Empezando por no perder de vista que, a quien hayamos invitado, es una persona -y no un objeto con el que hacer lo que nos dé la gana-, pasando porque cada participante con el que compartamos intimidad merece los mismos cuidados independientemente de los vínculos afectivos.

Y cuidar no es solo ofrecer una infusión o algo de picoteo cuando entra por la puerta o al terminar, que después de una buena sesión de sexo siempre se agradece, también preocuparse por su salud mental y física.

Te puede interesar leer: Para hacer un trío de forma ética deberías…

La experta recomienda empezar por hablar: «lo principal en estos casos es dejar las cosas claras desde el principio, cuáles son los límites y las condiciones. Está claro que, si uno quiere y el otro no, o se llega a un punto medio de acuerdo que satisfaga a las dos partes o sino esa relación no tiene demasiado sentido».

«Lo fundamental en cualquier tipo de relación es la confianza, el respeto y la sinceridad», resume. Sí, eso incluye el trío que quieres hacer, aunque vaya a ser una única ocasión en tu vida, da igual.

Más allá del aspecto emocional, proteger la salud íntima pasa por los métodos de protección. «Siempre usar preservativo, ya que es el método de protección ante ITS y embarazos no deseados más seguro», explica la sexóloga en cuanto a penetración y sexo oral se refiere.

«Las barreras de látex, que también se pueden fabricar a partir de un preservativo, nos protegen si vamos a realizar sexo oral a una persona con vulva».

Cuando hablamos de prácticas de riesgo no cuenta solo el contacto entre mucosas sin nada de por medio, también del uso de juguetes en caso de que vayan a aparecer en algún momento.

«Si vamos a compartir juguetes también se deben proteger, ya que son vías potenciales de contagio«, comenta Erea. Es decir, que si el material no te permite esterilizarlos por completo, puedes tirar de preservativos y listo.

Hago tanto hincapié con esto porque, según datos del Barómetro Juvenil de 2021 y del Ministerio de Sanidad, solo 1 de cada 4 representantes de la Generación Z utiliza preservativo, lo que ha llevado a un repunte de infecciones de transmisión sexual.

Aftercare en forma de conversación

El sondeo durante el encuentro es de gran ayuda, tanto para comprobar que todo está bien colocado, como para tomarle el pulso a los participantes y asegurarse de que todo el mundo está disfrutando y sintiéndose a sus anchas.

No está de más, aunque esto ya es cosa mía, tener una charlita posterior para comprobar cómo se ha vivido la experiencia, ya que, por desgracia, «la sociedad nos ha educado de una manera y a veces se sobreentiende que solamente se puede pensar en la pareja».

Esta reflexión de la sexóloga refleja a la perfección que, después de esta experiencia nueva, hay quien puede sentir las emociones a flor de piel.

Pero, como ella recuerda, «fantasear con otras personas es algo perfectamente normal y no es indicativo de crisis ni de que nos esté dejando de gustar nuestra pareja. Es habitual fijarse en otras personas y a veces también nos puede ayudar a encender la pasión con nuestra pareja. Pero como siempre todo depende del caso».

Lo importante es apuntarse a la vivencia con pleno consentimiento y deseo, cuidando a los participantes y teniendo claro que, si se cambia de idea, siempre está la opción de parar en cualquier momento.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Nadie habla de los efectos en tu salud mental de la píldora del día después (pero existen)

Hace unos días, un amigo me decía que no se podía escribir desde la rabia.

O sea, que sí se podía, pero la escritura quedaría ‘manchada’ de la sensación de ahogo, del enfado, de la frustración.

Pero esa soy yo hoy.

píldora del día siguiente

PEXELS

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

La que escribe desde la rabia de haber tenido un susto en sus días más fértiles del mes y tiene que plantearse ¿y ahora qué hago?

Porque nunca sabes qué decisión tomar, si el incidente ha sido lo bastante grande como para ir a la farmacia a por la píldora del día siguiente o esperar.

Esperar encomendándote a todos los santos -aunque seas atea-, a que venga una regla. Y, por supuesto, vivir esos días de retraso con ansiedad, en el caso de que se tome su tiempo, lo que, conociendo tu estado emocional, puede pasar.

Escribo con la rabia de ser yo, y no mi pareja, quien pasa por este torbellino de emociones, de agobio, culpabilidad de no haber tenido ‘más cuidado’.

Pero también pensando que qué injusto que me haya tocado ser la que tiene útero de los dos. Escribo con miedo ante lo desconocido ante un posible embarazo que, ahora, ni quiero ni puedo por mis circunstancias.

Es la rabia de quien ha pagado 26,90 euros con un salario de autónoma, que es a lo que me sale mi parte de la factura de la luz mensual, dicho sea de paso, por algo que no pesa ni 2 mg.

Un desembolso que toca asumir porque ni idea de si esa propuesta de subvencionar su coste ha llegado a su fin, pero, de cualquier manera, me pillaba el centro de salud cerrado.

«Si la vomitas, tienes que venir corriendo a tomar otra», me dice la farmacéutica. Le pregunto que si es que esto puede producirme náuseas o vómitos y lo confirma.

Pero la tomo sin pensarlo. Para mi acompañante, el problema acaba en ese momento. Para mí solo empieza una nueva fase.

Porque el prospecto se cuida muy mucho de decir que los días siguientes, voy a ser un cóctel de emociones (y no de los buenos).

Que me voy a pasar llorando y cansada los próximos días por el chute hormonal. Y no es hasta que indago que encuentro un estudio del Instituto Karolinska (Suecia) en conjunto con la Escuela de Economía de Estocolmo.

En él se confirman mis sospechas: las mujeres que utilizamos la píldora del día siguiente podemos sufrir de distintos trastornos en su salud mental como el ánimo caído, poca energía y mal humor.

No me lo estaba imaginando, pero tampoco aparecía en los efectos secundarios del medicamento. No entiendo por qué hay una lista extensa de todas las consecuencias que puede tener en mi organismo, pero no en mis emociones.

¿Cómo no voy a estar enfadada si se me oculta algo tan importante?

Lo que me queda muy claro es que, también seré yo quien en unos días se retorcerá de dolor de una regla aún más intensa (de eso sí me avisan).

Así como de «diarrea, vómitos, mareos, dolor de cabeza, la ‘menstruación especialmente intensa’ (como si las otras fueran un paseo por el campo), fatiga» y hasta ahí quiero leer porque no estoy para más agobio, sinceramente.

Te puede interesar leer: ¿Es justo que no haya anticonceptivos orales para hombres?

He confesado desde el principio que escribía desde la rabia de pensar que, mientras yo soy solo fértil unos días al mes, y mi pareja todos los de su vida, no haya más avances para que sean ellos quienes tengan una medicación o método anticonceptivo que me impida pasar por esto.

Porque, rescatando algunos de los últimos datos, hace tres años se vendieron 754.565 pastillas como la que acabo de tomar. Quizás una cantidad lo bastante significativa como para acelerar esos avances en píldoras masculinas.

Quiero terminar diciendo que, así como no he ocultado la rabia, en parte siento alivio.

De poder permitírmela, aunque me pique al bolsillo, de estar en un país donde está a mi alcance y no prohibida o, como en el caso de Honduras, solo permitida para las víctimas de una violación.

Alivio de no tener que preguntarme en 15 días si me arrepentiría hoy de no haberla tomado, de poder elegir que no era mi momento y de vivir en una época en la que los avances médicos me hayan permitido dar este paso, que, hace 50 años, sería impensable.

Lo que decía, un cóctel de emociones

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

¿Afecta al deseo sexual? ¿Qué hacer si se rompe? Resolvemos las dudas más frecuentes del anillo anticonceptivo

Ya sea por su facilidad a la hora de encontrarlo o por lo sencillo que resulta seguir el tratamiento, es la píldora el método anticonceptivo hormonal por excelencia entre las mujeres.

Pero no es el único. Para aquellas más olvidadizas o que, simplemente, prefieren no empezar con medicación, existe como alternativa el anillo.

UNSPLASH

Y es que según la Dra. Ana Gaitero, Ginecóloga especialista en Medicina Reproductiva del Hospital Vithas Madrid Aravaca, es un método que funciona exactamente igual.

Entonces, ¿cuáles son sus diferencias? Si no sabes por cuál de los dos decantarte todavía, la entrevista a la experta te interesa.

Si resulta molesto a la hora de tener relaciones sexuales, ¿se puede sacar durante unos minutos y luego volver a colocarlo?
Se puede sacar, pero no es recomendable porque aumenta la posibilidad de olvidos y fallos, y lo mejor es que la liberación hormonal sea sin interrupciones.

¿Cuáles son algunos de los efectos adversos que tiene este método anticonceptivo?
Los mismos que los de la píldora: disminución de la libido, retención de líquidos, aumento de peso de 1 o 2 kg, sensibilidad mamaria, cefaleas, sequedad vaginal… Pero estos efectos no ocurren siempre y son poco frecuentes (menos del 1 % de las mujeres que los toman).

Al no proteger contra enfermedades de transmisión sexual, ¿es necesario combinarlo con preservativos?
Sin ninguna duda. El único método que protege de las enfermedades de transmisión sexual es el preservativo.

Si se rompe, ¿se puede seguir utilizando?
Si se rompe, lo retiras y pones uno nuevo los días que falten hasta terminar el ciclo.

¿Cómo afecta al ciclo menstrual? ¿Y a la libido?
El ciclo menstrual espontáneo de la mujer se interrumpe y, como la dosis de hormonas administradas por vía vaginal es muy baja, en ocasiones puede notarse disminución de la libido.

¿Por qué la mayoría de métodos anticonceptivos hormonales se desarrollan para que los consuman las mujeres?
Habría que consultar a la industria farmacéutica, pues las líneas de investigación desde la década de los 60 hasta ahora se han enfocado en la mujer. Es un medicamento tan eficaz y utilizado por más de 200 millones de mujeres en el mundo que no se ha invertido en estudiar métodos hormonales de anticoncepción masculina.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Estos condones sin látex son como no llevar nada (y lo he comprobado de primera mano)

Al considerarme bastante contraria a los métodos anticonceptivos hormonales, durante toda mi vida sexual he ido acompañada de los fieles condones.

Más de una década teniendo sexo y nunca me han decepcionado.

Sin embargo admito que no todo son ventajas. Lo de tener que comprobar que esté bien puesto, el miedo de que no se rompa o el momento de «deja deja, ya voy yo a buscarlo», son las pocas pegas que les pondría.

UNSPLASH

No fue hasta que me llegó la recomendación de una amiga que descubrí que había otras opciones dentro del mundo de los condones (y no me refiero a los de sabores).

«Tienes que probar los que no llevan látex, son una pasada. Como no llevar nada«.

Así que los probé y tanto mi pareja como yo decidimos que eran mucho mejores que los que estábamos usando, de marcas convencionales.

No solo resultaban más cómodos, sino que al tacto eran más similares a la piel que al plástico, que es a lo que suelen recordar los preservativos más populares.

Pero, ¿por qué mis relaciones se sentían tan distintas si al final eran solo condones? ¿Tanto puede cambiar la experiencia el material del que están hechos?

Giorgia Moscatelli, representante de SKYN, la firma de condones sin látex, me confirma que lo revolucionario de sus condones «es el poliisopreno, que hace que sean más suaves y den una sensación más natural».

Como es mi caso, no es imprescindible tener alergia al látex para disfrutarlos: «Como mejoran las sensaciones, son perfectos para quienes quieran sentir todo«, afirma la portavoz.

«Su resistencia ante cualquier roto hacen que sean más estirables y resistentes«, así que olvídate de lo de comprobar cada poco tiempo que está bien puesto e intacto.

Otro punto a favor es que no huelen ni saben como los convencionales, el olor es diferente, pero en cualquier caso «más discreto», dice Giorgia Moscatelli.

Yendo a algo que no podemos pasar por alto cuando se trata de comprar, es el precio. ¿Son más caros los que no llevan látex de los convencionales?

En el caso de los que produce SKYN sí hay una pequeña diferencia a la hora de hacerse con ellos.

Pero también es cierto que no es nada descabellado y, como reciente usuaria, sí que creo que merece la pena tanto por la seguridad de que no van a romperse, como por la textura.

Y ya que están empezando a llegar al mercado español, se pueden encontrar en Carrefour, comprar por Glovo o incluso por Amazon.

«Nuestro objetivo no es solo llegar a las personas que usan condones, también a quienes optan por otros métodos anticonceptivos que descartan los condones por la falta de sensibilidad. Los de SKYN son el equilibrio perfecto entre seguridad y sensaciones«, dice Giorgia.

A la hora de utilizarlos, debemos tener las mismas precauciones que ya conocemos. Según la representante de la firma: «extraer el condón del paquete sin arañarlo. Apretar la punta del preservativo para sacar el aire antes de colocarlo y no usar lubricantes de base oleosa ya que pueden dañar el material».

Aquellos que sean de base acuosa o silicona, en cambio, funcionarán a las mil maravillas. Y para conservarlos, nada como guardarlos lejos de la luz del sol sin que pasen por temperaturas más extremas.

Bien cuidados, pueden aguantar entre tres y cinco años (pero van a gustarte tanto que seguro que los acabas usando antes).

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).