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¿Por qué ahora las llamamos ‘ITS’ y no ‘ETS’?

Quienes tuvimos educación sexual, aprendimos rápido las tres letras que más nos iban a marcar la vida íntima desde aquel momento: una «E», una «T» y una «S», las siglas de Enfermedades de Transmisión Sexual.

preservativo protección sexual

PEXELS

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Daba igual qué quisiéramos poner en práctica en la cama.

Casi todas, parecían focos de contagio de enfermedades que, no sabíamos muy bien qué eran, pero sonaban terribles: gonorrea, clamidia, virus del papiloma humano, herpes…

Años más tarde, tanto en la comunidad médica como entre expertas en sexología, empezaron a usar cambiar «enfermedades» por «infecciones».

Es decir, en vez de ETS, ahora tenemos que hablar de infecciones de transmisión sexual. Pero, ¿a qué viene este cambio?

Por un lado, el objetivo de este cambio era alejarse del estigma que arrastra haberse contagiado.

Gracias a los tratamientos médicos, se puede vivir con las enfermedades y llevar una vida sexual normal.

También hablamos de ITS porque también se contempla a las personas que quedan infectadas, pero no muestran síntomas, que serían las que tienen la infección pero no la enfermedad, como Ellie en The Last of Us.

Al no tener síntomas, una infección es más difícil de diagnosticar, lo que hace que esa persona sea un foco de contagio y a su vez pueda hacer que otras personas se infecten (e incluso algunas terminen desarrollando la enfermedad).

Un ejemplo de esto es el herpes genital que, en cuanto desaparece el brote, no hay manera visible de saber si esa persona se ha contagiado.

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Ahora que ya está clara la diferenciación entre infecciones y enfermedades, la conclusión es que el objetivo es cuidar siempre nuestra salud sexual, sin dejarla en manos de que alguien nos diga que «es muy limpio» o que confiemos en su palabra, que no tiene nada.

Sin unas pruebas médicas recientes, no vamos a tener la garantía del estado de la otra persona (y hay que recordar que esto tampoco es 100% fiable porque hay enfermedades que tardan meses en ‘dar la cara’).

Por esa razón, solo usar métodos de protección en el sexo puede garantizarnos la seguridad de cuidar nuestra salud.

Y sí, eso incluye todo lo que implique no solo contacto entre fluidos como el semen o el flujo vaginal, sino también la saliva.

Por lo que el preservativo y las barreras orales de látex serían los dos sistemas que garantizarían que, independientemente de lo que hagamos (penetración vaginal, sexo anal, cunnilingus…), no haya riesgo de contagio.

Mara Mariño

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Así son las láminas para hacer sexo oral (igual de placentero) sin el riesgo de contagiarte nada

Diría que no nos falta concienciación sobre el sexo seguro (gracias, Chenoa) cada vez que vamos la penetración entra en escena.

Pero creo que, en todas las demás prácticas, nos tomamos las cosas con calma o nos preocupa menos pillar algo.

Y eso explicaría también el repunte de enfermedades de transmisión sexual.

pareja beso lengua oral

PEXELS

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A modo de breve repaso de educación sexual, sí, por desgracia todo lo que implique contacto entre mucosas -todas las del cuerpo-, es también un foco de contagio.

Estoy hablando de la vulva, el ano, la boca, y por supuesto, el pene.

Tratándose del último de la lista, el condón nos hace el apaño ya se trate de meter o de chupar , pero ¿y para todo lo demás?

Pues bien, yo había oido hablar -en su momento-, de las láminas de látex, que supuestamente sirven para el resto de zonas del cuerpo.

Pero no me había dado por probarlas hasta que empecé a escribir este espacio.

Así empezó mi aventura de buscar ‘métodos de barrera para poder tener sexo oral en vulva y ano’ o, como iba diciendo por las farmacias «¿Tenéis láminas de látex para comer culos y vulvas?».

En realidad no lo hice así, pero habría sido mucho más divertido.

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En algunos sitios me miraron raro, en otros nunca habían oído hablar del tema y ni sabían que eso existía.

Mientras tanto, las cajas de profilácticos se encontraban bien a la vista y a mano en los estantes.

Pero nada, las láminas que os comento no se venden en farmacia. O al menos en las tres que pregunté.

Está claro que, la protección más allá del pene, en el sexo oral, es algo secundario hasta en las redes de distribución oficiales.

Finalmente las encontré en una tienda erótica, bien resguardadas en una vitrina junto a juguetes sexuales, dados y lubricantes.

No, no fue fácil encontrarlas, primer inconveniente a la hora de querer usarlas. Pero una vez en mi poder, confiaba en que todo se volvería más sencillo.

Cómo funciona el sistema

Las láminas son lo que se anuncian en el reverso de la caja, no hay trampa ni cartón: ‘hojas’ finas rectangulares de látex sin ningún tipo de lubricante o adhesivo, que se colocan donde quieras y se usan para lamer la zona por encima de la lámina.

100% protectoras a la hora de evitar contagiarte donde quiera que metas la lengua y 0% de publicidad engañosa, lo que lees (en la caja) es lo que hay.

Porque tampoco hay ninguna imagen que acompañe. Una vez las abres sí que encuentras dentro un papelito donde te explican cómo se colocan y qué no deberías usar junto a ellas (lubricante de base oleosa).

Aquí quiero destacar el hecho de que, una vez desplegadas, no olieran a globo, algo que sí pasa con los condones.

Fue un alivio, es un olor que me produce náuseas. Las que compré tenían un perfume como a chocolate blanco.

Pero el problema es que siendo tan anchas, una vez estás en faena con la boca ocupada, te cubren la nariz cuando respiras por ella, taponándote los agujeros de lo ligero que es el látex de la lámina.

Otro obstáculo a tener en cuenta. Pero después de haberlo probado, no son todo desventajas.

Puedo confirmar que es mucho más cómoda cuando se trata de quien la disfruta, que para quien la está utilizando para ejecutar el cunnilingus o el annilingus.

La lengua se queda un poco tirante al terminar (algo que igual usando un lubricante a base de agua no sucede, pero yo lo probé tal cual venía en la cajita).

Puede ser porque hay que aplicar algo más fuerza para que la otra persona tenga la misma sensación que si la lámina no estuviera de por medio, que sí hace un poco de resistencia que si no hubiera nada.

Es parecido a cuando te la quemas por haber comido algo muy caliente, pero se termina pasando.

¿Mismo placer?

Respecto a las sensaciones de que te coman con eso puesto, diría que es como cuando te estimulan por encima de la ropa interior.

Sí, se nota ligeramente que hay algo entre tu piel y la lengua, pero la impresión es igual de placentera y se puede llegar de la misma manera al orgasmo.

Mi conclusión es que es una buena idea para practicar sexo oral de manera segura, pero no termina de salir a cuenta (al menos en el aspecto económico).

Para que el uso del producto se volviera más frecuente, deberíamos empezar a acostumbrarnos a tirar de lámina cuando practicamos sexo oral con una persona nueva (que sería lo suyo).

Quiero pensar que, en ese futuro hipotético, la alta demanda haría que las láminas se popularizaran, lo que lograría que llegaran a más puntos de venta cercanos -farmacias incluidas- y, finalmente que su precio bajara.

Porque tenemos que hablar de que, por la friolera de 7 eurazos, te venían solo 2 unidades. Te sale el cunnilingus o annilingus a 3,50 €.

Hay que tener en cuenta que, con las marcas más famosas de condones, la unidad de preservativo cuesta menos de 50 céntimos.

Esto significa que es mucho más rentable comprar una caja de estos, cortar la punta con unas tijeras, hacer otra incisión vertical para que tenga la misma forma rectangular, y hacer el apaño.

Pero eso ya es una decisión personal. Lo que no deberíamos plantearnos es si usar o no un método de barrera cuando bajamos al pilón, que hay mucha infección suelta (y a veces quien la porta ni lo sabe).

Mara Mariño

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Estos condones sin látex son como no llevar nada (y lo he comprobado de primera mano)

Al considerarme bastante contraria a los métodos anticonceptivos hormonales, durante toda mi vida sexual he ido acompañada de los fieles condones.

Más de una década teniendo sexo y nunca me han decepcionado.

Sin embargo admito que no todo son ventajas. Lo de tener que comprobar que esté bien puesto, el miedo de que no se rompa o el momento de «deja deja, ya voy yo a buscarlo», son las pocas pegas que les pondría.

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No fue hasta que me llegó la recomendación de una amiga que descubrí que había otras opciones dentro del mundo de los condones (y no me refiero a los de sabores).

«Tienes que probar los que no llevan látex, son una pasada. Como no llevar nada«.

Así que los probé y tanto mi pareja como yo decidimos que eran mucho mejores que los que estábamos usando, de marcas convencionales.

No solo resultaban más cómodos, sino que al tacto eran más similares a la piel que al plástico, que es a lo que suelen recordar los preservativos más populares.

Pero, ¿por qué mis relaciones se sentían tan distintas si al final eran solo condones? ¿Tanto puede cambiar la experiencia el material del que están hechos?

Giorgia Moscatelli, representante de SKYN, la firma de condones sin látex, me confirma que lo revolucionario de sus condones «es el poliisopreno, que hace que sean más suaves y den una sensación más natural».

Como es mi caso, no es imprescindible tener alergia al látex para disfrutarlos: «Como mejoran las sensaciones, son perfectos para quienes quieran sentir todo«, afirma la portavoz.

«Su resistencia ante cualquier roto hacen que sean más estirables y resistentes«, así que olvídate de lo de comprobar cada poco tiempo que está bien puesto e intacto.

Otro punto a favor es que no huelen ni saben como los convencionales, el olor es diferente, pero en cualquier caso «más discreto», dice Giorgia Moscatelli.

Yendo a algo que no podemos pasar por alto cuando se trata de comprar, es el precio. ¿Son más caros los que no llevan látex de los convencionales?

En el caso de los que produce SKYN sí hay una pequeña diferencia a la hora de hacerse con ellos.

Pero también es cierto que no es nada descabellado y, como reciente usuaria, sí que creo que merece la pena tanto por la seguridad de que no van a romperse, como por la textura.

Y ya que están empezando a llegar al mercado español, se pueden encontrar en Carrefour, comprar por Glovo o incluso por Amazon.

«Nuestro objetivo no es solo llegar a las personas que usan condones, también a quienes optan por otros métodos anticonceptivos que descartan los condones por la falta de sensibilidad. Los de SKYN son el equilibrio perfecto entre seguridad y sensaciones«, dice Giorgia.

A la hora de utilizarlos, debemos tener las mismas precauciones que ya conocemos. Según la representante de la firma: «extraer el condón del paquete sin arañarlo. Apretar la punta del preservativo para sacar el aire antes de colocarlo y no usar lubricantes de base oleosa ya que pueden dañar el material».

Aquellos que sean de base acuosa o silicona, en cambio, funcionarán a las mil maravillas. Y para conservarlos, nada como guardarlos lejos de la luz del sol sin que pasen por temperaturas más extremas.

Bien cuidados, pueden aguantar entre tres y cinco años (pero van a gustarte tanto que seguro que los acabas usando antes).

Duquesa Doslabios.

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El verano del sexo: qué consejo te daría tu mejor amiga

A cada gran crisis le sigue una época de derroche y desenfreno. Y el verano de 2021 parece ser el culmen de la época Covid.

Culparemos a la pandemia, a los meses encerrados, a las mascarillas constantes y a la imposición de la distancia forzada de una única cosa: las ganas extremas de sexo.

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Y ya fundiendo el swipe right cabe preguntarse cómo gestionar la electricidad de este año de revolución sexual.

El tiempo para pensar cómo hacer las cosas de forma diferente o cómo se iba a aprovechar para compensar las oportunidades perdidas.

Imposible dejar de pensar en sexo en el momento en el que los juguetes han experimentado un repunte en ventas llegando a batir récords.

Solo queda preguntarse qué buscar. Qué conexiones crear, si ir a la meramente sexual, si buscar intimidad física y amistad o igual atreverse a por algo más.

En el verano que, según los expertos, se cocerá una ola de ETS –que descubriremos a la vuelta del nuevo curso-, es el momento de hacer las cosas con cabeza.

De evitar que la emoción del momento nos haga poner en riesgo la salud por mucho que tengamos la sensación de estar ya en los minutos de descuento.

Así que, ante la falta de métodos de protección, mejor buscar alternativas libres de contagio (de cualquier tipo).

Siempre nos quedará como opción recurrir a esos juguetes que nos acompañaron en el aislamiento u optar por jugar con las manos.

Porque hay cosas más importantes que dejarnos la precaución en 2020.

Duquesa Doslabios.

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Tres motivos muy normales por los que puedes sangrar después de tener sexo

Sabes que has echado un polvazo cuando, al día siguiente, te levantas con la sensación de que te ha arrollado un tren de la Renfe. Te cuesta hasta sentarte a hacer pis, el mismo momento en el que te bajas las bragas y descubres que hay sorpresa en la tela.

Haces tus cálculos y no, es imposible que se trate de la regla. Lo más seguro es que te encuentres ante un resto de la noche anterior.

Pero, ¿es normal que esto suceda?

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Podemos sangrar por diferentes razones. La primera y más típica es porque, por lo que sea, recibes un arañazo desprevenido en algún lado y, como la zona es tan sensible, enseguida se hace herida. Por suerte, ese tipo de lesiones se solucionan en apenas unos minutos.

Algo más escandalosas son las heridas alrededor de la vulva, concretamente en la apertura de la vagina cuando, por penetración de cualquier tipo, se produce un mini desgarro.

Esas heridas las reconocerás porque la sangre es muy roja y te escuece la zona en cuanto haces pis (es probable que puedas verla de primera mano si te pones un espejo y abres las piernas).

Aunque también tienden a cicatrizarse solas es posible que, si sigues teniendo relaciones, aquello no termine nunca de cerrar, por lo que deberías darte un descanso (y decir que no tienes el chichi para farolillos).

Si por lo que sea continúa la herida abierta siempre puedes ir a que te receten alguna crema cicatrizante, que hace maravillas.

Y otra de las razones más comunes por las que podemos encontrar sangre -o bien al rato o al día siguiente-, se debe a los impactos que recibe la vagina.

Ya os comenté que, cuando nos baja la regla, no empezamos a expulsar sangre nueva. Parte de la que vemos el primer día –esa de color oscuro entre marrón y burdeos– es un resto de la menstruación del mes pasado.

En el momento que empieza a salir de color rojo sí estaríamos viendo la regla actual.

Esa sangre que no sale hasta que, de nuevo, las contracciones del útero la animan a descender, es la que podemos encontrar en la ropa interior después de tener sexo.

A fin de cuentas, los impactos que se dan ayudan también a movilizar esos fluidos y que bajen por la cérvix (de ahí que también sean oscuros).

De cualquier manera, si por lo que sea tienes otro tipo de sangrado o ves que por mucho que pasen los días no disminuyen las pérdidas, no lo dudes y pide cita médica, puede tratarse de un problema más serio.

Duquesa Doslabios.

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Este es el juguete sexual con el que se mantiene la distancia de seguridad

Puede que salgamos a la calle, que procuremos hacer vida normal (dentro de las nuevas medidas) o que volvamos a quedar con los amigos, pero el espacio entre nosotros parece ahora más importante que nunca.

Aunque siempre está el ciudadano de turno que pasa por tu lado como si no hubiera más que un centímetro cuadrado de acera, ya no nos sentimos tan cómodos como antes en las distancias cortas.

Opening Gambit

Y es algo que también ha llegado al sexo, claro. Desde que el coronavirus empezó a expandirse, las teorías para evitar su contagio no han parado de salir.

Mientras que los expertos de algunos países pedían la abstención total, otros recomendaban confinarse con la pareja. Al poco de que las videollamadas se convirtieran en una de las nuevas formas de erotismo, con el desescalamiento también salieron posibles posturas con menor riesgo (como el perrito) o tener sexo con mascarilla.

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Pero, ¿qué significa eso entonces para la industria de los juguetes sexuales? ¿Solo es seguro utilizar el succionador -u otros artículos del estilo para la masturbación-, y a solas?

Aunque podríamos estar frente al boom de los juguetes que se controlan a distancia, lo cierto es que hay quien incluso ha creado un artículo perfecto para jugar sin arriesgarse al contagio.

El británico Lee Allen ha ideado un dildo de silicona de 1 metro de longitud que se coloca con arneses de velcro, perfecto para intimar respetando la distancia mínima a la que se supone que no hay contagio del virus.

Opening Gambit

El único fallo que le veo es que todavía no está a la venta, pero con su crowfunding pretende popularizar el juguete.

Sobre todo entre «muchas parejas incapaces de hacer el amor según las medidas del gobierno o con la posibilidad de tener nuevos compañeros sexuales completamente descartada», dice la web de recogida de fondos.

«Llega una nueva posibilidad, una nueva forma de tener sexo, la esperanza para esas parejas frustradas sexualmente. Permite conectar al mismo tiempo que mantener la distancia. Ya no tienes que estar cerca para intimar».

Aunque todavía no ha creado el prototipo, veremos si la campaña del británico tiene éxito y, sobre todo, si significa un punto de partida para la industria sexual, que puede tomar nota de su idea y aplicarlo a sus productos.

Duquesa Doslabios.

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Sobre el sexo oral y el coronavirus: ¿es seguro practicarlo o me puedo contagiar?

El lío que tenemos con las fases y lo que podemos hacer en cada una de ellas, solo me parece comparable a las dudas que nos han surgido respecto al sexo.

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¿Podemos volver a hacerlo? ¿Está limitado a parejas estables? ¿Qué posturas son las mejores para evitar el contagio? ¿En serio deberíamos usar mascarilla?

Y la pregunta a la que intentaré darle respuesta hoy: ¿qué hay del sexo oral?

Parece que encontrar una respuesta unánime y avalada por la ciencia, está todavía por llegar, ya que las investigaciones solo han dado comienzo.

Por un lado, el estudio del Hospital Municipal de Shangqiu llegó a encontrar rastros del virus en muestras de semen de pacientes con coronavirus. Por otro, la Universidad de Harvard destacaba el riesgo de las excreciones respiratorias, lo que se traduce en que no podemos descartar que ahora la mascarilla también forme parte de la vida íntima.

Pero ya sabemos cómo es la vida con mascarilla. Al igual que, en cuanto llegamos a la terraza, nos la quitamos para darle un trago a la bebida, podríamos llegar a pensar que es un caso idéntico, ya que también se trata de llevarse algo a la boca.

O incluso de engancharla en el codo a modo de pulsera (los que salís a la calle coincidiendo con runners o gente paseando sabéis a qué me refiero) mientras dure el momento, para luego volver a colocarla sobre la nariz y la boca en cuanto se termine.

Incluso aunque se haga con preservativos, sigue siendo una práctica de alto riesgo.

Por activa y por pasiva nos han repetido que las microgotas que expulsamos al toser (hasta al hablar), son las que poseen más carga vírica.

Imaginemos entonces lo que puede contener nuestra saliva. Al final, por mucho que intentemos hacerlo con cuidado -es decir, salivando lo menos posible-, ¿de verdad podemos evitar que no termine en nuestras manos, en la piel de la otra persona, en el sofá o incluso en las sábanas?

Como me dijo hace unas semanas Ana Lombardía, la práctica más segura actualmente sigue siendo la masturbación a solas.

Así que, por mucho que queramos usar todas las barreras del mundo, mejor que la boca quede fuera del juego.

Duquesa Doslabios.

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‘La masturbación a solas es la práctica más segura ahora mismo’, palabra de sexóloga

Puede que muchos se hayan centrado en la gastronomía o el ejercicio en casa para sobrellevar la cuarentena (el furor por la harina y la levadura, agotadas en todos lados, son la mejor prueba).

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Pero más allá de la cocina y las rutinas en medio del salón, hay otra actividad igual de interesante que también es clave para pasar estos días: la masturbación.

Entre el distanciamiento social, sobre todo en el caso de las personas que viven solas, y que ya no se puede tener sexo ocasional, no hay otra opción.

Ante la incertidumbre de cómo cambiará nuestra forma de relacionarnos en las fases de desescalada, se presenta como la vía más segura.

Algo que confirma Ana Lombardía, psicóloga y sexóloga (la encuentras en Sexoenlapiel.com), quien en una pequeña entrevista, me recuerda su importancia, en especial estos días.

¿Es el sexo más seguro que podemos tener en estas circunstancias?
Lamentablemente, a día de hoy el contacto con otras personas es una fuente de riesgo de infección al COVID19. Esto incluye, por supuesto, las relaciones sexuales. Con la masturbación, estando a solas, no corremos riesgo de contagio y, además, evitamos infectar a otras personas. Es la práctica más segura ahora mismo para seguir disfrutando de la sexualidad.

¿También hay que innovar para no aburrirnos?
Masturbarse con frecuencia y siempre de la misma manera puede provocar sensación de aburrimiento y hastío en algunas personas. Además, en algunos casos puede hacerse menos satisfactorio y convertirse en un proceso mecánico, cuya única función es la del desahogo y no la de disfrutar, excitarnos y jugar. En algunos casos puede ser interesante buscar nuevas formas de masturbarse: utilizar otros movimientos con las manos, usar juguetes, probar otros estímulos como la literatura erótica o los cómics eróticos…

¿De qué forma puede ayudarnos a conectar con nosotros mismos?
La masturbación consciente puede ayudarnos a ello. Es una forma de autocuidado y autoconocimiento. Nos damos placer, nos descubrimos, pasamos un rato con nosotros mismos sin más distracciones… Somos conscientes de nuestra persona, de nuestro cuerpo y de nuestras emociones.

Con tanta gente en casa, ¿cómo encontrar un momento de intimidad para hacerlo?
Cuando no estamos solos en casa, el encontrar un rato de intimidad para masturbarse puede ser complicado. Dependiendo de las posibilidades de cada casa, y de las normas y hábitos de cada familia, buscaremos la forma de tener intimidad. A veces, el cuarto de baño es el único espacio de intimidad que se respeta en algunos hogares. Por ello, el momento de la ducha puede ser una buena idea. El uso de pestillos en las puertas me parece básico para evitar interrupciones no deseadas. También podemos utilizar el ruido de la televisión o la música para acallar los gemidos y evitar ser descubiertos.

¿Es normal estar aislado con tu pareja y seguir masturbándote?
Es perfectamente normal y saludable estar aislado con la pareja y seguir masturbándose. La masturbación y el sexo en pareja son dos formas de sexualidad totalmente distintas, por lo que pueden ser complementarias y es normal que nos apetezca disfrutar de ambas.

¿Cómo interpretas el repunte en ventas de juguetes sexuales durante la cuarentena? ¿Son imprescindibles?
Los juguetes sexuales no son imprescindibles pero sí son un muy buen aliado en las relaciones sexuales, tanto a solas como en pareja. El estar encerrados en casa ha hecho que tengamos que ponernos más creativos a la hora de buscar formas de ocio y los juguetes sexuales son un fantástico recurso.

Duquesa Doslabios.

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Dime por qué no quiere usar condón y te diré con quién te acuestas

¿Sabes ese momento en el que, por fin, estás a punto de tener sexo con ese tío que te encanta? Acercas la mano a tu bolso y sacas un preservativo. Pero él para de besarte, te mira y dice: «¿Y si mejor lo hacemos sin?».

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Si pidiera que vosotras, lectoras, levantarais la mano si esto os resulta familiar porque alguna vez os ha sucedido, no dudo que tendría pleno de respuestas afirmativas.

Y sí, por suerte muchos están tan preocupados por las enfermedades venéreas (quizás no tanto por los embarazos, que los ven mas ajenos a ellos) como nosotras mismas.

Pero hay quienes van a salir con cualquier excusa para no usarlo. Vamos, una serie de argumentaciones perfectamente hiladas que te convencerán como no tengas las cosas bien claras. Y ahí, amiga, es cuando tienes que mantenerte firme.

En mi experiencia, estas son las justificaciones más comunes que utilizan tipos de chicos muy concretos:

El exagerado o «Me aprieta mucho». Para ese caso, algo tan sencillo como que los compre una talla más grande, lo que normalmente suele ser innecesario. Cuando esto pasa, siempre puedes ponerte un condón a modo de ejemplo como media. En serio, mete el pie y verás que te lo puedes subir hasta por encima del tobillo. Y, permíteme que dude, pero no creo que tu acompañante tenga entre las piernas un aparato incluso mayor que tu pie, ¿no?

El cuentista o «No se me pone dura». Lo bueno es que en las cajas de condones vienen varios (y, si te quedan pocos, puedes ir a una farmacia de guardia a comprar más), así que si se baja la erección es tan sencillo como quitarlo y volverlo a colocar una vez vuelva a estar empalmado.

El dramático o «Es que no siento igual». Vale, pero yo lo que no quiero sentir es que por no usarlo puedo contraer cualquier enfermedad. Si tan tremenda le resulta la privación sensorial, siempre podéis usarlo para la penetración y seguir después sin preservativo. En otras palabras: no pasa nada por terminar con la mano o la parte del cuerpo que se te ocurra (la boca no, que también es vía de contagio).

El mentiroso o «Solo la puntita». La puntita también puede estar plagada de ETS. Y, vamos a hablar claro, es la excusa universal para colártela entera después (y hablo literalmente). Si te va con esa historia y tú te la crees, te aseguro con un 90% de certeza que te va a meter todo cuando esté en plena acción.

El negociador o «Podemos hacerlo un rato sin condón y luego me lo pongo». No, ni un rato, ni un segundo, ni una milésima de segundo. El condón no es algo opcional. La alternativa a no usarlo es no follar, y cuanto más clara seas al respecto, mejor. Aunque sea durante un periodo corto de tiempo el que entre en contacto, el riesgo de contagio sigue existiendo.

Duquesa Doslabios.

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‘Practicar sexo oral con preservativo sí que es una verdadera asignatura pendiente para los españoles’

Aunque la mayoría estamos más que familiarizados con los preservativos a partir de cierta edad (que se lo pregunten al farmacéutico de tu barrio), hay una serie de frases que te van a sonar muy familiares.

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«Es que me aprieta», «No lo siento igual», «Si no tengo nada, ¿no te fías de mí?» o «Se me ha olvidado cogerlos» son algunas de las excusas más frecuentes que, si nunca has oído, igual eres tú quien las utilizas.

Da lo mismo, su uso no es opcional si queremos tener una vida sexual segura.

Pero para aclarar algunas mentiras que todavía circulan, por increíble que parezca, Manuel Aznar Vila, product manager de Control, se ha ofrecido a desmentirlas y, de paso, hacer un poco de autocrítica sobre cómo vivimos los españoles la sexualidad.

Y es que como el propio Manuel afirma, atendiendo a los resultados de la última edición del Barómetro Los jóvenes y el sexo que preparan de manera anual desde hace 8 años, aunque el 59% lo eligen para tener relaciones, todavía existe ese 1 de cada 4 que se expone a contagios de Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) y también a embarazos no deseados.

Usarlo con mayor frecuencia es, por tanto, nuestra asignatura pendiente.

De entre los bulos que circulan, se dice que usar dos aumenta la protección. ¿Por qué esta idea no es correcta?
Los preservativos que se fabrican en Control pasan extensos controles de calidad que nos permiten conocer que el producto está en óptimo estado y que es apto para cumplir su función preventiva y de protección. El alto índice de efectividad no se multiplica al usar varios a la vez, sino que simplemente se crea una doble capa que no recomendamos. Los productos cumplen con su función de manera individual. Usar varios preservativos a la vez puede ser contraproducente, ya que el látex con el látex puede crear roces y deteriorar el material.

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Hay personas que evitan el preservativo cuando se trata de sexo anal, pero ¿cómo hacer entender que no sirve únicamente para evitar el riesgo de embarazo?
Es importante escuchar las inquietudes de los más jóvenes y hacerles ver que el único método de doble barrera es el preservativo. Esto se consigue mediante una educación sexual más completa y que informe sobre lo que les interesa. Muchos opinan que no se recibe suficiente educación sobre sexo. Tanto es así, que 7 de cada 10 jóvenes considera que no recibe suficiente información sobre Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), algo relacionado con el uso en prácticas como el sexo anal, que, a pesar de no correr riesgo de embarazo, puede provocar ITS. El 88,7% incluiría en los planes de educación sexual información sobre este tipo de infecciones, y esta es la forma de concienciarles.

¿Conseguiremos algún día concienciar de que, a la hora de practicar sexo oral, su uso también es imprescindible?
Sin duda, observando los datos del barómetro, somos conscientes de que la práctica del sexo oral con preservativo sí que es una verdadera asignatura pendiente para los españoles. En este sentido, cerca del 90% de los encuestados aseguran que sí lo practican, existiendo leves diferencias entre hombres (91,2%) y mujeres (85,6%). Sin embargo, cuando a estos se les pregunta por el uso de preservativos mientras practican sexo oral, solo el 5,7% de los encuestados confirma usarlo, lo que supone un riesgo bastante elevado de posible contagio de ITS. Desde Control, somos conscientes de todavía queda mucho camino por recorrer y desmentir algunos de los tópicos más habituales: cerca del 60% asegura no correr riesgo de contagio solo por tener una pareja estable.

¿Son los condones de látex los únicos efectivos o hay otros materiales que podríamos considerar?
Aunque es cierto que comúnmente los preservativos masculinos son reconocidos por estar fabricados con látex, cuando hablamos de placer en Control no queremos poner límites. Por ello, los preservativos Latex Free, hechos de poliuretano, son la alternativa idónea para aquellos que no pueden utilizar los preservativos habituales.

Aunque se dice que el tamaño no importa, ¿es algo que se puede aplicar también a la talla de preservativos?
Muchos de los españoles utilizan el tamaño como excusa para terminar por no usarlos, tenemos la responsabilidad de informar de las opciones que tienen los jóvenes a la hora de elegir un determinado modelo de preservativos. No utilizar la talla adecuada de preservativo supone un riesgo en todos los sentidos, perdiendo eficacia y poniendo en riesgo la seguridad en la relación. En Control ofrecemos diferentes alternativas que se adaptan a las necesidades de todos los consumidores. En este sentido, disponemos de modelos que se caracterizan por tener una longitud y anchura nominal mayores que sus versiones originales.

¿El preservativo puede afectar a la salud de alguna manera negativa?
En absoluto. Existen muchos tópicos alrededor del uso de preservativos que en ocasiones pueden llegar a ser provocados por desconocimiento y que muchos de los españoles terminen por no utilizarlos, muchas veces alegando razones que son más bien “excusas” como son la pérdida de sensibilidad (30,6%), la interrupción del momento de excitación (20%) o la incomodidad al usarlos (13,5%).

Y ya que esas son algunas de las excusas más extendidas a la hora de evitar, ¿qué tiene que decir al respecto?
Llevamos años demostrando que no es así, con nuestro Campeonato de Destreza y Rapidez que celebramos con motivo de las fiestas del Orgullo LGTBI+ cada año. De hecho, hay gente que llega a poner 10-11 preservativos de manera correcta en 1 minuto, lo que nos deja una media de 5 segundos para colocar adecuadamente el profiláctico, algo que rompe con la excusa del 20% de encuestados de que les rompe el momento de excitación como comentábamos anteriormente.

¿Diría que entendemos que son imprescindibles para una vida sexual sana y segura?
En gran parte, parece que los españoles sí entienden que es necesario el uso de preservativo. La sexualidad ya no es un tema tabú para los jóvenes, estos viven y disfrutan de la sexualidad con mayor naturalidad y libertad que las generaciones precedentes. Sin embargo, todavía falta concienciación y educación sobre sexo, y en especial sobre las ITS y cómo evitarlas con el uso de preservativo. Solo así, podremos avanzar hacia relaciones sexuales basadas en el bienestar, sanas, libres y seguras.

Duquesa Doslabios.

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