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¿Por qué nos da cosa usar la colección de juguetes sexuales de otras personas?

Si a mis años de bloguera de sexo sumas que soy una gran consumidora de tiendas eróticas, mi colección de juguetes ha ido creciendo hasta el punto de que la tengo dividida entre dos ciudades.

Y claro, en ese tiempo mi vida sentimental ha ido y venido, como la canción de Chenoa.

LELO

Algunos los compré por mi cuenta, otros me los regaló una expareja para disfrutar juntos y está la categoría de los que escogí para sorprender a una persona concreta.

A excepción de un juguete que se me perdió en una mudanza, todos los demás los he mantenido. Pero, ¿los he utilizado con parejas nuevas?

Si me pongo práctica, mi postura es que, bien limpios, no hay problema ninguno en usarlos.

Hay modelos que solo necesitan agua y jabón y otros que necesitan una desinfección a fondo, pero quedan como nuevos.

Por ejemplo, el cristal o la silicona, fáciles de esterilizar, son materiales que puedes seguir utilizando durante muchos años.

Esto es algo bastante tranquilizador si tenemos en cuenta que hay juguetes cuyo precio llega a las tres cifras.

No es como que puedes comprar un estimulador de próstata anal con mando a distancia cada dos días.

Eso sí, si es un material poroso o barato, mejor reciclarlo y hacerse con otro. Esto es algo que pasa, por ejemplo, con los huevos desechables.

Al estar hechos de un plástico que no se puede limpiar con mucha facilidad, es mejor limitarlos siempre a la misma persona.

Más allá de los vibradores o dildos, artículos como pinzas para los pezones, fustas, dados, aceites o lubricantes son perfectamente reutilizables.

Quizás para mí el límite está en la lencería. Aquellas prendas que me he comprado yo me veo usándolas con cualquier pareja (ya que me hice con ellas por sentirme bien luciéndolas y es algo que dispara mi autoestima en la cama).

Hay otras que me han regalado que tengo demasiado ligadas a las experiencias conjuntas. Esas prefiero dejarlas fuera de la ecuación por los recuerdos que me traen a la cabeza.

Entonces, si todo es tan higiénico, ¿por qué puede producirnos algo de incomodidad pensar en introducirnos objetos que han pasado por otras personas?

Por mucho que seamos conscientes de que la persona que tenemos enfrente tiene una vida sexual pasada, no es algo que queramos saber.

Tener el juguete delante es la prueba física de esa puerta que no queremos abrir a sus vivencias íntimas del pasado.

Por un lado, tenemos que recordar que, si somos como somos entre las sábanas, es gracias a las tablas que hemos hecho durante el camino.

Si es por una cuestión de repelús o de no querer compartir juguetes que no son de primera mano, tampoco es muy justo pedirle a la otra persona que cambie toda su colección.

No es como si cada vez que empezamos una historia con alguien nuevo cambiáramos de genitales, manos o boca. De una manera o de otra, nosotros tampoco nos presentamos con el precinto puesto.

Pero si ni con esas te he convencido, mi consejo es que a partir de ahora compres solo juguetes para tu disfrute propio.

Así da igual compartirlos con alguien, ya que son para ser usados en tu cuerpo.

Duquesa Doslabios.
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Posturas sexuales donde puedes incluir el succionador de clítoris

Soy partidaria de compartir todos los juguetes sexuales de mi cajón menos uno, el succionador de clítoris.

Prefiero usarlo en la intimidad y dejar para cuando estoy acompañada otros que puedan estimularnos a ambos.

Pero por un azar del destino, recibí de parte de EroticFeel el Satisfyer Curvy mientras estaba teletrabajando con otra persona en casa.

EL BLOG DE LILIH BLUE

Todo parecía indicar que era el mejor momento para comprobar si podía sacarle partido a la vez que a una boca o dedos ajenos a los míos.

Si algo tienen este tipo de juguetes, es que la boquilla y el agarre dejan parte de la vulva a la vista (y al alcance).

Así que combinar sexo oral con las ondas del juguete, te lleva -como suelen conseguir esas vibraciones- al borde del orgasmo en apenas un minuto.

Integrarlo durante la penetración es otra historia. Quien haya visto un Satisfyer sabe que mantenerlo en contacto es imprescindible.

Si no te sujetas el juguete pegado al clítoris, no hay forma de que se sienta tan placentero.

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Una buena guía para usarlo podría ser escoger esas posturas en las que te puedes alcanzar la entrepierna con la mano.

Pero con las dimensiones del juguete no basta solo eso. Es algo que comprobé con el clásico e ineludible misionero.

El básico del repertorio sexual entra un poco en conflicto con los empujones de quien tienes encima.

Dándole una vuelta a la situación de manera literal, no hay postura como la del perrito para esta tarea.

Con toda la fuerza en las piernas -y un brazo apuntalando el resto del peso-, puedes usar el otro para colocar el juguete y, literalmente, tocar el cielo.

Porque es tan efectivo que no te va a dar ni tiempo a cansarte de la posición.

Otra que también viene estupenda cuando quieres probar el juguete sin renunciar a la penetración (parafraseando a Hannah Montana: ‘You get the best of both worlds’) es cuando él se encuentra tumbado bocarriba y tú estás encima en cuclillas.

Puedes apoyarte en algún mueble que tengas cerca. Si lo haces en el suelo, mi consejo es que aproveches algún lado de la cama.

Una vez colocada, se sujeta fácilmente mientras te mueves de arriba a abajo.

Y ahora cuéntame, ¿has probado a tener penetración a la vez que usabas un succionador de clítoris? Si no lo has hecho, ¿a qué esperas?

Duquesa Doslabios.
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Amiga, si quieres probar la doble penetración, ficha estos consejos

Hola mamá, bienvenida al artículo del que nunca quiero que hablemos en persona. Así que haremos lo siguiente, tú lo lees pero finges que nunca lo has hecho.

Saludos a mi progenitora aparte, te preguntarás por qué he tardado tanto en abordar este tema. Y la respuesta es muy sencilla: porque no estaba preparada.

Si ya tener un pene o un juguete se me antojaba bastante exigente a nivel de atención (y rendimiento), ni te cuento multiplicar la cifra por dos.

PEXELS

Pero aquí me tienes, lista para contarte mi experiencia después del salir del paso muy (pero que muy) satisfecha.

Quiero empezar dejando claro que la doble penetración a la que me refiero es con un juguete y un pene, el trío demoniaco todavía no ha llegado a mi vida y prefiero escribirte de lo que sé.

¿Había pasado alguna vez por mi cabeza la idea de probar las sensaciones de tener mis dos orificios con el cartel de ‘Completo’? Sí. ¿La había llegado a ejecutar? No.

Es la historia de siempre, todo tiene su momento y en mi caso fue cuando sentí que tenía confianza con la otra persona como para ponerlo en práctica.

Hacerlo en casa, a tu aire, con todo el tiempo por delante es muy sencillo. Tanto que vas a querer repetir.

Empieza seleccionando el juguete. Si es un dildo, su destino será la vagina, si es un plug, bolas tailandesas o dildo anal, va por detrás. Aquí es importante que el diseño no interfiera con el otro agujero.

Por ejemplo, los juguetes con curvas o ángulos -que pueden llegar a cubrir el orificio-, son más complicados de usar al mismo tiempo.

Requieren que tengas que estar constantemente sujetándolos con la mano para que no se salgan (aquí habla la voz de la experiencia).

Empieza dedicándole un buen rato al calentamiento acompañándolo de lubricante. Mucho.

En serio, no escatimes en esto, es la diferencia entre gozarlo o que la experiencia sea un suplicio. Si se te acaba y tienes que pedirte un bote de 2 litros por Navidad hazlo, no te vas a arrepentir.

Con tu entrepierna más distendida y el clítoris al borde del shock eléctrico, es la hora de entrar en faena. ‘Faena’ eres tú, claro.

Mi consejo es que empieces por el ano, ya que suele llevar más tiempo. Una vez esté metido el juguete o el pene, puedes dedicarte a la vagina tranquilamente.

No te olvides de usar protección siempre que se trate de introducirte a alguien. El juguete, en cambio, puedes meterlo tal cual. Eso sí, asegúrate de que está limpio. No queremos sustos ni infecciones de repente.

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Ahora encuentra una buena postura que te sea cómoda. Puedes empezar tumbada bocarriba con las piernas flexionadas o a cuatro patas, para colocar los juguetes, y luego ir cambiando amoldándote a tu pareja.

Procura que el juguete que utilices se mantenga en su sitio o tenga algún tipo de vibración, para no tener que estar pendiente de moverlo.

Eso os dará más libertad de movimientos y conseguiréis centraros solo en el disfrute.

Nada de experimentar con los juguetes o el pene por el otro orificio. Tratándose del ano, todo lo que salga de ahí va a tener bacterias, así que evita los intercambios.

Con la doble penetración, mentalízate de que no va a ser todo color de rosa. Puede que salga marrón en algún momento.

Normalidad ante todo. Ambos sabéis cómo funciona un ano, ten papel higiénico cerca y listo.

Y para terminar, permítete un poco de after care sexual. Mimos, abrazos, una buena dosis de arrumacos hacen que te sientas el doble de conectada además del doble de penetrada.

Duquesa Doslabios.
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‘Cualquier juguete sexual se puede usar entre dos’

Si en pareja nos gusta compartir un buen desayuno, una escapada el fin de semana o esa cita en el cine para ver la película que teníamos tantas ganas de si estreno, ¿por qué no compartir un juguete sexual?

Eso es lo que defiende Sara Martínez, experta en comunicación en EroticFeel, cuando se trata de usar los juguetes en pareja.

LELO

Y es que como ella afirma, es algo que mejora la relación por varias razones.

«Hay tantos mitos alrededor del sexo que es difícil desmontarlos todos de un plumazo, pero podríamos empezar por desterrar dos ideas, la primera es que hay prácticas para realizar a solas y otras para hacer en pareja, la segunda es que los juguetes sexuales son para masturbarse en solitario. Parece que a falta de un coito bien está un vibrador y no es así», declara la experta.

En sus propias palabras: «Los juguetes eróticos no son un sustituto de nada, son una herramienta para darnos placer, pero también para conocer nuestro cuerpo, qué nos gusta y cómo nos gusta, ¿por qué no querrías compartir eso con tu pareja? Igual que compartes un plato delicioso, una botella de vino o un viaje. Los juguetes incrementan la complicidad en la pareja, la comunicación, la diversión, y son una manera fantástica de salir de la rutina y probar cosas nuevas».

No podemos obviar la importancia que tienen a la hora de ponerle fin a la brecha orgásmica, consiguiendo que esa distancia en el dormitorio se acorte.

«Nadie es responsable del placer de otro, hay que empezar por conocer nuestro cuerpo, qué tenemos y dónde está todo (puede sonar a bromar pero de verdad que demasiada gente no lo tiene claro). Cada mujer (y cada hombre) tiene que descubrir qué le gusta y cómo le gusta y para eso los juguetes sexuales son fantásticos», afirma Sara Martínez.

«Si con un succionador de clítoris llegas al orgasmo en minutos y durante el coito no sueles conseguirlo, ¿por qué deberías seguir como hasta ahora y reservar tus orgasmos para tus ratos a solas? ¿Por qué no combinar distintas estimulaciones, utilizar los juguetes en pareja y daros placer mutuamente?», opina la experta.

A la hora de escoger el más apropiado, las posibilidades son casi infinitas. Y es que, como ella misma afirma, «cualquier juguete sexual se puede usar entre dos. Es cierto que hay algunos modelos específicamente diseñados para utilizar durante el coito, pero no hay por qué limitarse solo a esos».

«Una bala vibradora, por ejemplo, es perfecta para los preliminares, para excitar los puntos erógenos femeninos y masculinos en cualquier tipo de relación. Pero también son fantásticos los vibradores de varita, los anillos vibradores o los huevos masturbadores, se trata de probar, de convertir el encuentro en un juego que no tenga siempre las mismas reglas», declara.

Aunque si tenemos que quedarnos con un tipo de juguete como unisex, ese sería sin duda cualquiera dedicado al sexo anal.

«Lo mejor del ano es que no tiene género, todos tenemos uno y, además, repleto de terminaciones nerviosas que provocan un inmenso placer cuando se estimulan correctamente. Los juguetes anales son una de las mejores opciones para jugar en pareja, solo hay que elegir el que más se adapte a lo que buscáis y a vuestro nivel de experiencia», secunda la experta.

Bolas tailandesas, un plug anal de silicona… «Combinar la estimulación anal con la genital y extraer las bolas tailandesas del ano justo antes de alcanzar el clímax intensifica muchísimo el orgasmo», afirma Sara Martínez.

Eso sí, la higiene -siempre fundamental- es imprescindible si compartimos lo que hay en el cajón junto a la cama.

«Mantener los juguetes correctamente higienizados es clave para evitar infecciones y alargar su vida útil, si los vamos a compartir hay que extremar la limpieza. Lavarlos siempre con agua tibia y jabón neutro o con un desinfectante específico para juguetes sexuales antes y después de cada uso y guardarlos en una bolsita o neceser por separado, es decir, no guardes diferentes juguetes en la misma bolsa», explica la experta.

«Además, jamás debemos utilizar el mismo juguete en la zona anal y en la genital sin lavarlo antes adecuadamente porque las bacterias podrían pasar fácilmente de un sitio a otro. Por último, hay que tener en cuenta que los juguetes compartidos también pueden ser foco de contagio de enfermedades de transmisión sexual«.

Para quienes estén buscando ideas de qué nuevo elemento incorporar a la cama, la experta también deja una lista de sugerencias.

“Nuestros juguetes para parejas más vendidos son el Satisfyer Double Joy, un diseño con forma de U que estimula al mismo tiempo el clítoris, el punto G y el pene, los tres modelos de Satisfyer Endless, y el LELO Tiani 3 (más sofisticado y con control remoto)”, dice Sara Martínez.

Duquesa Doslabios.

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Dildos realistas: por qué ya no nos gustan (tanto) los juguetes que imitan penes

Me he vuelto una sibarita de los dildos. Lo admito.

Hay sibaritas del vino, sibaritas de platos de alta gastronomía y luego estoy yo, que me planteo los juguetes que diseñan para que nos metamos por la vagina.

(Si todavía los llamas ‘consoladores’, te recomiendo que antes de que sigas leyendo, pases por este artículo).

LELO

En cualquier tienda erótica encuentras una gran variedad de diseños, incluyendo los modelos XL que se parecen más a un pilar de construcción que algo que deberías introducirte por un orificio del cuerpo.

Están los de fantasía, los más discretos que parecen salidos de una exposición de escultura y, por supuesto, los modelos realistas.

Estos últimos, creados a imagen y semejanza (o al menos en teoría) de auténticos penes, me parecen cada vez más destinados a desparecer de nuestros cajones o a ser de esos que usamos muy de vez en cuando.

Solo hay que ver cómo ha evolucionado la industria de juguetes sexuales.

Ahora, además de silenciosos y con baterías que aguanten unos cuantos embistes, nos gusta que nuestros vibradores tengan cierto sentido de la estética.

Y, por muy placenteros que resulten, los que imitan a la perfección un pene no son precisamente bonitos.

Esas versiones en goma dan un poco de impresión. Y, como me dice una amiga, es como masturbarte con un miembro descolgado de otra persona.

La mayoría coincidimos en que, si queremos ver algo color carne con venas, ya tenemos la experiencia en vivo y en directo.

Porque sí, es mucho más excitante el auténtico que cualquier imitación -por mucho que amplíen el largo y el grosor o esculpan venas como en los reales-.

Lo bueno es que las marcas de artículos eróticos parecen haberse dado cuenta de que, a la hora de masturbarnos, no necesitamos que sigan la misma estética.

El falocentrismo, la idea de que todo lo relativo al sexo tiene que girar en torno a un pene, se ha quedado en el pasado.

En el momento en el que -por fin- hemos normalizado que la mayoría de mujeres llegamos al orgasmo por la estimulación directa del clítoris, se ha comprendido que podemos disfrutar sin un pene.

Así que, ¿para que seguir usándolo como molde si anatómicamente no es imprescindible?

Mejor crear juguetes que puedan combinar la estimulación interna con la externa o incluso centrarse solo en la de fuera.

Es justo lo que han demostrado los succionadores, los juguetes que han batido récords en ventas desde que salieron al mercado.

Una rápida encuesta en mi Instagram me confirma la teoría, los dildos minimalistas perfectamente diseñados para el placer femenino, son nuestros favoritos (y los de ellos también cuando quieren sorprendernos con uno).

Y aunque no creo que los realistas vayan a desaparecer por completo, sí que su uso se verá mucho más limitado.

De hecho es el modelo perfecto para jugar en pareja y hacer la experiencia más variada. ¿La idea de incluir uno que imite un miembro real? Fantasear con que hay otro pene en la habitación.

Puede ser una vía de salida para quienes piensen en un trío pero no se atrevan a llevarlo a cabo o para cualquier juego en el que se puedan imitar sobre el juguete prácticas que se harían sobre el miembro real (y que resulte más excitante por el parecido).

Pero, para todo lo demás, los minimalistas ganan la partida.

No solo son más elegantes y prácticos -orgasmo 100% asegurado-, sino que si te revuelven la maleta buscando la plancha de pelo es más sencillo hacerlos pasar por un masajeador facial o un aspirador de puntos negros, por ejemplo.

Duquesa Doslabios.

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Es el momento de dejar de llamar ‘consoladores’ a estos juguetes sexuales

Hoy en día, entrar a una tienda erótica es como recorrer la fábrica de chocolate de Willy Wonka.

Todo lo que no podías ni imaginar que iba a gustarte -partes de tu cuerpo en las que ni habías reparado, pero que tienen un lado erógeno- se encuentran reflejadas en los productos.

LELO

Tienes la sección de estimuladores de clítoris, de masturbadores masculinos, juguetes de dominación y sumisión, aceites para dar masajes y por supuesto la sección de dildos.

Normalmente, estos últimos, llenan una pared donde puedes encontrar realistas diseños -supuestamente inspirados en los hombres que aparecen en el packaging- con venas perfectamente esculpidas.

También los modelos más minimalistas que podrían pasar por un objeto decorativo de arte contemporáneo.

Entre tanta variedad, y por mucho que haya avanzado la industria, son los de forma fálica los que muchas veces se siguen llamando «consoladores».

Y, si me paro a pensarlo, creo que el hecho de que se conozcan todavía con ese nombre demuestra dos problemas.

El primero, teniendo en cuenta que son los artículos para un público femenino los que se llevan el título, que las mujeres necesitamos consuelo y los hombres no.

Que somos el sexo débil siempre sujeto a desvaríos emocionales.

En segundo lugar, que ese consuelo solo se puede conseguir a través del sexo.

Promovemos la idea de que conectamos emociones con algo físico cuando podemos tener ganas de follar (o de disfrutar de un buen orgasmo a pilas) sin ningún tipo de implicación sentimental.

Mi sugerencia es que mejor los llamemos juguetes, vibradores o, como hacemos ya muchas, por el propio nombre de pila del producto (nunca tantas estuvimos tan interesadas en «Lucas»).

La época de llamarlos así puede quedar ya en el pasado, concretamente cuando se relacionaba el útero con la histeria femenina y solo con este tipo de artefactos se podían calmar.

Duquesa Doslabios.

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5 cosas que deberías tener en cuenta antes de salir de casa con unas bragas vibratorias

Podremos estar en desacuerdo de cuál es el mejor juguete sexual o qué marca nos gusta más o cuál, pero hay algo sobre lo que no hay discrepancias. El mejor sitio para usarlos es el dormitorio.

O, en su defecto, cualquier sitio de la casa donde podamos tener algo de intimidad.

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Pero raras son las ocasiones en las que se pueden jugar los juguetes más allá del hogar quitando si nos los llevamos en la maleta de vacaciones.

Aunque hay uno en especial que parece diseñado precisamente para esto. Según la tienda especialista en erotismo EroticFeel las bragas vibratorias no podrían ser mejor complemento para esas veces en las que las ganas de aventura están alineadas con las de sexo.

Sí, siempre tendremos la opción de meter la bala vibradora en el interior de las braguitas, aunque hay vibradores específicos que gracias a su diseño o a un imán que sujeta el juguete en el punto justo, son mucho más apropiados para esta práctica.

Peor, ¿significa eso que ya podemos usarlos en cualquier momento y lugar? En teoría sí, pero si me pongo a analizar la práctica, hay una serie de cosas que deberíamos tener en cuenta:

  1. El volumen de la vibración: ya sabemos que por mucho que en la caja ponga «silencioso», siempre hay algo de ruido. Aunque claro, los hay que vibran muy silenciosamente y los que parecen la banda sonora de la batidora cuando te haces un smoothie. ¿Lo mejor que puedes hacer? Probarlo antes de salir de casa e, importante, sin ruido ambiente. Una vez compruebes que es un sonido aceptable, puedes llevarlo incluso al cine si quieres.
  2. No todas las ocasiones son buenas. Vale que hoy por fin te has decidido a llevar las bragas y tienes claro que no vuelves a casa sin arañarles aunque sea un orgasmo, pero ¿de verdad es el mejor momento para probarlas camino al aeropuerto o yendo a cenar con otra pareja? Que sí, que la adrenalina del juego está ahí, pero una cosa es que sea divertido para ambos y otra es hacer sentir incómodos al resto.
  3. El estilismo es crucial. Unos vaqueros con el tiro demasiado alto o un vestido ajustado tipo segunda piel pueden entrar en conflicto con el juguete. Ya sea porque se va descolocando según andamos o porque se marca. Vuelvo al punto 2, que tu pareja y tú lo sepáis está bien, pero no necesitas que se entere todo el mundo.
  4. Acuérdate de llevar la batería cargada. Y es un error en el que yo misma caí cuando, emocionada, esperaba sentir aquello en marca y por mucho que apretara los botones, no había manera de que funcionara. Planifica con un poco de antelación la velada y ponlo a cargar el día de antes.
  5. ¿Mando? Mejor con la aplicación. Cuando hace unos años no había otra opción que no fuera la de usar el mando a distancia, puedo entender que se utilizara. Pero ahora, aunque sigue apareciendo en la mayor parte de juguetes para bragas, ha quedado obsoleto. El relevo son las apps que permiten activarlo y subir y bajar la intensidad de vibración. Además, que queda mucho más raro ver a una persona apretando lo que parecen unas llaves de coche que utilizando su teléfono móvil.

Duquesa Doslabios.

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Sí, para tener sexo anal puedes entrenar la zona con estos consejos

Siempre me parece fascinante que en las películas porno están dándole al tema y, de repente, el tío cambia de agujero y pasa de la vagina al ano sin que ella se despeine lo más mínimo.

Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Si es a ti a quien le pasa, en cuanto notas que se desvía un poco de la vulva y se ‘equivoca’ y le da ‘sin querer’ al culo ya te cierras en banda y le sueltas el «¿qué haces?».

Una pregunta retórica que viene a decir «Prohibido pasar».

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Porque aunque habrá quien salga diciendo que no pasa nada, que tanto el ano como la vagina son músculos y que la penetración se puede hacer igual, no son lo mismo ni por asomo.

Uno de ellos está diseñado específicamente para que entre el pene y salgan bebés. El otro para que salga caca. Y no intentes rebatírmelo porque no hay vuelta de hoja.

¿Que se puede utilizar también para tener relaciones? Sí, pero no de cualquier manera. Como músculo que es, podemos entrenarlo para que el cuerpo se familiarice con las sensaciones y disfrutar también de esta parte.

¿Y lo mejor? Que se puede aplicar tanto a hombres como mujeres.

Empieza relajándote y tocándote, es fundamental que tengas tranquilidad y excitación a partes iguales.

Después, prueba con algo pequeñito siempre, ya que la progresión debe ser de menor a mayor. Mi consejo es que tu primera toma de contacto sea con uno de tus dedos y por varias razones.

Es tuyo, está a mano (literalmente) y tienes la seguridad de que decides hasta dónde meterlo. Una vez lo tienes controlado, te resulta cómodo y placentero -ya no te cuesta introducirlo- te sugiero que pruebes con algún tipo de juguete.

Puedes ir por aquellos sets de plugs que vienen en varios tamaños e ir aumentando la tolerancia al grosor poco a poco. Piensa que este entreno es es como cualquier otro, cuando más practiques, antes se acostumbrará tu cuerpo y disfrutarás con ello.

Otra alternativa, si no quieres hacerte con una colección demasiado extensa y prefieres añadir solo un juguete a tu colección, es que pruebes con unas bolas tailandesas (si te perdiste las diferencias que tienen respecto a los plugs, lee este artículo).

Son varias bolas unidas de distintos grosores, así que la forma de subir de nivel es ir metiendo cada vez más el juguete y adaptarse a sus diferentes volúmenes.

Lo que te desaconsejo por completo es que experimentes con objetos o artículos que no sean diseñados específicamente para tener sexo anal porque puedes llevarte un susto (y terminar en urgencias).

Los juguetes anales suelen tener un tope que evitan que se cuelen dentro del intestino. Y es que al igual que tenemos un esfínter que empuja hacia afuera, otro tira hacia dentro -de ahí que dé tanto placer-, y corremos el riesgo de perder esa bala vibradora que parecía perfecta de tamaño para practicar.

Después de que con estos juguetes hayas aprendido a relajar los esfínteres y a tener mayor control sobre tu ano, ya puedes probar con la penetración, sí, pero también a seguir usándolos en pareja (siempre y cuando no te olvides de limpiarlos bien).

Duquesa Doslabios.

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Me mudo de ciudad, ¿qué juguetes sexuales debería llevarme?

No recuerdo a qué edad compré mi primer juguete, pero sí que fueron unas esposas y que mi madre las descubrió poco después en el escondite súper secreto (quizás dejarlas detrás del radiocasete no era un sitio tan inalcanzable como pensaba).

Desde entonces, tanto por mi cuenta como por este trabajo, la colección ha ido creciendo hasta el punto de que ocupan varias cajas.

LELO

Y con una nueva mudanza a la vuelta de la esquina que me obligará a cambiar de comunidad autónoma, miro mis fieles compañeros de cuarentena con un poco de pena porque sé que no todos podrán acompañarme en la aventura.

O al menos en los primeros meses hasta que tenga un sitio definitivo. Así que me toca hacer repaso y decidir quién viene conmigo.

Te doy la bienvenida a mi particular selección imprescindible para empezar de cero en cualquier sitio con los juguetes que no cambiaría por nada del mundo.

El primero, y sin duda alguna, es el que siempre está ahí. Cuando tengo días buenos, cuando hay días malos, cuando me aburro, cuando le tengo ganas… El único e inigualable succionador de clítoris es perfecto para ser transportado.

Entre que no ocupa mucho, es silencioso y la batería aguanta un sinfín de encuentros, no puede faltar en mi nueva vida a 600 kilómetros de Madrid en un piso compartido.

Y sí, se ha ganado coronar la lista porque al final, pase lo que pase con mi situación sentimental, si algo tengo claro es que mi sexualidad depende de mí.

Como soy yo quien puede llevar las riendas de su propio placer, no se me ocurre mejor aliado que quien fue diseñado para propocionar orgasmos instantáneos (ya si quiero algo con más calma, puedo recurrir a la mano).

Además, siempre se puede usar en pareja si la ocasión da pie a ello. Así que es un juguete con opción a compartirlo.

Aparte del succionador, el segundo de la lista -que también ocupa esa posición cuando tengo un viaje- es un buen lubricante. En mi caso, suelo preferir el que lleva base de agua porque permite más posibilidades a la hora de usarlo (recuerda que los oleosos no son muy recomendables para practicar sexo anal).

Tener siempre a mano lubricante es comparable al orégano en la cocina, un clásico que mejora cualquier ‘receta’.

Por mucho que los dos que he mencionado pueden servir tanto para disfrute individual como compartido, mi tercer y último hueco en la maleta queda reservado a un vibrador mixto.

Uno de esos que, más allá de los genitales, se puede usar por todo el cuerpo como excusa para descubrir puntos erógenos desconocidos en la piel de la otra persona.

Si esos son los tres que llevaría conmigo, también puedo adelantar que son los condones y un gel de masajes (aún no sé si efecto frío o calor) los que me dejaré para comprar una vez llegue al destino, porque son más sencillos de encontrar y no hace falta que los lleve ‘de casa’.

¿Coinciden tus imprescindibles del cajón de la mesilla con los míos?

Duquesa Doslabios.

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Introducción al sexo anal: ¿mejor bolas tailandesas o ‘plugs’?

Aunque tener sexo anal es muy placentero (si se hace bien), no siempre nos llevamos un buen recuerdo de la experiencia.

Nervios, incomodidad, una zona con la que no estamos familiarizados, esa mancha traicionera que lleva a sentir aún más molestias… Es una práctica para la que la liberación del esfínter -tan relacionada con la mental- es el punto de partida.

Sin eso de principio a fin, es difícil poder llegar a disfrutarla alguna vez.

Por suerte, la industria de los juguetes sexuales ha creado todo tipo de artículos que, además de invitarnos a experimentar por detrás, son perfectos para iniciarse.

Si queremos dar los primeros pasos probando el sexo anal, pero de forma natural (con los dedos o el pene) no hay manera de que nos relajemos, probar un juguete pensado para dilatar el músculo es la mejor solución.

Y es que además de estar diseñados para ello, podemos utilizarlos a solas para que, en pareja, nos resulten familiares las sensaciones.

Pero claro, saber cuál escoger -de la inmensa variedad que hay-, se nos puede hacer algo complicado si no tenemos ni idea de por dónde empezar.

Es por eso que Diego Mediavilla, CMO y Director de Marketing de EroticFeel, ha diferenciado de una manera muy sencilla los plugo de las bolas tailandesas, los juguetes más populares en cuanto a estimulación anal se refiere.

«La distinción principal entre ambos es su diseño. Los plugs anales tienen una forma cónica con una punta pequeña y redondeada que se ensancha gradualmente para que la inserción sea sencilla, indolora y muy excitante», explica.

«Por su parte, las bolas tailandesas o bolas anales son una cadena de cuentas, es decir, una estructura formada por diferentes esferas unidas por un hilo y que en muchos casos también aumentan su tamaño progresivamente».

¿Con qué artículo podemos iniciarnos para experimentar con el sexo anal?
Depende de qué estés buscando. Para ayudar a dilatar la musculatura anal de forma cómoda y, especialmente, si quieres pasar luego a otras penetraciones anales, el plug es uno de los mejores artículos. En cambio, si tienes curiosidad por la estimulación anal pero también cierto reparo, las bolas tailandesas son una opción fantástica. Debido a su tamaño y a su diseño son muy fáciles de insertar y acarician las terminaciones nerviosas reportando mucho placer tanto en su introducción como en su extracción. También son estupendas para complementar cualquier tipo de relación de pareja.

¿En qué debemos fijarnos para saber que estamos ante un juguete anal de calidad (materiales, acabados…)?
En primer lugar, y aunque resulte obvio, cualquier juguete anal debe contar con un tope de seguridad para evitar sustos. Después, es conveniente apostar siempre por comercios de referencia que garanticen la calidad de sus artículos. Para iniciarse, recomendaría un juguete anal elaborado en silicona médica hipoalergénica. Es uno de los materiales más seguros, con un tacto suave muy agradable y muy fácil de limpiar. Las personas con más experiencia o que busquen nuevas sensaciones pueden optar por los juguetes anales fabricados en vidrio hipoalergénico no poroso o acero pulido.

En el caso de los plugs, ¿es mejor apostar por un modelo minimalista o hacerse con un diseño con elementos decorativos?
Una vez más, depende de tus gustos y también de tu grado de experiencia. Que un plug cuente con elementos decorativos no merma su calidad. Si nunca has probado la estimulación anal es mejor comenzar por un plug liso y de pequeño tamaño. Sin embargo, para los más experimentados, aquellos juguetes anales que cuentan con diferentes texturas e incluso con ornamentos como colas de animales pueden resultar muy excitantes.

¿Cómo debe ser la limpieza en ambos artículos?
La higiene es clave en cualquier juguete erótico, pero también muy sencilla. Basta con lavar el plug o las bolas tailandesas antes y después de cada uso con agua tibia y jabón neutro o con un desinfectante específico de juguetes sexuales. Nunca se deben utilizar productos que contengan alcohol, lejía ni otros detergentes abrasivos.

¿Cuál de los dos juguetes tiene más éxito de ventas?
Los plugs anales, quizá por su nombre ya que los consumidores masculinos pueden asociar las bolas tailandesas, o bolas chinas anales al publico femenino. Pero realmente la diferencia de venta de unos a otros es notoria.

¿En qué caso recomendáis uno u otro?
Realmente se pueden usar ambos de manera indistinta. En nuestro caso recomendamos los plugs, ya que los hay de infinidad de formas, tamaños etc, aptos cada uno para estimular una parte diferente, diferenciando también entre los diferentes puntos femeninos y masculinos.

Duquesa Doslabios.

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