Es el momento de dejar de llamar ‘consoladores’ a estos juguetes sexuales

Hoy en día, entrar a una tienda erótica es como recorrer la fábrica de chocolate de Willy Wonka.

Todo lo que no podías ni imaginar que iba a gustarte -partes de tu cuerpo en las que ni habías reparado, pero que tienen un lado erógeno- se encuentran reflejadas en los productos.

LELO

Tienes la sección de estimuladores de clítoris, de masturbadores masculinos, juguetes de dominación y sumisión, aceites para dar masajes y por supuesto la sección de dildos.

Normalmente, estos últimos, llenan una pared donde puedes encontrar realistas diseños -supuestamente inspirados en los hombres que aparecen en el packaging- con venas perfectamente esculpidas.

También los modelos más minimalistas que podrían pasar por un objeto decorativo de arte contemporáneo.

Entre tanta variedad, y por mucho que haya avanzado la industria, son los de forma fálica los que muchas veces se siguen llamando «consoladores».

Y, si me paro a pensarlo, creo que el hecho de que se conozcan todavía con ese nombre demuestra dos problemas.

El primero, teniendo en cuenta que son los artículos para un público femenino los que se llevan el título, que las mujeres necesitamos consuelo y los hombres no.

Que somos el sexo débil siempre sujeto a desvaríos emocionales.

En segundo lugar, que ese consuelo solo se puede conseguir a través del sexo.

Promovemos la idea de que conectamos emociones con algo físico cuando podemos tener ganas de follar (o de disfrutar de un buen orgasmo a pilas) sin ningún tipo de implicación sentimental.

Mi sugerencia es que mejor los llamemos juguetes, vibradores o, como hacemos ya muchas, por el propio nombre de pila del producto (nunca tantas estuvimos tan interesadas en «Lucas»).

La época de llamarlos así puede quedar ya en el pasado, concretamente cuando se relacionaba el útero con la histeria femenina y solo con este tipo de artefactos se podían calmar.

Duquesa Doslabios.

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3 comentarios

  1. Dice ser Asurbanipal

    También es el momento de dejarles de llamar «juguetes», je, je.

    03 agosto 2021 | 10:28

  2. Dice ser llamémosles cosificadores de sexismo...

    Leyendo lo que dicen algunos y algunas sobre el cuerpo de Pedroche, por ejemplo, se entiende la basura intelectual que tiene la gente respecto al cuerpo ajeno y al propio (porque seguramente no se lo han visto por esa «cultura» de miedo al cuerpo que domina a esta especie nuestra).
    El cuerpo visto como un ente extraño al cerebro, sucio, prohibido, censurado, maligno, perverso, malvado, del que se debe mantener limpia la vista procurando no verlo y digno el cerebro mientras no lo observe.
    Imagina la aberración cultural que provoca esta cultura tan maligna para el cuerpo. El ser humano ha de sentir asco, repulsión, miedo, vergüenza, terror… al ver un cuerpo al natural, y cuando ve una nalga ya habla de sexismo, de provocación… Esto de los juguetes sexuales es como si vieran tornillos y producto de albañilería, porque sus mentes son incapaces de aceptar que haya gente que los use positivamente para gozar, para darse placer. Oh, el placer, el goce sexual… vaya anatema… disfrutar del cuerpo propio y ajeno, uy, qué maldad… qué depravación, qué degeneración, ¿adónde iremos a paraaaaaar? Mejor piensan que es para sellar alguna tubería y ya así no se mal emocionan tanto.
    El ser humano, la única especie que se autocensura porque piensa que estar al natural es cosa del maligno… Pobrecitos los humanitos, ellos tan amantes de la Naturaleza y queriendo salvar el planeta… y aún sin haber aprendido a superar el tabú contra la preciosa verdad natural de su especie. La belleza para los muros de fortalezas, para los paisajes, para las nubes, pero para su especie, cero. La especie humana bella cuando está cubierta, y sus sentimientos son buenos mientras no toquen la maravilla de sentidos sexuales que la Naturaleza nos entrega… Esos son muuuy malos, muuuy malignos…

    03 agosto 2021 | 22:59

  3. Dice ser el sexo, el enigma más oscuro del ser humano...

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    Es lo que hay. Más censura que en dictaduras. La desexualización de cara a la galería hipócrita del ser humano. El sexo visto como el enemigo, lo maligno. Si es que no cambian, ni con lo que llaman democracias. El «arte» de la CENSURA como «cultura», la NEGACIÓN por IMPOSICIÓN de la realidad natural humana. Fantástico…

    04 agosto 2021 | 17:26

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