Después del éxito que tuvo la publicación de Los errores que cometes (sin saberlo) cuando le haces una felación me ha parecido importante abordar la cuestión desde el otro lado.

YOUTUBE
A la hora de encontrarte con desgustadores del pilón hay más de uno que más que practicarte sexo oral parece estar lamiendo la tapa del yogur como si fuera la vida en ello.
Después de hacer memoria de experiencias y exprimir a mis amigas para que compartieran conmigo sus secretos más oscuros, estas son las conclusiones a las que hemos llegado:
- No bajar. Era muy obvia pero había que sacarla, ya que el primer error que muchos cometen es no tener ni tan siquiera la predisposición para darse una vuelta por el piso de abajo. El sexo es una cosa maravillosa que solo disfrutamos plenamente con la mente abierta.
- Realizar la consulta ginecológica. Todos somos un poco torpes al principio pero esos que cogen los labios como si fueran pechuga de pavo, con dos dedillos, y los abren hasta el infinito y más allá, no solo nos resulta molesto, sino que nos hace recordar la última citología que nos hicieron en el ginecólogo. Los labios no son el rollo de chicle de Boomer.
- Hacer chupetones por la zona. Si quieres dejar un chupetón, algo que es un poco de quinceañero, pero allá cada cual, vete mejor al cuello, en el hombro, en el lateral del pecho, pero definitivamente NO ni en el clítoris, ni en un labio, ni en las ingles, ni en la cara interior de los muslos. No es que no nos ponga, es que directamente nos duele.
- No controlar los tiempos. No es necesario bajar a saco como si dependiera el futuro de los polos de ello, prepara el terreno recorriendo lo que hay alrededor. Besa, lame, juguetea… pero tampoco te pierdas por las inmediaciones. Recuerda cuál es el objetivo.
- Chupar sin ton ni son. Lo de usar la lengua como cuando mi perro bebe agua del bebedero o meter la lengua por la vagina como si fuera un intento de pene no tiene ni pies ni cabeza. Es raro, es incómodo y hasta puede cortar un poco el rollo. Mejor limítate a las zonas seguras.
- Mover la cabeza como si en vez de estar practicando sexo oral estuvieras imitando a Beyoncé en Run the world.
- Los cambios de ritmo cuando estás gozándolo. La lengua no debe comportarse como un globo desinflándose pasando de arriba a abajo a articular las letras del abecedario. El clítoris se debe mover de lado a lado. Contínuamente, con energía y sin parar, lo que puede hacer que más de uno tenga problemas y…
- No resista el ritmo. Sí, es cansado, sí, duele la lengua, pero no en vano se le llama «hacer un trabajito», como diría la gran Samantha Jones en Sexo en Nueva York.
- Mirar fijamente a los ojos de tu pareja es raro. Una cosa es lanzar alguna miradita para controlarle los gestos y ver si lo está disfrutando y otra muy diferente quedarte mirando sin parpadear. Nos hace sentir incómodas y cortadas.
- Cuidado con los dientes, déjalos a buen recaudo. Eso de ir en plan juguetón y pegar un bocado (aunque sea pequeñito) ahí abajo es un gran error.
Y ante la duda es tan sencillo como parar un segundo y preguntar si se está haciendo bien o si hay algo que se pueda hacer para mejorar la experiencia.
Duquesa Doslabios.