Archivo de febrero, 2020

Las 5 cosas que no pueden faltar en tu cajón sexual

Hace unos días, lancé en mi Instagram la pregunta de qué era lo que no podía faltar en un cajón de las perversiones básico.

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Ya sabéis a cuál me refiero, ese que está al lado de la cama, justo debajo del de las bragas o los calcetines.

Tener bien a mano un surtido de juguetes sexuales a modo de ‘fondo de armario’ -o de cajón, como prefiráis-, es algo que beneficia enormemente la vida íntima (sin olvidarme de esa emoción extra que te produce cuando vienen tus padres o suegros de visita y confías en que nadie lo abra por error).

¿Que quieres hacer un polvo más emocionante? Coges aleatoriamente algo del cajón. ¿Tu idea es hacer más variadas las cosas en la cama? Al cajón.

Gustos aparte -que imagino que la gente con dracofilia, la excitación por las lágrimas, dejará para ese sitio las cebollas o colirios para el ojo-, hay algunos productos que siempre son recomendables.

Para mí, el primero es el lubricante. No hay nada en esta vida (sexual) que este producto no solucione. Y entre escoger uno de base acuosa y otro oleoso, quédate con el de agua, que puedes utilizarlo también para sexo anal.

Una vela que se convierte en aceite de masajes -o simplemente alguna esencia que cumpla la misma función- tiene doble beneficio. Por un lado puede servir para ir calentando el terreno mientras pones algo de The Weeknd de fondo. Pero también es una excusa genial para darle un masaje a tu pareja después de su jornada demoledora y conectar piel con piel.

Da igual si eres o no de BDSM, las esposas son un básico independientemente si te va el juego de la dominación. Las posibilidades de inmovilizar son infinitas si le echas imaginación. Vale que puedes buscarles el lado sadomaso, pero ¿y si atas tu muñeca a la de tu pareja para ver cómo os manejáis con ese reto en la cama?

Ni sujetadores de encaje ni tangas de satén, no hay lencería más erótica que una cinta larga con mil posibilidades. A modo de arnés, cinturón, gargantilla, top… Y lo mejor es que no solo sirve para ambos. Puedes ir desatándola y usarla como correa, mordaza o sujeción. ¿Un ejemplo? El cinturón de cualquier gabardina funciona a las mil maravillas.

Y por último, por típica que vaya a sonar, el estimulador femenino no solo es básico, sino imprescindible. De todos los modelos que te ofrece el mercado, encontrar tu modelo ideal es algo que depende de ti. Ya sea solo de clítoris, como de los que incluyen estimulación vaginal, es el momento de que guardes uno para usar tanto sola como acompañada.

Ahora te toca a ti, ¿qué es lo que no puede faltar en tu opinión?

Duquesa Doslabios.

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De verdad que hay gente que se piensa que el sexo tiene que ser como el porno

¿Te acuerdas de cómo aprendiste cosas sobre el sexo? Yo te lo digo, no fueron las clases de educación sexual de una hora en todo el curso las encargadas de que descubrieras qué era eso de una felación.

Si no ha sido el listillo de la clase, el que sabía todo por su hermano mayor, me juego la coleta a que ha sido el porno.

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Y vale que la primera vez que viste un pene o una vulva en tu vida, aquello te recordó casi a una criatura de otro planeta (sobre todo porque te parecía que sobraba piel por todos los lados). Pero eso no significa que se convierta en la referencia de tu vida.

De hecho, incluso hay casos de chicos que pasan miedo la primera vez que ven un pubis con pelo. Casi tienes que decirle «Shhh, tranquilo. No muerde, puedes acercar la mano. ¿Ves como es sociable?». No me quiero imaginar si eso ya pasaba con los millennials, qué vendrá después con la Generación Z.

Parece que los vaticinios no son muy positivos, o al menos si analizo los resultados del último estudio de Durex, quienes entrevistaron a 1.000 personas entre 18 y 24 años para saber cuál era su nivel de satisfacción sexual respecto al porno.

Una tercera parte estaba «sorprendida» de lo que era aquello si se comparaba con lo que veían en la pantalla, ya que antes de intimar, eso era lo más parecido al sexo que habían tenido.

También una tercera parte declaró que había afectado en lo que encontraban atractivo en su pareja (tetas gigantes, pubis siempre perfectamente depilados…).

Por último, la cuarta parte afirmaba que aquello no era tan bueno como lo esperaban, lo que les había pasado factura a la autoestima.

Imaginad qué tristeza estar toda tu adolescencia más salida que el pico de una mesa, llegue tu primera experiencia y descubras que no es tan bonito como pensadas. ¿No os da pena?

Si es que lo malo del porno es que ha pasado de ser un producto ‘de mentira’ a algo que esculpe cómo es o cómo debería ser el sexo.

Pero pensar que tu vida sexual va a ser como el porno es como esperar que de los huevos de la nevera salgan dragones porque has visto hace poco Juego de Tronos. No confundas la realidad con la ficción.

Tenemos la suerte de que contamos con más libertad que nunca para hablar de todo y que no es necesario que la educación se quede en la pornografía.

Hay un montón de sexólogos con redes sociales (no tienes excusa para no seguirlos), centros donde te ofrecen información e incluso programas de salud sexual.

Duquesa Doslabios.

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‘Nunca saldría con una chica como tú’

-¿Y por qué no?- le dije sorprendida. Era la primera vez que me rechazaban sin tan siquiera haber preguntado si tenían interés en mí.

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Empezó a soltar una ristra de frases inconexas. Que tenía que ser muy difícil, que se sentiría ‘castrado’… Pero la que tenía más peso de todas: porque yo no parecía necesitar a un hombre. Y eso, en su opinión, me invalidaba.

Supongo que le preocupaba mucho el hecho de que pudiera abrirme sola la puerta, cargar mis propias maletas, tener como prioridad en la vida ascender en la empresa, ser la que tira la caña en el bar o pagar la cuenta de la cena.

Aquello me produjo, al mismo tiempo, mucha pena y mucha risa. Creo que si algo ha conseguido el feminismo es que las mujeres tengamos la libertad de salir con quien nos dé la gana con un interés real en la persona, en vez de por segundas intenciones.

Quizás nuestras tatarabuelas, bisabuelas e incluso abuelas tenían la presión de terminar con un hombre en su vida. Una sociedad en la que no podían progresar laboralmente, y solo alcanzaban el sentido al lado de un marido dándole una familia, empujaba a que el amor fuera imprescindible en sus vidas.

Sin embargo hoy en día, y como dijo Cher, los hombres pueden considerarse un lujo. No significa, claro, que no queramos darnos el capricho. «Son como el postre», declaró en aquella famosa entrevista de 1996. «¿Y a quién no le gusta el postre?».

Además de poder elegir sin ningún tipo de condición con quien queremos estar, venimos ya ‘criadas’ de casa. Con formación, trabajo y una independencia económica que nos convierte en dueñas absolutas de nuestras vidas.

Pero no solo nosotras nos beneficiamos de este cambio. La igualdad ha permitido que los hombres puedan liberarse del estereotipo rancio de la caballerosidad.

Nunca más estarán sujetos a invitar a todo lo que surja en pareja, a regalar flores, a conquistar… También pueden dejarse seducir y disfrutar de ello (recordemos que ni todos los hombres son cazadores ni todas las mujeres indefensas presas).

Es decir, el feminismo permite que cada uno elija el rol que más le va con su personalidad.

En fin, que para mí el problema no es que haya tantas chicas como yo, sino que haya chicos que piensen como él. Aunque en el fondo, es sencillo para ambos, yo tampoco saldría con una persona que opina así.

Duquesa Doslabios.

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¿Que le mande un mensaje de madrugada a mi ex significa que todavía me gusta?

Los fines de semana los carga el diablo, especialmente a partir de las dos de la madrugada cuando hay algún factor que dispara tu melancolía.

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Puede ser una canción, tu grupo de amigos, el alcohol o que estabas repasando los stories mientras hacías cola en el baño y algo te ha venido a la cabeza relacionado con esa persona.

Intentas evitarlo, pero en ese momento tu botón mental de seguridad está desactivado y lo haces. Abres Whatsapp o la bandeja de entrada de tu red social estrella y le escribes un mensaje.

Puede que en las siguientes horas no sientas ningún tipo de arrepentimiento. Incluso un poco de orgullo por haberle dado ‘esquinazo’ a tu cerebro haciendo algo que igual habías pensado anteriormente.

El problema viene al día siguiente, cuando repasas las conversaciones y la ves ahí. ¿Significa eso que todavía tienes sentimientos cuando pensabas que estaba más que superado?

La noche ha podido desinhibirte, pero eso no implica que sigas sintiendo amor por la otra persona. De hecho, quizás lo que te ha movido a hacerlo ha sido más el miedo que otra cosa.

Analiza la noche. Personas que hablan de lo bien que están con sus parejas o incluso salir con amigos que están felizmente comprometidos puede despertar en ti la alarma inconsciente de «¿y si de verdad era él?».

No solo tu entorno de ese momento puede llegar a afectarte. ¿Tu familia es de esas que aprovecha las reuniones para acribillarte a preguntas de si has sentado la cabeza? También esa presión puede llevarte a escribir a la última persona con la que te sentías en zona segura.

Lo mismo pasa con aquella canción o el recuerdo que te asalta a traición.

Puede que con las explicaciones y el análisis de daños, tengas la tranquilidad de que lo tuyo con tu ex sigue estando en el pasado, ¿pero ahora qué?

No contestarle siempre es una opción que habla por sí sola. No le va a hacer falta mucho más para entender que, si después de escribir eso, has cortado el contacto, no ha sido más que una reacción fruto de un momento.

O también puedes optar por la alternativa más madura y comentarle, al día siguiente, que te disculpe y no te lo tenga en cuenta, que ese mensaje estaba fuera de lugar y que te queda mucho en lo que trabajar a nivel personal.

Vale, posiblemente pases un poco de vergüenza, ¡pero que tire la primera piedra quien nunca haya cometido el error de escribir a su ex de madrugada!

Duquesa Doslabios.

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Sí, el ‘polvo de la reconciliación’ tiene más sentido del que te imaginas

Han pasado siete días. Siete larguísimos días con sus siete interminables noches en las que lo único que has hecho con tu pareja ha sido discutir y aprovechar para retomar tu relación con el succionador de clítoris.

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Una semana en la que, como si de en tus tiempos de soltera se trataran, te has hecho cargo por completo de tu placer. Aunque eso no quitaba lo mucho que te atraía cuando se quitaba la camiseta para ponerse el pijama.

Vale que el enfado no es capaz de apagar la atracción, pero qué duro se hace mantener las distancias cuando hay una bronca de por medio.

Por suerte, la guerra llega a su fin. Uno de los dos dice las palabras mágicas («Lo siento»), y tu siguiente pensamiento es, lo admitas en alto o no, ‘follemos’.

Al final, el sexo es un lenguaje de la pareja. Se ha convertido en una forma de acercarnos entre nosotros, no ya solo de darle rienda suelta a las ganas.

Y es que ese tipo de polvo, en concreto, tiene un objetivo que los demás no comparten, volver a instaurar ese vínculo que se ha debilitado por la discusión.

«Tener sexo tras una discusión en pareja puede a veces ayudar a que nos volvamos a unir, a confirmarnos que la relación va bien y sigue adelante, y que damos el asunto que nos llevó a discutir como zanjado», afirma la sexóloga Ana Lombardía de Sexoenlapiel.com.

¿El resultado? Fuegos artificiales, deseo por las nubes (como para no después de una semana sin tocaros ni con un palo), todo tipo de peripecias en la cama, ilusión, manos entrelazadas, ojos incapaces de despegarse… Pero sobre todo la seguridad de que las cosas vuelven a funcionar.

Una vez pasado el momento de pasión, el resultado no podría ser mejor: los dos exhaustos, con subidón de endorfinas y el nexo intacto de nuevo, con la sensación de fortaleza después de haber superado otra prueba más para la relación.

Siempre y cuando sea la manera de ponerle el punto y final (por todo lo alto) a un desencuentro, claro.

«A veces se tiene sexo tras -o durante- una discusión porque alivia las tensiones y refuerza el vínculo, pero obviando resolver la desavenencia. Es decir, tras el sexo el enfado se nos pasa, pero el problema sigue ahí», recuerda Ana.

Duquesa Doslabios.

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Ya hay una copa menstrual que te permite tener sexo (y sin manchar nada)

Hace cinco años empecé a usar la copa menstrual y, desde entonces, hablo maravillas de ella. Es fácil, práctica, perfecta para disfrutar de un día de playa o de spa sin miedo y, sobre todo, respetuosa con el medio ambiente.

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En este tiempo han ido evolucionando. Ahora las encuentras con una especie de pitorro para poder vaciarlas sin tener que sacarlas de dentro, con aplicador y hasta con sistema antiderrames.

Aunque el modelo más sorprendente que he descubierto es aquel que te permite tener relaciones sexuales ¡con ella puesta!

Pero, en un mundo en el que el uso de la copa menstrual está cada vez más extendido, ¿por qué utilizar este modelo? Pilar Ruiz, responsable de Comunicación de Intimina, la marca responsable del Ziggy Cup, la copa pro sexo, nos lo cuenta.

Y es que por mucho que hayamos naturalizado tener relaciones sexuales durante esos días, y como la propia Pilar me confirma según datos del estudio que realizó la marca en 2019, ·todavía parece ser que no son compatibles: «Cerca del 70% de las mujeres considera que no es algo que le guste hacer especialmente durante esos días. De hecho, para los hombres la respuesta es muy similar.»

Que una copa menstrual se pueda llevar mientras se tienen relaciones, ¿es la forma de revertir esta situación?
Hemos lanzado al mercado esta copa menstrual para todas aquellas mujeres que quieren olvidarse de la regla en cualquier momento. De esta forma, las ayudamos a que se sientan más seguras, ofrece total libertad. Es extraplana y diseñada para proporcionar total comodidad, sin importar la actividad que se realice. Es muy suave y fina, y cuenta con un borde doble a prueba de fugas.

¿Por qué crear una copa en concreto que se puede dejar puesta con lo sencillo que es quitarla si se quieren tener relaciones?
Esta copa menstrual no bloquea el canal vaginal, ya que está apoyada contra el cuello uterino, muy similar a como lo hace un diafragma anticonceptivo. De todas formas, puede usarse también como una copa menstrual normal, no solo para mantener relaciones sexuales con la regla. De hecho, recoge el fluido protegiendo hasta 12 horas seguidas gracias a su gran capacidad, independiente de la cantidad de flujo. También está especialmente dirigida a mujeres que tienen el cérvix más alto para una total comodidad.

¿Puede llegar a proporcionar más placer a la mujer en el orgasmo?
Está diseñada para ofrecer un máximo confort sin tener fugas durante las relaciones sexuales. En este caso, no proporciona más placer, pero sí decimos que mantener relaciones sexuales con la regla es beneficioso. Al experimentar estimulación sexual, los niveles de oxitocina del cuerpo aumentan, haciendo que la glándula pituitaria bombee endorfinas que amortiguan cualquier dolor que puedas sentir por los cólicos. Mantener relaciones sexuales durante la menstruación puede aliviar en gran medida las molestias.

¿Es solo para utilizar durante el acto sexual o se puede llevar más horas puesta como es el caso de las copas convencionales?
Puede llevarse hasta 12 horas seguidas. Al igual que las copas menstruales convencionales, ofrece las mismas ventajas: se adapta al cuerpo y no se nota, es ultrasuave, hipoalergénica, se puede guardar en su funda higiénica y es reutilizable hasta dos años.

¿Dónde tenemos que colocarla para que no se note durante el sexo?
Se recomienda tener experiencia previa en el uso de otros modelos de copas menstruales. Si ya tienes práctica con ellas, estos son los pasos que recomendamos:

· Localiza la parte trasera de la copa (o más profunda) y asegúrate que esta parte queda apuntando hacia ti. Aprieta los bordes laterales hasta formar un 8.

· Siéntate cómodamente en el inodoro y relaja tus músculos vaginales. Inserta la parte trasera empujándola con el dedo hacia el coxis. Una vez el borde trasero haya pasado tu cérvix, empuja el borde delantero hacia arriba hasta colocarlo detrás de tu hueso púbico. La copa rodeará tu cérvix y recogerá tu flujo menstrual.

A la hora de introducirla, entiendo que se pliega como una copa cualquiera, pero ¿es sencillo sacarla?
Para extraerla, primero recomendamos lavarse las manos con agua y jabón. Tras ello, la usuaria debe sentarse cómodamente en el inodoro y relajar los músculos vaginales. Después, se tiene que insertar un dedo para enganchar la parte delantera. Posteriormente, hay que deslizar la copa suavemente y paralela al suelo para evitar derrames.

Duquesa Doslabios.

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¿Y si me equivoco de persona? ¿Y si no es la correcta?

De pequeña pensaba que el amor sería mucho más fácil si, al nacer, nos pusieran un código y, a la persona de nuestra vida, exactamente el mismo. Descubrirla sería tan sencillo como ir comparándolos (¡y qué cantidad de tiempo ahorraríamos con historias que no van a ninguna parte!).

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Pero por desgracia para mi «yo» de 8 años -y por suerte, en general- el amor escapa a todo tipo de control.

La duda de si la persona que está a nuestro lado es la correcta, con la que realmente queremos pasar el resto de nuestra vida, puede ser una pregunta que nos repitamos en más de una ocasión.

Como dice un amigo mío: «¿Y si hay alguien más apropiado, más idóneo, ahí fuera?»

Es imposible saberlo nunca al 100%, ni siquiera cuando has construido todo con alguien: una casa, una familia, un universo. Incluso en esos casos, está el ejemplo del divorcio tardío que viene seguido de matrimonios, todavía más posteriores, porque han encontrado de nuevo el amor.

El miedo a no estar con la persona correcta se cuela en nuestra cabeza. A veces es un susurro y otras irrumpe a voces.

Sobre todo porque antes no había tantas opciones a la hora de mantener una relación, tanto tiempo libre ni tantas conexiones con personas de diferentes parte del mundo a las que puedes llegar usando únicamente un teléfono.

Como romántica empedernida, soy de las que anima a ponerse en manos del sexto sentido y hacer un experimento sencillo. Basta con escoger cualquier noche en su compañía y mirar mientras duerme.

Imagina ver esa cara todos los días desde ahora. En invierno, en verano, en Navidad, cuando estrenen la próxima película de Marvel, cuando te levantes con un trancazo, cuando haya una comida familiar…

¿Sientes una mezcla entre ilusión, ganas, expectación y, ante todo, felicidad? No busques más.

Y ya que nunca tendremos la seguridad de que la de ese momento es ‘la historia de amor’, la auténtica, ¿por qué no vivirlas todas con la misma intensidad como si lo fueran?

De la misma manera, forma parte del camino salirse en algún momento del sendero principal y conocer otros paisajes.  A todos se nos puede venir a la mente esa persona que, en el fondo, tanto la cabeza como el corazón, coincidían en que no iba a ninguna parte.

Pese a ello, hemos seguido adelante, ignorando el aviso. Porque lo bonito de la vida también son las equivocaciones.

Duquesa Doslabios.

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San Valentín sí, mitos románticos no

Los escaparates de las tiendas, la oferta en el gimnasio del 2×1, el feed de Instagram y hasta el mensaje de Whatsapp de tu madre deseándote un día especial… Parece imposible escapar de la avalancha que se crea por San Valentín.

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Sin embargo, cada vez somos más los que preferimos vivirlo como un día normal y celebrar el amor, a nuestra manera, el resto del año. En otras palabras: quizás no nos sentimos identificados con la atmósfera de corazones y color de rosa que parece venir de la mano con esta fecha.

Mónica García, directora del centro El Factor Humano, también ha reflexionado sobre esto. ¿El ‘culpable’ de la perversión de San Valentín? El amor romántico.

«Promueve un modelo único de amor entre dos personas (tradicionalmente hombre y mujer) en cuya relación todo se justifica ‘por amor’. Los celos o el no poder ni pensar en perder a la otra persona son una prueba de amor. Y solo es verdadero si todo va bien y dura toda la vida. No admite la otra cara de estar en una relación», afirma Mónica.

Finales felices donde si no hay perdices no cuentan, príncipes, princesas y mitos que lo promueven como el de la media naranja. Esa persona divina que necesitamos para sentirnos completos.

«Por un lado nos lleva a sentirnos incompletos, inadecuados o insatisfechos mientras no tenemos pareja y por otro lado, a alimentar dudas cuando estamos con una pareja, al pensar si será nuestra media naranja. Como si solo hubiera uno», dice la experta.

Lo cierto es que, como recuerda: «Nacemos completos y en nuestras relaciones, románticas o no, tenemos la oportunidad de expresar un rango más amplio de quién somos.»

«Es una idea muy romántica el pensar que solo hay una persona que es el amor de tu vida, y si quieres seguir pensando así, genial. Puedes abrirte a pensar que en la vida puede haber más de un amor verdadero. Depende de lo que ambos ofrecen a la relación mientras están en ella», declara Mónica.

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Que nuestra pareja tiene que ser romántica, parece una premisa indispensable este día.

«Es común esperar que nos sorprendan con muestras de amor románticas. Incluso cuando decimos que a mí eso me da igual. Está tan activo en nuestra cultura la creencia de que las muestras románticas de amor significan que la otra persona te ama, que si no existen, o son escasas, nos pueden hacer hasta dudar de si la otra persona realmente nos quiere», afirma.

¿El resumen de la experta? Cada pareja es un mundo: «Un mundo a imagen y semejanza de las personas que lo crean. Tanto si es romántico en el sentido tradicional de la palabra como si es un romanticismo único y hecho a medida que nadie entiende».

Si no tienes pareja, no hay amor en tu vida parece ser otra de las afirmaciones más extendidas del amor romántico. Al relacionar el amor a la pareja, hemos unido ambos conceptos. «Hasta tal punto que hay personas que si no tienen pareja lo viven como si faltara el amor en sus vidas», opina Mónica.

La solución a la falta de amor empieza por amar. «El estado emocional de amor es un estado de apertura de corazón en formas de aceptación, comprensión, empatía, generosidad, apreciación… Si de verdad quieres sentir más amor, mi receta es ama más. Porque el amor que tú sientes, no es el amor que la otra persona te da, sino la consecuencia de que abres tu corazón como respuesta a la muestra de amor del otro».

Duquesa Doslabios.

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¿Mis mejores citas? Las menos parecidas a una ‘de película’

A diferencia de lo que Hollywood podría haberme hecho creer, mis mejores citas no han sido montada en un descapotable con los brazos al viento o tirándome champán sobre el cuerpo en un jacuzzi.

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La preferida, hasta la fecha, fue recibiendo el día, a las cinco de la mañana, por un parque de Madrid desde el que se veía mi ciudad como si se tratara de un cuadro puntillista.

Con brillos que titilaban en lo lejos allá donde se podían distinguir la Gran Vía o la Almudena solo a la vista de nosotros dos, como si nadie más existiera en el mundo.

Grandes citas han sido en coche, recorriendo las calles durante horas, porque hacía demasiado frío para andar.

Sin sospechar en aquel momento que aquello podía ser considerado cita romántica, se convertiría en una de mis favoritas con Hit FM como banda sonora y semáforos que marcaban excusas para besarse continuamente.

En los primeros puestos, no puede faltar la que pasé sentada en una plaza de Malasaña. Con un batido de frutas en la mano y una buena conversación en la boca que terminó, aún no sé cómo, en la cama de un hotel.

Y sí, el desayuno estilo continental era maravilloso, pero aquel reencuentro junto a mi balcón favorito de Velarde no tuvo precio.

Otra de ellas no necesitó flores, bombones, una lista de reproducción personalizada, ni un plan demasiado elaborado.

Solo un horno y un pescado marinado en un piso universitario -donde la limpieza brillaba por su ausencia- pero la frase «Me gustas» relucía por todos los lados.

Con esto digo que no sea exigente con las quedadas, pero sí que mis favoritas hasta el momento no han necesitado de mucho, solo de la persona adecuada.

Duquesa Doslabios.

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Así es como puedes usar (más) el clítoris mientras tienes sexo

La teoría nos la sabemos: el clítoris es el órgano del placer, el botón mágico que se traduce en una sola cosa: orgasmo.

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Por eso en casa –tranquilas, tumbadas en la cama y despatarradas, con un libro en una mano abierto por la página de ese capítulo y la entrepierna en la otra-, conseguirlo es bastante sencillo.

Estando en compañía la cosa cambia. Ya hemos superado (por suerte) lo de tocarnos mientras tenemos sexo en pareja, pero llegar al clímax es a veces una odisea.

Dependiendo de cómo estés colocada, la mano se te cansa, lo que te corta totalmente el rollo cuando estás a punto de correrte.

Hay posturas en las que poder acariciarte parece más difícil que una prueba de Humor Amarillo. Entre sus movimientos y su pubis, se te machacan los dedos y tienes menos control que si tuvieras un guante entre las piernas.

Así que, si hace unos días os comentaba que cambiar de posición durante el sexo es un básico para hacer la vida íntima más variada, en este caso es fundamental si no te alcanzas el clítoris.

Algunas posturas, como el perrito o la amazona, te dan vía libre a la vulva, aunque tampoco significa que tengas que estar tocándote desde el primer minuto.

Mi recomendación es que, para retrasar al máximo el cansancio de los dedos, empieces pasando de la mano. A cambio, usa la fricción natural de tu acompañante o apriétate tú (no infravalores el petting).

Otra recomendación es que intentes estimular el clítoris internamente (recuerda que de él solo vemos la puntita).

Contrae tus músculos vaginales hacia dentro y hacia arriba, como si quisieras sorber por una pajita imaginaria, y notarás cómo las sensaciones son mucho más intensas.

Y por supuesto, si ni con esas consigues alcanzarte el clítoris o estimularlo correctamente, déjate ayudar por los juguetes. Un succionador o una bala vibratoria en la zona solucionarán el problema.

Duquesa Doslabios.

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