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‘La mayoría de mujeres de occidente tenemos un suelo pélvico estresado y muy tenso’

La primera vez que oí hablar del suelo pélvico fue cuando me interesé por unas bolas chinas en una tienda erótica.

Por lo que me contaron, o empezabas a ejercitarlo a partir de cierta edad, o se terminaría descolgando flácido, como cuando sacas un bizcocho antes de tiempo del horno.

suelo pélvico

PEXELS

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Aquello me generó bastante agobio. ¿Por qué nadie me había hablado antes de la existencia de esta zona de mi cuerpo?

Y lo segundo, ¿cómo podía evitar llegar a ese punto, cuyas consecuencias no conocía, pero me imaginaba que serían terribles?

La neura se me fue pasando porque otras cosas más urgentes llegaron a mi vida (hola, volverme autónoma), pero el desconocimiento seguía ahí.

Así que hablar con Juncal Alzugaray del tema, que es fisioterapeuta especializada en suelo pélvico (es la fundadora de PelviClub.com), ha sido clave para conocer el mío un poco más.

Y, ya de paso relajarme al respecto de que me voy a levantar un día arrastrándolo por el suelo de lo mucho que ha descendido como si fuera un globo medio desinflado.

Lo primero que me comenta la experta es que no solo es el canal de parto. El suelo pélvico «trabaja en equipo con la faja abdominal para sujetar nuestras vísceras abdominopélvicas. Es quien se encarga de sacar para afuera nuestra sangre menstrual, nuestra orina y nuestras heces. Pero tampoco podemos olvidar su función sexual».

Ah, ¿que mi vida sexual está sujeta a algo de lo que apenas sabía nada? Como Juncal afirma «El estado del suelo pélvico repercute directamente sobre la sensibilidad, sobre la lubricación, la elasticidad… Y eso es crucial para todo lo demás.»

«Imagínate que una siente que no lubrica, que le duele el coito o que tiene tal hipersensibilidad en el clítoris que le produce dolor. Esa persona no va a querer comenzar cualquier relación sexual, ni siquiera una mirada, no vaya a ser que se desencadene todo ese infierno. Cualquier disconfort en nuestro suelo pélvico va a tener incidencia directa sobre nuestra salud sexual», dice.

Pero, ¿hasta qué punto es real ese mito de que tenemos que trabajarlo como quien entrena pectorales en el gimnasio para contrarrestar la espalda de la silla del ordenador?

A diferencia de lo que se cree, que lo tenemos débil, Juncal me confirma que en nuestro caso, es todo lo contrario.

«La gran mayoría de las mujeres de occidente tenemos un suelo pélvico estresado y muy tenso».

La copa menstrual, ¿amiga o enemiga?

Y aquí es donde entra la copa menstrual. Es un poco como la pescadilla que se muerde la cola. Sin un suelo pélvico sano, la copa se nos escurriría de la vagina.

Pero, al mismo tiempo, llevarla puesta demasiado tiempo, puede pasarle factura.

«Es importante darle un respiro a nuestro canal vaginal y no utilizar la copa 24 horas al día durante los días que sangramos. La vagina no está preparada para tener todo el rato algo insertado, se cansa, se congestiona y a la larga, puede que se contracture».

Además, la copa menstrual debe adaptarse a nosotras y no al revés. Por eso Juncal recomienda «elegir una copa menstrual adecuada a nuestra anatomía y al estado de nuestra musculatura».

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«Mi recomendación general es que no busquemos ni la más dura, ni la más blanda. Y, a poder ser, una que no sea muy larga. Pero eso es algo muy personal también… Sobre todo, una con la que nos sintamos cómodas».

Sí, aquí es donde las bragas menstruales, otro método que recomiendo, puede apañarte en los días de sangrado.

El mito por excelencia sobre el suelo pélvico es que solo debemos ponernos a trabajarlo tras el embarazo, pero la experta aconseja familiarizarnos con él mucho antes.

«Tenemos que conocer y reconocer esa parte de nuestro cuerpo, porque vivimos muy desconectadas. Tanto tiempo privándonos de nuestro placer ha hecho que desenchufemos esa parte de nuestra anatomía casi a nivel cerebral. Luego ya vendrá el trabajo, si es que hay que hacerlo. Pero integremos el suelo pélvico desde peques, por favor».

Solo de esa forma que propone, volviéndolo algo más de nuestra vida desde el comienzo de ella, conseguiremos que sea algo tan normal como es hablar de la próstata, por ejemplo.

Una razón que, según Juncal, se debe a la gran desigualdad que todavía existe entre hombres y mujeres: «Nuestros cuerpos solo importan como meros objetos bajo la mirada del ‘otro’. Nadie nos ha hablado de pequeñas, de adolescentes de que podemos ser dueñas de nuestro cuerpo, de nuestra sexualidad, de nuestro disfrute. Nadie nos ha dicho que podemos llevar el timón. Nos han llevado a pensar que nuestro cuerpo no nos pertenece».

«Por eso no se nombra, por eso no lo nombran. ¿Te imaginas qué pasaría si fuéramos las amas y señoras de nuestro disfrute? Buah, sueño con un mundo así. Hablemos más de nuestros suelos pélvicos y hablemos más de nuestra sexualidad… Cambiemos el mundo», propone.

¿Te sumas a su revolucionaria invitación?

Mara Mariño

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La copa menstrual que se vacía está muy bien, pero…

Llega un día en el que tu copa menstrual pide la jubilación y es el momento de darle el descanso que se merece después de ser tu fiel compañera en todas y cada una de las batallas (menstruales) a las que os habéis enfrentado juntas.

En mi caso tenía muy claro que su sustituta iba a ser la copa vaciable. Mis ganas de probarla desde que se la compró una de mis amigas eran infinitas.

copa menstrual vaciable

EUREKA CUP

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La principal diferencia, como su nombre indica, es que por mucho que se llene de sangre, puedes verter su contenido sin sacarla.

Gracias al pitorro puedes vaciarla casi en cualquier parte sin tener que preocuparte por llevar siempre contigo una botella de agua y pañuelos de papel en el caso de que no haya lavabo disponible a mano.

A la hora de introducirla es bastante fácil. Solo hay que doblarla y meterla. Ni siquiera hace falta que quede muy lejos del orificio de entrada a la vagina.

Y es que la silicona de las copas nuevas es más blanda que las de primera generación, así que incluso si quedan más cerca de la entrada, no notas ninguna molestia.

¿Cómo vaciar la copa?

El tema fue aprender vaciarla, algo que puse en práctica en una situación bastante extrema: el baño de un tren con el movimiento que eso conlleva, en la postura universal de hacer pis en un baño público medio acuclillada sin tocar la taza.

Consejo: no hagas como yo y dejes la mano debajo de la abertura o te verás jugando al reto de no mancharte la ropa como si salieras de una clase de preescolar de acuarelas.

Es decir, no sueltes el pitorro. Sácalo enfocándolo hacia abajo, mientras aprietas el conducto, y una vez está fuera y bien colocada, relajas la presión de los dedos.

La gravedad hace su trabajo y en unos segundos la tienes completamente vacía (sí, los coágulos de sangre también pasan).

Tal cual terminó de vaciarse -te darás cuenta del momento porque ya no gotea nada-, volví a meter el pitorro, limpié el desaguisado y aquí no ha pasado nada.

Aunque si eres un poco patosa, como yo, o tienes predisposición a mancharte, unas bragas menstruales junto a la copa te sacarán del paso.

Mi opinión es que es un buen sistema para cuando no quieres ponerte a vaciar la copa porque estás fuera de casa y sospechas que tu acceso al agua va a ser limitado (a los festivales les gusta esto).

Aunque también llegué a la conclusión de que la mejor forma de vaciarla era sentada en el váter, ya que ahí la saques hacia donde la saques, no va a manchar el suelo ni la ropa.

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Eso sí, nada de sobrepasar las 8 horas de uso (recuerda que el Síndrome del Shock Tóxico está ahí). Por todo lo demás, no vas a sentir ni padecer.

Respecto al pitorro, una vez le coges el truco, te das cuenta de que es igual de sencillo dejarlo pegado a la copa cuando la llevas puesta, que sacarlo con cuidado.

Intenta no ir con prisas y, en serio, si todavía no lo has hecho, dale una oportunidad a las copas. A la que quieras.

Recuerda que el plástico de tu primer tampón o compresa todavía sigue por ahí, rondando.

Mara Mariño

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¿Cambia la regla en verano? La menstruación en la época más calurosa del año

Aunque muchas firmaríamos por tener un verano en el que la regla nos diera un respiro (sobre todo después de que la agenda se nos ha colapsado después del confinamiento), nos va a tocar acordarnos de meter el clásico neceser de supervivencia para esos días del mes.

Como Pilar Ruiz, la directora de comunicación de Intimina (marca de cuidado íntimo para mujer), me confirma, el ciclo no es que cambie en la estación más calurosa del año. Sin embargo sí podemos sentirlo un poco diferente.

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¿Cómo nos afectan los cambios de estación a la menstruación?
En realidad, las estaciones del año no afectan directamente a nuestra menstruación. Es cierto que no percibimos la regla de la misma manera en verano que en invierno, por ejemplo. Durante el verano, por acción del calor y el ejercicio al aire libre, podemos percibir más inflamación y sentirnos más hinchadas que en otras épocas del año. El agobio, la temperatura y los largos días pueden generarnos malestar, más retención de líquidos o deshidratación, y esto afecta a nuestro cuerpo y estado.

En invierno, por otro lado, estamos más caseras lo que nos puede generar la sensación de tener mayor dolor pero menor hinchazón. Solemos tener más antojos de chocolate (¡por qué no!) y nos sentimos más cansadas. Cada mujer es diferente y la regla, según nuestro estilo de vida, nos afecta de formas distintas. Es un proceso natural y cada una decide vivirlo de la mejor manera.

Y, más en concreto, ¿cómo afecta el verano con la subida de temperaturas? ¿Altera el flujo de alguna manera?
El flujo menstrual no debería verse alterado por una estación específica. En caso de que eso sucediera, deberíamos consultar con un profesional para ver qué puede estar sucediendo. Sí es cierto que el verano puede hacernos sentir más incómodas los días de regla por el tipo de ropa que usamos, el calor agobiante, los largos días en la piscina o la playa… De hecho, según un estudio de Intimina, el 63% de las mujeres elige evitar bañarse en la playa o piscina cuando tienen la regla y el 67% siempre lleva consigo los productos de higiene íntima para evitar comprarlos en el destino vacacional.

Durante los días de regla es fundamental hidratarse bien y beber mucha agua, de este modo evitas la retención de líquidos y mejoras la piel; a la vez que debemos cuidar nuestra alimentación con comidas ricas en nutrientes. Cuidarse adecuadamente nos evitará malestares, hinchazón o molestias adicionales que puedan surgir por estar en verano. Además, es importante descansar bien, durmiendo un mínimo de 8 horas diarias y no olvidar la ingesta de hierro durante y tras la menstruación, para tener buenas reservas.

También la vida social cambia en los meses de buen tiempo, ¿cómo compaginar la agenda con la regla?
Es importante destacar que cada mujer es diferente y, por lo tanto, no hay fórmulas mágicas. Nuestra vida debe ser la misma, con o sin regla, ya que nada debe impedirnos disfrutar de lo que nos apetezca hacer: salir a terrazas, ir a la piscina, bailar o tumbarnos en el sofá a ver una película.

¿Es la copa menstrual una buena alternativa para el verano?
¡Claro que sí! No solo por ser hipoalergénicas y totalmente respetuosas con el equilibrio íntimo, gracias a la silicona de grado médico con la que están fabricadas; sino también porque previenen el crecimiento bacteriano. Pero lo más importante es que se pueden llevar hasta 12 horas, lo que las convierte en un complemento ideal para los largos días de verano. No se nota, y nos permite hacer todos los planes sin problema.

Normalmente, la copa resulta muy práctica si tenemos un baño cerca, ¿cómo convertirla en la mejor aliada para los días de playa/piscina?
Es importante mencionar que podemos usar la copa menstrual durante 12 horas, por lo que es posible estar en la playa durante largas jornadas, bañarse y tomar sol sin ninguna preocupación. Luego, al llegar a casa, solo es necesario enjuagarla y volver a usar.

En caso de que tengamos que cambiarnos en un baño público, para que sea lo más cómodo posible, desde Intimina recomendamos llevar preparado un kit para la menstruación: en una bolsa con cremallera, introduce la copa menstrual Lily Cup Compact de INTIMINA, ideal para el bolso por su estructura plegable, junto con toallitas húmedas, desinfectante de manos y agua embotellada. Además, nuestras copas van guardadas en una funda para estar más protegida.

¿Le puede afectar al material el cloro del agua, la arena o la sal del mar?
Si la copa se coloca de manera correcta, no la notas y no tiene contacto con el exterior. Tanto el cloro del agua, la arena o la sal de mar no deberían afectarla, porque al encontrarse en el interior de nuestra vagina, ni deja escapar flujo ni que entre agua en nuestro interior.

Para aquellas amantes del senderismo, ¿cómo podemos limpiar la copa en pleno campo si nos encontramos de ruta?
Es muy simple: una vez nos la quitamos, vertemos su contenido, la limpiamos con un poco de agua o papel higiénico y volveremos a introducirla. Es importante recalcar que debemos esterilizarla entre 5 y 8 minutos en agua hirviendo antes y después de cada ciclo.

A la hora de viajar, ¿qué ventaja tiene la copa frente a los tampones?
La copa menstrual cuenta con la comodidad y practicidad de que podemos llevarla puesta hasta 12 horas sin notarla en absoluto, y es importante también que con ella no generamos residuos que a veces no sabemos ni dónde tirar. Además, comprar compresas y tampones en países no occidentales a veces no es tarea sencilla, no solo por su elevado precio sino porque pueden llegar a ser inexistentes.

Según un estudio de Intimina, 3 de cada 10 mujeres (31%) aseguran haber tenido problemas para acceder a productos de higiene íntima durante un viaje. Por lo que la copa menstrual, al no ocupar apenas espacio en la maleta, puedes llevarla siempre contigo y no tener que buscar productos para la regla en el destino, asegurando una protección fiable durante todo el viaje.

Si no podemos hervirla en ese momento, ¿cómo podemos guardarla de una forma higiénica?
Lo importante es hervirla antes y después de cada ciclo. No es necesario esterilizarla durante la menstruación. Con lavarla con agua es suficiente. Por otro lado, si no estamos en casa y no disponemos de los utensilios para hervir la copa, una opción son las tabletas esterilizadoras, que permiten esterilizar la copa menstrual en agua fría durante 15 minutos.

Una vez acabado el ciclo, ¿podemos compartir la copa -una vez desinfectada- con otra mujer?
No, no es recomendable compartir la copa menstrual. Más allá del factor higiénico, también es importante saber que hay una copa para cada mujer y cada una debe encontrar la que mejor se adapte a sus necesidades.

¿Es el verano una buena época para animarnos a probarla si nunca la hemos usado?
Sin duda. De hecho, ¡cualquier momento del año es bueno para iniciar el cambio! Lo que recomendamos es probarla antes de que comience la regla para poder aprender a colocarla, acostumbrarnos a ella y conocer cómo funciona nuestro cuerpo. Seguro que una vez que prueben la copa, no la cambiarán por nada del mundo.

Duquesa Doslabios.

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Que la regla no te fastidie el día de playa con estos consejos

Es imposible que no tengamos la ‘suerte’ de que, al menos, una de las reglas nos caigan en el día que habíamos planeado ir a la playa o la piscina.

(Y eso si no te baja en medio de un paseo por la orilla con un crush, como me pasó a mí hace unos años).

WOMEN’SECRET

Así que como nuestra amiga Inés (por lo de que viene cada mes), es probable que aparezca también en verano, aquí van mis consejos para que sobrevivas a esa jornada de la mejor manera.

La preparación es fundamental. Tienes que pensar bien qué vas a meter en la bolsa. Ropa suelta, un alijo de ibuprofeno y ‘paracetamoles’ que podría nutrir a una residencia de ancianos…

Mi truco para esos días es dejar las compresas en casa y hacer de la copa la mejor apuesta.

Es a prueba de fugas siempre y cuando la vayas vaciando con regularidad, una razón por la que es fundamental que, en cuanto llegues, localices y te pongas cerca del baño.

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¿Que la copa no va contigo? Pues antes de salir de casa, recorta un poco el hilo del tampón -no tanto como para que no puedas tirar luego de él para sacarlo- para evitar que salga a pasear por fuera de la braguita del bikini.

Y hablando de ropa de baño, lo mejor para ese día es que lleves los bañadores o bikinis que tengas de color negro. Así, si notas la fuga, sabes que solo vas a enterarte tú y que no vas a cargarte el conjunto (que ya sabemos lo que cuesta que salga el manchurrón de las bragas).

Si, como yo, cuando estás con la regla, solo quieres fundirte con el sofá y la manta, pero te apetece el plan veraniego, intenta trasladar a la playa o a la piscina la comodidad de tu casa.

Será fundamental que, además de ropa suelta, lleves algo que puedas atarte alrededor de la cintura -para tapar la fuga camino al baño o por si te entra frío-.

Tampoco puede faltar una toalla o manta en la que poder tumbarte en postura fetal si las cosas se ponen feas con los dolores. No subestimes el poder de la camiseta de tu amiga dándote calorcito sobre la tripa, cualquier solución en ese momento de crisis es bienvenida.

Dicen que el calor ayuda a que baje mejor la sangre, pero le va a hacer un flaco favor a tu cara si justo acabas de explotarte el clásico grano hormonal. Si la protección solar es fundamental, que no falte la crema de SPF 50 para que no te queden luego las marcas.

Por mucho que te pueda la pereza, recuerda también que moverte, ya sea dentro del agua como dando un paseo (lo de jugar al voley o a las palas míralo en función de cómo estés de dolorida) ayuda.

Y para terminar, planifica bien la comida que vayas a llevar. Por mucho que te apetezca comida basura -las patatas de tu amiga Laura parecen llamarte a voces- es mejor que te mantengas alejada de alimentos salados, bebidas azucaradas o gaseosas y te limites a beber mucha agua y a comer de forma equilibrada. La hinchazón te lo agradecerá no convirtiéndote (todavía más) en una bola de aire.

Duquesa Doslabios.

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Mi vida sexual después de la copa menstrual

Que la copa menstrual ha llegado para cambiarnos los periodos, es algo que ya sabíais. Pero no se queda solo ahí, también nuestra vida sexual puede verse beneficiada por su uso. Y es algo que he ido descubriendo en este tiempo.

GTRES/Duquesa Doslabios

Quizás la más sorprendente de todas fue descubrir que el lubricante cada vez era menos necesario. Vale que la sangre siempre ayuda a que todo fluya, pero en esos días en los que se está yendo o está a punto de bajarte, días en los que el tampón mini parecía imprescindible, pasan factura a la flora vaginal.

Puede que sean un apaño estupendo para no ir manchando calle abajo, pero lo cierto es que absorben mucho más que la sangre, lo que se traduce en sequedad cuando el momento de la intimidad surja.

Y hablando de que surja. ¿Hay algo más cómodo que, antes de pasar a la acción, pasar al baño, quitártela, vaciarla, lavarla y dejarla ahí? A diferencia de los tampones o compresas no tienes que preocuparte de hacer paquetes estratégicamente envueltos con el envoltorio y con papel higiénico para que no sospeche de lo que hay dentro.

Si no sientes todavía la suficiente confianza como para que vea la copa apoyada en su lavabo -yo la dejaba sobre un poco de papel si no me fiaba de la higiene de la casa del susodicho-, (aunque, plantéatelo, ya te está viendo desde todos los ángulos) puedes envolverla y guardártela en el bolsillo.

Otra de sus enormes ventajas es que, como todo va por dentro, no tienes que preocuparte de tener los labios o las ingles manchadas, algo que siempre sucedía con la compresa y ya te obligaba a montar el circo en el baño. Algo a lo que, además, seguramente sumabas el agobio de «Seguro que se pregunta por qué tardo tanto».

Y, por supuesto, ante la perspectiva de pasar la noche fuera, no necesitas preocuparte por llevar tampones encima o por si va a haber artículos de higiene femenina en la casa de la persona a la que ves. Basta con tu copa, y hasta la puedes llevar puesta.

Aunque, si tuviera que quedarme con la que ha sido para mí la mayor mejora, sin duda, sería poder quedarme desnuda abrazada a la otra persona, los mimos del después.

Vale que con el tampón podía hacerlos de igual manera, pero el hilillo blanco no es la cosa más natural del mundo junto a las pieles desnudas. Con la copa ya no tenía que renunciar a ese placer y no lo he hecho desde entonces.

Además, para aquellas a las que le cueste ponérsela (no siempre es igual de sencillo o estamos igual de relajadas), el pospolvo es el mejor momento para introducirla, ya que el espacio suele estar aún flexible por la actividad y permitirá que la copa se ajuste estupendamente.

Duquesa Doslabios.

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6 mitos de la copa menstrual que deberías dejar de creer

La copa menstrual es un objeto tan diferente a los productos de higiene femenina a los que estamos acostumbradas que es normal que circulen leyendas sobre ella.

Facebook lacopamenstrual.es

Algunas de las más comunes, y al mismo tiempo, que más nos preocupan, distan bastante de ser verdaderas. Hoy me encargo de arrojar algo de luz sobre ellas y seguir afirmando que la menstruación con copa es la menstruación mejor.

Para empezar, la copa no se cae mientras vas andando. Tampoco si echas a correr o montas en bici. La copa está diseñada con forma de campana para mantenerse sujeta mientras recoge el flujo menstrual. Es importante sin embargo, encontrar la que es más apropiada para cada una. La talla (cambian factores como el diámetro, longitud o grosor) puede ser diferente en función de si hemos tenido hijos.

No se pierde por dentro del cuerpo. Es uno de los mayores miedos, meter aquello y no volverlo a ver nunca más. Sin embargo al final de la vagina tenemos el cérvix, un estrechamiento antes del útero que impide que desaparezca en nuestro interior. ¿Para sacarla si por un casual notas que está especialmente arriba de la vagina? Empujar hacia abajo como si quisieras tirarte un pedo, pero vaginal.

A diferencia de los tampones que, por culpa de los materiales secan las paredes vaginales y están relacionados con el Síndrome del Shock Tóxico, la copa no tiene este problema, por lo que puedes dormir con ella tranquilamente. Al estar hechas, en su mayoría de silicona quirúrgica, no hay inconveniente en que la lleves puesta mientras duermes.

Y no, aunque te tumbes la sangre de la copa no sube al útero. ¿Recuerdas el cérvix de antes? Pues a partir de ahí no pasa nada. No, ni por mucho que te pongas a hacer el pino. Las contracciones del útero hacen que descienda el líquido aunque desafiemos a las leyes de la gravedad.

La copa menstrual no te ‘quita’ la virginidad. Socialmente, una persona es virgen hasta que tiene sexo con otra, por lo que no es algo que dependa del recipiente de silicona. Sí que es cierto que, si eres un poco manazas, puede que te rompas el himen sin querer, algo que también te puede pasar con los tampones. Pero ni vas a darte cuenta ni supone una gran diferencia en tu vida tenerlo o no intacto.

Puedes hacer pis y caca con la copa puesta. Y no solo eso, sino que es una maravilla de cómoda. No tengas miedo de que se escurrirá al wáter porque, como decía al principio, tus músculos están trabajando, aunque no te des cuenta, para tenerla sujeta.

Duquesa Doslabios.

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La menstruación con copa, la menstruación mejor

Hoy estoy de celebración. Cumplo un año y medio con la copa menstrual.

Haciendo memoria y echando las cuentas, habré usado en estos 18 meses poco más de cinco tampones y dos compresas. Cinco tampones y dos compresas repartidos a lo largo de 18 meses, cuando antes eso ni me habría durado para una regla normal.

Como hace tiempo de mi uso regular de productos de higiene femenina, le pregunté a una de mis amigas su uso medio por menstruación: unos 14 tampones y 10 compresas al mes.

Es decir, pensando en que aproximadamente podría ser lo que yo usara, he ahorrado al planeta 252 tampones y 180 compresas en este tiempo. Una cantidad considerable de deshechos.

Calculadora en mano averiguo que en año y medio me he ahorrado 51,54 euros en tampones y 25,71 en compresas. Más de 75 euros que he podido destinar a otras cosas (comida principalmente).

Mi compromiso que empezó hace año y medio fue no solo con el medio ambiente y con la cartera, sino conmigo misma y mi resistencia a seguir utilizando productos íntimos que son sometidos a Dios sabe qué procesos de blanqueamiento con a saber qué químicos que pueden llegar a matarte de Síndrome de Shock Tóxico.

A lo largo de este año y medio he tenido momentos en los que quizás se me ha resistido algún día que iba con más prisa o que he terminado cubierta de sangre como en una película de terror japonesa.

Sin embargo, después del año y medio de prueba, me complace decir que la copa menstrual la ha pasado, y con Matrícula de Honor.

Solo me falta que más mujeres tomen conciencia de las alternativas más ecológicas que hay a las compresas y tampones y opten por, como yo, ahorrarse en deshechos y dinero.

Duquesa Doslabios.