Entradas etiquetadas como ‘masturbación femenina’

Las mujeres nos masturbamos menos (y el mercado laboral tiene mucho que ver)

Cuando empecé a masturbarme, que lo hiciera con mayor o menor frecuencia solo dependía de una cosa: las ganas que pudiera tener. O si tenía ratos en los que estaba aburrida, no nos vamos a engañar.

Dejar la universidad y que la jornada laboral fuera lo que iba marcando los tiempos de mi vida adulta, cambió esto.

mujer masturbación femenina

WOMANIZER

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Hay momentos del año que tengo picos de trabajo tan intensos que de repente caigo en que a lo mejor llevo tres semanas sin tener un rato para mi propio placer -ni ganas de hacerlo-, y no me he dado ni cuenta.

¡Si no tengo tiempo ni para doblar esa pila de ropa interior que solo va creciendo según avanza la semana!

Sí, la rutina es mi mayor enemiga. Pero me consta que a amigos o parejas hombres les afecta en menor medida. Esto es lo que se puede definir como «brecha masturbatoria».

A diferencia de la brecha orgásmica, que se centra en esa desigualdad entre que nosotras llegamos menos veces al orgasmo, el caso de la brecha masturbatoria no se reduce tanto a la cuestión sobre la que no paramos de hacer bromas en redes sociales (de que es más fácil encontrar agua en otros planetas del Sistema Solar que el clítoris).

Por suerte, gracias a la tarea de divulgación que hacen profesionales del sector, esto ya no es un misterio. Las brechas ya no se deben tanto a dónde está o cómo estimular la zona. Nos distancian factores fuera del cuerpo.

Esa rutina a golpe de tareas que relataba al principio (trabaja, vete al gimnasio, haz algo de compra, llama a tus padres, riega las plantas…) es solo una de las culpables.

Porque aquí podríamos argumentar, con toda la razón del mundo, que ellos también van hasta el cuello y aún con todo, encuentran ratitos para disfrutarse. Así que es probable que nos encontremos ante un problema estructural de otro tipo.

¿Qué más hay detrás de la brecha masturbatoria?

Para responder a esta pregunta, es interesante acudir a la encuesta mundial sobre hábitos de masturbación que ha sacado Womanizer (womanizer.com/eu), la marca líder en la industria del bienestar sexual.

Más que nada porque el estudio realizado entre casi 15.000 personas de 11 países ha reconfirmado que nosotras nos damos placer con menor frecuencia que ellos.

Mientras que la tendencia de los países, incluso habiendo diferencias, ha sido la de ir aumentando en 2023, en España hemos caído en picado: las mujeres nos masturbamos menos que el año pasado.

Para la sexóloga Elisabeth Neumann, que además es directora de investigación de usuario de Womanizer, el factor clave está en la economía.

«La recesión económica puede tener un impacto significativo en el deseo de masturbarse de las mujeres», afirma la experta. «El estrés financiero y la incertidumbre pueden aumentar los niveles de ansiedad y fatiga, lo que a su vez puede afectar al deseo sexual y a la intimidad».

Ahora resulta que hasta la recesión económica nos va a robar los orgasmos.

«Cuando las personas están preocupadas por los problemas económicos, es menos probable que den prioridad al cuidado personal, incluida la autoexploración sexual. Esto puede conducir a un menor deseo de actividad sexual, incluida la masturbación», cuenta la sexóloga.

Con su testimonio, es difícil no pensar en el caso que nos encontramos en nuestro país según unos datos extraídos del INE: hay una diferencia del 3,4% en el desempleo entre hombres y mujeres. De las mujeres paradas, una de cada 3 lleva buscando trabajo más de dos años.

Y el sesgo según la actividad confirma que las mujeres hacemos más empleos que pertenecen a los que se identifican como sectores precarizados. Siendo la presencia femenina mucho mayor es algo que repercute también en la diferencia de salarios.

Si a eso añadimos la dificultad de conciliar la vida familiar y laboral, llegamos al dato de que 638.400 mujeres se han visto obligadas a renunciar a su empleo para asumir la mayor parte de los cuidados de mayores, menores y personas dependientes (frente a 55.000 hombres).

Con este panorama, ¿cómo tener ganas de tocarte el coño?

Además, la sexóloga añade que «la vuelta a los desplazamientos al trabajo también puede contribuir al estrés y la fatiga,
dificultando que las mujeres se sientan con energía e interesadas en la actividad sexual».

Personalmente, creo que el tema del empoderamiento sexual está genial para que la masturbación haya dejado de ser un tabú y podamos pedir abiertamente que nos gusta (así como reconocer el papel de los juguetes sexuales, que nos han ayudado a descubrirnos).

Pero para empoderarnos del todo, también tenemos que tener una situación económica segura, una estabilidad que combata el agobio que nos aleja del placer.

Necesitamos que el mercado laboral no secunde la brecha masturbatoria, sino que ayude a disminuirla.

Solo así podremos estar centradas en disfrutar y no pensando en si nos renovarán el contrato y podremos seguir pagando el piso desde el que nos masturbamos.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

‘Mi novio se siente inseguro si uso juguetes, pero no hago nada malo’

Cada cierto tiempo, abro en Instagram mi ‘Consexionario’, un espacio en el que cualquiera puede mandarme mensajes anónimos, bien para que les guarde el secreto o para que tengan a quien contarle sus dudas de sexualidad (y recibir una respuesta).

Juguetes sexuales Lelo

LELO FACEBOOK

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Una de las que me llegó consiguió marcarme especialmente, ya que me sentí identificada: «Mi novio se siente inseguro si uso juguetes, pero no hago nada malo».

Lidiar con una pareja que se pone en alerta o incluso ve en nuestra colección privada una amenaza, es algo que nos ha pasado a muchas de nosotras.

En especial las primeras veces que tirábamos del primer cajón de la mesilla, cuando su uso no era tan popular como ahora.

Esa inseguridad vendría de que se nos ha dicho que la sexualidad son genitales, que no hace falta nada más y, en el caso de necesitar complementos, es porque alguien ‘no da la talla’ en ese aspecto.

Valérie Tasso, sexóloga, escritora y embajadora de LELO, tiene una teoría muy interesante que va más allá de la concepción mainstream que tenemos de los encuentros sexuales.

«Hablar de objetos de placer ha permitido visibilizar la sexualidad femenina», afirma.

Y es algo que «durante tantos siglos se nos ha negado, incluso se ha demonizado (acordaos de la “histeria” en la época victoriana) y ha sido sometida a un control férreo por parte de los hombres y de la Clínica (sobre todo, la psiquiatría)».

«Por otra parte, hablar de juguetes eróticos visibiliza la masturbación femenina en particular, algo impensable hace décadas atrás. El placer y la masturbación siempre eran cosas del hombre. Y nuestro propio placer siempre dependía del placer masculino».

«La masturbación femenina era, por lo tanto, impensable (siempre se ha pensado que las mujeres no nos masturbábamos), ya que nuestros orgasmos dependían de un modelo de sexualidad masculino: el coito».

Te puede interesar leer: Ellos no contemplan ‘la idea de que un juguete erótico reemplace la mano’

Así que la conclusión de la sexóloga es que «se está ‘culpando’ a los juguetes eróticos de sustituir a las personas, pero la verdadera lectura que tenemos que hacernos es la siguiente: es una manera retorcida de tener miedo a nuestra sexualidad (femenina) y nuestro propio placer, a través de la masturbación».

El problema, como la propia Valérie explica, radica en que «es algo que todavía está anclado en la mentalidad colectiva y deshacerse de esta creencia es complicado. Pero es mejor echarles la culpa a los vibradores que reconocer que la sexualidad femenina les/nos da miedo».

«Primero, porque es de una incorrección política inadmisible. Y, segundo, porque es seguir tratando nuestra sexualidad como dependiente de la sexualidad masculina. Hablando en claro: nuestro placer dependería de un pene (con un hombre pegado a él…)».

Sin embargo, por mucho que parecería lógico que esto estuviera normalizado, y los juguetes se vieran como un añadido y no rivales en la cama, la sexóloga confirma que todavía no se ha superado, ya que lo ve a diario en su consulta.

¿Me puede sustituir un juguete?

Cuando hace una década toda la variedad posible de juguetes, que encontrabas en una tienda erótica, se limitaba a reproducciones en silicona de penes (algunos incluso simulando las venas), podía tener algo de lógica ese rechazo por parte de algunos, al sentir que estaban siendo reemplazados.

Pero la industria de juguetes sexuales ha ido evolucionando hasta el punto de que no solo ofrecen productos de tecnología punta, sino que el diseño se ha ido perfeccionando hasta ser auténticos objetos de lujo que poco o nada se parecen a sus antecesores.

Como por ejemplo los estimuladores de clítoris, que los hay tan pequeños y discretos que podrían pasar como un dispositivo de limpieza facial, como es el Lily 3 de la marca de juguetes LELO.

Lo que es indudable es que la conexión física y emocional también se crea a través del sexo -entre otras cosas-, por lo que este miedo no debería aparecer.

Quien piense que un objeto puede sustituir a un humano, «no cree en la humanidad», sostiene Valérie Tasso.

Además la sexóloga opina que, en ese caso, se debería hacer un ejercicio de introspección mediante unas preguntas: «¿Por qué me siento ‘amenazado’ por este estimulador de clítoris tan pequeño pero muy potente? ¿Por qué estoy haciendo agravios comparativos entre mi ‘yo’ y un objeto de placer?»

Quiero pensar que, una vez llegado a la conclusión de que la diversión y variedad son características deseables que puede tener nuestra vida sexual, los juguetes representan ambas cualidades.

Por lo que es el momento de que quien piense que vienen a sustituirle, se aleje de esa idea y lo vea como un complemento (y hasta un aliado).

Cuando la pareja no lo entiende

Pero si no sucede y tenemos a una pareja que, como comentaba mi seguidora del principio, nos cohíbe en ese sentido, ¿qué podemos hacer? Valérie lo tiene claro.

«No deberíamos aceptar que una persona nos haga sentir mal por usar un juguete. Es hasta ridículo. Aquí, el problema no está en nosotras/o, sino en la otra persona (por problemas de autoestima, por no haber entendido bien que la sexualidad humana es un juego, etc.)».

«Aun así, siempre invito a que se dialogue sobre este asunto. No tengamos miedo a comunicar. Una pareja no es sinónimo de confrontación, sino de entendimiento», explica.

«Si después de eso, tu pareja no lo entiende, siento decirte lo siguiente: ¿qué haces con esta persona?»

Una de las consultas más frecuentes que recibe la sexóloga es la de cómo combatir la monotonía sexual, por lo que una de las primeras cosas que ‘prescribe’ es un juguete erótico para parejas.

Además de ser algo con lo que poder llegar por otro camino al orgasmo (o simplemente despertar sensaciones distintas en el cuerpo) «suelen fomentar una comunicación honesta, mucha complicidad y permiten hablar sin tapujos de lo que nos gusta y de lo que no».

Lo que, de paso, ayudaría a dejar de sentir cualquier posible amenaza. «Lo desconocido suele generar mucho discurso equivocado y un miedo irracional. Así que, lo mejor para ambas partes, es que lo desconocido se pueda palpar y compartir», afirma Valérie.

No hay nada más excitante que tu pareja se involucre en tu placer y coja un juguete involucrándolo en el juego: «Cuando un juguete se comparte, curiosamente se le suele perder el miedo».

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Los orgasmos son distintos, crean adicción… Los mitos sobre los ‘succionadores’ desmentidos por una sexóloga

Desde que el Satisfyer llegó a nuestras vidas, ha pasado de legión de fans a hordas de detractoras, que si podías volverte adicta, que si te quitaba sensibilidad, que podía afectar negativamente a cuando estuvieras en pareja…

Sin embargo no he oído a nadie criticar la paja-turbo (esa que son capaces de hacer en tan solo unos minutos de manera mecánica) ni advertir sobre sus posibles efectos negativos.

Mujer placer

SATISFYER

(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)

Que la sexualidad femenina sigue siendo analizada desde el punto de vista del estigma es más que evidente con este ejemplo.

Pero es el momento de desmentir los bulos que circulan al respecto.

Para ello, nadie mejor que Megwyn White, sexóloga clínica certificada y Directora de Educación de Satisfyer, que es más que consciente de lo mucho que todavía nos queda por recorrer a las mujeres en materia de autodisfrute.

¿Por qué crees que hay tantas personas en contra de usar juguetes que nos permiten llegar en unos minutos?
El sexo sigue siendo un tema que puede hacer que las personas se sientan incómodas o avergonzadas, y aún persiste el mito de que la única forma de tener una experiencia sexual sana y satisfactoria es con una pareja. Pero lo cierto es que todo el mundo merece experimentar placer y satisfacción, independientemente de su situación sentimental. Es posible que algunas personas se sientan reacias a utilizar juguetes sexuales para alcanzar el orgasmo rápidamente, por diversas razones. Por ejemplo, creencias culturales o religiosas que desalientan o estigmatizan la exploración sexual, falta de información precisa sobre los juguetes sexuales y sus ventajas, o preferencias personales que favorecen formas más tradicionales de expresión sexual.

Pero, a pesar de estas preocupaciones, es importante reconocer que los juguetes sexuales pueden ofrecer una amplia gama de beneficios. Al amplificar el flujo sanguíneo y proporcionar una estimulación precisa a las zonas erógenas, los juguetes sexuales pueden ayudar a mejorar las experiencias sexuales y acelerar la velocidad del orgasmo. Los juguetes sexuales pueden ser una forma estupenda de mantener el juego y la excitación en las relaciones duraderas. Probando nuevos juguetes y experimentando con diferentes formas de placer, las parejas pueden mantener su conexión sexual fresca y excitante, profundizando su vínculo y fortaleciendo su intimidad.

¿Los orgasmos que se consiguen gracias a un juguete sexual son distintos de alguna forma a los que podemos lograr sin juguetes?
El orgasmo es un proceso fisiológico y psicológico complejo que puede alcanzarse por diversos medios, incluido el uso de juguetes eróticos. Aunque la experiencia de alcanzar el orgasmo a través de un juguete sexual puede resultar diferente a la de los métodos manuales, esto no significa que sea menos placentera. De hecho, muchas personas descubren que el uso de juguetes sexuales mejora sus experiencias sexuales y les permite explorar diferentes sensaciones y zonas erógenas. Los juguetes sexuales también pueden proporcionar un nivel de estimulación que puede ser difícil de conseguir solo con la estimulación manual, y pueden ser especialmente útiles para las personas que tienen dificultades para alcanzar el orgasmo con otros métodos. Las experiencias de cada persona con el sexo y el orgasmo son únicas y que no hay una forma correcta o incorrecta de alcanzar el placer sexual.

¿Cuáles son los beneficios de utilizar un juguete para alcanzar el orgasmo -solas o acompañadas-?
Utilizar juguetes eróticos para explorar juntos nuevas experiencias y sensaciones sexuales puede ser como embarcarse en un viaje de exploración sexual en pareja. Al igual que un viajero puede utilizar un mapa para descubrir nuevos destinos y planificar su ruta, las parejas pueden utilizar los juguetes eróticos como guía para navegar por nuevas zonas erógenas y experimentar con distintas formas de placer.

Los juguetes también pueden ayudar a aumentar la conciencia de las vías del placer dentro del cuerpo, lo que lleva a una comprensión y apreciación más profundas de los propios deseos y preferencias sexuales. Además, favorecen la circulación sanguínea y activan el sistema nervioso, lo que puede tener efectos positivos en la salud y el bienestar generales. De hecho, acceder al placer es crucial para mantener el equilibrio físico y emocional. Los estudios han demostrado que el orgasmo regular y la actividad sexual pueden ayudar a reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo e incluso reforzar el sistema inmunitario.

Te puede interesar leer: Posturas sexuales donde puedes incluir el succionador de clítoris

¿Por qué la masturbación masculina -también rápida y mecánica en ocasiones- no recibe ningún tipo de crítica, pero cuando se trata de un juguete que logra que las mujeres consigan alcanzar el clímax en unos minutos, enseguida salen quienes recomiendan no usar estos artículos?
Esta es una excelente pregunta que pone de manifiesto el desafortunado doble rasero que existe cuando se trata de la sexualidad masculina y femenina. La verdad es que durante siglos se ha permitido a los hombres expresar su sexualidad abiertamente y sin estigmas, mientras que a las mujeres se las ha avergonzado y estigmatizado por hacer lo mismo. La masturbación se ha considerado una parte natural y saludable de la sexualidad masculina, mientras que la masturbación femenina ha sido objeto de vergüenza y juicio.

En lo que respecta a los juguetes sexuales, existe un claro sesgo de género. A los hombres se les anima a usar juguetes para mejorar sus experiencias sexuales y su rendimiento, mientras que a las mujeres se les suele disuadir de hacerlo. Esto se debe a la creencia profundamente arraigada en la sociedad de que la sexualidad femenina es algo que debe controlarse y contenerse, en lugar de celebrarse y explorarse. Es importante prestar atención a la obsesión por el orgasmo masculino y la brecha de género que
existe en el caso de las mujeres heterosexuales. Por ejemplo, los estudios han demostrado que las mujeres homosexuales declaran tasas más altas de orgasmo durante la actividad sexual que las mujeres heterosexuales. Esto no se debe a ninguna diferencia inherente en el deseo o la capacidad sexual, sino más bien al hecho de que el sexo homosexual a menudo implica un enfoque más igualitario y atento en el placer de ambos miembros de la pareja.

El Satisfyer (el modelo Pro 2 Generation 2, más en concreto) fue un punto de inflexión en el mercado y en la vida íntima de las mujeres, ¿cómo va a revolucionarnos el Satisfyer Pro 2 Generation 3?
Nuestra última innovación en Satisfyer, el Satisfyer Pro 2 Generation 3, cuenta con una revolucionaria tecnología ‘liquid air’ que imita las sensaciones de un chorro de agua, especialmente cuando se combina con tu lubricante favorito. Esto es posible gracias a la fina membrana de silicona adicional incluida. La fina membrana adapta su forma a las ondas de presión del aire, proporcionando un contacto sensual directo con el clítoris y otras zonas erógenas. Uno de los aspectos únicos de esta nueva tecnología es que te permite explorar los tejidos sensibles del clítoris tanto directa como indirectamente. Por ejemplo, puedes experimentar explorando a lo largo del eje del clítoris con caricias descendentes y en la abertura de la vagina, o el introito, puedes activar la plataforma orgásmica y estimular el clítoris interno para vivir una experiencia realmente alucinante.

Para llevar el placer todavía más lejos, puedes utilizar la suave membrana de silicona para estimular los pezones. La suave sensación (similar a un beso) puede intensificarse con la función de pulsación y vibración, añadiendo una nueva dimensión de placer a tu juego. Este producto ahora también estará disponible con la incorporación de la aplicación Satisfyer Connect, que ayudará a mejorar las funciones con una serie de opciones personalizadas, como el juego remoto a distancia y los ajustes personalizados del programa.

¿De dónde salió la idea de unir cuentos eróticos con vibraciones simultáneas a través de la app?
Con los últimos avances en productos de bienestar sexual y el aumento del uso de juguetes sexuales por parte de las mujeres, había una mayor demanda de innovaciones que no solo estimularan física, sino también mental y emocionalmente. Por ello, Satisfyer se asoció con Berlinable, líder en el desarrollo de contenidos eróticos. Queríamos hacer algo diferente e implicar a nuestros usuarios, así que les invitamos a colaborar con nosotros en las historias y les pedimos que escribieran contenido erótico inspirado en nuestros productos. Remotyca ha sido una labor de amor que va más allá de lo físico y se adentra en los recovecos más profundos de la mente y el alma. Con este proyecto, Satisfyer lleva la innovación erótica al siguiente nivel, ofreciendo una experiencia verdaderamente holística que les diferencia de la competencia. El resultado es un viaje sensorial sin igual que, no solo excita, sino que también inspira la imaginación, un viaje que solo puede describirse como puro éxtasis.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en TikTokTwitter y Facebook).

Primeras veces con juguetes no siempre son buenas (y por eso debes repetir)

Si me pongo a recordar qué tienen en común todas mis primeras veces en la cama con alguien, es que no son precisamente las mejores de mi historial.

Ni las más placenteras, no te voy a engañar.

juguete sexual gato

(¿No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Los nervios -de los que sean-, el primer contacto íntimo y no conocer de nada ese cuerpo nuevo (o qué le excita), hacen que pueda estar bien, sí, pero se convierte en un punto de partida.

Y de ahí hacia arriba (si es que se repite la experiencia).

Con los juguetes sexuales pasa un poco lo mismo. Hay algunos -los menos- que, nada más estrenarlos, te hacen darlo todo.

Pero para la mayoría se necesita un poco de rodaje. Y es el caso de Enigma Cruise de Lelo.

A primera vista parece sencillo: un estimulador de clítoris con vibración y un apéndice con la curvatura perfecta para estimular la parte interna (que llamamos malamente ‘punto G’).

Nada que no haya probado antes por separado.

Sin embargo, siendo algo tan distinto a lo que había probado por unir ambas cosas, no terminaba de pillarle el tranquillo.

Vamos, que hubo orgasmo pero sin fuegos artificiales.

En ese momento es fácil caer en el «A lo mejor este juguete no es para mí».  De la misma forma que te planteas que, si de primeras el sexo no es fabuloso, no tienes tantas ganas de repetir.

Pero eso es lo que tenemos que cambiar y volver a probar.

Porque la segunda vez, más relajada, cambiando la posición y modificando los patrones de vibración, fue increíble.

Te puede interesar: Este es el reto semanal que despierta tu deseo (y puedes hacer con amigas)

Mi conclusión fue que, al igual que deberíamos darnos siempre un tiempo con alguien con quien empezamos a tener sexo, los juguetes deberían recibir el mismo tiempo de prueba.

Que a veces es tan fácil como seguir intentándolo hasta que se les coge el punto, pero nunca darnos por vencidas antes del rodaje.

Y, además en el caso de los que son para vagina, a veces no es ya la posición, sino usar lubricante o leer las instrucciones.

¿Mi consejo? Vuelve a tu mesilla de noche y recupera el que habías descartado.

Está hecho para ti, solo tienes que darle otra oportunidad (o las que sean) hasta que lo descubras.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

¿En qué pensamos mujeres y hombres cuando nos tocamos?

Soy partidaria de que cada uno viva su sexualidad como le salga del genital. Que los gustos sean por colores y que, cada vez que compartimos la cama, sea como un copo de nieve, única.

Pero no puedo evitar analizar hasta qué punto nos creemos que es libre lo que despierta nuestro placer.

Y es algo que me he preguntado viendo el último estudio de Diversual sobre la masturbación.

mujer placer

PEXELS

(¿No me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Porque una de las cosas que más me han llamado la atención es que la mayoría de los hombres recurren a la pornografía como recurso principal (81%) para estimularse durante la masturbación.

La mayoría de las mujeres (82,9% en cambio) a la imaginación.

Solo tengo que hablar con un par de amigas para dar con la explicación a esta diferencia, no nos sentimos identificadas con el porno.

Las escenas planeadas desde el punto de vista masculino, los cuerpos hipersexualizados, que solo salgan las actrices en pantalla o que el denominador común de la trama sea la sumisión y usar a la mujer como una vagina en lata, hace que muchas de nosotras no conectemos sexualmente con estas imágenes.

Al no utilizarlas para estimularnos desde pequeñas -algo que sí les pasa a ellos- nos toca buscar una fuente alternativa de placer: nuestra cabeza.

Es ahí donde se desarrollan las mayores fantasías. Que pase algo con el profesor de Pilates, una historia con el compañero de trabajo, sexo en un lugar imposible, esa amiga…

El cerebro es nuestro proyector y, las películas mentales que nos montamos, la pornografía.

Y si algo tiene de positivo es que es única y personalísima. Que se adapta a lo que nos pasa a diario y las cosas suceden tal y como nos gustaría.

Esta ventaja, respecto a las imposiciones de la pornografía, suponen que no estamos sujetas a comportarnos como vemos en una pantalla por lo que ha decidido un director.

Nosotras decidimos y dibujamos cómo queremos que sea.

Te puede interesar: Sí, las mujeres nos masturbamos menos que los hombres (pero eso está cambiando)

Y no digo que cortar con las películas eróticas y empezar a darle a la fantasía sea lo único aceptable desde ya.

Pero sí creo que puede hacernos un favor.

Masturbarse mejora el autoconocimiento que tenemos sobre nuestro propio cuerpo. A mejor autonocimiento, mejor resultado en la cama cuando estamos con alguien más.

Y, si ese conocimiento es impuesto, replicamos lo que vemos, pero no conectamos con lo que nos gusta verdaderamente.

Algo que sí se consigue a fuerza de hacer el trabajo de pensar qué es lo que nos estimula (y usarlo como material la próxima vez que nos toquemos en la intimidad).

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Adiós al mito de que las mujeres tardamos más: es que nos planteamos el sexo mal

«Estoy tardando demasiado» y «Ya debería haber llegado» son los dos pensamientos más frecuentes que tengo cuando llego tarde para ver a una amiga, y me pilla tráfico, y cuando estoy con otra persona en la cama y no consigo alcanzar el orgasmo.

pareja cama

LELO

(Inciso: ¿no me sigues en Instagram? ¡Pues corre!)

Lo peor es que llego a agobiarme hasta tal punto de lo estar a la altura de ciertas expectativas de velocidad que lo que hago es pedirle que pare.

En esas ocasiones, siempre contesto lo mismo. Algo tipo «No tengo el día» o «Pueden ser las hormonas» son las primeras excusas que se me vienen a la cabeza, mi mayor boicoteado de orgasmos.

Y lo que hago es dar la razón de algo que no es del todo cierto: que nosotras tardamos más que ellos en corrernos.

Esta creencia está tan extendida que ha llegado a relacionarse la virilidad con el tema de la duración en la cama.

Ya no es el tamaño, sino que pueda aguantar 17 horas y 45 minutos penetrándote como un taladro. Lo que haga falta con tal de que llegues al orgasmo.

Pero llega un estudio realizado por la tienda erótica Diversual, con motivo del Día Mundial de la Masturbación, y resulta que descubro que estaba equivocada todo este tiempo.

La diferencia entre la media de tiempo que mujeres y hombres dedicamos a la masturbación, es más pequeña de lo que esperaba.

Ellos le dedican unos 4’54 minutos de media, nosotras 5’38.

Y más de la mitad de participantes, en ambos casos, afirmaron llegar siempre al orgasmo mediante esta vía.

Así que esto significa que el problema no es que biológicamente las mujeres necesitemos auténticas maratones sexuales, sino replantearnos qué estamos haciendo en la cama.

Pero claro, es difícil que no se llegue a la conclusión de que nuestros genitales son casi como un Escape Room, imposible de superar, si seguimos considerando la penetración la práctica estrella del dormitorio.

Ahí no es que vayamos a necesitar algo más de esos cinco minutos y medio, es que no va a haber forma de que cruces el umbral de «vale, me está gustando, pero necesitaría algo más».

Ese ‘algo más que nos falta’ es el clítoris. El mismo que nos tocamos siempre que nos masturbamos bajo el abrigo de la sábana -no vaya a ser que entre alguien en la habitación- y que queda fuera de la trama entre el pene y la vagina por mucho que nos esmeremos en hacer el misionero, el perrito o el pretzel.

Te puede interesar: Así le puedes enseñar a que te haga llegar al orgasmo

Así pasa, que más del 60% de las mujeres recurrimos a los juguetes de forma regular (solo el 6% de ellos) para masturbarnos habitualmente.

Con todos los productos que han puesto ahora el clítoris bajo el foco, no nos faltan vibradores, succionadores y demás en la colección.

Que el 80% llegamos más fácilmente al orgasmo es el tercer resultado de la encuesta que demuestra que el problema no es que nos tomemos nuestro rato o que, como en mi caso, sea una razón para agobiarnos.

Lo que queda claro es que mientras sigamos centrándonos en la penetración, en vez de dar placer mediante otras prácticas como el sexo oral o la propia masturbación, el mito de que somos las tardonas del dormitorio va a seguir en nuestra cabeza.

No es que necesitemos más tiempo, necesitamos tocarnos el clítoris.

Mara Mariño

(Y también puedes seguirme en Twitter y Facebook).

Sí, las mujeres nos masturbamos menos que los hombres (pero eso está cambiando)

Era el tabú por excelencia cuando las millennials íbamos al colegio. Mientras que el hecho de que nuestros compañeros se hicieran pajas era la conversación diaria, que alguien insinuara que te hacías «dedos» era el fin del mundo en aquella época.

Ni las chicas de mi generación ni yo tuvimos las cosas fáciles en ese aspecto.

PEXELS

En el momento en que era algo de lo que sentir vergüenza, pasaba a ser un tema que no te atrevías ni a hablar en tu círculo de amigas (nunca sabías cuáles no estarían en tu clase al año siguiente).

Así que descubrir(se) a una misma era algo privado, como para ellos, pero además secreto.

Cuando llega la edad adulta, cambiamos de círculos, el tema se normaliza.

Sentimos que, por fin, podemos sacar nuestra manera de masturbarnos -o en quién pensamos al hacerlo-, en una conversación con una amiga, después de esa clase en la universidad.

Nos ha costado su tiempo, pero finalmente hablamos de ello y lo ponemos en práctica.

Porque no es solo admitirlo abiertamente, es hacerlo por nuestra cuenta.

En uno de los estudios más recientes sobre la evolución de la sexualidad femenina, que nos ha costado llegar a la masturbación, es aún más evidente.

Mujeres de la Generación Z y millennials disfrutamos de una vida sexual individual constante (casi el 50% de las 2.000 mujeres españolas se masturban con frecuencia).

Pero la cifra va disminuyendo conforme la edad aumenta.

Y es que aunque la masturbación parece algo sencillo y normal hoy en día -gracias Satisfyer por abrir el melón del clítoris-, aún pesan cosas en nuestra contra.

Para empezar, ese tabú continúa hasta el punto de que hay mujeres que, cuando se les pregunta acerca de sus hábitos íntimos, no son capaces de contar que lo hacen cuando quizás si lo ponen en práctica.

La vergüenza de ser humilladas en clase por hacerse dedos aún pesa por muy lejos que queden los años de colegio. Es un tabú que se nos ha pegado tanto al cuerpo que hasta nos impide tocarnos.

Luego están las que se masturban pero no saben que lo hacen. Si en las películas eróticas todo lo que vemos es una penetración constante, es imposible saber si lo que ponemos en práctica para darnos placer -tan distinto al porno- es realmente masturbarse.

Te puede interesar: Las mujeres no nos masturbamos como crees (y el porno tiene la culpa)

Como dice el cómico Ritxi Olivé, ese movimiento que ejecutamos sobre nuestro clítoris se parece más a un patrón de desbloqueo del teléfono móvil que a lo que vemos en la pornografía.

Así que puede que de pequeña empieces frotándote contra un peluche, una mesa o simplemente apretando las piernas, que, como no son dedos, como masturbación tampoco cuenta (o eso pensamos en aquel momento).

Por suerte, hoy en día, las divulgadoras de este tema, nos encargamos de explicar casi desde el principio cómo hacer para tocarse incluso para aquellas que no saben por dónde empezar.

Ahora aprender cómo funcionamos es tan fácil como escribir en el buscador de Google «Cómo masturbarme».

Por último, están aquellas que, del agobio que les produce el tema, son incapaces de dedicarse ese rato para ellas y liberarse en ese sentido.

Las cifras nos alejan todavía un poco de ellos, pero vamos por el buen camino.

Y, ya que he sacado el tema del colegio, aprovecho para poneros esto de deberes para casa y seguir mejorando los porcentajes para el próximo estudio.

El tocaros, viviros, sentiros y disfrutaros. Os deseo todo el placer que podéis daros sin ayuda de nadie que no seáis vosotras.

Está en nuestra mano cambiarlo. Literalmente.

Duquesa Doslabios.
(Ya puedes seguirme en Instagram,  Twitter y Facebook).

Las mujeres no nos masturbamos como crees (y el porno tiene la culpa)

Nos guste o no, el porno es el primer contacto que tenemos con una dinámica sexual en pareja.

Lo que significa que estamos consumiendo un producto que, en su mayoría, está pensado para uso y disfrute de hombres heterosexuales.

Así que, mientras los espectadores masculinos se ven reflejados en el protagonista y reciben ese contenido para excitarse, nosotras nos inmiscuimos en el mundo de los vídeos eróticos tomando notas de lo que se espera.

UNSPLASH

Quizás no lo sabemos de forma consciente, pero tendemos a repetir los patrones que vemos en las películas pornográficas.

Lo que no significa que representen nuestra vida sexual. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

El caso de la masurbación femenina es el más evidente.

Basta con teclear «chicas masturbándose» o «masturbación femenina» para encontrar todo un repertorio de mini clips en los que aparecen mujeres tumbadas o sentadas y siempre con la vagina rebosante.

Dildos, dedos, objetos aleatorios de la casa como botellas, frutas o verduras no faltan en estas películas.

¿Simboliza eso cómo nos masturbamos en realidad? Para nada.

Nuestros momentos de intimidad poco tienen que ver con esa chica desnuda cabalgando un juguete sexual que imita a la perfección a un pene y que se mantiene erguido en el suelo gracias a una ventosa.

Es más, lo tenemos tan sencillo que muchas veces no necesitas quitarte la ropa.

Basta con meter la mano en las bragas, buscar el clítoris y activar el modo turbo de los dedos. La vagina ni se toca.

De hecho, si lo ves desde fuera, esa imagen de vídeo erótico en el que el juguete entra y sale -al compás de los gemidos- no tiene mucha similitud a la mano estática sobre el pubis, donde solo se mueve un dedo en círculos o de un lado a otro.

Que nosotras terminemos en este tipo de vídeos es raro, pero tienen un público masculino importante.

De ahí que, cuando en la cama un «Tócate» te llega al oído, sabes de sobra que no es el mismo que se imagina en su cabeza.

Si se espera un espectáculo de dedos penetrantes, va a encontrar una imagen superficial mucho menos movida (a sus ojos) pero más intensa para nosotras a nivel de sensaciones.

Y en cuanto a los juguetes con los que parece imprescindible tocarse, están a mundos aparte de los que solemos utilizar -o hemos utilizado- para descubrir nuestra sexualidad.

Cojines, el peluche, el borde de la mesa… Todo lo que nos apañara para presionar la zona estrujándolos entre las piernas o estando bocabajo sobre ellos era lo que realmente conseguía hacer que nos corriéramos.

Así que más nos vale ir rompiendo con la imagen de cómo se masturba una chica en el porno y empezar a preguntarle a tu pareja cómo le gusta tocarse.

Pero de verdad, no como ha aprendido que te excita. Para excitarse ella.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).

No es otra ‘review’ de un succionador de clítoris

Tengo cuatro succionadores de clítoris. Cuatro. No son iguales, pero es un producto que, sea de la firma que sea, suele garantizarte el orgasmo (la velocidad a la que llegues ya es otra historia).

Y no te puedes imaginar lo feliz que me hace que siga siendo uno de los productos con más éxito de ventas o que sea raro encontrar a una mujer que no tenga uno en su casa.

Duquesa Doslabios

Para quienes, como yo, hemos pasado gran parte de nuestra vida sexual pensando que algo no funcionaba bien entre las piernas (por no disfrutar tanto de la penetración cuando eran las películas las que estaban pintando un sexo de ficción), el succionador es un puñetazo en la mesa.

La declaración de intenciones de que tú y yo estamos bien hechas. Solo que estábamos mirando hacia otro lado sin tener en cuenta que hacían falta menos juguetes para meter por la vagina y más productos pensados en estimular las 8.000 terminaciones nerviosas del clítoris.

Y, una vez pruebas el juguete en casa, te corres noventa veces y te preguntas para qué gastarías tanto dinero en hacerte las pestañas cuando era un buen orgasmo lo que realmente te iba a iluminar la mirada, llegas a la conclusión de que no puede haber ningún artículo comparable a tu sex toy estrella del cajón.

O, al menos, eso pensaba yo muy convencida después de probar los diferentes modelos.

Pero hace unos días llegó un paquete a mi casa de Lelo, quienes se han encargado no solo de amenizarme 2020 sino de rescatarme cuando volvía a estrenar soltería (y por tanto de hacerme más amena la estancia conmigo misma) y me mandaron Enigma.

¿Otro succionador de clítoris? Fue lo primero que pensé. Ya he probado el normal, el que va más lento, el de boquilla amplia… ¿De verdad hay más maneras de excitar esa zona que sean más efectivas que las que había probado hasta ahora?

Pues como puedes adivinar viendo la imagen, no era otro succionador. O no uno como los que había probado hasta ese momento.

Con esa boquilla diminuta tampoco me parecía 100% estilo conejito, los que llevan un dildo pegado a una protuberancia que te estimula el clítoris.

Era algo distinto. Un mix entre los dos. Como si hubieran tenido una noche loca en La Isla de las Tentaciones y les hubiera salido una hija de la Generación Z que hace Tik Toks y lleva el pelo degradado.

Y como hemos venido a este mundo a probarlo todo, ahí estaba yo, entendiendo qué tenía de diferente ese juguete con forma de interrogación respecto a los demás.

La primera conclusión es la más evidente, mi nuevo amigo no es para la superficie, hay que meterlo (o al menos parte de él).

Y a no ser que ya estés excitada solo con la idea, recomiendo usar lubricante o algo de saliva en su defecto. Respiras hondo, relajas los músculos de la zona y aquello va entrando solo (por la parte del apéndice curvado, claro, no cometas la burrada de meterlo por donde los botones, que eso es el mango).

Si que es verdad que de primeras te puede parecer un poco raro esto de que la parte que queda fuera de la vagina te parezca que está invertida, pero en cuanto ya notes que tienes la boquilla del succionador a la altura de tu clítoris, estás lista para la acción.

Y es que esa es una de las cosas que más me gusta, que como la unión con forma de ‘U’ es flexible, puedes regularlo a tu altura, no está diseñado para una vulva específicamente porque se adapta a todas.

El funcionamiento es como el de sus antecesores con una diferencia. La zona de dentro vibra también tocando esas paredes que coinciden con la parte interna del clítoris (y debidamente estimuladas, terminan por hacer que te arda la cara).

Además del modo clásico de vibración o los que son intermitentes, hay un par de opciones que alternan la vibración interior con el succionador. Aquello es la fantasía.

Por dos razones, la primera porque no te lleva al orgasmo de inmediato, sino que te hace conectar primero con el interior de tu vagina y segundos después con el clítoris, con un breve (y glorioso) periodo en el que ambas coinciden.

Como digo, no es un orgasmo inmediato, pero la sensación de ‘pasar’ de una a otra parte es tan placentera que, el orgasmo que puedes vislumbrar al final del camino, se vaticina espectacular (y termina siéndolo).

¿Que si compensa para usarlo en pareja? En mi caso, me ha tocado probarlo sola, pero ¿por qué no usarlo como aprendizaje? Quizás si alguien lo ve en marcha entiende qué zonas debe estimular con los dedos o con la lengua.

En cualquier caso, para sexo anal (o un buen beso griego) me parece una opción muy interesante, ya que otros vibradores pueden entorpecer las posturas. Con la forma de interrogación nos aseguramos que quede por delante «el grueso» del juguete y no moleste nada.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Twitter y Facebook).

2019, el año de la masturbación femenina

Puede que Meghan Markle haya sido la mujer más influyente del año, pero si hay algo por lo que recordaremos también este 2019 es por el boum de la masturbación femenina. Y sí, acabo de incluir a la duquesa de Sussex y al onanismo en la misma frase.

FACEBOOK/LELO

(Por cierto, acabo de hacerme Instagram para que podamos tener contacto más directo. Mi idea es empezar a usarlo regularmente y poder compartir incluso directos para que rompamos un poco el hielo.)

Volviendo a 2019 y el sexo, hasta hace relativamente poco, el tema de que las chicas nos tocamos seguía pareciendo algo casi bochornoso (¿a quién no le han hecho un poco de vergüenza en el colegio gritando que se hace dedos?).

Pero este año ha sucedido algo maravilloso. El succionador de clítoris ha llegado a nuestras vidas. Y, orgasmos aparte, ha sido un fenómeno.

Ha llegado de la conversación en el Metro con tu compañera de trabajo al grupo de amigas de Whatsapp. Ha llegado a esa obra de teatro de Madrid e incluso a la política gracias a los memes de Albert Rivera sujetando el Satisfyer.

Ha logrado lo que pocos juguetes antes, trascender de la cama y convertirse en un producto de masas. Así como no todas tenemos plancha de pelo porque nos falta interés por tenerla, ¿podríamos decir lo mismo del estimulador?

El propio Christian, portavoz de la tienda erótica Amantis me comentaba lo fuerte que había calado. No solo me afirmó que había sido el juguete más vendido de los últimos meses, sino que no recordaba un furor así desde hacía años.

Y, lo más curioso. ¿Sabéis desde cuándo? Principios de los 2000, cuando en uno de los episodios de ‘Sexo en Nueva York’ Samantha compartió una de sus posesiones más preciadas, su juguete sexual.

Que en aquella ocasión el artículo se convirtiera en el superventas siendo solo superado por el succionador, deja claras dos cosas. Una, que las mujeres también tenemos deseo sexual (y mucho). Y, en segundo lugar, que no tenemos ningún problema en hacernos responsables de nuestra propia satisfacción.

View this post on Instagram

Hola, Instagram. Hemos venido a jugar.

A post shared by Duquesa Doslabios (@duquesa.doslabios) on

Algo que desmonta el mito de que, para nosotras, el sexo no tiene la misma importancia, de que nuestras apetencias sexuales son menores o que los hombres son los únicos que necesitan satisfacer su deseo (que se lo digan a las constantemente recargadas baterías de los juguetes).

Hemos llegado al punto de encumbrarlos tal y como ha averiguado TENGA, empresa especializada en juguetes innovadores. En su último estudio han averiguado que el 44% de las mujeres aseguran que masturbarse con un juguete sexual es una experiencia indescriptible.

Más del 40% consideran una experiencia excepcional practicar sexo con uno de ellos y el 61% se sentirían cómodas recibiendo un masturbador como regalo por parte de su pareja.

Para 2020, no hace falta volver a batir récord con otro revolucionario producto. Basta con que sigamos por el camino de empoderar, ya sea con la mano, un juguete o en pareja, nuestro placer.

Duquesa Doslabios.

(Ya puedes seguirme en Instagram, Twitter y Facebook).