Conocer a alguien por primera vez, esa fase en la que emoción y miedo van de la mano. Emoción por lo que pueda venir, por un sentimiento que puede empezar a cocinarse a fuego lento, por la felicidad de sentirse con ilusión de nuevo.
Y miedo, por supuesto, miedo de lo que puedes encontrar si sigues escarbando un poco más. Miedo de que no sea quien dice que es.
Porque sí, en las primeras citas somos todos maravillosos, el match perfecto, el amor de nuestra vida, la pareja ideal.
¿Sería un punto a favor, puesta a fantasear, que pudiéramos pedir referencias a sus exparejas antes de seguir conociéndole?
De la misma forma que la empresa que nos entrevista para ese puesto -para el que nos consideramos la persona más idónea, dicho sea de paso- tiene la opción de ponerse en contacto con nuestros antiguos trabajos, ¿qué pasaría si fuera normal una llamada telefónica con sus ex y preguntarles cómo fue su experiencia juntos?
Pensando en mí, en lo que dirían ellos, me doy cuenta de que depende mucho a quién le preguntes.
En general, podrían coincidir en que soy detallista, cariñosa, con corazón de niña, muy entusiasta y que no sé estar quieta por mucho que lo intente.
No todo serían cosas buenas, claro. De la misma forma, bien podrían decir que tengo cierto punto de adicción al trabajo, que soy cabezota hasta niveles insospechados, que raras son las veces en las que doy mi brazo a torcer y tardo mucho en ver que me he equivocado.
De mí destacarían que soy explosiva, como el champán, que rompo a mi paso y me enfado rápido (aunque también se me pasa a la misma velocidad).
Que me agobio, que tengo inseguridades, que me preocupo por todo y me rayo bastante la cabeza, son otros ejemplos que entrarían en la lista de cosas menos buenas.
Pero sí quiero pensar que la mayoría de ellos recomendarían ‘contratarme’ como posible futura pareja.
En cuanto a lo que preguntaría, lo tengo claro: si es sincero, si es atento, si deja espacio…
No faltaría en esa llamada con su ex la duda con bandera roja que ya soy incapaz de pasar por alto, si es controlador o celoso.
Qué relación tuvo -si se dio- con la familia política, si tiene buenos modales, si es empático o si es un punto de apoyo (como firme creyente de las relaciones que funcionan como un equipo, esto me parece fundamental.
Pero también averiguar cómo enfrentaba los malos momentos: las discusiones, cuando se atascaba la rutina o cuando los ánimos estaban más bajos.
A fin de cuentas, lo bonito ya vamos a verlo en las citas. Y saber las opiniones de quienes han compartido vivencias y sentimientos, nos ahorraría mucho tiempo.
Duquesa Doslabios.