¿Te imaginas que has empezado 2022 con una persona emocionalmente accesible que encima no huye del compromiso y quiere tener una relación contigo?
Si no te ha pasado, este artículo te interesa igual para lo que venga -que más vale prevenir que curar-.
PEXELS
A estas alturas de mi vida te sé decir de corrido cuáles son las señales de alarma o red flags que me echan para atrás de alguien.
Pero, ¿sabemos identificar las alertas positivas, las que demuestran que estamos ante un buen material de pareja?
En mis años de (des)engaños amorosos, he llegado a la conclusión de que lo que me conquista de una persona es lo siguiente:
- Que valide mis emociones. Aunque no las entienda. Aunque se quede pillado porque me ha entrado la llorera por la regla. Que me diga que no pasa nada porque esté triste y que está ahí para apoyarme, secarme el moco gigante que me cae de la nariz o simplemente estar ahí conmigo.
- Que se interese por mí de una manera lineal, no que un día me dé conversación y desaparezca los tres siguientes. Que quiera saber sobre mi trabajo, mis gustos, mis sueños o la razón de por qué tengo una cicatriz en el lado derecho de la barbilla.
- Que hable bien de su ex. Ojo, no que siga enamorado, pero que sea capaz de ver lo bueno en él (o ella). Que sea capaz de resaltar lo que le aportó como persona y lo que ha aprendido de la ruptura. Si habla mal de todas sus exparejas, corre lejos.
- Que tenga tarifa plana de respeto. Que me respete a mí, por supuesto, pero también al resto de personas, ya sean conocidas o desconocidas. Que respete los animales y al medio ambiente.
- Que pueda ser yo misma a su lado, sin filtros ni maquillajes. Que me ría tanto que escupa el agua y le haga gracia en vez de montar un escándalo. Que acepte que no comparto postre o que me cambio siempre de ropa tres veces antes de salir de casa.
- Que sea capaz de hacer autocrítica. Que reflexione sobre sus comportamientos menos buenos y sea capaz de ponerles remedio. Que no se quede en el «Yo es que soy así» sino en el «Lo tendré en cuenta e intentaré hacerlo de forma diferente la próxima vez».
- Que se abra con sinceridad. Que podamos hablar de cualquier cosa, de nuestros miedos, nuestras inseguridades, las experiencias sexuales pasadas, las relaciones superadas o los traumas que aún gestionamos como adultos de nuestra infancia.
- Que tenga una vida fuera de la relación de pareja. Que salga con sus amigos, tenga pasiones en las que yo no tenga cabida y otras que pueda compartir (si quiere) conmigo. Pero que haga sus planes, disfrute de sus momentos sin mí y tenga un espacio propio.
- Que trate a sus padres con cariño. Que les hable de buena manera, que les cuide, que se preocupe por ellos.
- Que tenga confianza en mí. Total y absoluta. Como la que va a recibir por mi parte. Que si le digo que me voy de fiesta con unos amigos me desee que lo pase estupendamente. Porque sabe que si le digo que quiero estar con él, lo pienso (y siento) de verdad.
Duquesa Doslabios.
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A mi siempre me hace gracia que cuando hacemos ésta lista de los reyes magos (o ésta manera bonica de decirlo que es las banderas verdes) Caemos en incoherencias (así es el ser humano, no?). Queremos que tenga capacidad de autocritica y de cambiar sus cosas nuestra pareja. Pero que acepte que nosotros NO vamos a hacer eso. Queda explicitado en «que acepte que no voy a cambiarme tres veces cada vez que vaya a salir de casa» que no es ni mas ni menos que tu abusas del tiempo de los demás, en concreto del tiempo de tu pareja y de su paciencia … es gracioso, no es equitativo y por supuesto, tienes todo el derecho del mundo de solicitar una persona tan perfecta y querer seguir siendo imperfecto … pero bueno, que la incoherencia está ahí jajajaja
07 enero 2022 | 12:19
Todo lo que pides en tu carta a los Reyes de corazones está bien; además da gusto leerte, pero eso de que te cambias tres veces antes de salir de casa… ya eso me supera, yo que tengo el defecto de andar siempre queriendo las cosas a toda prisa.
07 enero 2022 | 12:50