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La mirada masculina 3.0: el nuevo sexismo viene de una inteligencia artificial

Cuando hablamos de erotismo en las películas, son unos planos muy concretos: esa Salma Hayek bailando con una boa alrededor del cuello, las piernas de Marilyn Monroe encima de la salida de aire o el ‘despatarre’ de Sharon Stone en Instinto Básico.

Tres escenas que hicieron historia al igual que sus actrices. Pero también tres ejemplos de que la mirada más sensual del cine es masculina.

cosificar mujer inteligencia artificial

PEXELS

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Podemos hablar de la ‘mirada masculina’ (o male glaze en inglés) para referirnos a cómo en las películas o series, la aparición de las mujeres es desde un prisma que las cosifica, las convierte en algo deseable, aumentando el erotismo de la escena.

Algo que bebe de dos vertientes muy relacionadas: la primera, vivir en una sociedad donde la mujer es el objeto de deseo, la actriz secundaria, la amante del héroe.

La segunda, la cantidad de hombres directores, guionistas y productores que hacen de los desnudos femeninos algo básico de lo que vemos en series o películas aunque no sean necesarios para la trama (como Daenerys en Juego de Tronos).

Esta mirada, que se traduce en los planos de piel o escenas eróticas, es algo que no sucede con los protagonistas masculinos.

Y aunque el término puede sonar a algo nuevo, por aquello del anglicismo quizás, nada más lejos.

Porque ya sucedía en las obras de arte. Date una vuelta por un museo a ver cuántas mujeres ves desnudas colgando de los cuadros de las paredes y cuántas en los letreros como artistas.

Así que formar parte de una sociedad donde la mujer es objeto de consumo, o  de disfrute visual, por lo menos, viene de largo.

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Las más positivas, tendemos a pensar que, en el futuro, esto desaparecería por completo, que con los avances en igualdad, no tendríamos este problema más.

Pero ahora la mirada masculina ha dado el salto con la tecnología, la male glaze 3.0.

Las inteligencias artificiales se encargan de ‘ocultar’ deliberadamente las imágenes donde sale el cuerpo femenino, incluyendo las que pueden corresponder a imágenes médicas, por considerarlas ‘demasiado explícitas’.

Incluso imágenes de embarazos se consideran altamente sugerentes en cuanto a sexualidad.

Avanzamos, creamos mundos nuevos pero el sexismo hacia la mujer llegará incluso al metaverso.

Y quizás la relación está en esa brecha digital, como que Google, una de las empresas en tener apps con Inteligencia artificial tiene un 70% de plantilla masculina y Microsoft, el otro gigante, un 71% de hombres.

Entonces la pregunta no es ¿cómo es que las inteligencias artificiales nos cosifican? La pregunta es, teniendo en cuenta quienes las diseñan, ¿cómo no iban a hacerlo?

Mara Mariño

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Cosificar el pecho o por qué no nos sentimos cómodas yendo sin sujetador al trabajo

Fue a mis 25 años cuando decidí empezar a ir sin sujetador por la vida. Y lo que significaba que, tampoco lo llevaba cuando iba al trabajo.

no llevar sujetador

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Es verdad que, pasando varios años en una redacción donde la mayoría de mis compañeras eran mujeres, nunca me sentí que estuviera haciendo algo especial.

Ahora me doy cuenta de que tenía el privilegio de estar en un sitio donde tenía la libertad de vestir como quería sin que nadie me mirara distinto por ello o llegara a escuchar ciertos comentarios.

No pasa así con muchas de mis seguidoras, que, tras una ronda de preguntas por Instagram, me contaron que era algo que no se sentirían cómodas de poner en práctica.

Y claro que si tienes un pecho grande -que no es mi caso-, el sujetador cumple una función de sujeción, como su nombre indica, que evita el dolor de espalda logrando que descansen los hombros y la columna vertebral.

Pero hablo de quienes teniendo la opción de ir más cómodas sin nada puesto, terminan utilizándolo por causas externas.

En su mayoría, personas que no les hacen sentir a gusto si no lo llevan:

«Si al no llevarlo con amigos no faltan los comentarios, no me imagino en el ambiente de trabajo».

«Los tíos te van a mirar sí o sí si vas sin sujetador. A mí eso me intimida».

«Muchas veces voy sin porque me siento cómoda y bien conmigo, pero si aspirara a ascender sí que me condicionaría».

«Cuando trabajaba de cara al público 90% masculino, sobre todo en verano, prefería con sujetador».

«Tengo los pechos tirando a grandes y noto las miradas».

«Siendo profe es complicado incluso ir con bralette porque me da palo que se note algo el pezón».

«Me encantaría ir sin, pero soy enfermera y puedes imaginar las miradas de los señoros».

«Muchas veces me apetece no llevarlo, pero siento que llamaría la atención o parecería poco profesional y me jode porque sé que no debería, pero luego sigo sin atreverme».

«Trabajo en hostelería y depende del día no quiero lidiar con según qué mierda de clientes hombres».

Estas son solo algunas de las historias que me dejaron respondiendo a la pregunta de si querían compartir sus experiencias.

La (larga) sombra del sexismo

Sí, soy consciente de que reflexionar de que me gustaría que hombres y mujeres se sintieran igual de cómodos en el trabajo con su ropa no es una lucha que pueda parecer tan urgente como muchas otras a las que se enfrenta el feminismo.

Pero puesta a hablar de la igualdad, ¿por qué no reivindicar esta también?

La igualdad de que no nos sintamos obligadas a llevar algo porque, de no llevarlo, nos sentimos acosadas o que se nos toma menos en serio en el trabajo.

Por lo pronto, la valía profesional no se mide en los pezones, en serio.

Tengo conocidos en departamentos de recursos humanos, en la parte de contratación de nuevos talentos, y no es en lo que me dicen que se fijan.

Tampoco ir sin sujetador hace que seas peor trabajadora en equipo, que tardes más en realizar tus funciones o que te hagas más lío en las conversaciones de Slack -porque ahí nos liamos todos sin distinción.

Hombres y mujeres tenemos pezones, pero que aún muchas se sientan así demuestra que venimos arrastrando que, siendo la misma zona del cuerpo, no se percibe por igual.

El pezón masculino tiene vía libre en playas, piscinas, redes sociales o incluso la oficina cuando se marca por debajo de la camisa (sí, amigos, a vosotros también os pasa).

En cambio, el femenino, continua abriéndose camino en todos esos ambientes.

Y no es otra cosa que la enésima prueba de que el sexismo que venimos cargando incluye la cosificación de las mujeres.

Es decir, reducirlas a su cuerpo o partes de este-, algo que las discrimina porque se las trata de manera distinta (con miradas, comentarios, etc).

Consejos para cuando tu compañera va sin sujetador al trabajo

¿Lo bueno? Que ponerle las cosas más fáciles está en nuestra mano.

Empieza por no pensar en el pezón femenino como una invitación a mirarlo ni a hacer comentarios si se aprecia de alguna manera por debajo de la ropa.

Hay una diferencia grande entre un vistazo que se escapa de refilón, que a todos nos puede pasar en algún momento, y mirar fijamente -con la incomodidad que produce-.

A continuación, todos los comentarios al respecto se pueden ahorrar, en serio. No queremos que nuestro pecho sea tema de conversación.

Da igual que sea para hacer una apreciación que crees que puede ser positiva como por ejemplo «Se te marcan los pezones» (sí, es normal que se marquen, se marcan porque los tengo).

Si yo no comento a mi compañero de trabajo que se le marcan las entradas, por muy a la vista que esté, creo que debería ser igual al contrario.

También evitar bromas de esas que para algunos son muy graciosas del tipo «Parece que hace frío».

Y por supuesto, no sugerir que el pecho no quedaría tan caído sin el sujetador.

Para resumir en este caso, aunque se puede aplicar a cualquier observación del físico, se debería aplicar la regla de los 5 segundos.

Si hay algo de mi aspecto que no se pueda cambiar en cinco segundos (un moco, un trozo de ensalada…) no lo comentes.

Por tentador que resulte preguntar  «¿Hoy no llevas suje?», no es necesario. Si da esa sensación es probable que no llevemos, pero no hace falta que sea tema de conversación de la misma manera que no vamos preguntando si se llevan o no calcetines.

Para terminar, la única manera de evitar que se considere que es poco profesional, es recordar que el pecho no es algo que nos aleja del puesto de trabajo ideal.

Si no llevar sujetador fuera lo que realmente evita que logremos el ascenso de nuestros sueños, ¿por qué las que sí llevan sujetador también se han encontrado con el techo de cristal?

Mara Mariño

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¿Feminista yo? Por supuesto. ¡Y viva FEMEN y el sextremismo!

Querid@s,

¿He oído feminista? Sí, lo soy. Por su puesto, creo que el que no lo sea es un reaccionario primate. Soy una defensora a ultranza del feminismo, lo contrario sería la muestra evidente de que el Hombre (como especie) no hace sino involucionar. Según reza la RAE, el feminismo es, ni más ni menos, ni menos ni más, que esa ideología que defiende que las mujeres deben tener los mismos derechos que los hombres. Para mi siempre prevalecera sobre esa deleznable y asquerosa actitud de prepotencia de los varones respecto de los mujeres, mundialmente conocida como machismo puro y duro. Después de esta pequeña apostilla aclaratoria, pasemos al asunto que hoy nos ocupa.

Después de estar 4 días bloqueada, FEMEN está de vuelta en Facebook. La página de Femen España se establece de acuerdo a las normas comunitarias en Facebook: de acuerdo con la política del Sr. Zuckerberg de la que ya debatimos aquí, se muestran cuerpos sin contenido sexual o pornográfico. Como las chicas de FEMEN no quieren hacer daño a los sexistas sensibles, reinauguran temporada con una imagen con tetas de hombre. Estas si las aceptan. Manda huevos. De nuevo, ¿#micromachismo?

femen

Desde este blog feminista y antimachista, antisexista y que persigue la igualdad y la paz en el mundo, brindo todo mi apoyo a las chicas FEMEN, especialmente a aquellas que sufren brutal represión y hasta cárcel en países como Túnez o Marruecos. ¿Pero de qué estamos hablando? Pueden descubrirlo en este resumen de la traducción del texto de la fundadora de la organización, la rusa Inna Shevchenko, que se despacha bien a gusto sobre el establishment y su yugo.

En su blog de The Huffington Post, Inna Shevchenko, fundadora de FEMEN levanta ampollas: «Necesito confesaros a todos un terrible secreto sobre la civilización – la mujer no es un ser humano». Incluso en el tercer milenio, en 2013, dice, el cuerpo femenino es negado, usado, vendido, abusado… se lo considera obsceno, sucio, culpable. El cuerpo de la mujer siempre es demasiado… otras veces no es suficiente, extremos que hemos acabado creyendo hasta las propias mujeres.

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Todo el mundo habla de él y todos nos indican cómo usarlo. «Por ello la mayor preocupación del feminismo moderno es cómo liberar el cuerpo de la mujer del secuestro al que está sometido por el sistema patriarcal y devolverlo a sus legítimas propietarias, las mujeres», asegura. Nosotros debemos hacer y hacemos con nuestro cuerpo lo que nos da la gana, viene a insinuar. Y con ayuda de este cuerpo, ellas, las FEMEN, protestan, reivindican, intentan proteger los intereses de las mujeres en todo el mundo.

Así nacen, al unísono, como almas gemelas, el Sextremismo y FEMEN. Un movimiento activista, agresivo, pero sin violencia, provocador y provocativo, pero sin banalidades, con un mensaje que se grita alto y claro. Mensaje y medio (el cuerpo desnudo) sugieren escándalo, mujeres activistas en topless que con sus pechos defienden la igualdad social y sexual en el mundo.

Provocador sí, ¿y por qué no? 

El Sextremismo no sólo nos permite revolver las conciencias sobre algunos de los problemas más duros a los que se enfrentan las mujeres de hoy, sino también para descubrir el nivel de liberación (también sexual) de la mujer en cada país. El Sextremismo es insurgente contra el patriarcado al utilizar la sexualidad de la mujer como protesta política, utilizando las armas sexistas del patriarcado contra ellos mismo. Jugar con los códigos estereotipados es una forma de romper las nociones de dominación masculina sobre la naturaleza de la sexualidad femenina a favor de su elevada misión revolucionaria.

FEMEN quiere mostrar al mundo nueva interpretación del feminismo moderno, donde el desnudo se convierte en un instrumento activo para luchar contra las instituciones patriarcales, como la iglesia, la dictadura y la industria del sexo. «Ser FEMEN significa movilizar cada célula de tu cuerpo en una lucha implacable contra siglos de esclavitud de la mujer«.

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¿Quiénes son las sextremistas? 

Las FEMENistas son mujeres moral y espiritualmente en forma y cada día se involucran en acciones civiles con una alta dosis de dificultad y provocación. Inna las define como una demostración de superioridad intelectual, psicológica y física de las mujeres. La superioridad de alcanzar la igualdad, porque sí existen mujeres en muchos rincones, ciudades y países del mundo que son vejadas, maltratadas y violadas que todavía necesitan andar mucho camino para alcanzar finalmente la igualdad de sexos y la igualdad sexual.

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En FEMEN las mujeres se manifiestan y protestan ligeras de ropa, en topless, en países de todo el mundo. En los países democráticos les estrechan la mano, en estados totalitarios son golpeadas, secuestradas o encarceladas, incluso las amenazan con matarlas, no sin antes pasar un buen rato con ellas. A través de la belleza natural del desnudo femenino, FEMEN está examinando la verdad o la farsa de las democracias mundiales, una prueba de fuego para la democracia en todo el mundo. Así, inauguran una nueva ola de feminismo en el tercer milenio y cuenta con miles de seguidores en todo el mundo. Su símbolo- una corona de flores que adornan las cabezas de mujeres valientes de los cinco continentes.

«La magia del cuerpo cautiva, involucra y el coraje de la acción despierta el deseo de protesta. ¡Sal, descubre tus pechos y gana!», grita Inna Shevchenko. Por si alguna se anima a unirse al batallón.

Tras su retorno a las redes sociales, se despiden como señoras.

Como todos somos libres para decidir qué páginas seguir, si nuestras imágenes les molestan, no nos importa, pero antes de informar de nuestras páginas, simplemente no nos visite. Las quejas y los ataques a nuestras páginas sólo hacen que nos demos cuenta del poder de nuestro mensaje y lo necesario que es para poner fin a la censura en el cuerpo de la mujer. ESTAMOS DE VUELTA.

Gracias FEMENistas, yo no lo habría dicho mejor.

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Al que no le guste, que no mire. Que follen mucho y mejor.