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Hay vida más allá del ‘striptease’: sexo alternativo para hacer por videollamada

Tenemos ganas de sexo. Y no lo digo solo yo.

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Que el trafico de porno haya pegado un repunte o la subida de ventas de juguetes sexuales -antes y durante la cuarentena-, son la prueba de que hemos dado con una forma de aprovechar el aislamiento y hacerlo más ameno.

Al final, no todos hemos tenido la suerte de encerrarnos en casa con nuestra pareja, pero tampoco es un problema. Tener dispositivos conectados a internet con cámara parecen pedir a gritos que los usemos más allá de la reunión del trabajo, para intimar.

Claro que siendo una ventana ‘virtual’ acompañada con un micrófono es como si los móviles y los teléfonos parecieran hechos para ejecutar stripteases.

Cuando parte de la excitación viene por el ojo, parece una opción más práctica. Además, ¿quién no ha ensayado alguna vez sus movimientos desvistiéndose con You can leave your hat on?

Aunque mi duda iba más allá. Siendo aficionados expertos en el striptease, ¿hay vida más allá de desnudarse delante de la videocámara?

Hablando con un amigo sobre sus relaciones en cuarentena me quedó claro que tirábamos demasiado de esta práctica, cuando nos ofrece muchas más posibilidades que no estamos teniendo en cuenta.

Mi primera sugerencia fue que hiciera un juego de rol play en el que aprovecharan para conocerse más relatándose mutuamente cosas que les gustaran sexualmente.

Eso sí, una vez las iban contando, empezaría la parte entretenida, ya que había que ponerlas en práctica para el otro.

Si se quiere llevar un paso más allá, también podemos tirar por el ‘efecto espejo’, imitando lo que vemos que hace la otra persona en la pantalla. Incluso dar rienda suelta a la imaginación jugando a usar las manos propias como si fueran los dedos o lengua del interlocutor, quien va dirigiendo la acción.

Al final, mi amigo, que es todo un artista en este ámbito, lo llevó al terreno del BDSM y ataviado con un pañuelo y unos guantes -es decir, irreconocible- iba mostrando unos carteles escritos a mano que daban órdenes.

Para mí, no solo se ha pasado el ‘videojuego’ de la cuarentena con su ocurrencia. Ha demostrado que la pantalla es compatible con cualquier parafilia.

Duquesa Doslabios.

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Para jugar a este juego erótico, da igual tu orientación sexual o tu edad

El sexo siempre es una maravilla, siempre. Mi succionador de clítoris da fe de que es un terreno en el que nunca dejo de sorprenderme. Pero como toda actividad, tiene un enemigo común: la monotonía.

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Por muy bien que lo pasemos poniendo en práctica el placer, si no hacemos de la experiencia algo variado, termina por aburrirnos y ser igual de apasionante que ir a hacer la compra al supermercado del barrio o el café de las nueve en la oficina, algo rutinario.

Salir de la costumbre va más allá de experimentar con posturas acrobáticas, una colección de lencería digna de una tienda de Victoria’s Secret o el sexo en los lugares más aleatorios de la casa (¿en serio era necesario incluir en la lista el váter?).

Una de las opciones de la que os quiero hablar hoy son los juegos eróticos. Para ello, he hablado con Víctor P., que es el creador de Coupletition, un sexgame pensado para avivar la llama.

Es él quien me confirma que este tipo de complementos son una herramienta muy recomendable. «Sus resultados sorprenden cuando se incluyen en la vida diaria, ya que está demostrado que ayudan a combatir ese aburrimiento y monotonía que a veces parecen inevitables».

¿El momento para empezar según Víctor? Cualquiera: «El error que se comete en muchas ocasiones es esperar a caer en la rutina para buscar cosas que nos emocionen. En nuestra opinión es mucho más efectivo anticiparse y prevenir estas situaciones, ya sea con juegos eróticos, detalles para nuestra pareja, sorpresas de todo tipo… Nuestra relación se volverá mucho más fuerte si cada día nos esforzamos en mantener la ilusión».

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Uno de los aspectos más curiosos es que el juego va más allá de los clásicos dados que indican en qué zona besar o quién tiene que quitarse una prenda. «Hemos introducido juegos que van mucho más allá de lo que se entiende esencialmente como el acto sexual. Además, el factor competición que rodea la experiencia es algo que ayuda a reafirmar la confianza y complicidad con tu pareja, pero siempre desde un enfoque erótico y sexual, que es lo divertido», afirma Víctor.

La principal característica es su estructura en forma de competición. «Pretende mezclarse con las rutinas del día a día durante un mínimo de 15 días, ofreciendo una experiencia larga y completa. En cuanto a las pruebas, hemos querido incluir un poco de todo para que la experiencia sea totalmente innovadora, heterogénea y que, quizás, ayude a descubrir nuevos juegos y prácticas a aquellos que no las hayan probado», declara el diseñador del juego.

Si hablamos de sexualidad, es obvio que la diversidad tiene que salir en algún momento. Y es que el problema es que, cuando se piensa en juegos eróticos, generalmente encontramos opciones heterosexuales, ¿no deberíamos tener una variedad de productos de este tipo de ocio más inclusiva? Víctor lo tiene claro.

«Cuando diseñas un juego como Coupletition, lo fácil sería centrarse en parejas heterosexuales (ya que, estadísticamente, suponen un público mayor para el producto). No obstante, nosotros quisimos darle una vuelta y adaptar todas las pruebas de forma que no se excluyese a ningún tipo de pareja. El juego es perfecto para cualquier persona que tenga una pareja para jugarlo, independientemente de su orientación sexual».

Las ventajas de incluir juegos en la vida sexual, son muchas, no solo la variedad como me aclara Víctor. «Las personas tendemos a sentirnos atraídas por la novedad, lo misterioso, lo arriesgado… Sin embargo, nos solemos acomodar a aquello que nos proporciona equilibrio y seguridad; nos acostumbramos y generamos una dependencia que nos hace sentir bien», declara el diseñador.

«No obstante, en ocasiones es incompatible el hecho de querer descubrir aquello novedoso y, a la vez, estar atado a aquello a lo que estás acostumbrado. Creemos que la gran ventaja de complementar la vida sexual y de pareja con juegos es que permite descubrir juntos nuevos gustos y prácticas que motiven ese lado curioso que todos tenemos; y lo más importante: lo hace desde la diversión y el placer que el sexo aporta, y la confianza de hacerlo con tu pareja«, afirma.

Duquesa Doslabios.

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Los peligros de la momificación erótica

Prepararte para una gran noche de sexo y lujuria y acabar muerto, envuelto en papel transparente de cocina, como una pechuga de pollo cualquiera. Eso es lo que le ocurrió a Alun William, chef británico de 47 años, el pasado mes de agosto, según informa el diario The Daily Mirror. Al parecer, William sufrió un ataque al corazón durante su juego sexual con R. B., de 35 años, y D.C, de 23.

Bondage

Mujer practicando Bondage. WIKIPEDIA

Al difunto le gustaba la momificación, una práctica sexual derivada del bondage (encordamientos y ataduras eróticas) que consiste en privar a una persona de todos sus sentidos, inmovilizándolo totalmente. Puesto hasta las cejas de cristal y ketamina, el cocinero pidió a sus compañeros de juerga que lo envolvieran de pies a cabeza en papel film y plástico negro, según cuentan ellos. Le dejaron un hueco en la nariz y en la boca para respirar. Todo un detalle, pero que sirvió de poco teniendo en cuenta que luego le cubrieron la cabeza con una capucha.

Cuando estaban en plena faena, uno de ellos se percató de que el cocinero parecía no estar respirando, por lo que llamaron a los servicios de emergencia. Cuando llegaron, poco antes de las 6 de la madrugada, ya no había nada que hacer, salvo certificar la muerte. En concreto, la llamada a emergencias decía lo siguiente:“Esto es un poco embarazoso… Se trata de mi amigo. Estábamos practicando un juego sexual y ha dejado de respirar”, dijo R.B. Este, que sufre parálisis cerebral, y D.C, su “cuidador”, viven juntos en Dover, Kent. Ahora ambos están acusados de homicidio por negligencia grave, algo que ellos niegan. El juicio empezó ayer y el fiscal, Ian Hope, considera que corrieron muchos riesgos al dejarlo así envuelto: “Deberían haberlo vigilado en todo momento”, afirma.

Más allá de si fueron negligentes o no, que eso se determinará en el juicio, lo cierto es que la momificación erótica no es una práctica recomendada para principiantes en el BDSM; es una versión extrema que requiere movilizaciones previas y es solo apta para expertos. Como todo en el sexo, se debe hacer de forma consensuada y es importante acordar tanto el tiempo que durará como los sentidos que se privarán. Así se evitarán ataques de pánico y lesiones.

Pero vamos, que yo, visto lo visto, con unas esposas voy que me mato.

Mamading, el último juego sexual entre los turistas en Mallorca

Una botella de cava barato. Ese es el premio por el que una chica realizó un total de 23 felaciones en dos minutos y medio. Tenía que darse prisa porque la que hiciera más en menos tiempo sería la ganadora. Tan singular competición puede verse desde hace unos días en una grabación que corre como la pólvora entre los móviles de Mallorca, según informaba este miércoles La Vanguardia. Parece ser que es la última moda entre los turistas ingleses de la zona de Magaluf, en uno de cuyos bares habría sido grabado el vídeo.

mamading

captura del vídeo

El concurso, que ha causado mucha polémica entre los vecinos, ya tiene nombre: mamading. Su éxito es tal que se está extendiendo por los locales de la zona, llegando incluso a publicitarse en la calle. En realidad se trata de una nueva modalidad de algo que ya viene siendo costumbre entre muchos de los jóvenes británicos y alemanes que vienen a veranear a España: fiestas alocadas donde la combinación alcohol y sexo es lo habitual. Solo hay que darse una vuelta por Salou (Tarragona) en verano para darse cuenta de ello.

No son los únicos. Me cuenta un amigo colombiano que en su tierra, Medellín, se ha puesto de moda en las discotecas un juego sexual llamado “el carrusel” o “la ruleta”. Y no se lo inventa, porque lo he buscado y lo he encontrado en varios medios. Consiste básicamente en ponerse hasta arriba de alcohol y luego formar un círculo donde las chicas bailan y los chicos, al azar, las van penetrando rápidamente desde atrás al ritmo de la música. El primero que eyacula pierde y es eliminado. Al final, como en Los Inmortales, solo puede quedar uno y el que más aguanta es el que gana.

A mí, que no pasé del “conejo de la suerte” o del “verdad, beso o atrevimiento”, se me han puesto los pelos como escarpias. Y no me tengo por una mojigata, pero una cosa es la revolución hormonal propia de la edad, con sus desafíos, descubrimientos y sensaciones al límite incluidas, y otra cosa es esto. Nada nada, me voy a hacer top-less a Menorca y me doy con un canto en los dientes.