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Party boats: barra libre de sexo y alcohol

Tres horas de desenfreno con barra libre de cerveza y sangría y sexo prácticamente garantizado. Esa es la esencia y el principal reclamo de las llamadas party boats, la nueva forma de turismo de borrachera que amenaza con convertirse en fenómeno este verano en la costa balear.

Tras el escándalo que supuso el año pasado el vídeo del mamading, en el que se veía a una joven británica realizar varias felaciones en pocos minutos en un pub de Magaluf, las ordenanzas municipales han endurecido el control de las excursiones etílicas, más conocido como pubcrawling (turismo en manada por diversos locales de ocio para consumir alcohol). Para escapar a la vigilancia y a las prohibiciones, varias empresas han trasladado la fiesta a alta mar y han comenzado a comercializar estos saraos acuáticos, pensados para los jóvenes turistas extranjeros, principalmente británicos.

IMAGEN DE FACEBOOK

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Los comerciales de estas empresas tratan de captar clientes con la promesa de barra libre de alcohol, pero ocultando que se trata solo de sangría y cerveza, y poniendo el énfasis en juegos sexuales garantizados. Así lo revela el diario El Mundo, que ha tenido acceso al documento con las instrucciones que siguen los encargados de vender este tipo de excursiones. “Lo primero que dice el DJ es que los baños están sólo para tener sexo”, reza el documento, que también insta al vendedor a recordar a los potenciales clientes masculinos que podrán pasar “tres horas con las mismas chicas y sin posibilidad de escapatoria para ellas”, informa el mismo diario.

Las autoridades advierten de que se van a incrementar los controles sobre este tipo de fiestas, al tiempo que destacan el terrible daño que en su opinión pueden hacer a la imagen de la costa balear este tipo de actividades, que no han parado de crecer en los últimos veranos. Por parte del sector turístico, por otro lado, temen los efectos de una mayor persecución. En cualquier caso, la perspectiva de una buena temporada estival promete que la guerra por captar clientes bajo el lema del “todo vale” sea aún más encarnizada.

¿Es este el turismo que queremos?, escucho a propios y extraños cuando saco el tema a colación. A mí, personalmente, me parece patético y vomitivo, para echarse a llorar, especialmente por parte de esa casta de empresarios a los que no importa ni el qué, ni el quién ni el cómo con tal de llenarse la cartera. Me parece bien estrechar los controles para asegurar que no se cometen abusos, sobre todo sobre las mujeres, a las que usa como reclamo y carnaza para tan lamentable forma de negocio; pero creo que no soy partidaria de la prohibición. Más que nada porque me da cierta urticaria esto de las prohibiciones, que no conducen a nada sin educación y concienciación.

Pero vamos, que visto lo visto, otro año que tiro para Cádiz.

Mamading, el último juego sexual entre los turistas en Mallorca

Una botella de cava barato. Ese es el premio por el que una chica realizó un total de 23 felaciones en dos minutos y medio. Tenía que darse prisa porque la que hiciera más en menos tiempo sería la ganadora. Tan singular competición puede verse desde hace unos días en una grabación que corre como la pólvora entre los móviles de Mallorca, según informaba este miércoles La Vanguardia. Parece ser que es la última moda entre los turistas ingleses de la zona de Magaluf, en uno de cuyos bares habría sido grabado el vídeo.

mamading

captura del vídeo

El concurso, que ha causado mucha polémica entre los vecinos, ya tiene nombre: mamading. Su éxito es tal que se está extendiendo por los locales de la zona, llegando incluso a publicitarse en la calle. En realidad se trata de una nueva modalidad de algo que ya viene siendo costumbre entre muchos de los jóvenes británicos y alemanes que vienen a veranear a España: fiestas alocadas donde la combinación alcohol y sexo es lo habitual. Solo hay que darse una vuelta por Salou (Tarragona) en verano para darse cuenta de ello.

No son los únicos. Me cuenta un amigo colombiano que en su tierra, Medellín, se ha puesto de moda en las discotecas un juego sexual llamado “el carrusel” o “la ruleta”. Y no se lo inventa, porque lo he buscado y lo he encontrado en varios medios. Consiste básicamente en ponerse hasta arriba de alcohol y luego formar un círculo donde las chicas bailan y los chicos, al azar, las van penetrando rápidamente desde atrás al ritmo de la música. El primero que eyacula pierde y es eliminado. Al final, como en Los Inmortales, solo puede quedar uno y el que más aguanta es el que gana.

A mí, que no pasé del “conejo de la suerte” o del “verdad, beso o atrevimiento”, se me han puesto los pelos como escarpias. Y no me tengo por una mojigata, pero una cosa es la revolución hormonal propia de la edad, con sus desafíos, descubrimientos y sensaciones al límite incluidas, y otra cosa es esto. Nada nada, me voy a hacer top-less a Menorca y me doy con un canto en los dientes.