Quienes tuvimos educación sexual, aprendimos rápido las tres letras que más nos iban a marcar la vida íntima desde aquel momento: una «E», una «T» y una «S», las siglas de Enfermedades de Transmisión Sexual.
PEXELS
(¿Cómo que aún no me sigues en Instagram? Pues venga…)
Daba igual qué quisiéramos poner en práctica en la cama.
Casi todas, parecían focos de contagio de enfermedades que, no sabíamos muy bien qué eran, pero sonaban terribles: gonorrea, clamidia, virus del papiloma humano, herpes…
Años más tarde, tanto en la comunidad médica como entre expertas en sexología, empezaron a usar cambiar «enfermedades» por «infecciones».
Es decir, en vez de ETS, ahora tenemos que hablar de infecciones de transmisión sexual. Pero, ¿a qué viene este cambio?
Por un lado, el objetivo de este cambio era alejarse del estigma que arrastra haberse contagiado.
Gracias a los tratamientos médicos, se puede vivir con las enfermedades y llevar una vida sexual normal.
También hablamos de ITS porque también se contempla a las personas que quedan infectadas, pero no muestran síntomas, que serían las que tienen la infección pero no la enfermedad, como Ellie en The Last of Us.
Al no tener síntomas, una infección es más difícil de diagnosticar, lo que hace que esa persona sea un foco de contagio y a su vez pueda hacer que otras personas se infecten (e incluso algunas terminen desarrollando la enfermedad).
Un ejemplo de esto es el herpes genital que, en cuanto desaparece el brote, no hay manera visible de saber si esa persona se ha contagiado.
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Ahora que ya está clara la diferenciación entre infecciones y enfermedades, la conclusión es que el objetivo es cuidar siempre nuestra salud sexual, sin dejarla en manos de que alguien nos diga que «es muy limpio» o que confiemos en su palabra, que no tiene nada.
Sin unas pruebas médicas recientes, no vamos a tener la garantía del estado de la otra persona (y hay que recordar que esto tampoco es 100% fiable porque hay enfermedades que tardan meses en ‘dar la cara’).
Por esa razón, solo usar métodos de protección en el sexo puede garantizarnos la seguridad de cuidar nuestra salud.
Y sí, eso incluye todo lo que implique no solo contacto entre fluidos como el semen o el flujo vaginal, sino también la saliva.
Por lo que el preservativo y las barreras orales de látex serían los dos sistemas que garantizarían que, independientemente de lo que hagamos (penetración vaginal, sexo anal, cunnilingus…), no haya riesgo de contagio.
Mara Mariño
Qué … rabia da (bueno, un poco porque ya se conoce de lo que van…) que cueste tanto sacar del armario a la pluralidad sexual humana y normalizar todas las relaciones donde fluya el amor fuera de los cauces tradicionalmente aceptados por una cultura pacata, represora, y salgan con el «eso es normal, ya eso existía desde siempre»…
Después de insultar, de vejar, de señalar a gentes que pensaban diferente, que sentían diferente, ahora parece que con esas palabritas se suben al carro como si nada hubiera pasado. Debe ser que su «cultura» de pensamiento y sus verdades y dignidades estaban atrapadas en el miedo y el señalamiento también.
A ver si sucede lo mismo con los naturistas, la gente más ecológica en cuanto a prenda de vestir en las playas, que naturismo ha existido desde siempre… y se dejan de emborronar el pezón y otras partes del cuerpo en base ala misma mordaza intelectual de siempre….
Decían que internet, que las redes, suponían un peligro para la Humanidad… Pues tal vez aparezca sobre este planeta una Humanidad jamás vista sobre él, sin ese candado de moral herrumbre con llave hipócrita y falsa, pintada falsamente de verdad dorada e impoluta que habría la puerta a un mundo «libre» pero repleto de censura, envidia, ponzoña y malicia. Y lo llamaban virtud y dignidad…
Algún día llegará a abrirse paso la luz de la verdad del Sol de nuestra especie, aceptada amablemente como es, en todas sus plurales facetas, y se deje atrás, para siempre, el monolito perturbado de la mente absurda, bruta e intransigente.
14 marzo 2023 | 16:24
Yo no te sigo en instagram porque te censuraron y donde censuran yo no voy.
14 marzo 2023 | 23:11
La sexualidad se va normalizando, demasiado lento el proceso a lo que cabría esperar de una especie inteligente, pero ahí va, a trompicones.
¿Se acordara la gente de Sabrina y su boys boys boys, y también su teta a salir y medio salir, provocando tanto pavor y alegría entre las gentes recién salidas de dctaduras (las morales también lo son, aparte de las políticas)?
Pues hoy en día eso se va superando y amanecen estilismos que potencian la belleza natural del cuerpo humano (femenino en este caso) alejada la masa de esos tumuttuosos griteríos ante lo que antes entendía como escándalo.
Es como todo: lo racional cuesta acetarlo cuando la mente anda más a favor de lo visceral y cavernario.
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15 marzo 2023 | 11:37