Afortunadamente, los tiempos han cambiado, pero aún me encuentro por ahí algún que otro/a troglodita que cree que el porno es cosa de guarros, insatisfechos o pajilleros solitarios que no se comen una rosca. Nada más lejos de la realidad. Y no es que lo diga yo, es lo que se desprende de una investigación publicada hace unos meses en The Journal of Sexual Medicine. De las 4.600 personas consultadas, el 88% de varones y el 45% de mujeres declararon haber visto material pornográfico en los últimos 12 meses.
Un estudio más reciente, realizado hace solo unos días por la consultora francesa IFOP, elevaba esos porcentajes al 90% y al 60%, respectivamente, y concluía que, al contrario de lo que algunos creen, aquellos que acostumbran a ver pornografía suelen tener mayor cantidad de relaciones sexuales.
Películas, revistas, Internet… No importa cuál sea el soporte, el caso es que mirar material de alto voltaje despierta los apetitos e incentiva la pasión. ¿Pero qué fue antes, el huevo o la gallina? ¿Follan más los que ven porno porque les despierta el deseo, o precisamente porque son más activos en ese terreno buscan disfrutar de contenidos eróticos?
De los 1023 participantes en la encuesta de IFOP, el 68% aseguró que su pareja estaba al tanto de su consumo de porno. De ellos, al menos el 36% dijo llevar más de un año de relación, y todos afirmaron que tienen más sexo gracias a este material. Haciendo un rápido repaso mental a mi lista de amigos, coincide que las parejas que admiten abiertamente que ven y disfrutan del porno, ya sea juntos o por separado, son las que tienen una vida sexual más activa. Al menos si nos fiamos de lo que nos cuentan.
Sea como fuere, si alguien tiene al mozo o a la moza con dolor de cabeza recurrente y está pasando un poquito de hambre, ya sabe… Nada como sustituir el telefilme de después de comer el fin de semana por algún bonito documental de estos acurrucados en el sofá.